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Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:16 pm

Capítulo 30


¡Es que no es posible! ¡Ni siquiera se giró a verme cuando coqueteaba descaradamente delante de ella con alguna de las otras del lugar!
Al parecer de verdad… de verdad ya no le importó ni en lo más mínimo.
Llegué a mi casa y me tiré exhausto en mi lindo sillón, había ido a la oficina de David y se me había hecho tarde allí. Tomé el control y prendí la tele.
—Conquístala, llevándole música a la puerta de su casa. Estamos completamente seguros de que caerá rendida a tus pies.
No puedo creer que la tele me acabara de decir eso. Era como… una sugerencia. Pero... ¿de dónde voy a sacar yo músicos a estas horas y un lunes?
Danielle se acercó a mí y se sentó a mi lado.
—¿Qué te pasa? —me preguntó.
—No te importa, ocultadora de información —le dije resentido.
—Si lo dices por _______, de verdad te digo que no sé qué le pasa. Te juro que hoy le pregunte, y me dijo que de verdad ya no quiere tener nada que ver contigo, y que si para hacer eso tendría que dejar de hablarte y mirarte, pues que estaba dispuesta a hacerlo.
—¿Me hablas enserio? —dije sin poder creerlo.
—Eso me dijo ella —aseguró.
—Tengo que irme —dije y me puse de pie —No me esperes despierta…
Corrí hasta el baño duché, me cambié y salí de mi casa lo más rápido que pude. Ya eran las 12 de la noche y si seguía perdiendo mi tiempo iba a llegar más tarde aún.
—¿Están listos? —les pregunté. Todos ellos asintieron. Había estado casi 2 horas buscando músicos y les había ofrecido el doble de lo que cobraban para que vinieran conmigo —Cuando escuchen un regaño, luego de eso… comienzan a tocar.
Todos volvieron a asentir. Los hice subir en el ascensor y nos bajamos en el piso 6.
Yo ya había encontrado la forma de entrar al edificio sin que nadie me abriera con la llave. Eso se llama ser un genio. Les hice un gesto para que se quedaran escondidos del lado de los ascensores, mientras yo iba hacia el loft. Me acomodé bien y respiré profundamente.
Mi plan de arrepentimiento y conquista comenzaba aquí. Toqué el timbre, y luego miré mi reloj. Maldije por lo bajo al darme cuenta de que ya eran las dos de la mañana. Pero ya estaba jugado, no iba a irme hasta que me atendiera…
Volví a tocar, ya que nadie contestaba. Volví a hacerlo dos veces más.
—¡Ya va, maldita sea! —la escuché gritar desde adentro.
Eso, para nada, pero para nada, es un buen comienzo. La puerta se abrió y su pequeña figura estaba metida dentro de un sexy camisón, le llegaba hasta por apenas arriba de las rodillas. Tenía el pelo todo desordenado y una cara de dormida terrible. Sus ojos se abrieron bien.
—¡Grítame, aviéntame con lo que quieras, golpéame, ódiame, pero ya no me ignores! Me estas acabando —le dije antes de que me pudiera decir algo.
—No puedo creerlo —habló ella —¡Son las dos de la mañana Jonas, estaba durmiendo! ¿No pudiste decirme esto mañana en la Universidad?
La música comenzó a sonar y ella frunció el ceño. Yo sonreí para mí mismo. Ella clavó sus ojos en mí.
—Te traje música —le hablé. Me miró frustrada.
—A veces de verdad me parece que te esfuerzas en ser intolerable, ¿Acaso lo quieres convertir en un deporte? —Me preguntó —Tengo vecinos…
—No lo hice con malas intenciones —me disculpé poniendo mi mejor cara de niño bueno.
Ella soltó un suspiro y me miró.
—Dile a los músicos que se vayan, y entra. Así terminamos enserio con esto —me dijo y entró a su departamento. Me di vuelta e hice mi mejor gesto de ‘victoria’ Fui hasta donde estaban los muchachos y los despaché, lo más rápido que pude. Volví y subí. La puerta estaba abierta. Entré y ella estaba haciendo algo en su pequeña cocina. Me acerqué y me miró.
—Eres tremendo, ¿sabes? —me dijo. Sonreí levemente.
—Algo tenía que hacer para que me hablaras, ya no… no podía aguantar tu… soberbia.
—¿Mi soberbia? ¿Me estas llamando soberbia? —preguntó clavando su chocolate mirada en mí.
—Si cariño, eres muy, pero muy soberbia…
—Solo con la gente que lo merece, y creo que tú lo mereces —dijo. Se acercó a mí y me entregó un vaso de jugo. La miré y miré el vaso.
—¿No tienes algo más… fuerte?
—¿Alcohol?
—Podría ser —dije.
—No, yo no voy a darte alcohol —me dijo.
—Vamos, no seas miedosa, tomemos un poco… para entrar en confianza.
—Yo no quiero entrar en confianza contigo —me aseguró.
—¿Qué pasó? ¿Qué hice de malo para que hoy me ignoraras completamente? —le pregunté.
Me miró fijo y se alejó de mí, se agachó a buscar algo debajo de una de las mesadas. Me quedó al frente una linda vista de su trasero al estar agachada. Tragué saliva sonoramente… hace tanto, para mi gusto, que no estoy con una. Mucho menos una así, como ella.
—Sí, aquí hay algo —dijo y se incorporó.
—¿Qué es?
—Vodka.
—Mmm, amo el vodka.
—Eres un asqueroso y repugnante alcohólico.
—Y con orgullo.
Negó con la cabeza y se acercó a mí para agarrar mi vaso y llenarlo con aquel espeso líquido transparente. Cuando lo llenó, la miré y lo tomé de un trago. Ella me miró bien.
—Por dios, eres un loco —aseguró. Reí por lo bajo y volví a llenar el vaso.
—Deberías sacarlo —le dije.
—No, no. Ni loca —me dijo. Alcé el brazo hasta sus ojos y lo acerqué un poco ella —No, no voy a tomar eso…
—Vamos vegetarianita, nada va a pasarte. Además de que esto no viene de ningún animal. No te va a venir nada mal tomar un poco…
Mordió sus labios y miró el vaso, para luego mirarme a mí. Pude leer en sus ojos, el debate que estaba dentro de su cabeza. Se preguntaba porque me había dejado entrar, y porque estaba planteándose tomar aquello. Levantó su mano y tomó el vaso.
Reí divertido al ver la expresión de su cara cuando el líquido entraba en su boca. Lo alejó y un poco de vodka se escurrió por sus labios. Cerró los ojos con fuerza y respiró profundamente.
—Esto… esto es un asco —dijo cuando al fin pudo hablar.
—Claro, como si nunca hubieses tomado alcohol —dije negando con la cabeza levemente.
—Sí, si tome alcohol en mi vida… pero nunca esto —me dijo —Es horrible.
—Pero no sabes lo bien que te hace —dije divertido. Nos sentamos en el sillón frente a la tele y ella la prendió, como queriendo estar con alguien más que conmigo sola en su casa.
La miré y tomé un poco más de la botella para luego pasársela.
—¿Acaso quieres embriagarte? —me preguntó.
—¿Por qué no? —le dije. Ella tomó la botella y bebió un largo trago. Reí cuando lo alejó de ella y volvió a fruncir el ceño —Ya te está gustando, ¿verdad?
—Es horrible —dijo y rió —Pero… se vuelve… adictivo.
—Como todas las cosas que dan placer —acoté y la miré fijo.
Ella apartó la mirada de mí y dirigió su vista al frente.
—¿Sabes? Nunca te pregunte sobre tu color favorito —me dijo. La miré extrañado.
—¿Quieres saberlo? —le pregunté.
—Sí, ¿Por qué no?
—Me gusta mucho el rojo… es un color lindo, fuerte…
—Apasionado —agregó ella y tomó un poco de vodka. Sonreí sin que me viera.
—¿Y tú color favorito?
—No tengo un color favorito… me gustan todos los colores.
—Oh, eres una chica multi-color
Ella rió divertida y la miré divertido.
—Que palabra más tonta…
—Demasiado diría yo —dije sin dejar de reír.
—¿Celtics o Tomson? —me dijo. La miré como si eso fuera obvio.
—Lakers, eso no se pregunta.
—Tenía mis dudas, eres medio extraño…
—¿Enserio lo crees? —ella negó divertida y mordió sus labios.
—Mmm, ¿Qué más puedo preguntarte? Tus defectos, dime tus defectos… No, ya se todos tus defectos. Mejor tus virtudes… No, también las sé —dijo divertida.
—Ya sé, yo digo tus defectos y virtudes, y tú dices las mías —le dije.
—De acuerdo —me dijo. Asentí y la miré fijo. Era mejor que ella comenzara.
—Comienza tú —dije.
—Bueno, primero diré tus defectos. Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfomano —dijo todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido.
—Ahora yo —dije calmando mi risa —Tú eres soberbia, testaruda, terca, mal pensada, irracional y muy, muy vengadora.
—¿Yo soy mal pensada? —dijo sin poder creerlo.
—Muy mal pensada —dije divertido —Ahora di mis virtudes…
Se quedó callada mirándome fija. Tal vez no quería decir mis virtudes.
—Bueno no tienes muchas virtudes… Bueno si tienes varias virtudes —dijo bajando la mirada.
—Anda, dímelas —le dije queriendo escuchar aquello.
—Tú… tú eres sincero, directo, apasionado, tierno, divertido, inteligente… y eres un chico bastante guapo —dijo despacio y sin mirarme.
—¿Bastante guapo? Yo diría completamente guapo —le dije, ella rió por lo bajo.
—Pero ahora me toca a mí. Resumiendo... tú eres un amor, te podría comer a mordiscos. Pero si de verdad quieres saberlo eres... hermosa, dulce, inteligente, muy inteligente, centrada, con convicciones inamovibles, simpática, divertida. Pero sobre todo, eres la cosa más sexy que yo haya visto jamás…
—Me falto decir que eres muuuuuuy versero —agregó.
—Y tú muy desconfiada —le dije.
—Y tú muy tonto…
—Y tú muy loca…
—¿Quieres pelar?
—Inténtalo —la desafié.
—Tú inténtalo —me dijo mirándome fijamente.
—No, yo te reté primero…
—Me tienes miedo… Cobarde.
—La cobarde eres tú, tú eres la que siempre está huyendo de mí —negó con la cabeza —Si, no te hagas la tonta. Sabes de qué hablo.
—Yo huyo de tu intento de abuso.
—¿Yo quiero abusar de ti?
—Sí, si quieres —me dijo.
—Sí, sí quiero, ¿Y qué? —pregunté mirándola fijo.
—Ya basta —dijo —Creo que si seguimos así vamos a terminar por agarrarnos a los golpes.
—¿Para luego reconciliarnos? Yo creo que no tendría ningún problemas…
—Nick… —dijo con tono de advertencia.
—¿Qué? Es la verdad cariño, como tú misma dijiste soy muy directo.
—Creo que se tuve que ponerlo como defecto, no como virtud.
—Te encanta que yo sea así, admítelo…
Seguimos hablando mientras sin darnos cuenta tomábamos vodka, como si fuera agua. Siempre se podía hablar con ella de lo que fuera, porque es una mujer inteligente, la cual tiene criterio y decisión. Hasta comenzamos a hablar de fútbol. Tomé la botella y volví a tomar un largo trago.
Ya no quemaba como al principio, y podía decirse que el alcohol en sangre que yo tenía ya era el de un ebrio. _______ no dejaba de reír, hasta cuando estábamos callados reía. Me quitó la botella de la mano.
—Dame eso acá —dijo y bebió haciendo que otra vez se le derramara por los labios. Rió divertida y se limpió la boca —Tengo un secreto para contarte —habló en voz más baja como si alguien pudiera escucharla. Me acerqué un poco más a ella —Pero no se lo digas a nadie…
—Te lo prometo —le dije y tomé un poco más.
—¿Me lo juras?
—Te lo juro cariño —levanté mi mano en forma de juramento.
—Es sobre Brad —susurró. Reí por lo bajo.
—¿Nilson?
—Si – dijo asintiendo.
—¿Qué pasa con Nilson? —le pregunté.
—No era nada bueno en la cama.

Ella comenzó a reír y yo también me uní a su risa.
—¿Me estás hablando enserio? —le pregunté.
—Muy enserio —dijo divertida —Yo tenía que fingir.
—¿Le fingías?
—Si —dijo y tomó un poco más de vodka para volver a hablar —Sino el pobre iba a sentirse muy mal.
—Ni para darle placer a una mujer es bueno el infeliz —hablé entre risas.
Ella dejó de reír y me miró fijo. Volvió a tomar de la botella, y luego miró la hora en un reloj.
—Son las 3 de la mañana Jonas, creo que es hora de que te vayas —se puso de pie, pero al instante se tambaleó y cayó sobre mí. Comenzó a reír divertida.
—Creo que no puedes pararte —le dije divertido.
Se incorporó y se sentó derecha sobre mi regazo.
—¿Estas insinuando que estoy ebria? —me preguntó.
—No lo sé, tú dime.
—Lo que yo te digo es que…
No pude aguantarme más y me levanté la cabeza para tomar sus labios. Su inmediata respuesta me confundió.
Se acercó más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezcló con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y su propio sabor. Era dulce, y adictivo.
Llevó sus manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Como cada vez que la besaba, mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí.
Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello.
Me sorprendió que ella no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el alcohol, el bendito alcohol…
Gimió levemente y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperado volví a su boca. Mordió suavemente mi labio superior y luego se alejó para mordisquear mi mandíbula, hasta mi oreja.
—Diablos… —musité apenas audible. Ella iba a volverme loco, completamente loco. La alejé de mí y me puse de pie. Ella me miró sorprendida —Estas ebria ______, mejor te llevo a dormir.
Ella se puso de pie y tambaleándose se acercó hasta mí.
—No estoy tan ebria, como para no recordarlo mañana. Pero ni tan sobria, como para dejar que mi orgullo detenga mis actos —dijo algo agitada. Su mirada estaba llena de deseo.
—Estoy tan ebrio como para pasar por alto el que mañana estarás arrepentida, pero tan sobrio y consciente como para hacer que no lo olvides nunca.
—Entonces, hagámoslo cariño —me dijo levantando sus brazos al tiempo que yo me acercaba a ella y la tomaba de la cintura para acercarla de nuevo a mí.
Sus brazos cayeron pesados sobre mis hombros, y se colgó de mí mientras nuestras bocas se fundían en un caliente beso.
Sin dejar de besarnos comencé a caminar a ciegas.
Algunos tropezones, unas risitas de su parte, hasta que chocamos contra una fría mesa de mármol.
______ soltó agitada mis labios, mientras que yo la subía a la mesa justo frente a mí. Abrí sus piernas y paré en medio de ellas. Volví a tomar sus labios, mientras mis manos acarician su cuerpo sobre el fino camisón.
—No sabes, no tienes ni la menor idea de cuánto yo te deseo —le susurré al oído mientras comenzaba a besar su cuello otra vez —Siempre he sido un firme creyente de vivir el momento. En tomar lo que quiero cuando lo deseo. Y ahora mismo, ______, yo te deseo. Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tu respiración sobre mi cuello mientras te hago mía. Explorar con mi lengua cada parte de ti hasta que me ruegues que me detenga.
—No voy a rogarte que te detengas —dijo agitada y divertida —Esta noche, haz conmigo lo que quieras. Al diablo con el moralismo…
—Amén —dije y volví a sus labios.
—Amén, amén —musitó apenas audible.
Bajé mis manos hasta el borde de su camisón. Con cuidado acaricie sus muslos y su piel estaba tan caliente como yo este momento por ella.
Sus manos estaban en mi nuca y acariciaban mis cabellos en forma de provocación. Sentí como sus manos resbalaban hacia delante y comenzaban a bajar por mi pecho, mientras nuestras bocas no cesaban. Alejándome apenas para respirar, la acerqué más a mí, logrando más espacio entres sus piernas.
Sin ningún problemas la tomé en brazos y la subí sobre abdomen. Sentí como sus piernas se cerraban a mí alrededor. Gruñí levemente al sentir, como desesperada intentaba quitarme la remera de encima.
—Ahí, contra ahí. Así puedo… quitarte esto —habló entre dientes trabajosamente.
Me reí ante su apabullante suplica.
—¿Estas caliente, cariño? —pregunté agitado, mientras caminaba con ella encima hasta una de las paredes que estaba casi vacía.
—¿Tú que crees? —Susurró y clavó sus ojos en los míos —Yo también puedo ser una sexo-dependiente como tú, y más si hace tiempo que no lo tengo…
—Juro que voy a encargarme de que lo disfrutes, lo juro…
Gimió cuando la apoyé contra la pared y hundí mis labios en su garganta. Mordisqueé la delicada piel de su cuello, hasta llegar a su oreja.
Su respiración caliente caía sobre mi oreja y nuca. Como había deseado esto, por dios. Yo ya no podía esperar para subir a aquella cama y hacerla mía, como tantas veces quise.
Me moví levemente contra ella, haciendo que se sobresaltara y me apretara con fuerza. Recargando su peso contra la padre, me alejó un poco de ella y con una profunda mirada, se deshizo sin ningún problemas de mi remera.
Volvió a acercarse para tomar mi boca. Volví a caminar a ciegas, pero por un mal movimiento, y estar tan inmerso en aquello caímos sobre una mullida alfombra.
Ella quedó sobre mí, pero aun así nuestras bocas no se alejaron ni lo más mínimo. Se alejó de mis labios y comenzó a bajar su boca y lengua por mi cuello, y siguió bajando hasta mi pecho.
—Demonios… —escuché su ahogada voz sobre los músculos de mi abdomen —Estas más bueno que comer un pote de chocolate derretido con el dedo…
Reí entré dientes y me senté para sentarla sobre mí y besar su boca. La tomé de la nuca y la acerqué más a mí, como si eso de verdad fuera posible. Sus firmes pechos estaban apretados contra mi pecho, debajo de ese lindo camisón y cubiertos por un sostén.
Ella tenía una forma tan especial de besar, una forma única y extremadamente caliente. Se alejó apenas de mis labios y abrí mis ojos para mirarla. Ella me miraba fijo…
—No vas a detenerme, ¿verdad? Estoy desesperado, ______. Hace semanas que no lo hago y estoy por volverme loco… loco —le expliqué agitado mientras veía su forma de mirarme.
Sus labios se curvaron levemente, para formar una misteriosa sonrisa.
Tomó una de mis manos y la dirigió a uno de sus pechos. Me hizo recorrer su cuerpo desde allí, hasta la curva de su trasero.
—¿Desesperado? —preguntó. Tragué sonoramente.
—Muy desesperado —le aseguré.
—¿Y qué pasó con tus conquistas?
No podía decirle que no había podido acostarme con ninguna de ellas porque siempre que lo estaba por hacer, su rostro me aparecía para atormentarme y alejarme de cada una de ellas.
—Ellas no me excitan —dije.
Su suave mano acarició mi pecho y subió hasta mi hombro. Se acercó un poco más a mí y comenzó a pasar su lengua por el costado de mi mandíbula. Gruñí al sentir el calor de sus piernas alrededor mío.
—¿Yo te excito? —preguntó alejándose un poco.
Ella quería saber aquello, ella necesitaba saberlo.
—No te das una idea de cuánto.
—¿Entonces, qué estas esperando para subir las escaleras y terminar en aquella cama?
—Estaba esperando a que me dieras el permiso —dije con una pequeña sonrisa.
Sin ningún problemas me puse de pie con ella encima. Mi cabeza dio vueltas al sentir como se envolvía alrededor mío otra vez. El calor de sus muslos internos, quemaron mi cintura en tanto sentía su humedad contra mi estómago.
Comencé a subir las pequeñas escaleras en forma de caracol que daban a aquel pequeño altillo, que contenía una gran cama, un enorme televisor y el placard en la pared. Esa era su habitación, y podías obtener vista de ella desde la sala.
Regresando a su boca, mezclé mi lengua con la suya y mordí con cuidado su labio. Susurró algo que no logré entender, pero me dio tanto placer.
Al fin llegamos allí arriba. Mis manos sostenían con firmeza su trasero, para que pudiera mantenerse sobre mí.
—Voy a devorarte, ______ —le dije con voz ronca.
—Esa idea me tiene loca…
—No más que a mí…
Caminé un poco más hasta que mis pasos se vieron interrumpidos por una pared. Ella gimió, cuando por causa de la pared, posé mi hinchada erección contra la parte de ella en la que ya no podía esperar para enterrarme.
—Oh, dios —dijo en un leve gemido. Sentí la calidez de su boca y escuché sus susurros de placer. Movió sus manos desde mi nuca, a través de mi espalda, hasta encontrar la bragueta de mi pantalón. Echándome hacia atrás ligeramente, observé su cara.
—Ya no puedo esperar a que lo hagas… Hazlo porque voy a volverme loca —me dijo agitada.
Entonces la bestia que estaba dentro de mí, pareció salir descontrolado. La apreté más contra la pared y la besé profundamente. Casi salvajemente le arranqué la tanga que tenía debajo de ese camisón.
Ese camisón que aun cubría su cuerpo. Pero no quería sacárselo todavía, me gustaba verla con eso puesto. Metí mis manos entre nosotros y terminé de desabrochar los botones que ella ya había empezado…
—Espera, espera —me dijo. La miré fijo —Póntelo primero, sabes de lo que te estoy hablando…
—No sé dónde está —dije totalmente desesperado.
—No voy a hacerlo, hasta que lo tengas —susurró.
Toqué los bolsillos traseros de mi pantalón y agradecí a dios encontrarlo allí. Ella se rió entre dientes. Se bajó de mí, para que yo pudiera ponérmelo, y mientras yo lo hacia ella acariciaba mis cabellos.
—Tú eres un tramposo y manipulador… Sabías que iba a pasar esto, lo sabías y viniste a… a enloquecerme…
—Shhhhhh —le dije y la volví a alzar.
—Pero…
Y cuando sus piernas se abrieron a mí alrededor, me hundí el ella. Gimió exaltada y se aferró con fuerza a mi espalda.
Me quedé quieto, sintiendo como sus muslos internos me rodeaban más y más. Mi cabeza comenzó a dar vueltas, y vueltas. Mi rostro estaba escondido en su cuello. Subí mis manos por el costado de sus piernas, alzando un poco más su camisón. Comencé a moverme despacio. Ella boqueó y se arqueó hacia mí.
—Oh, ______… —su nombre salió ronco de mi garganta al sentir el placer de estar dentro de ella. Mis ojos se cerraron y gruñí profundamente. Comencé a moverme un poco más, quería sentirla, necesitaba sentirla.
—Nick… —mi nombre salió agitado de sus labios.
Entonces me alejé de su cuello y tomé su boca. Gimió un poco más fuerte que antes y sus manos apretaron mis hombros. Era tan erótico sentirla de esa forma. Ella estaba completamente vestida, y yo solo tenía puestos mis pantalones. Me alejé apenas de su boca para poder respirar.
—Di que deseabas esto tanto como yo —le dije sin dejar de moverme dentro de ella. Alcé una de mis manos y tomé uno de sus pechos, para acariciarlo sobre la ropa.
—Yo… yo lo deseaba tanto —dijo entre dientes.
Sonreí agitado y capturé sus labios de nuevo. De una manera inexplicable me deshice de su camisón, y al instante de su sostén. Ahora estaba al descubierto para mí. Sus manos se movían suaves por mi espalda, y su respiración caliente caía sobre mi boca. La apreté más contra la pared, haciendo que sus piernas se abrieran un poco más a mí.
Mordió sus labios y cerró sus ojos. Mis caderas no dejaban de empujar en su interior, y no iban a dejar de hacerlo hasta obtener lo que quería de ella. Su boca busco la mía y sus labios tomaron despacio los míos. Me estremecí dentro de ella. Sus manos subieron por mi espalda hasta mi rostro. Acaricio mis mejillas, y secó el sudor de mi frente.
Sus gestos me confundieron, y su forma de tocarme más aún. Se alejó de mis labios y levantó un poco su rostro para besar mi nariz. Mis labios quedaron quietos sobre su mentón.
—¿Tú solo viniste por placer aquí? —me preguntó agitada.
♥ Nick Jonas ♥
♥ Nick Jonas ♥


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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:16 pm

Capítulo 31.

Me alejé un poco de ella para mirarla a los ojos. No podía responderle eso… porque ni yo sé porque vine a buscarla. Mi incliné hacia ella y capturé sus labios en un acalorado beso.
Entonces me moví más rápido, haciendo que los gemidos salieran repetidas veces de su boca, que caían sobre la mía. Ella intentaba hablar, pero el aire apenas le alcanzaba para respirar. Gruñí profundamente, cuando ella se abrazó más a mí y sentí como su cuerpo se consumía en un mar de placer, mientras se corría por mí.
Un gemido estremecedor abarcó cada rincón de la casa, y llenó de un agudo placer cada parte de mí. Me quedé quieto esperando que su respiración se calmara y que su cuerpo se relajara. Llevé mis labios a los suyos y los rocé suavemente.
—Quiero más —habló con la voz cortada. Sonreí levemente.
—Claro que si cariño, aún no he terminado contigo —le dije.
Me alejé de la pared con ella y la dejé caer sobre la cama. Terminé de quitarme lo que quedaba de ropa sobre mí, y me acosté sobre ella, sintiendo cada centímetro de su fina y suave piel contra la mía. Un suave suspiró salió de sus labios y su cuerpo se amoldó al mío.
Antes de enterrarme de nuevo en ella, quería saborear un poco de esa dorada piel que me traía loco desde hacía varias semanas. Besé sus labios levemente, y con cuidado bajé mi boca hasta su mentón. Sentí una de sus manos sobre el lugar en donde estaba mi tatuaje, sus dedos lo marcaron suave, y recorrieron cada línea que sobresalía del dibujo. Sonreí por lo bajo al recordar sus palabras aquella noche después de lo de Susan.
—Oye —le hablé en voz baja y comencé a bajar mi boca por su cuello, la mordisqueé suavemente, haciendo que su respiración se comenzara a agitar.
—¿Si? —susurró.
—Yo sé que no lo recuerdas, pero la noche en la que te emborrachaste en lo de Susan, cuando estábamos en casa y yo te llevaba a la habitación, me dijiste algunas cosas.
—Si las recuerdo —musitó y me alejé de su cuello para mirarla a los ojos. Una sonrisa perversa se curvó en sus labios —Recordé lo que pasó después de irme de tu casa —sonreí y volví a bajar mi boca a su cuello, su mano seguía acariciando mi tatuaje. Subí hasta su oreja —Quiero lamer tu tatuaje, Nick…
La piel de mi nuca se erizó y saboreé sus palabras casi tanto como lo estaba haciendo con ella.
—Lamento decirte que vas a tener que quedarte con la gana, porque esta noche yo voy a ser el único que va a saborear aquí… —ella rió por lo bajo —Eres tan suave, ______ —le dije mientras seguía mordisqueando la delicada piel de su cuello.
—Y tú eres tan…
—¿Tan qué? —pregunté mientras descendía sobre ella y besaba el espacio suave que había entre su cuello y sus pechos.
—Eres tan fuerte… y tan salvaje… como me tientas —respondió.
Seguí bajando hasta encontrarme con dos hinchados pechos. Abrí mi boca y con cuidado tomé uno de ellos. Ella se arqueó hacia mí y su mano derecha se enterró en mis cabellos. Suspiré al sentir su pezón bajo mi lengua.
—Dios, Jonas —gimió mientras seguía jugando con su pezón.
—Me enloquece que me llames así, cariño —le dije mientras dirigía mi boca al otro. Rió pícaramente
—Jonas —dijo mientras su mano acariciaba mis cabellos.
Sonreí divertido, seguí bajando por su suave vientre, ganándome caricias y algunas perversas palabras de su parte, y volví a subir a sus pechos. Su mano me llevó hasta su boca en donde recibí un apasionado beso, su lengua buscó la mía y jugó con ella. Gemí sobre sus labios y la besé más aún.
Rocé con mi mano la curva de su cadera, seguí bajando por su muslo suave, seguí bajando hasta que pude tocar la parte que más ardientemente deseaba de ella. Ella gimió y tembló mientras cuidadosamente separaba sus piernas y atormentaba su hendidura.
Oh sí, yo quería esto de ella. Quería ver su cabeza contra las almohadas y oír mi nombre salir de su boca cuando se corriera por mí otra vez.
Sus manos se posaron en mis hombros y me apretó con fuerza, mientras mis dedos la acariciaban. Me separé de su boca y la miré fijo a los ojos. Esos ojos profundos, cautivantes, que con una sola mirada te sacan todo el aire. Ella alzó la cabeza y mordisqueó mi mentón y mandíbula. Necesito decirle algo, pero no sé qué.
—¿Qué quieres decirme Nick? —preguntó como si estuviera leyendo mi cabeza.
Ella seguía besando mi mentón y cuello. Subí mi mano por su cintura, acariciándola delicadamente. Tragué saliva… no puedo decir aquello, yo no sé qué pasa conmigo.
—Te deseo y mucho —dije lo primero que se me vino a la cabeza.
Se alejó de mi mentón y clavó su mirada en la mía, como si estuviera tratando de leer lo que pienso.
—Bésame —me ordenó.
Bajé mi rostro hacia ella y capturé sus labios. Pero esta vez su beso no es apasionado… es un beso suave, lento… dulce. Confundió aún más mis pensamientos y me hizo reprocharme el estar aquí. Pero no, no puedo arrepentirme de esto, esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo he deseado desde que posé mis ojos en ella y al fin lo estoy teniendo.
Incapaz de esperar un poco más le abrí más las piernas y me volví a hundir en ella. ______ arqueó la espalda arrastrándome más profundo en su interior y gimió llenándome de más placer. Yo no puedo entender como ella lo hace, pero con cada segundo me enloquece aún más. Me senté sobre mis piernas y empujé más mis caderas. Y así me deslicé en ella, lentamente, profundamente. Era un ritmo arrollador que la hizo contorsionarse ante el intenso placer de mis íntimas caricias. Ella clavó sus ojos en mí, mientras respiraba por la boca trabajosamente.
—Eres tan bella —murmuré, meciendo mis caderas contra las de ella y empujándome en su interior aún más profundo y más duro. La tomé de las caderas y la acerqué más a mí.
—Tú también —me dijo agarrándome las rodillas.
Acaricié su suave vientre y también sus piernas.
¡Oh ella me daba tanto placer! Juro que he tenido sexo más veces de la que puedo contar, pero había algo nuevo en esto, algo fresco y distinto a todo.
Ella agarró con fuerza las sabanas y mordió sus labios al sentir que otro orgasmo la invadía. Yo sonreí agitadamente y me moví más dentro de ella. Gruñí ante el sonido de su éxtasis mientras su cuerpo se aferraba al mío. Gimiendo mi nombre se estiró y me arrastró encima de su cuerpo.
Luego hizo la cosa más extraña de todas… acarició con su nariz mi cuello y mi cara, dejando caer suaves y mojados besos por mi hombro y mi mejilla. Me congelé.
—Nunca había sentido nada mejor que tú llenándome —me confesó débil.
—Nunca había sentido nada mejor que estar dentro de ti —me forcé a decirle.
Aunque de verdad no debí decirle eso… aunque fuera realmente cierto.
Sus brazos me mantuvieron apretado contra ella, mientras envolvía sus piernas alrededor de mis caderas.
La ternura de su toque y sus acciones me punzaron, haciendo que me tensara aún más. Mis caderas seguían empujando dentro de ella, mientras sus manos acariciaban mi piel.
Era como si realmente yo le importara, como si yo significara algo para ella. Como si ella me… me quisiera… Apenas podía respirar.
Por primera vez en mi vida sentía que estaba teniendo algo más que sexo… No, no, eso no era así. Yo estaba teniendo sexo. Sexo increíblemente genial, pero nada más que sexo.
Sexo.
Simple.
Primitivo.
Básico.
Elemental.
Cerrando los ojos, inspiré su perfume único y dejé que me inundara. Mis labios abrasaron su piel mientras ella continuaba acariciando mi cuello y mejilla con su nariz y empujándose a sí misma contra mí.
La sostuve suavemente y sentí que iba a volverme loco, cuando sus manos bajaron calientes por mi espalda hasta mi trasero, donde me empujó más en ella.
Entonces me moví más aun, buscando eso que tanto necesitaba.
—Ahora me toca a mí —le dije agitado.
______ soltó una leve risa que cosquilleó en mi oído. Su risa se transformó en un intenso gemido y sus uñas marcaron mi piel cuando me corrí en sus brazos. Su nombre salió como plegaría de mi boca, liberando mi pasión, liberando mi deseo.
Me dejé caer rendido y confundido sobre su pequeño y caliente cuerpo. Mi rostro quedó encallado en su cuello. Sus manos acariciaron de arriba abajo mi espalda que subía y bajaba por mí, aun agitada, respiración. Sentí como sus piernas se enredaban con las mías y subían y bajan para acariciarme con ellas.
Acostumbrado a salirme de ellas después de correrme, quedarme sobre ______ y abrazado a ella era algo totalmente nuevo para mí. Nuevo y extraño.
Rápidamente levanté la cabeza para cerciorarme de que era ella, y no alguna otra a la que yo había imaginado como ______.
Si era ella, no era una ilusión, ni mi imaginación. Sus ojos se clavaron fijos en los míos. Y su rostro mostraba una gran confusión, al igual que yo…
Me incliné hacia ella y la besé despacio. Su boca me respondió suave y dulce. Me alejé y me acosté a su lado, mirando fijamente al techo. Mi cabeza aun daba vueltas, pensé que era por el efecto del vodka, pero no era así.
Mi cabeza daba vueltas por el placer que ella me había dado. La miré de costado y sentí la necesidad apabullante de abrazarla contra mi pecho. De esconder mi rostro entre sus cabellos y respirar su aroma.
Sacudí mi cabeza y me senté en la cama. Ella también se sentó y buscó algo en el suelo. La miré de costado. Su espalda desnuda estaba al descubierto para mí. Quise estirar mi mano y acariciarla, pero me guardé las ganas. Ella se colocó el camisón y se puso de pie. Caminó hasta las escaleras.
—¿A dónde vas? —le pregunté.
—Al baño —dijo sin mirarme.
—Aquí hay un baño —dije señalando la puerta que estaba en la habitación.
—El de abajo es más grande —dijo sin dejar de caminar.
—______ —la llamé. Se giró a verme y sentí un cosquilleo en mi estómago —Debo irme.
—Si —dijo ella asintiendo —Ya es tarde… cuando salgas, cierra bien la puerta.
No sé qué fue peor para mí. ¿Qué ella me dijera eso o qué yo de verdad no tenía ganas de irme? Ella estaba por bajar.
—______ —la volví a llamar. Me volvió a mirar.
—¿Si?
—¿Te… encuentras bien? —le pregunté. Ella sonrió levemente y bajó la mirada.
—Claro que sí, ¿Por qué? —preguntó. Negó levemente y se dispuso a bajar al fin.
Me quedé sentado en la cama, esperando no sé qué. Hasta que reaccioné y me levanté. Me puse mis boxers, y luego mi pantalón. Mi remera estaba tirada abajo así que debía bajar.
Cuando llegué la puerta del bañó se abrió, y ella salió envuelta en una salida de baño y con el cabello atado en una alta cola de caballo.
La miré fijo por unos cuantos segundos.
Me agaché a recoger mi remera, sin dejar de mirarla me la coloqué, ella me sonrió levemente. Entonces aquello fue más fuerte que yo, con dos grandes pasos me acerqué a ella y la tomé de la cintura para acercarla a mí y besarla apasionadamente.
Sus pequeñas manos se posaron suaves sobre mi pecho, y luego subieron a mi nuca. Su boca me respondió de la misma manera y nuestras lenguas se volvieron a juntar.
Besar su boca y sentir su sabor era una de las cosas más maravillosas que había en este mundo. Me alejé despacio y me alejé para mirarla.
Tragué saliva y acomodé un mechón que caía por el costado de su cara detrás de su oreja. Volví a besarla suavemente, apoyando apenas mis labios sobre los suyos. Me volví a alejar, solo un poco.
—Te veo luego —le susurré.
—Seguro —asintió levemente con la cabeza.
La besé por última vez y giré para caminar hasta la puerta. Salí de allí sin mirarla, porque si lo hacía, estaba seguro de que no iba a poder irme. Cuando salí del edificio miré a mí alrededor.
¿Qué demonios fue todo eso?
¿Despedirme así?
¿Desde cuándo?
Solté un largo suspiró y caminé hasta Betty. Le di una última mirada a su edificio antes de marcharme.
Al fin había conseguido lo que quería, pero yo no esperaba sentirme así. Así de extraño, así de confundido. Prendí mi moto y arranqué hacia mi casa.
Todo fue tan de repente, todo pasó tan diferente a lo que yo me imaginé
Dios ______, me diste lo que tanto quería y no sabes cómo te lo agradezco. Pero no tenías que ser así, tú tenías que ser como las demás, maldita sea.
Llegué y dejé a Betty en el garaje. Subí al ascensor y bajé en mi piso. Tomé las llaves y abrí despacio, no quería despertar a mi prima…
—¡¿Se puede saber en dónde demonios estabas?! —me preguntó prendiendo la luz de repente.
Me iré a verla algo asustado por su repentina voz.
—Dany, ¿Qué haces despierta? —le pregunté, mientras me acercaba a la cocina, para tomar un poco de agua.
—Me moría de la angustia esperando a mi primo —me dijo con una sonrisa irónica —¿Dónde estabas?
—Te dije que no me esperaras Danielle —le dije y me serví agua.
—Si claro, pero ¿Qué quieres que haga? Me preocupo, eres mi primo. ¿O acaso piensas que cuando tú te vas yo me quedó de lo más tranquila mirando alguna película como si nada?
—Ya Dany, solo estuve por ahí.
Se acercó a mí y comenzó a olerme. La miré extrañado.
—No, no estabas por ahí —me dijo y respiró más profundamente —Estabas con una mujer… hueles a mujer, ¿Espera un segundo? —Dijo y se acercó más a mí —Yo conozco ese perfume…
Me alejé de ella, poniendo un metro de distancia entre nosotros. No quería que descubriera que fui a acostarme con su mejor amiga.
—Tonterías, no estuve con nadie —le mentí —Tal vez sea el perfume de Susan, la camarera del bar. Echó un poco porque había mucho olor a hombre, ¿entiendes?
Se alejó de mí frunciendo el ceño con asco
Sacudió la cabeza y caminó hasta el pasillo.
—Bueno, por lo menos ve a ducharte —me dijo.
—Si mamá —dije con burla. Me miró con los ojos entrecerrados.
—Tonto —dijo y se fue.
Suspiré aliviado y me senté pesadamente en el sillón. Olí mi remera y de verdad olía a mujer… olía a ______, tan adictivo como ella, tan embriagante como aquel vodka que nos llevó a terminar en aquella excitante situación.
Me puse de pie y entré al baño para ducharme, no quería sacarme el olor a ella pero… tenía que hacerlo, tengo que hacerlo.
Solo fue una más Jonas, recuerda eso… una más.
Dejé que el agua cayera sobre mí aproximadamente 15 minutos, sin hacer absolutamente nada.
—Nunca había sentido nada mejor que tú llenándome…
Recordé algunas de sus palabras, sus caricias, sus besos.
¡Maldita sea, basta! ¡Ya, ya es suficiente!

Solo fue sexo, nada significó para mí, y nada significó para ella. Solo un agradable momento de lujuria. ¡Solo eso!
Por dios, ¿Qué pasa conmigo?
Acabo de tener sexo con la chica que quería, debería estar completamente relajado y contento. No andar como pelmazo recordando y esas cosas.
Salí de la ducha, me sequé, me puse mi pantalón de dormir y me acosté en el sillón. Coloqué mis brazos detrás de mi cabeza.
¿Qué estará haciendo ahora?
¿Se habrá dormido?
¿Estará despierta?
¿Pensara en lo que pasó?
¿Estará totalmente arrepentida?
¿O estará más que contenta de haberlo hecho?
Negué con la cabeza, para alejar esas estúpidas preguntas de mí.
¿Y si la llamo?
¿Y si la llamo para ver como esta?
¿Y si solo la llamo para escuchar su voz y luego corto?
¿Y SI MEJOR DEJO DE COMPORTARME COMO UN IMBÉCIL?
Me di vuelta sobre el sillón y escondí mi rostro en la almohada. Otra vez sus caricias vinieron a mi cabeza, su placer… su forma de disfrutarlo.
Hoy había aprendido, que ella siempre tensaba su cuerpo hasta que el último estremecimiento orgásmico se apaciguaba, y luego soltaba besos sobre mi piel. Era una sensación dulce y tonta que no tenía comparación.
¿Lo recordará después?
Sí, no puede no recordarlo. Nuestra borrachera se fue en nuestro primer asalto. Quemamos más toxinas de las que realmente teníamos.
Al final, creo que fue peor el remedio, que le enfermedad.
♥ Nick Jonas ♥
♥ Nick Jonas ♥


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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:18 pm

Capítulo 32.



Me desperté a causa del sonido de unas hoyas. Levanté mi cabeza y miré hacia la cocina. Danielle era la que estaba haciendo ese insoportable sonido.
—¿Qué haces? —le dije con la voz somnolienta.
—Busco mis aros —me contestó —¿Los has visto?
—¡Quiero dormir Danielle! —la regañé y volví mi cabeza a la almohada.
—Lamento arruinar tu sueño, pero es hora de que te levantes, vamos a llegar tarde a la Universidad —dijo ella. Gruñí por lo bajo y me senté en el sillón, mientras restregaba mis ojos para poder mirar bien, me puse de pie y comencé a caminar hacia el baño —Oye, ¿Qué tienes?
—¿Por qué? —le pregunté deteniendo mi paso.
-— Porque estas así como… renovado, como nuevo. Tienes una mirada distinta y pareces hasta contento —me dijo.
‘______’
Pensé en ella al instante. Estaba como nuevo por lo que había pasado con ______. Me sentía extrañamente renovado, como si hubiese dormido unos tres días seguidos.
—Estoy haciendo yoga —le dije a Dany mientras entraba al baño.
—¿En qué momento? —preguntó ella y pasó por mi lado hasta la habitación.
Entré al baño y lavé mi cara y mis dientes. Escuché como tocaban la puerta de baño.
—¿Si? —dije mirando hacia la puerta. Mi prima la abrió y se asomó.
—Me voy primito, ______ ya está abajo por mí —me dijo.
Me paré bien derecho y la miré fijo. Ella estaba abajo…
—Está bien, te veo luego —le dije.
Ella me sonrió y salió de allí dejándome bastante alterado. ______ estaba abajo, en su auto yendo hacia la Universidad. De seguro va a contarle contentísima a Danielle lo que pasó esta madrugada.
Sonreí y terminé de arreglarme para salir de casa y subirme a mi linda moto. El día estaba espectacular, un sol radiante y un cielo azul. Me puse mis anteojos y prendí marcha hacia la Universidad.
Llegué mis amigos ya estaban en el lugar de siempre. Me bajé de Betty y miré el auto de ______. Ellas ya estaban adentro…
—¿Qué tal hermanos? —les pregunté contento mientras me acercaba a ellos y los abrazaba a cada uno por separado.
Kevin se alejó de mí y me miró con desconfianza.
—¿Quién eres? ¿Dónde está Nick? —me preguntó mirándome de arriba abajo.
—Soy yo, soy yo ¿Acaso no puedo abrazar a mis hermanos? —les dije.
—No, este no es Nick —le dijo Miller a Kevin. Reí divertido.
—Vamos, hay que entrar, se nos hace tarde —dije y comencé a caminar. Detuve mis pasos y me iré a verlos. Sonreí por lo bajo —¿Pueden moverse?
—No, este de verdad no es Nick. ¡Tengo miedo Joe! ¡Tal vez una nave espacial rapto al verdadero Nick y nos dejó a este que da abrazos y quiere llegar temprano a clases!
Joe me miró fijo analizándome. Hasta que una sonrisa de idea atravesó su rostro.
—Yo sé qué es lo que le pasa —dijo Miller. Kevin lo miró.
—¿Qué le pasa? —le preguntó Journey.
—¿Acaso no te has dado cuenta Kevin? Mira su cara, mira su aura, su rostro, su cara de relajación y renovación. Nick tuvo sexo anoche, por eso está así —le dijo él.
Kevin me miró fijo y sonrió.
—Ooooh, por ahí viene la mano —dijo Journey y ambos se acercaron a mí. Sonreí por lo bajo, estos dos siempre encontraban la manera de saber lo que me pasaba —¿Quién fue la afortunada si se pueda saber?
Comenzamos a caminar hacia el edificio de la Universidad. Apreté mis labios y solté un suspiro. Los miré a ambos y sonreí.
—No voy a decírselos —les dije.
—Oh, vamos —dijo Kevin —Debemos saber quién te dejó como nuevo.
—¿Fue Kate? —preguntó Joe. Lo miré extrañado.
—¿Quién es Kate? —le dije.
—No, no fue esa. Ni siquiera la recuerda.
—¿Caroline? —dijo Kevin. Negué con la cabeza y reí.
—No van a saberlo, es una forma que le debo de respeto. Soy un caballero no voy andar contando que me acosté con ella por ahí —les dije.
—Pero nosotros no somos cualquiera, somos tus amigos, tus hermanos… podemos saberlo —me dijo Joe.
—No, no van a saberlo —dije firmé.
Detuve mi paso al ver como ella caminaba hacia nuestra dirección hablando con Blanda y con mi prima. Las tres nos miraron. Blanda y Danielle sonrieron, pero ella no lo hizo. Su mirada seria se desvió de mí para sonreírle a Joe. Se acercaron a nosotros.
Joe besó a Blanda, y ella se quedó abrazada a él. Miré a mi prima que le sonreía tontamente a Kevin. Posé mi mirada en ______. Ella miraba sus uñas sin preocupación, y como si yo no estuviera allí. Acomodé mi garganta.
—Hola —le dije. Levantó su vista y me miró. Sonrió fingidamente.
—Hola —dijo secamente. ¿Qué estaba pasando aquí?
—¿Cómo estás? —le pregunté. Se giró a ver a Danielle.
—¿Por qué no entramos? El profesor ya va a llegar —dijo y empujó a mi prima hacia el salón.
Fruncí el ceño y miré hacia el salón en donde ella acababa de entrar. Sacudí mi cabeza y entré. La miré y ella se sentó al lado de mi prima. Danielle la miró divertida y rió…
¿Le habrá contado?
Creo que aún no, porque si fuera así Dany ya me hubiese dedicado una mirada cómplice y divertida, y aún eso no había pasado.
Lo dejé pasar, tal vez ella solo esté jugando conmigo. En cualquier momento se acercara a mí y me dirá lo bien que la pasó conmigo. Sí, eso es lo que va a pasar.
El profesor llegó y la clase comenzó. La miré y ella miraba fijo al frente, bajé mi mirada a la forma en la que estaba sentada.
Sus piernas cruzadas, una encima de la otra. Apoyó su codo derecho sobre la mesa y corrió todo su cabello para el otro costado, dejándome una sensual vista de la piel de su cuello. Tragué ante el recuerdo de su sabor… ella estaba jugando conmigo, ella quería provocarme. Mientras seguía acomodando su cabello, su mirada se cruzó con la mía. Me fijó por unos cuantos segundos, pero rápidamente volvió a mirar al frente.
¡Maldita sea! ¡Ella es una… una… una maldita!
Las horas seguían pasando y la actitud de ______ era cada vez más extraña. No sé por qué, pero creo que me odia.
Joe y Kevin se sentaron a mi lado en la cafetería. Los miré y sonreí sin ganas.
La felicidad que tenía a la mañana, se estaba consumiendo de a poco. Kevin miró a la mesa en donde estaba ______ sentada sola, escribiendo algo en su celular.
—¿Me parece a mí o ______ está algo… mal? —dijo Joe. La miré con ojos venenosos.
—Yo veo que está perfecta —dije con tono enojado —Incluso es más indiferente conmigo que antes.
—¿Y porque no debería de estar indiferente? —me preguntó Miller.
—Pobrecita, me parte el alma —dijo Kevin y se puso de pie —Voy a preguntarle qué le pasa…
Joe y yo vimos como Kevin se acercaba a la mesa de la morena y se sentaba frente a ella. ______ lo miró sorprendida y le sonrió al instante. Kevin le preguntó algo y ella negó con la cabeza sin dejar de sonreír. Kevin le volvió a decir algo y ella asintió sonriendo. Le dijo algo y Kevin se puso de pie. Blanda y Danielle llegaron para sentarse junto a ella, mientras Kevin regresaba a nosotros.
—¿Y? ¿Qué tiene? —preguntó Miller.
—Dice que nada, solo que está un poco cansada porque no durmió bien anoche —dijo él.
—¿Le preguntaste por qué? —le dije a mi amigo.
—Sí —dijo asintiendo —Me dijo que se quedó viendo una película cómica hasta muy tarde…
—Por lo menos pudo haber dicho que fue una de acción —susurré por lo bajo.
—¿Qué? —dijo Kevin.
—Nada, nada – me apresuré a decirle.
—Oye, tú no estabas tan radiante solo porque tuviste sexo, esta mañana —me dijo Joe —¿Por qué estabas tan radiante?
—Olvídalo, mi sol se está consumiendo en sus propias llamas —le contesté.
—No entiendo —dijo Miller
—Su felicidad se está convirtiendo más bien en la razón de una profunda oscuridad que poco a poco lo va apagando —le dijo Kevin.
—Sigo sin entender —aclaró Joe.
—Traducción para ti Joe —le dije y lo miré —Hay que tener cuidado con lo que deseas.
De repente Miller sonrió abiertamente como si acabara de recordar algo que lo hizo muy feliz.
—Ayer hice el amor con Blanda —confesó sin dejar de sonreír.
—No quería saber eso —protestó Kevin.
—Yo menos —le dije —¿Qué pasó con el código de caballerosidad?
—Es que ella ya no es una cualquiera no voy a acostarme con ella una sola vez. Voy a hacerlo muchas veces más —nos dijo.
—¿Por qué eres tan demostrativo? —le dije y miré la cara de Kevin.
—Cuando hagas el amor con alguna, te vas a dar cuenta. No es cosa de una sola noche, vas a querer hacerlo todas las noches que sigan —me dijo.
Dirigí, inconscientemente, mi mirada a ______. No, ya está, con lo de ayer alcanzó, puedo volver a ser como antes... yo no quiero hacerlo de nuevo con ella.
Mentira... si quiero volver a hacerlo... pero no porque nosotros hayamos hecho... hecho el amor, no. Eso no fue aquello... Solo porque ella... ella es increíble.
—¡Reacciona Nick! —me dijo fuerte Kevin haciendo que saliera de mis pensamientos.
—¿En que estabas pensando? Tenías cara de no y luego de si —me dijo Joe.
—Estaba pensando en las posibilidades de lo que acabas de decir —le dije.
—¿Y cuáles son? —me preguntó.
—Son total y completamente nulas —le aseguré.
Entonces Joe se puso de pie cuando vio como Blanda se acercaba a nosotros.
—Ya vuelvo —nos dijo y se alejó con ella.
Un celular comenzó a sonar y era el de Kevin, miró la pantalla y se alejó de mí, haciéndome un gesto de espera. Me dejaron solo en la mesa. Miré a la mesa de la morena y mi prima que hablaban. Danielle le habló indignada. Me puse de pie y me acerqué a ellas, sentándome justo al frente de ______. Ambas me miraron. Pero al instante Dany volvió su vista a su amiga.
—Estas insoportable ______ —le dijo con tono enojado.
—Si no te gusta, no me hables —le contestó ella.
—¿Pasa algo? —pregunté. Mi prima me miró.
—No lo sé, esta intratable... no le puedes hablar mucho porque se irrita... para mí que estás en sus días.
—No —le contesté muy seguro. ______ me miró asesinamente.
—¿Cómo lo sabes? —me preguntó la rubia.
—Solo está así porque vio una película cómica por la noche… al parecer le gustó mucho mientras duró… pero luego la irritó —le dije a Dany sin dejar de mirar a ______.
—Pues creo que tú también la has visto —me dijo ella.
—¿De qué hablan? —preguntó Dany.
Mi mirada seguía fija en ______, al igual que la de ella en la mía. Era como si me estuviera desafiando a hablar.
—La diferencia es que yo no me arrepiento de haberla visto, es más me encantó, pero creo que la clasificación que le dieron no fue la apropiada —le dije a la morena.
—Yo creo que te asusto un poco —me dijo —¿No te fuiste corriendo?
—¿Acaso querías que me quedara a terminar de verla? Creo haber escuchado que ya era muy tarde…
—Esperen un momento —habló Dany colocando su rostro en medio de ambos —¿Ustedes estaban juntos ayer?
—NO —dijo ______.
—SI —la contradije.
Danielle nos miró con más confusión que antes.
—¿Sí o no? ¡Decídanse! —nos pidió.
—Nos habíamos reconciliado, primita —le conté mientras una sonrisa burlona se dibujaba en mi rostro.
—Para una reconciliación hace falta una relación, Jonas. La cual tú y yo no tenemos —me dijo ella. Sonreí mirándola fijamente al recordar mi apellido en sus labios, pero de manera agitada.
—Ignórala Dany —le dije a mi prima —Solo está molesta porque no quiere admitir que la película le encantó.
—Pero, ¿Qué tienen en común la película y la reconciliación? —preguntó confundida.
—¡Todo! —dijimos ella y yo al unísono.
♥ Nick Jonas ♥
♥ Nick Jonas ♥


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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:18 pm

Capítulo 33.

______ se puso de pie y me miró fijamente. Ella parecía estar bastante enojada.
—Fue la película más horrorosa que vi en mi vida… y no quiero volver a verla nunca más —me dijo hablando rápido.
—No me pareció eso, cuando me pediste que volviera a ponerla —le dije sonriente.
Su boca y sus ojos se abrieron indignados.
—No puedo creer que hayas dicho eso —me acusó.
—¡Ya basta! —dijo Dany mientras se ponía de pie también. Yo también lo hice —¡No entiendo nada de lo que dicen! ¡Ya me cansaron! ¡Arréglense, peléense! ¡Vayan a tener sexo por ahí, a ver si se les quita lo insoportable!
Se fue dejándonos solo. Apreté los dientes ante lo último que había dicho mi prima. Si ella supiera que ese es el puto problemas.
—Quiero que te mantengas alejado de mí, porque o sino vas a arrepentirte, ¿escuchaste?
—Solo dime una cosa…
—¿Quieres saber si lo disfruté? ¿Si lo gocé? Si, si lo gocé, lo disfruté, eres toda una maquina lujuriosa… Pero no quiero volver a repetirlo —me dijo y comenzó a caminar para salir de la cafetería. Mis piernas tardaron un poco en responder a la orden de mi cerebro, para seguirla. Pero lo hicieron y corrí hasta alcanzarla.
—Solo quiero saber qué demonios te pasa —le dije, mientras la tomaba con cuidado del brazo para que dejara de caminar —No entiendo porque actúas de esta manera…
—¿Qué? ¿Acaso quieres que siga alimentando tu ego? —Me preguntó y soltó una leve risa irónica —Ya está Jonas, lograste lo que querías conmigo. ¡Me acosté contigo! ¡Un aplauso para el señor, por favor! —Dijo elevando su voz y aplaudiendo un poco —¿Y ahora qué quieres?
—Yo… yo no lo sé —le dije perturbado por sus palabras.
—Ahora, que venga la siguiente ¿verdad? —me dijo. La miré fijo a los ojos – Así es como funcionas y yo no pretendo poder cambiar eso.
—Quiero estar bien contigo ______ —le dije soltando un suspiro.
—Está bien, está bien, aquí no pasó nada... ya no quiero peleas, ni vueltas, ni enredos. Solo que ya no sigas... olvídalo, yo ya lo olvidé —me dijo.
—Pero si pasó… y yo no quiero olvidarlo… no puedo —dije bajando un poco más el tono de mi voz en las últimas dos palabras.
—¿Y qué quieres que haga? —me preguntó y vi como sus ojos se humedecían. Sentí una presión en medio de mi pecho —¿Qué me acueste contigo cada vez que tengas ganas?
Apartó su mirada de mí y miró hacia el suelo. Un nudo se había formado en mi garganta, haciendo que me costara un poco hablar y hasta tragar mi saliva.
Con un poco de duda me acerque a ella. Tomé su rostro con mi mano e hice que me mirara a los ojos. Sus ojos estaban poblados de lágrimas y vidriosos.
—Para ser honesto eso… me haría muy feliz —le dije. Una lágrima no pudo quedarse en su lugar y resbaló fría por su mejilla. Aquella imagen me destrozó por dentro. Con uno de mis dedos la sequé suavemente —Pero jamás te lo pediría.
—Ya no sigas más Nick… aunque no parezca me haces daño.
—Yo no quiero hacerte daño.
—Entonces… ya déjame, por favor —me pidió y comenzó a salirse de mi agarre.
Lentamente comenzó a aléjense más y más. Hasta que estuvo lo suficientemente alejada de mí, se dio vuelta y comenzó a caminar por el largo pasillo. Yo solo me quedé ahí mirando como ella se perdía por el camino.
Pero ya intente dejarte centenares de veces, ______. Y cada vez encuentro una manera más espectacular para fallar. Soy un maldito cerdo egoísta.
El resto del día en la Universidad se me pasó lento y pesado. No había vuelto a ver a ______ por ningún lado.
Pero lo raro también fue que tampoco volví a ver a mi prima, ni a Blanda.
Joe me dijo que Blanda se había ido porque tenía que realizar unos trabajos con su madre, y de Dany… bueno de ella no supe nada.
Llegué a mi departamento y tiré las llaves sobre la mesa, para luego entrar al baño. Me duché y salí para acostarme un rato a descansar.
Tomé el control y prendí la tele. Sentí unas voces provenientes de afuera y el sonido de una llave. Apagué la tele y me escondí detrás del sillón. De seguro esa era Dany y venía en compañía de alguien.
—Que cansada estoy —escuché la voz de mi prima.
—Sí, hoy fue un día bastante largo —dijo Blanda.
Me acomodé mejor detrás del sillón para que ellas no me vieran.
—¿Quieres algo para tomar? —le preguntó Dany.
—Un poco de agua —dijo ella.
Escuché como se sentaban en las sillas de alrededor de la mesada de la cocina.
—Ya sé porque hoy estaba tan tensa ______ —dijo la rubia.
—¿Por qué? —le preguntó Blanda.
—Ayer Nick fue a su casa a buscarla… y ya sabes ellos…
—¿Qué?
—Tú sabes que entre ellos hay mucha química.
Asentí con la cabeza.
—Sí, lo sé.
—Bueno, ellos terminaron haciéndolo —dijo Dany.
—No puedo creerlo.
—Tarde o temprano iba a pasar, yo lo sabía. Pero no sabía que iba a afectarla tanto.
Fruncí el ceño al escuchar eso de mi prima.
—¿Afectarla? —dijo la chica de ojos verdes.
—Si, a ______ le pasa algo con Nick... Es así aunque quiera negármelo rotundamente, yo sé que le pasa algo con él. Y está asustada la pobre... imagínate se enamoró de Brad, era un ******* en potencia, aunque no lo parecía. ¿Y ahora Nick? Está bien, es mi primo, lo adoro. Pero es tan cínicamente ******* y mujeriego. No hay que ser un genio ni nada para saber que en algún momento, la terminaría engañando —dijo ella.
Eso no es así, a ______ no le afectó. Comencé a pensar en las cosas que mi prima acaba de decir. ¿A ______ le afectó?
¡Demonios soy un completo imbécil! La única chica a la que si bien no… bueno tal vez… no, no, definitivamente NO AMO pero si me importa lo que piense de mí no quiere saber nada conmigo antes de siquiera intentarlo.
—Yo la conozco bien, ______ se deja ver como una chica fuerte, y decidida, tiene un carácter especial y amo sus convicciones inamovibles... es lo que más admiro de ella. Pero cuando logras entrar a su mundo, ves lo sensible y frágil que es —agregó Dany.
—Pobre, ella es tan buena —dijo Blanda —Debemos hacer algo por ella.
—Sí, lo sé —dijo mi prima.
—¿Acaso estás pensando lo mismo que yo? —dijo la pequeña genios.
—¿Qué estás pensando tú?
—Es hora de buscarle un candidato a ______ —dijo contenta.
—Creo que me leíste la mente genios, es hora de buscarle el candidato ideal para ella y creo que ya sé quién es —dijo la rubia.
—¿Quién? —dijo Blanda con tono intrigado.
—Logan Lekker – sentenció.
¡Diablos! Ella no podía estar hablando enserio.
—¿Logan Lekker? ¿El presidente del centro de estudiantes de la Universidad? ¿El que estudia sociología y letras? —preguntó.
—Ese mismo —afirmó Dany.
—¿Lo conoces? —le preguntó.
—Sin querer el otro día me choqué con el yendo a clases y se me cayeron todos los libros. Me ayudó a recogerlos y fue muy amable y para nada se comportó como un baboso —dijo ella.
Tal vez porque el bobo sea medio rarito, primita mía. Pensé entre una extraña sensación de molestia ya que ella estaba alardeando de un extraño, al cual le quería entregar a MI ______.
— ¿Tú crees que le gustará a ______? —preguntó la de anteojitos.
—Conociéndola… podría ser —dijo mí prima la rubia.
¡Genial! Ahora ni en la familia se puede confiar.
Gracias por esas ideas Danielle, primita adorada de mi alma, eres un amor. Ya veremos quien dormirá hoy por la noche en la cama, querida mía. Ya lo veremos…
—No creo que NICK te lo agradezca —dijo Blanda, pronunciando mí nombre un poco más fuerte de lo que se amerita.
—Esto lo hago por el bien de MI mejor amiga. ¿Verdad que lo entiendes Nick? —me preguntó.
Entonces me quedé quieto esperando a que esto no estuviera pasando. Ellas sabían que yo estaba aquí, escondido como una rata. Lentamente me incorporé.
—¿Desde cuándo saben que estoy aquí? – les pregunte.
—Desde que gruñiste cuando nombré a Logan Lekker —me dijo Danielle.
—Qué lindo lo tuyo primita, entregarle a ______ en bandeja a ese tipejo —le dije con tono molesto.
—¿Qué quieres? ¿Qué te la deje a ti para que la lastimes? Olvídalo —me dijo ella.
—No te atrevas a meterte en esto Nick —me dijo Blanda amenazadoramente —Si todo sale bien, mejor para todos —¿Acaso no estás pensando en mí pequeña diabólica? —Y no, no estoy pensando en ti, pequeño mujeriego…
Me quedé congelado. ¿Cómo sabía que yo había pensado aquello?
— ¿Qué cómo lo sabía? —preguntó Dany y rió —Fácil primito, te estamos leyendo la mente. Buuuuu —hizo un tono de fantasma. Miró a Blanda —No hay que ser psíquico, el pobre es tan predecible.
—Hubiese preferido que dijeras que estabas leyendo mi mente —le dije entrecerrando los ojos y mirándola mal.
—Bueno volviendo al tema importante —dijo Dany y sonrió —Tenemos que hacer que ______ y Logan se encuentren.
— ¿Cómo? —preguntó Blanda.
—Sí, eso ¿Cómo? —dije molesto.
—¿Sabes si acaso él va seguido a la biblioteca? —le dijo.
—Mmm, si, si. Él va bastante seguido a buscar los libros de bailé, ¿sabías que le enseña a leer a niños ciegos?
—¿De verdad? Oooh, es tan tierno. ¿Y cómo podemos hacer para que se encuentren?
—Ustedes dos son unas malditas traidoras —las acusé. Ambas se giraron a verme con una despectiva mirada.
—Si no quieres oír, vete —me dijo mi prima.
—Sí, molestas —me dijo Blanda.
—¿Sabes que pequeña diabólica? Calladita te ves más bonita —le dije.
Ella me sacó la lengua como nena de 5 años y volvió su vista a mi prima. Comenzaron a hablar en voz más baja, impidiendo que yo pudiera escucharlas.
¿Quién las necesita? Yo no voy a que anden armando ninguna clase de salida ni nada con Lekker y ______.
Me dejé caer en el sillón y prendí la tele para tratar de concentrar mi atención en otra cosa, mientras que aquellas dos traidoras planeaban como clavarme una daga por la espalda. Ellas reían y hablaban muy animadamente. Las ganas de saber que era lo que estaban tramando comenzaron a carcomerme la conciencia.
¿Qué pasa si a ______ le gusta Lekker?
¿Qué pasa si acepta salir con él?
¿Qué pasa si a él le comienza a gustar?
¿Qué pasa si me meto en el medio?
Sonreí maliciosamente al cruzarse por mi mente la idea de frustrar cualquier plan que incluya hacer que ______ salga con algún tipejo.
—¿De qué sonríes? —me preguntó Dany haciendo que saliera de mis pensamientos.
Me giré a verla y me senté cómodamente en el sillón.
—De nada, ¿Por qué? —le dije sin dejar de sonreír.
—Porque yo conozco esa sonrisa. Esa es una sonrisa de que tu cabeza está maquinando alguna idea macabra para arruinar alguna cosa.
—¿Por qué crees eso de mí? —dije haciéndome el inocente.
—¿Será porque te conozco?
—¿O por qué es predecible? —dijo Blanda.
—No chicas, están equivocadas —me puse de pie y caminé hasta ellas. Coloqué una de mis manos sobre el hombro de Blanda —¿Y saben que? tienen razón en todo lo que dijeron, así que si necesitan mi ayuda para hacer que ______ salga con Lekker, no duden en avisarme que haré lo que sea.


 
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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:19 pm

Capítulo 34.


Miré a mí alrededor fijándome si ella no estaba por ahí. No, no había ninguna señal de ella.
—¿Se puede saber qué demonios haces? —me preguntó Kevin.
—Estoy mirando —le dije y volví a mirar para todos lados.
—Sí, ya lo sé. Pero ¿Qué miras? —me dijo él.
—Nada, nada. No me hagas caso —dije y dejé de mirar. Joe me miró frunciendo el ceño.
—¿Hay algo que quieras contarnos? —me dijo el afro. Lo miré bien.
¡Oh, diablos! Blanda, ya le fue con el cuento.
—¿Tu noviecita ya te fue con el chisme? —le dije con tono burlón.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntó Kevin.
—¿Sabes con quien se acostó ayer a la madrugada, Nick? —le dijo Joe.
—No, ¿Con quién?
— Joe —le dije para que se detuviera.
—Con _______ —le dijo. Kevin se giró a verme sin poder creerlo.
—No es cierto —me dijo.
—¡Maldita sea, Joe! No tuviste que haberlo dicho —dije enojado.
—No, no puedo creer que lo hayas conseguido —me dijo Kevin aun sin poder creerlo.
—Bueno, ya esta no quiero hablar del tema —le dije y volví a mirar a mí alrededor.
Estábamos en la Universidad, ayer por la tarde me la pasé peleando con Dany y Blanda y también riendo un poco. Aquellas dos me acusaron de ser un cínico que necesita urgentemente la ayuda de un profesional. Y puede ser que tengan razón, pero yo ni iba a dejar que se salieran con la suya. Hoy era un día nuevo y yo tenía que estar muy alerta para vigilar a _______.
El auto que yo estaba esperando que llegara, llegó y se estacionó a unos cuantos metros de donde estábamos nosotros. Las tres volvieron al mismo tiempo. Mi mirada se posó en mi prima. Al instante Dany me miró fijamente. Sonrió triunfante y me sacó la lengua en forma de burla. Vi como las tres entraban a la Universidad y comencé a empuje a mis amigos para que caminaran.
—¿Qué sucede? —preguntó Kevin.
—Caminen, caminen. No podemos perder de vista a esas tres —les dije y los seguí empujando.
Las divisé caminando hacia uno de los salones, entonces apresuré nuestros pasos y sigilosamente nos acercamos más a ellas.
—Hoy tenemos que ir a la biblioteca antes del mediodía, _______ —le dijo mi rubia prima.
—¿Para qué? —preguntó la morena.
—Tienen que ayudarme a dar unos libros, ¿sí? —dijo Blanda
Entrecerré los ojos, pequeñas manipuladoras. ¿Con que ese es su plan? Hacerlos cruzarse en la biblioteca, que ella le de sus libros. No lo van a lograr…
—Claro, no hay ningún problemas —dijo _______.
—Claro que si hay un problema —susurré.
—¿Cuál es el problemas? —me preguntó Kevin.
Detuvimos nuestros pasos justo antes de entrar al salón. Ellas ya habían entrado.
—Que la loca de mi prima y la pequeña diabólica, quieren hacer que _______ salga con un tipejo —les conté.
—¿Qué tipejo? —me preguntó Joe. Entrecerré los ojos y miré hacia la puerta del salón.
—Logan Lekker —sentencié.
—¿Logan? ¿El presidente del centro? —dijo Kevin.
—Ese mismo —afirmé.
—¿Y que tiene de malo? —dijo el afro.
—¿Cómo que tiene de malo Joe? Absolutamente todo —le dije.
—Pero ¿Acaso no era que _______ solo te interesaba para una noche? Bueno, ya la obtuviste. ¿Ahora que quieres de la pobre? —me acusó Kevin.
—Esto no tiene nada que ver conmigo —mentí.
—¿A no? ¿Entonces? —dijo Joe.
—Solo me preocupa que quieran involucrarla con… cualquiera —dije. Kevin miró a Joe y sonrió.
—Nunca había escuchado una mentira tan grande —le dijo divertido.
—Bueno, ¿de quién son amigos? ¿Míos o de ella? —les pregunté.
—Nos agrada _______ —dijo Kevin —Es una buena chica, y es como la hermana que nunca tuve.
—Y tú eres un cerdo —acotó Joe.
—Lo que sea —les gruñí —¿Van a ayudarme?
—¿A qué? —dijo el afro.
—A impedir que ella conozca a Lekker —les dije.
—Listo, acaba de perder completamente el juicio —dijo Kevin.
—¿Estas bromeando cierto? Si yo tuviera una hermana se la entregaría a Logan… ¿Tienes idea de lo bueno que es? No podrían encontrar un mejor candidato para _______ —aseguró mi querido amigo Miller.
—Tú no me mereces llamarte amigo —le aseguré.
—Yo votaría por Logan para presidente del país, si alguna vez se postulara —agregó Kevin.-
—¿Seguirán alabando al enemigo o van a ayudarme? —les dije algo nervioso.
—¿Enemigo? —dijo algo confundido Kevin
—No te entiendo —me habló Jor —Me confundes… con razón las chicas quieren alejen de ti a _______.
—¡Perfecto! Lo haré todo yo solo… con amigos así, quien necesita enemigos. Hasta Nilson, me hubiese apoyado más en esto que ustedes —les reproché.
—¿Espera un segundo? —Me dijo Joe y sonrió —¿Con eso nos estas queriendo decir que estas CELOSO de que _______ salga con otro?
—Solo estoy diciendo que voy a proteger a mi AMIGA de una desilusión —le dije sin mirarlo a la cara.
—Mayor desilusión que tú, no creo —me dijo Joe. Lo miré asesinamente.
—Conmigo ya sabe lo que tiene, no hay más. Pero con un extraño, y más de esos que son buenos, son los peores. No hay que fiarse —dije hablando como todo un sabio.
Joe soltó un cansado suspiró y apoyó su mano en mi hombro.
—Solo porque eres mi amigo, mi hermano, voy a ayudarte tratando de sacarle un poco de información a Blanda.
—Te advierto que es terrible —le dije. Él sonrió divertido.
—Lo sé —dijo con tono bobo. Miró a Kevin y lo empujó levemente —A ver cuando te le declaras a Dany, para que le puedas sacar información también.
—Sería algo más que información lo que le sacaría —dijo poniendo cara de ******* enamorado. Lo miré preocupado.
—Si claro, estoy completamente seguro de que ella le sacaría información a él —le dije a Joe.
Una figura salió del salón y comenzó a caminar por el pasillo. Me incorporé de la pared, en la que estaba apoyado, para mirarla. Era _______.
Mis ojos se abrieron bien al ver que caminando hacia ella venía Lekker. ¡Oh diablos, esto no podía ser cierto! Vimos como Dany se asomaba por la puerta y sonreía al ver a Lekker.
—¡_______! —la llamó fuerte.
La morena se giró a verla al instante, y al instante en que hizo eso se chocó de frente con él. Lekker fue rápido y la tomó de la cintura, impidiendo así una caída segura por parte de ella. La escenita se estaba llevando más miradas de las que realmente se ameritaba. Sentí como la sangre corría más rápido por mis venas al ver como él la estaba mirando. Y aún no la había soltado.
—No pudo haber sido mejor —dijo Dany sonriente.
—Más vale que vaya sacando sus manos de ella, porque o sino aquí va a correr mucha, pero mucha sangre —aseguré sin dejar de mirarlos.
—Lo siento, ¿estás bien? —le preguntó él a ella, cuando al fin la soltó.
—Sí, sí. Perdón, soy una tonta… no estaba mirando mi camino —se disculpó ella.
—Soy Logan Lekker —se presentó y estiró su mano. Ella la tomó con cuidado.
—_______ Brooks —le dijo con una pequeña sonrisa.
—¿Eres nueva? —le dijo él.
—Sí, entré este semestre —le contó. Logan asintió y le sonrió amablemente.
—Sabía que había entrado gente nueva, pero no había tenido el agrado de conocerla. Es un placer… bienvenida.
—Muchas gracias —dijo ella y vi como sus mejillas tomaban un poco de color.
—Cualquier cosa que necesites me avisas… por si no sabías soy el presidente del centro de estudiantes, cualquier cosa que pase con las materias o algún profesor no dudes en contarme. Así podremos arreglar los problemas.
—Lo tendré muy en cuenta —dijo _______.
—Vaya que eres una genio Dany, no pudo haber salido mejor el numerito —la felicitó Kevin.
Danielle sonrió orgullosa.
—Pero esto no fue planeado, yo no esperaba que se encontraran en el pasillo. Pero al parecer el destino si —dijo contenta.
—Pero si hiciste que se chocaran —le dije mirándola mal. Ella arqueó una ceja.
—¿Celoso primito? Pues bien merecido te lo tienes —me dijo
—¿Saben una cosa? Todos tienen razón —dije y miré de nuevo a Logan y _______. Se estaban despidiendo.
—Logan es un tipo estupendo, es más voy a hacerme su amigo.
—Sí, claro —dijo joe.
—Lo que digas —agregó Kevin.
_______ siguió su camino hacia el lado de la cafetería, mientras que Logan comenzó a caminar para el lado en el que nosotros nos encontrábamos.
—¡Logan, amigo! —le dije. Él se giró a verme —¿Cómo estás?
—Hola Nick —me saludó —Bien, ¿y tú?
—Perfecto —le dije.
—Me alegro —dijo y detuvo su paso para mirarme —¿No tienes ningún problema con algún profesor verdad?
—Por ahora no amigo, para nada —dije negando con la cabeza.
—Que bueno, pero cualquier cosa no dudes en avisarme…
—Tranquilo, cualquier cosa iré a verte.
—Estoy para lo que necesites.
—Lo sé, eres un gran presidente —le dije.
—Eso intento —dijo divertido y siguió caminando.
—Eres un manipulador horrible —me acusó mi prima.
—Y tú eres una prima horrible. ¿Cómo le vas a entregar a _______ así como si fuera un paquete o algo por el estilo? ¿Qué clase de amiga eres? Olvídate de que somos familia… ya no te quiero más —le dije y miré para otro lado.
—No importa que ya no te quiera Dany —le habló Kevin —Yo estoy aquí para cuidarte cuando este primo que tienes te abandone.
—¿Enserio? —le dijo ella.
—Claro que si caramelito —dijo él.
—Wa, eres tan tierno —dijo ella y se acercó a él para pellizcar su cachete.
Kevin acepto el gesto como lo mejor que le hubiese pasado en toda su vida.
—¿Lo ves? Eres una persona horrible… hasta haces que Kevin diga puras tonterías en más de dos oraciones —le dije.
Golpeé levemente a Kevin para que dejara de mirarla con cara de imbécil —Además de que yo conozco a Logan a raíz de mis problemas con la autoridad de este lugar, mucho antes de que _______ llegara…
—Pero nunca te había importado lo que hacía, ni nada sobre él. Así que mantén tu persona alejada de él y de _______, porque o sino vas a acordarte de mí —me aclaró ella.
—No sé, no puedo prometerte nada primita. Ya sabes que tengo varios problemas con la autoridad de aquí —le dije.
—Prométemelo, Nick —sentenció.
—Dany, no sé si pueda.
—¿Por qué haces esto? —me preguntó.
—Porque está muerto por _______ y no quiere admitirlo…
—Admítelo —me dijo mi prima.
—Es que eso no es así, yo solo quiero cuidarla porque es mi amiga…
—Si, una amiga con la que te gusta acostarte. Con la que te gusta tener sueños pervertidos. Y a la que te gusta besar por ahí —me acusó.
Sonreí burlonamente y sin querer recordé algunas de las cosas vividas con _______ la noche pasada.
—Eso si es verdad —dije con una sonrisa perversa en los labios —Ella es tan… grrr
—Eres tan sucio —me dijo ella.
—Y a mucha honra —aclaré.
—Te detesto —me dijo mirándome venenosamente.
Le sonreí y palmeé suavemente su hombro. Haciendo que su odio hacia mí se incrementara notablemente.
—Yo también te quiero prima


Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Sáb 04 Ene 2014, 9:22 pm, editado 1 vez
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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:19 pm

Capítulo 35.
 
Caminé un poco más rápido de lo que realmente debía, pero era que no podía tolerar aquello. ¿En qué momento pasó que se me fue de las manos? ¿En qué momento _______ se había vuelto a cruzar con Lekker y habían comenzado a hablar y hablar… hasta que la charla los llevó a arreglar una cita para el viernes en la noche? ¡¿En que maldito momento?!
La divisé sentada hablando con Danielle y Blanda. Me acerqué a ellas. Las tres se giraron a verme.
—Déjennos solos —les dije. Mi prima arqueó una ceja.
—¿Perdón? —me dijo.
—¡Que nos dejen solos! —elevé un poco mi voz sin dejar de mirar a _______.
Ellas dos se pusieron de pie y se fueron sin decir nada. Ella no dijo nada, solo me miraba esperando a que yo dijera algo. Volvió su vista al frente y comenzó a hacer un poco de ruido con sus uñas al golpearlas levemente contra la mesa.
—¿Qué quieres? —me preguntó al fin después de un largo silencio. Me senté frente a ella, encontrando su mirada con la mía.
—¿Así que saldrás con Lekker el viernes por la noche? —le dije en tono molesto.
No, no tenía que demostrarle que estaba molesto. Pero es que no…
—Si, ¿Cuál es el problema? —me contestó con toda la calma del mundo.
—Que apenas lo conoces —dije apretando los dientes.
—A ti también apenas te conocía y aun así me acosté contigo —dijo mientras clavaba sus ojos chocolates en los míos.
—No, no, nosotros si nos conocemos. Es más antes de… que pasara nos conocimos más aún.
—¿Sabes cuánto tiempo pasó hasta la primera vez que lo hice con Brad? —preguntó.
—No —le dije negando con la cabeza.
—Un año —sentenció y sonrió irónica —Me siento una sucia al decirlo, pero… tú lo conseguiste en un mes. Soy una cualquiera ahora, así que aceptar la invitación a cenar de un chico desconocido ya no es malo para mí. Además de que Logan es todo un caballero, no solo cuando esta vestido de traje, que de paso sea dicho, tampoco lo eras realmente…
—No tú no eres una cualquiera —le dije.
—Así me siento Nick, me siento sucia, una entregada, una regalada, una cualquiera…
—Pero eso no es así…
—¿A no? ¿Y cómo es? ¿Cómo me ves tú? —me preguntó.
—Lo único que voy a decir, es que no voy a permitir que salgas con Lekker —le dije mirándola fijo.
—¿No? ¿No vas a permitirlo? ¿Pero quién te crees? ¿Mi padre? ¿Por qué no puedo salir con él? Que yo sepa, no tengo nada con nadie. No le debo nada a nadie y soy totalmente libre de hacer lo que se me canta…
Se puso de pie y yo también lo hice, rápidamente me acerqué a ella y la tomé de la cintura acercándola a mí. Mi respiración era algo agitada, la miré fijo a los ojos.
—¿Sabes porque no puedes? Porque no lo tolero, no lo soporto. No me cabe la idea de que otro te toque, de que otro te mire, te bese. No soporto pensar que otro pueda acariciarte, que tú acaricies a otro que no se yo. No lo aguanto ¿entiendes? —le dije algo agitado.
—¿Y que tengo que hacer yo con todo eso? ¿Esperar a que se te pase y quedarme después sola como un hongo cuando eso suceda? Nick lo que pasó entre nosotros fue un error… no debió pasar y recuerdo cada palabra que te dije. Lo recuerdo todo, me dijiste que sabias que me iba a arrepentir y te dije que mi orgullo estaba ebrio para pensar en eso. Tú eres la debilidad de las mujeres Nick, ninguna puede resistirse a ti mucho tiempo. En algún momento va a terminar cayendo y yo ya caí…
—¿Qué sentiste? —la interrumpí.
—Lo mismo que tú… placer —me dijo.
—Si yo voy esta noche a tu casa, toco el timbre, me abres, entro, te besó, te subo a la habitación y te hago lo mismo que la otra noche, no va importarte pues solo vas a sentir placer, ¿verdad?
—No creo que lo hagas, tú eres el tipo de hombre que no está dos veces con la misma mujer…
—Podrías ser la excepción —la interrumpí.
—¿Y porque?
—Porque simplemente, tienes algo que las demás no.
Sin darle tiempo a nada tomé su boca con la mía y la acerqué más a mí. Sus labios se abrieron para mí, cuando mordí el inferior con cuidado. Entonces metí mi lengua en su boca y la saboreé tanto como podía hacerlo. Excitado, pero agitado por la falta de aire, la solté para poder respirar. No me alejé demasiado… seguí rozando su boca
—Eres mía _______, niégalo cuanto quieras. Pero sabes que al final me perteneces tanto como lo sé yo —le dije agitado.
—¿Y tú qué? —Me dijo agitada también —¿Cuándo vas a admitirlo? Eres mío Nick, niégalo todo lo que quieras corazón. Pero sabes que al final la que te maneja soy yo —sonrió burlonamente. Me sentí inhibido —Ahora suéltame que tengo clases…
Con cuidado la fui soltando. Ella volvió a sonreír y negó divertida con la cabeza antes de irse y dejarme solo en la cafetería.
La semana se me pasó lenta. _______ era todo lo que pasaba a mí alrededor y juró en un momento maldecía haber ido a su casa y haberme acostado con ella. Pero siempre que me ponía a pensar en aquello todo rastro de arrepentimiento desaparecía.
¿Por qué? Simplemente porque volvía a desear esa noche. Varias chicas intentaron seducirme en estos días, pero mi rechazo hacia ellas era mayor que antes.
De verdad no lo entiendo, de verdad no sé qué pasó conmigo.
¿Dónde quedó el Nick pirata, el Nick fiestero, al que le gustaba llegar tarde a clases y fumar sin desayunar? ¿Dónde? Me parece que ese Nick está más perdido que nunca.
Al fin el viernes había llegado y al fin mi día de venganza también. Esta noche Logan e _______ iban a salir a cenar, nada más y nada menos a que mi restaurante favorito. Gracias a mi gran amigo Joe, logré averiguar aquello a través de su querida novia.
¿Qué casualidad que yo hice una reserva para mí allí esta noche, verdad?
Salí de la ducha y entré a mi habitación para cambiarme. Danielle no estaba, pues estaba en casa de _______ ayudándola a elegir el atuendo para la gran cita.
Vaya prima que me toco. Traidora y cínica.
Pero no, no. Esto no se va a quedar así. No se van a salir con la suya. Esa cenita quedara arruinada o dejo de llamarme Nicky el cazador Jonas.
Miré la hora en mi celular. Ya eran casi las 10 de la noche. Tenía que apurarme porque o sino iba a llegar tarde. Salí y busque mi auto.
Hoy no usaría a Betty, hoy la dejaría dormir. Me subí en él y prendí marcha hacia el restaurante.
Llegué me bajé y le di dinero a un muchacho que se encontraba allí cuidando los autos del lugar, para que vigilara el mío. Me acomodé un poco el cuello de mi camisa y suspiré antes de entrar.
Detuve mis pasos al verlos allí sentados en una de las mesas hablando sin dejar de mirarse. Logan apoyó una de sus manos sobre la de _______… maldito, ya no tendrá mi voto el año que viene.
Sin seguir dando vueltas me acerque a ellos.
—¡No puedo creerlo! ¿Qué hacen aquí? —les dije con mi mejor cara de sorpresa.
Ambos se giraron a verme. Los ojos de _______ se abrieron como platos y creí que la mandíbula iba a caérsele.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó ella.
—Este es mi restaurante favorito, vengo todos los viernes. ¿Les molesta si me siento con ustedes? Vine solo —dije mientras tomaba la silla.
—Si nos moles…
Me senté antes de que ella terminara la frase. Miré a Logan y palmeé su hombro varias veces. Él me sonrió divertido. No parecía molesto. Yo en su lugar ya me hubiese golpeado.
—¿Cómo estás Logan amigo? —le pregunté.
—Muy bien, ¿Y tú Nick? —me dijo.
—Yo en el mejor momento de mi vida…
—Disculpen, voy al tocador —dijo _______ poniéndose de pie.
Ambos vimos cómo se alejaba detrás de una puerta. Volví mi vista a Logan.
—¿Y cómo van las cosas con _______? —le dije.
—Bien, recién nos estamos conociendo… pero es una chica increíble. Es dulce, es tierna, muy inteligente… y tiene un enorme sentido del humor —me dijo divertido.
—Sí, sí. Ella es así de perfecta al principio —le dije y vi como salía ella del baño —Pero después te la regalo, es terrible…
Ella se sentó a la mesa con el semblante totalmente serio. Logan acomodó su garganta para hablar.
—¿Pido la cena? —preguntó él.
—Si —dijo ella secamente.
—Por favor, muero de hambre —dije yo sonriente.
Logan levantó la cabeza para buscar con la mirada al mozo.
—Dice Danielle que eres hombre muerto —me susurró ella por lo bajo. La miré y sonreí divertido.
—Oh vamos, es solo una travesura —dije y le guiñé un ojo —Disfruta esto, estás con dos hombres bien parecidos…
—Logan será bien parecido… tú sobras aquí —me dijo.
—No sientas penas conmigo, admítelo te gusto un poco. Y tú me caes taaaaaaaaaaan bien, en especial sin ropa, que tengo una sorpresa para ti —le dije sonriente. Giré mi cabeza a Logan —Oye Logan, ¿te gustan los lakers? —le pregunte.
—Sí, son un gran equipo —me dijo él —¿Por qué?
—Porque mañana por la noche juegan y tengo dos entradas extras para verlos, ¿Qué les parece si vamos los tres? —pregunté con una gran sonrisa.
—Oh dios mío, no es cierto —musitó _______ y tomó su frente con la mano.
—¿Enserio? —Dijo Lekker con una sonrisa y luego miró a _______ —No lo sé, _______ y yo ya teníamos planes para mañana. ¿Qué dices _______, te gustaría ir?
—Vamos _______, no seas tonta… las entradas son VIP y yo sé que a ti te encantan los lakers. La vamos a pasar muy bien —le dije. Ella me miró fijo y luego miró a Logan.
—Logan, ¿te molesta si salgo un minuto con Nick? Necesito hablar una cosa con él —le dijo amable.
—No, para nada linda. Ve tranquila —dijo él.
Ella se puso de pie y tomó de mi brazo haciendo que yo también me pusiera de pie. Casi podría decir que me arrastro hasta afuera del restaurante.
—¿Cuál es tu problema? ¿Por qué haces esto? —me preguntó nerviosa.
—Tranquila cariño —le dije y levanté mi mano para acariciar su rostro. Ella se alejó mirándome despectivamente —Como ‘amigo’ tuyo que soy, solo estoy cuidando de ti y conociendo más con quien sales.
—¿Acaso no lo conoces ya? Por lo que me dijo Danielle tienes bastante interacción con él ya que siempre estás metido en problemas.
—Ya, ya no me retes —dije poniendo mi mejor cara de niño bueno —Solo quiero cuidarte…
—Se cuidarme sola.
—¿Por qué eres tan antipática cuando solo quiero hacer las cosas bien? —le dije ya un poco molesto.
—No, tú no quieres hacer las cosas bien —me dijo ella elevando un poco el tono de su voz.
—En él único que estás pensando en este momento es en ti mismo… ¿Qué voy a importarte yo? No seas cínico Nick. Solo te importan tú y tu estúpido orgullo machista.
—¡Eso no es verdad!
—¿A no? Si, si es verdad. Lo único que quieres de mí es sexo… nada más. Y no te agrada la idea de que se lo dé a otro, PORQUE ERES UN VULGAR Y SUCIO MACHISTA.
—¿Tú no se lo darás a Lekker verdad? —le pregunté.
—No, no se lo voy a dar a nadie más. Ni a ti, ni a él, ni a Brad. A NADIE.
—¿Por qué?
—Porque voy a tomar los hábitos —dijo más seria de lo que realmente deseé que estuviera.
—No, tú no estás hablando enserio —le dije algo nervioso.
—¡No, claro que no! Pero me parece que es lo que quieres, ya que no puedo estar con nadie, porque tú te encargaras de arruinarme cada cita que tenga —me acusó —¡Quiero que te vayas!
—¡No, no voy a irme! —Sentencié —¡Y mañana iremos los tres a ese partido y te va a gustar ir conmigo y con Logan juntos! ¡Y te vas a sentar en medio de los dos y vas a mirar el partido y vas a alentar al equipo y te va a encantar la salida!
—¡Bien, perfecto! —Dijo casi gritándome —¿Quieres jugar? Yo también puedo jugar Jonas, y te juro que te vas arrepentir de haberte metido en mi vida, de haberte metido en mi cama, y de haberte metido conmigo…
—Que miedo me das —dije irónico. Ella me miró y sonrió perversamente.
—Pues deberías temerme cariño, si antes decías que te volvía loco… ahora no sabes la que te espera.


 
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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:19 pm

Capítulo 36


Volvimos a entrar y ella se sentó a la mesa sin dejar de sonreírle a Lekker. Él nos miró consecutivamente y sonrió levemente esperando escuchar algo.
—Logan, mañana vamos al partido con Nick —le dijo ella. El rubio sonrió.
—¿De verdad? ¿No te molesta? _______, si no quieres ir… podemos ir al cine como habíamos acordado.
—Tranquilo Logan, vamos a ver el partido. La vamos a pasar bien igual que en el cine —dijo ella y apoyó su mano sobre la de él.
La miré de reojo, ¿Con que ese era su plan, verdad?
—¿Qué pediste para cenar Lekker? —le pregunté. Él me miró.
—Mmm, bueno pedí algo simple y rico. Pastas —dijo él.
—Lamento decirte Logan que _______ es…
—Vegetariana —me interrumpió él —Lo sé. Por eso para ella pedí una pasta especial, de sémola con una salsa de espinaca.
—Eres tan considerado —le dijo ella.
—Lo mereces —le dijo galante. ¡Ya no iba a poder tolerarlo!
—¿Y cómo van las cosas en el centro Logan? —le dije para que pusiera su atención en otro cosa y dejara de mirar a _______.
—Por ahora todo marcha sobre ruedas. La semana pasaba tuve una reunión con el rector y el director de la administración. Vamos a hacer un nuevo proyecto basado en mejorar las condiciones de los laboratorios y talleres.
—Sí, he escuchado un poco de eso. Todo el mundo está muy conforme con tu mandato —le dije divertido. Él rió.
—Yo no lo llamaría así. Solo soy un alumno más que fue elegido por el resto del alumnado para hacerle llegar sus quejas e ideas a las autoridades —dijo condescendiente.
—No seas modesto —le dijo _______, haciendo que ambos la miráramos —Eres un gran presidente… si yo hubiese estado cuando te postulaste te aseguró que te hubiese dado mi voto.
—Serías una excelente asesora de campaña —dijo divertido.
—¿Lo crees? —preguntó ella.
—Sí, eres así como especial para esas cosas —dije metiéndome en su conversación —Te gusta mucho el tema de hablar, de opinar sobre la gente… tienes la palabra fácil.
—Ella tiene ese carácter fuerte y decidió, como todas las mujeres que saben de política y esas cosas —me dijo él. Lo miré.
—Sí, principalmente porque miente muy bien —dije divertido.
Sentí como una pequeña mano se apoyaba sobre mi rodilla. Mis ojos se abrieron bien y mi cuerpo dio un pequeño respingo sobre la silla.
—¿Sabes Logan? Ayer encontré ese libro del que hablamos el otro día —le dijo ella. Su mano comenzó a acariciar mi rodilla, por debajo de la mesa. ¡Oh diablos, este si era su maldito plan!
—¿A sí? —Dijo él algo sorprendido —¿Has podido leerlo?
—Muy poco —dijo ella sin dejar de mirarlo a él.
Ellos seguían hablando, pero mi cabeza estaba demasiado distraída como para prestarles atención. Tragué saliva. Su mano apretó mi rodilla sutilmente, haciéndome recordar que así también lo había hecho la otra noche.
Entonces mi respiración comenzó a agitarse un poco, cuando sentí como su mano comenzaba a subir un poco más a allá de mi rodilla.
¡Oh si, ella quería enloquecerme!
Justo cuando estaba a la mitad del camino tomé su mano con la mía. Ella abrió bien sus ojos, que no dejaban de mirar a Logan.
—Y entonces, por eso fue que comencé a enseñarle a leer a los ciegos —habló él.
Al fin había podido lograr concentrarme y escuchar algo de lo que decían. Acomodándome un poco, tomé mejor su mano con la mía. Con cuidado giré su palma hacia arriba, y comencé a acariciarla con mis dedos. Sonreí levemente al ver la expresión que tomaba su cara. Ella sabía lo que significaba eso. Cuando un hombre acaricia la palma de la mano de una mujer, es porque quiere, ansiosamente, irse a una cama con ella.
Lentamente fue retirando su mano de la mía y poniendo ambas manos encima de la mesa, mientras Logan seguía hablando. Sonreí maliciosamente.
Ella no era la única que podía jugar de esa manera. Distraídamente dejé caer mi servilleta al suelo, justo al lado de ella.
—Lo siento —dije y me agaché para recogerla. Sus piernas quedaron bien puestas frente a mis ojos. Con cuidado coloque mi mano en la parte inferior, justo sobre su gemelo. Y con mucho más de cuidado comencé a subir por ella. Interrumpiendo sus palabras, se sentó erguidamente. Sonreí y me acerqué más para morder levemente su piel. Dio un pequeño salto en la silla.
—_______, ¿estás bien? —le preguntó Logan.
Rápidamente me incorporé. La miré divertido, y sus mejillas estaban rojas.

—Sí, sí, sí estoy bien —dijo nerviosa.
—Espérenme un segundo, que voy a ver porque se tardan tanto con la comida —dijo Lekker y se puso de pie para dejarnos solos.
—¿Qué crees que estás haciendo? —me preguntó nerviosa.
—Lo mismo que tú cariño, jugar… sucio —le dije.
—Pero ¿no podías ser más discreto?
—Te gustó, ¿verdad? Te encanta que te toque, que te acaricie y que te muerda.
—Lo que va a encantarme a mí, va a ser que te levantes de esta mesa, agarres tus cosas y me dejes en paz…
—Tú solita te lo buscaste. Tú me tocas, yo te toco y te muerdo. Si yo te toco y no me quieres tocar… tranquila cariño, me conformo con tocarte yo.
Logan volvió a la mesa y se sentó.
—Ya sale nuestra orden —afirmó.
—¡Qué bueno! —dije contento y metí mi mano debajo de la mesa, para volver a jugar con ella. Apoyé mi mano sobre pequeña rodilla —Muero de hambre…
Entiéndase el doble sentido, ¿cierto?
Un minuto más tarde la comida llegó a nuestra mesa. Trate ya dejar de tocarla, porque de verdad quería comer, pero aun así no se iba a salvar de mí. Ella lo iba a sufrir tanto como yo lo hacía. Los tres comenzamos a comer en un completo y algo molesto silencio. Hasta que Logan acomodó su garganta, para romper el hielo.
—Hace un mes que ya no vas a verme, para que te salve de alguna travesura, u omisión del reglamento Universitario Nick, ¿Por qué? —me preguntó. Terminé de tragar y sonreí.
—Digamos que estoy… descubriendo otros hobbies ¿verdad _______? —dije y la miré.
Ella me miró con desprecio.
—Si claro, ahora se dedica a andar por la vida mirando películas… de terror —dijo ella.
—Y absolutamente creo que la has calificado mal, _______. Más bien yo diría que fue una película de romance —le dije.
—Comedia romántica, mejor al caso —sentenció ella.
—Claro que no, _______. Es más, Logan te podrá desmentir y decir sobre que trata la película.
—Si eso acaba con su diferencia, claro que si —dijo él amable —¿De qué se trata?
—Trata sobre un chico y una chica que se conocen casualmente, y bueno… su relación no comienza de la mejor manera pues el joven, apuesto, seductor y galante muchacho es un poco impulsivo —dije.
—¿Un poco? Yo diría demasiado —agregó ella. Sonreí por lo bajo.
—Eso no es lo importante. Sucede que el primer día en que ellos se conocen el chico la besa, porque ella es realmente irresistible… Ella reacciona mal, lo golpea y todo empieza así. Pero luego empiezan a ser amigos…
—Eso no es así —me interrumpió —Ella quería ser su amiga, pero él era un cerdo que quería una sola cosa de ella.
—¿Vas a dejarme hablar o seguirás interrumpiéndome? —le dije. Ella me miró con odio —Como te decía, quedan como amigos. Pero pasan muchas cosas entre ellos. Se desean mutuamente, pero ella es soberbia y muuuuuuuy orgullosa, no quiere admitir que le gusta el muchacho.
—Y él es un mujeriego, arrogante, egocéntrico, manipulador y sobre todo un egoísta que solo piensa en sí mismo, y que no quiere admitir que está muerto de amor por la chica —le contó ella sin dejar de mirarlo.
—¿Muerto de amor? Eso no es así, él no está muerto de amor por ella —le dije a Logan.
—Oigan, ¿no les parece que solo es una simple película? No vale la pena que peleen por ello. Es una tontería —nos dijo Lekker.
—Yo solo digo que _______ la está clasificando mal —me defendí.
—Es una aberración —aclaró la morena —Además de que no le creí ni un poquito al actor principal.
—Tal vez —dije dándole un poco de razón —Pero la actriz principal, ¡Diablos! Te lo juro Logan esta tan buena, como para encerrarte con ella en una habitación muy oscura y fría, para poder entrar en calor.
—Pues el actor ahí andaba, no era ni muy, ni tan…
—Oh, eres una pequeña mentira —le dije divertido —Mientras veíamos la película te la pasabas diciendo cosas indecentes sobre él. O mejor dicho… bajo él.
Ella me miró intensamente, haciendo que un escalofrío bajara por mi espalda.
—Mmm, ¿Qué les parece si pedimos el postre? —preguntó Logan haciendo que ambos lo miráramos. Pedimos el postre, y lo comimos sin decir ni una sola palabra.
_______ comía despacio su helado, y parecía que nunca lo iba a terminar. Hasta que al fin lo hizo. Logan estaba por llamar al mozo para pagar la cuenta, pero le dije que ya estaba paga, pues el dueño del lugar era amigo mío. Nos pusimos de pie y salimos de allí.
—Te llevo, _______ —le dije. Ella se giró a verme.
—No gracias, me voy sola —sentenció.
—No _______, va a ser mejor que te vayas con Nick. Así yo me quedaré más tranquilo… prometo que para la próxima tendré mi auto —dijo y se acercó a un muchacho para decirle algo.
Con discreción me acerque a ella.
—¿Lo ves? Hasta un extraño te tira a mis brazos… todos saben que me perteneces cariño, que eres mía —le susurré al oído y palmeé su trasero. Ella dio un pequeño salto. Se giró a verme con ojos venenosos.
—¿Hace falta la manito? —me dijo.
—Solo es un gesto territorial —le dije con una sonrisa burlona —Estoy palmeando lo que es mío, solo mío.
Logan volvió a acercarse a nosotros.
—Bueno, yo me tomo aquel taxi de allí —nos dijo. Miró a _______ y le sonrió —La pase muy bien, _______.
—Yo también, eres un encanto —le dijo ella y se acercó a él para abrazarlo. Revoleé los ojos y esperé a que la estúpida escenita terminara. Ella se alejó de él.
—Bueno Lekker, nos vemos mañana en el partido como acordamos —le dije.
—Claro que si Nick, allí nos vemos —me dijo y se fue de allí.
Ambos miramos como se subía al taxi y partía rumbo, seguramente, hacia su casa. _______ se giró a verme y comenzó a caminar.
—Para allá está el auto —le dije.
—No voy a ir contigo —me dijo. Caminé hasta a ella y la alcé en brazos. Ella comenzó a patalear y a quejarse. Caminé con ella así hasta el auto. La bajé frente a él, saqué las llaves y abrí la puerta para que se subiera. Me miró con odio.
—Te detesto —me dijo.
Le sonreí burlón. Se subió y cerré la puerta, para luego rodear el auto y subirme frente al volante.
Prendí marcha y comencé a manejar hacia su departamento. La miré de reojo y ella no decía nada, solo miraba al frente y tenía los brazos cruzados sobre su pecho. Acomodé mi garganta.
—¿Cómo la pasaste? —le pregunté. Ella clavó su mirada en la mía.
—Arruinaste mi cita —aseguró —¿Cómo crees que la pase?
—Vamos, no fue tan malo ¿Acaso no te divertiste? —le dije.
Ella sacó su mirada de mí y miró al frente. Una pequeña sonrisa amenazaba con salir de sus labios. ¡Oh si, ella si se había divertido!
—Eres un tonto —dijo reprimiendo aquella sonrisa.
—Pero te gusta el tonto —le dije. Frené justo frente a su edificio. La miré a los ojos.
—No, no me gusta el tonto —me dijo.
—Pues a mí sí me gusta la tonta, me encanta la tonta.
Su mirada chocolate se volvió tierna y algo confusa. Recorrí con mis ojos su cara, hasta mirar fijamente sus labios. Solo necesitaba un poco de esos labios, y ya era totalmente feliz…
Despacio comencé a acercarme, ella no se movía. Me acerqué más y más, hasta estar tan cerca de ella que pude rozar sus labios con los míos. Sentí como mi corazón se aceleraba un poco más. Cerré mis ojos para poder besarla completamente, pero un celular comenzó a sonar. Ella alejó su boca de la mía y tomó su teléfono.
—¿Hola? —dijo al atender.
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Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:19 pm

Capítulo 37.


Sonrió levemente y se sentó bien en el asiento.
—Logan —dijo divertida —Si, ya llegué a casa… estoy por entrar.
Me miró y abrió la puerta del auto, se bajó y la cerró. Sin dejar de hablar y de sonreír me saludó con la mano, en una forma, debo decir, burlona.
Vi cómo se alejaba caminando hacia el edificio. Y ahora sí, Lekker no tendrá mi voto el año que viene. Si ese maldito celular no hubiese sonado, en este momento estaría saboreando de sus labios. Pero yo no soy así, yo no me voy a quedar con las ganas de besarla.
Rápidamente me bajé del auto y de la misma manera comencé a acercarme a ella.
—Está bien, adiós —escuché que decía y colgaba.
Entonces la tomé del brazo y la giré hacia mí.
—Nick, ¿Qué haces?
Al instante tomé su boca con la mía, colocando mi mano en su nuca, para impedirle escapar. Moví mis labios sobre los suyos, de manera exigente, de manera dominante. Ella lograba que me sintiera desesperado por besarla. Logró despegarse apenas de mí.
—No Nick, basta —dijo agitada. La callé besándola de nuevo. A paso ciego comencé a caminar, haciendo que ella caminara hacia atrás. Se volvió a alejar —No, no vas a subir conmigo.
—¿Por qué no? —le pregunté con la voz algo ronca.
—Porque… porque está tú prima arriba y no quiero que subas.
—Entonces vamos a casa —dije y besé su boca cortamente.
—No tampoco… vete —me dijo.
La solté por un segundo y tomé mi celular. Marqué el número de mi prima y esperé a que me contestara.
—¡Contigo quería hablar! ¿Se puede saber que estás haciendo en la cita de _______? ¿Cuál es tu problema Nick? —me preguntó.
—¿Dónde estás Danielle? —le pregunté.
Los ojos de _______ se abrieron bien y quiso hablar, pero coloque uno de mis dedos sobre sus labios.
—En casa tonto, ¿Dónde más voy a estar? —me contestó. Sonreí levemente.
—Eso es todo lo que quería saber primita, muchas gracias.
—Pero…
Corté antes de que siguiera diciéndome cosas. Miré intensamente a _______. Ella era una pequeña mentirosa, pero no iba a salirse con la suya.
—Danielle no está aquí —le dije.
Volví a capturar su boca en un caliente beso. Ella no pudo reprimir un leve gemido que escapó de sus labios.
Entonces comencé a caminar de nuevo. De una u otra forma entramos al edificio. De una u otra forma logramos subir al ascensor, todo esto sin dejar de besarnos.
La apoyé levemente contra el espejo del ascensor y me alejé de sus labios para besar su mentón, y su cuello.
La caja de mental se detuvo en el piso 6. Casi desesperado logré abrir la puerta. Salimos y la tomé de la cintura apegándola a mí otra vez.
A ciegas volvimos a caminar hasta chocar contra la puerta del departamento. Busqué las llaves dentro del bolsillo de su abrigo y logré abrir…
Cerré la puerta detrás de nosotros, y alejándome apenas de sus labios para poder respirar me quité la chaqueta. Ella se quitó el abrigo. Caminamos un poco más cuando nuestros labios volvieron a juntarse, y caímos pesadamente sobre el sillón.
Caí sobre ella, ganándome un nuevo gemido. La besé más profundamente que antes, haciendo que el aire realmente nos faltara. Bajé mi mano por el contorno definido de su cuerpo, acariciándola sobre la suave tela de su ropa.
—No, no… por favor Nick. Déjame —me pidió cuando solté sus labios y bajé a su cuello.
No, ella no podía pedirme eso. Simplemente no podía…
—¿De verdad quieres que te deje? —le pregunté en un susurró cerca de su oído.
—Sí, si… vete. Ya no más Nick, ya no quiero más esto ¿no lo entiendes? No quiero ser un juguete con el que te diviertes un rato, no quiero serlo.
Entonces me alejé de ella para mirarla a los ojos. Sus ojos estaban vidriosos y me maldije a mí mismo por ello. Me alejé completamente de ella y me puse de pie.
Caminé hasta la puerta y tomé mi chaqueta que estaba en el suelo. Me giré a verla. Su mirada vidriosa, sus labios rojos, me hicieron darme cuenta de lo insensible que puedo llegar a ser.
—Tú no eres un juguete para mí —le dije y salí de allí antes de causarle más daño.
Llegué a mi casa y gracias a dios Danielle no estaba levantada, no quería escuchar reclamos e insultos en este momento. Me cambié y me tiré en el sillón. Me acosté boca abajo y cerré mis ojos para intentar dormir…

Abrí un ojo por el sonido que acababa de provocar el microondas. Levanté un poco mi cabeza y miré a prima en la cocina.
—Danielle —dije con la voz dormida —¿Por qué no dejas de hacer ese ruido?
—No hablo con arruinadores de citas —me dijo y siguió haciendo aquel molesto sonido.
Me senté en el sillón y un maldito dolor se apoderó de todo mi cuerpo.
Creo que tendré que comprar somníferos si _______ va a tener este efecto en mí cada vez que pase algo entre nosotros. ¿Cuándo he dormido? ¿Tres horas?
Esto es terrible, encima me duele todo, como si hubiera dormido sobre una piedra. Aunque no estoy tan alejado de aquello.
Este maldito sillón terminara por dejarme paralítico en una silla de ruedas. Estirando mi cuerpo me puse de pie y camine hasta el baño. Me duché y salí para cambiarme y sentarme a la mesada en donde Dany había preparado todo el desayuno.
—¿Y mi nana? —le pregunté.
—Rose llamó hoy por la mañana diciendo que no podía venir porque Brutus tuvo que ser llevado al veterinario de urgencia porque se comió una moneda —me dijo ella sin mirarme.
—Pobre perrito, tan tonto —musité y pinché un pedazo de fruta para comer.
—No es el único —dijo y clavó su verde mirada en mí. Y aquí vamos con los sermones de Danielle Deleasa —Yo te juro que no te entiendo. No sé, si es porque realmente eres ******* o porque te gusta molestar a las personas.
—¿Terminaste primita? —le pregunté.
—¡No! —me chilló ofendida.
Me acerqué a ella y besé su mejilla ruidosamente, mientras ella intentaba alejarse.
Le revolví el cabello y le apreté los cachetes.
—Deja el sermón para después, por favor. Respeta mis sacrosantos alimentos —le pedí.
—Juro que eres tan complicado a veces y otras tan predecible y sencillo...
—Soy hombre primita es solo eso, no soy tan evolucionado como ustedes las mujeres. Soy básico y primitivo, por eso no me puedes entender a veces.
—Lo que no entiendo es lo que te pasa con _______ —me dijo.
La miré y bajé la mirada a mi comida.
—Ni yo mismo lo entiendo —susurré. Al parecer ella no me escuchó.
—Primero dices que quieres una noche con ella, bueno... obtuviste la noche que querías. Y ahora no puedes tolerar la idea de que salga con otro, y no quieres admitir que son celos. Pero estoy segura de que a ti no te va molestar salir con alguna huequita...
—Te dolerá la cabeza si sigues tratando de racionalizarlo, créeme hablo por experiencia propia.
—¿La amas? —me preguntó. Comencé a toser, ya que me atragante con el jugo que estaba tomando. Cuando logré estabilizarme un poco la miré.
—Define amar —le dije tosiendo un poco todavía.
—Simplemente amar Nick… no lo sé... no tiene una definición concreta. Es algo... un poco ilógico de donde lo mires. Es cuando te late rápido el corazón y no dejas de pensar en esa persona, estas así como idiotizado por ella y la ves en todos lados, por todas partes...
Me sentí bastante identificado, pero… no, eso no es así. Tenía que cambiar de tema.
—¿Tú sientes eso por Kevin? —le pregunté divertido.

Sus ojos marrones se abrieron bien y sus mejillas tomaron un poco de color.
—No, no ¿Por qué lo dices? —preguntó nerviosa.
—Porque sé que no le eres indiferente a Kevin – dije pícaro.
Si en algo soy muy bueno, es en sacarle la vuelta a los temas que no me gustan. Terminamos de desayunar y limpiamos todo. Ya eran cerca de las 4 de la tarde. Se pasa rapidísimo la hora cuando hablas con tu prima, y en especial una prima como Danielle. Me tiré en el sillón a ver la tele. Pero miré el teléfono, necesito hablar con ellos.
Marqué el número de Joe. Sonó una, sonó otra…
—¿Hola? —me dijo.
—Joe —le dije.
—Nick, hermano ¿Cómo estás? —preguntó.
—Aguarda un segundo en línea y no cortes —dije y apreté un botón de espera y marqué el número de Kevin.
—¿Diga? —dijo al atender.
—Kevin —hablé.
—Jonas, amigo que sorpresa ¿Dónde estás? —dijo.
—Espera un segundo —le dije y apreté el botón que había apretado antes —¿Me escuchan los dos?
—¿Qué sucede? —preguntó el afro.
—¿Joe? —dijo Kevin.
—¿ Kevin? —Dijo Joe
—Bueno, escúchenme —les dije mirando fijamente al teléfono.
—¿Que paso ahora pequeño saltamontes? —me dijo el afro.
—Necesito contarles mis problemas —sentencié.
—¿Vas a usarnos de psicólogos? ¿Acaso no puedes contactar a uno de verdad? —dijo Kevin.
—Ustedes me salen gratis —dije sonriente.
—Estas ******* en dinero busca un profesional, estaba a punto de llamar a Blanda —se quejó Joe. Entrecerré los ojos y miré mal el teléfono, como si él pudiera verme.

—La dominante de tu novia puede esperar, tengo problemas —le dije.
—Bueno ya, ya... él tiene razón Joe, luego nos quejamos cuando no sabemos que le pasa —me defendió mi buen amigo Kevin.
—Está bien, que comience la sesión. ¿Estás sentado y cómodo? Relájate y suelta la lengua de una vez —dijo Joe.
—En este último tiempo me he estado mirando al espejo... y no me reconozco. No sé quién es el que se está mirando —comencé a hablar.
—Pero si no estás gordo. Es más estas como más trabajado que nunca —me dijo Kevin
—No puedo creer que hayas dicho eso... ¿Acaso no te das cuenta que está hablando de su forma de ser, no de su estado físico? —Lo retó Joe —Continua Nick…
—Me siento... me siento como cuando tenía 7 años y no sabía que sabor de helado comprar —continué.
—Estás confundido entonces —dijo Kevin.
—No, no es solo eso. Me siento un inepto para tomar decisiones, un manipulador egoísta a la hora de pensar en alguien más —conté.
—Pero es que eres un inepto para tomar decisiones —dijo Joe —¿Piénsalo que decisión importante has tomado en los últimos años?
—Y si eres un manipulador egoísta. Dany me habló anoche para decirme que te sacara de la cita de _______ —dijo KevinKevin.
—¿Te metiste en la cita de _______? —preguntó sin poder creerlo.
—Tal vez, bueno si, si me metí. Y si soy un manipulador egoísta pero antes no me hubiera importado, hasta lo hubiera tomado como halago ¿Por qué ahora si me importa? Y lo de las decisiones, tome una sola a los 9 años y no me arrepiento de haberla tomado así me esté llevando el diablo por haberlo hecho —dije muy seguro de aquello.
—Y ahora te puede importar por una sola cosa —habló Kevin.
—Estás enamorado —sentenció Joe.
—Y me podrían explicar ¿Qué es eso? Por qué no entiendo el concepto. No está en mí, irremediablemente terminaré arruinándolo, lo sé. De hecho creo que todo el mundo lo sabe —dije algo nervioso.
—Pero primero lo primero amigo —dijo Joe.
—¿Estás enamorado de _______? —preguntó Kevin.
—Es que eso no tiene sentido. No puedo estar enamorado de ella, porque simplemente es algo que no quiero sentir y que... no conozco y que...
—Ya deja de querer ponerle patas y pelos... estás enamorado y punto —me interrumpió Joe.
—Sí, sino no harías todas las cosas que haces —Agregó KevinKevin.
—¿Que hiciste ayer en su cita? —preguntó el afro.
—Bueno yo... llegué y me senté con ellos a cenar. Toque a _______ por debajo de la mesa... aunque vale decir que ella comenzó —me defendí.
—¿La tocaste? eres un cerdo —me acuso Kevin.
—Ella comenzó —me queje


Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Sáb 04 Ene 2014, 9:26 pm, editado 3 veces
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Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:19 pm

Capítulo 38

—Pero ¿Por qué? —preguntó Joe.
—Porque me pidió que me fuera y no me fui y le dije que hoy iríamos los tres al partido de los lakers le gustara o no, y entonces ella me dijo que si quería jugar que jugara, pero que ella también iba a hacerlo —les conté.
—¡Un momento! ¿Acabas de decir partido de los lakers? —dijo el afro.
—¿Llevaras a _______ y a Logan al partido? —dijo sin poder creerlo Kevin.
—¡Bueno! No podía dejar que salieran hoy y perderme el partido por estar detrás de ellos. Algo tenía que hacer... y no se me ocurrió mejor cosa que invitarlos al partido —me defendí.
—No puedo creerlo, ¿Qué te pasó amigo? De verdad esto ya me preocupa —dijo Joe.
—Quiero llorar, quiero... quiero a tu prima Nick —habló Kevin.
—¿Acaso tú también vas a querer un psicólogo? —le preguntó Joe.
—¿Podríamos ir por orden y concentrarnos en mi problema? Después vamos a todos los problemas de ustedes —les dije.
—Tu problema es simple y sencillo... tienes que ir agarrar a _______ y decirle: _______ yo no sé en qué momento pasó, ni cómo. Pero te amo, y no puedo dejar de pensar en ti... me he vuelto un completo *******... un poco más de lo que ya era. Y ahora todo mi mundo depende de ti... de tu mirada, de tu sonrisa. Solo quiero estar contigo y que seamos felices. Por favor, se mía para siempre —habló cursimente. Joe y yo estallamos en risas. ¡Oh dios, eso no podía ser cierto!
—¿Eso es lo que estás pensando decirle a mi prima? Te lo digo amigo, se te va a reír en la cara. Eres demasiado cursi…
—Que bajo concepto tienes de Danielle, es mujer todas las mujeres se derriten quieran o no con esas cosas. Pueden compensarlo ¿Cuántas veces usaron a Neruda o a sus equivalentes para conquistar a una mujer? —nos preguntó.
—Tienes razón —dijo Joe.
—La única diferencia es que esta vez cuando se lo diga, si es que me animo a decirle le hablaré desde el corazón —dijo totalmente cursi. Fruncí el ceño.
—Hermano... me emocionas. Eso se llama tener los pantalones bien puestos y amor por otra persona además de ti —lo felicitó Joe.
—Lo sé, la diferencia entre Nick y yo es que yo sé cuándo ser humilde —se defendió.
—Ustedes dos no me están ayudando... solo me están hundiendo —les reproché.
—No es eso Nick, sino que intentamos hacer que entiendas que no todo en la vida es sexo y atracción física... está permitido que sientas amor por la chica con la que te acuestas —me aclaró el afro.
—Pero yo no quiero sentir amor —le dije.
—¿Por qué? —preguntó Kevin.
—Porque no sirvo para sentir amor —aseguré. Porque cuando se siente amor y lo pierdes... es un dolor terrible. No quiero volver a sentir una cosa así
—Todos servimos para sentir amor Nick… no seas terco piénsalo así. Imagínate que _______ se enamora de Lekker y empiezan a salir —me dio un ejemplo Joe..
—¿Cómo vas a sentirte? —dijo Kevin.
—Antes de que eso suceda lo mato —dije simplemente.
—Dile lo que sientes antes de que sea demasiado tarde.
—Y la pierdas para siempre...
¿Para siempre? Para siempre es una palabra demasiado grande. Pero entonces me puse a pensar un poco en aquello. ¿Cómo sería perder algo que nunca tuve? ¿Cómo sería perder a alguien que no se si amo? Entonces miré la hora en la pared de la cocina y ya eran las 7 de la tarde. Maldición iba a llegar tarde, y no podía permitirme eso.
—Muchachos debo irme, llegare tarde al partido. Son unos pésimos psicólogos, pero igual se los agradezco. Prometo que iremos los tres juntos al próximo juego —les dije.
—Eres una rata —me acusó Kevin.
—Mal agradecido.... cuando te des cuenta de lo que hablamos va a ser demasiado tarde, y no estaremos aquí para escucharte —dijo Joe..
—Adiós —dije revoleando los ojos y colgué el teléfono.
Tomé mi abrigo y las entradas. Y salí de mi departamento. Esta vez no dejaría a Betty en casa, ella era la única que merecía todo mi amor y respeto. Prendí marcha hacia el estadio, y llegué más rápido de lo que esperaba. Dejé a Betty y vi como el auto de _______ llegaba al lugar. Estacionó justo frente a mí. Logan se bajó y del otro lado _______. Ambos me miraron.
—Apúrense que llegamos tarde —les dije.
Le dedique una rápida mirada a _______.

Ella solo atinó a mirar hacia otro lado. Logan se acercó a mí y me saludó amable. Tomando el brazo a su acompañante, _______ miró a su alrededor como inspeccionando el lugar. Les indiqué por donde teníamos que ir. Nos acercamos al hombre y les entregué las entradas. Asintió con la cabeza y nos dijo que lo siguiéramos. Estábamos en la fila 2 de la parte VIP, miré a mí alrededor y vi varias personas conocidas. Un viejo amigo se giró a verme cuando nos sentamos detrás de él.
—¡Nick! ¿Cómo estás tanto tiempo? —me dijo y me tendió la mano. La tomé y le sonreí.
—¿Qué tal Leo? ¿Cómo te trata la vida? —le dije. Él rió levemente.
—Bien, bien aquí relajándome un poco mirando al equipo. No pude comunicarme contigo pero… tu donación para las causas ecológicas fue muuuuy buena. Era lo que nos faltaba para completar —me dijo.
—Me alegro por ello —dije y miré a _______, que lo miraba perpleja. Sonreí por lo bajo —Lo siento, no los presenté. Ella es _______ una ‘amiga’
—Es un placer _______ —le dijo él —Tienes un excelente amigo…
—Si, ya lo creo —dijo ella por lo bajo. Le presenté a Lekker y luego hablamos un poco más. Hasta que Leo se concentró en otra conversación. Me senté bien en mi asiento.
—¿Cómo conoces a Leonardo Di caprio? —me preguntó ella sin poder creerlo.
—Conozco a mucha gente cariño, y no soy tan insensible y egoísta como dices que soy. Te podrías sorprender —le dije. Una voz grave avisó que el partido estaba por comenzar.

Estiré mi cabeza para mirar a Lekker, ya que, _______ se encontraba en medio de ambos —¿Cómo va todo Lekker?
—Bien, bien —me dijo él divertido —No sabía que conocías a gente del espectáculo.
—Conozco a gente de todos lados —dije divertido.
—Principalmente de la noche —aseguró _______.
—Si tú lo dices —dije y volví mi vista al frente.
El partido comenzó, los lakers salieron a la cancha y todos nos pusimos de pie para aplaudirlos y gritar. El equipo contrario también salió y al minuto el partido comenzó. Los minutos comenzaban a pasar y el partido se ponía cada vez más interesante. Hasta que mis ojos se posaron en las manos de _______ y Logan. Estaban entrelazadas y apoyadas sobre él apoya brazos del asiento. Sentí una pequeña presión en el pecho y unas ganas tremendas de separarlos. _______ se puso de pie y soltó la mano de Logan cuando nuestro equipo perdió un excelente punto.
—Son unos muertos —aseguró mientras volvía a sentarse. Logan rió divertido.
—Oye, ¿quieren que vaya por algo de tomar? —preguntó.
—Si, por favor —le dije.
—Yo quiero una botella de agua Logan —le dijo dulce ella.
—Está bien, ahora vuelvo —dijo y se puso de pie.
Al instante en que se fue, la voz del parlante nos avisó que el entretiempo había empezado. Miré a _______, pero ella no me miró.
—¿Cómo estás? —le pregunté luego de unos segundos de silencio.
—Bien —contestó simplemente.
—¿Me… me perdonas? —le dije. Ella se giró a verme algo sorprendida.
—¿Por qué? —me dijo.

—Por lo de anoche —musité y sin pensarlo tomé su mano con la mía —Yo fui un imbécil… no debí hacerlo. Pero sabes como soy, soy impulsivo —ella miró el agarre de nuestras manos, y luego levantó su vista a la mía. Era como si escuchar eso de mí, no hubiese sido cierto. Entonces levanté mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja. De repente sentí que todo el mundo estaba mirándonos. Giré mi cabeza y vi nuestra imagen en una de las pantallas gigantes del estadio. Volví mi vista a _______ y ella también miró a su alrededor.
—Sí, si muchachos. Están en la besa-cam —habló la voz del locutor del partido.
Seguí mirando a mí alrededor.
—Beso, beso, beso —la gente comenzó a decir. _______ negó efusivamente con la cabeza, haciendo que el canto de la gente se intensificara. Miró a la pantalla y miró a la gente.
—No, no. Ella vino con alguien más —dije haciéndome el inocente.
¡Diablos, si ella se entera que esto está planeado es capaz de asesinarme!
—Beso, beso, beso —la gente seguía insistiendo.
—Vamos chicos, no hagan que la gente se ponga molesta… bésense. Queremos un lindo beso. Vamos que hacen una linda pareja —habló la voz por todo el estadio. _______ miró a su alrededor para percatarse de que Logan no estaba por ahí. Me miró y luego miró a la gente.
—¡Esta bien! ¿Quieren un beso? —preguntó.
Las personas que estaban cerca asintieron. Entonces ella se acercó a mí y chocó sus labios con los míos.

Suavemente tomé su rostro y dejé nuestras bocas quietas, pues no creo que sea correcto con tanta gente mirando. Las personas comenzaron a aplaudir, creo que satisfechas.
—Eso es —dijo el locutor —Ahí tienen un amor joven…
Ella se alejó de mí y volvió su vista al frente.
—No puedo creer que esto me pase a mí, es increíble —dijo algo molesta.
Sonreí por lo bajo y de pronto llegó Logan cargado con cosas.
—Lo siento si me tardé, pero había mucha gente —se disculpó y se sentó.
Le dio el agua a _______ y a mí me alcanzó una gaseosa igual que él. El partido volvió a comenzar. Pero esta vez _______ no tomó la mano de Lekker, pero tampoco tomó la mía. Eso solo puede decir que ella esta confundida. Y creo que eso tampoco es algo de ahora, ¿verdad? Lo sé, lo sé. Soné como un verdadero estúpido al razonar aquello. El partido terminó. Los lakers ganaron por amplio margen de diferencia. Nos pusimos de pie y con cuidado salimos de allí.
—¿Me esperan afuera? Necesito ir al baño —dijo _______.
—Sí, sí, si —le dije —Ve tranquila —alejándose de nosotros caminó por un pasillo. Miré a Logan y ambos caminamos para salir afuera.
—Buen partido, ¿verdad? —me dijo.
—Excelente partido —le dije mientras nos acercábamos más a nuestros coches.
Ambos giramos la cabeza para ver como una enojada _______ se dirigía hacia nosotros. Se paró en seco delante de mí.
—¡No puedo creer que fuiste capaz de hacer eso! —me dijo nerviosa.
—¿De qué hablas? —le pregunté.

—¿De que hablo? ¡¿De que habló?! —Preguntó histérica —¡Le pagaste al chico de la cámara para que nos apuntara!
—¡Bueno si, lo hice! ¿Y qué? —le pregunté alzando un poco mi voz.
—¡Eres un manipulador horrible! ¡Te odio, eres de lo peor Nick! ¡Y encima en un momento te creí el tema del perdón!
—¡Pues creo que ayer fuiste muy clara cuando me dijiste que ibas a jugar! ¡Pues yo también estoy jugando!
—¡Por dios, ya basta! —dijo Logan alzando su voz. Ambos nos giramos a verlo —¿Acaso van a seguir dando vueltas?
—¿De qué hablas Logan? —le preguntó _______.
—¡De esto! ¡De ustedes! Ya dejen de pelear solo para ocultar lo que les pasa —nos dijo.
—Amigo, creo que perdiste un tornillo —le dije.
—Si, tal vez si… pero ustedes están perdiendo el tiempo. Ya no lo oculten, hasta el más ******* de los idiotas se daría cuenta de que ustedes se quieren —dijo haciendo un gesto con los hombros. _______ Y yo nos miramos para luego estallar en risas.
—Es broma ¿cierto? Por si no te has dado cuenta ella es una histérica voluble que me quiere enloquecer cada vez que tiene oportunidad —le dije y miré a _______.
—Y él simplemente es un ******* —dijo ella sin dejar de mirarlo.
—Lo que sea muchachos, ustedes ríanse, insúltense, ódiense. Pero la cruda verdad les va a caer encima para aplastarlos —nos dijo. Soltó un suspiro y se acercó a _______ —_______ eres hermosa, eres la chica ideal para un chico como yo... encantado ya te hubiese presentado a mi madre. Pero yo no soy para ti —le dijo.

Soltó un suspiro y se acercó a _______ —_______ eres hermosa, eres la chica ideal para un chico como yo... encantado ya te hubiese presentado a mi madre. Pero yo no soy para ti —le dijo. Soltó su mano y me miró —Ustedes dos son el perfecto ejemplo del amor opuesto.
—Logan… —dijo ella.
—Yo seré tu amigo _______, podrás contar conmigo para lo que sea. Pero es con él con quien tienes que estar.
—Estoy de acuerdo con eso —dije asintiendo.
—Y tú no seas tonto, Nick. No hay muchas como ella, y creo que eres consciente de ello —me dijo y miré a _______ —Ahora debo irme, tengo que hacer unas cosas. Pero no sean tontos y piensen —comenzó a caminar para alejarse de nosotros. Ninguno dijo nada, él nos había dejado con la palabra en la boca. Giré mi cabeza para mirarla.
—¿Vas a pensarlo? —le pregunté.


 


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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:20 pm

Capítulo 39

Ella me miró fijo a los ojos, sin decir absolutamente nada por unos cuantos segundos. Yo estaba por decir algo…
—No, yo no tengo nada que pensar —me dijo —No quiero nada contigo…
—¡Eres una necia! —le dije nervioso —¡Ni siquiera porque el chico más sincero y bueno del mundo te lo dice quieres entender!
—¿Y tú? ¿Acaso lo pensarías? No Nick, ¡No seas cínico! A la primera falda fácil que pase frente a ti, te irás corriendo detrás de ella.
—Tal vez tengas razón y no haya nada que pensar... teniendo en cuenta lo poco que me conoces para decir una cosa así —le dije algo molesto —Me ofendes.
—¿Acaso no es así? No me vengas con que te afecta eso ahora, porque no es verdad. Estoy completamente segura que tienes una lista más larga que la de un hospital público de las mujeres con las que has salido —dijo enojada.
—¡Pero tú no eres una más de ellas! —le dije nervioso.
—¡¿No, no lo soy?! ¡¿Y que soy entonces?! —me preguntó con el mismo tono que yo utilicé.
La miré fijo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Pero tampoco exponerme tanto y decir una sarta de *******.
—Tú… tú eres lo mejor que he tenido —logré decir luego de un largo rato de silencio.
Entonces vi como sus ojos cambiaban esa forma acusadora, para mostrarme desconcierto y miedo. Ella no quería escuchar eso… no esperaba escuchar eso.
—¿Otro de tus estúpidos discursos de convencimiento? —Preguntó y dio media vuelta para comenzar a caminar —Con Amanda o cualquier otra estúpida puede funcionar Nick, pero conmigo no —dijo sin dejar de caminar hacia su auto.
¡Diablos, ella era tan testaruda! ¡No quiere entenderlo, no quiere aceptarlo!
Digamos que yo tampoco, ¿verdad? Pero aun así, cuando logro decirle algo que me sale del corazón, no me cree. No quiere creerme.
—¡No es un discurso! ¡Es una afirmación! —le dije fuerte ya que se estaba subiendo al auto. Prendió marcha y salió rápidamente de allí. Solté un cansado suspiro y me subí a Betty —Tú siempre vas a estar conmigo, ¿verdad Betty? Eres la única mujer en mi vida que nunca me ha pedido nada… y a ti si puedo decirte que te amo Betty.
La prendí y comencé a manejar hacia mi casa. Me puse a pensar un poco en como estuvieron las cosas en general. Y bueno, no todo salió mal. Por lo menos Lekker comprendió que no podía hacer nada con _______, pues ella es mía.
¿Es mía? ¿Acaso puedo utilizar ese término?
Sí, claro que puedo usarlo. Porque aunque lo niegue, aunque no lo acepte, aunque quiera huir y esconderse, ella sabe que es mía.
Y ahora que Logan se hizo a un lado, ya puedo estar tranquilo. En realidad no puedo estar muy tranquilo. Porque en cualquier momento puede salir el psicópata de Nilson al ataque y querer hacerle algo a mi _______.
Ay _______, va a ser tan complicado hacerte entender que no eres como las demás. Hasta para mi es complicado de entender. Pero creo que poco a poco me voy dando cuenta de que es así. Pero quizás no lo sea, ¿Y si quizás estoy confundido?
Tal vez lo que me pasa con _______ el pasajero. Yo no quiero lastimarla, ella no se lo merece. Es una buena chica… es una chica inteligente, hermosa, simpática, dulce. Tiene una mirada que logra dejarte hecho un *******. Y esa forma tan excitante y al mismo tiempo relajante de besar… que juro que podría estar horas y horas simplemente besándola. Pero ya, ya, ya, ya no voy a seguir pensando en esas cosas. No tienen sentido.
Llegué a casa y cuando entré mi celular comenzó a sonar. Lo tomé y miré la pantalla. Número privado, que extraño. Fruncí el ceño y decidí contestar.
—¿Hola? —dije al atender. No obtuve ninguna respuesta —Hola, ¿Quién habla? —nadie contesto. Volví a mirar la pantalla, la llamada aún estaba —_______, ¿eres tú cariño? ¿No quieres hablarme? —entonces la llamada se cortó. Miré la pantalla y si se había finalizado.
No, esa no había sido _______. Ella sería incapaz de llamarme. Pero, ¿Quién pudo ser?
¿Mi padre? No lo creo.
¿Amanda? Puede ser.
Pero de seguro que fue alguna de las locas esas que esta atrás mío y llamó solo para escuchar mi masculina e irresistible voz.
El fin de semana se pasó rápidamente, ya que solo me quedaba por disfrutar el domingo. Ese día me quedé en casa todo el día cocinando con Rose. Y como siempre que ella tenía oportunidad, lograba preguntarme por _______. Yo no sé porque será, pero no entiendo porque la quiere tanto. Aunque esa pequeña caja de mentiras es fácil de querer.
Apresuré un poco mi pasó para llegar más rápido al despacho del rector

Me habían sacado de la clase de economía porque él me había mandado a llamar. No sé porque motivo será, pues hace mucho que no hago ningún lío o me meto en problemas. Y hoy era miércoles mitad de semana… me puse a pensar un poco si había hecho algo malo, pero no, verdaderamente no hice nada de nada.
Toqué dos veces la puerta de su despacho.
—Adelante —escuché que me decía. Con cuidado me asomé y él me miró —Nick, pasa muchacho y cierra bien la puerta.
Asentí y entré del todo. Me hizo una seña para que me sentara frente a él y así lo hice. Acomodé mi garganta.
—¿Para que soy útil? —le pregunté ya que no me hablaba.
Él soltó un suspiro y me miró bien.
—¿Cómo has estado? —preguntó. Fruncí el ceño.
—Bien, normal —contesté algo confundido.
—¿Sabes? Estoy un poco sorprendido… últimamente no te he visto por aquí y también últimamente estas llegando temprano a las clases.
—Sí, puede ser que algo me haya afectado un poco. Pero bueno ni modo, es para bien o ¿no?
—Claro que sí, y estamos muy contentos. Este es el Nick que queremos aquí, no el rebelde que le gusta meterse al jardín del campus en su ducati —me dijo.
Reí por lo bajo. Él sacó un cigarrillo y me pasó uno. Lo acepté con una leve sonrisa. Prendió el suyo y luego me dio el encendedor para prender el mío. Lo prendí y luego lo miré.
—¿Para qué me mandó a llamar señor? —le pregunté después de soltar el humo de mi cigarro.
—¿Acaso no puedo llamarte para hablar contigo y preguntarte cómo estás? —me dijo.

—Sí, si puede pero… ¿no le parece un poco extraño? —dije divertido.
—Bueno si, tienes razón. Te mande a llamar porque llegó algo para ti —dijo. Lo miré extrañado.
—¿Algo para mí? ¿Y qué es? —pregunté.
Él abrió un cajón y sacó un sobre de carta de allí, lo colocó encima de la mesa y cerró el cajón. Me miró y acercó el sobre a mis ojos.
—Lo trajeron hoy por lo mañana y solo dice Nick… y como eres el único Nick en la Universidad deducimos que es para ti —me dijo. Miré fijo aquel sobre blanco que tenía solo mi nombre escrito atrás. Miré al rector y tomé la carta. Sentí un gran impulso por abrirla, pero me contuve. Algo me decía que debía abrirla solo y leerla en soledad.
—Luego la leo —le dije. El rector asintió con la cabeza y se apoyó mejor en su asiento. Volvió a fumar de su cigarrillo y soltó el humo.
—Puedes volver a clases —me dijo. Asentí y me puse de pie con el sobre en la mano.
Una sensación extraña se había apoderado de mí.
—Muchas gracias por la carta —dije antes de salir.
—No es nada, y cualquier cosa que necesites no dudes en avisarme, ¿si Jonas?
—Quédese tranquilo señor, cualquier cosa le aviso —le dije y salí de allí.
Sin dejar de mirar el sobre entre mis manos caminé con cuidado al salón.
¿De quién podrá ser? Lo único que dice el sobre es Nick, escrito con una letra linda y redonda. Es letra de mujer, estoy completamente seguro de ello. Quizás tengo una admiradora secreta que ahora se va a dedicar a mandarme cartas de amor, y mensajitos por todos lados.

Me reí para mis adentros al pensar en eso. Pero algo me decía que nada tenía que ver con chicas.
Llegué al salón y entré. Me senté de nuevo en mi lugar, justo al lado de Kevin.
—¿Qué pasó? —Me preguntó —¿Qué hiciste ahora?
—No, nada. Solo me llamó para darme esto —le dije y le enseñé el sobre.
—¿Una carta? —dijo confundido.
—Sí, no tiene remitente ni nada —dije.
—¿Y que estas esperando para abrirla y leerla? —preguntó y quiso abrirla. Se la quité.
—No, no quiero leerla aun. Luego la leeré solo.
El resto del día me la pasé pensando en la carta. Luego de que el rector me la diera y se la mostrara a Kevin había decidido guardarla y leerla en otro momento… algo me decía que no debía leerla, pero mi otra voz me decía que sí.
Hoy _______ no había venido a clases, por lo que me dijo Dany, había tenido un problema con su padre y había estado un poco mal por ello. Pobre mi pequeña cajita de mentiras. Me hubiese gustado darle un abrazo. Y por causa de que ella no había venido, no había podido poner mi cabeza en otra cosa que no fuera la carta.
Decidí escaparme del taller de música porque las ganas de leer la carta ya me estaban consumiendo. Salí de allí silenciosamente. Tomé con firmeza mi mochila y caminé hasta el jardín del lugar. Gracias a dios no había nadie allí. Me acerqué hasta el viejo árbol y me eché bajo el.
Respiré en fresco aire y busque entre mis cosas el sobre blanco. Lo volví a mirar bien y entonces tomé valor para abrirlo.

Saque de allí un papel que estaba doblado en varias partes, ya que era un papel muy largo y estaba completamente escrito de adelante y de atrás. Di un gran respiro y comencé a leer.

Nick:
O mejor sería poner, Hijo. Hace tanto tiempo cariño, hace tantos años que vengo buscando la forma de llegar a ti, de comunicarme contigo. Pero siempre hay algo que me lo impide. 
¿Por dónde puedo empezar mi amor? Tengo tantas preguntas y estoy segura de que tú también las tienes. Antes que nada quiero pedirte perdón, perdón mi amor por no haber sido lo suficientemente fuerte para pelear por ti. Quiero pedirte perdón por dejarte, por no cuidarte durante todos estos años. Perdón hijo mío, es algo que te pido de corazón. Y sé que tal vez no puedas perdonarme… y te entiendo, pero quiero que sepas que jamás me olvide de ti. Me comporté como una cobarde, no pude hacerle frente a Paul. Él… él logro lo que quería, alejarme de ti.
Creciste mi amor, y lo hiciste lejos de mí. No sabes las noches que lloré, pensando en tu miedo a la oscuridad. ¿Quién iba a arroparte si yo no estaba ahí? ¿Quién iba a abrazarte para que el miedo se fuera? Los días en los que me la pasaba pensando en tu carita de tristeza, en tus ojos azules llenos de lágrimas. 
¡Oh hijo, esa imagen tuya, esa mirada tuya aun no salen de mi cabeza! Las pequeñas lágrimas que corrían por tus mejillas esa noche, aun me torturan. Tu voz quebrada al decirme ‘adiós mamá’ retumba en mi cabeza.

Y me odio, y me detesto por no haber podido evitarte todo eso. Te arrancaron de mi lado Nick, me alejaron de ti de la peor manera. Y yo no hice nada, no hice absolutamente nada.
Nick, mi vida, yo quiero que sepas que en todos estos años no hubo un solo día en que yo no pensara en ti. Juro que me imagino lo hermoso que debes de estar. Es que pienso en eso y mis ojos se llenan de lágrimas. Siempre fuiste un niño hermoso, y no lo digo por ser tu madre, no. Lo digo porque así era mi amor, eras el más bello de todos. Y estoy segura de que ahora también lo eres.
Y también estoy completamente segura de que eres un Don Juan, mi intuición de madre me dijo eso cuando cumpliste 14 años. Y si eso es así jovencito, creo que algún día vamos a tener que hablar muy seriamente sobre ello. No sabes las veces que me imagine retándote por algo, y que luego arreglas el problema con algún halago o sonrisita compradora.
Siempre imaginé el día en que me trajeras a tu primera novia a casa… Y creo que eso aún no sucede Nick, ¿estoy en lo correcto, verdad? Tantas cosas mi amor, tantas cosas que me imagino. Tantas cosas que sé que perdí y no voy a volver a recuperarlas. Todas esas cosas que perdí provocaron un vacío en mí.
El día en que tu padre te alejó de mí, se llevó un pedazo de mi corazón. Y creo que en este momento te debes de estar preguntando, ¿Por qué te escribo ahora y no lo hice antes? Es que yo si lo hice hijo, siempre te escribía cartas.

Pero tu padre encontraba la forma de saber cuándo iba a mandarla y se encargaba de que nunca te llegaran. Por eso esta vez me arriesgué y mandé la carta directamente a la Universidad en la que estas. No puedo creer que ya estés en la Universidad. Ya eres todo un hombre, estudiando derecho. Tengo tantas cosas para contarte mi amor.
Luego de que tu padre te llevara, intenté rehacer mi vida con Ben, y de a poco lo hice. Ben es un hombre maravilloso, siempre estuvo a mi lado cuando… sentía que no tenía más fuerzas para continuar viviendo sin ti. Siempre encontraba las palabras correctas para sacarme adelante y darme la esperanza de que algún día fuera a volver a verte.
Pero no solo me dio eso, hace cinco años Ben me dio el segundo regalo más grande de mi vida. Se llama Hope y es una niña hermosa. Tienes tus ojos, y creo que heredó esa forma convincente y aduladora para salir de los problemas. Y eso que apenas tiene cinco años. Siempre le habló de ti, siempre le digo que tiene un hermano mayor y le muestro fotos tuyas de cuando eras un niño. Ella las mira y dice: Ese es mi hermano, Nick, y esta tan orgullosa de ti. 
Tienes que conocerla, se van a llevar tan bien… Y creo que hasta aquí puedo llegar mi vida, porque las lágrimas me están nublando la vista. Nunca olvides que te amo Nick, y eres lo más grande que dios me ha dado.

Denisse.
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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:21 pm

Capítulo 40:
 
Ella sacó las llaves de su cartera y comenzó a caminar. Estaba por llegar tarde a la presentación de su hijo, y no se podía permitir aquello. Se subió al auto y arrancó lo más rápido que pudo. Cuando llegó se bajó y casi corrió hacia dentro del auditorio. Un poco agitado se acercó a una de las profesoras. 

—Señorita Mimí, ¿Dónde está mi hijo? —le preguntó recuperando un poco el aire que había perdido.

—Nick está detrás del escenario señora Jonas —le señaló el camino con el dedo.

Denisse asintió con la cabeza y movió de nuevo sus piernas para acercarse al lugar. Corrió una cortina y lo divisó parado en medio de todas las niñas. Sonrió levemente. Él levantó su pequeña mirada azul y sonrió mostrando todos sus dientes al verlas.

—Lo siento señoritas, pero llegó mi reina —les dijo a las niñas y se abrió camino de ellas para acercarse a su madre. Denisse se agachó cuando él estuvo cerca.

—Eres todo un galancito —le dijo divertida.

—Lo se mami, pero solo me interesas tú —dijo él.

—Okey, acabas de ganarte un helado para cuando termine la función —dijo ella y acomodó un poco su pelo —¿Estas nervioso?

—No, para nada —afirmó y sonrió.

Su madre levantó su mano y acarició su rostro. Sus mejillas estaban pobladas de pequeñas pecas, su nariz pequeña adornaba su cara de niño. Él era tan bello, su pequeño bebe. Con solo 5 años ya era todo un hombre, y hablaba como tal. 

Una de las profesoras de ballet se acercó a ellos. 

—La función ya va a comenzar —les avisó. Ambos asintieron y volvieron a mirarse.

—¿Papá vino? – le preguntó él esperanzado.

—No Nick, papá está ocupado —dijo ella.

—Siempre está ocupado —susurró bajando la mirada.

Denisse tomó su mentón e hizo que la mirara a los ojos. Ella no podía permitir que la concentración y la autoestima de su hijo bajaran por eso. 

—Pero yo estoy aquí y yo quiero verte brillar. Ben también vino a verte…

—¿Ben está aquí? —dijo entusiasmado.

Ben siempre venía a verlo y eso lo alentaba. Denisse sonrió.

—Sí, está aquí y ambos queremos que seas el niño más lindo de todos.

Nick rió divertido.

—Soy el único niño, mami —le dijo.

—Tienes razón, pero no importa. Para mí eres único y estoy muy orgullosa de ser tu madre. Ahora sal a ese escenario y haz lo que sabes hacer —dijo y le dio una pequeña palmada en la cola para que caminara.

Nick movió sus pequeñas piernas hacía en escenario y Denisse lo perdió de vista.

Se sentó en el gran piano de la casa de su abuela. Tenía que terminar de saber las notas, antes de que su madre llegara. Levantó la tapa del piano y se sentó en el asiento. Sus pequeñas piernas no alcanzaban el pedal. Así que buscó un libro y lo apoyó sobre él para poder tocar tranquilo. Miró las 88 teclas del majestuoso piano de cola. Con cuidado apoyó uno de sus pequeños dedos sobre una de ellas. 

—Cuando toques el piano, siempre has de cuenta que estas tocando un pedazo de tu alma, y tócalo con cuidado... porque el siente las emociones que tienes cuando lo tocas —le dijo su madre sentándose a su lado.

—¿El siente mis emociones? —le preguntó él algo asombrado.

—Claro que él te siente. Ahora pon tus manos como te dije la otra vez, y solo toca después de que yo lo haga —le dijo ella.

Nick vio cómo su madre apoyaba sus manos sobre la otra mitad del piano, en la que él no estaba. Sus largos y finos dedos empezaron a moverse, causando que la música saliera suave y melodiosa. 

El pequeño rubio comenzó a mover los dedos también, copiando el acto de su madre. Denisse sonrió contenta mientras veía todo lo que su pequeño de 7 años había avanzado solo en dos semanas. Nick miró a su madre y le sonrió, enseñándole una sonrisa que una pequeña separación en las paletas de sus dientes. Le encantaba tanto llegar de la escuela y sentarse a tocar con su madre. Amaba pasar la tarde con su madre, hablando de los músicos más importantes de la música clásica. Y aprendiendo a tocar algún instrumento nuevo.

—Mami, ¿crees que algún día seré un gran hombre? —le preguntó él.

Denisse dejó de tocar y lo miró.

—Claro que si mi amor, serás un hombre de bien —le dijo ella acariciando su mejilla.

Sentí que algo frío caía por mi mejilla. Entonces mi mente salió de aquel extraño trance en el que había entrado y me di cuenta de que estaba sentado en el pasto de la Universidad. Miré la carta entre mis manos y sentí como por mi otra mejilla una nueva lágrima caía.

Un nudo se había formado en mi garganta, haciendo que me costara trabajo respirar. Mi madre… mi madre me había escrito, mi madre estaba bien. Ella nunca se olvidó de mí…

—¿Nick? —escuché que me llamaba. Levanté la cabeza y ella me miraba algo extrañada. Rápidamente se acercó y se agacho hasta mi altura —¿Qué sucede?

Entonces el nudo en mi garganta se hizo más grande. La tomé del brazo y rápidamente la acerqué a mí, para abrazarla. Escondí mi rostro en su cuello y dejé que aquel nudo saliera de mí, materializado en lágrimas. Ella estaba algo confundida, pues sus brazos estaban indecisos a abrazarme o no.

—¿Qué pasa? —me volvió a preguntar.

—Solo necesito que me abraces, ______ —le hablé con la voz algo quebrada —Lo único que quiero es un abrazo.

Y entonces mi necesitada respuesta llegó. Sentí como sus pequeños brazos me apretaban con fuerza y me acercaban más a ella. Levanté mis brazos y rodeé su cintura. Lloré en silencio sobre su cuello. Sentí como su mano bajaba y subía por mi espalda… pero no con intención sexual o algo por el estilo. Era un gesto de cariño, de consuelo.

Cerré mis ojos y me quedé ahí, pegado a ella. Respirando su aroma, y sintiendo un poco de tranquilidad entre sus brazos. No sé cuánto tiempo estuvimos así, simplemente perdí la noción de todo. Lentamente comencé a alejarme de ella. ______ me miró fijo y levantó su mano para secar mi rostro.

—¿Qué sucedió? —dijo preocupada.

Miré la carta que estaba en mis manos y al instante tomé mi mochila y la guarde allí. Sonriendo levemente me puse de pie y ayudé a ______ que lo hiciera.

—Nada cariño, tranquila —le dije y acaricié su rostro.

—No, no puedes decirme nada… porque tú estabas llorando y no creo que te pongas a llorar por nada… no eres la clase de hombre que llora porque sí.

—¿Estas preocupada por mí? —le dije arqueando una ceja.

—¿Acaso ni cuando estas mal logras controlarte un poco?

Sonreí divertido, aunque de verdad no me sentía muy bien que digamos.

—Nunca vas a dejarme escuchar que estás muy preocupada por mí ¿verdad? —le dije.

—No… no es eso. Yo si me preocupo por ti… anda, dime que pasó —dijo.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté.

—Vine a buscar unos papeles que necesitaba y pasé y te vi aquí… ¿Vas a decirme?

—Te extrañe hoy en las clases… no tenía a quien mirar de manera posesiva —dije para seguir cambiando de tema.

—¡Ya no me cambies de tema! —me reprochó.

—Ya es tarde cariño, va a ser mejor que vayas para casa —le dije y me acerqué a ella para besar su frente. Me tarde un poco más de lo que el gesto ameritaba.

—Pero… —intentó hablar ella, pero comencé a caminar.

Me metí a la Universidad, necesitaba encontrar un lugar tranquilo para pensar, y que mejor lugar que sala de música. Miré a mí alrededor y ya casi nadie estaba en la Universidad. Llegué al salón y entré. Sonreí al ver el piano. Me acerqué, lo abrí y me senté frente a él.

—Cuando tocas el piano estas tocando un pedazo de tu alma…

Sonreí de nuevo al recordar otra vez sus dulces y sabias palabras. Acaricie las teclas y luego coloque bien mis dedos sobre ellas. Comencé a tocar una de sus canciones favoritas, el Pachabel Canon in D de Mozart. Mis dedos no habían perdido la habilidad de tocar, pensé que si ya que hacía mucho que no tocaba el piano.

Muchos recuerdos más llenaron mi cabeza. Estaba por terminar, cuando sentí una presencia en la sala. Levanté la cabeza y ella estaba parada en la puerta.

—______, ¿Qué haces aquí? —dije sorprendido.

Con cuidado ella comenzó a acercarse. Se sentó a mi lado y miró al piano.

—No sabía que tocabas tan lindo —me dijo. Ella giró su cabeza y me miró —¿Puedes tocar algo para mí?

La miré fijo y entonces recordé aquella canción que hace unos años, cuando estaba aburrido, había aprendido a tocar el piano.

—Si —dije asintiendo —Y no solo voy a tocar algo para ti, sino que voy a cantarlo también…

—¿Cantas? —dijo sorprendida.

—Hago un esfuerzo —coloqué mis manos sobre el piano de nuevo.

—Vaya… de verdad me sorprendes —musitó.

Moví de nuevo mis dedos y la música comenzó a salir. Miré mis manos, para tratar de recordar mejor las notas… y al instante invadieron mi cabeza. Giré mi cabeza para volver a mirarla.

—My life is brilliant. My love is pure. I saw an angel. Of that I'm sure. She smiled at me on the subway. She was with another man. But I won't lose no sleep on that, 'Cause I've got a plan. You're beautiful. You're beautiful. You're beautiful, it's true. I saw you face in a crowded place, and I don't know what to do, 'Cause I'll never be with you. Yeah, she caught my eye, as we walked on by. She could see from my face that I was, Fucking high, And I don't think that I'll see her again, but we shared a moment that will last till the end. You're beautiful. You're beautiful. You're beautiful, it's true. I saw you face in a crowded place, and I don't know what to do, 'Cause I'll never be with you —su mirada se volvió tierna —you’re beautiful. You're beautiful. You're beautiful, it's true. There must be an angel with a smile on her face, when she thought up that I should be with you. But it's time to face the truth; I will never be with you...

Las últimas notas no llegué a tocarlas bien, pues me concentré mucho en mirarla. Sus ojos ahora estaban vidriosos y amenazaban con soltar lágrimas.

Rápidamente se acercó a mí y tomó mis labios con los suyos. Sentí una pequeña presión en mi pecho, y me di cuenta de que era mi corazón acelerado. Posó una de sus manos en mi mejilla y me acarició mientras comenzaba a mover su boca sobre la mía. Un débil sonido salió de mi garganta y al instante mi necesidad de ella me atrapó. Exigiendo más de su boca tomé su rostro con ambas manos y la acerqué más a mí. Su pequeña mano subió hasta mi nuca, mientras nuestras bocas se acariciaban tiernamente.

Soltando sus labios apenas, apoyé mi frente contra la suya, y respiré profundamente. Abrí mis ojos y sus ojos estaban cerrados. Nuestras respiraciones se mezclaban agitadas en ese pequeño espacio que nos separaba.

—Diablos ______… esto no puede ser así —susurré.

—Lo sé, lo sé —me dijo rápidamente.

Apretando los dientes me alejé de ella. Yo no quería sentir esto… no podía sentirlo. Una vez perdí a alguien que amaba mucho. Y me conozco, yo sé que si dejo que esto pase… voy a arruinarlo quiera o no quiera, siempre termino arruinando las cosas.

—Ya es tarde cariño, ve a casa. Juro que hoy en la noche voy a llamarte —le dije.

Ella se puso de pie y asintió con la cabeza.

—Está bien… pero ¿no quieres contarme? —me dijo. Le sonreí levemente.

—No, no hay nada que contar —dije. Volvió a asentir y caminó hasta la puerta. Se giró a verme, y pensé que me pondría de pie y caminaría hasta ella para abrazarla y besarla otra vez.

—Sabes que puedes contar conmigo Nick, y que siempre que necesites hablar voy a escucharte.

—Si cariño, lo sé.

Sonrió por lo bajo y salió de allí. Solté un suspiró y volví a mirar al piano. Entonces mi cabeza comenzó a pensar en todas las cartas que me habrá mando y que el canalla de mi padre nunca me dio. Tomé mi celular… el maldito infeliz iba a escucharme.

—¿Qué sucede Nick? —me preguntó al atender.

—¿Dónde están las cartas que me mandó mi madre? —le pregunté. No dijo nada.

Al parecer no esperaba que le dijera eso —Las quiero, quiero todas las cartas que ella me escribió.

—No sé dónde están —dijo.

—¡Mentira! ¡Si lo sabes! ¡Tú las tienes! —le grite.

—¡Antes que nada te calmas! —me levantó la voz el también —¡Si te digo que no las tengo es porque no las tengo!

—Voy a ir a tu oficina ahora mismo y me vas a dar esas cartas, al igual que un número de teléfono en donde puedo comunicarme con ella. ¿No sé si lo sabes? Pero mañana es su cumpleaños y quiero hablar con ella…

—No Nick —sentenció.

—¡Si maldita sea, me vas a dar lo que te estoy pidiendo! ¡Te guste o no! —colgué el teléfono y salí de la sala de música alterado. Pero mi enojo se calmó un poco al verla detrás de la puerta —______ —le dije. Ella trago saliva.

—Lo siento, solo quería escucharte tocar…
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Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:23 pm

Capítulo 41.

Todo el enojo que se había acumulado en mí, se había evaporado como por arte de magia al escuchar sus palabras.
—¿Escuchaste verdad? —le pregunté. Ella apretó sus labios.
—Perdón… perdón yo no quería escuchar. Lo único que quería era escucharte tocar —se disculpó. Sonreí y acomodé un mechón de su cabello.
—Prometo que voy a hacer un concierto para ti sola —dije.
Entonces se acercó a mí y me abrazó. Aquel extraño gesto mandó un escalofrío por todo mi cuerpo. Me quedé inmóvil, pensando en que hacer. Reaccionando, mis brazos se levantaron y la envolvieron.
Atiné a esconder mi rostro en su cuello y acercarla más a mí. Era tan extraña la sensación volátil y tonta que me invadía. Su perfume era tan delicioso y adictivo. Con sutileza froté mis labios contra su piel.
—Suéltame ______, sino no podré dejarte ir —le susurré.
—No me dejes, llévame contigo —me dijo. La acerqué más a mí.
—No puedo cariño, voy a la oficina de mi padre —le dije. Ella se alejó despacio.
—Te acompaño… luego podemos ir a tomar un helado.
La miré bien y sonreí.
—¿Es una cita? —pregunté.
—¿Por qué no? —dijo.
—¿Estás aceptando que me estás invitando a salir? —Dije sin poder creerlo —Pellízcame.
Rió por lo bajo.
—Pero si no quieres… me voy a casa.
—No, claro que no. Ahora no me vengas con excusas.
—Entonces, vamos —dijo y comenzó a caminar. No pude moverme, me quedé quito mirándola. Se detuvo y se giró a verme.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Que realmente eres hermosa —le dije bobamente. Sus mejillas tomaron un poco de color.
—Vamos, se hace tarde —dijo.
Caminé hasta ella y la miré fijo a los ojos.
—Tienes algo en los labios —dije. Frunció el ceño y llevó las manos a su boca.
—¿Dónde? —preguntó y bajó la mirada intentando verse a sí misma. Sonreí.
Con su mirada distraída me acerqué más a ella y quité su mano de mi camino para rozar sus labios. Su boca soltó un leve suspiro. Besándola suavemente di un paso hacia ella, haciendo que nuestros cuerpos quedaran más cerca. Con cuidado mordí su labio inferior, para luego alejarme despacio.
—Como me gusta besarte, ______ —le confesé aun cerca.
Ella se alejó un poco más y me miró a los ojos. Mordió sus labios y se volvió a sonrojar.
—Vamos, ¿quieres? —me dijo.
Salimos de allí y caminamos hasta el estacionamiento. Miré a mí alrededor buscando su auto, pero no estaba.
—¿En qué viniste? —le pregunté.
—Caminando —dijo simplemente.
—Perfecto —aseguré —Así podré llevarte conmigo… bien cerca.
—Eres un aprovechador —me acusó. Sonreí y me subí a Betty
—Sube aquí —le hice el gesto para que se sentara justo frente a mí.
—¿Y si mejor voy atrás? —preguntó.
—No seas vueltera, y ven aquí —dije y la tomé de la mano para jalarla hacia la moto.
Se subió y se acomodó bien. Recogió su cabello y me dejó la linda vista de su nuca. No pude contenerme y me acerqué a besar su cuello. Ella dio un pequeño salto.
—Nick —se quejó.
—Lo siento, lo siento. Eres demasiado irresistible…
—¿Puedes dejar de jugar y vamos? —me pidió.
Con una pequeña sonrisa arranqué y prendimos marcha hacia la oficina de mi padre. En el camino mi cabeza no dejaba de pensar en la carta de mi madre. No dejaba de pensar en Hope.
¿Pueden creerlo?
Tengo una hermana. Toda mi vida quise tener hermanos, y ahora sé que tengo una. Es increíble.
—¿Estás bien? —su voz llegó medio lejana a mi cabeza. La miré a los ojos.
—¿Qué? —pregunté.
—¿Qué si estás bien, Nick? —repitió algo preocupada.
—Si cariño, ¿Por qué lo dices? —le dije.
—Porque tienes cara de enojado.
Le sonreí levemente y besé su mejilla.
—No estoy enojado, solo estaba pensando.
Me detuve justo frente a las oficinas de mi padre. Me bajé primero y ayudé a ______ bajar. Comenzamos a caminar hacia adentro.
Sin saludar a nadie de la entrada, me dirigí directamente al ascensor. Nos subimos y marqué el piso de mi padre.
Estaba ansioso por llegar. Necesitaba saber en dónde estaban todas esas cartas. Y esta vez Paul no se iba a salir con la suya.
Llegamos al piso y nos bajamos. La secretaria de mi padre me miró sorprendida y estaba por agarrar el teléfono.
—Deja ese teléfono allí, Aly —le dije. Ella colgó el tubo. Miré a ______ —Espérame aquí cariño, ¿Si?
—Aquí te espero —me dijo.
Le sonreí apenas y caminé rápidamente hasta la puerta de mi padre. Sin tocar la abrí y entré. Él me miró fijo cuando lo hice. Cerré la puerta con algo de fuerza y lo miré fijo a los ojos.
—¿Dónde están las cartas? —le dije lo más calmado que pude.
—Hola ¿no? Hace mucho que no te veo —me dijo el muy cínico.
—¡Contéstame! —le exigí. Él no dijo nada. Entonces tomé la carta que había guardado y se la mostré —¿Sabes lo que es esto? —Pregunté y sonreí irónicamente —Es una carta de mamá.
—¿De dónde sacaste eso? —me preguntó poniéndose de pie.
—Quiero todas las cartas que ella me mandó. ¡Son mías y nada tienen que ver contigo!
—¿Por qué sigues insistiendo con ella? ¿Acaso no ves que nunca le importaste? ¡Si le hubieses importado no se hubiese ido con aquel infeliz!
—¡Ella se fue por tu culpa! —le grité.
—Solo voy a decirte una cosa Nick… no me busques —me dijo hablando en voz baja.
—Por lo menos dame un teléfono en donde llamarla. Mañana es su cumpleaños… quiero hablar con ella —le dije reteniendo todo mi enojo.
—No —sentenció.
—¡Maldita sea! —le rugí y tiré todas las cosas que estaban sobre el escritorio. Abrí la puerta y salí de allí. Sin prestar atención a que ______ estaba allí me acerqué a Aly —¡¿Dónde está el número de ella Aly?! —le pregunté bastante alterado.
—Yo… yo no lo sé —me contestó nerviosa.
—¡Sí que lo sabes! —le grité.
Sentí unas pequeñas manos tomarme del brazo y jalarme hacia ella. Cerré los ojos y dejé que ella me calmara con sus brazos.
—Tranquilo —me susurró mientras me abrazaba más.
Otra vez todo eso enojo que tenía se evaporó. Me quedé quieto cerca de ella, sus manos subían y bajaban por mi espalda, calmándome. Luego de unos segundos me alejé con cuidado.
—Lo lamento —le dije mirándola a los ojos.
—Oye, tranquilo —me dijo y acarició mi mejilla. Me iré a mirar a Aly.
—Lo siento Aly, sé que no tienes nada que ver —me disculpé.
—Todo está bien, Nick —me dijo ella. Paul salió de la oficina y se quedó quieto al ver a ______ allí. La miró extrañado por unos cuantos segundos.
—No sabía que estabas acompañado —me dijo sin dejar de mirarla.
—Sí, pero ya nos vamos —le dije apretando los dientes.
—No espera —dijo él y lo miré —Necesito que hagas una cosa, y te voy a dar el número que quieres…
—¿Qué cosa? —pregunté al instante.
—Necesito que le lleves esto a Donald que está abajo esperando, y que firmes por mí el papel que él tiene —me indicó.
—Para eso tienes empleados —le recordé.
—¿Quieres el número? Entonces has lo que te digo —me dijo. Solté un suspiró cansado. Me acerqué a él y tomé el papel. Miré a ______.
—Espérame aquí por favor —le pedí. Ella asintió y salí de allí.
Bajé rápidamente por las escaleras para no perder mi tiempo, necesitaba ese número para poder hablar con mi madre.
Me encontré con Donald, le di el papel y firmé otro. Volví a subir, estaba por entrar a la sala, pero me quedé detrás de la puerta al escuchar a mi padre hablar.
—Pensé que eres una chica inteligente, ______ —le dijo.
—Y yo pensé que usted era un hombre honesto y trabajador señor Jonas, pero veo que las apariencias engañan —le dijo ella.
—Te conviene tenerme como amigo pequeña, ya que si pretendes estar con mi hijo y casarte con él tienes que tener mi agrado…
______ empezó a reír y no pude evitar sonreír por ello.
—No puedo creer que haya dicho eso… ¿Usted se da cuenta de lo que acaba de decir? Señor Jonas tengo 19 años y no tengo intenciones de casarme aun… además de que no creo que su hijo quiera eso —le dijo divertida.
—No seas insolente —le advirtió.
—Y usted no sea ridículo. Olvídese de que voy a hacer algo de lo que me acaba de pedir, está muy equivocado si piensa que voy a decirle algo malo con respecto a…
Entré y ambos me miraron. Miré fijo a mi padre. Estaba algo rojo y se notaba que estaba molesto. En cambio ______ tenía esa cara de calma y armonía que siempre lograba hacerme sentir mejor.
—¿Pasó algo? —le pregunté.
—No nada, solo que tu padre se sabe unos chistes muuuuy graciosos —me dijo ella sin dejar de mirarlo.
—Espero que te hayan tratado bien —dije mirando a mi padre.
—No tengo nada para decir —me dijo ella.
Paul se acercó a la mesa de la secretaría y tomó un papel, anotó algo y me lo dio. Lo miré y era un número de teléfono.
—¿Vamos ______? —le pregunté. Ella me miró y sonrió.
—Vamos —dijo asintiendo —Adiós señor Jonas… fue un placer hablar con usted.
—Adiós señorita Brooks —le dijo él.
Salimos de allí y noté que la cara de calma y armonía de ______ había cambiado por una cara de molestia.
—¿Qué sucede? —le pregunté. Me miró y sonrió levemente.
—No, nada. Solo estaba pensando —me dijo.
—Cariño, yo sé que dijimos de ir a tomar un helado… pero ¿podríamos dejarlo para otro día?
—Claro que si —dijo y me miró a los ojos —Debo ir a hacer unas cosas, ¿necesitas algo de mí?
‘Varias cosas me gustarían de ti’
—No cariño, nada —le dije antes de decirle semejante barbaridad.
—¿Seguro? ¿No quieres que me quede contigo? —preguntó.
—¿Vas a admitir que estas preocupada por mí? —le dije. Ella sonrió y luego bajó la mirada.
—Claro que estoy preocupada por ti…
—¿Cuánto?
—Bastante —dijo mientras miraba para otro lado.
—¿Y por qué será eso?
—Porque, porque… debo irme —dijo y comenzó a caminar.
—______ —la llamé. Se giró a verme —Porque te mueres por mí, ¿verdad?
Revoleó los ojos y negó con la cabeza.
—Luego te llamo… ¿estás seguro que estarás bien?
—Sí, voy a estar bien —le dije divertido.
—¿No vas a hacer ninguna tontería, cierto?
—No voy a hacer ninguna tontería.
—¿Me lo prometes?
—Si no te vas voy a besarte —le dije.
Sus ojos se abrieron bien y pestañeó varias veces.
—Ya me voy —dijo algo nerviosa y comenzó a caminar.
Sonreí al ver su paso apresurado al caminar, entonces corrí hasta ella y la tomé del brazo para jalarla hacia mí y besarla dulcemente en los labios.
—De todas maneras iba a hacerlo —le dije cuando me alejé apenas un milímetro de ella.

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Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:23 pm

Capítulo 42.
Llegué a mi casa y tiré todas mis cosas al suelo. Tomé la carta de mi madre y me senté en el sillón para volver a leerla. Me había olvidado completamente de su letra. Una letra fina y bien clara. Me levanté y fui hasta mi habitación. Comencé a revolver los cajones de mi mueble, hasta que encontré lo que estaba buscando. La tomé con cuidado y la miré detenidamente. Ella era tan hermosa… y debe serlo aun.
Sentí un nudo de impotencia que no me dejaba respirar tranquilo. Ella era una mujer increíble y nunca tuvo que haber pasado por todo lo que mi padre la hizo pasar. Maldito cobarde, infeliz… será mi padre pero lo único que siento hacia él es desprecio.
Me puse de pie, necesitaba salir y despejarme, dejar de pensar en todo. Me cambie la molesta ropa de la Universidad y tomé mis llaves y mi teléfono para salir de casa. No iba a ir en moto. Necesitaba caminar.
Caminé sin rumbo alguno por las calles de la cuidad, sin prestar mucha atención a donde estaba yendo. Hasta que mis pasos se detuvieron frente a un viejo bar. Miré a mí alrededor y decidí entrar. Un lugar con luces bajas, todo estaba relativamente oscuro. Me acerqué a la barra y me senté en la silla. Un hombre de unos 70 años se acercó a mí y me miró fijo.
—¿Qué se te ofrece muchacho? —me preguntó.
—Dame una botella de ron – le pedí. Él asintió. Se alejó de mí y se agacho para buscar lo que le estaba pidiendo.
—¿No vas a hacer ninguna tontería, cierto?
Su pregunta y preocupación llegó a mi cabeza. Me la había vuelto a preguntar después de que la había ido a besar. El hombre se acercó de nuevo a mí y apoyó la botella frente a mis ojos, colocó un vaso al lado. Lo miré y le agradecí con la cabeza. Se alejó de nuevo.
Lo siento cariño, pero no puedo cumplirte. Necesito que mi mente este en otro lugar, necesito olvidar y embriagarme. Abrí la botella y me serví un poco de ron. Miré mi vaso y dude un poco en hacerlo… _____ estaba en mi cabeza.
Pero no, tenía que hacerlo. Llevé el vaso a mi boca y tomé de golpe. Apoyé el vaso con un poco de fuerza sobre la barra, ya que el ron me había quemado hasta el cerebro. Volví a llenarlo y volví a tomar.
—Tu madre es una cualquiera, ¿entiendes eso? Ella te dejó, decidió irse con otro… ¿y sabes porque? Porque eres un error… nunca te quiso. Cuando se enteró de que estaba embarazada de ti… quiso abortarte pero yo no la dejé, y cuando naciste no te quiso ver. La tuvieron que obligar a que te diera de amamantar… ¿Cuándo vas a entenderlo? Ella nunca quiso que nacieras… 
—¡Mentira! —dije sin darme cuenta.
La gente que estaba a mí alrededor se giró a verme. Volví a tomar el ron que estaba en mi vaso. Sus malditas palabras llenaron mi cabeza.
¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué mi propio padre quería destruirme? ¿Por qué quería acabar conmigo? ¿Qué le había hecho yo a él?
Seguí tomando y tomando. Mi cabeza ya daba vueltas. Pero aun así no había logrado despejar mi mente de aquellos recuerdos horribles y aquellas palabras hirientes. No sé cuánto tiempo pasó, pero mi botella ya estaba casi vacía.
Miré a mí alrededor y luego miré a la hora del reloj de pared del bar. Ya era tarde, debía irme. Me puse de pie y ante el repentino mareo me agarre de la mesada. Saqué un poco de dinero y sin mirar cuanto era lo dejé encima de la mesa. Salí del bar y las gotas de lluvia mojaron mi rostro. Levanté mi cabeza y miré el cielo. Estaba oscuro y había refrescado bastante.
Coloqué sobre mi cabeza la capucha de mi buzo. Tenía que ir a algún lado, tenía que dejar de pensar un poco. Mis pies comenzaron a caminar sin rumbo alguno, la lluvia fría había logrado traspasar un poco mi ropa. No sabía a donde ir, mis pasos caminaban sin dirección.
Hasta que me detuve frente a un edificio. Lo miré bien y supe que ese era el edificio de _____. Me acerqué a la puerta y para mi buena suerte, estaba abierta. Me quedé un segundo quieto, esperando a que todo volviera a ser visible, ya que lo estaba viendo borroso. Reí por lo bajo y me acerqué al ascensor.
Entré y sin dudar marque el piso 6. Llegué al piso más rápido de lo que pensé. Me acerqué a la puerta y di tres golpes firmes y lentos. Necesitaba que me abriera, necesitaba verla, necesitaba abrazarla. Que ella me abrazara y que me contuviera. Tragué ante el pensamiento.
—Ya voy —escuché su dulce voz desde adentro. La puerta se abrió y ella me miró sin poder creerlo —Nick…
—Lo siento, no sabía a qué otro lugar ir —dije y me tambaleé un poco. Ella se acercó a mí y tomó de la cintura. Su rostro quedó cerca del mío —Joe ha salido de casa y Kevin está en un caos familiar —disculpé con esas excusas mi presencia en su casa. Me ayudó a entrar y me hizo sentarme en el sillón.
—¡Menos mal que te dije que no hicieras tonterías! —me empezó a regañar. Mi cabeza daba muchas vueltas. Solo vi cómo se acercaba a la cocina —¿Por qué haces esto? ¿Qué necesidad tenías de tomar así? A kilómetros se te huele el alcohol —siguió hablando. Sonreí por lo bajo y vi como ella serbia algo en una taza —¡Creo que ya estás un poquito grande como para estar emborrachándote por ahí y poniendo tu vida en peligro!
—Ya, ya no me retes —le pedí. Ella se acercó y se arrodillo frente a mí. Me quitó la capucha.
—¡Tienes los ojos rojos por el alcohol! ¿No te da vergüenza? Encima me lo prometiste, me prometiste que no ibas a hacer tonterías…
—Perdón, perdón —me disculpé.
Levantó su mano y secó mi rostro con la toalla que había traído. Luego me ayudó a quitarme el buzo, ya que estaba empapado.
Colocó la toalla alrededor de mis hombros. Giró y tomó la taza para dármela. Miré el líquido verde claro y la miré a ella.
—Es un té chino, quita la borrachera más rápido que el café y no provoca efectos de adicción, como el café —me dijo.
Volví a mirar el té y con duda lo acerqué a mi boca.
Apenas un sorbo de aquello tocó mi lengua lo alejé de mí.
—Esto es un asco —dije mientras dejaba que esa horrible cosa pasara por mi garganta.
—Lo siento querido, pero el que quiere celeste que le cueste —dijo y me hizo tomar de nuevo.
Juro que era lo más asqueroso que había probado en mi vida.
—No, no quiero más —alejé la taza de mí, pero ella volvió a acercarla.
—No, claro que no —llevó la taza a mi boca —Vas a tomarte todo, quieras o no.
Sonreí por lo bajo y tomé obedientemente.
—Estoy seguro de que así debe sonar mi madre —dije algo divertido. Sus ojos se clavaron en los míos, y acomodó un poco mi cabello.
—¿Sabes? La noche de la fiesta en la que nos encontramos, ¿recuerdas? —me dijo. Asentí con la cabeza mientras volvía a tomar un poco de té. Ya no sabía tan horrible —Estábamos jugando a las veinte preguntas… no lo terminamos. Me tocaba a mí…
—Fueron cinco, no veinte... bueno seis —le dije al recordarlo con claridad. Sonrió por lo bajo y luego soltó un leve suspiró mientras se arrodillaba mejor frente a mí.
—Bueno, entonces comenzaré —me dijo. Asentí —¿Por qué eres haces las cosas que haces?
—No lo sé, es algo que… no lo sé —le respondí.
—Está pregunta siempre quise hacértela —dijo algo divertida —¿Qué le viste a Amanda?
Su pregunta me hizo reír por lo bajo. La miré a los ojos y arqueé una ceja.
—¿Celosa? —pregunté.
—La que hace las preguntas aquí soy yo —me dijo seria.
—Está bien, está bien —le dije y suspiré —Amanda es una más del montón, nada significó para mí y jamás va a significarlo.
—¿Yo soy una más del montón?
—No, jamás —contesté rápidamente.
—¿Playa o montaña? —me dijo.
—Montaña, así podría ir con alguien a quien le parece que lo mejor de tener frío es poder entrar en calor —le dije. Rió levemente y clavó sus ojos en los míos.
—¿Cómo se llama tu madre? —preguntó.
Detuve el recorrido que estaba haciendo la taza a mi boca. Sentí como un nuevo nudo se formaba en mi garganta. Aquel mareo horrible que tenía cuando llegué ya casi ni estaba.
—Denisse —dije por lo bajo.
—¿Dónde está ella? —dijo.
—No lo sé —dije y fijé mi mirada en la nada —Hace diez años que no sé nada de ella. Mi padre… mi padre la golpeaba. Ella un día se cansó y me agarró y nos fuimos de casa con Ben.
—¿Quién es Ben? – la miré a los ojos y sentí como los míos se llenaban de lágrimas.
—Ben era el hombre por quien mamá iba dejar a Paul. Siempre lo quise mucho, era un hombre increíble —contesté su pregunta —Nos… fuimos de casa, pero papá fue por mí con un juez y se quedó conmigo. Desde entonces… no supe más nada de ella. No sabía si estaba viva, si estaba muerta —mi voz se quebró al final de la oración —Mi padre me ha amenazado toda su vida con que si yo no hacía lo que él quería iba a mandar a matar a mi madre —la mire de nuevo a los ojos y sus marrones ojos estaban llenos de lágrimas también —Yo no pude hacer nada, ¿entiendes? ¡El maldito me tiene agarrado de las pelotas!
—Otra pregunta —dijo con un hilo de voz. La miré extrañado —¿Puedo besarte?
No dije nada. Ella se inclinó hacia delante y chocó suavemente sus labios con los míos. Mis ojos se cerraron instantáneamente. Sus labios se cerraron suaves sobre los míos, que con temor respondían a su gesto.
No había ganas en ese beso, no era una insinuación sexual. Ese beso era preocupado, angustiado, quería consolarme. Esto no podía ser así, no debía ser así. Algo asustado me alejé de ella. Me miró algo sorprendida.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—No… no hagas eso. Yo no quiero tu lastima… no me gusta la lastima —le dije.
Tomó mi rostro con sus manos e hizo que la mirara fijo a los ojos. Me sonrió dulcemente, provocando que un escalofrió bajara por mi espalda. Volvió acercarse a mi boca.
—No, no es lastima —susurró sobre mis labios —Solo quiero cuidarte. Tú viniste hasta aquí, no porque Joe o Kevin no estaban. Viniste hasta aquí, porque necesitas que te cuide, necesitas que te abrace, que te bese. Me necesitas…
Se acercó más a mí y se sentó sobre mi regazo. Me encontré colocando torpemente mis brazos alrededor de su cintura, mientras sus labios eran una suave caricia sobre los míos.
Sus manos acariciaban mis cabellos, hacia atrás. Y luego las yemas de sus dedos, acariciaban mis mejillas. Y su boca, ¡dios santo su boca! Su boca se estaba convirtiendo en una obsesión.
Una peligrosa obsesión.
Se alejó un poco y yo quedé colgando en el aire. Abrí mis ojos, para enfrentar los suyos. Despacio acarició mi nariz con la suya y luego se puso de pie.
Caminó hasta la cocina y se puso a revolver algo.
—¿Te quedas a comer? —me dijo. Me puse de pie y caminé hasta donde estaba ella.
—Creo que va a ser mejor que me vaya —le dije. Me miró a los ojos.
—Está lloviendo y ya es tarde, ¿Por qué no te quedas, Nick? —preguntó.
—No… no lo sé _____ —dije con duda.
Puso su mejor cara de perro mojado y me miró fijo sacando un poco de puchero. ¡Maldita sea! No puedo creer que tenga esa facilidad de hacerme ceder así.
—¿Si? —preguntó sin dejar de mirarme y hacerme ojitos. Respiré profundamente.
—Está bien —dije mientras soltaba el aire que tenía en mi cuerpo.
Sonrió y se estaba por acercar a mí, pero se detuvo y me miró.
—No, no. No lo tengo que hacer. No lo voy a hacer, quédate tranquilo. Mantendré distancia entre nosotros —dijo. La miré divertido.
Me acerqué a la mesa y me senté frente a ella mientras observaba como cocinaba.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunté.
—¿Recuerdas aquel día en la oficina de mi madre que me desmayé y me dijeron que estaba anémica? Bueno, fui al médico el otro día y confirmó aquello. Me dijo que debo comer carne. Así que estoy haciendo algo con un poco de carne —dijo. La miré divertido.
—Aquí tienes carne para comer, cariño – dije refiriéndome a mí. Me miró divertida.
—No, esa carne tiene miedo de mí. Así que mejor no la como, y trato de no mirarla, para que no salga corriendo —me dijo sin dejar de sonreír.
Volvió su vista a la comida. Y una pregunta se trabó en mi garganta.
Mi mirada estaba clavada en ella, pero ella parecía no notarlo.
El imborrable recuerdo de su cuerpo contra el mío, llegó a mi cabeza para agitarme. Tenía que preguntárselo, tenía que hacerlo…
—¿Me pasas ese plato? —me dijo, haciendo que saliera de mis pensamientos. Asentí y le alcancé lo que me pedía —Tengo helado de postre, ¿Te gusta el helado?
—Algo frío para entrar en calor, si —le dije.
Ella rió divertida y vi como sus mejillas tomaban un poco de color. Como me encantaba que sus mejillas tomaran color. Se veía tan inocente así.
—¿Vas a quedarte, verdad? —me preguntó mientras me alcanzaba un plato con comida.

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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:24 pm

Capítulo 43.
—Por ahora no tengo ninguna intención de irme —le contesté. Ella suspiró levemente.
Se sirvió comida para ella y se sentó frente a mí. 
Vi como miraba con cierto asco la carne frente a su plato. Con el tenedor, corrió un pedazo y se dedicó a pinchar la verdura. Reí por lo bajo y me miró. 
—¿Qué pasa? —preguntó. 
Pinché un pedazo de carne y estiré mi mano para acercarlo a su boca. Arrugó la nariz y me miró implorando que no lo hiciera.
—Debes comerlo, o me veo en la obligación de que comas otro tipo de carne. 
—Dispuesta, estaría a hacerlo… —susurró, y clavó sus ojos en los míos —No me hagas comer eso, voy a ensuciar todo mi organismo. Hasta tal vez me agarre una patada al hígado por comer esto, después de tanto tiempo. 
—¿Qué te dijo el médico? —le recordé.
—Puedo sustituir eso por alimentos con fibra —dijo sin dejar de mirar asqueada la carne en mi tenedor —No me hagas comer eso. 
—______, los humanos estamos para comer carne. 
—¿Si como un pedacito, ya no me harás comer más? —preguntó como una niña pequeña poniendo condiciones para comer sus verduras, en este caso… carne. 
—Lo prometo —le afirmé. 
Respiró profundamente y abrió apenas su boca para acercar la carne. Cuando estuvo dentro se quitó el tenedor. Dio un pequeño mordisco y frunciendo aún más el ceño quito la carne de su boca. La mire bien.
—No puedo, no puedo —dijo apunto de chillar como si de verdad tuviera 5 años —Esta viscoso y…  que asco. El solo hecho de pensar que un pobre animalito fue asesinado brutalmente para terminar en mi plato me repugna. No sabes lo mal que me sentí cuando tuve que cortar la carne en pequeños pedacitos…
Reí divertido y me miró entrecerrando los ojos. 
—Oh eres increíble —dije sin dejar de reír. 
—Lo siento señor ‘como carne porque soy un humano’ pero no puedo hacerlo. Simplemente no puedo. 
—Está bien, está bien. Por lo menos come tus verduras. 
—Sonaste como mi padre —dijo algo asustada. 
Volví a reír. Ella era divertida y tan única. Tan espontánea y natural. Tal vez yo podría estar pasando el peor momento de mi vida, pero estoy completamente seguro que ella sería capaz de sacarme una sonrisa. 
Comimos entre risas y unas cuantas intensas miradas. Mirarla era algo tan especial, juro que me daba paz. Terminamos y la ayudé a lavar todo. Se giró a verme.
—¿Seguirá lloviendo? —dijo. 
Hice un gesto con los hombros. Entonces ella comenzó a caminar hacia un gran ventanal. Corrió las cortinas y vimos como la intensa lluvia caía pesadamente sobre la cuidad. 
—Sí, aún llueve —le dije acercándome a mirar un poco. Ella abrió una de las puertas del balcón.
—Amo el olor a lluvia —musitó con los ojos cerrados y respirando profundamente. 
—Y yo amo el olor a ti —dije inconscientemente. Se giró a verme y pestañeó nerviosa.
—¿Vemos una película? —me preguntó rápidamente.
—¿Por qué no? —le dije asintiendo. 
Volvió a la cocina y tomó dos pequeños potes de helado del refrigerador. Me entregó uno y me dio una cuchara. 
—Ven, vamos a arriba —me dijo y comenzó a subir las escaleras a su cuarto. Otra vez los recuerdos de esa noche volvieron a mi mente. Lentamente subí detrás de ella. Y cuando llegamos ambos nos quedamos quietos —Mmm, ponte cómodo —dijo algo nerviosa.
Asentí y me quité las zapatillas para sentarme en la gran cama. No podía evitar recordar aquello, se me hacía casi imposible.
—Amelie, película de origen franco-alemana, me dijeron que es muy buena —dijo ella y se acercó hasta el gran televisor que estaba frente a nosotros para ponerlo. 
Puso el DVD y luego se sentó en la cama. Se acercó más a mí, apoyando un costado suyo contra mi pecho. La miré y en un impulso me acerqué a ella, para besar su mejilla. Vi como sonreía sin dejar de mirar al televisor.
La película comenzó. Una voz en off comenzó a narrar la historia. Trate de concentrarme, pero mi vista se desviaba hacia el perfil de ______, hacia su forma de comer helado, mientras concentradamente leía la traducción.
Luego de un rato apoyó la cabeza en mi pecho. Yo solo me quedé así, mirando muy entretenido aquella interesante película y comiendo helado. Coloqué mi brazo alrededor de ella, y mi mano quedó descansando en su espalda.
“Sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las emociones de ayer”
Esa frase quedó bastante metida en mi cabeza. 
Bostecé cuando la película terminó y el disco salió solo. Quise moverme, pero ______ no se levantó. Estiré un poco mi cabeza para mirarla y estaba dormida.
Sonreí levemente y con cuidado la solté. Abrí la cama, y la acomodé bien allí para taparla como a una niña. Me acerqué al televisor y lo apagué. Tomé mis zapatillas para irme. 
Yo tenía que irme de allí, salir e irme para dejar de pensar un poco en todo lo que ella me produce cuando estamos juntos. Caminé hasta la escalera, pero mis pasos se detuvieron. Giré para mirarla y su pequeña figura sobresalía en aquella inmensa cama. 
—Mierrda… —susurré y solté las zapatillas para acercarme de nuevo a la cama. 
Abrí con cuidado las sabanas y frazadas, para con más cuidado acostarme a su lado. Cuando lo hice, giró sobre el colchón y apoyó su cabeza sobre mi pecho. Apoyándose dulcemente cerca de mí, colocando sus piernas debajo de las mías y haciendo que su perfume entrara impávidamente por mi nariz. La miré algo sorprendido. 
—Sabía que no ibas a irte —me habló en voz baja.
—¿Estabas despierta? —pregunté.
—Si —musitó y se abrazó más a mí —Y me alegro de que no te hayas ido.
—______…yo...
—Abrázame, no seas tonto… Hace frió —se quejó. 
Entonces con cuidado la abracé. 
—______ —la llamé.
—¿Si?
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro. 
—¿Estas arrepentida de lo que pasó aquella noche? —le pregunté. 
No dijo nada, pensé que no iba a responderme. 
—No —dijo apenas audible, pero la escuche —No estoy arrepentida —levantó un poco su cabeza y besó el borde de mi mentón —Ahora duerme, ¿sí?
—______ —la volví a llamar.
—¿Qué? —dijo ya frustrada de mí. Reí levemente. 
—Déjame besarte —pedí. 
—¿Por qué quieres besarme? —me preguntó. 
—Porque lo necesito —dije algo agitado. 
—¿Y por qué? —volvió a preguntar.
—No lo sé, maldita sea —solté exasperado —Solo sé que lo necesito, te necesito desesperadamente. 
Entonces, levantó su cabeza de mi pecho y me besó de esa manera suave que ella siempre utilizaba. Moví mi boca a ese ritmo tan especial y delicado. Sentí como una de sus manos se apoyaba suavemente en mi mejilla. La rodeé firmemente con mis dos brazos, mientras la acercaba implacablemente hacia mí. 
Se subió a horcajadas sobre mi abdomen, jadeé levemente al sentir el tibio contacto de sus manos debajo de mi remera. Se alejó apenas de mi boca y me miró agitada. 
—Déjame demostrarte que puedes llevar más cosas, además de las ganas, a la cama. Déjame demostrarte que no solo puede haber placer en esto —dijo mientras besaba mi rostro. Tragué sonoramente —En la cama puede haber muchas cosas Nick. Consuelo, culpa, alivio…
—______… —dije agitado.
Me besó callando mis palabras. 
—Puedes sentir miedo, alegría. Puedes sentir coraje… —se alejó de mi para clavar sus ojos en los míos —Nick… puedes sentir amor, eso que tanto temes y de lo que huyes despavorido, como si fuera lo más horrible del mundo. En una cama, las cosas son mucho mejor y más placenteras cuando hay sentimientos de por medio.
—______, yo…
—¿Tú qué? —Susurró —Déjame hacerte el amor.
La miré fijo a los ojos y recordé las palabras de Joe.
—Cuando hagas el amor con alguna, te vas a dar cuenta. No es cosa de una sola noche. Vas a querer hacerlo todas las noches que sigan…
—Soy todo tuyo cariño —le dije y ella sonrió para luego inclinarse hacia delante y tomar mis labios en un apasionado beso. 
Metí mis manos debajo de la remera de pijama, la suave piel de su espalda estaba fría, mientras que mis manos estaban calientes. 
Sentí como todo su cuerpo de erizaba ante el contacto caliente de mi mano, sobre su piel. Su lengua se mezcló con la mía y sentí el sabor dulce y frío del helado. 
Con un simple movimiento giré sobre el colchón y la atrapé debajo de mí. Me alejé de su boca para mirarla a los ojos. Ella me sonrió dulcemente y acarició mi rostro. 
—Ya dejemos las vueltas, Nick —me dijo. 
—¿Estás dispuesta a admitir que te mueres por mí? —le pregunté divertido. Mordió su labio inferior y me miró de manera caliente.
—Ya no puedo decirte que no —dijo y alzó la cabeza para rozar mi boca —Estoy loca por ti. 
Sentí un cosquilleó en mi estomagó..
Eran las estúpidas mariposas que Rose me había dicho que se sienten cuando uno está… está enamorado. 
—Yo también estoy loco por ti ______, completa y perdidamente loco —admití y terminé de besarla. 
Sus manos bajaron hasta el borde de mi remera y soltando apenas mis labios me la quitó por la cabeza. Arrojó la prenda hacia un costado, mientras sobre sus labios se curvaba una sonrisa. De una manera que me sorprendió hizo que giráramos y quedó sobre mí. Su suave mano acarició mi pecho y bajó por mi abdomen. 
Casi desesperado me senté y la besé posesivamente, provocando que un pequeño gemido escapara de su boca. Le quité la molesta remera, que no me dejaba acariciarla con ansias. Volví a besar sus labios, para luego bajar a su cuello. Sus manos acariciaban mi espalda y nuca. 
Subiendo una de mis manos por su pequeña espalda, me llevé el broche de su sostén. Se alejó un poco de mí para mirarme a los ojos. 
Levante mi mano y la apoyé sobre su hombro. Sin quitar mi mirada de la suya, retiré con cuidado el bretel. Sus labios se apoyaron despacio sobre los míos, mientras mis manos terminaban de quitar el sostén de ella. 
Sus brazos se elevaron y rodearon mi cuello. Acercándola más a mí rodeé su cintura con mis brazos, mientras nuestras bocas se conocían un poco más. 
De una u otra forma, nos fuimos deshaciendo de cada prenda que nos cubría. Juro que no solo estaba totalmente excitado y desesperado por entrar en ella, también estaba asustado y una parte de mí me decía que me alejara.
Pero, ¿Cómo podía hacer algo así? ¿Cómo podía hacerlo si simplemente sé que la necesito más que a nada? 
Sus manos eran tan suaves y cálidas y me acariciaban tan dulcemente, que puedo jurar que su toqué me quemaba por dentro. Me encendía de una forma, que nunca había sentido. 
Esto no era simplemente algo sexual, y me daba tanto placer. Más placer de lo que jamás pensé sentir. 
Con cuidado me recosté con ella y volví a girar para que quedara bajo mi cuerpo. Bajé mis besos por su cuello, y su pecho. Sus piernas me rodearon las caderas, encendiendo una hoguera en mi interior. 
—Sabes tan bien cariño —le murmuré cerca del oído. 
Gimió levemente, cuando con mis manos la acomodé mejor debajo de mí, tomándola de ambas piernas y haciendo que mi sexo se presionara levemente contra el suyo.
—Te necesito dentro Nick… por favor —me rogó. 
Su suplica me hizo estremecer. Y entonces alcé la cabeza para mirarla fijamente a la cara. Sus ojos marrones estaban nublados por el placer, sus mejillas levemente enrojecidas. Ella era tan hermosa… y yo ya no podía hacer nada para negar lo que sentía. Entonces despacio empecé a entrar en ella. Sus manos apretaron mis hombros, cuando la llené completamente. Bajé la cabeza y la besé con ternura, mientras empezaba a envestirla suavemente, con cuidado y hasta el fondo. Me abrazó dulcemente mientras nuestras bocas se fundían en un delicado beso. 
¡Demonios, la tonta sensación de su cuerpo abrazando al mío no tiene descripción!
La sensación de su pecho latiendo contra el mío. La sensación de su corazón latiendo bajo el mío. Su ritmo era hiperactivo y escandalizador, hizo que todo mi cuerpo temblara e hizo que me diera cuenta de que mi corazón latía al mismo ritmo. O peor aún, mucho más.

♥ Nick Jonas ♥
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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas - Página 3 Empty Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas

Mensaje por ♥ Nick Jonas ♥ Sáb 04 Ene 2014, 8:24 pm

Capítulo 44.


Suaves gemidos escapaban de sus labios, que eran rápidamente acallados por los míos. Besé cada centímetro de su piel que estaba a mi alcance, mientras aun me movía dentro de ella. 
—Nick… —gimió mi nombre mientras sentía que poco a poco la iba llevando a su clímax. 
Mordisqueé sus labios y tironeé de ellos con suavidad, mientras me movía despacio la sostenía entre mis brazos. Ella entrelazó sus piernas con las mías y me mantuvo cerca. 
—Quiero que sepas una cosa —le hablé agitadamente. Sus ojos se clavaron en los míos. Me acerqué a ella y rocé su nariz con la mía —Yo quiero hacer el amor contigo… hoy, mañana… pasado mañana y por muchas, muchas noches más.
No sé cómo fue, pero ella giró sobre el colchón y quedó sobre mí. Gruñí fuertemente al sentirla así. Salvaje… mojada… completamente mía. Comenzó a moverse suave sobre mí y era tan placentero verla, que no pude contenerme. Me senté y capturé sus labios en un caliente beso.
—Y yo quiero que lo hagas —me dijo agitada y soltando apenas mi boca.
No se cuánto tiempo estuvimos así, y tampoco era que me importaba. 
Por mí iba a estar dentro de ella toda la noche. Pero entonces sentí que tenía que liberarme. La tomé de las caderas y la empujé más cerca de mí. 
Ella boqueó y se aferró a mi cuello, mientras me mordía levemente el hombro. Luego de unos segundos gimió mi nombre al correrse en mis brazos. Me recosté con ella y giré atrapándola de nuevo.
Besándola otra vez, aceleré mis embates, buscando mi propia paz. Y cuando la encontré no cerré los ojos, solo bajé la mirada hacia ella. 
______ respiraba trabajosamente, sus labios estaban rojos y un poco hinchados. Levantó su mirada para encontrarse con la mía. 
Me sonrió y levantó su mano para acariciar mi rostro. 
Entonces supe que no había nada que yo no hiciera por ella. Si ella quería, sería capaz de bajar al infierno y matar al mismo diablo, solo para hacerla sonreír. 
Maldije por lo bajo ante el pensamiento. Me estaba por apartar de ella, pero me tomó de la barbilla e hizo que la mirara. 
—No te atrevas a alejarte de mí —me ordenó y luego me besó ferozmente. 
Apenas podía respirar al sentirla con cada fibra de mí ser. Su pequeño y femenino cuerpo debajo del mío. Pero el calor de sus labios y el valor de su intrépida voluntad eran los que me calentaban. 
El fuego de su pasión ardía a través de mí, haciéndome sentir vulnerable y al mismo tiempo fuerte y decidido. Soltó levemente mis labios, entonces la miré a los ojos y luego bajé sobre ella, para poder apoyar mi cabeza sobre su pecho. 
—¿Escuchas la lluvia? —le pregunté. 
—Si —me contestó sin dejar de acariciar mis cabellos. 
—¿Sabes que escucho yo? —le dije. 
—¿Qué? —preguntó.
—Escucho tu corazón…
—¿Y qué te dice mi corazón?
—Me dice: Más te vale Jonas que te quedes, porque o si no te juro que te vas a arrepentir de haberme hecho latir como loca —le dije. 
Ella rió divertida, haciéndome levantar la cabeza para mirarla. 
—¿Y qué dice el tuyo? —me preguntó.
—¿Por qué no lo escuchas tú misma? —dije y giré en el colchón para que ella quedara sobre mi pecho. Se apoyó suavemente, colocando una su mano izquierda en el lado derecho de mi pecho. Con mi mano acaricie su espalda —¿Y qué te dice?
—Me dice: Cariño, ¿Por qué no lo repetimos? Fue muy interesante participar esta vez… aunque debo confesarte que la primera vez también participé —me dijo y levantó su cabeza para mirarme —¿Eso es lo que está diciendo?
—Exactamente eso es lo que está diciendo —le contesté. 
Sonrió y se acercó a mí besando suavemente mis labios. Respiré profundamente y su perfume invadió mi cuerpo. Que agradable era oler a ella. 
Mordió mis labios traviesamente. Arqueé una de mis cejas y me alejé con cuidado.
—¿Estás juguetona? —le pregunté. 
—Solo cuando me provocan estarlo —me dijo y capturó mi boca de nuevo.
Comencé a despertar por un extraño ruido que llegó a mis oídos. Somnoliento abrí un ojo y miré el techo. Esta no es mi casa… Entonces recordé todo y giré la cabeza para poder comprobarlo. 
Sentí que mi corazón latía rápido al verla allí. Ella dormía profundamente boca abajo. Su largo y oscuro cabello caía sobre su espalda. Me apoyé sobre mi codo y la miré fijo. Su rostro estaba relajado y sus labios parecían curvar una leve sonrisa.
Bajé mi mirada por su cuerpo, que estaba debajo de las sabanas. Levanté mi mano y acaricie su mejilla. No puedo creer que de verdad me haya quedado, aunque después de hacer el amor casi toda la noche no podía irme. 
Bajé mi mano de su mejilla a su mentón, seguí bajando hasta encontrarme con las sabanas. Con cuidado comencé a bajarlas, para poder apreciar la dorada y suave piel de su espalda. Cuando la sabana quedó justo sobre el final de su espalda, subí mi mano y la acaricie con cuidado. Su piel se erizó y ella se movió levemente. 
Pero yo quería ver más de ella. Volví a tomar las sabanas y seguí bajándolas, hasta retirarlas completamente de su cuerpo. Su pequeño y redondo trasero se veía suave. Sonriendo bajé mi mano por su espalda, hasta llegar a él y acariciarlo despacio…
—¿Por qué estás tocándome el trasero? —su voz suave y adormilada llegó a mis oídos. 
Levanté la cabeza y miré su rostro.
—Buenos días —la salud.
—Pásame las sabanas, pervertido. Y deja de mirarme así —me dijo. 
—Me parece que la más pervertida de los dos eres tú —le dije.
Se sentó en la cama y tomó las sabanas para taparse. Volvió a acostarse boca arriba y giró la cabeza para mirarme. 
—¿Te quedaste de verdad o estoy soñando? —me preguntó. 
Rápidamente me acerqué a ella y la besé con pasión. Llevé mi mano a su nuca y enterré mis dedos en sus cabellos. Su lengua acarició la mía y elevó sus manos para tocar mi rostro.
Entonces no pude evitarlo, me subí a su cuerpo, haciendo que gimiera levemente. Solté despacio sus labios. 
—No podía irme cariño —le contesté agitado. 
Ella arqueó una ceja y subió y bajó sus manos por mi espalda. 
—Mmm, que excitante es despertar y encontrarte aquí… tocándome —dijo provocadoramente. 
—¿Recuerdas las barbaridades que me dijiste? —le pregunté.
—¿Yo? —Dijo haciéndose la desentendida —No querido… tú eras el que me decía cosas que ni siquiera me atrevo a repetir.
—¿Cómo qué? Lo duro que…
—¡Nick! —me calló antes de que continuara. 
—Vamos, te encantó que te dijera todas esas cosas mi pequeña y pervertida cajita de mentiras… 
—¿Quieres saber qué es lo que realmente me encantó, mi fogoso y lujurioso motoquero? 
—Mmm… fogoso y lujurioso, que bonitos adjetivos —le dije. Ella sonrió —¿Qué fue lo que te encantó?
—Me encantó hacer el amor contigo y que te quedaras… 
—¿Qué me estás queriendo decir con eso? —pregunté alejándome un poco más de ella para mirarla bien a los ojos —¿Acaso me estás queriendo decir que te gustaría intentarlo?
—¿Tú lo intentarías? —me preguntó. La miré fijo a los ojo y ya no lo dude.
—Claro que si… porque eres la primera mujer con la que duermo, y eres la primera mujer con la que hago el amor… la primera que me vuelve loco… y me gusta tanto —le dije mientras me inclinaba hacia ella para tomar sus labios. 
Su boca me esperó dulce y cálida. Comencé a besarla más profundamente al sentir que el deseo volvía a brotar en mí. 
Subí mi mano por el costado de su cadera y cintura, hasta toparme con su pecho. Ella gimió y su pezón se endureció contra mi palma. La apreté sutilmente y su boca se abrió más para mí. 
—Nick… cariño —dijo alejándose apenas de mí —Tenemos que levantarnos. 
—No —susurré y la callé besándola de nuevo. 
Volvió a soltar mi boca y respiró profundamente.
—Jonas —me llamó en tono de advertencia. 
—Vamos Brooks, no te resistas —le dije y comencé a bajar mis besos por su mentón. 
Al parecer ella perdió todo rastro de cordura, pues comenzó a dejarse y a no protestar por ello. Seguí bajando mis besos por su cuello, mordisqueé esa delicada piel. Seguí bajando y besé sus pechos, ganándome un murmuro de placer. 
—Nick… no hagas esto… no, detente ya… dios. Debemos levantarnos, tenemos que ir a la Universidad —me dijo.
—Al diablo con la Universidad —dije y volví a subir por su cuello hasta su boca. La besé con ímpetu, con necesidad. Saboreando cada rincón de su boca —Pero si no quieres me alejo. Dime ______, dime que no me deseas y me alejo de ti…
—Te deseo Nick, no sabes cuánto —dijo agitada. 
Le sonreí y volví a besarla.
No había nada que me gustara tanto como besarla. Como lo dije varias veces ella tiene una forma muy particular de hacerlo. Sus manos bajaron por mi espalda y soltó mi boca haciendo que mis ojos se abrieran. La miré fijo. 
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Nada… solo quería verte a los ojos —me dijo dulce. 
Entre unas tiernas y al mismo tiempo calientes caricias la temperatura de nuestros cuerpos y del lugar comenzó a subir. Jadeé al sentir sus labios en mi cuello y llegando a mí oreja. Con cuidado tomó el lóbulo con su boca y lo mordió despacio. 
Ella se sentó a horcajadas sobre mi abdomen y me miró pícaramente. Se inclinó hacia delante y comenzó a besar mi mentón, comenzó a bajar por mi pecho, cerrando y abriendo su boca sobre mi piel. Un celular comenzó a sonar. Ella levantó la cabeza y miró extrañada a nuestro alrededor. La miré y tomé su rostro.
—No atiendas —le dije agitado.
—Puede ser importante —resopló.
—No hay nada más importante que tú y yo en este momento —dije y la jalé hacia mí para besarla. 
El celular dejó de sonar, y sonreí sobre sus labios. Nada ni nadie iba a parar este momento, ella no se iba a alejar de mí sin antes ser mía. Otra vez el maldito sonido invadió la casa. 
______ se incorporó de mí y me miró divertida. Solté un frustrado gruñido. Ella se bajó de mí y giró sobre el colchón para agarrar el celular que se encontraba en la mesita de noche. 
—¿Hola? —dijo al atender. Sin dejar de mirarla me acerqué a ella y comencé a besar su brazo.
Ella sonrió y mordió sus labios. Fui un poco más atrevido y subí mi boca por su hombro para luego bajar hasta su pecho —¡Nick no hagas eso, es tu prima! 
—¿Danielle? —dije sin poder creerlo. Tomé el celular de ______ y lo puse en alta voz.
—¡Estás con Nick! ¿Cómo que estás con Nick? ¿Qué hace él ahí? —escuché como preguntaba sin poder creerlo. 
—Primero quieres tirar a mí ______ a los brazos de otro y ahora arruinas un momento extremadamente caliente, ¿Qué más vas a hacer primita? —le pregunté.
—¡Oh, eres un asqueroso! ¡No quería saber aquello! —se quejó. 
—No seas malo con tu prima —la defendió ______ —¿Qué pasó Dany?
—¿Cómo qué pasó? Por si no te has dado cuenta ya son más de las 11 de la mañana y tú aun no estás en la Universidad… pero ya entiendo porque —dijo la rubia. 
—Me parece perfecto que lo entiendas… bueno adiós —dije e intenté colgar, pero ______ tomó el celular y se puso de pie dándome la espalda.
—Creo que ya no vale la pena ir por unas pocas horas —dijo ella y me miró de costado, aun mostrándome su cuerpo desnudo, solo de atrás. 
—¿Pasaron la noche juntos? —preguntó Danielle. 
—Una larga y lujuriosa noche —le dije fuerte para que me escuchara. 
—¡Pervertido! —me chilló mi prima. ______ tomó su ropa interior y se la colocó rápidamente. Maldije para mis adentros al saber que la cosa ya se había acabado… por ahora. 
—Dany, más tarde te llamo ¿sí? —dijo ella. 
—¿Vas a cambiarme por él? —le preguntó sin poder creerlo.
—No, no te estoy cambiando por tu primo…
—Si, si lo está haciendo —dije mientras me recostaba en la cama y colocaba mis brazos detrás de mi cabeza. 
—Bueno, no importa —habló Dany y ambos escuchamos como reía levemente —Me alegro que se hayan dado cuenta de que tienen que estar juntos… me alegro que lo hayan entendido de una vez, en vez de estar como perro y gato peleando y reclamándose cosas.
—En eso estoy completamente de acuerdo primita —le dije.
♥ Nick Jonas ♥
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