the survival kit. {novela colectiva}

Maxime Rottmayer.

«Gracias, Señor Dios Santísimo Jesucristo porque hoy es el último día de clases» pensó Maxime dando gracias a Dios porque por fin el año había terminado y era verano y aún mejor, ¡vacaciones! Ya no más profesores idiotas ni deberes estúpidos e ilógicos, el verano sería suyo, de los adolescentes.

Se sentó junto a Mackenzie, una de sus mejores amigas quien era una chica preciosa. Tenía el cabello entre castaño y pelirrojo, sus ojos eran verdosos llenos de motas cafés, su tez era clara y estaba llena de pecas por toda la cara. Maxie siempre había querido parecerse a ella pero no era fea ni mucho menos, era muy guapa. Tenía el cabello castaño con mechones rubios y muy largo, su nariz era larga y respingada, sus ojos avellana, tenía la tez clara y un poco bronceada; jamás había sido muy alta, pero no era del todo enana.

—Hey, Maxie, ¿qué harás este verano? —preguntó Mack mirando a su amiga con interés.
—No lo sé, iré a Miami con mi familia, aunque estaba pensando en invitar a alguien porque mis primas tienen novio y no puedo ir como imbécil sola. Necesito un novio.
—¿Qué tal Zack?
—¿Isaac Montgomery? —preguntó Maxie con cierta impresión, Zack y ella no se toleraban, se odiaban desde pequeños, jamás habían congeniado para nada—. Por supuesto que no, ni siquiera lo pienses, me odia, lo odio, así funciona y así funcionará siempre.
—Lo que digas, Maxie, pero del odio al amor sólo hay un paso.
—Esa frase no es más que una vil mentira para los adolescentes, ¡já! Isaac y yo, jamás pasará.

Mack rió por dentro, por supuesto que iba a pasar y pronto. La noche siguiente de hecho, Maxie se enamoraría de Zack pasara lo que pasara aunque Mack tenía una ligera sospecha de que ya estaba enamorada de él. No puedes odiar a alguien con tanta intensidad, además ambos pasaban bastante tiempo juntos porque estaban en el mismo grupo de amigos.

—Por cierto, Maxie, mañana iremos a un campamento, ¿vienes?
—Por supuesto, tendré un pretexto para no pasar tiempo con mi familia.

Mack sonrió. Todo iba conforme al plan, ella convencería a las chicas y Aaron a los chicos, todo saldría completamente perfecto porque había química entre ellos. Se habían encargado de escogerles una pareja muy minuciosamente, tenía que ser alguien con quien encajaran. Y para Maxie no había nada mejor que Zack, ambos eran arrogantes y orgullosos así que les costaría más que a los demás entender que se quieren, pero con el tiempo lo aceptarían. Son tan diferentes pero tan iguales a la vez.

La clase comenzó y como era de esperarse terminaron por sacar a Maxie del aula porque no dejaba de charlar con Mack y reírse. El profesor era bastante desesperado con la disciplina, le gustaba que todos sus alumnos fueran como estatuas. Pero tratándose de Maxie era imposible, era bastante inquieta, eso lo tenían muy claro absolutamente todos. Pero al profesor eso le molestaba y aunque fuera el último día de clases la sacó, interrumpía constantemente y hacía reír a los demás.


Cuando —para suerte de Maxime— terminaron las clases todos salieron corriendo del instituto, fue algo muy al estilo Vaselina, pero sin música, sólo gritos de alegría y personas corriendo. Todos irían de vacaciones, algunos con amigos, otros con sus respectivas novias, otros con su familia; pero en el caso de Aaron y Mackenzie no sería así, esposarían a sus amigos y harían que se enamoraran, seguramente sería un verano escandaloso.

Maxie fue a casa donde su familia la esperaba, la comida ya estaba lista. Para la pésima suerte de la castaña su familia era vegetariana y ella amaba la carne, amaba comerla, costillitas, carne asada, todo aquello le parecía completamente delicioso. Además de increíblemente prohibido. Quería pedirse una pizza o algo así, lo que menos quería en ese momento era un ensalada, odiaba los vegetales.

—¿Puedo pedir una pizza? —preguntó Maxie esperando que le dijeran que sí, sólo por aquella vez.
—Maxime, saliste con muy malas notas, me temo que no mereces aquél premio —respondió su madre con su clásico tono autoritario haciéndola bufar.
—Bien. Por cierto, mañana iré a un campamento con Mackenzie y mis amigos.
—Perfecto, hija, pero quiero que llegues a tiempo para las vacaciones familiares. Te portas bien, nada de relaciones sexuales.
—¡Mamá! —le chillo en cuando le insinuó que tuviera sexo con algún amigo, eso no pasaría.
—Lo siento, hija, cuídate.


—¿Listo para el plan? —preguntó Mack a su novio de cabello azabache y ojos claros, todo saldría bien.
—Sí, ¿estás segura de que funcionará?
—¡Por supuesto que sí! Ellos se aman, sólo debemos darles un empujón, bien, tu esposarás al lado izquierdo y yo al lado derecho. Después de eso tendremos que alejarlos de el campamento y darles lo necesario.

Aaron asintió y se acercó a sus amigos que dormían tranquilamente. Se sintió extraño al hacer eso, enviaría a sus mejores amigos con su peor enemigo a convivir, sería algo loco. Pero Mack solía tener la razón, además él veía cómo se miraban, sí había algo entre ellos.

Cuando Mack llegó junto a Maxie se preguntó lo que pensaría su amiga al despertar y verse junto a Zack, seguramente la odiaría, pero dudaba que durara mucho, después de que se enamorara la amaría por siempre. Le colocó la esposa en la mano derecha y después la jaló con cuidado para no despertarla y ponérsela a Zack. Listo, ahora debía darles el kit de supervivencia.

Cuando consiguieron dejarlos lejos del campamento regresaron sonrientes, la pareja creía que había sido su mejor idea, dejar a todos con su peor enemigo, era algo increíble, simplemente no había mejor idea que esa. No podían lograr imaginar la cara de sorpresa de sus amigos al verlos esposados con su mejor amigo, rieron al pensarlo.


Maxie despertó temprano y se sorprendió al ver que el sol le calaba en los ojos. «Genial, una broma», pensó, aunque no era broma del todo, era una especie de proyecto cruel. Pero se alteró en cuanto vio a Zack dormido junto a ella. Intentó alejarse pero tenía la mano esposada a la de su enemigo. Mierda, mierda, mierda. ¿Cómo demonios iba a escapar?