Narcotráfico y Sexo

Capítulo II

A medida que él subía mi vestido, yo, imponía resistencia. Saqué de encima de mí a Nell e intenté salir corriendo, cosa que hice pero no me salió muy bien que digamos.

Al levantarme, corrí a la puerta y al cruzarla, sentí unos brazos rodear mi cintura a la vez que éstas me alzaban. Los guardaespaldas de Nell, de nuevo.

Uno de ellos me llevó en sus hombros como si fuese un saco de papas. En su recorrido hasta la cama comencé a patalear y quejarme como una niña pequeña. Me lanzó fuertemente a la cama.

Nell se puso nuevamente sobre mí...

-_____, si no es por las buenas, lo será por las malas -me observó detenida y cínicamente-. John, pásame la inyección.

Se acercó y trajo en su mano aquello que Nell solicitó. Mientras que el otro tipo me tomó por los brazos, Nell tapó mi boca e inició el proceso de introducir en mí la sustancia vil. Yo intenté hacer que me dejase. Ya estoy harta de esto. Luché lo más que pude -muy poco en realidad- pataleando con un inmenso pavoreo. Ya era tarde, la maldita droga corría por mi cuerpo.

Al retirar la aguja de mí, Nell me miró asqueado. Se separó de mí y me lanzo contra la pared.

-Das asco -acto seguido se dirigió a la puerta acompañado de sus hombres-. Sal allá y comienza tu acto.

Fruncí el ceño. Primero dice que haga una cosa, luego otra y después otra. Salí y me dirigí al maldito escenario. ¡Mierda! Hay más ineptos que hace un rato.

*Narrador Omnisciente*

Muchos clientes se aproximaban al escenario. La gran puerta que daba afuera del local se abrió dejando a la vista a cinco chicos de los cuales a dos no se les notaba muy animados.

El alto chico de ojos verdes y cabello rizado, propuso la idea de escoger la mesa más cercana al escenario. Dos de los chicos lo acompañaron mientras los chicos desanimados vacilaron antes de decidir sumárseles. Al sentarse, se fue oscureciendo todo el salón y los ruidos del parlante ahogaron el salón.

Se pudo escuchar los eufóricos aplausos al ver una chica de ojos grises aproximarse al escenario. Al llegar, posó sensualmente mientras el instrumentos de mayor atracción bajaba hasta terminar de situarse en el escenario.

La fémina puso su mano en él y bajó algo torpemente. Se notó algo aludida al inicio, pero, a medida de que los segundos de baile fueron pasando, la chica mostró sólo un poco de compostura y decisión intentando hacerlo lo mejor posible. Obviamente no estaba en sus cinco sentidos del todo.

Las horas fueron pasando. Francamente, lo usual: hombre de toda clase emborrachándose, pagando y llamando a las bailarinas para una especie de compañía nocturna.

Cabe destacar que aquellos chicos antes mencionados, estaban totalmente despreocupados. Quién sabe, podría tratarse del puro efecto del alcohol y tal vez, el deleite de ver a chicas bailar vulgarmente frente a ellos.

-Y ahora, el momento de suerte de alguno de ustedes, pendejos -el parlante con la voz de Nell inundó la habitación con el fuerte estruendo de su voz-. Alguno de ustedes, podría pasar un satisfactorio momento con esta -hizo referencia a la ojigrises-. Obviamente, si tienen dinero. Mike, el reflector.

Una luz originaria de uno de los reflectores, comenzó a andar por el salón, iluminando así a varios tipos. Con algo de suerte, la fuente lumínica se detiene en el rostro de un rubio: Niall Horan. Niall Horan, el chico con la dicha de acostarse con _____ Robson, la bailarina más aclamada del prostíbulo por mucho tiempo. En su rostro, era más que evidente su expresión vacilante...