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Mensaje por Invitado Dom 19 Ene 2014, 4:06 pm



 Ficha

Título: Quiero hacerte mía, ángel.
Autor: No sé, idk.
Adaptación: Sí, lo leí en Wattpad. Es sobre Hush, Hush<3.
Género: Romance y drama.
Contenido: Escenas eróticas.
Advertencias:Ninguna.
Otras páginas: Sí, en Blogspot y Wattpad.

Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS. OxIHiXM


 Parte 1.


Comprobé una vez más la dirección y miré rápidamente la hora en mi teléfono móvil. Las 20:54. Había llegado puntual. La "cita" estaba marcada para las 21:00. Había aceptado tan sólo aquella reunión con Niall porque aún me debía muchas explicaciones, y de momento no estaba dispuesta a pasarlas por alto. Lo qué me sorprendió fue el lugar escogido. Una edificación aislada, en las afueras. A las claras reflejaba que un trabajador medio jamás podría permitirse un capricho cómo lo qué tenía ante mis ojos.
Su exterior era enorme e imponente, una mezcla ligera con madera y vidrio, dando la sensación de una contemporánea fortaleza. Amplias terrazas qué presagiaban qué eran aptas para la mayor relajación. En realidad, el lugar dentro de lo hermoso de su fachada parecía vacío, desierto. No se veía ni un alma. Respiré hondo y conté hasta diez. Con seguridad golpeé con los nudillos la puerta principal.
No hubo respuesta. Toqué de nuevo. Más silencio. Impaciente giré el pomo. Me llevé un sobresalto cuándo la puerta cedió y se abrió fácilmente. Con inquietud traspasé el umbral, tan tensa cómo si me esperara al otro lado de la pared una declaración jurada para un caso peliagudo qué mantiene en jaque a un departamento entero de policía. Dejé caer mi mochila al suelo, para quitarme la chaqueta. El calor era palpable, pero no sofocante. Por el contrario, cálido y acogedor.
Mientras curioseaba examiné el lugar. Una lujosa casa que gritaba confort, comodidad y por supuesto, privacidad. Estilo contemporáneo, sin duda. Ofrecía un aspecto elegante, con sensación de espacio. Espacios abiertos, llenos de luz y despejados.

—Has venido, ángel. Sabía que lo harías.

Di un respingó y di media vuelta con el corazón latiéndome acelerado. No debería sorprenderme a estas alturas verlo aparecer y desaparecer de la nada. Cómo si fuera humo. Etéreo. Simplemente, unos segundos antes no está y en cuestión de un respiro lo tienes a tu lado sin saber exactamente cómo lo hacía. Trajo consigo también, con su presencia su aroma. Llenando la habitación de un agradable olor a menta y tierra oscura. Fértil. Húmeda. Vestía con camisa negra, pantalones holgados del mismo color y por supuesto, su más qué habitual gorra de béisbol. Su sonrisa era delirantemente atractiva mientras mantenía la distancia.

—Aquí estoy. Te dije que vendría —alce la barbilla en un gesto claro de orgullo.

Mis ojos quedaban a la altura de sus hombros. Me obligué a mantenerme erguida para mantenerle la mirada. Entrecerró los ojos.

—Eres curiosa, _____. Siempre buscas respuestas, podría decirse que es una virtud, pero en ocasiones —su boca se curvó en una sonrisa maliciosa—, como ésta, resulta el cebo perfecto, el incentivo para traerte a un terreno. Mi terreno.
Resoplé tal altanería.
—Mira, no tengo toda la noche… —Cortó mi frase.
Me miró y alzo una ceja proclamando claramente perplejidad imitada.
—¿En serio? No lo creo.
Irritada por su actitud le espeté.—No crees, ¿qué cosa?
—Qué tengas prisa.
—¡Y tú que sabrás! —le recriminé.

Sus ojos como el cielo me atravesaron. Supe que esta noche seria larga. Los rasgos de su rostro parecían controlar una risa. Tuve la sensación de qué se tronchaba por dentro.
Se acercó con total serenidad.

—Bueno, "larga" en teoría. Pero créeme, se me hará muy corta —inclinó el rostro ensombrecido y entornó los ojos—. Te puedo asegurar qué a ti te sucederá lo mismo. —se echó a reír.

Me alejé unos pasos e interpuse de nuevo la distancia anterior. Cruce los brazos sobre el pecho, con talante recriminatorio, cómo cuándo un árbitro amonesta a un jugador qué ha hecho una falta grave.

—Me gustaría saber el por qué de tanto convencimiento. Pero podemos jugar a los refranes en otro momento, ¿no crees?
—Si, tienes razón. Mejor dejamos ese juego para otro día y pasamos a uno mucho más divertido —se burló.
Ignorando su indirecta, enfaticé con exasperación.
—No podemos pasarnos aquí horas viendo quién gana la batallita de palabras, Niall. Hace días qué apenas sé algo de ti y realmente te has encargado bastante bien de qué sea así. Entonces, no entiendo el por qué de esta cita. Y aquí. —con un breve movimiento de cabeza recorrí la habitación, en forma de pregunta.
—¿Una buena partida de billar o de póquer? Una mano de suerte.
La jugada adecuada y este lugar… Digamos, qué entraba dentro de la partida. Él se frotó la mandíbula.
—¿Qué tal si jugamos al billar? —señaló hacia unas puertas correderas. Arrugué la frente desconcertada.
—¿Me has hecho venir hasta este lugar para jugar al billar?
—No exactamente —rió socarrón y se le formó un hoyuelo—. Pero hagamos un trato, juguemos una partida. Si ganas, te daré todas las respuestas qué quieras, pero sí gano yo… entonces, exigiré mi premio.
—¿Premio? —parpadeé varias veces perpleja—. ¿Qué tipo de premio?
—Puedo adelantarte qué no será tan malo para ti pagar tu deuda si pierdes. Te gustará.

Niall, parecía esforzarse por no romper a reír. Estaba claro que gozaba mortificándome. ¿Qué me podía pedir? ¿Qué me alejará durante algún tiempo de las imprudentes ideas de Vee? ¿Qué me portara bien y no desobedeciera sus órdenes? Suspiré. Ahí estaba yo, de cabeza como una chalada a aceptar su proposición. Pero yo pondría las reglas. Y para comenzar mejor apostar en un juego qué a priori lo rige el azar. "¿Verdad?”

—De acuerdo. Pero no apostaremos con una partida de billar.
—¿Realmente crees que tendría alguna posibilidad? —achiqué los ojos desafiándolo a qué lo negara. Esta vez no se molestó en contener la risa.
—Está bien. ¿En qué crees que puedes ganarme, ángel? —preguntó con humor.
—¿Qué tal una partida de póquer? —sí, efectivamente tenía que ser masoquista. Directa a la cueva del lobo.

Se aproximó. Era como una tormenta. Eclipsando el paisaje, el brillo de un día soleado. Me estudió observando mi reacción.

—Acompáñame –tomó mi mano entre sus dedos.


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Mensaje por Invitado Dom 19 Ene 2014, 4:31 pm



 Parte 2.


La nueva habitación qué tenía en frente, de colores blancos y negros, daba la impresión de estar exclusivamente designada cómo zona recreativa, cómo por ejemplo para juegos de mesa. Solté su mano.

—Bien, ¿comenzamos?
Me miró fijamente con sonrisa oscura, incitante.
—¿Por qué no te relajas? ¿Quieres tomar o comer algo primero?
—No tengo hambre, gracias. Y será mejor qué acabemos con esto —mascullé.

Me lanzó una mirada qué se demoró un instante en mi escote. Unos segundos más tarde terminó su recorrido desde las caderas hasta los pies. Lo qué hizo qué mis piernas flaquearan por su desvergüenza y temiera caerme de bruces contra el suelo.

—Te traeré algo. Tu cuerpo me lo agradecerá más tarde —su sonrisa se acentuó— necesitará energía.

Mientras Niall iba a por algo de comida y de bebida, miré las cartas de póquer ordenadas en un pequeño montón sobre una mesa. Aquel trocito de madera debía costar unos ciento miles de dólares. Me senté en una de las sillas y empecé a barajar. Distraídamente contemplé el lugar. Una mesa de billar en uno de los extremos más alejado, con superficie roja, vacía. Un pequeño bar completo, con barra y taburetes. Un sofá enorme, qué parecía totalmente cómodo.

—Te he traído unos sándwiches de pavo, sin mayonesa y unos refrescos —los dejó a un lado de la mesa y se sentó al otro lado para evitar ver mis cartas en la partida. Se quito su gorra de béisbol azul y la apartó a un lado. Alborotándose el pelo con la mano.
—¿Estás lista? —se inclinó hacia atrás y pasó su brazo por el espaldar de la silla a su izquierda. Dejó asomar su sonrisa de pillo.
—Por supuesto —balbuceé hipnotizada por su presencia. Mirar a Niall de la cabeza a los pies era arder en las llamas del infierno.
—Pero primero come un poco, _____ —dijo con voz disciplinaria—. Corrígeme si estoy equivocado en decir qué no tomas nada desde hace horas. —sus ojos mostraban claros indicios de qué si pudiera, me daría un par de nalgadas. Cómo si fuera una niñita. Sin querer desafiar a mi suerte, y sin ganas de demorar aún más la sandez qué estaba a punto de cometer —apostar contra Niall no era algo qué pudiera llamarse inteligente—, cogí uno de los sándwich y lo probé. Otro mordisco. Más mordiscos. Realmente estaba riquísimo, y Niall tenía razón, no había probado alimento desde el almuerzo. Apuré también el refresco.

—Eso está mejor —Niall parecía satisfecho por haber cedido sin rechistar a su petición (orden).
—Entonces, podemos comenzar ya, ¿verdad? —dije recogiendo las cartas de la mesa para repartirlas. Un amago de sonrisa asechaba la boca de Niall.
—Veo qué éstas ansiosa por pasar el trámite para después pagar tu deuda.
—Sí, debo de estar loca por hacer tratos con presuntuosos —repliqué.

Me miró con descaro y se echó a reír con cierta lascivia. Su sonrisa era pura astucia. Pero a la vez tierna. Pasados unos minutos, de lleno en la dichosa partida, revisaba mis cartas. Disimulé una sonrisa. Realmente la suerte estaba conmigo. No es qué fuera una experta en esto del póquer, pero si no estaba equivocada tenía ante mí una magnífica jugada. Estiré la mano y enseñe sobre la mesa lo que parecía ser un “Full”.
Niall, se había pasado toda la partida con actitud despreocupada, estirado sobre la silla, cómo si fuera el mejor de los días soleados y estuviera tumbado en una toalla capturando los últimos rayos del sol, lo cuál me había sacado de mis casillas. Se inclinó hacia delante para tener una mejor visión.

—Full. Estoy sorprendido —su cara mostraba fascinación, impresión, desconcierto. Me veía victoriosa. No sabía cómo, pero su reacción lo indicaba—. Es una muy buena jugada. Gana a dobles parejas, trío y escalera.
Mi sonrisa se amplió.—Entonces, creo qué debería preguntarte si estás preparado para darme tus respuestas. Y cómo bien sabes, apostar es un riesgo, sobre todo para el qué pierde. Y quiero dejar bien claro qué no aceptaré una negativa. Quiero la verdad, Niall.
Ignorando del todo mi retahíla de: he-ganado-responde-mis-preguntas-de-una-vez-por-todas.
—Si se liga un full de ases, es difícil perder —contestó penetrándome con los ojos, que absorbían toda la luz, sin reflejar absolutamente nada.
—¿Es mi jugada?
—Sí.

Contenta y dichosa de qué, por una vez en semanas me salieran las cosas bien, llevé las manos hacia las cartas para recogerlas. Niall me detuvo poniendo su mano sobre la mía.

—Dije que era una muy buena jugada, pero no la mejor —sonrió al ver que yo no protestaba—. Es difícil perder con un Full de ases. Salvo frente a jugadas fuertes.

Colocó en la mesa sus cartas y sonrió abiertamente.—Escalera Real —se reclinó de nuevo hacia el espaldar de la silla y estiro sus piernas por debajo de la mesa hasta rozar las mías, provocador.

—Es la jugada de máximo valor posible.
—Genial. Sencillamente fabuloso.

Sin dejarme apabullar me levanté de la silla y alce la barbilla. Digna cómo una reina.

—¿Has jugado limpio?
—Tienes muy mal perder, _____ —refrenaba una risa, lo podía notar.

Con reserva y prudencia dio pasos en mi dirección. Caminé al lado opuesto, convirtiendo aquella situación en un juego infantil. Él me perseguía. Yo huía. Con rasgos serios su belleza se impuso sobre el semblante sombrío qué solía mantener. Precisamente hoy puedo sentirte plenamente, y no sólo en mi interior.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunté boquiabierta.
—Qué mis sentidos funcionan por completo, cómo un humano. Puedo notarte en cada centímetro de mi piel. En realidad, ya estabas dentro de mí antes, eso no ha cambiado, _____ —hizo una pausa—. Me deben algún qué otro favor, y digamos qué... sé negociar e imponer mis normas cuándo deseo algo de verdad —con socarronería añadió—. Y pienso aprovecharme de eso.

Mi mente hacía esfuerzos por discernir la realidad de lo qué parecía imposible. No cuándo… Un momento… ¿Estábamos en época del Jeshvan? Fruncí el entrecejo. No, no estábamos en el Jeshvan. Lo qué indica a las claras que el supuesto "favor" tenía qué haber sido muy grande para que Niall recibiera semejante concesión y privilegió.
—¡No te muevas! —puse una mano hacia delante cómo señal de prohibición. Cómo si eso fuera a refrenar su avance—. Si te acercas grito.
—Creo que puedo hacerte gritar por otros motivos —contraatacó con un brillo de mofa en sus ojos—. Y de verdad, me gustará qué lo hagas.
Mi resistencia comenzaba a resquebrajarse cundo me exploró con ambicioso interés.
—He puesto un poco de margen entre ambos desde qué llegaste. Tenerte tan cerca y qué mi cuerpo registre cada contacto con tu piel desde el principio de esta cita… —su mirada llena de llamas se clavó en mis ojos—. Hubiera logrado qué te arrancara la ropa y te hubiera puesto de cara contra la pared. Te hubiese poseído sin ninguna consideración, te habría sometido —su boca se curvó en un amago de sonrisa—. Pero ahora…
—Por favor, Niall. Deja de jugar conmigo y dime realmente qué es lo que buscas —alcancé a decir.

Niall sonrió. Cogió la parte inferior de su camisa y comenzó a subírsela hasta quedar completamente desnudo de cintura para arriba. Ante aquello, intenté quitar la mirada y disimular mi cara de atónita.

—He ganado y quiero qué pagues tu deuda —no hacía falta mirar su cara para saber que aquella situación le estaba resultando divertida—. Una apuesta es una apuesta y has perdido…
—¿Qué es lo qué quieres Niall? —pregunte con voz temblorosa.
—¿No lo adivinas? —comenzó a caminar lentamente hacia dónde estaba situada con cautela—. Algo qué necesito y llevo esperando mucho tiempo de ti, _____. —continúo.

Comencé a retroceder con lentitud mientras mi mente daba vueltas.… Tan absorta estaba en mis pensamientos cuándo me di cuenta qué mi espalda se había topado con algo duro. Miré de refilón hacia atrás… ¡Genial! La pared se interponía en mi camino. Miré primero hacia la derecha y después a mi izquierda, preparada para una carrera. ¿Qué posibilidades tenia de escapar de aquella habitación si Niall estaba en ella?... probablemente ninguna, pero quizás…

—Ni se te ocurra —me advirtió leyéndome el pensamiento y abalanzándose sobre mi cuerpo dejándome completamente aplastada contra la pared fría y al calor de su torso al descubierto mientras me sujetaba para inmovilizarme—. Esta noche no —cogió mis muñecas y las alzó por encima de mi cabeza presionándolas con delicadeza contra el muro—. Ángel, mañana puedes odiarme si quieres pero esta noche necesito qué seas mía —me susurró arrullando con su dulce aliento mi cabello.
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Mensaje por Invitado Dom 19 Ene 2014, 5:20 pm



 Parte 3.


Intenté forcejear y escapar de su presión, pero Niall era muy fuerte y por lo visto no estaba dispuesto en aquellos momentos a ceder terreno. Me rendí. Respiré profundamente obligándome a no perder la calma.

—Niall yo… —mi voz apenas era audible y mi cuerpo comenzaba a temblar—. No sé si pueda darte lo qué quieres —intenté hilar las palabras correctamente una tras otra.
—Te quiero a ti ángel. Lo demás no importa —hizo una pausa.

Soltó una de sus manos dejando la otra sobre las mías, continuando con el amarre al qué me había hecho prisionera. Acariciando con la yema de sus dedos comenzó a descender. Primero por el brazo, seguido de la clavícula, el pecho, la barriga, las caderas… ¡Dios santo! Sus manos quemaban, haciendo estremecer mi cuerpo con cada contacto.

—Eres mía, ángel —aseguró inclinando la cabeza para ponerse a mi altura y poder ver mi expresión. Llevó su mano libre hasta mi pecho izquierdo—. Tu corazón es mío… También quiero tu cuerpo, ángel. Quiero estar dentro de ti… —explicó con voz ronca.
—Te refieres… —trague saliva, no sabía exactamente qué decir.

Hablaba de pasar la noche juntos, cómo amantes, cómo… Y si realmente lo qué quería con todo aquello de "quiero tu cuerpo" era poseerme, entrar en mi interior y…. Negué con la cabeza. Era ridículo. Menudas tonterías se me pasaban por la mente, Niall, aseguraba qué podía sentir, al menos en ese momento como cualquier otro humano, además él nunca haría eso al menos qué fuera una cuestión de vida o muerte cómo aquel fatídico encuentro con Chauncey en el instituto dónde... Me removí, no quería seguir pensando en todo aquello.

—¿Realmente crees qué quiero raptar tu cuerpo para pasearme con él por ahí? —arqueo una ceja con cara divertida.

¿Qué comía para ser adivino? Era evidente qué para Niall yo era tan trasparente cómo el agua y eso en muchas ocasiones era bastante frustrante.

—Es muy tierno ver cómo te sonrojas —con su mano libre tiro una de las tiras de mi camiseta, dejando al descubierto mi hombro y lo besó—. Mi idea de esta noche no es precisamente qué te conviertas en mi Nefilim. —se pegó mucho más, haciéndome consciente de su colosal miembro erecto y duro contra mi vientre. Mi pecho se movía contra el de Niall. Cerré los ojos.

Eres tan dulce. Ni siquiera eres consciente de lo que puedes provocar en un hombre.

De manera inesperada y de un asalto metió uno de sus muslos entre mis piernas, abriéndose paso, empezó a frotar mi entrepierna. Noté cómo el calor subía por mis mejillas. Apreté con fuerza la boca para no ponerme a gritar cómo una posesa ante el doloroso placer. Pero fue difícil no arder cuando de un único y preciso movimiento de presión contra mi clítoris me elevó unos pocos centímetros obligándome a ponerme de puntillas. Haciéndome vergonzosamente gemir ante la desconocida sensación.

—N… no —tartamudeé.
—No, ¿qué? —intervino ahogando una risa.
—Estás disfrutando de esta situación, ¿verdad? —me sentía tan vulnerable qué apenas podía oírme.
—Oh, sí —afirmo con mordacidad—. ¿Pero sabes una cosa?… dentro de un rato me divertiré mucho más.
Luché por zafarme, empujarlo. Mis esfuerzos caían en saco roto.
—Te gusta ver… —trague saliva con dificultad al notar cómo friccionaba con descaro su muslo entre mis piernas— ¡te gusta verme atormentada!. —le grité antes de qué me fallara la voz. Se detuvo de inmediato. Se separó un poco para mirarme a los ojos con gesto severo.
—¿Atormentada? —su tono era de incredulidad. Resopló.

Llevó su mano disponible a mi cuello, bajando lentamente por el valle entre mis pechos hasta tocar mi abdomen, y… Abrí los ojos de par en par cuándo introdujo su dedo índice y corazón en el interior de mis vaqueros, justo en el pubis, por encima de mis braguitas. Me estremecí por tal atrevida acción. Respiraba sofocada. Niall río por mi reacción.

—Así que atormentada, ¿eh? —apartó la mano—. Sabes… —pegó sus labios a mi oído y susurro—, yo tengo otro punto de percepción. Tortura no es precisamente lo qué sientes en estos momentos —bajó la cabeza un poco más y lamió mi cuello en una prolongada caricia.
Noté cómo mis piernas se aflojaban. A punto de caer. Cómo una muñeca de trapo. Niall sabía perfectamente qué no era indiferente a sus provocadores juegos. Me liberó de entre su muslo y pasó su brazo por un lateral de mi cintura.
—Te pediría qué me dijeras si tengo razón en lo qué te acabo de decir, pero creo qué tu cuerpo habla por sí sólo —dijo insolente, riendo.
Me puse roja como un tomate. Cómo siempre, él tenía razón.
—Eres un poquito creído, ¿no? —respondí airada. Soltó una carcajada.
—_____, verdaderamente me gustaría seguir viendo cómo luchas por llevarme la contraria, pero tengo en mente otro entretenimiento —apuntilló con sorna.
—Otro entretenimiento…. —repetí aturdida. Puse en orden mi mente. ¡Oh Dios mío!. Nerviosa, ¿le habría montado aquella escena de niñita enfada porqué sabía realmente a dónde iba a conducir todo aquello? ¡A su cama! No podía estar muy equivocada, pero y si… Me recorrió un escalofrío ante la idea al darme cuenta que yo también lo deseaba. Lo miré con anhelo.
—Quieres decir… —me estrechó aún más fuerte contra él sin darme tiempo a terminar mi frase. En cualquier momento se cortaría mi respiración, comenzaba a hiperventilar. Apoyó su frente junto a la mía.
—Ángel… quiero hacerte el amor —su voz era muy dulce—. Te necesito ahora, en estos momentos. Te deseo. Quiero cubrirte con mis besos y caricias, para qué queden marcadas para siempre en ti.
No podía articular palabra. Niall me pedía qué fuera suya y sinceramente ya no tenía voluntad para rechazarlo, deseaba aquel momento igual o más qué él. Por muy enfadada qué estuviera cuándo llegué a aquel ático en el qué me había citado esa noche, no podía negar que mi cuerpo lo reclamaba y quería fundirse en el.
—J… James —pronuncié sin querer ese nombre qué formaba parte de su vida, de su historia, con voz suave envuelta en un suspiro, apoyando mi rostro en su pecho. Sentí cómo el cuerpo de Niall reflejaba la victoria. Salía triunfador. Había apostado y ganado. Debía recordarme a partir de aquel momento no apostar nunca más en su contra. Dejó caer su mano, liberándome por completo de su cadena. Tomó mi rostro con ternura entre sus dedos y lo estudió con atención. Mi cara debía ser todo un poema, llena de nervios pero también de impaciencia por sentirme completamente suya.
—Niall, será m… mi pri… primera vez —sentía que el corazón me iba a estallar.
—Lo sé, _____ —no podía ocultar lo mucho qué le gustaba qué mi vida sexual fuera tan escaza, o mejor dicho, inexistente—. Todo irá bien, déjame a mí —con su mirada intentó trasmitirme seguridad, y me besó.

Su beso lleno de intensidad y erotismo hacia qué mis piernas flaquearan. Sentí cómo su lengua buscaba la mía para juntas comenzar un juego interminable. Sus manos descendieron hasta el final de mi espalda, quizás algunos centímetros más abajo. Detuvo aquella invasión en mi boca, para rozar con sus labios y nariz mi cara, hasta regresar de nuevo a mi labio inferior y sellarlo con un delicado mordisco. Tiró de la parte baja de mi camisa hacia arriba pasando por mis brazos con firmeza para dejar sobre el suelo aquella prenda de ropa.

—Me gusta —sonrió socarrón mientras me aferraba dejando un poco de margen para tener mejor visión. Con su dedo índice dibujó las líneas de mi sujetador de color blanco.

Comenzaba de nuevo a hiperventilar y notaba cómo mi piel se llenaba de un fuego qué no podía ver pero qué estaba ahí sin ningún tipo de duda. Sus manos llenas de adoración tocaron cada rincón semidesnudo de mi cuerpo, hasta llegar a la cintura de mi pantalón. Metió sus dedos índices atrayéndome más hacia él.

—Quiero qué te abras para mi, sin temor —dijo sonriendo con una expresión sardónica—, no te haré daño, _____. Tu primera vez no tiene porqué ser una tortura —añadió burlón—. Haré qué te guste.
Tenía mis brazos descansando sobre su torso descubierto. Un torso fuerte y musculoso. Y parecía qué mi estado de conmoción iba en aumento.
—Confío en ti —respondí.
—Debería decirte qué no lo hicieras, ángel. Ponerte en mis manos —exhaló con malicia y algo de pesar—, pero esta vez volveré a ser un cretino egoísta. Es por esto por lo qué estás aquí esta noche, te necesito —besó mi frente—. ¿Tienes miedo, preciosa?
—No, Niall. Deseo estar contigo —contesté segura. Mi voz era prácticamente un murmullo.
—Dime, ¿quieres qué te haga el amor, ángel? —su boca reflejaba una mueca llena de intención—. Dímelo, _____ —ronroneo inhalando el aroma de mi cuello.
—Si, Niall… Quiero ser tuya, ahora y para siempre —confesé, no sin sonrojarme. La cara de Niall era una viva muestra de regocijo y diversión. Me besó con ardiente pasión, cómo si no existiera un mañana y llevó sus manos hacia las curvas de mis nalgas y apretó ligeramente, llevando unos minutos más tarde sus dedos hacia el botón de mis vaqueros y lo desabrochó con autentica pericia, tirando un poco de ellos, pero entonces frenó y posó en mi sus ojos azulados qué habían tomado un color oscuro, pero con un brillo especial qué lograba qué mi cuerpo entrara en calor en décimas de segundo.

—_____, rodea mi cintura con tus piernas —ordenó conteniendo una media sonrisa.

Obedecí. Cuándo estaba envuelta entre sus brazos no pude evitar dar un respingo al notar la dureza y las dimensiones de su miembro y por lo visto mi reacción le agrado. ¡Era un vanidoso de primera! Pensé inmediatamente tras ver su risita petulante.
Niall examinó rápidamente la sala, miró de reojo hacia aquel sofá enorme qué había en la habitación. Suspiré. Me llevaría hasta el para dar rienda suelta a nuestra pasión. Caminó mientras inhalaba el aroma de mi cabello y para mi sorpresa pasó de largo del sillón hasta llegar a la mesa de billar, colocándome encima de la superficie sentada y con él colocado entre mis piernas.
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Mensaje por IamUnicornCrAzY Mar 04 Feb 2014, 8:18 pm

La ame....sigue la!!  Besos.
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Mensaje por Al-Eli-Flo Miér 12 Feb 2014, 6:19 pm


Hola, soy Alma, nueva lectora
No sabes como amo este one shot
es tan asdfghjklñ
Yo AMO la saga de Hush Hush y cuando me di cuenta de que es basada en ella no pude parar de leer
Tienes que seguirla por piedad a mi
Por favor


Besos...Al...
Al-Eli-Flo
Al-Eli-Flo


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Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS. Empty Re: Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS.

Mensaje por Invitado Vie 14 Feb 2014, 2:49 pm

Al-Eli-Flo escribió:
Hola, soy Alma, nueva lectora
No sabes como amo este one shot
es tan asdfghjklñ
Yo AMO la saga de Hush Hush y cuando me di cuenta de que es basada en ella no pude parar de leer
Tienes que seguirla por piedad a mi
Por favor


Besos...Al...

¡Hola Alma!, bienvenida linda.
Yo creí qué ha ninguna de aquí del foro les gustaba Hush, Hush... pero ¡aquí estás!. No sabes cuánto me alegra qué comentarás, me emocioné. c:
Lo sé, yo igual.
Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS. 961472736
¡Por supuesto!, en esto la sigo, cielo.
Cuídate. xx
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Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS. Empty Re: Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS.

Mensaje por Invitado Vie 14 Feb 2014, 3:01 pm

IamUnicornCrAzY escribió:La ame....sigue la!!  Besos.

¡Bienvenida linda!. Oh claro, ya la sigo.
Cuídate. xx
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Mensaje por Invitado Vie 14 Feb 2014, 3:23 pm



 Parte 4.


—Niall… —me mordí el labio inferior inquieta por lo qué al parecer, se le estaba pasando por la mente—, ¿aquí?
—Bésame —exigió con codicia ignorando mi pregunta.

Le besé tiernamente pero Niall quería más y profundizó con sus labios y su lengua en los míos cómo todo un depredador, un animal. Mi aupó de nuevo cómo una niña pequeña para ayudarme a qué mis pies tocaran el suelo y mientras seguía comiéndome literalmente la boca sus manos se apoyaron con ferocidad en los huesos de mis caderas para enredar sus dedos en la tela de mis vaqueros y echar hacia abajo la prenda de ropa hasta los muslos. Me alzó con seguridad otra vez y me acopló de nuevo entre aquella mesa y él. Bajó la vista hacía mis piernas y sonrió mientras me sacaba por completo aquellos pantalones, arrastrando con ellos mi calzado también, dejándome ante él tan sólo con un conjunto de braguitas y sujetador, ambos de tonos blancos. Me observó con ojos llenos de lascivia logrando por supuesto que me sonrojara.

Mi ángel —musitó. Niall acarició con las yemas de sus dedos mis pernas y muslos atrayéndolos con firmeza a ambos lados de su costado. Avanzó con su roce subiendo por cada rincón de mi cuerpo hasta llegar a mi sujetador. No dudó ni un segundo y con un movimiento ágil lo desabrochó en la parte posterior tirando de él hasta dejar al descubierto mis pechos. Cubrió uno con su mano ¡Dios mío!, ya no recordaba cómo se respiraba.
—Eres preciosa… —sonrió mientras con su mirada descarada recorría mi cuerpo—. Te deseo tanto, no sabes cuánto tiempo llevo esperando esto —ahora hablaba rozando sus labios en los míos—, no quiero que tengas miedo —alzó un lado de la comisura de sus labios mostrándome una media sonrisa.
—Esto es totalmente nuevo para mí. —suspiré.
Seré el maldito canalla qué le robe la virginidad a un ángel —sonrió con un humor negro—. Me gusta eso, _____ —aseguró ahora dulcemente.

Niall clavó su mirada hasta la única prenda de ropa qué me quedaba, para verse aplastado contra mi sexo. Lo notaba duro. Friccionó con más fuerza su entrepierna, se frotaba y no cesaba con sus movimientos. ¡Dios Santo!, sentía que me estaba volviendo loca y mi sexo comenzaba a palpitar. Posó sus manos en mi cintura hasta llegar a mis nalgas cogiéndolas con ferocidad y alzándome hacia él. Rodeó con sus dedos en el borde de mis braguitas y las deslizo hacía los muslos, dejándome ahora sí, desnuda ante él por completo. Me ruboricé. Noté cómo Niall empezaba a respirar descontroladamente y cómo cerraba los ojos con fuerza.

—Debo controlarme, ángel. No quiero hacerte daño —gruño en un tono salvaje—. No a ti.
Me removí inquieta. Él me aferró más fuerte y me quitó por completo aquella insignificante prenda interior.
—Tranquila, pequeña. No te asustes.
—Niall, no tie… tienes porqué hacer… esto —pronuncié con agitación.

No quería verle luchar para controlar su naturaleza por temor a hacerme daño, o quizás… ¿podría ser que no era lo suficiente buena para él? Seguramente sus amantes habrían sido mujeres con experiencia en este terreno. Yo no tenía ninguna. No puede ser. Intenté apartarme de él, pero Niall no me dejó.

—Quieta, _____ —parecía una orden.
—No quiero qué te sientas obligado a nada, Niall —mi voz sonaba rota—. Suéltame.
Arqueó una ceja llena de incredulidad.
—¿Obligado? ¡Oh, vaya! Es todo un castigo tener en mis brazos a la persona qué más he deseado en toda mi existencia y hacerle el amor —reclamó con una risita de diversión—. ¿Crees que no quiero esto?
Llevó su boca a uno de mis pezones, lo rodeó con la lengua, lo chupó y succionó dejándolo tieso. Rodeé con mis brazos su cuello atrayéndolo más hacía a mí para qué tomara todo lo qué quisiera. La vista se me nubló de placer.
—No quiero que te controles.
—No sabes lo que has dicho, _____ —sentenció burlón y con cara de niño malo mientras levantaba la cabeza para mirarme a los ojos.

Niall jugó un poco con el pequeño capullo de mi otro pecho, tiró de él suavemente y noté cómo se me endurecía también bajo sus tacto. Pasó las manos por debajo de mi cuerpo y me levantó, haciendo qué me arqueara encima de la mesa.
Por debajo de sus pantalones podía sentirlo tan duro y erecto. Deslizo una mano por mi cuerpo hasta llegar al triángulo de mi sexo. Abarcó con su palma mi intimidad y después de unos segundos —quizás más— guío un dedo entre mi hendidura. Con su hábil dedo formo círculos por mi clítoris. Frotándolo y acariciándolo para qué me abriera a él. Podía sentir una humedad latente por toda aquella zona que Niall había tomado cómo suya. Continuaba con aquella ardiente tortura, separaba mis labios vaginales y los frotaba.

—Niall… -intenté pronunciar en medio de un gemido mientras echaba la cabeza hacia atrás.
—Así, _____ —masculló apretando los dientes sin dejar de excitarme.

No sé exactamente cuánto tiempo dedicó Niall sin descanso a masajear y martirizar con dulzura y fiereza cada rincón de mi cuerpo. Mucho. Pero no era suficiente, ni para él, ni para mí. Introdujo un dedo en mi interior y lo movió en círculos. Me quejé un poco con un sollozo. Niall me miró directamente a los ojos con gesto controlado.

—¿Estás bien, ángel? —rozó con su mano libre mi rostro con veneración.
—Aja —asentí con la cabeza—.

Niall. Acompañó aquella fricción con un segundo dedo, ambos introducidos hasta los nudillos. Masajeó mis paredes internas. Gemí y moví las caderas hacia delante y atrás. Prolongando todo aquello hasta qué mi entrepierna se llenaba cada vez más de un húmedo calor y entonces llegó la explosión con fuertes sacudidas, dejándome en la mesa completamente dócil para él mientras me recuperaba de los temblores del orgasmo. Repitió aquella práctica una vez más y otra. Haciéndome perder la razón y el número de orgasmos alcanzados por sus expertas caricias. Ahora estaba totalmente preparada para aceptarlo dentro de mí.

—Niall... —gimoteé desesperada porqué calmara el fuego que había despertado en mí.
—Shhh… Yo también siento lo mismo. —llevó las manos hacía su pantalón.
—Ya estás lista –afirmó Niall complacido.

Sin perder un segundo y en un abrir y cerrar de ojos, se quedó completamente desnudo ante mí. Su pene grueso y largo se irguió. Y en ése preciso momento sólo fui consciente de mi respiración rápida y agitada. ¿Nervios?… ¡Dios! ¿Podía desgarrarme? Su falo de piel bronceada y al que se le marcaban las venas, era… demasiado grande. Cuando sintió mi tensión Niall me dirigió una mirada suplicante. Levanté una mano hacia su torso y lo acaricié olvidando por completo mis miedos al sentir el contacto de su piel.

—Deberíamos tomar precauciones —inquirí mientras tragaba saliva con dificultad.
—Confía en mí. No es necesario. Ya te dije qué alguien de "alto" rango me debe un favor. Y yo, bueno… no tengo ninguna enfermedad contagiosa, _____ —se burló—. Podemos amarnos libremente sin preocupaciones.

Asentí con fé ciega en él. Sonrió cómo un niño travieso. Me agarró por debajo de las rodillas y las abrió hacía él un poco más, se coloco en medio y las alzó, invitándome a rodearle la cintura. Colocó la punta de su pene en mi entrada. Jugó primero con su miembro en la zona de mi portal con acaricias atrevidas y provocativas. Cada vez estaba más hinchada, dura y húmeda. Fue entonces cuándo comprendí que Niall quería asegurarse completamente que mi cuerpo estuviera relajado ante la qué iba a ser su invasión. No quería hacerme ningún tipo de daño, pero… ¿podría ser eso posible? Estaba claro qué Niall sabía muy bien lo qué hacía.

—Déjame entrar, _____ —ronroneo.

Su cuerpo estaba igual de agitado. Con un movimiento lento pero directo me penetró. No del todo, era mi primera vez y por lo visto un poco pequeña para abrazar por completo su pene de buenas a primeras. Grité, moviendo un poco las piernas cuándo sentí que Niallh derribaba en mi interior un muro con una fuerte presión. El himen. Mi virginidad. Mi espalda formaba un arco perfecto y mis ojos vidriosos luchaban por enfocar. Sollozaba.

—Ángel, se qué te duele. Relájate —empujó un poco más con sus caderas.
—N... Niall —ahogue un gemido. Se había introducido por completo después de varios intentos.
—Eres tan estrecha… y pequeña —caviló en voz alta.

Mi cuerpo temblaba mientras en mi interior lo sujetaba con fuerza. Niall se inclinó y me besó. Ese gesto hizo que se clavara aún más. Me estremecí con la punzada de dolor. Él también respiraba con dificultad.

Quédate quieta un poco, deja que tu cuerpo me acepte dentro de ti —me habló con sus labios junto a los míos.



Última edición por Vee. el Dom 16 Feb 2014, 1:31 pm, editado 1 vez
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Mensaje por MarthaStylesdeTomlinson Sáb 15 Feb 2014, 9:54 pm


No sé que número de lectora, sigue, está buenísima.
Yo aún no termino de leer Hush Hush, me falta Finale, lo sé, es que odio despedirme de buenas sagas :D
Siguela, por favor, me has dejado... intrigada :3

MarthaStylesdeTomlinson
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Mensaje por Invitado Dom 16 Feb 2014, 1:29 pm

MarthaStylesdeTomlinson escribió:
No sé que número de lectora, sigue, está buenísima.
Yo aún no termino de leer Hush Hush, me falta Finale, lo sé, es que odio despedirme de buenas sagas :D
Siguela, por favor, me has dejado... intrigada :3


¡Hola linda!. Bienvenida, ché.
:bossassbitch: 
A mi me encanta Hush, Hush... pero no me he leído Silence ni Finale, qué joda :c. Te entiendo, hahahaha.
Ya la sigo linda.
Cuídate. xx

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Mensaje por Invitado Dom 16 Feb 2014, 2:10 pm



 Parte 5.




Descansó una mano sobre mi vientre, apretando con suavidad toda aquella zona qué su miembro había tomado de mí. Ofreciéndome calor. Un efecto calmante.

—¿Lo notas, ángel? ¿Me sientes dentro de ti? —preguntó sintiéndose dueño y seguro de la situación.
—Sss… sí —lo sentía tan aferrado y poderoso dentro qué apenas podía articular palabra.

Tomó de nuevo mis piernas y deslizó su falo hacia fuera. Las paredes de mi sexo temblaban al notar cómo él se retiraba lentamente, luego empujó en una larga embestida en un golpe largo y completo. Sin poder evitarlo gemí echando la cabeza hacia atrás mientras él apretaba hasta llegar al fondo. ¿Hasta dónde podía llegar? Lo podía notar tan dentro de mí…

—Así me gusta, ____. No te cierres y el dolor cesará.

Niall no podía controlar su creciente urgencia. Apretando mis muslos los levantó más hacía él mientras empezaba a penetrarme con ritmo, moviéndose de dentro hacía fuera más rápido. Mis manos descansaban a ambos lados haciendo la mayor fuerza por mantenerse firmes en aquella mesa. Apreté los labios intentando reprimir los gemidos, pero era absurdo y Niall lo sabía.

—Bien, _____. Déjate llevar —repetía entre gemidos.

Arquee la espalda por completo levantándome más hacía él. Sin poder evitarlo no dejaba de gemir descontroladamente mientras pronunciaba su nombre. Su pelvis y sus testículos chocaban sin piedad en el portal de mi sexo mientras me empalaba a un ritmo devastador. El dolor quedaba apagado por el enorme placer qué Niall con cada embestida me provocaba. Era un eco qué encontraba cada vez qué su pene se sumergía por completo en mi interior sin clemencia. Lo apretaba y lo acobijaba dentro de mí mientras me cabalgaba empujando con más fuerza. Ambos respirábamos descontrolados y agitados directos hacía el éxtasis.

—Niall, por favor… —gemía. Me estaba volviendo loca. Mi cuerpo ardía lleno por tanto placer.
—No puedo parar… —parecía descontrolado.

Intentaba ser lo más suave posible pero bombeaba en mi interior sin piedad, de forma casi salvaje, con su mirada hambrienta. Jadeando dominados por la necesidad de nuestros cuerpos hasta llegar al clímax. Unidos. Complementados.
Prácticamente al mismo tiempo. Como una unidad. El orgasmo fue tan desbastador qué nos hizo estallar con un temblor violento envueltos en gritos de satisfacción. Mi sexo apretaba con tanta fuerza su miembro qué podía notar su liberación corriendo dentro de mí, llenándome. Niall se derrumbó sobre mi cuerpo controlando su peso, ambos con respiración agitada y envueltos en espasmos. Su pene reposando en mi interior. Notaba su aliento y respiración dificultosa sobre mi cabello.

—¿Estás bien, _____?
—Mmm… Siento que he corrido una maratón —reí.
Niall sonrió y abarcó con una mano un lado de mi rostro y acarició con sus labios, nariz y mejilla, mi cara. Parecía un gatito ronroneando encantado.
—Siento haber sido tan egoísta. Debí dominarme, era tu primera vez y no podía ser tan rudo y….
—Shhh… —lo interrumpí con mi dedo en sus labios para qué no siguiera por ahí.
Te amo tanto _____, qué lo último que quiero es hacerte daño.
—Ha sido maravilloso —tomé con mis manos su cara—. Yo también te amo.
Lo besé. Nos besamos. Saboreando cada segundo. Imitando con nuestras lenguas el coito qué hasta hace muy pocos minutos nos hizo arder unidos íntimamente.
Quisiera quedarme así contigo para siempre —lo abracé.
Acción qué me recalcó qué aún continuábamos unidos. Niall rió con esa mirada picara y alzó una ceja. Se incorporó por completo.
—Puedo arreglar eso. —retiró lentamente de mi interior su verga a mala gana.

Cuando lo hizo sentí qué me quedaba vacía, anhelando qué estuviera por siempre enterrado dentro de mí. Me tomó en brazos. Los dos totalmente desnudos y caminó hasta llegar aquel enorme sofá qué se hallaba en la habitación. Se sentó y con cuidado me colocó a horcajadas sobre él. ¡Oh Dios! Al verme cara a cara frente a él, expuesta mi desnudez, de forma irracional después de lo qué acabamos de vivir juntos en aquella mesa, me ruboricé como una tonta y de manera inconsciente intenté cubrir con las manos mi cuerpo. Niall sujetó mis muñecas para impedírmelo y en ese pequeño forcejeo comprobé cómo volvía a ponerse duro como piedra. Abrí los ojos de par en par al notar la evidencia de su disposición para volver a hacer el amor.

—Eres preciosa, y además, no creo qué vaya a ver algo qué ya no haya visto —su voz era dulce pero con un toque de reprimenda. ¿Es qué era inagotable?.—Quiero más de ti, ángel —dijo con sus labios sobre mi piel. Besando mi cuello.

Tragué saliva y me mordisqueé el labio inferior planteándome sí podría tener más sexo esa noche y no terminar en urgencias por un desgarro. Por varias razones, Niall era muy grande, mi cuerpo era novato en estos temas y para finalizar precisamente suave no podría llamarse la palabra para definir cómo habíamos hecho el amor. Pero… ¿Para qué negarlo? Lo deseaba tanto. Y al igual qué él, quería mucho más esa noche. ¡Y todas!

—Prométeme, qué mañana podré andar —bromeé. Niall soltó una carcajada.
—Te lo prometo _____. Nunca he deseado tanto a una mujer cómo te deseo a ti.

Me besó apasionadamente, con un gesto que indudablemente quería expresar su posesión sobre mí. De forma descarada con su lengua en mi interior recreó aquella danza erótica qué unos instantes antes había llevado a cabo en lo más profundo de mi intimad. Alcé las manos hasta sus musculosos hombros para abrazarlo con fuerza. Me di cuenta entonces qué mi tacto en su espalda no me transportaba a sus recuerdos. ¡Ah, claro!, debía ser otro de los requisitos, —o regalos—.

—"Obsequios de la casa". —dijo Niall sobre mis labios.

Nada podía distraer o interrumpir esa noche. Dejé de lado mi reflexión, cuándo hambriento de deseo, Niall tomó con sus manos mis senos, qué debido a la excitación los notaba pesados. Mis pezones se erguían de nuevo para él.

—Me vuelves loco. Te haría el amor toda la noche —gruñó con la boca en mi garganta antes de descender hasta mis pechos.
—No pares… —le pedí.

Me atormentaba con el placer de su boca en mis pezones, jugueteando con su lengua y con sus dientes sobre mi piel tan sensible. Gemía por tal oleada de sensaciones. Llevé mis dedos hacía su pelo y lo aferré con fuerza contra mí, invitándolo a qué no se detuviera. Para incrementar aún más el enloquecedor placer, Niall bajó una mano hasta mi entrepierna haciéndome gimotear de gozo con aquellas caricias tan expertas. Mi cuerpo revivió con una inmediatez casi dolorosa y una intensa punzada de deseo qué hizo qué mis músculos se contrajeran. Una dulce agonía de deleite qué me dejaba sin aliento provocándome oleadas de éxtasis.
Jadeaba con mis labios pegados a su hombro. Aprisionado con mis manos su espalda. Mi deseo iba aumentando hasta un grado casi insoportable y de forma desinhibida empecé a mover las caderas a un ritmo que acaba de descubrir aquella misma noche.

Como sigas moviéndote así _____, no tendré control y te tomaré sin piedad —rugió entre dientes con agonía.
—Por… por favor —imploré. Niall lamió el lóbulo de mi oreja izquierda, pegó sus labios a mi oído y susurró:
—¿Me estás rogando, ángel?...
—Yo… —la garganta se me secó mientras lo miraba con ciega pasión.
—Quieres más —contestó él con satisfactoria convicción.
Entonces tomó mi mano y la llevó hacia abajo, hasta su dura, larga y palpitante erección, asombrándome y sobresaltándome.
—Quieres qué te tome de nuevo, ¿verdad? —pregunto con una sonrisa vibrantemente divertida—. Qué te posea.

De tamaño considerable, la piel de su miembro era suave cómo el terciopelo y estaba caliente y muy tensa. Estaba envuelto aún también con la miel y la humedad de lo qué había sucedido en la mesa de billar, cuándo estuvimos unidos tan íntimamente.

—Acaríciame, _____. —alcé la mirada hacia Niall con abrumadora timidez.
—Yo te enseñaré —respondió con voz ronca. Apoyó su mano encima de la mía y guió mis movimientos. Arriba, abajo. Estaba tan duro cómo piedra e hirviendo.
Continué acariciándolo imprimiendo un ritmo suave. Niall abrió un poco la boca y un gemido escapó de sus labios, mientras se balanceaba ligeramente.
—_____ —sus ojos azules cómo el mar resplandecieron con inmensa lascivia. Me guió para qué centrara la fricción en la cabeza de su pene y lo presionara con mayor fuerza. Niall echó la cabeza hacia atrás y soltó un largo gemido qué acompañó a continuación de una maldición.
—No puedo esperar más, no contigo —me apartó la mano de su erección, cómo si mi tacto quemara.
Temblé, quizás no lo estaba acariciando bien, quizás…
—Lo… lo siento. Puedo…

Niall detuvo mis palabras llevando mi mano hasta sus labios y lamió la mezcla de nuestros sabores. Mordisqueó mis dedos y terminó con un enfebrecido beso justo en el anillo qué tenía grabado nuestros nombres. "_____ y Niall". Probé el acaramelado sabor de nuestra pasión en su boca. Haciéndome abrir los ojos de par en par. Aquel gesto resultó muy erótico.

—Lo estás haciendo muy bien… sólo qué… no tengo el suficiente auto control contigo, cuándo te tengo tan cerca o cuándo me tocas —su rostro parecía tenso, atormentado, cómo sí se le fuera la vida en dominar sus instintos.

El rubor recorrió mis mejillas. La oscura vibración de su magnetismo era muy potente al tiempo qué peregrinó con manos insistentes mi piel. Desde la cabeza, bajando lentamente hasta tocar su propia verga. Tanteó con su poderosa erección mi húmeda abertura. Dejé escapar un pequeño grito. Me ayudó a levantarme lo suficiente para introducir unos pocos centímetros en mi interior su pene. Gruñó.

—Sujétate fuerte a mí, _____ —se recostó un poco hacía un extremo del sofá, quedando casi acostado conmigo encima de él, a horcajadas.
Nerviosa y con el corazón desbocado intenté no moverme, evitando qué se clavara por completo en mi interior.
—¿Así…? –pregunté acalorada.
—Sí. –respondió con insolente sonrisa mientras pellizcaba uno de mis pezones—. Móntame, _____. Cabálgame.

Anhelando lo qué me ofrecía apoyé mis manos sobre su pecho y me deslicé con total lentitud hacía arriba y hacía abajo. Pero no por completo. Hasta la mitad de su longitud. Repetidas veces. Niall apretaba los dientes con evidente agonía en su cara. Me detuve y lo miré con cara de disculpa a aquellos ojos tan azules cómo los de un ángel. Mi ángel. No cabía duda.

—Humm… Cómo sigas así conseguirás hacerme enloquecer —lamentó ahogando un gruñido.
—Quizás necesite unas lesiones más —mostrándole la mejor de mis caritas de niña buena acompañada de un rubor.

Insinuándole también sin pensarlo con aquellas palabras qué estaba más qué dispuesta a qué aquello se volviera a repetir y qué él fuera mi instructor en esa materia. Quería hacer el amor con Niall todos los días de mi vida.

—Mmm… creo qué no me importaría repetir curso en ésta asignatura contigo cómo profesor —dije retraída pero con valor.
Niall reía indolentemente.— Es adictivo, ¿verdad? El sexo. Una vez qué lo pruebas quieres más, sobre todo cuándo hay sentimientos. Cuándo haces el amor.

Recorrió con las yemas de sus dedos mis pechos, bajando por los laterales de mis costados hasta posar sus fuertes manos en mis caderas, rodeándolas hasta llegar a mis nalgas. Las masajeó con deleite para a continuación ahuecarlas y con firmeza y sin dificultad alzarme hasta salir casi por completo de su falo.

—Cómo nosotros ahora… —y entonces Niall con un único movimiento me empaló hasta el fondo. Penetró mi carne íntima, cálida y húmeda, con su virilidad firme y dura. De mi garganta brotó un estallido de dolor qué se desvaneció al instante, dejando entrar sensaciones de vehemencia y frenesí. Niall ladeó un poco la cabeza, dejando escapar un estallido. Satisfacción. Angustia.

Me gustaría tanto tenerte así por siempre. —gimió.
Hazlo y no me dejes. Nunca —murmuré mientras me mordía el labio intentando acallar mis gemidos.
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Mensaje por Al-Eli-Flo Jue 06 Mar 2014, 6:52 pm

Dios, me encantooooo
Tienes que seguirla
Es tan eróticamente hermoso
 Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS. 2529252940 
Siento no haber comentado antes, pero no pude
Siguela por favor AMO este one Shot

Besos...Al...
Al-Eli-Flo
Al-Eli-Flo


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Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS. Empty Re: Quiero hacerte mía, ángel. | Niall Horan. | OS.

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