"The Big Ben" [Marc & Ben]

JaviOfJonas escribió:

¡Perdón! ¡PERDÓN! :3 [LOL]
Estuve fuera de Stgo. Y había tenido cero tiempo de escribir, pero ahora les dejo aquí su capítulo y les prometo que el próximo [el 6] será mil veces más largo [okno . . . Pero sí será largo c:]
Mi estimada editora me estuvo zamarreando para que hiciera un capítulo bien largo, pero no me resultó en éste [xdé] así que el próximo será eeeeextreeeemaaaadaaaaameeeeenteeee largo y tendrá un súper-hiper-mega-archi-requete-contra sorpresa c:
¡Las quiero!
Gracias por leer y por apoyarme :3
xoxo
Javi's Jonas
PD: Aprovecho para pedirles un favor . . . Mi editora me va a matar [no me cabe duda de aquello] pero igual lo diré. Si es que mi editora sube una novela ¿Ustedes la apoyarían? Yo la he leído y está de lujo. La quiero animar y necesito su ayuda. Bueh . . . eso c:
¡Las quiero!

Bueno, voy por orden:

*Me mató la parte en que casi se besan! Porque tuvo que acordarse de Catelynn justo en ese momento? :|

* la intriga esta matandome! Que pasara en el proximo cap? Mala! Dinosss! :bounce:

* claro que leeremos su nove, pasanos el link cuando la pulbique y tambien dile que salga del anonimato por favor x)

Eso es todo! Siguela pronto! :P

Uwaaaaaa!!! quiero ese maratón!!! °¬° Aunque eso me de más trabajo del normal.. Da igual!! Amo mi trabajo!! jejejeeee... Amo como escribes!! Sigue así :P :D

JaviOfJonas escribió:

Chicas, son un re-amor :3 Las quiero demasiado.
Bueno, me he demorado en subir porque estoy algo ocupadita haciendo su sorpresa. Ahora le tengo dos sorpresas:
1. Logré convencer a mi editora de que subiera su novela, así que aquí les dejo el link por si les interesa ver el trabajo de ella :3 A breve distanza (Antonio)
2. Mi sorpresa [personal] es que he estado guardando un par de capítulos para hacerles una maratón. ¿Les parece? Todo depende de lo que opinen.
3. Debido a que mi editora está subiendo su propia novela, dejó el anonimato. Ahora saben su nombre: Tamara-san c:
Eso. :3 ¡Las quiero! ¡Gracias por su paciencia!
PD: Gracias Yanii por pasar de página (?)
Patu, les estoy guardando una sorpresa aún más grande para el capítulo 6.
xoxo
Javi's Jonas

Ahora mas que nunca quiero maraton!!! Que pasará en el capitulo 6?!! Me dejaste con la intriga :(



PD: ahora mismo me paso por la nove de tu editora o mejor dicho, Tamara-san :)

Capítulo 6

Deslicé mi mano hasta el fin del pelaje de Kurt. Obtuve como respuesta un maullido y una mota de pelos entre mis dedos. Sacudí mi mano para dejarlos volar y volver a hacer lo mismo.

Ciertamente no era capaz de comprender a Ben en lo absoluto. En unos momentos podía ser muy amable, en otros, muy desagradable. También tenía fama de inteligente, pero según la información de Catelynn, resulta que es un puto. Un contraste bastante grande.

Sumando todo eso podía sacar una sola conclusión de la mente del joven Kingman: era bipolar.

Pero lo creía poco posible, así que lo descarté de inmediato. Sin duda había algo que no encajaba en ese pequeño puzle que comenzaba a armar en mi mente… Muchas cosas no encajaban con el perfil que intentaba hacer de Benjamin. Él era extraño, eso es todo. Al tal parecer no podría juzgar a Ben como acostumbraba a hacerlo con todo el mundo: con etiquetas. Con Benjamin debería darme el verdadero trabajo de conocerlo –cosa que no acostumbraba para nada- y ciertamente, en esa materia, era completamente inexperto. O quizás no…

De cualquier forma, aquí tan solo me preocupaba ser amigo de Madeleine. Ella era la única persona potencial para ser popular en la escuela, el resto podía irse al carajo.

-¡Marc!-gritó mi padre desde fuera de la puerta.

Levanté la cabeza de la almohada a la vez que quitaba rápidamente los audífonos de mis orejas.

-¿Qué sucede?-pregunté algo hastiado. Odiaba que interrumpieran cuando comenzaba a pensar en cosas de mi incumbencia.

-¿Puedo pasar? Quiero conversar contigo.

Fruncí el ceño y empuje con una mano a Kurt debajo de la cama. El gato cayó alterado sobre el piso, me mandó una mirada vengativa y luego se fue en dirección al baño del cuarto.

-Entra-ordené, para volver a poner los audífonos en mis oídos.

Rick abrió la puerta tímidamente, dejando primero ver su corto cabello entre rubio y castaño claro, para terminar entrando. Cerró la puerta de sopetón y se acercó entre amenazantes pasos hasta la cama, donde yo estaba recostado haciendo signos de estar tocando la batería con el aire al ritmo de la música. Mi padre se dejó descansar a un lado de la cama, dudo unos segundos dejando vagar su vista por el cuarto para finalmente observarme.

-Marc-llamó dubitativo-Creo que debemos hablar.

Continué jugando con mis dedos sin tomarle atención, a pesar de que le podía escuchar aún por encima del rock.

-Marc-movió mi cuerpo con una de sus grandes manos-Deja eso, de verdad creo que debemos hablar.

-Bien-quité los audífonos, molesto por la repentina charla, y los dejé sobre la mesita de noche a mi lado. Me senté correctamente en la cama y observé al vacilante macho alfa sentado a mi derecha, moviendo sus dedos en un gesto de impaciencia-¿No vas a hablar?

-Lo siento, no se me dan estas cosas con tanta facilidad como a las mujeres ¿Bien?-enarcó sus gruesas cejas a la vez que me observaba con sus ojos miel para luego dejar que estos se extraviaran otra vez en el vacio de su preocupación-Hay varias cosas que necesito que sepas…

-¿Así?-crucé mis manos frente mi pecho-¿Cómo cuáles?

-La primera y la que me tiene más preocupado, es que tu como mi único heredero tendrás que mantener la empresa cuando yo no este.

-Pues ten otro hijo-contesté levantándome de hombros.

-Marc, la cosa es seria-regañó volviendo a observarme. Se sentó más cómodamente en el colchón para mirarme detenidamente –déjame con la tranquilidad que serás capaz de mantener la empresa tu sólo.

-¿Acaso no tienes socios?

-No confío en ellos como confío en ti.

-Papá, te lo tengo que decir de verdad-abandoné mi posición de arrogante y dejé mis brazos descansar al lado de mi cuerpo –yo no nací para los negocios, no creo que ese sea mi destino.

-¿Entonces qué harás de tu vida?-me observó intrigado.

-No tengo ni idea aún-susurré débilmente-La cosa no es esa. Dime lo otro que deseabas hablar.

Rick dudó otros segundos. Movió nuevamente sus dedos nerviosamente contra el pantalón gastado que llevaba en esos momentos. Quitó su vista de mí para ponerla en un punto fijo de mi cuarto.

-Tu amistad con el joven Kingman-terminó por decir con una voz temblorosa.

Mis pupilas se agrandaron en un intento de comprender el mensaje. Perdí el enfoque de las cosas y lo recuperé en un segundo, señal de que estaba nervioso. Ciertamente lo que paso con Benjamin en el prado de mi casa hace unos días no debió verse bien desde una perspectiva de tercera persona.

-¿Qué tiene eso?-intenté sonar indiferente, guiando mi vista con superioridad hacia mi alrededor.

-Pues…-rascó su nuca –quiero saber cómo van las cosas entre ustedes.

-Bien. No tienen porqué ir mal.

Rick lanzó un largo suspiro ahogado. Se levantó de la cama sacudiendo sus pantalones y se dirigió a pasos torpes hasta la salida de mi cuarto.

-Ya veo porque tu madre no conversa contigo. Eres un real fastidio en esto-dicho esas hirientes palabras, cerró la puerta para así dejarme sumido en la más profunda soledad.

Soledad que se vio profanada por Kurt segundos después. El gato lanzó un quejo desde la puerta para dirigirse hasta mí otra vez, recuperando su posición de serenidad mientras yo observaba sorprendido a la puerta.

Había olvidado por completo mi casi-beso con Benjamin en el ante jardín de la casa. Lo tenía guardado en mi memoria junto con todas esas cosas que deseaba no recordar jamás, y ahora gracias a mi padre había salido a la luz como un amargo recuerdo molesto que se niega a irse.

El ritmo electrizante de la música entraba por los poros de mi piel llenando de energía mi cuerpo. Las luces de diversos colores que iban y venían iluminaban tenuemente los cuerpos en la pista de baile. Todas las personas estaban reunidas en un ambiente sofocante y amplio - - que al ser tantos los invitados se convertía en estrecho - - perteneciente a la sala de estar de la familia Ryford.

Yo me encontraba a un lado de la fiesta, apoyado en un sillón mientras sostenía cerveza en un vaso plástico en mi mano derecha. Hasta ahora estaba disfrutando bien de la estancia.

En Londres acostumbraba a las fiestas como nadie, con Tomas visitábamos distintos clubes nocturnos - - a escondidas - - todas las noches. Ciertamente este era mi ámbito, pero en Texas las cosas podían cambiar, por eso hasta ahora preferí no hacerme notar allí hasta el momento oportuno.

-¿Cómo va todo?-Benjamin se acercó hasta mi con una sonrisa en su rostro.

-Mejor de lo que pensaba-asumí sonriente para luego guiar el vaso con cerveza hasta mis labios.

-Marc, creí que tú no bebías.

-Pensaste mal-aclaré mientras pasaba mi muñeca por mi boca, quitando la espuma que se adhería a mi piel.

Benjamin negó con su cabeza disimuladamente. Terminó por poner sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones y acomodarse a mi lado, observando tranquilamente la fiesta que se desarrollaba a nuestro alrededor.

Madeleine llegó a mi lado con su despreocupada sonrisa en exhibición. Sus mechones coloridos parecían brillar más con el intenso color de las luces y su ropa ajustada y escotada daba poco para la imaginación de un hombre. La chica era un rebelde, como Lauren.
-¡Vamos a bailar!-comentó tomando mi mano libre.

-¿Segura?-enarqué una ceja, dubitativo.

Ella tenía una lista completa de jóvenes más interesantes que le esperaban ansiosos de disfrutar algún tema con Madeleine. En primer lugar se encontraba el equipo de fútbol americano.

-¡Claro!-dio un tirón en mi brazo hacia la pista de baile.

Observé de reojo a Benjamin. Él hizo una mueca en señal de que aceptara la invitación. Estiré mi mano hacía él para entregarle el vaso de cerveza. Ben lo recibió animado.

Madeleine logró que nos perdiéramos rápidamente de la vista de mi amigo, mezclándonos con el resto de los invitados en aquel espeso lugar como si fuésemos libres correteando por la hierba. Ella se movía tan rápidamente entre los danzarines mientras mis pasos torpes me guiaban a tropezones tras de Madeleine. En un momento se detuvo bruscamente, choqué con la parte lateral de su cuerpo debido a la repentina acción. Ella sonrió y volteó a verme, pasó sus dos muñecas alrededor de mi cuello.

-¿Qué…?

-Vamos, Marc. Tómame de la cintura-animó sin dejar de tranquilizarme con sus gestos.

Guié en aturdidos movimientos mis dedos hasta el cuerpo de Mad. Se sentía tan extraña aquella repentina cercanía que de solo nervios logré tener las palmas sudorosas.

-Pareciera como si nunca hubieses tocado a una chica-comentó mientras se movía suavemente al ritmo de la extraña música americana.

-Lo siento. Hace tiempo que no estoy en una fiesta, eso es todo-moví mi cabeza a ambos lados, en un intento de despabilar.
-No te preocupes. Está todo bien-me guiñó un ojo.

A pesar de que la masa de gente que - - en parejas o grupos bailaba allí- - nos cubría de cualquier mirada, no podía evitar sentirme observado. Era la sensación de tener unos ojos clavados sobre mis movimientos, mis acciones y se podían sentir incluso en mis pensamientos. Unos ojos de águila invadían el entorno y me descolocaban totalmente de lugar.

Era tanta mi distracción que no noté los movimientos de Madeleine. Recién cuando salí de aquel trance pude sentir su respiración golpeando mi cara, a unos centímetros de mis labios. Su cuerpo se recargaba completamente en mis hombros a la vez que la distancia que habríamos mantenido antes estaba profanada: podía sentir el roce de su estómago descubierto - - gracias al extraño peto negro que llevaba - - en contra de mi polera blanca. Cuando ya sentía que su boca estaría unida con la mía, jugueteando dulcemente, con su lengua interrumpiendo mi organismo levanté la vista despreocupadamente.

Me separé de a poco de Madeleine y observé aturdido a Catelynn que se hallaba unos metros más allá, perdida entre la multitud y el alcohol, besando apasionadamente a un jugador de fútbol americano de la escuela.

Por primera vez en mi vida me sentía incomodo.

-¿Qué te sucedió, Marc?-preguntó Mad extrañada, frunciendo el ceño.

-Nada-negué con mi cabeza. Tomé las manos de Madeleine que aún rodeaban mi cuello y las quité delicadamente –estoy algo sofocado. Disculpa.

Dejé allí a mi alocada amiga sin responder nada más. Di media vuelta e intenté volver por el camino para llegar a la salida cuán rápido pudiese. Sentía que debía salir de allí en ese instante.

No entendía a Catelynn. Ella se había llevado toda mi estadía aquí enviando las típicas señales de las chicas, mostrando su interés por mí. Y ahora en esta absurda fiesta se le ocurre lanzarme a un lado y besarse con el primer fortachón que se le apareció en frente.

Aunque… claramente aquel tipo era un mejor partido que yo.

Intenté despejar mis pensamientos de cualquier cosa, dejar mi mente en blanco. Estaba más que dispuesto a volver a mi casa como si nada, llegar a mi pieza, tomar a Kurt y echarme a dormir como si me pagaran para aquello. Quería olvidar aquella imagen, quería borrar mis sentimientos confundidos.

Sentí una mano sobre mi hombro. Miré detenidamente a mi exterior antes de voltear, ahora me encontraba en el antejardín repleto de árboles que brindaban una soledad y obscuridad única. Benjamin me observaba fijamente mientras su mano no quitaba su contacto.

En un fogonazo confuso llegó a mi mente la tarde campestre que había pasado con él, mis dudas volvían y quizás se debía al repentino efecto que tomaba el alcohol en mis venas.

No pronuncié palabra ni mucho menos dijo algo Benjamin. Era un silencio completo, acompañado por la melodía de la noche. La infinita orquesta de grillos cantores, del viento moviendo ramas y la sensación de la luna - - dejando de lado la música que era audible aún a los metros alargados que tenía de la casa- - con todo eso mezclado lograba conseguir una paz única dentro de mí.

Ben dio un paso hacia adelante, tomó rápidamente mi cara entre sus grandes manos y acercó con una facilidad inaudita mis labios a los suyos para dar un encuentro sorpresivo e inesperado. Su roce suave y placentero me erizó los pelos, bastaron unos segundos para que cediera ante aquella acción y continuara el beso. No esperé a que Benjamin lo pidiera e innatamente abrí mi boca para dejar paso a su lengua. Por alguna extraña razón quería sentirlo, quería saber lo que sería el néctar de sus labios… quería saber que sería besarlo.

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Ahora les sigo subiendo :3

Capítulo 7

-¡Vamos, Marc!-animó Benjamin apoyado en la cerca blanca. Nuevamente las mangas de su camisa estaban hasta los codos mientras la chaqueta de la escuela descansaba a un lado de él, moviéndose al ritmo del incesante viento.

Tomé con fuerzas las riendas y las tiré hacia atrás con la esperanza de que el caballo - - al cual había nombrado Jimmie - - se detuviera como era mi deseo. Para mi sorpresa, el domable potro hizo caso sin chistar, deteniendo nuestra carrera con la ayuda de sus patas traseras a la vez que lanzaba el típico relincho de victoria.

Levanté los brazos con emoción, dejando las riendas caer, mientras una sonrisa se posicionaba en mi rostro.

-¡Sí!-grité hacia los cielos a todo pulmón.

-¡Las cuerdas!-recordó Ben, bajando de la cerca para acercarse hasta mi lado en un trote rápido.

Antes de que Kingman llegara a mi lado yo ya tenía las riendas bajo control otra vez, amarradas con todas mis fuerzas entre mis dedos. Otra ola de brisa pasó por el prado, meciendo el césped y alguno que otro arbusto, junto con la crin de Jimmie.

-¡La has logrado!-mencionó Benjamin con su amigable sonrisa asomando por su boca.

-Así parece-asumí feliz. Pase una de mis piernas por sobre la montura y de un salto llegué al suelo.

-Te felicito. Debo asumir que en algún momento creí que nunca lo lograrías-bromeó golpeando suavemente uno de mis brazos.

-Adoro tu optimismo.

-Es solo un chiste-negó con su cabeza.

Me mantuve sonriendo por unos segundos más mientras más viento remecía con armonía mi cabello, moviéndolo de su lugar para obligarme a pasar mi mano por éste repetidamente. Bajé la vista en un intento de evitar la fuerte brisa proveniente del norte. Observé la mano de Ben que estaba descansando a su costado, un nuevo objeto adornaba su dedo anular.

Se trataba de un particular anillo de color plata, con extraños símbolos elegantes de antaño rodeándole. Gracias a su peculiar color brillaba con cada rayo de sol que le acariciaba. Era imposible no notar aquel detalle.

Cuando levanté la mirada noté los ojos azulados de Ben concentrados en mis movimientos, en mis expresiones y en mis facciones, parecía un intento de guardar cada una de mis acciones dentro de su memoria.

-¿Qué sucede, Ben?-pregunté tímido, sujetando mi cabello castaño oscuro con una mano.

-Necesito hablar contigo.

-¿De qué?-levanté una ceja.

-Ayúdame a llevar al caballo al establo en tu jardín y te explico-propuso exhibiendo sus blanquecinos dientes.

Asentí y tomé las riendas de Jimmie mientras Ben corría hasta la cerca en busca de su chaqueta. Volvió en un abrir de cerrar de ojos. Él, sin preguntar, me quitó las riendas de la mano y obligó a avanzar al potro negro. Yo le seguí cohibido ante su autoridad.

A través de estas semanas había aprendido que Benjamin Kingman era un joven bastante especial: dedicaba gran parte de su tiempo a los estudios, el tiempo libre que tenía lo gastaba en mantener la empresa de su familia y dedicaba muy poco a su cerrado círculo social. Era algo totalmente inaudito que hubiese dejado a la empresa descuidada por un par de horas para venir a darme clases de asuntos ecuestres.

También había averiguado que su familia se componía de cinco personas: Sr. Benjamin Kingman, Sra. Marie Kingman, Lauren Kingman, Benjamin Kingman junior y un hermano tres años mayor que Ben que estudia en Australia. Entre los tres hijos, Lauren era la más ineficiente.

El padre de Ben tenía decidido que mi amigo cuidaría de la empresa y que podría expandirla a través del mundo sin ningún problema. Benjamin era conocido a través del estado de Texas como un niño prodigio y muy comprometido en el tema del trabajo, quizás por eso mi padre habló con Benjamin hace un par de días.

En conclusión podía sacar que por alguna razón Ben prefería dejar sus responsabilidades y pasar tiempo conmigo. Alguna razón que debía averiguar sin dudas algunas, más aún después de lo que pasó el viernes anterior en la fiesta de Catelynn.

-Marc-dijo Ben cuando nos hallábamos en el reducido establo que mi padre había mandado a construir para Jimmie-Creo que necesitamos hablar.

-¿Sobre qué?-pregunté sentándome sobre la cerca de un salto, apoyando mis dos manos en la madera para mantener el equilibrio.

-Sobre lo que sucedió en la fiesta de Catelynn.

Aguanté la respiración unos segundos y volteé mi vista a uno de mis lados, en la más estúpida y ridícula demostración de indiferencia al asunto.

-Pues no recuerdo nada-me escudé sin mirarle.

Escuché como Benjamin le quitaba las riendas y la montura a Jimmie para dejarlas colgadas en los percheros de la pared. El sonido del metal que se encontraba ocasionalmente me erizaba los pelos de la nuca.

-Sé que recuerdas aunque sea algo-prosiguió él-Al menos lo que sucedió cuando intentaste irte.

-De verdad que no logro hacer memoria-mentí pesimamente una vez más.

-¿Nada de nada?-Benjamin dejó que el caballo bebiera agua de un bebedero unos metros más allá-No bebiste tanto como para olvidar las cosas.

-Bueno, recuerdo cosas como fogonazos. Sólo eso-levanté la vista a mi amigo, ahora él cepillaba tranquilamente a Jimmie, moviendo el pelaje negro de un lado para otro con la ayuda de una escobilla.

-¿Cómo que cosas?

-Que estuve conversando contigo un rato, también recuerdo haber estado con Madeleine… -tragué saliva-Luego que me vine y que mi padre me regañó por llegar después de la hora acordada. Sólo eso.

-Está bien.

-¿Y de qué querías hablar?-le incité mientras bajaba de la cerca y me acercaba con pasos lentos a su lado, pisando con cuidado el heno esparcido en el suelo.

-De nada-Benjamin volteó y me entregó el cepillo en mis manos. Se acercó corriendo hasta un lado para tomar su chaqueta entre sus dedos y finalmente caminar hasta la puerta de la cerca-Te veo mañana en la escuela, Marc.


George caminó por el pasillo con aquel aire de superioridad que le distinguía, levantando la mano hacia cada alumno que pasaba a nuestro alrededor en un gesto de saludo mientras relucía con honor y gloria la chaqueta del equipo escolar de fútbol americano. Recientemente había sido aceptado.

No pude evitar pensar en mi amigo Tom de Londres. Cuando a Tom le habían aceptado en beisbol había hecho exactamente el mismo ritual de popularidad.

Solté una risa ante hacer semejante acusación mental mientras recibía una extraña mirada por parte de mi amigo. Él abrió la puerta de entrada a los vestidores de hombres mientras una oleada de humo salía hasta envolver nuestros rostros. Entramos rápidamente para llenar nuestros oídos con el bullicio de allí: Risas graves, duchas a todo dar, cierre de casilleros, constantes golpes y quejidos eran algunos de los ruidos que se hacían notar como música de fondo. Ambos caminamos sin darle importancia a ningún asunto en particular para llegar prontamente hasta nuestros respectivos vestidores.

George abrió su casillero dando un fuerte golpe en la cerradura, en la forma más brutal que había visto jamás.

-¡Joder! ¡¿Acaso no conoces algo llamado llave?!-chillé asustado mientras abría con calma la puerta metálica correspondiente a mi vestidor.

-¡Eso es algo innecesario!-respondió. Se quitó su polerón y lo dejó felizmente colgado dentro.

-Como digas-rodeé los ojos y quité mi chaqueta rápidamente junto con mi blusa de un tirón para tirarlas dentro del casillero. Saqué de un bolso allí dentro la polera de gimnasia.

-¡Hombre, haz algo de ejercicio! ¡Estás tan delgado que hasta me pareces desnutrido!-exclamó George hacía mi mientras tapaba su cuerpo ejercitado con la polera que tenía entre sus manos.

-¡Déjale, George!-gritó uno de los jóvenes desde la ducha al otro lado del lugar-¡Estoy seguro de que a Ben le gusta tal y como está!

Estaba bien claro porque me emparejaban con Ben. Aunque nadie me hubiera visto besándole, todos nos veían juntos los cinco días de la semana, y algunos días Kingman iba a mi casa para continuar con mis lecciones ecuestres. Pasábamos la mayor parte de los días juntos y eso era raro, en especial porque Ben no suele ser muy comunicativo.

Un montón de risas acompañaron aquel chiste.

-¡Que pendejos!-intenté defenderme, pero lo único que logré fue prolongar la burla.

Aguanté la respiración para no empezar a enrojecer de un momento a otro y delatarme a mí mismo en aquella situación. Aproveché el tiempo para poner el resto de mi uniforme y escapar de la humillación cuán pronto pudiese.

En cuanto me vi completamente listo para la clase de gimnasia salí como un rayo en dirección a la puerta principal, pero una mano me detuvo y me obligó a voltear a verle.

-¡Que les quede claro que si molestan a Marc le golpeo la cara a uno por uno!-exclamó Benjamin sin soltarme de su agarre. Todas las risas callaron al escuchar la voz furiosa de mi amigo-¡¿Está claro?!

-¡Joder, Ben! ¡Tienes a un nuevo protegido!-mofó un valiente joven que se hallaba cambiándose de ropa en los casilleros más cercanos. Consiguió un par de carcajadas de algunos compañeros, otros prefirieron callar.

-¿Alguien recuerda lo que le sucedió a Jessy el año pasado por meterse con Lauren?-desafió Benjamin con la mirada aún más amenazadora que antes. Nuevamente un silencio sepulcral que no fue interrumpido siquiera por las duchas. Todas las llaves habían sido cortadas mientras un sentimiento de miedo se albergaba en los jóvenes presentes-¡Perfecto! ¡Lo mismo le sucederá al primer imbécil que se le ocurra molestar a Marc!-un eco gigante empezó a tomar fuerza tras aquella quietud.

Benjamin me obligó a avanzar, empujando mi cuerpo desde la espalda, hasta que logramos llegar al pasillo.
Sin duda había muchas cosas que no sabía de Ben. Pero empezaba a descubrirlas de a poco. Si había algo más raro en el asunto era que mi amigo me había salvado hace unas semanas de convertirme en lo que él fue –o es-. Un matón.

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Capítulo 8

Catelynn observó de reojo dentro de mi casillero, intentando poner atención en sus asuntos mientras posaba un ojo vigilante en mis acciones. Mi amiga lanzó un suspiro para luego cerrar la puerta metálica provocando un estruendo que me obligo a dar un respingo poco común a la vez que un escalofrío – -debido al sonido de los metales en choque - - recorría mi columna vertebral para bajar en picada en mi nuca.

-Ten cuidado-pedí cerrando mi casillero igualmente, pero con algo más de cuidado. Colgué la mochila a mi hombro.

Lauren aterrizó al lado de Catelynn luego de dar una excéntrica vuelta, capturando la mirada de todos los jóvenes presentes tras haber dejado a la vista sus bragas. Desvié mis ojos al pasillo para evitar mirarla y sacarme algún problema con Benjamin.

-¡Lauren!-regañó Ryford mientras bajaba la falda de su amiga, obligando a los muchachos espectadores a volver a lo suyo -¡Se más precavida!

-¡Por favor! ¡Tan solo me observaron!-contrarresto ella, con una pícara sonrisa dirigida a algún tipo suertudo para dar paso a un guiño coqueto. Catelynn suspiró. Lauren observó a Ryford otra vez mientras su sonrisa se desvanecía como arena, dejando la triunfal entrada a su cara de lenguado tras notar mi presencia allí-Hola-saludó con un tono frio de voz.

-Veo que esto avanza. Al menos me saludas-comenté en un chiste que solamente Catelynn celebró con una alegre carcajada solitaria.

-No te emociones. Ben me pidió que fuese más amable contigo, eso es todo-levantó una ceja, dando un claro aviso de desafío. Miró una vez más a su amiga –Estoy segura de que no querrás venir conmigo hasta que Marc se vaya, así que… te veo luego-se escabulló por entre Catelynn, pasando con cuidado su cuerpo para tropezar bruscamente en contra de mi hombro izquierdo, obligándome a perder el equilibrio durante unos segundos –A ti igual te veo luego. Tengo que hablar contigo-susurró a mi oído en milésimas de segundos imperceptibles que me hicieron quedar en blanco.

¿Hablar conmigo? ¿Para qué?

-Marc-llamó Catelynn-debo decirte algo, más bien, preguntar-rascó su nuca.

-Dime-intenté formar una sonrisa tras mi posición de confusión debido a las palabras de Lauren.

-En privado-aclaró.

-¿Qué sucede?-enarqué una ceja, curioso.

-Vamos, te cuento en el camino ¿Sí?-

Asentí y comencé a caminar al lado de la joven de finos cabellos dorados. La secundaria de a poco se comenzaba a vaciar luego del toque de timbre señalando el fin de la jornada de un agotador día. Todos los adolescentes allí ahora yacían guardando algunas cosas dentro de sus casilleros y tomando otras, muchos conversaban sin dar importancia al paso de las horas mientras algunos ya daban paso a su retirada. El lugar era un caos total que parecía jamás acabar.

Catelynn me guió a algunos pasillos más vacios del segundo piso, en donde el bullicio era menor al igual que la cantidad de estudiantes. El sol entraba radiante por los ventanales de limpio vidrio transparente y provocaba brillos de los mosaicos al otro lado, en la pared de diseños exóticos y lujosos. Nuestros pasos formaban eco eterno al igual que las respiraciones paulatinas.

Desvié mi vista al cabello de Ryford y pude notar como este brillaba con cada rayo de sol que caía sobre él. Mi amiga detuvo su marcha y guió sus pasos al ventanal de a poco, mirando detenidamente el horizonte verdoso en donde se lograba divisar una especia de huerta a lo lejos.

-Ya te he contado que supuestamente Benjamin se había acostado con Madeleine-empezó suavemente, sin mirarme-Pues…-calló de repente.

-¿Pues?-me acerqué unos pasos más.

-Es mentira-suspiró-Es un rumor que el mismo Ben con la ayuda de Madeleine me obligaron a correr… es para tapar otra realidad. Una realidad que sabemos perfectamente que no será aceptada en esta escuela en donde todo se trata de las apariencias.

Fruncí el ceño sin poder entender del todo el por qué de aquella reacción de Benjamin y de Madeleine.

-Creo que él no te lo ha dicho-continuó-pero de cualquier forma te darás cuenta en un par de semanas más, gracias a la cercanía que mantienen-volteó a verme, con una extraña sonrisa sobre su rostro. Con un gesto de mano me señaló que me acercara hacia ella. Incliné mi cuerpo hasta su altura, dejando que su boca quedara a centímetros de mi oreja. Ella susurró un par de palabras a mi oído.
Me estremecí por completo mientras mis pupilas se dilataban gracias a los nervios que corrieron por mi cerebro.



Salí inconcluso tras la confesión de Catelynn sobre Benjamin. Mi mente viajaba a años luz mientras mi alma me observaba dese los cielos. Era un manojo de confusión que no podía ser capaz de pensar, solo reaccionaba bajo las costumbres.

Llegué - -por una suerte- - al lado del Mazda en el que me acostumbraba a pasar a buscar uno de los empleados de mi padre. Antes de que pudiera abrir la puerta lateral trasera, mi codo fue tomado por una mano delgada y delicada que me obligó a despertar bruscamente de mi repentino estado de shock.

-Lauren-reconocí a la joven pelirroja frente de mí, que me observaba con sus potentes ojos cargados de ira sobrenatural mientras encarcelaba mi cuerpo entre el suyo y el portaequipaje, quitándome las posibilidades de correr.

-Acércate un poco más a mi hermano y te asesino, Marcus.

-¿Qué?-fruncí el ceño, asustado.

-¡Deja en paz a Benjamin!-gritó sobre mi cara mientras enterraba sus uñas en mi brazo izquierdo. Gemí debido al dolor.

-¡Yo no le busco!-logré formular.

-¡No te acerques a él! ¡Tienes prohibido desde este momento tener algún contacto con mi hermano! ¿Entiendes?-volvió a tomar mi débil cuerpo desde el codo, en dos movimientos me llevó hasta la puerta del Mazda negro y abrió rápidamente el auto, me lanzó brutamente dentro de este-¡No te acerques nunca más a Ben!-gritó una vez más antes de cerrar con un portazo.

Quedé estupefacto en el asiento, sin ser capaz de moverme de la posición en la que Lauren me había dejado, con mi mochila entre mis dedos y mí brazo adolorido debido a las marcas de media luna que ahora poseía.

-¿Qué le sucede a esa chica?-preguntó observándome mi chofer sin partir la marcha del automóvil.

-Nada. Están todos locos en este país-comenté sin salir de mi susto.



Benjamin señaló un punto en específico del cielo obscuro con estrellas como múltiples pecas brillantes y albas. Su dedo índice derecho parecía señalar una constelación.

-Esa es la osa mayor-comentó sonriendo. Cambió su dedo de ángulo, unos centímetros a la izquierda-allí está la osa menor.

-¿Cómo las identificas?-pregunté sin levantar mi cuerpo del pasto de mi patio en el cual nos hallábamos estirados ampliamente. Dejé que una de mis manos tapara un poco el brillante color de los astros luminosos cargados en el cielo.

-Tienes que usar la imaginación, así como lo hacían los grandes astrónomos-me observó durante unos momentos para luego volver a las estrellas en busca de alguna constelación.

La confesión de Catelynn y la amenaza de Lauren volvieron a mi mente como una traición, obligándome a dudar otra vez de la presencia de Ben y de si era correcto que él se hallara aquí.

-¿Qué tienes, Marc?-preguntó él tras darse cuenta de mi estado pensativo.

Negué con la cabeza, esperando que Ben no rondara más el asunto. Todo lo contrario, Benjamin se sentó sobre la herbaje y observó mi cuerpo - -estirado cómodamente- - con un rostro de inquietud.

-¿Qué tienes?-preguntó una vez más.

-Nada, Ben. No te preocupes-intenté sonreír, pero la alegría falsa no se me daba muy bien durante estos días.

-A mi me parece lo contrario. Tu cara está muy distinta a tu expresión normal-señaló sin dejar su entusiasmo.

-Pues no me sucede nada-marqué con una dedo un punto extraviado del cielo, intentando distraer el tema-¿Cuál es esa constelación?

Benjamin bajó mi brazo, tomándolo desde mi muñeca entre sus dedos para obligarme a concentrar en la plática.

-¿Es por lo que pasó en los camarines ayer con George?-preguntó preocupado.

-No.

-Si quieres te lo puedo explicar.

-Benjamin, no me sucede nada-esta vez la sonrisa sí salió de mi boca-No te preocupes.

-¿Qué te sucedió? ¿Te han vuelto a molestar? ¿Te mordió tu gato otra vez? ¿Tu padre te regañó porque yo estoy aquí todavía?-tomó su chaqueta de la escuela que se hallaba unos metros más allá, estirando su cuerpo por sobre el pasto-Sí es así, me puedo ir-se levantó.

Le detuve tomando una de sus manos mientras negaba de a poco con la cabeza. Me erguí completamente del prado del jardín y observé profundamente los ojos azulados de Benjamin. Dudé un par de segundos en lo que el silencio fue acompañado por la orquesta nocturna que calló completamente en cuanto comencé a hablar.

-Catelynn me contó todo-dije finalmente, asustado por el asunto.

Él sonrió tiernamente, en un intento de decir que comprendía perfectamente mi estado extraño y más aún mis respuestas tan poco creíbles. Observó mi mano que aún no se despegaba de su manga. La quité rápidamente, asustado de mí mismo por no querer desprenderme de Benjamin.

Una suave sonrisa por parte de él cruzó sus labios.

-No te preocupes-comentó sin dejar su pequeño toque de gracia. Dejó su chaqueta caer.

Sus manos se posaron a los lados de mis brazos, sus dedos se enredaron con la tela de mi chaqueta escolar regalándome un pequeño escalofrío debido al tacto. Prontamente subieron por mis hombros, mi cuello hasta llegar a rodear ambos lados de mi cabeza.

Una brisa corrió por el lugar durante unos eternos segundos, despeinando por completo a Ben y regalándome un peinado alocado a mí.

Nuevamente logré sentir los labios de Benjamin posados en contra de los míos con una rapidez única que me dejó imposible de detener. Su boca rozaba la mía nuevamente de una forma tan extraña como la primera vez. Sentía como una explosión se formaba a cada tacto, antes de estallar daba giros completos, piruetas perfectas y carreras eternas. Era completamente distinto que besar a una chica.

Ahora tan solo había una diferencia: ninguno de los dos había bebido.

Entonces, el primer beso fue real. Y lo peor del asunto es que hasta ahora no me he dignado a poner resistencia.

Es verdad lo que me decía Catelynn: Ben sí era homosexual.
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Ahí les dejé la maratón :3 Les guardo un poco de sorpresa para el próximo capítulo.
Espero que les haya gustado. ¡Las quiero! ^_^
xoxo
Javi's Jonas & Tamara-san.

Me gustaba más editora anónima :( pero buee... AMO completamente esta novela... Es casi única, si te pones a buscar por aquí una así, no estoy segura si se encontrarían, pero si las hay no serían muchas... Ahora solo te falta hacer un manga y ahí si no te libras de mi existencia... te mueres solo de mis apariciones instantaneas :D Pero da igual!! de todas formas seguirías por que estoy LOCA y debes hacerlo por que soy tu editora y conmigo no fallas!! Sigue así, Trabaja por que para eso me contrataste :D :P Adoro esto!!

Tamara-san(editora fantasma :3)

Que haga algo estúpido sería genial!! le daría más pasión a la novela.. lo digo yo(experta en este género)... Y Ben es mioo!!! :¬¬: Osea.. de Marc... :D :P bue... Amo esta maraton.. aunque creo que ya lo dije :yonofui: da igual Que bien que las lectoras sigan apareciendo!!

 

Capítulo 9

Benjamin me soltó de a poco, dando leves toques con sus labios sobre los míos para terminar apartándome. Sus manos no dejaron de rodear mi mandíbula.

Los ojos azul intenso de Kingman se abrieron tras aquel beso, regalando la misma amistad confundida con la que me había observado el primer día que nos conocimos… en el pasillo de la escuela. Si en aquel momento hubiese sido capaz de recordar la realidad, de reconocer que debía mantener una reputación, de seguro no hubiese cruzado palabra con el joven Kingman.

Mis brazos rodearon hasta topar por la espalda de Benjamin para lograr apegar su cuerpo al mío. Sus manos fortachonas me aprisionaron en una red de satisfacción y placer única, mucho mejor que cualquier contacto con una mujer.

Cada vez que me hallaba al lado de Ben, él lograba sacarme de mi máximo estado de cordura. Me brindaba una tranquilidad total y aquella sensación de amistad en la que se podía confundir nuestra extraña relación.

-Benjamin-susurré con la cabeza apoyada sobre su hombro derecho.

-Dime.

Apreté la blusa de mi amigo desde la espalda, enredando la tela entre mis dedos. Mi sentido común me decía que debía parar con aquel juego de provocación mientras las ganas de seguir callaba cualquier estado cuerdo que hiciese mi cerebro.

El grillo que se hallaba unos metros más allá comenzó a gorgorear continuamente hasta transformar el sonido en una canción tranquilizante. Unas notas melodiosas aparecieron en mis oídos que las absorbieron prontamente quitándome cualquier comentario que saldría de mi boca.

Dibuje una sonrisa sobre mi rostro, demostrando lo placentero de aquella nocturna situación.

-Adoro esto-comenté, embriagado por el apacible canto del bicho.

-Yo igual.

Un nuevo componente se agregó a aquella mezcla deleitable: la luz de la luna logró golpear nuestros cuerpos unidos en medio del prado trasero de mi casa. Sin duda eso era perfecto.

La intimidad de la que disfrutábamos podría durar un largo rato más si lo desease. Gracias a la desfigurada forma del terreno de mi padre - que variaba entre prados verdes lisos y cerrillos vegetados empinados- conseguíamos escabullirnos de cualquier mirada que se pudiese producir desde mi hogar, varios metros por delante.

Sentí como los labios de Ben ahora tocaban mi oreja, mordiendo perezosamente el trago de esta.

-No-murmuré sin dejar la sonrisa de lado ni mucho menos separar nuestros cuerpos.

-Es divertido-susurró débilmente.

-Déjalo-volteé mi rostro en el sentido contrario, quedando a centímetros de distancia de su cuello. Me iluminé de gracia frente a ello y, al no ver un cambio de la acción de Benjamin, me acerqué cuidadosamente hasta su nuez, tocando con mis labios a este.

-Deja eso-pidió. Pude sentir como una sonrisa se dibujaba en su rostro.

-Detente tú primero.

-¡Marcus!-exclamó una voz externa, metros lejanos a nuestra estancia.

Solté rápidamente a Kingman y arreglé con dedicación mi ropa descolocada de lugar. Ambos callamos al igual que la orquesta nocturna que parecía tocar para nosotros únicamente. Segundos más tarde apareció Rick por entre las lomas, con una respiración agitada junto con el celular de última generación en una de sus manos.

-Ya vienen por ti, Benjamin-aclaró con una voz grave. Mi amigo asintió y se volvió para recoger la chaqueta del suelo-¿Qué hacían aquí?-consultó mi padre, enarcando una de sus cejas castañas gruesas.

-Le enseñaba un poco de astronomía a Marc-respondió Kingman con una sonrisa. El asunto no era del todo mentira.

-Bien-papá sonrió con despreocupación-Muchas gracias por tomarte la molestia de venir a enseñarle cosas a Marc. Estoy muy agradecido. Ya veré la forma de pagarte.

-No-contestó frío y formal, cambiando rápido el ambiente amigable y gustoso-No mezcle negocios aquí. Hago esto porque considero a Marc un amigo-claramente Benjamin notó de inmediato las ganas de mi padre de combinar los asuntos.

-Como digas, joven Kingman-mi padre dio una vuelta a su aire informal y volvió a lo empresario-Si no deseas que comparta algunas acciones contigo…

-Por favor, no-pidió mi amigo-No sería capaz de aceptar tantas regalías por un trabajo tan fácil, al fin y al cabo, Marc es alguien bastante inteligente-pasó una mano revolviendo mi cabello, aprovechándose su altura. Hice una mueca –Le veo futuro en esto.

-Al tal parecer él no desea específicamente una carrera de negocios-confesó mi padre. Sacudió su cabeza-Vamos adentro, si gusta.

-Claro. Gracias-aceptó Ben con un asentimiento de cabeza. En cuanto mi padre dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a la casa - -pisando con sus grandes pies las indefensas capas de rocío que empezaban a florecer- - Benjamin tocó mis dedos con la yema de los suyos, jugueteando incansablemente. Pronto intentó entrelazarlos lo cual negué sin chistar.

-Ahora no-me escudé para dar dos pasos y avanzar en una caminata más rápida.

Una mano traviesa y dubitativa rascó con confianza la barbilla de Rick - - que se encontraba en el sillón frente a Ben - - mientras la otra sujetaba una copa. Mi padre cambió de posición sus piernas y volvió a la recarga con aquel intenso interrogatorio.

-Así que de esa forma mantienes la empresa sin estresarte-formuló Rick, con un tono de voz bastante interesante.

Kurt pasó su cola peluda por el fin de mi nariz, tapando mis orificios con su pelaje. Fruncí el ceño disgustado por el asunto y llevé rápidamente una de mis manos a mi boca, evitando un estornudo próximo. Si papá me veía espiando su conversación con Kingman, lo más seguro sería que me castigaría aún más - - ya me encontraba castigado por el asunto de la fiesta - -.No pude evitar maldecirme a mí mismo por esquivar el asunto de los negocios.

<<A ti esto no te interesa>> me dijo mi padre hace media hora atrás, en cuanto entramos a la casa <<Vete a jugar videojuegos>> agregó sonriente, para terminar prestando toda la atención del mundo a mi amigo.

Ahora me encontraba en el piso del pasillo flotante, escondido tras una parte que no era alcanzada por las cálidas luces de la lámpara vidriosa colgante. El frio del material era tanto que podía sentir como se congelaban las palmas de mis manos tras tenerlas, un buen rato, apoyadas ambas en contra del áspero suelo.

-Ahora no, Kurt-susurré a la vez que asomaba mi cabeza de las sombras para observar meticulosamente a los empresarios sentados en la sala de estar. Ambos con un aire formal propio.

Sí, era patético. Espiaba a Benjamin por la única razón de saber que hacía en cada momento de su día. Pero eso no era amor, claro que no… se trataba más bien de una amistad. Una amistad algo enredada, pero amistad al fin y al cabo.

El timbre de la puerta sonó, alterando mis sentidos, provocándome un respingo perturbado que me hizo volver a ocultar mi cuerpo entre las sombras del inhóspito pasillo. Rick abrió sin objetar la puerta para dar paso a la joven Kingman.

Junté el entrecejo ¿Por qué vendría Lauren por Benjamin y no sus padres?

Mi padre le saludó cálidamente, a lo que ella respondió indiferente. Asomó su cabeza hacia Ben y le hizo un gesto, señalando que era hora de retirarse. En cuanto mi amigo se levantó del asiento mi corazón precipitado se convirtió en una máquina a todo dar, conducida por el miedo como chofer.

El cuello de Benjamin lucía normal, salvo por el detalle de una pinta rojiza con un aro rosado que marcaba su límite, rodeándole como cinta hecha a la medida de llamar la atención. Aquella marca la grabé yo inconscientemente en el prado de la casa.

¡Maldición!


Una nueva parte de mí se vio tentada a protestar, pero la cordura - - aún presente- - en mi cerebro me obligo a callar y continuar prestando atención a la boca de Catelynn que me contaba las anécdotas de Benjamin. Ella se había transformado en mi biblioteca personal y sin límites de información sobre cualquier dato de Ben.

-Escuché que Ben le había pegado a un tal ‘Jessy’ –hice gestos con mis dedos- por meterse con Lauren el año pasado.

Catelynn rodeó los ojos mientras mordía perezosamente uno de sus labios. Tardó unos segundos en responder y, antes de hacerlo, lanzó una sonrisa blanca nerviosa.

-Benjamin vio a Jessy en la cama de Lauren durante una junta de negocios que se estaba formando en su casa. Obviamente perdieron los clientes gracias al alboroto que armó todo eso y Ben se enojó tanto que casi mato a Jessy-respondió rápidamente, moviendo su lengua a una velocidad incontrolable que casi no podía ver el movimiento de ésta.

-Espera-señalé deteniendo su caminar. Ella volteó a observarme detenidamente, posando sus ojos incandescentes sobre los míos. Advertí, observando por el rabillo del ojo, como Benjamin venía a nosotros-¿Jessy es hombre o mujer?-últimamente la gente tendía a mezclar nombres femeninos y ponerlos en hombres.

Catelynn desvió su vista a un árbol cercano negándose a responder, a la vez que éramos abordados por Benjamin - - quien llevaba un pañuelo alrededor del cuello, con la signa de la escuela grabada sobre la tela - -. Ambos callamos rápidamente y fingimos un aire natural poco creíble.

-Lo siento por demorarme-comentó él, sonriente e inocente-Tenía un par de juntas.

-Está todo bien-mi amiga le correspondió la sonrisa- solo charlábamos.

-Bien, entonces-Benjamin pasó una mano rápida y sigilosa hasta rodear mis hombros.

Mis mejillas palidecieron para dar paso a un color rosa intenso y fogoso, como si el calor que había absorbido mi cuerpo desde el sol se albergara allí.

Catelynn soltó una risita que calló con una de sus gráciles manos, tapando su sonrisa traviesa de la vista.

-No sabía que eran pareja-terminó por decir sin poder acallar sus risitas escondidas. Benjamin le acompañó sin sonrojarse ni mucho menos soltarme.

Fruncí el ceño, disgustoso, mientras la sangre que había subido a mis pómulos se escapaba nuevamente esparciendo las rojas gotas a través de mi cuerpo. Sentí como la razón volvía a mi cabeza y en un impulso quité el brazo de Benjamin. Lamentablemente mi condición física solo fue capaz de apartarle por un momento.

-De hecho-comenté intentando soltarme-no lo somos.

Benjamin rió más fuerte, al igual que Catelynn. Sentí que me estaba perdiendo en aquel giratorio hilo de conversación.

Tiré con más fuerza del agarre de Ben, logrando soltarme por unos segundos. Di dos pasos por sobre el frondoso césped hasta sentirme lo suficientemente capaz como para escapar. En cuanto me vi libre de otro abrazo, corrí descontrolado por el prado - - que servía como patio - - de la escuela, arrancando de mis amigos que no habían notado mi ausencia. De seguro estaban sumidos en el humor de verme confundido. Patético.

Sin advertirlo, llegué al pasillo de los casilleros. El lugar se hallaba tan desierto que me sorprendió la quietud antinatural. De a poco me acostumbraba a los sonidos de las voces que jamás callaban, del cierre molesto de los casilleros y los pasos desarmados que formulaban los estudiantes.

Caminé despacio, aventurándome a entrar en el pasillo. Mis latidos aumentaron por cada paso, regalándome una descarga de adrenalina que tardó unos segundos en afectar mis nervios. En esos momentos me hallaba hecho un manojo de miedo. Para aumentar mi fobia, unos pasos lejanos al fin del pasillo provocaron un sonido que me alertó fuera de tiempo.

Para cuando fui capaz de reaccionar ya era lo suficientemente tarde: Lauren me tenía acorralado entre su cuerpo y los casilleros, con su antebrazo derecho en contra de mi cuello imposibilitándome la tarea de respirar.

-Te dije que no te podías acercar a Benjamin-murmuró con un tono furioso. Sus ojos azulados - -como los de Ben- - se cargaban de cólera.

-No…-intenté tragar saliva-… le podía decir que se fuera… Él estaba en mi casa…

-¡Tuviste que haberlo echado!-protestó subiendo un par de notas su voz - -fuera de entonación- - mientras golpeaba una vez más mi espalda contra el casillero, zamarreándome.

-Eso es descortés-su brazo hizo más presión tras mi excusa.

-Vi la marca que le dejaste-su pronunciación sucumbió al final de la oración. Ella desvió su vista durante unos segundos y volvió a observarme –en el cuello-terminó de decir.

Enarqué una ceja, dudoso de hablar o callar.

-¿Jessy es hombre...-cerré los ojos, pensando que Lauren golpearía mi rostro en cualquier momento-o mujer?

Ella me miró sorprendida. Su cara se arrugó en ira y a violentó aún más contra mi cuello.

-¡Lauren!-

Ambos volteamos aterrorizados para observar al fortachón ubicado al final del pasillo. La luz que entraba por los ventanales hacía contraste en contra del pasillo oscuro, pero aún así la sombra de Benjamin era reconocible.

-Mierda-maldijimos Lauren y yo en un unísono.
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¡Espero que estén bien y que hayan disfrutado de éste capítulo!
¡Las quiero, las adoro! Díganme si desean el próximo.
¡Cuídense! :hug:
xoxo
Javi's Jonas & Tamara-san.