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Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada

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Mensaje por tortugitastyles Jue 18 Jul 2013, 9:15 pm

jajajaja la gente de ese pueblo que solo sirven pa chismiar siguela pronto que esta super
tortugitastyles
tortugitastyles


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Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada - Página 3 Empty Re: Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada

Mensaje por loa Vie 19 Jul 2013, 3:08 pm

MeliHoran escribió:
loa escribió:
OH MY God!!!!!!!
estos caps fueron .. ay nose como expresarme .... fuero geniales y me quedo corta:P   ..... amoo la nove
Maldito insensible..okno me pase ok ajajaj
sigelaaaa pliss 
sigela
bueno esto no tine que ver mucho con la nove pero mañnana viene un tipo para arreglarme la compu y nose si con un dia basta o se la tiene que llevar  por eso quiero que sepas que si me pasoo no se si pueda comentar o nose  sole sigela y pensa que yo comento porque denserio amo la nove 
sigelaa pliss 
Loa


JAJAJA y esto no es nada, a medida que va avanzando se pone mucho mas calenchu (?, 
gracias de verdad por comentar, gracias por avisar :D subo capitulo y cuando aparezcas subo otro mas como regalo, queres?
besosssssss :D
pd: hace un monton habia empezado a leer tu novela, y el otro dia la vi de nuevo, y te queria preguntar por que no la seguiste, era muy buena de verdad 
pd2: no comentaba porque siempre entraba desde la otra compu y no tenia la contra del usuario jaja

 Gracias a dios !! se pudo solucionar rápido lo de la compu  y recién hoy llegue de la casa de mi abue allá no hay Internet  pero ya esta 

con respecto a la novela mía bueno... la canse por muchos motivos  los principales fueron por falta de lectora y de tiempo  pero ademas era la primera nove y no me sentia tan comodaa ... igual ahora pienso empezar una nueva nose cuando pero voy empezar otra ya tengo la idea por lo menos yo te aviso por si quieres participar y 
me encantooo el capppp sigelaaa 
ajajajja 
Loa
loa
loa


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Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada - Página 3 Empty Re: Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada

Mensaje por MeliHoran Vie 19 Jul 2013, 7:32 pm

 Hola chicas hoy les subire dos capitulos, porque como mañana es el dia del amigo nose si podre subir :)
pd: el capitulo veinte empieza lo picante(?




Capitulo Diecinueve
 
    A veces, por mucho que una misma se repita las cosas, eso no hace más fácil el hecho de conseguir mantener una promesa, cosa que la irritaba profundamente.
   ¿Cómo entender, y de paso explicarse a sí misma, que discutir permanentemente con un tío no hace disminuir el deseo de llevárselo al huerto?
   Y así, conteniendo sus impulsos de tirarle el café a la cabeza o de abalanzarse sobre él, a partes iguales, había llegado el sábado.
   Y allí estaba de nuevo el cuadro casi familiar, después de la cena, disimulando, matando el rato, con la vigilante al acecho.
   Niall, por su parte, no estaba mucho mejor. Su queridísima y preocupada hermana se las había ingeniado durante toda la semana para no dejarlos ni un segundo a solas. Por las noches, en vez de irse con sus amigos a hacer lo que sea que hacen los adolescentes en las noches de verano, se quedaba en casa y se pegaba como una lapa a su tía hasta bastante tarde. En el jardín, en el dormitorio, donde fuera, con tal de que él no pudiera ni arrimarse a su objetivo, al cual, en realidad, no debería acercarse, por mucho que deseara hacerlo. Podía buscar mil excusas, pero en el fondo no era más que un tío, y ante ciertos estímulos respondían todos (al menos el noventa y nueve por ciento) del mismo modo.
   Lo cierto era que el mero hecho de desearla ya era bastante desagradable (en verdad, era algo para un Expediente X), y a eso había que añadirle el hecho de observarlas, que aún era peor. Y, por si fuera poco, cuando Julia dejaba respirar a su tía, había buscado otra curiosa forma de joderle las intenciones: juntarse a él.
   Y con un argumento de lo más inocente: que la ayudase con un trabajo escolar.
   Julia había intentado hacerle la pelota de la forma menos sutil que hubiese imaginado, es decir proclamar a los cuatro vientos que necesitaba a alguien con estudios, preparado y todo eso para que la ayudase.
   Y así, de esa manera tan triste, había acabado leyéndose un insufrible trabajo sobre la Revolución francesa en vez de revolucionar a la tía, que es lo que le pedía el cuerpo.
—Esto es poco menos que una mierda —dijo a su hermana tirando los folios encima de la mesa, bastante hastiado por tener que leerlo. Además, cuando uno hacía un trabajo lo menos que se esperaba es que fuera decente, y éste distaba mucho de serlo.
—No digas bobadas, se ha esforzado mucho —apuntó ____.
   Y él clavó los ojos en ese trasero mientras hacía quinielas mentales intentando averiguar de qué color llevaba el tanga. Pero, como tenían a la policía de la castidad en casa, lo mejor era pensar en otra cosa, es decir, descargar su frustración en algo concreto.
—Es una mierda y punto —reiteró él—. Mira, si lo que pretendes es hacer un trabajo de calidad no puedes limitarte a copiar palabra por palabra lo que pone en un libro. Estoy seguro de que tu profesor puede comprarse una enciclopedia, no creo que quiera leer lo mismo.
—Te he pedido ayuda, no que me tires por tierra todos mis esfuerzos —replicó su hermana.
—Lleva razón —murmuró ____ intentando ayudar.
—Tú no te metas en esto —contestó Niall de mala leche.
—Oh, perdón, señor licenciado —se burló ella hablando con acento hispanoamericano al más puro estilo culebrón.
   Él no quiso entrar al trapo, quería entrar en otro asunto, pero, como decían ellas, ajo y agua.
—Para hacerlo con un mínimo de calidad, al menos debes ser tú quien redacte, no puedes repetir como un loro lo que otro ha escrito, ¿comprendes?
—Vale, lo capto, pero... ¿cómo lo hago?
—Estoy segura de que el señor licenciado te lo hará saber. —Otra vez ____ con el tonito de burla.
—Primero lees toda la información con la que vas a trabajar, vas tomando notas de lo que te parece más interesante, de lo que te llama la atención, contrastas los datos y después haces un esquema.
—Eso es mucho pedir. No tengo tiempo —se quejó Julia.
—Pues te jodes. —Así, sin anestesia ni nada, se lo dijo—. Haberlo hecho bien desde el principio. —Y, para que no tuviera tentaciones de aprovechar nada de lo ya hecho, cogió los papeles desperdigados por la mesa y los rompió delante de sus narices.
— ¡Eh! ¿Qué coño haces? —Julia intentó arrebatárselos.
—Me has pedido que te ayude, ¿no?
—Oye, no puedes hacer eso —dijo ____ molesta.
—A mí no me vengáis con estupideces. Si no queríais mi opinión, no habérmela pedido. No me extraña que luego haya tanto mediocre suelto, si para un simple trabajo no se molesta ni en hacerlo bien...
—Mira, eres de lo más pedante que he visto en mi vida —espetó Julia levantándose de la mesa—. Ahora voy a tener que empezar de nuevo.
—Una excelente oportunidad para hacerlo bien, ¿no crees? —sugirió él con sarcasmo.
   Pero su hermana era más lista de lo que dejaba ver. Si pasaba de su colaboración, eso significaba dejarlo sin vigilancia y eso no podía ser. Así que se tragó su orgullo y volvió a sentarse.
—De acuerdo —cogió papel y boli le miró y añadió—: Dime exactamente cómo tengo que hacerlo.
   Niall, por un instante se quedó sin saber qué decir, la muy bruja no era tan tonta como uno podía pensar a primera vista, mataba dos pájaros de un tiro: lo mantenía ocupado y además conseguía su propósito de presentar un buen trabajo.
   Se sintió orgulloso, opinión que se guardaría muy mucho de expresar en voz alta, pero en el fondo sabía que era así. Aunque le jodiera los planes.
—Ya contesto yo —dijo ____ al oír el timbre del teléfono—. ¿Quién será a estas horas? —Se dio la vuelta y descolgó el auricular—. ¿Diga?
—Hola, soy Petra. ¿Está Julia?
—Sí, está aquí, ¿por qué? —preguntó jugando con el cordón del teléfono mientras observaba a esos hermanos, aparentemente tan diferentes.
—Verás, ya sabes que mi hermana estaba a punto de dar a luz, aún le quedaban diez días, pero por lo visto hay alguien que tiene prisa por salir y se ha puesto de parto. Y como ha sido así, tan de repente, pues no tengo a nadie con quien dejar a Carlitos. ¿Puede Julia venir esta noche a casa?
—Voy a preguntárselo.
—Le estaría muy agradecida.
—Siento interrumpir tan conmovedora estampa —dijo ____ mirándolos mientras mantenía tapado el auricular—. ¿Puedes ir a hacer de canguro a casa de Petra?
— ¿Hoy? Quiero decir, ¿ahora?
—Por lo visto es una emergencia.
—Dile que le daré una buena propina —apuntó Petra desde el otro lado de la línea.
   Niall, que hacía mucho tiempo que se había alejado de la fe (si alguna vez había estado cerca), estaba empezando a reconsiderar su opción, ya que semejante interrupción era una especie de milagro.
—Te pagará bien. —____ transmitió el comentario.
   Julia miró a los dos. Maldita sea, estaba entre la espada y la pared. Necesitaba esos eurillos, pero, por otro lado, si los dejaba a solas...
—Bueno —aceptó al final. Ese dinero siempre iría bien, no era justo que sólo su tía se matase a trabajar. Sólo esperaba que el petardo de su hermano arreglara cuanto antes lo del testamento para no depender de su voluntad y vivir más cómodamente—. Dile que voy. —Se puso en pie y recogió los papeles—. ¿Puedes llevarme? —le preguntó a su hermano. Desde luego por el tono no parecía una amable petición, sino más bien una orden.
—Como quieras —respondió él con su tono de perdonavidas.
   ____ se despidió de su amiga por teléfono y no se perdió detalle. ¿Qué tramaba? Porque esa amabilidad no era ni de lejos tan inocua como parecía.
   Niall las dejó a solas mientras iba a su habitación a por las llaves del coche.
   Julia aprovechó para repetirle a su tía cierto asunto.
—Me lo prometiste. No vas a acostarte con él.
— ¡Claro que no! —exclamó rápidamente—. ¿Tan poca confianza tienes en mí?
—No es de ti de quien desconfío. Al fin y al cabo, es un tío. Ya sabemos en lo que están pensando todo el día.
—Oye, ¿no eres un poco joven para saber de esas cosas?
    Julia resopló.
—Sé lo que hay que saber —dijo toda ufana—. Y no desvíes el tema. Prométemelo.
—Palabra. Prometo no acostarme con él.
—Vale.
   Unos minutos después apareció Niall e instó a Julia a que se diera prisa en recoger sus cosas.
—No tengo toda la noche. —Fue su forma de hacerlo.
    Durante el trayecto a casa de Petra, Julia pensó en el modo de abordar el asunto. Al fin y al cabo, con su tía tenía confianza, pero con su hermano... y conociéndolo...
   Cuando él detuvo el coche frente a la casa, repiqueteó impaciente los dedos contra el volante y, a ella, ese gesto no le pasó desapercibido.
—No sé cómo decirte esto...—Julia se mordió el labio—. Vale, está bien, te lo diré y punto.
   Ante el titubeo de la joven, Niall, que intuía por dónde iban los tiros, no se lo puso fácil. Donde las dan las toman.
   Petra apareció con Carlitos en brazos y sólo quedaban treinta segundos para transmitir el mensaje.
—Ni se te ocurra acostarte con mi tía, ¿vale?
— ¡Ya habéis llegado! —exclamó la mujer sonriendo y examinando a Niall de arriba abajo, esperando sin duda ser presentada.
—Hola, Carlitos. —Julia se acercó al niño, obviando los deseos de la madre.
—Mañana vendré a buscarte, dime a qué hora —dijo Niall.
—Oh, no se preocupe por eso, yo me encargaré de llevarla por la mañana.
   Ésa no era la idea, pensó él, lo mejor era ajustar un horario para evitar imprevistos.
—Gracias —contestó sonriendo de medio lado. Tampoco era cuestión de permanecer allí más tiempo del necesario.
   Quería llegar a casa cuanto antes. Aunque, si lo pensaba bien, si pisaba a fondo el acelerador y ponía a trabajar todos los caballos del motor, daría tal espectáculo en el pueblo que no haría falta anunciar su llegada.
   Así que no le quedó más remedio que disfrutar de la calma nocturna mientras regresaba a casa.
 
 
 
 
 
 
 Capitulo Veinte
 
   Nada más aparcar el coche entró en la casa, fue a la nevera y sacó una cerveza bien fría. Podía haber cogido dos, pero le gustaba la idea de compartir: tenía un punto extra de excitación eso de que los dos bebieran a morro. Cosa que le habría parecido bastante extraña, por otro lado, si en otra circunstancia se lo hubiese sugerido otra persona.
   Se asomó a la ventana para ver a la pirada tomando baños de luna.
   Ni rastro.
   Sólo faltaba que hubiera decidido atrincherarse en su habitación y cumplir esa estúpida promesa...
   Oyó el débil murmullo del televisor encendido y caminó hacia el salón.
   Y allí la encontró, a oscuras, sentada en un extremo del sofá, viendo la tele con el volumen en el mínimo y comiendo algo... un helado.
   Se sentó sin decir nada en el otro extremo del sofá. A saber qué explicación daba para tal comportamiento, porque hasta donde él sabía, si alguien pone la tele es para enterarse de algo, cosa que no era el caso. Para más inri observó que la peli que emitían estaba en versión original subtitulada.
   Más misterio aún.
   Pero resolverlo iba a quedar en su larga lista de «Quizá algún día cuando tenga tiempo», es decir: nunca. Sin embargo, lo que empezaba a preocuparlo seriamente era la forma en la que esa mujer saboreaba su helado.
   Metía la cuchara (sopera para más señas) directamente en el envase, jugueteaba con el contenido y después se la llevaba a la boca, a medio llenar, donde sus labios apresaban el helado. Un gesto de lo más provocador.
   Por si acaso, dio otro sorbo a su cerveza, ya no tan fría, y se abstuvo de preguntar.
   Pero claro, ella continuaba con esa mala imitación de una actriz porno tentando al protagonista para que tomara cartas en el asunto e hiciera algo contundente, como agarrarla, tumbarla en el sofá y cepillársela; todo ello aproximadamente en seis minutos y sin despeinarse ni quitarse los pantalones.
   Como un adolescente revolucionado se fue acercando, sin disimulos, hasta rozar su muslo. Quizá la teoría del aquí te pillo aquí te mato tuviera que ser abandonada, de momento.
   Inspiró profundamente cuando ella, en un descuido, que él quiso pensar no intencionado, recogió con la yema del dedo la porción de helado que se había caído en su escote.
    Otro sorbo para calmar su sed, que no su ansia de pasar a la acción.
   Porque todo parecía ir en su contra, desde la semioscuridad que proporcionaba la pantalla del televisor, hasta el calor que invitaba a desnudarse, por no hablar de la semanita que llevaba de «Se mira pero no se toca».
   De nuevo ese gesto, ese reto en forma de helado sobre su escote; quedaba claro que no era un simple descuido. Y de nuevo con la yema del dedo lo recogía y lo lamía.
   Jodidamente perverso.
   Ella ni siquiera lo miraba, su atención estaba al cien por cien en la pantalla.
   ¿Puede que su mente calenturienta le hiciera ver una provocación donde tan sólo había un descuido?
   Sí, claro, y los cerdos vuelan.
   Porque de nuevo, y con ésa ya iban tres, ella dejaba caer el maldito helado.
   Nadie es tan descuidado ni la película era tan interesante.
   Se posicionó convenientemente.
—Déjame probarlo —pidió él señalando el envase.
   Ella, sin decir palabra, le pasó la cuchara, pero él negó con la cabeza.
— ¿En qué quedamos? —preguntó ella, poniendo los ojos en blanco. Señor, qué paciencia había que tener con ese hombre.
   Él estiró la mano para agarrarle la muñeca e hizo que girara un cuarto de vuelta para que el contenido cayera sobre su escote. Bueno, más o menos, porque entre la resistencia de ella y su error de cálculo cayó sobre el hombro.
   Inmediatamente se movió hasta poder recoger el helado con la lengua.
   ____ reaccionó inmediatamente, su cuerpo sintió una especie de rayo interior que la recorrió de arriba abajo, que la puso en alerta...
—Más, por favor —murmuró él.
   Ella podía jugar al despiste, a no saber qué pretendía, pero estaba en el mismo barco. En el barco del deseo, como hubiesen dicho en las novelas más cursis.
   Aunque, ¡qué caramba!, era cierto.
   Maldita sea.
   Solamente pretendía tocarle un poco la moral y después volver a su cuarto, gran error.
   Y gran mentira, por supuesto. No obstante, en el caso de caer de nuevo en el mismo error, siempre le resultaría más cómodo culparlo a él por insistir que a ella misma por asumir sus deseos.
   Esta vez, y sin la intervención de él, dejó que el helado cayera en su canalillo.
   No tuvo que esperar ni dos segundos para que de nuevo su piel se viera limpia.
   Por supuesto, él tardó más de lo necesario en limpiarla, apartando innecesariamente la tela de la camiseta para moverse a su antojo.
   Ella interpretó a la perfección su mirada, estaba pidiendo más. Por lo que se manchó convenientemente.
   Niall modificó su postura, pues desde un costado no podía acceder como deseaba. Se colocó de rodillas frente a ella, importándole un comino si le quedaban luego marcas en los pantalones por haberse puesto de tal guisa.
—Más —pidió él con voz ronca y ella no lo decepcionó.
   Con bastante precisión, fue dejando caer gotas sobre su piel para que él las recogiese. No importaba si resultaba de difícil acceso, él siempre llegaba.
—Hum —ronroneó ella siendo plenamente consciente de cómo él levantaba su camiseta para dejar a la vista su estómago.
—Esto también debería ir fuera —aseveró él, no en tono de sugerencia, sino más bien de forma urgente, señalando la minifalda vaquera.
   Así que no esperó su consentimiento, soltó el botón superior, bajó la cremallera y tiró de la tela para solucionar uno de los enigmas del día: ¿de qué color era su tanga?
— ¿Algún problema? —preguntó ella al ver cómo se detenía y clavaba la vista en la parte superior de sus piernas.
— ¿Morado? — replicó arqueando una ceja—. ¿Cómo cojones puedes ir por ahí con un tanga morado?
—Oye, que en tu mundo sólo haya ropa interior negra no significa que las demás tengamos que ir de luto por la vida —arguyó ella agarrando el envase de helado y conteniéndose las ganas para no dejarlo caer sobre su cabeza. ¡Qué hombre, por Dios, a todo le tenía que poner pegas!
—Solamente era una apreciación.
—Pues te la ahorras.
   ¿Era tonto o muy tonto? ¿Desde cuándo se discute el color de la ropa interior de una mujer a la que se pretende llevar al huerto?
—Tienes toda la razón —dijo mostrándose dócil.
   Ella desconfió inmediatamente de ese tono tan repentinamente humilde, pero no siguió con la discusión.
   Prefirió darle algo con lo que entretenerse.
   Y él, por supuesto, utilizó la lengua, pero no para hablar.
   Decir que el helado estaba deshecho al entrar en contacto con su piel no era exagerar, pues ella lo había dejado un buen rato fuera del congelador para disfrutarlo así, cremoso y frío. Sin embargo, el hecho de que una gota rozara su estómago para ser limpiada en seguida la estaba poniendo extremadamente excitada.
   A simple vista, parecía un juego de lo más simple, pero el desarrollo del mismo lo estaba transformando en algo sumamente placentero.
   Ésas eran la clase de cosas que ella buscaba, que imaginaba, que necesitaba para salir de la monotonía, algo que, de habérselo sugerido a Juanjo, de entrada hubiese respondido que no.
   Y con ese relamido y/o presumido ni siquiera tenía que sugerir, surgía espontáneamente.
   La vida, a veces, da unas sorpresas...
   Él, que parecía obviar sus preferencias en lo que a colorido se refiere, se había olvidado de pedir su dosis para seguir lamiendo y ahora se concentraba en el borde de la prenda de la discordia.
—Puede que tu gusto a la hora de elegir color sea cuestionable, pero si tenemos únicamente en cuenta lo pragmático que resulta, tienes mi aprobación.
— ¡Idiota! —exclamó aguantando la risa—. Eres ridículo hasta en esta situación.
— ¿Ridículo? —repitió bajándole la ropa interior hasta los tobillos. Con lo que estaba viendo bien podía soportar ese tipo de adjetivos.
—Sí. Y mucho, además —sentenció ella, preparándose para algo bueno.
   O, al menos, eso esperaba. En su encuentro-maratón de hacía una semana sólo se habían dedicado a follar, con ligeras variaciones posturales, pero no pasaron del coito.
   Esperaba que en la versión oral fuera igual de competente. No sería ni el primero ni el último que fallaba, pero... algo en su interior estaba diciéndole que no.
—Muy bonito —susurró él. Primero dibujó con las yemas de los dedos el recortado vello púbico para después inclinarse hacia adelante—. Si eres tan amable, inclínate hacia atrás, mueve el trasero y abre bien las piernas.
—Faltaría más —respondió ella. No podía negarse, además de jodidamente educado, había sido sumamente seductor con el tono utilizado.
   Él agradeció con un murmullo la disposición de ella. Hacía tiempo que no sentía esa extraña inclinación por complacer a una mujer de esa forma, pero sencillamente era así, quería saborearla y jugar con ella, hacer lo que le viniera en gana, sin preocuparse de nada más.
   Levantó la vista un instante y la observó, con la cabeza echada hacia atrás, un brazo cubriéndole los ojos y mordiéndose el labio, unas expresiones que evidenciaban la tensión, la excitación: ella estaba preparada.
   Él también.
   Con sumo cuidado sus dedos fueron recorriendo de forma ascendente los muslos femeninos hasta detenerse en su coño, donde separó delicadamente los labios vaginales, comprobando lo húmeda que estaba.
   Excelente.
   Y todavía faltaba lo mejor.
   Ella, puede que con intención de animarlo un poco más, o simplemente para dar más emoción al asunto, dejó caer una considerable cantidad de helado, justo por debajo de su ombligo. En la posición en la que estaba no tardó ni cinco segundos en llegar a su lengua.
— ¡Maldita sea!
MeliHoran
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Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada - Página 3 Empty Re: Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada

Mensaje por MeliHoran Vie 19 Jul 2013, 7:36 pm

loa escribió:
MeliHoran escribió:
loa escribió:
OH MY God!!!!!!!
estos caps fueron .. ay nose como expresarme .... fuero geniales y me quedo corta:P   ..... amoo la nove
Maldito insensible..okno me pase ok ajajaj
sigelaaaa pliss 
sigela
bueno esto no tine que ver mucho con la nove pero mañnana viene un tipo para arreglarme la compu y nose si con un dia basta o se la tiene que llevar  por eso quiero que sepas que si me pasoo no se si pueda comentar o nose  sole sigela y pensa que yo comento porque denserio amo la nove 
sigelaa pliss 
Loa


JAJAJA y esto no es nada, a medida que va avanzando se pone mucho mas calenchu (?, 
gracias de verdad por comentar, gracias por avisar :D subo capitulo y cuando aparezcas subo otro mas como regalo, queres?
besosssssss :D
pd: hace un monton habia empezado a leer tu novela, y el otro dia la vi de nuevo, y te queria preguntar por que no la seguiste, era muy buena de verdad 
pd2: no comentaba porque siempre entraba desde la otra compu y no tenia la contra del usuario jaja

 Gracias a dios !! se pudo solucionar rápido lo de la compu  y recién hoy llegue de la casa de mi abue allá no hay Internet  pero ya esta 

con respecto a la novela mía bueno... la canse por muchos motivos  los principales fueron por falta de lectora y de tiempo  pero ademas era la primera nove y no me sentia tan comodaa ... igual ahora pienso empezar una nueva nose cuando pero voy empezar otra ya tengo la idea por lo menos yo te aviso por si quieres participar y 
me encantooo el capppp sigelaaa 
ajajajja 
Loa

Que suerte :) a veces se quedan con la compu un monton de dias, jajaj
Avisame cuando empieces una novela, me encanta leer, y si de seguro voy a querer participar :D
Ahi la segui capaz que dentro de unas horas subo otro capitulo, porque la corte justo cuando empezaba lo bueno, jajaj nos vemos besos :D   
MeliHoran
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Mensaje por tortugitastyles Vie 19 Jul 2013, 11:21 pm

no volvere a ver u helado de la misma forma xD despues d todo d q sabor era y la policia de la castidad que locura siguela pronto besos
tortugitastyles
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Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada - Página 3 Empty Re: Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada

Mensaje por loa Sáb 20 Jul 2013, 12:35 pm




 holaaaa 
me encantooo el cap..... enserioo el helado me traumo jajajajajajjaaj .tienes que seguirlaaa pero yaa ajajaja enserio me encantoo tienes que seguirlaaa ...ajaja julia es la policia de la castidad jajaaja sigelaa 
Loa
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Mensaje por MeliHoran Sáb 20 Jul 2013, 1:44 pm

tortugitastyles escribió:no volvere a ver u helado de la misma forma xD despues d todo d q sabor era y la policia de la castidad que locura siguela pronto besos

 JAJAJAJAJJAJAJAJA despues dicen el sabor , por si te quedas con la duda 
Ya la sigo besos :D



loa escribió:


 holaaaa 
me encantooo el cap..... enserioo el helado me traumo jajajajajajjaaj .tienes que seguirlaaa pero yaa ajajaja enserio me encantoo tienes que seguirlaaa ...ajaja julia es la policia de la castidad jajaaja sigelaa 
Loa

 Holaa, jajajjaa a todas les traumo el helado JAJJAJA

ya la sigo :D
MeliHoran
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Mensaje por MeliHoran Sáb 20 Jul 2013, 1:47 pm

 

Capitulo Veintiuno


 

—Aparta un segundo —le pidió ella levantándose del sofá de forma poco elegante. El sonido del teléfono, a esas horas de la noche, retumbaba en toda la casa.

   Ambos intuían casi con un cien por cien de fiabilidad de quién se trataba.

   Se sentó en el suelo, apoyando la espalda en el sofá, y contempló un precioso trasero, el que ahora debería estar toqueteando, mientras ella respondía la llamada.

—Sí, vale. —Pausa—. Claro, claro. —Otra pausa—. No, de verdad que no.

   Niall estaba a punto de agarrar el auricular y decirle a la entrometida de su medio hermana cuatro cosas. Pero, siendo objetivos y, sobre todo, prácticos, defenderse sin haber sido acusado te hace parecer culpable, cosa que él, como abogado, sabía mejor que nadie. Por no hablar de la innecesaria pérdida de tiempo que supondría discutir con Julia y que probablemente era el propósito de la chica al interrumpir con su llamada de teléfono.

—Como quieras. Vaaaaaale. Adiós. —____ consiguió colgar el auricular y se dio la vuelta, al parecer también estaba molesta por la intromisión aunque disimulaba mejor que él.

— ¿Ya tienes permiso para jugar conmigo? —preguntó él, mirándola de forma especulativa.

   Ella, por supuesto, advirtió el tono burlón de su voz, pero no podía contradecirlo, tenía razón.

—Pues sí —le respondió toda chula—. Espero que sepas lo que haces.

   Se sentó, recuperando la posición anterior, y, con la clara intención de provocarle un ataque al corazón entre otras cosas, prescindió de la cuchara, metió los dedos en el envase de plástico y, una vez convenientemente embadurnados, se untó la piel con lo que hacía un rato era helado, comenzando por debajo del ombligo.

   Él sonrió de medio lado, encantado con el reto en forma de pringosa sustancia que ella le acababa de lanzar.

   No tenía sentido demorarlo más.

   Con algo de brusquedad separó los labios húmedos de su coño y bajó la cabeza para degustar lo que tanto deseaba, mezclado, eso sí, con el sabor dulzón del helado derretido.

   Ante el primer contacto, ella se movió, perdiendo la compostura y quedando aún más expuesta. Era demasiado bueno para preocuparse por otras cosas.

   Al principio, sus pasadas fueron a modo de tanteo, sin apenas presión, hasta que ella pasó de gemidos más o menos controlados a otros mucho más sonoros, dándole una perfecta referencia de cómo lo estaba haciendo.

   Y no sólo se trataba de sus ruiditos: también se movía cada vez más inquieta, agitada, alterada... de tal forma que incluso le dificultaba involuntariamente el acceso a la unión de sus muslos.

   No tenía mucho sentido pedirle un poco de colaboración, así que la agarró de los tobillos y pasó las piernas por encima de sus hombros, de tal manera que las piernas de ella quedaron colgando por su espalda, de modo que la tenía totalmente a su disposición.

   Esto era como comer en un restaurante de cinco tenedores.

   Pero quizá lo que más disfrutaba era el comportamiento de ella, tan natural, tan espontáneo, tan desinhibido... algo que se agradece. Estaba hastiado de mujeres tan obsesionadas por no despeinarse que fingían con tal de acabar cuanto antes.

   ____ creía que muchas exageraban de lo lindo cuando contaban sus experiencias, o que magnificaban lo que sentían cuando les practicaban sexo oral, pero... ¡Joder!, su cuerpo no podía quedarse quieto. Tenía la espalda empapada en sudor, y, aunque el sofá de cuero sintético contribuía a ello, la causa principal eran las perversas pero eficientes atenciones que él prodigaba entre sus piernas.

—Estás a un solo paso, ¿me equivoco? —preguntó él con su tono de sabelotodo.

   A ____, lo que dijera Niall le importaba un pimiento; con tal de que siguiera moviendo la lengua de la misma forma, ella no iba a replicar.

—Es una suerte que esta casa esté un poco aislada —continuó él.

   Y ____ se tensó aún más, faltaba el canto de un duro para correrse y el muy... empezaba a decir tonterías.

—Porque si no tendríamos a medio pueblo pegados al cristal mirándote, aquí, abierta de piernas disfrutando como una loca.

—No se te ocurra parar —jadeó ella.

   Niall sólo quería que esperase un poco más, que no fuera como correr los cien metros lisos: poner algún obstáculo siempre venía bien. Y, puesto que ____ no era de las que se pasaba el rato apremiándolo para que finalizase con el único objetivo de cumplir, bien podía juguetear a sus anchas.

   Si, con las atenciones prestadas hasta el momento, sus grititos y gemidos eran de lo más escandaloso... cuando alcanzara el clímax iba a ser la bomba.

   Ella, por su parte, sentía cómo la tensión interior previa al orgasmo estaba creciendo, incrementando y llevándola a un estado de máxima excitación. No entendía la necesidad de ese parón brusco; él continuaba explorando con los dedos y la vibración que se producía al hablar contra su piel la estaba volviendo loca, aunque carecía de la intensidad inicial.

   ¿Se había cansado?

   ¿Otro que tiraba la toalla?

   Cuando estaba a punto de apartarse, pues no hay nada más desesperante que un incompetente entre tus piernas, él decidió dar el golpe de gracia.

   Y ella se lo agradeció con vehemencia.

   Tirándolo del pelo y gimiendo como una posesa, totalmente entregada a sus instintos.

   Ya no importaba lo que él pudiera pensar: estaba satisfecha y lo demás sobraba.

   Resultaba una postura de lo más egoísta, pero daba igual. Además, ella también se iba a ocupar de él... Claro que antes precisaba unos cinco minutos de recuperación.

—Te he dejado sin palabras, admítelo —murmuró él todo ufano, mordisqueándola en el muslo.

   Ella apartó el brazo con el que se cubría los ojos y lo miró.

   «Este tipejo no cambiará nunca —pensó—. Pero como me ha dejado contenta le pasaré por alto el comentario.»

   Él seguía arrodillado delante de ella, prodigándole atenciones a la sensible piel de sus piernas y ella fue recuperándose.

   No quería darle la oportunidad de que se le pasara por la cabeza la idea de que ella no era capaz de devolverle la pelota. Ni hablar.

   Vale, él había sido más que competente, pero ella aún tenía mucha teoría que demostrar.

—Cambiemos de posición —dijo ella incorporándose.

   Él arqueó una ceja. Vaya, se había puesto mandona. Excelente.

   Hizo lo que pedía y se puso cómodo. Cuando ella recogió su tanga e intuyendo lo que iba a hacer, dijo:

—No. Sea lo que sea lo que vas a hacer, mejor con el culo al aire.

—Como quieras.

   Él sintió un atisbo de desconfianza ante esas palabras, que, pronunciadas de forma tan sugerente y en boca de ella, podían desembocar en algo peligroso. Pero, por lo visto, era el día de correr riesgos, así que esperó a que ella hiciera el primer movimiento.

   Ahora era ____ quien estaba arrodillada ante él. Para dar más suspense, se soltó la pinza del pelo para volver a recogérselo, exagerando todo lo posible, por supuesto.

   Sin mirarlo a los ojos, le desabrochó la camisa y dejó al descubierto su torso.

— ¿Sabes? Hay muchos que se gastan una fortuna en tenerlo como tú.

— ¿Perdón? —preguntó él sin comprender. No eran precisamente ésos los botones que tenía que soltar, pero tampoco le desagradaba que lo acariciara.

—No tienes ni un solo pelo —le aclaró ella pasando ambas manos.

— ¿Y? —Se mostró impaciente, le importaba poco o nada esa conversación.

—Cada vez tenemos a más hombres... —No dejó de recorrer su piel con las manos a la par que hablaba y le clavaba ligeramente las uñas—... Que vienen a que les quitemos todo el vello corporal.

—Me parece muy bien —comentó él, por decir algo. Seguía sin estar interesado.

—Algunos.... —Hizo un puchero que lo obligó a inspirar profundamente—... Pobrecillos, qué mal lo pasan.

   Ella bajó las manos hasta detenerse en la cinturilla de sus pantalones, él se llevó las manos al cierre, para dejar claro qué tenía que hacer a continuación, en caso de no saberlo, pero ella se las apartó.

—Pues que no vayan —aseveró él, intentando concentrarse, o mejor dicho que se concentrara en lo realmente importante.

—Lo cierto es que es más agradable ver a un tío depilado —desabrochó el botón del pantalón y bajó la cremallera deliberadamente despacio.

   Niall se movió para no sufrir ninguna lesión, estaba empalmado y no se fiaba; con tanta cháchara, a lo mejor ella se despistaba.

—Sí, bueno, lo que tú digas.

—Pero ¿qué tenemos aquí? —murmuró ella al ver los bóxers rojos con el estampado del interruptor—. Qué pronto rompemos nuestras promesas, ¿no? —lo aguijoneó, posando la mano sobre el dibujo.

—Créeme si te digo que ha sido por una simple combinación de factores adversos.

— ¿Qué? —preguntó ella. Mira que era raro...

— ¿Tienes algún interés especial en hacerme la colada? —Ella negó con la cabeza—. Pues entonces no preguntes.

   ____ se encogió de hombros y le fue despojando de los cuestionados bóxers para dejar libre su erección. Él se lo agradeció en silencio.

   Sin más, alargó la mano y se embadurnó de helado, describiendo algo parecido a una línea en sentido descendente, hasta detenerse justo en el vello púbico.

—También hay muchos que se deshacen de esto —arguyó ella justo antes de borrar con su lengua y de forma ascendente la marca de helado.

—Joder... —siseó él, a medio camino entre la curiosidad y la extraña forma que tenía ella de crear expectación—. ¿Por qué alguien querría afeitarse los huevos?

—Ya sabes... —Le besó en la punta y él cerró los ojos, aquello se estaba poniendo muy interesante—.... Influencias del porno actual... higiene... aparentar que la tienes más grande.

   Niall tardó cinco segundos en extraer la parte de la explicación que más le había llamado la atención.

— ¿Más grande?

— ¡Lo sabía! —exclamó triunfal—. En cuanto a un tío le haces cualquier referencia sobre el tamaño de su polla, se pone en alerta.

   Ella volvió a untarse los dedos de helado, para después impregnar su pene y poder lamerlo a conciencia.

—No... No me quejo del tamaño de mi polla —rebatió él, perdiendo poco a poco la capacidad oratoria—. Ni tampoco me han pedido nunca el libro de reclamaciones.

   Ella levantó la vista un instante, no hacía falta responderle. Era un hombre, así que explicarle ciertos pormenores era perder el tiempo.

   Volvió a pringarlo para succionarlo acto seguido, y siguió así unas cuantas veces, haciendo que él no pudiera parar quieto y embistiera con las caderas.

   Pero ella tenía otras intenciones por lo que, o bien dejaba todo en sus manos o bien se iba a dormir con un calentón de mil demonios.

   Él, llevado por no se sabe qué impulso, le quitó la pinza del pelo, haciendo que éste cayera sobre su estómago.

—Así es un poco difícil hacerlo bien —protestó ella.

—Calla y sigue. Lo estás haciendo condenadamente bien. —Y era quedarse corto. Enredó una mano en su pelo para mantenerla en posición y con la otra jugó con los mechones sueltos—. Me encantan las cosquillas que me hace tu pelo. Joder, es casi tan bueno como lo que me estás haciendo con la boca.

   Ella se sintió complacida. Se dispuso a darle su mejor repertorio.

   Para ello no dudó en moverse convenientemente hasta que acomodó su polla entre los pechos, de tal modo que podía seguir chupándosela al tiempo que lo frotaba.

   Niall inspiró profundamente, muy profundamente. Joder con ____, sabía muy bien lo que hacía y el simple hecho de que ella se mostrara tan profesional, lo estaba llevando a una situación de no retorno.

   Iba a durar, de continuar esa estimulación por dos frentes, poco menos que dos minutos.

   Y, oye, la verdad era que le apetecía disfrutar un poco más.

   El sexo rápido y descontrolado es para cuando tienes veinte años y sólo piensas en descargar ADN, después te das cuenta de que algo tan bueno puede pasar a ser excelente si te esmeras un poco.

   En el caso de ella ya no se podía esmerar más; en el suyo, sí, podía contenerse.

—Sigue...

—No me tires del pelo.

   Pero tampoco era una queja muy exigente, ya que él combinaba pequeños tirones con masajes, consiguiendo con ello un efecto bastante estimulante.

   Quizá en otras circunstancias estaría más que cansada de prodigar estas atenciones, pero existía una diferencia radical. Él no se había comportado de forma egoísta: primero se había ocupado de ella y después había esperado sin exigencias.

   Eso le daba puntos extras.

   Estaba a punto. Los dos lo sabían, ella lo presentía, él lo sufría.

   Ella hizo una última parada para abastecerse de helado y él gimió, no sabía si de frustración o de alivio, ella no le dio tiempo a analizarlo pues de nuevo lo llevó a una situación límite.

   Y él estalló.
MeliHoran
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Mensaje por thyarescarleth Sáb 20 Jul 2013, 4:46 pm

Hola (: PASENSE POR MI NOVELA *-* es de harry styles y tu 
https://onlywn.activoforo.com/t53870-travesuras-nocturnas-harry-y-tu-hot
thyarescarleth
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Mensaje por tortugitastyles Sáb 20 Jul 2013, 8:16 pm

ok ese helado sin sabor me deja con intriga siguela besos
tortugitastyles
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Mensaje por Elizabeth pedraza Dom 21 Jul 2013, 1:09 am

asdfghjkl! holii soy nueva lectora.. y si no la sigues enviare a mi pitufo verde
:aah: okno t amo por subirla, una preguntita asi bien curiosa, tiene segunda temporada? o mas bn hay un segundo libro? la escritora tiene mas libros?:(L):
Elizabeth pedraza
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Mensaje por loa Dom 21 Jul 2013, 1:37 pm




 ok...... creo que este me trauma mas que el anterior .......Pero ..Mie*rda me encanto ajajajajaj 
sigelaaaa jajaja  no la puedaes deja asi !!!! sigelaa
Loa
loa
loa


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Mensaje por MeliHoran Mar 23 Jul 2013, 1:24 am

loa escribió:


 ok...... creo que este me trauma mas que el anterior .......Pero ..Mie*rda me encanto ajajajajaj 
sigelaaaa jajaja  no la puedaes deja asi !!!! sigelaa
Loa

 JAJAJAJAJJAJAJAJA ya la sigo , aun no acaba 

Elizabeth pedraza escribió:asdfghjkl! holii soy nueva lectora.. y si no la sigues enviare a mi pitufo verde
:aah: okno t amo por subirla, una preguntita asi bien curiosa, tiene segunda temporada? o mas bn hay un segundo libro? la escritora tiene mas libros?:(L):

 Holaaaaaaa :D bienvenida no creo que no tiene como la segunda parte del libro, porque como que la novela tiene un final cerrado, noe casado tiene varios, aqui te pongo algunos de sus titulos y las sinopsis:
 -dime cuando, como y donde:

 
»Me gusta el sexo. Y mucho.

»También me gusta pensar que sólo hay tres formas de obtenerlo: la más común, quizá, sea tener un novio o marido que te satisfaga; la otra, obviamente, pagar por ello y, por último, ocuparse una misma del asunto. 

»Trabajo como relaciones públicas en una importante empresa de perfumería, y esto me da la independencia necesaria para hacer y deshacer a mi antojo y tener absoluta libertad para elegir a mis amantes. Quiero pasión, y no hay nada más eficaz para adormecerla que una relación estable. 

»Sin embargo, con Ian me pasó algo muy curioso: no conseguí olvidarlo, por lo que cuando nos reencontramos, las chispas entre ambos saltaron con más fuerza que nunca. Estoy convencida de que nuestro juego no ha hecho más que comenzar…»





-Acontracorriente
Para una mujer como Samantha, recibir propuestas de matrimonio es como el pan nuestro de cada día. Ella sabe perfectamente cuál es el motivo por el que despierta tanto interés. Es la heredera que puede ayudar a un don nadie a dar un salto cualitativo en el escalafón social o sencillamente aportar una buena dote a algún otro heredero deseoso de aumentar su riqueza. Pero es consciente de que ninguno de la larga fila de «pasmarotes sin sangre» que la invitan a salir ve más allá, no la ven como la mujer que es. Por lo que rechaza diplomáticamente sus propuestas y se ha resignado a estar sola. Hasta que tropieza con un hombre que es todo lo contrario a lo que está acostumbrada. No es para nada amable, ni considerado, ni la llevará a cenar ni mucho menos al altar. ¡Es perfecto!


-En tus brazos
Nicole lleva una vida que desean muchas mujeres de su edad: tiene una familia perfecta, un novio ideal y una carrera exitosa como abogada. Suele caer bien a la gente y nunca se desvía del camino correcto. Pero tras ese mundo modélico se esconde la verdadera Nicole: una mujer infeliz que anhela por encima de todas las cosas una noche de pasión y desenfreno que la haga temblar de placer… 


-A ciegas
Luke Adams es un agente de policía a punto de cumplir cuarenta años, está divorciado y lleva un estilo de vida más o menos organizado que no se plantea cambiar. Sin embargo, tiene una fantasía pendiente: seducir de una vez por todas a Dora, una rubia esquiva y descarada que lleva rechazándolo demasiado tiempo. 
Pero mientras aguarda a que ella caiga rendida a sus encantos, el comportamiento de Luke está lejos de ser el de un monje... Se entretiene con amigas dispuestas a pasar un buen rato, y a las que siempre deja muy claro que no han de esperar nada más de él, porque tarde o temprano su deseo se hará realidad.




-No me mires asi
No se puede tener de todo en esta vida y cuanto antes se asuma, mejor. 

Esta extraña filosofía es la que Wella lleva a la práctica en su día a día. Centrada en su trabajo, medio enamorada de su compañero y evitando a toda costa ser arrastrada por su amiga a una vida social en la que no termina de sentirse cómoda.



-Divorcio
Un matrimonio con fecha de caducidad, sin desilusiones, sin discusiones y sin dolores de cabeza. 
Un matrimonio con una definición muy amplia de lo correcto. 

Una chica perteneciente a una familia aristocrática venida a menos porque su padre no ha sabido o no ha querido adaptarse a los nuevos tiempos tiene que casarse con uno de esos que llaman “ nuevos ricos ". 
Ella, que no piensa en el matrimonio, intenta buscar una salida pero todo parece en su contra, así que Maddy termina casada con un banquero. 
Para su sorpresa él aceptará sus propuestas a cambio de que ella sólo cumpla un objetivo: ser la esposa trofeo de buena cuna que él necesita para ser aceptado en ciertos círculos. 
Así convivirán durante un tiempo, cada uno llevando vida independiente, como muchos otros matrimonios, sólo que en su caso no es producto de la desilusión o el desgaste sino de un mero acuerdo. 
Su convivencia será un simple trámite hasta que él pueda encontrar la forma de romper el acuerdo prematrimonial y liberar a ambos.




Esos son algunos libros que encontre de ella, y vi que generalmente no es de seguir un libro, es decir no hay segundas partes y ademas de que le gusta lo sexual (? pero creo que era obvio jajajaj espero que te haya sacado la duda, besos :D



tortugitastyles escribió:ok ese helado sin sabor me deja con intriga siguela besos

 JAJAJAJJAJA cuando la lei, yo me preguntaba porque nunca pregunto el sabor del helado? o que rico chocolate o algo, qu eme diera a saber de que sabor era JAJAJAJ pero despues me di cuenta que mas adelante niall se da cuenta




thyarescarleth escribió:Hola (: PASENSE POR MI NOVELA *-* es de harry styles y tu 
https://onlywn.activoforo.com/t53870-travesuras-nocturnas-harry-y-tu-hot

 pues claro despues me paso :)


Última edición por MeliHoran el Mar 23 Jul 2013, 1:49 am, editado 1 vez
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Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada - Página 3 Empty Re: Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada

Mensaje por MeliHoran Mar 23 Jul 2013, 1:28 am

 Capitulo Veintidos
 
   ____, lejos de apartarse o mirar para otro lado, permaneció sentada sobre sus rodillas, esperando a que él, aparte de mostrarse agradecido, dijera algo. Como parecía que el hombre tardaba más de la cuenta en hablar (cosa lógica, ya que tenía una edad) fue ella quien lo hizo.

—Te he dejado sin palabras... —Le dio unos golpecitos en el muslo mientras repetía palabra por palabra e imitando su acento lo que él había dicho. Pero para el final adoptó una voz sugerente—: Admítelo.

—Pues sí, para qué negarlo —reconoció él. Y a punto estaba de decirle que era la mejor mamada de su vida, pero, claro, eso tenía dos inconvenientes. El primero, que ella se lo tomase bien e inmediatamente se lo restregara por la cara, y el segundo, que, por el contrario, tomase el comentario por el lado malo y sacase conclusiones erróneas. Así que mejor optó por la diplomacia—. Ha estado bien.

   Ella le devolvió el cumplido con una sonrisa, la primera que le dedicaba de esa índole, fresca y natural, sincera. Y por alguna extraña razón a él le hizo sentirse mal porque no estaba acostumbrado y porque si esperaba reciprocidad... iba por mal camino.

   ____, al ver que Nall no replicaba con su acidez habitual, no supo muy bien cómo actuar. Pero sí llegó a una conclusión: no tenía por qué permanecer de rodillas, con la camiseta por los sobacos y el culo al aire.

   Así que, apoyándose en él, hizo amago de ponerse en pie, pero él se lo impidió.

—No tan de prisa —dijo él haciéndola tropezar.

— ¿Qué tripa se te ha roto ahora? —replicó ella molesta. Ese tipo, además de estirado, era desconcertante. ¿Por qué utilizaba ese tono tan mandón?

   Él arqueó la ceja: cuando ____ utilizaba ciertas expresiones que no lograba entender del todo, prefería no meter la pata y no entrar al trapo.

   Se movió, sin soltarla de la muñeca hasta llegar al bolsillo trasero de su pantalón y sacar la cartera.

   Ella abrió los ojos como platos.

— ¿Qué insinúas? —preguntó empezando a plantearse seriamente la posibilidad de darle un bofetón.

—Tranquila, joder, no es lo que estás pensando. Aquí nadie ha hablado de intercambio de dinero por bienes y servicios.

—Ah, ¿entonces?

—Estoy buscando un maldito condón, porque supongo que en esa ridícula falda no tendrás escondido uno, ¿verdad?

— ¿Qué pretendes? —Lo preguntó sabiendo de antemano la respuesta, pero no pudo dejar pasar la oportunidad y añadió—: ¿Estás seguro de que... puedes?

   Él dejó a un lado su billetera y le entregó un pequeño envoltorio cuadrado de aluminio.

—Haz los honores —dijo sin más.

—A tu edad.... —Ella negó con la cabeza—. Estos excesos pueden pasarte factura.

   Saltaba a la vista que pretendía aguijonearlo un poco.

—Creo haber demostrado que a mi edad todavía me funciona, así que no veo sentido a tu preocupación, que, por otro lado, me conmueve —arguyó con cinismo.

—Recuerda que el centro de salud más cercano abierto está a más de media hora. —Ella continuó su ataque directo.

—No sufras —replicó entrecerrando los ojos.

—Como quieras. —Ella se encogió de hombros—. Pero... ¿No crees que esto... —señaló su pene—... debería colaborar un poco más?

—Tú dale un poco de cariño y verás.

—Oh, qué frase tan original —murmuró ella y se puso manos a la obra.

—Si te desnudas completamente ayudarías bastante.

—Ni hablar, o todos moros o todos cristianos. —Ella señaló su camisa abierta.

—Tú ganas. —Como pudo, se deshizo de la camisa y del resto de la ropa.

—Vale.

   Ella abrió el envoltorio y agarró el preservativo para colocárselo.

—Pónmelo con la boca.

—Ni hablar. —Se negó porque nunca había conseguido hacerlo bien.

—Siempre poniendo pegas... —Fue la forma en que él la animaba.

—Y tú siempre diciendo gilipolleces. Ya está puesto. Ahora sólo falta que tú te concentres —dijo con malicia.

—Ponte encima, mueve esa par de tetas que tienes delante de mi cara y verás qué pronto se anima el asunto.

—Si ya sabía yo...

—Oye, que quede una cosa clara: los hombres no tenemos un interruptor en los huevos, necesitamos, igual que vosotras, ciertos estímulos. —Fue un reproche en toda regla.

—Perdona que disienta, pero normalmente a un tío le dices que quieres sexo y es como llamar al Telepizza, lo tienes en la puerta y caliente en menos de veinte minutos.

—Entonces es que has estado con niñatos inexpertos.

   Ella hizo una mueca, la verdad escuece.

— ¿Y?

—Acabo de correrme, me apetece echar un buen polvo, pero te empeñas en ser lo más antierótico posible discutiendo conmigo en vez de insinuarte y provocarme.

—Oye, amigo, se supone que eres tú quien está interesado en repetir.

—Y ¿tú no? —Ella no respondió y él aprovechó la ventaja—. Lo que creo es que te acojonas cuando estás con un hombre de verdad, no unos de esos salidos que no duran ni un asalto. No estás acostumbrada a la calidad.

— ¡Por Dios! Baja Modesto que sube san Niall.

   Eso lo hizo reír.

—Puede que excitando a un hombre te quedes corta, pero haciéndolo reír... ¡Joder, vas sobrada!

   « ¿Cómo que no sé excitar a un hombre? ¿He oído bien? ¿Eso ha dicho?»

   ____, picada en su orgullo, decidió demostrarle que a provocadora y a experta no la ganaba un picapleitos.

   Se sentó a horcajadas sobre él y se ahuecó el pelo, consiguiendo más volumen, e hizo que sus pechos sobresalieran lo suficiente para que él ansiara tocarlos.

—No seas impaciente —lo reprendió ella con un manotazo cuando él intentó tocárselos—. Se mira pero no se toca.

   Él falsificó una expresión de arrepentimiento y dejó caer los brazos a ambos lados de su cuerpo.

   Ella, siguiendo con su demostración de habilidades seductoras, se llevó un dedo a la boca, humedeciéndolo repetidas veces y luego lo deslizó hasta uno de sus pezones; una vez allí presionó ligeramente al tiempo que siseaba, dándole a entender que ardía y que ella misma apagaba sus fuegos.

—Suficiente —gruñó él.

   Ella sonrió.

—Qué poco aguante, ¿no?

—Soy un hombre.

— ¿No acabas de ilustrarme con una teoría acerca de...? ¡Ay! —se quejó ella cuando recibió una buena palmada en el culo.

—Mira hacia abajo, por favor. Y dime si necesito más inspiración.

   Ella estudió su erección enfundada con aparente desdén.

—Y ¿quién me asegura que no te vas a venir abajo en mitad de la faena? —lo provocó ella.

   Él sonrió de medio lado. No hacía falta responder con palabras.

   Pero ella no estaba por la labor de quedarse a medias, tenía que provocarlo, ¿no? Así pues, apartando sus manos, que la instaban una y otra vez a posicionarse sobre su erección, continuó moviéndose, lamiéndose los labios, pellizcándose a sí misma, humedeciéndose los dedos para después pasarlos por la piel... Todo lo que el manual básico de chica mala recomienda.

—____... —gruñó él sujetándola por las caderas con una mano mientras con la otra se agarraba la polla, estando así preparado para metérsela en cualquier momento.

— ¿Síiiii? —ronroneó ella alargando su tortura.

—Haz el favor de montarte encima.

—No. Estoy muy bien así, gracias.

—Joder...

—Oye, amigo, no todo empieza y acaba en tu querido pene, ¿de acuerdo?

—Como se te ocurra dejarme así... —Niall no podía creérselo. Así que tuvo que tomar cartas en el asunto. Aunque, conociéndola, era mejor atraerla a su terreno de forma ladina—. Para un hombre de mi edad... —No se atragantó por poco—. Hay ciertas cosas que no sé si puedo soportarlas, ya me entiendes. —Ella lo miró divertida—. Además... no te gustaría que, con tanta excitación, al final seas tú la que te quedes a medias, porque como sigas así... —Acarició su espalda antes de seguir—... No voy a durar ni cinco minutos.

—Visto así... —susurró ella rozándole la piel del cuello.

   Y para sorpresa y alegría de Niall se colocó acertadamente, de tal forma que fue una penetración rápida y eficaz.

   Él echó inmediatamente la cabeza hacia atrás; estaba en la gloria. Después empezó a moverla con las manos puestas sobre su culo, un vaivén constante y enérgico que resultaba de lo más estimulante.

   Ella, por su parte, no quería limitarse a abrazarlo y frotarse contra él, así que con las palmas abiertas recorrió su pecho una y otra vez, subiendo y bajando, deteniéndose en el cuello cuando le apetecía o presionando sus tetillas cuando estimaba conveniente.

   Él se lo agradecía con gemidos y con sus propias manos jugando en su espalda.

   O lo que no era su espalda, pues, al estar a horcajadas sobre él, la distancia respecto a sus nalgas era sencillamente una tentación muy difícil de pasar por alto.

   Dudó unos segundos, pues algunas mujeres no estaban por la labor, pero siguiendo su teoría de que es mejor pedir perdón que pedir permiso, deslizó una mano hasta su trasero y recorrió con un dedo la separación, tanteando el terreno y esperando que ella no protestase.

   Todo lo contrario, parecía encantada con sus avances y, para tenerla aún más contenta y sobre todo distraída, metió la mano libre entre sus cuerpos y buscó su clítoris. En respuesta ella le clavó las uñas en el hombro, pero no le quiso dar mayor importancia.

   Un dedo de lo más curioso se internó un poco más de lo correcto entre sus nalgas y, sin pensarlo dos veces, acarició su ano, de tal forma que ella dio un respingo y, al hacerlo, su clítoris presionó aún más sobre la otra mano de él.

— ¿Qué... qué haces...?

—Darte lo que necesitas.

   Odiaba que tuviera razón y, si además utilizaba ese tono tan indolente, aún más; pero no podía negar que tenía razón.

   ____ sentía crecer en su interior una tensión, cada vez más intensa y más insoportable que evidenciaba su inminente orgasmo... el cual no se hizo esperar.

   Sin pensar en nada más, ya que no podía, se acurrucó contra él, en un intento por regularizar su respiración.

— ¡Será posible! —exclamó Niall a medio camino entre la sorpresa y el enfado—. Ni se te ocurra dejarme así. —Embistió con todas sus fuerzas haciéndola partícipe de sus intenciones.

   Ella se incorporó a medias y lo miró. Vale, poder podía hacerlo pero no estaría bien. Además de injusto resultaría improductivo.

   Así que, a pesar de estar extremadamente sensible, comenzó a cabalgarlo de forma constante, precisa, aceptando cada una de sus embestidas, y todo ello sin dejar de mordisquearlo en el cuello y oreja.

—Esto ya es otra cosa —gruñó él encantado.

   Y ella, para darle el toque final, le acarició el rostro, besándolo de manera expeditiva, enérgica, dándole a entender que ella sabía, y quería, llevar la voz cantante.

   Niall respondió ipso facto. Tras lo cual se soltó de ella y se relajó contra el respaldo, dejando caer los brazos a ambos lados. Ella, por su parte, volvió a enroscarse alrededor de su cuello. Se estaba bien así.

—Aparta —le ordenó él en un tono que la molestó, por lo inesperado y brusco del mismo.

   Ella se echó hacia atrás. Con un tipejo así no se podía bajar la guardia. Pasaba de ser un amante excelente a un cretino insoportable en cuestión de segundos.

   Al ver la expresión de ella cayó en la cuenta de que había hablado en el tono equivocado.

—A mí también me gustaría quedarme un buen rato así, pero, siendo prácticos y si las cuentas no me fallan, dentro de poco el condón no servirá de nada.

—Tienes razón —admitió ella al caer en la cuenta. Si se les ocurría permanecer así un buen rato toda la carga líquida podría reconducirse de forma poco recomendable.

   ____ se levantó, lo agarró de la muñeca y, al ver lo tarde que era, decidió dar por concluida la velada.

   Tras recoger sus cosas del suelo, optó por no vestirse y le dijo:

—Creo que me voy a dar una ducha y luego a la cama. Buenas noches.
MeliHoran
MeliHoran


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Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada - Página 3 Empty Re: Treinta noches con ____ (Niall Horan y tu )TERMINADA -Adaptada

Mensaje por MeliHoran Mar 23 Jul 2013, 1:49 am




 Dejo este capitulo por tres cosas:
1- no queria volver a cortar la parte hot, no se lo merecian ah
2- porque ayer no pude subir y hoy subo dos :)
3- este capitulo dice el sabor del helado :D

Disfrute en capitulo 



 
Capitulo Veintitrés
 
   Niall se quedó en el sofá completamente desmadejado, cansado. Estiró un brazo para coger el mando a distancia y apagó el televisor.
   Entonces, de forma mecánica, recogió su ropa arrugada, ya que no pensaba ni por un segundo dejar pistas para que el enemigo, es decir, su hermana, le tocara la moral por la mañana. Ya de paso, agarró el envase del helado y lo llevó a la cocina.
   Ahora sabía cuál era el sabor que había compartido.
   Tres chocolates. «Bien, apuntado queda», pensó.
   Mientras subía la escalera, sin preocuparse por su desnudez, escuchó el ruido del cuarto de baño. Una oferta tentadora... Fue un instante a su alcoba, cogió ropa limpia y se coló en el aseo.
— ¿Qué demonios haces? —preguntó ella, molesta al darse la vuelta dentro de la ducha y ser consciente de que había espías en la casa.
—Esperar mi turno —respondió con cinismo.
—Ya... claro. Y ¿no será que eres un mirón de mucho cuidado?
   Él tardó unos odiosos segundos en contestar.
—Puede ser, pero... —Caminó hasta detenerse junto a la mampara de la ducha—.... ¿Por qué no pruebas a ver el lado positivo? —murmuró de forma seductora.
—Sorpréndeme —le pidió en un tono marcadamente escéptico.
—Hazme sitio. —Sin pedir permiso la empujó y se coló dentro.
   El plato de ducha no era lo que se dice muy grande, así que compartir espacio, es decir, apretarse el uno contra el otro, era la única forma de hacerlo.
— ¡Eh!
—Decirte que puedo frotarte la espalda es algo tan manido y absurdo... —alegó él como si estuviera haciéndole un gran favor—. Pero si insistes...
   Como excusa era ridícula, ambos lo sabían, pero no dijeron nada.  Niall alargó la mano y cogió el frasco del gel, vertió un poco en su mano y lo olió.
— ¿Chocolate? —Volvió a inspeccionarlo por si sus facultades olfativas le estaban fallando—. ¿Es alguna especie de fijación?
—Ya que no puedo comer todo el que quisiera, por lo menos disfruto embadurnándome con él. No tiene calorías que van directas a mi culo...
   Como era de esperar, él dirigió su mirada a ese punto de su anatomía.
—Tienes un trasero aceptable —dijo en tono desapasionado.
   ¿Aceptable? ¿Aceptable? Ese tío, cuando quería, es decir, casi siempre, era repelente. Cualquier otro hubiera aprovechado para lanzar un comentario más cercano al piropo, mintiendo si fuera preciso, pero él no, maldita sea. Y encima estaba con ella, bajo el agua, enjabonándola.
   Quizá debería ir pidiendo hora en un psiquiatra para hacérselo mirar.
—Pero con infinitas posibilidades —añadió en voz baja, junto a su oído, haciendo que sus intenciones de psicoanálisis se fueran por el retrete.
   Él se rió entre dientes y comenzó a extender el gel por sus hombros, sin mucha delicadeza, la verdad. Después se echó otro poco en las manos para enjabonarse él mismo.
   Ella lo miró por encima del hombro y, puesto que iba ser una ducha sin más consecuencias, se aclaró el pelo. Una vez hubo acabado la tarea, le pidió que se apartara para salir en busca de una toalla.
—Déjame pasar.
—Ni hablar. Ahora que estamos limpios... podemos jugar un rato, ¿no te parece?
—No, es tarde, estoy cansada y quiero dormir —mintió ella por triplicado.
   Y él debió de darse cuenta de la mentira ya que la rodeó con los brazos y la pegó a su cuerpo.
—Creo que aún puedes hacer un esfuerzo —susurró él, pegándose todo lo que pudo a su cuerpo—. Y así podrás dormir mucho mejor.
   Ese tipo, en su faceta de seductor, era tan peligroso como en su faceta de tocapelotas; pero saberlo no ayudaba a resistirse.
   Ella se dejó llevar. ¿Para qué negar que el contacto resultaba cuando menos agradable? Entonces, le permitió jugar con sus manos, cosa que hizo de manera bastante creativa, la verdad. Lo cual era de agradecer: un hombre que sabía hacer algo más que un simple magreo. Lástima que una vez vestido fuera insoportable.
   Niall, aprovechando el espacio reducido, la aparente conformidad de ella y que la humedad y el jabón facilitaran la tarea dejó que sus manos vagasen libremente por el cuerpo de ella, sin prisas, de forma aparentemente inocente y evitando deliberadamente las zonas más recurrentes para cualquier hombre. Ya no era un saco de hormonas revueltas dispuesto a avasallar a toda fémina que se pusiera por delante.
   Buscaba algo más... elaborado, más gratificante y, aunque aparentemente simple; un masaje resultaba de lo más excitante, a la par que efectivo, pues ella no dejaba de emitir esos sonidos característicos de aprobación. Incluso se estaba reclinando en él, dándole aún mayor acceso. Pero, como perro viejo que era, no iba a tocarla donde ella quería, sus manos acariciaban la suave piel del estómago, pero cuando caía en la tentación de rozar su pubis inmediatamente corregía la trayectoria, ascendiendo por los costados y apenas rozando con las yemas de los dedos sus pechos.
   Una y otra vez, de forma desquiciante y enloquecedora.
   ____ empezaba a desesperarse. ¿A qué venía tanta demora? ¿Qué pretendía?
   ¿Acabar con el agua caliente? Su piel, hipersensibilizada, reclamaba algo más de acción. Bien podía pincharlo un poco para que él cambiase el ritmo, pero, la verdad, a esas horas no estaba por la labor de entrar en debates dialécticos. Y, siendo objetiva, era de agradecer que un hombre tuviera tanta paciencia y le prestara tales atenciones; otros a eso lo hubieran llamado directamente pérdida de tiempo.
   Pero, como él la consideraba una mujer experimentada, no podía permanecer impasible, así que movió su mano hacia atrás buscando esa erección que se pegaba a su trasero.
   Él dio un respingo por la brusquedad, pero no se apartó.
   Al acariciarlo le vino un pensamiento a la cabeza: quizá debería replantearse la duración y calidad de los hombres mayores respecto al sexo. O, simple y llanamente, que había topado con uno especialmente resistente.
   Se inclinaba más por la primera opción. Porque, independientemente de la duración, debía considerar otra variable: la calidad.
   Recordó un viejo refrán muy apropiado para esa situación: más sabe el diablo por viejo que por diablo.
   Todas sus elucubraciones la estaban distrayendo, así que apartó de su cabeza todo cuanto no fuera imprescindible para disfrutar. Únicamente se estaban tocando, tanteando, provocando, sin saber hasta dónde iban a llegar, pues tras la escena del sofá no necesariamente iban a acabar follando como locos. Aunque tampoco sería un mal fin de fiesta.
—Supongo que no tendrás condones a mano —murmuró él en su oreja con voz ronca y ella negó con la cabeza—. Entiendo.... —Puso fin a su autoimpuesta censura de sólo toques suaves para bajar una mano hasta su coño y separar sus pliegues— ...Tendremos que apañarnos de forma manual.
—No es el momento de hacer chistes —respondió ella pero sus palabras distaban mucho de ser una crítica.
   Él sonrió contra su cuello y arqueándose un poco, para dejarle espacio sin soltarla, comenzó a masturbarla, de forma bastante efectiva, pues ella respondía no sólo con ruiditos propios de la excitación sino también con su mano, que se movía por su polla cada vez con mayor precisión. Y no sólo se limitaba a su pene, buscaba además sus testículos, acariciándolos adecuadamente.
   Joder, daba gusto estar con una mujer que sabía lo que hacía. Aguantar sus salidas de tono y su cuestionable gusto en el vestir era un pequeño peaje dispuesto a pagar con tal de pasar un verano entretenido.
   De repente le vino a la cabeza otra idea: ¿cómo sería tenerla, no en esa minúscula ducha, sino en su cabina de hidromasaje con chorros de agua apuntando a casi todas las partes del cuerpo? Inspiró profundamente. Si en la versión económica resultaba increíble...
   Porque ____ no se conformaba con ese odioso e irritante movimiento arriba y abajo que tantas mujeres aplican como si eso resultase placentero. Ella no se limitaba a estrujarlo: su mano abarcaba el entorno, alternando presión y roces, haciendo que sus terminaciones nerviosas se activaran por completo. Estaba a punto de correrse.
   Y, teniendo en cuenta los antecedentes de aquella noche, era justo pensar que tenía entre sus brazos a una mujer conocedora del cuerpo masculino.
   En esa posición estaba haciendo cuanto podía, no era fácil masturbarlo, concentrarse en el propio placer y mantenerse vertical dentro de una ducha de proporciones mínimas, pero lo estaba consiguiendo. Niall no era uno de esos tipos que te penetran creyendo que con meter algo una sube al cielo. Rozaba su clítoris, a veces como de pasada, provocándola, ansiando el próximo contacto, desconociendo si sería tan leve o, por el contrario, contundente.
—Es una pena que seas tan desorganizada y no tengas condones en el cuarto de baño como todo el mundo —gruñó en su oreja.
—Cállate, no lo estropees.
—Follarte bajo el agua tiene que ser la hostia.
—Por supuesto —convino ella con la respiración agitada que anunciaba su inminente orgasmo.
—Pero, por tu culpa... —Ella movió la mano que agarraba su polla de modo poco recomendable—. ¡Joder!
— ¿Decías?
   Niall no podía, o no debía, añadir nada, así que se limitó a lo verdaderamente importante en aquel momento.
   Iba a correrse de una manera un tanto extraña, poco convencional; quizá el entorno o la situación ayudaban a su libido de una forma hasta ahora desconocida, porque no aguantó más.
   En medio de ese estado casi febril al que ella lo había conducido, movió sus manos con más ímpetu, acariciándola donde sabía que necesitaba para que alcanzara el clímax.
   Supo el instante exacto en el que ella se corrió al sentir cómo dejaba de sujetarlo por la muñeca.
   La sostuvo sin decir nada y, del mismo modo, estiró el brazo libre y consiguió cerrar el grifo, no sin ciertos malabarismos.
   ____ estropeó su euforia poscoital separándose de él sin muchos miramientos.
   Cada vez estaba más confundida y cabreada consigo misma. Seguía sin entender cómo era posible sucumbir una y otra vez. Cómo podía disfrutar del sexo con un tipo al que no soportaba.
   Como deseaba dormir tranquila, lo mejor era aparcar la mala leche, así que agarró una toalla, se envolvió en ella y huyó a su dormitorio.
—Buenas noches, guapa, y gracias por todo —gritó él con evidente recochineo.
   Sin preocuparse por recoger el cuarto de baño (ya lo haría ella al día siguiente), se puso unos bóxers limpios y se fue a dormir.
   A pesar del calor presentía que iba a caer rendido nada más acostarse.
MeliHoran
MeliHoran


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