teenage dream. {imaginas y ships.

Era una mañana fría de otoño. El cielo estaba encapotado por unas enormes nubes grisáceas que no dejaban divisar el bonito color del cielo. Estaba tumbado en mi cama, mientras repasaba la lección de matemáticas del odioso examen que tenía el día siguiente. Un leve golpeteo contra mi ventana me sacó de mis pensamientos. Había empezado a llover. Sonreí inconscientemente; pues los días lluviosos me recuerdan Summer. En los días de lluvia, siempre nos reunimos en su casa para ver películas y comer palomitas untadas en quilos y quilos de mantequilla. “En diez minutos estoy allí, enana.” Escribí en un mensaje de texto. Bajé rápidamente las escaleras. Abrí un pequeño armario que se encuentra en la cocina, y cogí una bolsa de palomitas, mantequilla, y la película “El club de los cinco.” Caminé aproximadamente diez minutos hasta llegar a la casa de mi mejor amiga. Como siempre, me esperaba sentada en el columpio que se encuentra en su porche.
— ¿Cómo te va rulos? – me saludó abrazándome por el cuello.
— Enana, ya te echaba de menos. – mencioné besando levemente su cabeza. Dejé que el dulce olor de su champú inundara mis fosas nasales.
Subimos a su cuarto, el cual estaba pintado por nosotros dos, a mano, Era de diversos colores, y en el techo había una réplica de una foto de cuando ella y yo jugábamos en el parque del barrio, cuando teníamos poco más de cinco años. En su mesa también había libros esparcidos y algunos entre-abiertos.
— ¿Qué película has elegido? – preguntó con su habitual sonrisa. Levanté mi brazo derecho para que pudiera ver la caratula del DVD. – Interesante elección, Styles. – rió.
Una vez preparado todo, nos sentamos cada uno en un puf. Una especie de sillón acolchado que no tiene ni respaldo, ni patas. Realmente cómodos. La película ya estaba en marcha.
— Harry, pásame las palomitas.- susurró Summer sin aparta su vista de la pantalla.
— ¿A cambio de qué?- dije en un impulso. Ella me miró extrañada, entonces habló.
— A cambio de un beso en la mejilla. – sonrió con semblante tierno.
— En los labios. – repliqué pícaro. Summer no respondió, solo me miró fijamente.
— ¿Y si no lo hago qué?
— Si no lo haces pasa esto. – respondí abalanzándome sobre ella. Empecé a hacerle cosquillas en la tripa.
— No, Harry, ¡para por favor! – exclamaba entre risas. – Para, está bien, está bien, te besaré.
No hice nada, solo la miré acariciando su cabello. Se acercó a mí lentamente, su respiración aún agitada chocaba contra la mía. Pasé mi dedo pulgar por su mejilla, acariciándola con afecto. Nos acercamos hasta tal punto que nuestros labios se rozaron levemente, hasta que capturé su labio inferior. Llevó sus manos a mi nuca para profundizar el beso. Acarició mi pelo suavemente.

— Estoy locamente enamorado de ti, Summer. – susurré en su oído. Escuché como reía tímidamente.
— Y yo de ti, rulos. – respondió, haciéndome el chico más feliz del mundo.