Las doce rosas rojas | novela colectiva.

Capítulo 008

   Todo era borroso y el dolor era insoportable, casi ni podía moverme y las lágrimas rodaban por mis mejillas, sólo mis sollozos se escuchaban, retumbando entre los muros fríos y poco acogedores de "mi hogar", sí es que a esto se le puede llamar "hogar" ¡Vaya porquería de vida! Escuché la puerta de la casa abrirse y cerrarse con un estrépito, y supe que él ya se había ido y muy a pesar de mi temor, del temor que él producia en mi, me levante de donde estaba hecha ovillo y me fui a mi baño.

  Salí de la ducha y me fui hasta mi habitación, me paré justo en frente de mi espejo de cuerpo completo y dejé que la toalla cayera por mi cuerpo hasta el suelo, inspeccionando los daños sufridos. Entonces sentí mi pecho apretarse y las enormes ganas de querer saltar de un puente y desaparecer. Los recuerdos de hacía unos minutos me atormentaron...

... "^___ ¡Eres una perra! ¡Una maldita perra! Al igual que tu madre que se fue, ¡Se fue! No te quiso y nunca lo hará, no eres más que porquería, porquería que me ha cagado la puta vida desde un principio. ¡¿Quién mierda dijo que yo quería una hija?! ¡Una estúpida mocosa a la cual cuidar! ¡Eres basura! ^___ siseó él con voz ebria, otra vez. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces había llegado así a casa, lo que es más desde hace mucho que había parado de contarlas, no valía la pena, sinceramente no lo hacía. Sentí como las lágrimas quemaban mis ojos, pero me prohibí llorar, no lo haría por lo menos no frente a él, había escuchado tanta veces sus insultos, y podía soportarlos, pero no permitia que se metiera con mamá, por más que ella me hubiese dejado.^___ Entonces... ¿La pequeña zorra quiere ir a un baile hoy? ^___ preguntó de manera socarrona y su fétido aliento a alcohol chocó contra mi rostro, mareandome; él hombre que se hacía llamar como "mi padre", sonrió mordazmente. ^____ Dime... ¿Quién te cogerá esta vez? ¿A quién le abrirás las piernas hoy? ah, pequeña zorra. ^___ su rissilla burlona pudo con mi autocontrol y cometí el peor error de todos. En menos de lo que me di cuenta mi mano se estampo contra su mejilla, y sus ojos brillaron con furía y cínismo.

Emprendí carrera arriba tratando de llegar a mi habitación antes de que fuera muy tarde pero, a pesar de estar ebri, él logró alcanzarme y me dio agarre por el cabello. Uno, dos, tres, cuatro golpes y contando.... ¿Cuántos más podría aguantar esta vez? Esta vez las lágrimas ya corría y no podía soportar el dolor que producia... Cinco, seis, siete y ocho, el télefono de la casa sonó y el paró. Después de eso se fue, y yo me quedé ahí. Hecha ovillo"...

   Inspiré profundamente y corri escaleras abajo, abrí el mini bar que había en la cocina y me servi un vaso de whiskey seco, lo empujé por mi garganta y volví a mi habitación, no era la mejor solución pero...

   Ya estaba, ya estaba casi lista, por fin había podido tapar cada marca, cada golpe; en definitiva, el maquillaje era el mejor amigo que una chica en mi situación podia tener. Corrí hacia mi closet pues se me hacía tarde, y saqué de él el precioso vestido rojo que compré a escondidas de mi "padre"

   El vestido era simplemente precioso, de un rojo intenso, en su mayoría, salvo por las mangas y hombros que era en encaje negro, la espalda la dejaba completamente descubierta, y la falda era ajustada al cuerpo hasta un poco más de una mano, arriba de la rodilla, con un cinto negro que entallanba la cintura. Montada sobre unos preciosos tacones negros, mi cabello castaño y risado semi recogido, y maquillada solamente con rimel, delineador líquido, y pintalabio rojo carmesí, tomé mi máscara negra con preciosos detalles dorados en espirales, que ocupaba más de medio rostro. Salí en el momento en el que escuché el claxon de la limuscina. ¡Aquí vamos!   


    1, 2, 3, 4, 5... ¡Kylie, no te arrepientas! chilló mi mente, inspirando profundamente entre al gran gimnasio adornado de manera espantosamente cursi, como era costumbre; las manos me sudaban, las piernas me temblaban, mi corazón estaba acelerado y me costaba mantener la concentración, sentía que en cualquier momento colapsaría y no haría más que salir corriendo y huir. Huir muy lejos, a un lugar donde no tuviese que volver a verlo. En un intento por tranquilizarme antes de hallarlo, caminé hacia la mesa donde se encontraba el ponche y me serví un poco, tenia la garganta seca, y el líquido, obviamente adulterado me quemo cuando lo tragué, hice una mueca y volví a mirar el contenido del vaso, antes de darle un vistazo a todo el lugar, y medio de mi vagabundeo lo vi. Él estaba tan perfecto como acostumbraba, parado a uno pocos metros demí, había estado hablando con un chico pero llegó una rosa y lo alejo de su lado, dejandolo solo. Lo vi hecar un vistazo a todo el lugar, como si buscase a algo, miró su reloj de muñeca, y lo vi hacer una mueca. ¿Me estará buscando? la pregunta retumbó en mi cabeza y cuando volví a entornar mis ojos hacía donde se encontraba él ya no estaba. Mire rápidamente por todo el lugar, ansiosa por encontrarlo de nuevo y poder observarlo nuevamente pero no lo vi. Suspiré rendida, Quizas se fue, se cansó de que trataras de obtener el suficiente valor. ¡Bien hecho Kylie, esta era tu oportunidad y la desperdiciaste! Quise llorar, salir corriendo y poner en práctica mi plan A.

    Di otro sorbo a mi bebida, y me gire sobre mis talones dispuesta a irme cuando choqué con alguien, aventandole por accidente el contenido de mi vaso, lo solté y di dos pasos hacia atrás completamente avergonzada. ¡Genial, maravilloso, estupendo! recriminó mi yo interior.

^___ Lo siento, lo siento mucho. No te vi. ^___ dije apenada, y tratando de arreglarlo con una servilleta de papel, obviamente no lo estaba haciendo bien, pues la mancha solo empeoró.

^___ No te preocupes, aunque creo que lo estas empeorando. ^___ rió y entonces me quedé de piedra, esa voz, esa risilla burlona y el escalofrío que me recorrió al escucharla, eso solo lo podía causar una persona, casi como un rayo alcé mis ojos hacía aquel chico a cual le había arruinado el traje y casi me voy de espalda al encontrarme con Drew frente a frente. Mis ojos se abrieron más de lo científicamente posible, mi boca se abrió en una enorme "O" y mis piernas temblaron, él me miro y sonrió. ¡Mierda, mierda, todo esto es una mierda! ¡Excelente Ky, eres lo máximo, tu primer encuentro con él y le tiras encima tu bebida! ¡Genio! Otravez esa irritante voz en mi cabeza me atormentaba.

^___ Oye... ¿Estás bien? ^___ preguntó él y yo reaccioné, agité mi cabeza y me sonrojé como no era humanamente posible pues me di cuenta de que me lo había quedado viendo como una idiota, pero es que él era... ¡Él! Su cabello castaño claro, lacio, sus ojos bellos, azules, su sonrisa simpática, todo él era... ¡No tenía ni tengo palabras para explicarlo! ¡Diablos, estamos jodidas, ya suena como una estúpida enamorada, otra vez!  esa voz empezaba a fastidiarme en serio, eso era algo en lo que no quería pensar, y que tampoco era cierto, él sólo... me gustaba, sí, solo eso. Él chico pasó una mano frente a mi cara, volví a sonrojarme.

^___ Oh, lo siento, en verdad lo lamento mucho. Yo.. qué pena contigo, en serio, ¡qué torpe he sido! ^___ recriminé en voz alta, mirandolo a los ojos, él sonrió divertido y se encogió de hombros.

^___ No te preocupes, no ha sido nada. Además, aquí entre nos: ya era hora de que a este traje le pasara algo. ^___ susurró en mi oído volviendome una gelatina ambulante que no pudo hacer otra cosa más que sonreír como idiota descerebrada. Kylie... ¿La rosa? la estúpida voz de mi cabeza me hizo reaccionar, y mire a mi mis manos, al suelo, a la mesa, ¿Dónde carajos estaba la rosa? ^___ ¿Sucede algo? ^___ pregunó e´l viendome con ligera preocupación, etrllé mi mano contra mi frente con frustración.

^___  ¡Aghhh... sucede todo! ^___ chillé frustrada, y él me miró con confusión, fruncí mis labios y sentí mis lágrimas cumulandose en mis ojos, estaba frustrada, lo había arruinado todo. ^___ Se suponía que esta noche sería genial, estupenda, podría decirle al chico que me gusta que me gusta. Me puse un vestido, algo que jamás haría, ¡nunca!,  los tacones me estan matando, la máscara da picazón, perdí mi rosa, le tire mi bebida a mi chico y ahora estoy farfullando y chillando como una estúpida, quejandome de toda esta mierda ¡en frente tuyo! ^___ la desesperación pudo conmigo, un par de lágrimas cayeron por mis mejilla enrojecidas por la rabía, y entonces le di la espalda, jamás me había gustado que viesen llorar; ahogué un sollozo, antes de girarme a verlo de nuevo, limpié mis lágrimas. Él seguía sorprendido, procesando todo lo que le acaba de decir, fruncí mis labios, sintiendome como una idiota.

^___ Lo siento, lamento que esto no haya sido lo que esperabas. ^___ murmuré mirandolo a los ojos, antes de darme media vuelta y salir corriendo. Los escuché llamarme pero no me giré, tampoco tenía intención de hacerlo me sentia demasiado avergonzada y humillada por mi pequeño ataque de nervios frente a él como para hacerlo.
   
   No sé exactamente cuanto tiempo había estado sentada en aquella banca del parque, solo sabía que había empezado a llover y estaba empapada de pies a cabeza, aún llevaba el antifás, pero ya me había quitado los tacones, y mientras miraba al cielo recordaba su sonrisa y su manera tan ligera de tomarse las malas situaciones, ojalá yo pudiera hacer lo mismo. Amaba la lluvia, sin embargo odiaba las tormentas, bajo la lluvia las personas no podían notar si lo que corrian por tu rostro eran lágrimas o simplemente gotas de lluvia. Estaba tan perdida en mis pensamientos, tan absorta de todo y de todos, hundiendome en mis pensamientos que no me di cuenta de su presencia hasta que habló.

^___ ¿Estás bien? ^___ preguntó, di un respingo y me giré como un resorte a verlo, aun empapado por la lluvia se veia condenadamente sexy, ¿Qué mierda hacía ahí? ^___ Lo siento, no quise asustarte. ¿Estuviste llorando? ^___ sus ojos azules me miraron con preocupación.

¡Ah, Dios! Matenme ahora por favor, o él lo hara con su dulzura.

^___ No, ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estas en el baile? ^___ inquirí con una mueca, él era Drew Van Acker, la chicas le llovían como las gotas de agua que caían sobre nosotros en este momento. Él se encogió de hombros.

^___ La única razón por la que fui, fue porque tenía a una rosa para mí. Si ni rosa, ya no tenía ciencia quedarme ahí. ^___ comentó como si nada. "Mi rosa" sentí como mi corazón se aceleró con aquel insignificante gesto, sentí mis mejillas arder y baje mi rostro tratando de que no lo notara. Su mirada y su tono fue tan dulce.

^___ ¡Oh sí... Tú rosa, de seguro era una gran chica! ^___ bufé sarcástica, odiaba ser tan insegura pero es que... bueno no importa, no quiero hablar de eso. El tacto de su mano tibia contra mi rostro me causó miles de sensaciones al mismo tiempo, alzó mi mentón e hizo que lo mirara justo a los ojos; se acercó lentamente hacía mí y sentí que mi corazon explotaría, mire sus labios, sus preciosos y apetitosos labios rosados, y mordí el mío inconscientemente, él no iba a besarme ¿O sí? No, ckaro que... Me besó, ¿Me besó? ¡Me besó! ¡Mierda, me estaba besando! ¿Esto es cierto?

  Su roce era dulce, tranquilo, sin apuro, relajado, tal y como él era. Sus labios acariciaban los míos casi con mimo, y eran tan dulces, ¡tan dulces! Nos separamos por falta de oxígeno. Suspiré.

^___ Es preciosa, un poco torpe, pero muy hermosa y divertida. Es mí rosa. ^___ Morí, en definitiva tu ve que haber muerto para que esto estuviese pasando. Drew era tan... tan... ¡Dios ni palabras tenía en ese momento! él era simplemente él, y lo adoraba por eso. Sonreí como estúpida. ^___ Me encantaría saber tu nombre, saber quien eres. ^___ suspiró y juntó nuetras frentes. ^___ Quisiera poder ver tu rostro completo y poder, mañana llevarte a comer o a ver una película. ^___ Esto era un sueño, un jodido sueño, nada podía ser mejor. No, nada podía superar esto, todo era tan... La campana anunciando la media noche sonó. ¡Mierda, hora de irse! Lo miré, lo mire con cariño, y acaricié su mejilla.

^___ A mí también me encantaría, pero... Ya me tengo que ir. ^___ susurré y con todo el acopio de mi fuerza volví a besar sus labios. ^___ Quizás nos veamos después Drew... nada me gustaría más. ^___  murmuré contra sus labios, entonces muy encontra de todos mis deseos me levante y salí corriendo a mi casa, pesando que esto jamás volvería a repetirse. No...Si se enterara de quien eres seguro se alejaría. Todos lo hacen.

Con ese pensamiento me fui a dormir. Y con sus sonrisa y sus besos logré soñar. 

Touch Me:

 

Capítulo 009

La caja cayó sobre mi cama y se abrió. Mi madre me miraba emocionada, intente responder con una sonrisa pero no tenía el mismo entusiasmo que ella. Un perfecto vestido rojo brillaba antes mis ojos. Lo tomé esperando una que me dé una razón para asistir, pero seguía con la misma idea de que los bailes no eran para mí. Se suponía que el baile de las doce rojas rojas es el acontecimiento más emocionante de tu adolescencia, se suponía, porque a mí no me causaba ninguna alegría tener que bailar con un chico que solo estará interesado en mi por ser una rosa roja.

— ¿Que dices pequeña?—mi madre tenía una mirada peculiar en sus ojos y no quería decepcionarla.
— Es aceptable.
— Corre a ponértelo. — señaló el baño y corrí en esa dirección.

Dejé el vestido colgado sobre la puerta, abrí el grifo de la ducha y me metí a bañar. Este día tenía que ser especial y debía sentirme privilegiada por estar en un cortejo de doce chicas. No por mí, sino por mi madre quien trabajo demasiado para sacarnos adelante luego de que mi padre nos abandonara y por mi hermano que seguramente me sonríe desde el cielo. Salí de la ducha y me coloque el vestido, no me mire al espejo porque quería que mi madre me echara la primera vista. Tomé un último respiro y salí del baño.

Ella me esperaba llena de elementos de belleza con los cuales me estaría atormentando la siguiente hora. Me recibió con un orgulloso "Estas preciosa hija mía, nunca pensé que volvería a verte con un vestido". La abracé y le sonreí, era hora de verme a mí misma en ese infierno rojo apretado. No me sentía muy cómoda pero haría lo posible para no defraudar a nadie. Me acerqué al espejo y me sorprendí de mi misma, no me veía mal, estaba... linda. Solo la sensación de por primera vez en mi vida sentirme bella y conforme conmigo misma lograba sacarme una sonrisa, y eso es demasiado si hablas de mi.

El vestido consistía en un corsé sencillo y apretado en forma de corazón que dejaba mi espalda y hombros desnudos. Luego una tela transparente acompañada por otra de satén caía hasta mi rodilla. Era un vestido muy lindo, aunque un poco incomodo ya que no era mi costumbre usar algo que llevara falda. Me faltaban zapatos y un buen maquillaje. Pero eso pronto se arreglaría, las manos de mi madre ya estaban a la obra.


Me miré por última vez en el espejo, los retoques que había hecho mi madre quedaban excelentes. De afuera se escuchó como un auto se detenía y sonaba una bocina. Mi madre me miró alarmada, todavía no me había puesto el antifaz. Ella corrió escaleras arriba y bajo con algo negro en la mano. Se colocó a mis espaldas y me coloco el antifaz. No logré poder verme al espejo hasta que me termino de anudar los lazos detrás de mi cabeza. Era perfecto, era negro decorado con plumas rojas y algunos brillos que quedaban bien con el vestido. Tenía que llorar, no de dolor, de emoción. Nunca me había sentido tan bien.

Abracé a mi madre y me despedí de ella. Abrí la puerta para salir y la gran limusina se encontraba allí esperándome. Me sentía como una estrella de Hollywood o quizá una afortunada actriz haciendo el protagónico de una película. Corrí hasta la puerta y un hombre la abrió justo antes de que llegara a hacerlo yo. Le agradecí y entré. Allí habían muchas chicas con vestidos como el mío y todas estaban nerviosas por lo que podía notar. Esperaba que no me reconocieran, pero esperaba reconocer a alguna de ellas. Aunque no lo lograba.

Esta noche debía ser mi oportunidad para comportarme bien, ser la chica buena que nunca fui. Eso jugaría a mi favor ya que le haría un trabajo complicado a Harry para reconocerme. Mi comportamiento de rebelde es muy conocido en la preparatoria y supongo que mi chico está enterado. Entonces creo que sería muy notorio que llegue a la fiesta y llame la atención con alguna de mis bromas, el noventa por ciento del alumnado se daría cuenta de que una de las doce rosas rojas era Celeste Ryder y LLEVABA UN VESTIDO. Eso no sería bueno, así que debía comportarme como cualquiera de las chicas buenas que estaban cumpliendo su sueño en esta limusina.


Era ya la cuarta canción que pasaban, ninguna era de mi agrado. Bailaba con chicos que ni siquiera conocía. Todos preguntaban si yo era su rosa, todos se regresaban a su lugar con un amable no de mi parte y yo reía por dentro al ver su desilusión. Todavía no había visto a Harry. Debía bailar con él, tenía que hacerlo, era mi noche para expresarle el amor que le llevo guardado hace tiempo pero por motivos de que él nunca se interesaría en mi no lo hice.

Una nueva canción había empezado a sonar I'll be over you, una hermosa balada de los ochenta. No era de mis favoritas pero era la primera canción en la fiesta que me agradaba. Un nuevo extraño se acerco a bailar y acepte solo para entretenerme mientras buscaba a Harry. Mientras bailaba con el nuevo extraño algo llamo mi atención. Luke Hemmings bailaba con una rosa roja, esto era material para bromearle todo un año, el pequeño Luke bailando seria el nuevo tema de conversación recién salga de este baile. Era una escena bastante cómica, si solo pudiese saber el nombre de la rosa roja, lo haría sufrir.

Dejé de pensar en Luke al momento en que mis ojos se cruzaron con los de Harry, tenía que deshacerme del chico con el que estaba bailando. De forma sutil y sin llamar la atención comencé a despegarme de él estableciendo cada vez mas distancia hasta que solté al chico completamente. Comencé a caminar hacia el ruloso y los nervios comenzaron a aparecer. ¿Qué le diría? ¿Como le hablaría sin parecer una estúpida? No sabía las respuestas pero esperaba que todo se solucione al momento, que todo se dejase fluir.

Me tomaron bruscamente del brazo y me hicieron perder de vista a Harry. Me encontré con un chico más grande que yo, podría romperme el hombro con solo seguir apretándome. Estaba segura de que estaba en algún equipo de lucha o algo así. El chico me arrastraba, intentaba moverme al compás de la música pero era imposible. Estaba siendo forzada a bailar con él y no lo quería. Mi paciencia de niña buena se acababa y tendría que hacer algo. Intenté escapar pero me apretó el hombro con más fuerza. Lo que más me extrañaba era que nadie lo notaba.

— De aquí no te vas tan fácilmente. —hizo una sonrisa macabra. ¿Qué clase de psicótico era?
—Lo lamento pero yo no soy tu rosa roja.
— Lo serás. —ya me estaba cansando con sus órdenes. Me salí de mi papel de princesa y le di un rodillazo en las partes blandas.
— Te he dicho que no lo soy. —susurré a su oído mientras su cuerpo se retorcía. Un ataque infalible en un hombre.

Me solté de su agarre y me elevé por sobre todos para volver a encontrar a Harry. Allí estaba, sentado, con su móvil entre sus manos. Corrí hacia él y sin decirle nada lo tomé de la mano y lo arrastré a la pista de baile. Lucía hermoso pero estaba confundido. Un rosa roja lo arrastró violentamente hacia la pista y todavía no decía ni una palabra. Debía corregir esa situación antes de que él huya corriendo.

— Perdón, no estoy en mis mejores noches. —le confesé avergonzada.
— Ni que lo digas. —dijo mirándome con sus hermosos ojos, algo había en ello que me hacía olvidar hasta mi propio nombre.
— Mira, volvamos a empezar. —Tomé un respiro — Yo soy tu rosa roja. — le tendí mi mano con la rosa. Espere unos momentos a que la aceptara, él se arrodilló, besó mi mano y tomo la rosa.
— Encantado —me sonrió y se paró.

Era un momento raro. No sabía si gritar, saltar, besarlo o desmayarme. Me acababa de besar la mano, era el gesto más caballeroso –luego de que me abriesen la puerta de la limosina- que me habían hecho en mi vida. Debo admitirlo, me sonrojé. No quería que me viera sonrojada así que voltee cubriéndome la cara. Tenía vergüenza, no quería que me viera tan indefensa. Pensé en correr hasta el baño para calmarme pero no lo dejaría parado solo y sin explicaciones.

Sus manos cubrieron las mías y las aparto de mi rostro, luego me dio una vuelta, tomó mi cintura y comenzó a bailar. ¿Dónde había aprendido a bailar así? Era perfecto, sin duda. No sabía cómo reaccionar, fui a lo seguro y seguí bailando. Coloqué mis manos en sus hombros y seguí la balada que sonaba en ese momento. Esta pieza de baile no me agradaba, no era memorable. Mi cara expresaba disgusto por la canción, esperaba que él no lo notase.

— ¿Sabes? Cuando toque tu rostro pensé en quitarte el antifaz, pero le quitaría la magia a esta noche. —confesó.
— Gracias por no hacerlo. Si en algún momento llega a ocurrir eso yo me borraría de esta fiesta en dos segundos. — le sonreí. Era la verdad.
— No quiero que eso pase. —me devolvió la sonrisa. —Creo que esto es raro pero me estas enamorando.
— Cuando sepas quien soy realmente, olvidaras todos esos sentimientos. —mi alegría se desvaneció pensando que si Harry supiese que Celeste Ryder se hallaba tras esa máscara me odiaría por completo.
— No lo creo. —ojala fuesen verdaderas sus palabras. —Pero no pensemos en esas cosas.
-—Tienes razón.

Quedamos un tiempo en silencio, aunque no debía pensar en el futuro, lo hacía. Y no era agradable. Se repetía en mi cabeza el odio que él sentiría por mí. Como sea, tenía que borrar los pensamientos de mi mente y disfrutar el momento. Sonreí e intente seguir con la conversación con lo que ya era obvio.

—Esta canción no me agrada.
— Verdaderamente es pésima, toda la música del baile fue pésima. Excepto…
— I'll be over you—lo interrumpí esperando que pensáramos en la misma.
—Exacto. —fue un momento perfecto. Teníamos los mismos gustos musicales. Él se quedo un rato pensando y me susurró al oído. -Espérame aquí.

Me abandonó, en medio de una canción y se fué. Estaba confundida, no tenía explicaciones. No sabía si irme a sentar o esperarlo como él me había dicho. No sabía si seguir bailando con alguien más o ser la única rosa roja sin pareja. Antes de que pudiera resolver el asunto mental Harry estaba conmigo otra vez. Y esta vez él me arrastró hacia el centro de la pista. Me sonrió de lado, se había dado cuenta de que estaba haciendo lo mismo que yo había hecho antes con él.

—Perdón por arrastrarte hasta aquí. —me dijo.
—Estamos a mano. —puse mis manos en sus hombros. — Ahora dime ¿A dónde te habías ido?
— Prepare una sorpresa, no solo para ti. Sino que nos gustara a ambos. —se acerco a mi oído. — ¿Quieres ver de qué se trata?
— Por supuesto.

Estaba emocionada, Harry hizo una seña a el que controlaba la música y él se la devolvió. La música se detuvo, todos dejamos de bailar y esperamos una nueva canción. Give Me Love de Ed Sheeran se empezó a escuchar, era una de mis canciones favoritas, mezclaba lo típico y suave de las antiguas baladas con lo moderno. Una canción épica para un momento épico. La noche se endulzaba al compás de la guitarra de Ed. Era especial, todas las parejas comenzaron a bailar y yo simplemente esperaba a que Harry diera la iniciativa.

—Y… ¿Quieres bailar? — me hizo una reverencia como si fuésemos de la nobleza. Él estaba nervioso, aunque habíamos estado bailando por treinta minutos antes ahora era especial, era mejor.
—Sabes que sí. —sonreí y tomo mis manos colocándolas en sus hombros, luego puso sus manos en mi cintura.

No hablábamos, simplemente disfrutábamos. Era una noche especial, no solo para nosotros sino que para todas las parejas, estos marcarían el comienzo de nuevas relaciones o quizá no. Solo había que dejarse llevar por la noche y disfrutar. Porque quizá este podía ser el único momento en que puedas decirle al chico que te gusta que lo amas.

— Me encantó. —musite mirando sus ojos, tenía que agradecerle por la sorpresa. Pero me miro extrañado.
— Eso no es todo. —alcé mis cejas. ¿Había más?

Ed Sheeran pronunció “No i just wanna hold ya” y Harry pego nuestros cuerpos. De un momento a otro tenía mi propio recital, él estaba cantando, corrección, él ME estaba cantando y era hermoso. Su voz recorría mis entrañas, me hacía sentir especial. Me hacía sentir suya, era extraño porque en ese momento me di cuenta que desde que toque su mano deje de fingir. La rebeldía había desaparecido y había una chica tierna dentro de mí que estaba bailando con el chico que siempre amó.

Cuando la canción terminó yo estaba emocionada, no me quería despegar de él. Me había hecho pasar una de las mejores noches de mi vida. Me había hecho sentir especial y única. Me había hecho ser una persona diferente a la que aparento. Al principio de la noche yo pensaba que todo el baile era una completa basura y ahora no tengo palabras para explicar lo maravilloso que me sentí.

—Gracias. —susurré a su oído.
— ¿Por qué?
— Por darme las mejores dos horas de mi vida. —me cayó una lagrima. ¿Estaba llorando? En serio, esta noche podía hacer milagros.
—Gracias a ti. —me dijo él.
— ¿Por qué? — yo no entendía la razón de su agradecimiento. Era él quien estaba cumpliendo mis sueños y sin embargo me agradecía.
— Verdaderamente me has hecho sentir genial en toda la noche, eso es para agradecerse. —Me sonrió— Oye, no llores.
— Tranquilo, es de felicidad.
—Quiero que esta noche dure para siempre. —me dijo él.
— Yo también.
— No sabes lo difícil que va a ser olvidar que te conocí mi bella dama. —ambos nos separamos. Creo que era hora de despedirse.
— Lo lamento mucho pero esta noche es para que me olvides, solo quédate con el recuerdo de un lindo baile. Realmente yo no soy para ti Styles, por mucho que quiera. Tú mereces a alguien que tenga un futuro. —volví a la realidad. No podía dejar que se quede ilusionado en encontrar mi identidad. Eso no debería pasar.
— Lo único que quiero en mi futuro es a mi rosa roja. — me contestó.

OU SHIT !!!: