"Camino al Amor" (Nick y tu)

pon cap!

TIFFUUUUUUUUUUUUUUUUU!!

NO-HAY-CAP-!!!!

Wuuaw!!


SUPER LA NOVE!!

Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!
Siigueela!! Siigueela!! Siigueela!!

No la he seguido
por q no he tenido time para acomodar y por q odio a mi compu :caliente:

mas tarde les pongo varios cap :)

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa lloro!!!!

Capitulo 5

Un minuto después de llegar a su casa, Nick estaba sentado en una de las mecedoras del porche, disfrutando de una cerveza y esforzándose en no pensar en la chica que estaba duchándose en la casa de al lado. Un ejercicio inútil. Porque no había sido capaz de dejar de pensar en ella desde que le había sonreído por el espejo retrovisor, cargando de testosterona cada una de sus células. Y cuando había representado el papel de caballero andante al rescate, lo único que había hecho había sido confirmar lo que ya sabía. Lo cual era un gran problema, para la paz de su mente... y de su cuerpo.
Nick bebió un sorbo de cerveza y suspiró. Durante los seis meses que llevaba en Hideaway Beach, no había sufrido ni una noche de insomnio. Habían sido seis meses de tranquilo y simple celibato. Su vida era deliciosamente sencilla. Hacía surf a primera hora de la mañana y a última hora de la tarde, y dedicaba el día a arreglar la en otro tiempo destartalada casa que había comprado. Después de cenar, pasaba el resto de la velada leyendo o escuchando música. No tenía televisión y nunca compraba el periódico. Si necesitaba hablar con alguien, conversaba
con otros surfistas o con algún pescador de la zona, o llamaba a su madre por teléfono. De vez en cuando, cuando Nigel iba por allí a pasar el fin de semana, se acercaba a su casa a cenar y a compartir con él una botella de buen vino.
Pero rara vez se quedaba mucho rato. No quería que Nigel lo contaminara hablándole de sus clientes o de sus amores. Y, desde luego, lo último que quería era recordar que en otro tiempo había sido cliente suyo.
Nick era perfectamente consciente de que aquel tiempo sabático terminaría en algún momento, pero sólo cuando él decidiera, nunca antes. Y hasta entonces, quería mantener el mundo a una prudente distancia. Y, desde luego, no quería sentirse atraído por una atractiva citadina que, obviamente, estaba en medio de una crisis personal y había ido a Hideaway Beach para tomarse un descanso.
Él no quería especular sobre si estaba en un proceso de divorcio, o si sufría acoso sexual, o sobre si se encontraba en cualquiera de las múltiples razones por las que una mujer podía contratar a una abogada como Fran Phillips para que llevara a su pobre marido, o a su jefe, o a su novio a los tribunales con el fin de llegar a una solución que la satisficiera tanto emocional como económicamente.
Nick pensó en su propia reacción con el ceño fruncido. Vaya, aquel pensamiento era propio de un hombre amargado. Y él ya no lo estaba. En todo caso, Marci le había hecho un favor. Le había permitido enfrentarse al vacío de no buscar nada más que el éxito superficial y la riqueza material. Lo había obligado a pensar lo que esperaba realmente de la vida.
Y cuando por fin había averiguado lo que era, estaba dispuesto a conseguirlo. Y hasta que eso sucediera, lo último que quería era volver a su antigua vorágine sexual. Acostarse con la encantadora, pero obviamente triste ____ no era una buena idea, por atractiva que la encontrara.
El problema era que ella también lo deseaba. Estaba seguro.
Y también que no quería desearlo.
Lo que era el aspecto más sorprendente de toda la situación.

Nick nunca había encontrado a una mujer que lo deseara y se resistiera a ello. De hecho, estaba mucho más acostumbrado a que se arrojaran a sus brazos, o al menos a que le hicieran saber que estaban disponibles. Ese era el resultado de ser atractivo y tener dinero.
Pero quizá ____ no supiera que tenía dinero. Era obvio que no lo había reconocido. Nick frunció el ceño. Quizá ___ fuera la clase de chica que sólo se rendía a la atracción física por un hombre si éste era rico o famoso. Aquellas mujeres existían, él lo sabía perfectamente. Pero le costaba pensar que ___ fuera una de ellas. Se sonrojaba con demasiada facilidad para pertenecer a esa clase de mujeres de sangre fría. ¿Por qué, se preguntó por enésima vez, le había sugerido que la dejara en paz, en vez de invitarlo a pasar a su casa, como habrían hecho la mayoría de las mujeres?
Sólo había un par de respuestas que no podían herir su ego. A lo mejor había decidido alejarse de los hombres durante una temporada, como él de las mujeres. O quizá había sido terriblemente herida por algún sinvergüenza y no quería saber nada del sexo contrario. El se identificaba perfectamente con aquel sentimiento. Su falta de confianza había sido el motivo por el que le había mentido sobre su casa.
Otro gesto inútil, puesto que era obvio que _____ no pensaba volver a verlo. Pero en aquel momento, todavía conservaba la esperanza de que lo hiciera y le parecía mucho más romántico que se acostara con él deseándolo como a un simple mortal, y no como al Nick que en otro tiempo había sido campeón mundial de surf o al Nick millonario y propietario de la cadena Aus- Surf.
Al imaginársela en su cama, su mente volvió a aquel cuerpo deseable, de pechos pequeños, estrecha cintura y un deliciosamente redondeado trasero. Había podido echarle un buen vistazo cuando estaba tumbada en el suelo, con la falda subida hasta la cintura.
Diablos, en realidad le había gustado cada centímetro de aquella mujer. Su forma. Su olor. Y su suavidad. Nick gimió con intensa frustración. ¿Qué demonios le habría llevado a renunciar? Si no lo hubiera hecho, no estaría allí en aquel momento, con una erección del tamaño de un rascacielos. ¡Debía de estar completamente loco! Terminó el resto de la cerveza y fue a buscar otra lata. Y después otra. Y otra. La cena de esa noche fue completamente líquida. Y también el postre. Nick descubrió, sin embargo, que la borrachera era una pobre sustituta del sexo. Sus hormonas continuaron agitadas durante la mayor parte de la noche. Consiguió dormirse a las tres de la madrugada, pero cuando se despertó, nada había cambiado. Un hecho confirmado por el estado de emergencia de su aparato sexual.
Nick sacudió la cabeza con irritación e hizo lo que cualquier hombre de su naturaleza habría hecho en aquella ocasión. Se acercó a la playa para darse un frío y largo baño. Y comenzó a diseñar su plan de seducción.

Era una cama de bronce. Enorme. Y muy suave. También lo eran los lienzos de seda con los que la había atado a los postes de la cama. No le hacían ningún daño, ni siquiera cuando se retorcía.
Y _____ se contorsionaba una y otra vez, y jadeaba, y gemía mientras el amante de sus sueños le hacía todo tipo de cosas con la boca y con las manos. Cosas excitantes. Deliciosas. Perversas. Ella estaba desnuda, por supuesto. Desnuda y completamente expuesta. No podía hacer nada para impedir que su amante la mirara y acariciara a voluntad. O que besara sus más íntimos rincones. O que succionara sus pezones. O que la invadiera con su lengua.
Pero no sentía ningún pudor. Sólo placer. El más ciego de los placeres. Dulce, oscuro y decadente. Ella gemía mientras él la lamía, la mordía. Si al menos pudiera verlo... O si le quitara la seda con la que le había tapado los ojos.
-¿Quién eres? -le preguntó, aunque en realidad ya lo sospechaba. ¿Quién si no podía oler a mar como él? -Nada de hablar -replicó una voz familiar-. Si hablas te despertarás y no quieres despertarte, ¿verdad?
_____ se estremeció al pensarlo.
No, no. Todavía no.
-Yo ... sólo quiero verte.

-No, no es eso lo que quieres -musitó él, mientras deslizaba las manos por su cuerpo, extendiendo las palmas por su estómago, por sus duros pezones. Lo que quieres es esto -dijo y, de pronto, estaba allí, entre sus piernas. Llenándola.
-Sí -susurro, estremecida.
Estaba llegando al clímax cuando se abrieron sus ojos y la luz del sol invadió sus pupilas.
____ se incorporó sobresaltada, jadeante.
Tardó algunos segundos en recuperar el ritmo normal de la respiración. Y en volver a la cruda realidad.

Había desaparecido la cama de bronce. Y las ataduras de seda. Y Nick.
Un sueño. Todo había sido un sueño.

_____ gimió. Supuestamente, debería haberle aliviado no encontrarse atada y desnuda en una cama. Pero lo único que sentía era desilusión. Y por mucho que supiera que jamás habría disfrutado de aquel tipo de actividades en la vida real puesto que nunca había sido especialmente desinhibida, le resultaba imposible no desear que aquel sueño hubiera durado un poco más.
Suspiró y miró el reloj que tenía en la mesilla de noche. Eran las ocho y diez. No era tarde. Pero el sol ya entraba con fuerza en el dormitorio, prometiendo un caluroso día. Tenía que levantarse, se ordenó, ducharse y prepararse el desayuno. Salió a rastras de la cama y se dirigió hacia el baño. Quince minutos después, salía con el pelo envuelto en una toalla azul marino y el resto del cuerpo embutido en un albornoz del mismo color que había encontrado colgado en la puerta del baño.
Y se encaminaba hacia la cocina cuando oyó el timbre de la puerta. ____ se paró en seco, miró hacia la puerta y a través del cristal superior distinguió la inconfundible silueta de un hombre. -Oh, no, Drake -gimió. Corrió hacia el baño y miró horrorizada su reflejo. Nadie, salvo Mel, la había visto sin maquillar desde hacía años. Necesitaba maquillarse para transformarse en una sofisticada citadina. Y necesitaba, sobre todo, secarse el pelo para disimular sus rizos y la redondez de su rostro. Con aquella toalla alrededor de la cara, debía de parecer una jovencita de dieciséis años.
_____ habría preferido morir a permitir que Drake la viera de aquella guisa. ¿Y quién podría ser, sino Drake, el que estaba llamando a la puerta a las ocho de la mañana? Debía de haber averiguado dónde estaba a través de Fran y había ido a buscarla. No había otra respuesta. ____ no sabía si sentirse halagada o furiosa. -Abre, ____ -gritó una voz masculina-. No tengas miedo. Sólo soy tu vecino. Te traigo unos huevos.
_____ se quedó boquiabierta. Era Nick, no Drake.
Oh, Dios santo...
-Espera un momento -le gritó. Y volvió a dejarse llevar por el pánico.

De pronto, deseó que fuera Drake el que estuviera detrás de la puerta. Con Drake no se le habría quedado la mente en blanco ni habría comenzado a temblar incontroladamente. ¡Tenía que pensar en algo! Nick no había ido hasta allí para llevarle unos huevos solamente. Había ido porque pretendía pasar al interior de su casa. La falta de maquillaje se convirtió de pronto en un arma. Nick no la encontraría atractiva al verla con la cara lavada y el pelo recogido. Y por mucho que odiara mostrarse así ante nadie, aquella situación requería de medidas drásticas.
____ marchó decidida hacia la puerta y se ató con fuerza el cinturón del albornoz. Desgraciadamente, aquel gesto le hizo acordarse de que estaba completamente desnuda y que su piel todavía estaba bajo los efectos de aquel sueño increíble. Enfrentarse al amante de sus sueños no iba a ser fácil, pero tenía que hacerlo.
Tomó aire y abrió la puerta. La visión de Nick llevando encima únicamente unos vaqueros cortos la impactó considerablemente. De acuerdo, el día iba a ser caluroso. Más caluroso incluso que el anterior. ¿Pero hacía falta que Nick se presentara en su casa medio desnudo?
____ hizo todo lo posible porque su mirada no reflejara ni remotamente las sensaciones que su casi completa desnudez despertaba en ella. No era deseo. «Deseo» era una palabra demasiado insulsa para describir lo que sentía cuando miraba a aquel hombre. Lujuria. Sí, eso era. Lujuria. El tipo de lujuria de la que Fran había hablado; un sentimiento que no necesitaba de preliminares. Ni de palabras hermosas. Su hambre era puramente sexual. E increíblemente básica. Cuando miraba el hermoso y viril cuerpo de Nick, en lo único que podía pensar era en cómo se sentiría si lo tocara, si lo besara. Si pudiera tenerlo dentro de ella.
-Te has levantado temprano -dijo, intentando parecer natural. Pero era difícil mirarlo sin expresar su abierta admiración. Nick, por su parte, no parecía en absoluto afectado por su falta de atractivo. De hecho, parecía incluso preferirla así. A lo mejor le gustaba aquel aspecto natural. Él, desde luego, no se había esforzado mucho en arreglarse. Ni siquiera se había afeitado.
Pero aun así, continuaba estando sexy como el pecado.
-Me levanto temprano todas las mañanas -contestó.
-Yo normalmente también. Pero hoy me he dormido.

-Me alegro. Si no ya habrías desayunado. Toma -le dijo, tendiéndole media docena de huevos-. Que los disfrutes.
-Déjame pagártelos.
-Ni se te ocurra.
-Eres muy amable.

-No creas que tanto -respondió con una sonrisa-. Necesitaba una excusa para volver a verte. ____ lo miró fijamente, sorprendida por su honestidad. Y aterrada por lo que pudiera decir a continuación. «No, por favor», le suplicó con la mirada. -Me preguntaba si te apetecería salir a cenar conmigo. Hay buenos restaurantes por la zona y tengo ropa decente. Aunque nadie lo diría viéndome con esta pinta -añadió con una sonrisa-. Prometo incluso afeitarme. ¿Qué me dices?
A ____ se le secó la boca. Nunca se había sentido tan terriblemente tentada por el diablo.
-Lo siento. Pero no puedo.
Los ojos de Nick se oscurecieron como el cielo antes de la tormenta.
-¿No puedes o no quieres?
-Qué más da. La respuesta es la misma en los dos casos.
-A mí me importa.
-Entonces, no quiero.
-¿Por qué?
-No soy una mujer... libre.
-Pero no llevas alianza -replicó Nick.
-No he dicho que esté casada. He dicho que no estoy libre para salir contigo.
-¿Entonces estás comprometida?
-No.
-¿Vives con alguien?
-Entonces, según mis cánones, estás libre.
-Pero no según los míos. Estoy saliendo con alguien. Un hombre al que quiero mucho.
-¿Y él también te quiere?
Oh, ¿por qué tenía que vacilar en ese momento?
-Sí, el también me quiere.

-Ajá. Y si tanto te quiere, ¿por qué ha dejado que vengas sola? Si fueras mi novia, no dejaría que fueras sola a ninguna parte.
-Pues bien, no soy tu novia y no necesito el permiso de Drake para hacer lo que me apetece. En cualquier caso, eso no es asunto tuyo. -Estoy intentando que lo sea. ¿Está casado? -¡No, claro que no! Mira, creo que deberías marcharte si has decidido empezar a ponerte ofensivo. Nick la miró fijamente, evidentemente sorprendido por aquella declaración. Escrutó su rostro con la mirada, como si le costara creer lo que estaba oyendo.
-Sólo dime una cosa. ¿Saldrías conmigo si no tuvieras novio?
______ no dijo una sola palabra, pero su mirada debió de traicionarla.

-Eso es lo que me imaginaba. ¿Sabes, ____? No quieres a ese tipo tanto como crees. Si lo quisieras, ayer no me habrías mirado como me miraste.
____ comenzó a sonrojarse.
-Por favor, vete. Y llévate los huevos.
Cuando se los tendió, Nick negó con la cabeza.
-Quédatelos -gruñó, y se alejó a grandes zancadas.
_____ estuvo a punto de gritarle para que volviera. A punto. Pero al final, ganó su sentido de la

decencia. -Bien hecho -musitó Nick para sí mientras se dirigía hacia su casa-. Muy sutil. Casanova pagaría por una técnica tan refinada como la tuya. Evidentemente, los seis meses de celibato no lo habían ayudado a afilar sus habilidades para la seducción. O quizá nunca las había tenido.
La verdad era que para Nick el sexo siempre había sido algo fácil. En el instituto, lo perseguían las chicas más guapas de la clase. Y durante los años que había pasado en el circuito de surf, encontraba chicas maravillosas en todos los torneos. Nunca había tenido que esforzarse en conseguirlas. Le bastaba con mirarlas.
En aquella época, ni siquiera se molestaba en tener una relación estable. Ese tipo de relación no habría encajado con su estilo de vida. Necesitaba concentrarse en el surf y además siempre estaba viajando.
Más tarde, sin embargo, después de la herida que lo había obligado a retirarse del circuito profesional y a dirigir sus ambiciones hacia otros ámbitos, Nick había considerado la posibilidad de una relación seria. Había tenido dos parejas, pero con ninguna de ellas había funcionado. Suponía que porque no estaba realmente enamorado, aunque en aquel momento lo creyera. O, por lo menos, no tan enamorado como para poner a sus parejas por delante del negocio. Ambas chicas se habían quejado de su falta de compromiso.
Así que había renunciado a la idea de tener una relación estable y había vuelto a las citas sin ataduras. Tenía pocos problemas para tener citas. Los hombres ricos raras veces sufrían rechazo. Y Nick no estaba acostumbrado a que le dijeran que no.
Sin embargo, ______ se lo había dicho y él era incapaz de imaginar la manera de hacerla cambiar de opinión. Desgraciadamente, parecía una mujer de fuerte carácter y principios un tanto anticuados.
Por una vez en su vida, no iba a conseguir lo que quería, y no lo estaba encajando demasiado bien. Así que decidió hacer lo único que un hombre de su naturaleza podría hacer en un caso así: salir a hacer surf.
Mas tarde la sigo :D

OSEA YA!!

TE JURO K NO SABIA SI EL SUEÑO ERA REAL O UN SUEÑO xD lo tuve k leer 2 veces... uff... madre mia k ideaicas.... explendidas xD mejor me callo xD

SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Mas o ya sabes!!!!

sigueeeee!
demasd bn! xD

Faby ya se lo tengo muy presente :P hahaha

Capitulo 6

Había hecho bien, se felicitó ____ después de que Nick se fuera. Si hubiera aceptado, no habría sido mejor que Drake. Lo que tenía que hacer era prepararse un buen desayuno y dejar de preocuparse. De acuerdo, Nick parecía un poco afectado por su negativa, pero lo superaría. No estaba enamorado de ella. Sólo quería cenar con ella y tenerla como postre.
_____ saboreó la idea de ser el postre de la cena de Nick mientras se preparaba y comía dos huevos para desayunar. ¿Cómo sería en la cama realmente? ¿Qué tipo de cosas sería capaz de hacer?
-Oh, deja de pensar en ese hombre -se regañó, mientras se obligaba a pensar en lo que iba a hacer durante el resto del día. A pesar del calor, ir a bañarse estaba completamente descartado. Quería evitar por todos los medios volver a encontrarse con Nick. De modo que tampoco podía salir a pasear por Hideaway. Pero tampoco podía ir a Sydney porque todavía estaba enfadada con Drake. Después de su encuentro con Nick, quizá comenzara a comprenderlo un poco mejor. Pero si ella había resistido la tentación, ¿por qué no había podido hacerlo él?
La única respuesta que se le ocurría era que Drake no estaba tan enamorado de ella como lo estaba ella de él. Quizá Nick tuviera razón en eso.
Al pensar en Drake se acordó de su teléfono móvil y fue a comprobar si tenía algún mensaje.
Ninguno de Drake. Algo considerablemente extraño, si realmente la quería tanto.
____ marcó el número de su casa y Melinda contestó al cabo de varias llamadas.
-¿Diga?
-Hola Mel, soy ____.
-Hola, ____. ¿Ha pasado algo? -
-Nada importante. ¿Se pasó Drake por casa ayer por la noche?
-No.
-¿Y ha dejado algún mensaje en el contestador?
-No.
-Tampoco me ha llamado al móvil.
Mel suspiró con cansancio.
-Mira, deja a ese mentiroso y acércate al club de surf de... ¿dónde estás exactamente?
-En Hideaway Beach. Y aquí no hay ningún club de surf. Es una playa muy pequeña.
-Es una pena. ¿Y no tienes a ninguno de esos maravillosos socorristas cerca?
-¿No podemos dejar el tema del sexo?
-Si insistes. ¿Cuándo vas a volver a casa? Me siento sola sin ti.

-Probablemente salga mañana a primera hora, para evitarme los atascos del domingo por la tarde. -¿Y qué piensas hacer hoy? -Estaba pensando en acercarme a Nelson Bay para ir de compras, comer y quizá ver alguna película.
-Un plan verdaderamente salvaje.
____ soltó una carcajada.
-No me gustan las fiestas tanto como a ti, Mel.

-Quizá no, pero deberías soltarte un poco, ____. En la vida hay algo más que trabajar. Así que te lo repito: deja al estúpido de Drake y diviértete un poco. -A lo mejor él me ha dejado a mí. -Eso estaría bien. He estado pensando en Drake y en algo que siempre dice mi padre: nunca se debe confiar en un vendedor. -Oh, Mel. No es justo generalizar de esa forma. También dicen que todas las modelos son tontas. -¡Y lo somos! Si no, nos dedicaríamos a otra cosa. No hay nada peor que ser deseada solamente por tu físico. No sabes cuánto daría por encontrarme con un hombre que me quisiera por lo que soy y no por lo que parezco.
-Eso es fácil decirlo cuando se tiene un físico como el tuyo. Cuando se tiene un físico como el que yo tenía antes, no hay ninguna oportunidad de que nadie se fije en ti, ni por dentro ni por fuera.
-Siempre dices cosas de ese estilo, pero no creo que fueras tan fea. -Fea quizá no, pero sí estaba gorda. -Paparruchas. Seguramente estarías convenientemente rellenita. Conozco a muchos tipos a los que les gustan las mujeres con carne. Además, seguro que eras preciosa. Tienes un rostro adorable y yo mataría por unos ojos como los tuyos.
-Oh, venga, no me adules.
-No te estoy adulando. Jamás adularía a una mujer, ni siquiera a mi mejor amiga.
____ sintió que se le encogía el corazón. Ella nunca había tenido a nadie que se considerara su

mejor amiga. -Claro que lo harías, Mel -le respondió con cariño-. Finges ser una mujer dura, pero no lo eres en absoluto. Eres más blanda que la mantequilla.
-Ahora eres tú la que me está adulando -protestó, pero parecía complacida.
-Será mejor que cuelgue si no quiero arruinarme.
-Cuídate.
-Lo haré, te lo prometo.
-Y no hagas nada que yo no haría. ____ soltó una carcajada.
-Hasta mañana, Mel.
-Adiós, cariño. Te quiero.

Así terminó la llamada, dejando a ___ agradablemente reconfortada. No había nada mejor que le dijeran que la querían, sobre todo si se lo decían de verdad.
Drake también aseguraba amarla, ¿pero era sincero?
____ suspiró, guardó el teléfono en el bolso y se dirigió hacia la puerta. Lo que necesitaba era

olvidarse tanto de Drake como de aquel otro hombre que nunca se afeitaba y que iba prácticamente desnudo. Sintió una bofetada de calor en cuanto abrió la puerta. La temperatura había subido considerablemente desde la visita de su vecino. Iba a hacer un día bochornoso, así que tendría que encontrar algún establecimiento con aire acondicionado.
Desgraciadamente, Nelson Bay no había cambiado mucho desde su última visita y el centro comercial continuaba siendo considerablemente pequeño. Tras haber pasado un par de horas metiéndose en cada tienda con aire acondicionado que encontraba y alargando un café cerca del mar, ____ se debatía entre ir a dar un paseo en barco o ir a ver una película, como le había dicho a Me¡ que haría. Al final ganó la película, gracias al aire acondicionado y a las opciones cinematográficas. Se trataba de una película de acción, sin, consecuentemente, nada de sexo.
Y ____ pensaba que su pobre cerebro y su cuerpo se merecían un descanso del tema. El cine era pequeño y estaba abarrotado. Tuvo que sentarse muy cerca de la pantalla, lo que la obligó a mantener la cabeza en alto y para cuando salió, tenía serios calambres en el cuello. Se estaba frotando el cuello y dirigiéndose al aparcamiento en el que había dejado el coche cuando pasó por delante de un establecimiento con publicidad sobre masajes terapéuticos. ____ nunca había recibido un masaje, pero su jefa era muy partidaria de ellos. Diez minutos después, estaba tumbada boca abajo sobre una mesa de masaje, con sólo el sujetador y las bragas puestos. La masajista se llamaba Glenda, y era una mujer alta y atlética de unos treinta y cinco años. Cuando le había pedido a ____ que se quedara en ropa interior, ____ se había sentido transportada al vestuario del gimnasio del instituto, en el que se veía obligada a cambiarse de ropa todos los jueves por la tarde.
Al pensar en aquella época, ____ se dio cuenta de que Mel tenía razón. Sólo estaba un poco rellenita cuando había llegado a Sydney a los veinte años, pero durante la adolescencia estaba gorda, realmente gorda.
Pero no siempre lo había estado. Durante la primaria, de hecho, estaba muy delgada. Pero desde la muerte de su madre, ocurrida cuando ____ tenía trece años, había buscado consuelo en la comida y había empezado a engordar.
Las bromas sobre su peso habían sido terribles desde el primer día de instituto, pero durante los días de gimnasia eran insoportables. Quizá habían sido imaginaciones suyas, pero ____ pensaba que incluso las profesoras de gimnasia disfrutaban viéndola retorcerse con aquellos minúsculos pantalones y la camiseta de gimnasia que mostraban hasta su última gota de grasa.
____ había tardado años en erradicar los sentimiento de vergüenza y desprecio hacia su cuerpo adquiridos en aquella etapa. Y la verdad era que quizá todavía no los había superado del todo. En caso contrario, no se sentiría tan ridículamente consciente de su cuerpo mientras le hacían el masaje.
-Vas al gimnasio, ¿verdad? -le preguntó Glenda, mientras le hacía alzar los brazos y le desabrochaba el sujetador.
-Sí -admitió ____-. Un par de veces a la semana.
-Tienes un tipo excelente.
-¿De verdad?

-Desde luego. Además no está excesivamente trabajado. Estás en el punto exacto. Ahora, veamos si podemos hacer algo con esos nudos que tienes en el cuello y los hombros. Oh, vaya, están durísimos. Estoy segura de que eres de Sydney. Sólo allí se acumula tanto estrés. Relájate, cariño.
____ se relajó. Enterró el rostro en la mesa, cerró los ojos y dejó que sus músculos se destensaran. Pero estaba empezando a comprender por qué Fran era adicta a los masajes cuando cometió el error de abrir los ojos y fijarse en el color naranja de la alfombra.
Inmediatamente, pensó en Nick. Y en el sueño de la noche anterior. -Eh, no vuelvas a tensarte -le recomendó Glenda-. Relájate. ¡Relajarse! ¿Cómo iba a relajarse con el sueño de la noche anterior reproduciéndose en su cerebro? ____ cerró los ojos otra vez e intentó despejar aquella erótica fantasía de su mente, pero le resultaba imposible. Estar medio desnuda no ayudaba. Y tampoco el verse obligada a permanecer quieta. No era como estar atada a una cama, pero no hacía falta mucha imaginación para evocar aquellas sensaciones deliciosamente seductoras de estar impotentemente cautiva. Y también era muy fácil imaginarse que las manos de Glenda eran las de Nick...
Había sido tan genial con sus manos durante el sueño...
____ ahogó un gemido cuando Glenda comenzó a trabajarle los músculos de los muslos.
-¿Podrías trabajarme un poco más los músculos de los hombros?
-Claro. Dios mío, vuelves a tenerlos tensos. ¿Qué has estado haciendo últimamente?
-Supongo que trabajar demasiado.
-¿Y no has pensado en cambiar de trabajo?
-Eh... No, la verdad es que me gusta mi trabajo.

-Bueno, pues hay algo en tu vida que no te gusta, jovencita. Y te sugiero que averigües lo que es para poder cambiarlo. Después del masaje, ____ se fue a cenar a un restaurante y para cuando llegó a la casa, eran casi las nueve y el sol ya había comenzado a ponerse, pero continuaba haciendo un calor infernal.
La idea de darse un baño para refrescarse era muy tentadora y le pareció absurdo negarse ese placer. También era una tontería continuar encerrada en casa. Nick no iba a acercarse otra vez, y menos a esa hora. Después de la experiencia del masaje, ____ comprendía perfectamente por qué había tomado la decisión de alejarse de él durante el día, pero ya era suficiente.
Así que, una vez tomada la decisión, fue a buscar el bañador que Mel le había convencido para que se comprara y que todavía no se había atrevido a ponerse en público. Tenía un escote cuadrado que apenas ocultaba sus pezones y era tan alto por los muslos que había que estar perfectamente depilada para ponérselo.
Cinco minutos después, se estaba hundiendo en el agua. Después del calor intenso del día, el agua le resultaba deliciosamente refrescante. Desgraciadamente, estaba en un lugar en el que rompían las olas, así que tenía que saltar continuamente, lo cual resultaba bastante agotador. A unos pocos metros de allí, había un remanso en el que podría tumbarse tranquilamente, sin necesidad de agotarse.
_____ no era una gran nadadora, pero tampoco lo hacía mal. Había aprendido a nadar desde pequeña y antes de engordar había pasado muchos días de verano nadando en el río del pueblo. Así que se hundió entre las olas y rápidamente alcanzó su objetivo. Con las manos debajo de la cabeza, se tumbó boca arriba en el agua, contemplando las primeras estrellas que empezaban a salir.
El tiempo fluía. Y también ella. Pero _____ no se dio cuenta de lo lejos que estaba hasta que decidió volver a la orilla. Cuando comenzó a nadar, se asustó de la intensidad de la corriente. Era muy fuerte y la empujaba hacia las rocas que se adentraban en el océano, donde las olas rompían con fuerza.
____ intentó alcanzar la orilla con grandes brazadas, pero poco podía hacer contra la fuerza de la corriente. En cuanto dejaba de nadar, la corriente la arrastraba hacia las rocas. Buscaba en el mar, pero no podía ver a nadie. Incluso la playa estaba vacía. Y la única luz que veía encendida era la de la casa de Nick. ¿Podría oírla si gritaba? La casa parecía estar demasiado lejos. Pero ella no quería morir. ____ comenzó a gritar y a nadar al mismo tiempo, moviendo los brazos como una loca.

si no me da sueño la sigo

NO NO NO NO NO TIENES SUEÑO :D
tienes q seguirrrr!

Por favorrrrr te lo suplico!!!

No soy responsable de traumas haha :P y subire hasta q el sueño me venza :D

Capitulo 7

Nick estaba sentado en la mecedora, al lado de la ventana e intentando leer cuando le pareció oír un grito.
Levantó la cabeza del libro y aguzó el oído. ¿Sería una gaviota? ¿El viento quizá?
El gritó sonó otra vez. Y otra. Y otra.
Nick se levantó y salió corriendo.
No era el chillido de un pájaro. Aquel era el grito de una mujer con problemas.

Llegó a la puerta de entrada, saltó los tres escalones del porche y corrió a toda velocidad hacia la playa, escrutando el océano con la mirada mientras lo hacía. Y así descubrió a una mujer que estaba siendo arrastrada por la corriente hacia las rocas.
Era _____. Supo inmediatamente que era ____. Nick no se paró a pensar en lo que podía estar haciendo allí a aquella hora de la noche. Dio media vuelta y corrió a buscar la tabla que afortunadamente había dejado en el porche. La adrenalina lo ayudó a volver hasta el agua en nada de tiempo. Corrió entre las sombras, arrojó la tabla contra la primera ola, se tumbó sobre ella y remó con los brazos como un loco hasta que estuvo a la misma altura que _____. Una vez allí, se sentó en la tabla, agarró a _____ por debajo de los brazos y tiró de ella hasta colocarla frente a él.
Sus ojos se cruzaron un instante. Los de ____ aterrados y los de NIck horrorizados por lo que habría podido pasar si no la hubiera oído gritar. -¿Cómo se te ocurre bañarte tan lejos de la orilla a esta hora de la noche? Podrías haber tenido un calambre, o haber sido arrastrada contra las rocas. ¿Es que quieres matarte? -él mismo se sorprendió al oírselo decir-. Eh, la idea no era ésa, ¿verdad? No pretendías suicidarte,
¿verdad? ____ no tenía fuerzas suficientes para defenderse de aquella acusación, pero su rostro debió de indicarle a Nick la respuesta. -Lo siento. Debería haberme imaginado que no eres de las que se suicidan. Supongo que tenías calor, se te ha ocurrido darte un baño y de pronto te has visto arrastrada por la marea. Debería haberte advertido sobre la fuerza de la marea esta mañana, pero estaba tan enfadado que no se me ha ocurrido.
De pronto, ____ comenzó a temblar violentamente. Nick soltó una maldición, pero ____ sabía que no era contra ella. Con unas manos increíblemente delicadas, la hizo apoyarse contra su pecho. Su pecho, notó ____, a pesar de la tensión.
¿Aquel hombre se pasaría toda la vida desnudo? Un nuevo escalofrío recorrió su espalda. Pero aquella vez era de una naturaleza muy diferente. -No te preocupes -le dijo Nick, frotándole suavemente los brazos-. Todavía estás en estado de shock. Pero en cuanto te lleve a casa y te des una ducha caliente, te pondrás perfectamente.
____ intentó protestar cuando, al llegar a la orilla, Nick la levantó en brazos. Pero él la silenció con una mira,.
-¿No crees que ya has hecho suficientes tonterías por esta noche?
_____ cerró los ojos y se recostó contra él.
-Así está mejor -musitó Nick satisfecho.

_____ gimió en silencio. Estaba demasiado agotada para luchar contra los sentimientos que había estado intentando combatir durante todo el fin de semana. La lujuria, ardiente e imparable, fluía por cada poro de su piel, caldeando sus entrañas y haciéndola exquisitamente consciente el cuerpo de Nick. Y tener los ojos cerrados sólo servía para intensificar aquella sensación. Se deleitaba en la fuerza de los brazos que la llevaban, en el calor húmedo de su pecho presionado contra sus senos. Sentía el roce de los muslos de Nick contra su trasero mientras este caminaba a grandes zancadas por la arena.
La estaba llevando a su casa, lo sabía. Y pretendía que se diera una ducha caliente. Oh, Dios... La parte más sensata del cerebro de ____ le advertía que no se dejara llevar por las salvajes fantasías que aquel hombre provocaba en ella. Pero en aquel momento, ____ estaba demasiado lejos de la sensatez, o de la fuerza de voluntad, o de ningún principio moral.
Se sentía arrastrada por el deseo, por unas sensaciones tan intensas que apenas podía dar crédito a lo que sentía. No estaba acostumbrada a desear a un hombre de esa forma. Nunca había sentido nada parecido por Drake. La lujuria, decidió desesperadamente, no tenía nada que ver con el amor.
La lujuria sólo se centraba en una cosa: el físico. _____ se tensó cuando advirtió que Nick estaba subiendo unos escalones. Mantuvo los ojos cerrados mientras él abría la puerta de su casa y pasaba con ella al interior. El corazón comenzó a latirle violentamente. Dentro hacía calor, pero no era tan insoportable. Tras recorrer una corta distancia, Nick la dejó sobre algo suave. Un sofá, pensó ____. De cuero. Abrió los ojos y deseó no haberlo hecho. Porque descubrió a Nick sobre ella, tal como lo había imaginado en sus fantasías. -Me alegro de ver que todavía estás viva -le dijo-. Empezaba a pensar que tendría que hacerte el boca a boca para resucitarte. Pensar en la boca de Nick hizo desaparecer los pocos escrúpulos que a _____ le quedaban. Lo miró intensamente a los ojos, incapaz de disimular sus sentimientos ni un segundo más. -Me habría gustado -susurró, una oleada de exquisito placer recorrió su cuerpo. El deseo oscureció la mirada de Nick mientras la clavaba en su boca. Se sentó en el borde del sofá y le apartó un húmedo mechón del rostro. ____ entreabrió los labios con un suave jadeo.
Nick no dijo una sola palabra, de lo que ____ se alegró. Las palabras sólo habrían servido para quebrar aquella vertiginosa sensación que se había apoderado de su cuerpo. Nick posó las manos sobre sus hombros y comenzó a descender hacia ella. El corazón de ____ latía violentamente.
Pero la cabeza de Nick no terminaba de llegar. La sujetaba con fuerza por los hombros mientras descendía lenta, muy lentamente... Hasta que sus bocas se fundieron. La pasión que ____ había reprimido con tanta fuerza se liberó precipitadamente. Lo abrazó con fuerza y lo besó con un deseo idéntico al suyo. Nick gimió y la hizo tumbarse de nuevo en el sofá, donde comenzó a besarla de tal forma que _____ pensó que iba a morir por la falta de aire.
Cuando por fin se detuvo, con la respiración jadeante, Nick se sentó bruscamente y deslizó la mirada sobre ella.
-Quítate esto.
Y, sin darle tiempo a protestar, le quitó el ya casi seco bañador y lo arrojó descuidadamente.

Una sorprendida _____ vio aterrizar el bañador sobre la estantería que contenía el equipo estéreo. Con una rápida mirada, recorrió el resto de la habitación, que era casi tan colorida como el exterior de la casa. Las paredes eran de color amarillo limón con algunas zonas forradas en madera blanca y el suelo de cerámica.
La selección de muebles era de lo más ecléctica. Una mezcla de muebles antiguos y nuevos y de todas las formas y colores. Las cortinas eran de seda oscura y el sofá de cuero sobre el que estaba tumbada de un intenso color naranja.
-Así está mejor. La voz de Nick la hizo volver a su más inmediata realidad; estaba tumbada delante de él, desnuda y bajo una potente luz. Pero, extrañamente, no estaba preocupada por su figura, como cuando estaba con Drake. Y no le importaba no llevar maquillaje, ni que su pelo estuviera mojado. Le bastaba mirar a Nick a los ojos para saber que a éste le gustaba todo lo que veía.
Y también a ella le gustaba lo que veía. Y estaba ansiosa por que Nick se desnudara. Quería comprobar si todas sus fantasías iban a hacerse realidad.
Tragó saliva al pensar en ello.
Pero Nick no se desnudó. Se acercó todavía más a ____ e, inclinándose sobre ella, comenzó a

acariciar la superficie de su piel, rozando suavemente sus pezones. ___ jadeó, y después gimió decepcionada cuando Nick continuó hacia su cuello y su rostro. Enmarcando su cara con las manos, Nick se inclinó hacia delante hasta que sus bocas estuvieron a punto de rozarse. Dibujó con la lengua los labios entreabiertos de ___ y se abrió camino entre ellos. ____ fue entonces consciente de que había estado conteniendo la respiración, sin saber qué hacer, o qué podía esperar.
Drake nunca la había besado de aquella forma. -Dame tu lengua -le pidió Nick con la voz ronca por el deseo. ____ vaciló un instante antes de deslizarla lentamente entre sus labios. Se estremeció cuando Nick rozó la punta de su lengua con la suya y volvió a estremecerse cuando este la succionó hacia dentro.
Nick se separó entonces, alzó ligeramente la cabeza y la miró con el ceño fruncido.
____ pestañeó varias veces. La cabeza le daba vueltas.
-¿Qué? -le preguntó, descubriendo que le resultaba difícil pensar.
-¿No te gusta?
-Yo... no estoy segura. Pero no te detengas.
Nick rió suavemente.

-No tengas miedo cariño. He estado deseando hacer el amor contigo desde que te conocí. Desde ayer no he sido capaz de pensar en otra cosa. -Yo... también he estado pensando en ti -le confesó. -Me alegro de oírlo. Estaba empezando a pensar que me había vuelto loco. Pero este no es momento para hablar. Ya podremos hablar más tarde. O mañana -inclinó nuevamente la cabeza para besarla.
En aquella ocasión fue un beso auténtico, profundo, embriagador, que dejó palpitante todo el cuerpo de ____. Esta gimió cuando Nick abandonó sus labios. Y volvió a gemir cuando le acarició con la barbilla los senos. Los pezones se irguieron como si fueran de fuego. Nick lamió uno y succionó el otro como había hecho durante el sueño.
Una descarga eléctrica zigzagueó a través del vientre de ___ hasta alcanzar sus muslos. ____ gritó y arqueó la espalda mientras sus manos buscaban desesperadamente el pelo de Nick. Éste se detuvo momentáneamente para levantarle las manos por encima de la cabeza, y se las sujetó contra el brazo de cuero del sofá. Nick volvió entonces a su seno. Lo acariciaba con la mano derecha al tiempo que se apoderaba de su oscuro pezón con los labios. Cuando ____ volvió a arquear la espalda, Nick deslizó las manos por su vientre, manteniéndola en tensión mientras él continuaba con el erótico festín que le ofrecían sus senos.
El efecto fue increíble. ____ se retorcía una y otra vez y gritaba con una mezcla de placer y, sí, dolor. De vez en cuando, él le pellizcaba los pezones con los dientes y tiraba suavemente de ellos. ____ suspiraba aliviada cuando la soltaba, aunque sólo para desear perversamente que volviera a tomarlos. Se había vuelto adicta a aquella tortuosa experiencia erótica. Quería que nunca acabara.
Pero Nick se detuvo. Y la mano que posaba en su vientre descendió hasta los rizos que ocultaban las partes más húmedas de su cuerpo. Siguió con la boca el camino de su mano y se detuvo unos segundos en su ombligo mientras sus dedos conocedores buscaban, entreabrían y penetraban. Zoe gritó y apretó los dientes. Nick la estaba tocando de todas las formas como lo había hecho en sueños, sabiendo exactamente dónde y cómo darle el más exquisito y endiablado de los placeres. _____ no podía pensar. Sólo podía sentir, y desear más.
-Por favor -le suplicaba, moviendo la cabeza de lado a lado-. Por favor... Nick respondió colocándose la pierna derecha de ____ en el hombro y posando su boca sobre el rincón en el que minutos antes estaba su mano. A continuación, la tomó por el trasero haciéndole alzar las caderas para permitirse un mejor acceso a su cuerpo e impedirle cualquier movimiento.
-Oh... Drake jamás le había hecho nada parecido. Nunca. Y ella nunca había deseado que lo hiciera.
La idea le habría parecido repugnante. Nick se lo había hecho en sueños y no le había parecido
repulsivo, pero aquello era un sueño. ¡Y lo que estaba ocurriendo en aquel momento era real!
Pero no había vergüenza de ningún tipo, sólo un inmenso placer. Y el más acuciante deseo.

La lengua de Nick acarició el clítoris henchido por el deseo y ____ estuvo a punto de gritar. Otra caricia. Y después otra. ____ apretó los dientes con fuerza. Estaba a punto de alcanzar el orgasmo. Estaba segura. Bastaba solamente con que Nick la acariciara con la lengua otra vez.
Pero no lo hizo. En cambio, cerró los labios sobre aquella tierna protuberancia y la succionó con fuerza. ____ gritó y alcanzó un orgasmo como no lo había disfrutado en su vida. Arqueó la espalda. Abrió la boca jadeante. En su cabeza explotaron un millón de estrellas. Brillantes, cegadoras. Los espasmos continuaban uno tras otro, como si nunca fueran a terminar.
Nick alzó la cabeza, con expresión ligeramente avergonzada. -Tendré que ir al baño un minuto o dos. Tu... eh... entusiasmo me ha puesto a mí también al borde del orgasmo. Lo que no es ninguna tragedia en estas circunstancias. La próxima vez podremos disfrutar juntos, y durante mucho más tiempo. Ahora no te vayas -añadió apartando suavemente la pierna de ____ de su hombro.
____ permaneció en el sofá tal como estaba. Ni siquiera tenía fuerzas para cambiar de postura. Los brazos descansaban inertes a ambos lados de su cabeza y se sentía... maravillosamente. Sabía que debería levantarse, despedirse de Nick y marcharse. Pero no tenía ni fuerza de voluntad suficiente ni ganas.
La próxima vez, había dicho. ¿Se refería a esa misma noche o al día siguiente? Nick sabía que un hombre necesitaba algún tiempo para poder hacer el amor otra vez. Hizo una mueca al darse cuenta de la expresión que había utilizado. Lo que Nick acababa de hacer con ella no tenía nada que ver con el amor. Era sólo sexo. La misma clase de sexo que Drake había compartido con aquella rubia. Pero a pesar de saberlo, ____ había disfrutado mucho más que cuando hacía el amor con Drake. Se quedó estupefacta al ser consciente de ello. Ella siempre había pensado que con amor el sexo era mucho mejor. Y, desde luego, el sexo con Drake había sido mejor que con Greg. Pero lo que acababa de experimentar... era todavía mejor. La puerta del baño se abrió y Nick volvió al salón, haciendo añicos los intentos de ___ de encontrar sentido a la situación. Estaba desnudo. Y sorprendentemente erecto. ___ no podía apartar la mirada. Sus fantasías habían minusvalorado sus medidas. -Creía que ibas a... -se le quebró la voz. -Y lo he hecho -contestó él sonriente-. Esto sólo demuestra lo que ocurre cuando llevas mucho tiempo sin hacer el amor. Creo que ha llegado el momento de llevarte a mi dormitorio -dijo, y se inclinó para levantarla en brazos.
Cruzó con ella en brazos una puerta y abrió la luz, iluminando un dormitorio pintado de un color azul intenso, alfombras indias en el suelo y una enorme cama de bronce sorprendentemente parecida a la de sus sueños.
____ clavó la mirada en los cuatro postes de la cama, intentando no imaginarse a sí misma sobre la blanca colcha bordada, que parecía perversamente virginal. _____ no creía que aquella colcha hubiera conocido muchas vírgenes, a pesar de lo que Nick había dicho sobre su falta de relaciones sexuales. Seguramente para él una semana ya era mucho tiempo.
-No digas una sola palabra sobre la colcha -le aconsejó Nick al ver su expresión-. Me la hizo mi madre y me gusta.
Y sin más, apartó la colcha, dejando al descubierto unas sábanas de color azul.
-¿Tu madre? -le preguntó extrañada.

-Todo el mundo tiene una madre. Pero esta noche no vamos a hablar de nuestras familias. Esta noche sólo vamos a disfrutar, ¿de acuerdo? -De acuerdo -contestó ella, procurando no fijar la mirada en la parte del cuerpo de Nick de la que más le apetecía disfrutar. Nicik abrió un cajón de la mesilla y sacó una caja de preservativos. -No dejes que me olvide de ponérmelo –le dijo, mientras se tumbaba en la cama y la estrechaba en sus brazos-. Me pones en tal estado que sería capaz de olvidarme. Pero no lo olvidó. Y tampoco ____. De lo que sí se olvidó fue de todo lo demás. De Drake, de su conciencia, de su sentido común. Y de todas las inhibiciones. Pero todos ellos regresaron más tarde, junto al impacto y la vergüenza por lo que acababa de hacer. Ella no era mejor que Drake. Era peor, incluso. ____ agradeció infinitamente que Nick estuviera dormido cuando abandonó su casa al amanecer.

Cap