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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Sтop тнιѕ paιn
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Sтop тнιѕ paιn
por Ⓢвrєαkdσwn Mar 11 Dic 2012, 10:59 am
Stop this pain
–Alice –pronunció la ronca y gruesa voz de su esposo.
–Estoy bien –respondió ella con aridez y frialdad, ocultando su rostro en medio de las sabanas.
–No lo estas –insistió–. Han pasado dos años…
– ¿Quieres que me levante a celebrar cuando mi hija está muerta? –espetó con una enorme tristeza y aquel desasosiego que las lágrimas denotaban cada veinticuatro de diciembre.
Ese era el único recuerdo que aquella familia presenciaba cada navidad. Exactamente en noche buena Emily había sido asesinada de una manera cruel e inhumana, dejando a su paso un masacrado cuerpo y una tradición extinta que aquella familia no planeaba volver a disfrutar.
–Loren está emocionada, ya escribió su carta a santa–indicó el hombre, refiriéndose a la única hija que tenían ahora.
–Dile que él no existe.
–No puedo hacerle eso a la niña, Alice.
–Claro que puedes. Este año tampoco celebraremos la navidad.
Sus palabras eran tan amargas como su mirada, las ojeras debajo de esos ojos azules realzaban la palidez de su rostro entero, y las pequeñas lágrimas parecían ya no salir más por la cantidad gastada durante largas horas.
–Eso no es cierto ¿Verdad papi? –el rostro de la niña apareció por la puerta de la habitación inundada por el desorden y la opacidad que un fallecimiento aportaba.
–Vamos, Loren. Ayúdame con la cena ¿quieres? –dijo su padre tratando de no arruinar sus esperanzas.
–De acuerdo –respondió con una tierna sonrisa – ¿Por qué mamá está llorando? –Cuestionó al ver el demacrado rostro de su madre.
La pequeña desconocía por completo la situación, cuando su hermana mayor había muerto Loren apenas tenía dos años, ahora con cuatro le era imposible recordar aquel suceso.
Pavo, vino, galletas, árbol, luces, regalos, familia…
Todo eso había aquella noche, pero una sola cosa opacaba a las demás: El llanto.
Alice era quien dirigía aquellos sollozos descontrolados que clamaban por que su hija volviera a la vida, mientras que el resto de la familia trataba de consolar su pérdida.
Y la pequeña Loren, sentada a un lado del árbol, miraba confundida aquella escena, esperando por la alegría navideña que tanto había esperado durante todo el año.
–Mami ¿Podemos abrir los regalos?–se acercó a ella jalando la punta de su saco, señalando el árbol que con insistencia habían accedido a armar.
– ¡Ahora no, Loren! –gritó con angustia espantando a su pequeña hija. La niña derramó una lágrima ante aquel bramido y corrió hasta esconderse detrás del árbol.
Y entonces se dio cuenta…Supo que estaba lastimando a su única hija, quien con esa fe infantil clamaba por el espíritu navideño y una familia feliz que celebrara aquellas fiestas como debería ser.
Recordó lo mucho que Emily amaba la navidad, y lo importante que era para ella el ver alegre a toda su familia.
–Lo siento, preciosa ¿Quieres que te ayude a abrir tus regalos?–se acercó a Loren limpiando la última lágrima. Sonriendo al fin después de dos años…
– ¿Ya no estás triste, ni molesta?–preguntó con inocencia.
–No, linda.
–Estoy bien –respondió ella con aridez y frialdad, ocultando su rostro en medio de las sabanas.
–No lo estas –insistió–. Han pasado dos años…
– ¿Quieres que me levante a celebrar cuando mi hija está muerta? –espetó con una enorme tristeza y aquel desasosiego que las lágrimas denotaban cada veinticuatro de diciembre.
Ese era el único recuerdo que aquella familia presenciaba cada navidad. Exactamente en noche buena Emily había sido asesinada de una manera cruel e inhumana, dejando a su paso un masacrado cuerpo y una tradición extinta que aquella familia no planeaba volver a disfrutar.
–Loren está emocionada, ya escribió su carta a santa–indicó el hombre, refiriéndose a la única hija que tenían ahora.
–Dile que él no existe.
–No puedo hacerle eso a la niña, Alice.
–Claro que puedes. Este año tampoco celebraremos la navidad.
Sus palabras eran tan amargas como su mirada, las ojeras debajo de esos ojos azules realzaban la palidez de su rostro entero, y las pequeñas lágrimas parecían ya no salir más por la cantidad gastada durante largas horas.
–Eso no es cierto ¿Verdad papi? –el rostro de la niña apareció por la puerta de la habitación inundada por el desorden y la opacidad que un fallecimiento aportaba.
–Vamos, Loren. Ayúdame con la cena ¿quieres? –dijo su padre tratando de no arruinar sus esperanzas.
–De acuerdo –respondió con una tierna sonrisa – ¿Por qué mamá está llorando? –Cuestionó al ver el demacrado rostro de su madre.
La pequeña desconocía por completo la situación, cuando su hermana mayor había muerto Loren apenas tenía dos años, ahora con cuatro le era imposible recordar aquel suceso.
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Pavo, vino, galletas, árbol, luces, regalos, familia…
Todo eso había aquella noche, pero una sola cosa opacaba a las demás: El llanto.
Alice era quien dirigía aquellos sollozos descontrolados que clamaban por que su hija volviera a la vida, mientras que el resto de la familia trataba de consolar su pérdida.
Y la pequeña Loren, sentada a un lado del árbol, miraba confundida aquella escena, esperando por la alegría navideña que tanto había esperado durante todo el año.
–Mami ¿Podemos abrir los regalos?–se acercó a ella jalando la punta de su saco, señalando el árbol que con insistencia habían accedido a armar.
– ¡Ahora no, Loren! –gritó con angustia espantando a su pequeña hija. La niña derramó una lágrima ante aquel bramido y corrió hasta esconderse detrás del árbol.
Y entonces se dio cuenta…Supo que estaba lastimando a su única hija, quien con esa fe infantil clamaba por el espíritu navideño y una familia feliz que celebrara aquellas fiestas como debería ser.
Recordó lo mucho que Emily amaba la navidad, y lo importante que era para ella el ver alegre a toda su familia.
–Lo siento, preciosa ¿Quieres que te ayude a abrir tus regalos?–se acercó a Loren limpiando la última lágrima. Sonriendo al fin después de dos años…
– ¿Ya no estás triste, ni molesta?–preguntó con inocencia.
–No, linda.
Moraleja:
“La presencia de una familia feliz, es mucho mejor que todos los regalos que aguardan debajo de aquel árbol navideño”.Ⓢвrєαkdσwn
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