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Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty "Tentación" Joe Jonas & Tu

Mensaje por ElitzJb Lun 09 Abr 2012, 8:36 pm

Nombre: Tentación
Autor: Neli D'Jonas
Adaptación: Si del libro de Stephany Owen
Género:General
Advertencias: Tienes varias escenas Hot
Otras páginas: Si


Hola chica mi nombre es Neli D'Jonas y quiero compartir con ustedes esta historia q lei y me parecio de lo mas linda tiene de todo un poco esta novela es fantasiosa pero super genial es la primera vez q coloco una novela en este foro espero q la disfruten asi como yo la disfrute esta novela consta de II temporadas la cual tambien subire. Se q les va a gustar y bueno acepto cualquier sugerencia no las entretengo mas disfrútenla ....
ah!!! espero tener seguidoras pronto

Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) 1tentacion1

Sinopsis: TENTACION


Que sucedería si de un momento a otro tu vida cambiara en cuestión de segundos? Si así cómo si nada tu vida perfecta se fuera a la basura, si una noche despertaras siendo diferente, con una sed y hambre que necesita ser saciada y sabiendo que jamás volverás a ser igual que antes.

_______Moore, a sus 19 años era joven, hermosa y tenía la vida soñada de cualquier adolescente, pero el destino dará un giro sin darle elecciones ni una oportunidad de volver atrás. Ella nunca se imaginó lo que se escondía detrás de las sombras oscuras de la ciudad y las luces plateadas de la luna llena.

espero y les alla gustado
ahora voy a subie 2 capitulos para q se interesen mas en la novela =)


Última edición por nyJB el Sáb 28 Abr 2012, 9:19 pm, editado 5 veces
ElitzJb
ElitzJb


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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Lun 09 Abr 2012, 8:48 pm

Capitulo 1:

Atrapada


Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) 28553379


Bowne St, New York, United States.

Probé dos tragos de vino, con mi copa en la mano estaba sentada junto a mis amigas en una de las mesas del salón donde se celebraba el baile de mascaras del año, dejé mi copa sobre la mesa para levantarme a tomar aire en las afueras del lugar, me sentía mareada por el licor, atravesé el lugar con atolondradas pisadas, en la puerta estaban de pie los dos hombres de seguridad vestidos de negro y con antifaces cubriéndoles la mitad del rostro. Con la cara pálida y sintiéndome nauseabunda salí casi disparada por las puertas de cristal dirigiéndome hasta las calles vacías y oscuras, estaba todo muy solitario excepto por un sujeto que creí reconocer, no llevaba su máscara puesta, íbamos juntos a la clase de inglés, el chico estaba terminando de fumar un cigarrillo, lo lanzó al suelo y le dio un pisotón para apagar las cenizas humeantes, él se giró para volver a entrar al salón.
–No deberías quedarte acá sola en medio de la noche –indicó y luego entró al gran salón, sospeché que me habló a mí, no había nadie más allí.
De igual forma permanecí ahí parada entre la noche fría, necesitaba respirar y salir de la multitud.
Con cuidado acomodé mi vestido de gala para sentarme en la acera fría.
–Hola –mis oídos se llenaron de una armoniosa voz masculina que venía de alguna parte.
Giré mi cabeza mirando a todas partes, buscando la irreconocible voz. No logré ver a nadie.
–¿Qué hace una lindura como tú aquí solita? –señaló la misma voz y vi aparecer a un sólido chico vestido elegante con una máscara negra cubriéndole la nariz y alrededor de los ojos. A la escasa distancia de un par de metros estaba ese espécimen, no parecía muy mayor, era un tanto más alto que yo.
No lo pensé dos veces antes de enojarme, fruncí el ceño preparándome para insultarlo por su atrevimiento. Iba a decir algo como: "¿Cuál es tu problema, tarado? Sal de mi camino." Pero no pude decir media palabra cuando el tipo me mandó a callar.
–Shhh, quédate muy calladita ahora –se acercó a mí como un depredador se acercaría a su presa para atacarla.
Retrocedí. Estaba empezando a sentirme insegura.
Retrocedí más a medida que él se acercaba.
Hasta que vi sus intensiones en sus ojos ensombrecidos debajo de su antifaz, claramente iba a hacerme daño, miré a la puerta del salón pensando en entrar y el individuo instantáneamente bloqueó la puerta con su cuerpo.

Eché a correr a lo largo de la calle, era muy lenta, así que decidí dejar mi par de tacones lanzados en el asfalto y corrí descalza sin darme cuenta de que el chico de la careta venía detrás de mí. Era muy rápido.
Lo más rápido que pude corrí en dirección recta, a mi alrededor había un montón de negocios cerrados, no muchas tiendas solían abrir a plena media noche, la luna no se veía en ninguna parte pero los postes de luz iluminaban la calle, crucé cuando llegué a la esquina, detrás de mí yo podía escuchar muy cerca sus pasos, incluso su respiración. Simultáneamente miré hacia atrás, distinguí su deslumbrante sonrisa blanca, él sonreía mientras corría persiguiéndome y en una de sus manos llevaba mi par de zapatillas de tacón alto. Seguí y seguí corriendo en busca de gente que me pudiera ayudar, el hombre no se cansaba de seguirme pero yo sí estaba cansada y mucho, en cierto momento en el que pensé con el cerebro -y no sólo me dejé llevar por el sentido de supervivencia- descubrí que no lograba reconocer ninguna de las calles, estaba perdida, no tenía la menor idea de dónde me encontraba. ¿Cuánto había corrido? No lo sabía, pero de lo único que estaba segura era de que el extraño enmascarado continuaba acosándome sigilosamente.
Di la vuelta nuevamente en otra esquina y me encontré con una calle repleta de gente por doquier que estaban reposados en sus autos bebiendo cerveza o conversando en grupos, la cuadra estaba totalmente iluminada y todo lo que había eran discotecas y licorerías atestadas de personas, oí la música y disminuí el paso creyendo estar segura cuando todos esos extraños me rodeaban, ya no veía por ningún lado al imbécil que me seguía, respiré agitada y quise sosegarme, la gente no me miraba, era como si yo fuese invisible, como si ni siquiera estuviera ahí. Con cautela caminé apresurada en busca de ayuda o intentando captar a alguien con pinta de buena persona que me ayudara a regresar a la fiesta o a casa. Pero entonces sentí de nuevo que él estaba a mis espaldas, me volví y efectivamente allí estaba, caminaba como si no estuviera interesado en mí, pero yo sabía que me estaba acorralando y que sus intensiones no eran buenas, ausculté la música alta vibrando en mi pecho y las voces de esas personas como un molesto bullicio de muchedumbre, me sentía tan pequeña y sola, y así decidí volver a correr cuando sentía que el misterioso estaba cada vez más cerca.
Todas las personas del lugar me ignoraban, yo era prácticamente inexistente en ese lugar. ¿Cómo podían ignorar el hecho de que había una chica corriendo en medio de la calle siendo perseguida por un tipo que llevaba mascara?
Tropecé torpemente con algunas de las personas mientras corría entre la ruidosa aglomeración de personas y aun así seguía siendo imperceptible para todos.
–Ayúdenme –decía yo sin aliento a cada persona que pasaba cerca de mí.
Nadie me veía.
Solté una maldición hasta que encontré una esquina en la que podía cruzar, y lo hice, crucé sólo para darme cuenta de que era una estúpida calle ciega y vacía. Antes de alcanzar a llegar al final del callejón sin salida tropecé y me tambaleé, caí al suelo y mis codos y rodillas se golpearon y sangraron. Él estaba allí con la sonrisa más maligna que yo jamás había visto, acercándose, aprovechándose del hecho de que ahora estaba tirada en el suelo, sola e indefensa. Me volteé para quedar acostada sobre mi espalda, al momento en que me sostuve del piso para levantarme lo vi caer encima de mí como una maciza roca, era un tipo rígido y fuerte, todo su cuerpo estaba endurecido aplastando el mío y no pude evitar llenarme de su exquisito aroma, aunque era extremadamente delicioso yo no me detuve a pensar en lo bien que olía, yo estaba presa de pánico, temblando, cansada, débil, sin aliento y a punto de echarme a llorar.
¿Qué iba a hacerme? ¿Iba a violarme?
Me olfateó como si eso le proporcionara placer, como si yo fuera comida. Aspiró aire audiblemente sin soltarlo.
Me estremecí de miedo.
No pasó un segundo más cuando sus labios estaban encima de mi cuello y su lengua tocaba la piel que recubría mi garganta, entonces sentí una punzada de intenso dolor en mi cuello, eran sus dientes perforándome la piel, sentí como se abría mi piel dando paso a que la sangre corriera dentro de su boca, sangre y más sangre, él estaba tragándose toda mi sangre, él dolor era terriblemente insoportable pero sin embargo había una nota placentera dentro de ese dolor. Mi sangre caliente corría dentro de su boca, litros y litros de ese líquido rojo brotaban de mi garganta mientras él lo bebía todo, todavía sentía sus húmedos labios y lengua presionándome.
Más dolor, dentro de mí algo hacía arder mi cuerpo como si se trataran de llamas, hasta que todo daba vueltas en mi cabeza, todo se veía borroso. Se quitó el antifaz pero no logré verlo con claridad porque todo se estaba tornando de color negro.

Y no quisiera hablar de lo que sucedió luego... el desmayo no calmó mi dolor, al contrario, se intensificó. Todo me ardía como si estuviera siendo quemada viva, dolía, ardía, quemaba, estaba muriéndome de la forma más dolorosa y lo sabía.

Ése fue mi último recuerdo antes de despertar. Antes de abrir los ojos escuché voces, se escuchaban insoportablemente ruidosas, mis oídos dolían. Pude olfatear cada cosa que estaba cerca de mí, sabía que las paredes eran de madera sin haberlas visto porque podía olerlo, olía la humedad en el aire y sabía que estaba lloviendo, olía cada partícula que flotara por el aire, y olía a... Sangre. De repente sentí dolorosa hambre, mi estómago me mandaba señales dolorosas de que estaba hambriento y mi garganta se sentía seca y agrietada al igual que mis labios, aún podía escuchar las voces hablando, parecía ser un grupo de jóvenes conversando en algún lugar cercano. Abrí los ojos, la luz me quemó, lo único que podía ver eran esos destellos provenientes del bombillo haciéndome daño en la vista. Parpadeé unas cuantas veces hasta que mi vista se normalizó, todo estaba claro

y colorido, yo estaba recostada en un colchón lanzado en el suelo alfombrado, el lugar era enorme, una gigantesca habitación alfombrada en color vino tinto, había una litera a un lado del colchón donde yo estaba, y a lo lejos pude observar un par de sillones y un sofá. Sentados allí claramente observé a un grupo de chicos, jóvenes, al menos han de tener mi edad o un poco más, pensé. Ellos miraban televisión, se reían y se divertían mientras yo no tenía la menor idea de dónde estaba, me dolía la cabeza y me sentía terriblemente enferma, me sentía débil, extraña, hambrienta, sedienta y muy asustada después de todo. Me senté sobre el colchón y puse mis pies descalzos en la alfombra fría, a un lado estaban mis tacones de color negro. En seguida vi a un chico acercarse, parecía bastante joven, su cabello era castaño claro, su sonrisa era preciosa, era muy apuesto, tan solo un poco más alto que yo, pero no estaba nada mal.
–Hola –me habló ladeando la cabeza cuando estuvo cerca.
¿Quién era él?
Estuve varios minutos callada antes de responder.
–¿Hola?
–¿Qué tal? ¿Todo bien? Soy Nick Fox–su voz era suave y tentadoramente hermosa.
No sabía que responder, o mejor dicho, qué preguntar.
–¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes? –expresé mirando al resto de los jóvenes que me miraban.
El chico expandió su sonrisa un poco más y observé aquellos alargados colmillos filosos y mortales. Tragué saliva con pánico. Él lo notó. Puso sus manos en mis hombros. Cálidas y frías manos.
–No tengas miedo, no te haremos daño –aseveró–. ¿Sientes hambre o sed?
Asentí con la cabeza sin hablar.
–¡Adolph! la chica tiene hambre –Nick alzó la voz para hablarle a otro de sus compañeros.
El aparentemente mayor de los chicos se levantó del sofá dejando su lata de cerveza en la mesa y buscó un recipiente de color negro en el refrigerador que reposaba en una esquina. Se acercó a paso lento y luego me dio la bebida mientras me sonreía con cierto aire paternal.
Destapé el termo que tenía en las manos, todos allí me miraban. Tomé un trago, sabía muy bien, nuevamente tomé un trago y luego otro con absurda desesperación hasta que dentro de mi boca reconocí montón de sensaciones y sabores.
Me detuve en seco, parpadeé con miedo y mis dedos temblaban tanto que dejé caer el vaso sobre la alfombra.
–¿Sangre? –inquirí entrando en shock.
La sangre del frasco que derramé era casi invisible por ser casi del mismo color que el suelo.
Todo mi cuerpo tiritaba, mis rodillas vacilaban, no sabía que pensar, di unos pasos atrás buscando escaparme de la pandilla de psicópatas que me habían dado sangre para beber.
Cuando mi lengua rozó accidentalmente mis dientes descubrí el filo de mis colmillos.
¡Maldita sea! ¿Qué está pasando aquí? Me pregunté.
Quedaban un chico y una chica sentados en los sillones y también se acercaron a mí como si yo fuera alguna especie de espectáculo.
–¿Crees en vampiros? –argumentó la chica.
Ella tenía el cabello teñido de rubio, corto hasta su cuello e iba vestida con tacones y un vestido rojo bastante sexy; el otro chico que estaba con ella llevaba el cabello repleto de risos castaños, era guapo como nick y Adolph, parecía un chico serio, su camiseta sin mangas me permitió observar sus brazos musculosos. Demasiados chicos guapos en una sola habitación.
Completamente, muchos chicos guapos y... ¿Vampiros?
No, no puede ser.
No existe tal cosa.
–Llévenme a casa –indiqué con la voz ahogada por el terror.
–Escucha, cálmate, no puedes ir a casa, eres uno de nosotros, tú sabes lo que eres –decía nick–, sabes lo que somos.
Le eché una mirada a lo que parecía ser una puerta de salida y Adolph corrió a sitiar la puerta con su cuerpo, se apoyó en ésta con los brazos cruzados en el pecho.
–No podemos dejarte salir. De ahora en adelante si no andas con nosotros correrás peligro –explicó Adolph.
Solté una carcajada histérica, definitivamente estaba en shock.
Todos me miraron extrañados.
–Están locos, todos están locos –mascullé.
–Bien, puedes creer lo que quieras, pero no te dejaremos ir –me dijo la única chica que allí estaba.
En ese preciso instante Adolph se apartó de la puerta para dejar entrar a otro chico.
La puerta se abrió y un chico desmesuradamente sexy la atravesó, y era otro chico con colmillos, lo noté porque llevaba en su cara una amplia sonrisa radiante. Llevaba unos jeans pegados a sus piernas y me hizo olvidarme de toda mi histeria, era guapísimo, diría yo, asquerosamente bien formado y totalmente dotado, su camisa se ajustaba a su cuerpo y mis pensamientos tomaron un rumbo que no deberían haber tomado. Tenía el cabello oscuro, corto y desordenado, los ojos de un color como la miel, las cejas espesas, los labios sonrojados y carnosos…
–Hey –saludó al entrar con su botella de cerveza en la mano.
Me paralicé, no porque me hubiera provocado pensamientos lujuriosos, sino porque reconocí su voz.


Fue él quien me mordió.
Con cautela lo vi acercarse hasta mí.
–¿Qué tal la nueva pupila? –interrogó, sonriéndome cuando estuvo cerca de mí, me observó de cerca y con sus dedos me tomó de la barbilla para examinarme la cara.
Le di una bofetada al tiempo que sus manos tocaron mi rostro.
–Fuiste tú –le reclamé–. Fuiste tú, imbécil. Tú me hiciste esto.
Mi voz sonaba imponente y destilaba furia.
El chico sorprendido tocó su mejilla lastimada y luego de mirarme con sus ojos abiertos como platos empezó a reírse a carcajadas.
–Lo siento –se excusó–. Wow, nunca creí que ninguna mujer iba a hacerme esto alguna vez.
Parecía incrédulo.
nick se carcajeó.
–Joe, siempre hay una primera vez –departió sin poder contener la risa.
–Él es Joe –explicó Adolph. Señalando al chico majadero y sexy que tenia frente a mí–. Y él es Alan –se refería al chico más joven con rulos–. Ella es Nina. Creo que nick ya tuvo el placer de presentarse, y yo soy Adolph.
–Es como nuestro jefe –manifestó nick refiriéndose a Adolph.
–Yo... yo soy... –tartamudeé.
–______tn –Joe completó la frase con tono presumido y pedante mientras se lanzaba sobre el sofá.
–Debo irme a casa –comuniqué inestable.
–Ésta es tu casa ahora –apuntó Adolph–. Tus padres creen que estás desaparecida desde la noche de la fiesta.
–Y lo estoy –alegué. Luego pensé. ¿Desde la noche de la fiesta?–. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
–Dos noches –reveló Adolph.
–Dos noches que he dormido en el suelo gracias a que ocupaste mi cama –gruñó Joe desde el sofá.
–Fue tu culpa –me defendí.
No me respondió.
A pesar de que eran chicos extraños con colmillos y bebedores de sangre parecían gente amigable, excepto por Joe, claro, él era más bien un fanfarrón.
–Ahora... ¿Quieres un poco de sangre para cenar? –ése era Alan–. Tendrás que ir a cazar... Ya sabes.
Sin previo aviso me lancé de rodillas en la alfombra oscura con mis manos en mi estómago, de veras tenía un hambre feroz, necesitaba satisfacer mi hambre antes de seguir debilitándome. En el suelo seguía tirado el vaso térmico, algo que no pude controlar me hizo tomarlo entre mis manos, revisé si había algo de sangre allí dentro y
tomé las últimas gotas rojas que quedaban en el recipiente. Eso era lo que yo quería, únicamente sangre. Me rendí ante mis impulsos y de repente estaba cada vez más sedienta.
Vi a Nina correr hasta el refrigerador para buscar más de ese líquido rojo. La chica volvió con otro vaso, se arrodilló frente a mí y prácticamente le arranqué el bote de la manos, con desesperación bebí hasta el fondo, tomé sin respirar hasta la última gota.
–Vaya que estás sedienta –se burló Alan.
–Si quieres algo de comida humana todavía puedes comer, no lo sé, puedo preparar waffles o espagueti –se ofreció nick.
Increíblemente al escuchar hablar de comida sentí nauseas, la sangre sabía diferente ahora, ahora me agradaba, me quitaba la sed, y eso era horrible.
–¿Es sangre de un muerto? –articulé aterrorizada desde el piso lamiendo mis labios para saborear los restos de sangre.
–Exacto –respondió Alan.
Tragué un nudo en mi garganta. Nick me ayudó a ponerme de pie.
Hundí mi rostro en mis manos salpicadas en sangre y empecé a llorar, mis lágrimas brotaron sin mi consentimiento. Para mi sorpresa nick me rodeó con sus brazos para darme consuelo, pero yo me asusté tanto que retrocedí y me zafé de su agarre. Él era un desconocido, un chupasangre, un vampiro. ¿Qué hacía abrazándome?
–Perdón yo... –quise disculparme por ser grosera con nick y por llorar tan espontáneamente pero ni siquiera pude.
–Mira –me dijo Adolph–, ahora eres diferente, no vas a envejecer, necesitarás beber sangre de personas para vivir, quizás no vuelvas a ver a tu familia, vivirás con nosotros, y... Por nada del mundo puedes hablarle a nadie sobre lo que somos, debes tener cuidado de que nadie lo descubra y además, jamás volverás a ser como eras antes, no hay marcha atrás.
Joe me miraba recostado desde el sofá con las manos detrás de su cabeza sin decir nada.
–Yo no soy un vampiro. Yo no soy un monstruo como ustedes.
Los rostros de esos chicos extraños me miraban en silencio con expresión seria.
Joe se levantó del sofá y empezó a reírse.
–Ya lo aceptará –espetó Joe acercándose a nosotros mientras se quitaba la chaqueta.
Se detuvo frente a un armario, se sacó los zapatos y la camisa, mi corazón se aceleró al no poder dejar de mirarlo.
Al menos estoy viva, pensé cuando sentí los latidos en mi pecho.
Observé detenidamente sin poder disimular como ese Joe cambiaba su ropa, se colocó un par de zapatos negros de gala, una camisa blanca de mangas largas con botones y un chaleco encima de ésta. ¡Oh Dios! ¡Qué sexy! Cuando lo veía se me olvidaba todo Nick aclaró su garganta ruidosamente, me sacó de mis pensamientos.
¿Adónde vas? –consultó Adolph a Joe.
–Ya sabes, a divertirme –se colocó un poco de perfume para hombres que inundó la habitación de innumerables fragancias. Pasó a mi lado dejándome hipnotizada con su aroma. Por supuesto que él notó lo mucho que me dejé llevar por ese encanto. Me lanzó una sonrisa pícara, fruncí el ceño. Es un maldito, pensé. Es otro chupasangre... ¿como yo?
–Adiós –dijo Joe.
–¿Puedo ir contigo? –inquirió Nina.
–Adelante –discurrió Joe.
Nina agarró su bolso, entrelazó su brazo al de Joe y salieron. Advertí como Alan se tensaba y cruzaba los brazos sobre su pecho.
–¿Vamos a cazar? –le preguntó Adolph a Alan y él respondió con un sí. Ambos miraron a nick. Éste suspiró.
–Yo me quedaré a cuidar a la chica.
–Claro –manifestó Adolph–. No llegaremos muy tarde. Diviértanse.
Los chicos salieron por la puerta principal.
–¿Quieres darte un baño o algo? –inquirió Nick luego de que estuvimos solos–. Te prestaré ropa mía o de Nina, no creo que se moleste.
Fui hasta el baño, lo único que había dentro era una bañera blanca en medio de la habitación vacía y una pequeña estantería con shampoo, crema dental, jabones líquidos, espumas, aromatizantes y una gran cantidad de productos de baño que jamás pensé que un vampiro podría tener. Tardé unas dos horas allí dentro, elegí colocarme la ropa de nick, la de Nina era demasiado sensual para colocármela si iba a dormir rodeada de hombres.
nick me estaba esperando afuera, parecía cansado, miraba la televisión desinteresado, tumbado en un sillón, me acogió con una sonrisa cuando me vio. Se puso de pie y buscó dos latas de cerveza, me ofreció una para mí y la otra era para él, con cierta desconfianza cogí la lata, al parecer a los vampiros les gustaba beber otras cosas además de sangre.
Me di por vencida y me arrojé al sofá junto con nick, luego de beberme esa cerveza sentí mas sed, sed de sangre, así que Nick fue tan amable de calentar para mí sus últimas reservas de sangre.
Cuando la sangre caliente corrió por mi garganta casi podía sentir la piel caliente de un humano, mis dientes enterrados en su cuello, podía imaginarme el nervioso corazón de una persona muriendo tras mis mordidas, podía sentir como me consumía cada gota de adrenalina transportada a través de esa deliciosa sangre roja. Mi cuerpo se estremeció en cuanto descubrí que ya no era yo, había cambiado, después de todo quizás sí era como ellos, tal vez si soy un chupasangre.

–¿Te gustaría compartir sangre conmigo? –prorrumpió repentinamente Nick . ¿Qué clase de propuesta era esa? No comprendí a qué se refería–. Digo, si no te importa.
–No lo entiendo. ¿Cómo funciona?
–Tú me muerdes y pruebas mi sangre y yo hago lo mismo contigo. No es para beberla como lo harías con un humano, es sólo por placer –me explicó.
Estuve muy insegura. No iba a dejar que nadie pusiera de nuevo sus dientes en mi cuello. No esta vez.
Sacudí la cabeza negativamente.
–Quiero dormir.
¡Sorpresa! Pensé. Los vampiros sí duermen, al menos yo sí tenía sueño y me sentía muy cansada, y no creí que las camas de allí sólo fueran para acostarse, además Joe había dicho que tuvo que dormir en el suelo por mi culpa.
–Utiliza la cama de Joe. No creo que tenga problema.
–Yo creo que sí.
–Sólo aparenta ser odioso, te aseguro que no le importará.
Al final terminé rindiéndome y me recosté en la cama de Joe, tenía sueño pero no esperaba dormir realmente, aparenté quedarme dormida esperando a que nick se durmiera, pasaron horas y horas y él sólo estaba recostado sobre el sofá fingiendo ver la tele, hasta que escuché a lo lejos como su respiración se relajaba profundamente, se había quedado dormido. A hurtadillas me puse de pie y abrí la puerta principal para salir, me sorprendí mucho al ver lo que había del otro lado, estaba en esa misma calle donde había estado la última vez que fui humana, supuse que estábamos a plena madrugada, las discotecas, los bares, night-clubs, licorerías, todo estaba lleno de gente al igual que la ultima vez, personas bailando en medio de la calle totalmente ebrios, con precaución terminé de salir y dejé la puerta cerrada detrás de mí, me adentré entre el gentío y mi rostro palideció cuando detenidamente miré a esas personas. No eran personas, todos ellos tenían colmillos, todos eran chupasangres. ¡Por los dioses! ¿Cuántos de ellos había en la ciudad? De inmediato supe la razón de porqué la última vez, ninguno de ellos me había ayudado. Malditos vampiros. Bueno, soy una de ellos ahora.
Temerosa, seguí adelante, sólo debía continuar caminando e irme a casa y todo sería igual que antes.
Todo esto tiene que ser una pesadilla o una mala broma, me dije, incapaz de poder creer que realmente estaba pasándome todo aquello.
Esta vez sí que todos esos vampiros me miraban, me seguían con la mirada clavada en mi espalda cuando yo caminaba.
–Hey, ¿eres nueva aquí? –me dijo un tipo que me tomó por el brazo–. ¡Muérdeme, chiquita!
Qué asqueroso. Aunque era apuesto, todos los vampiros lo eran, pero aun así. Jalé mi brazo y me zafé de sus grandes manos.
Salí de la calle, viva al menos, la siguiente calle estaba vacía y silenciosa,
Mi sentido del olfato de pronto se vio alterado, en el aire había un ligero y penetrante aroma a humano, a sangre; mi oído agudizado advirtió muy, muy fuerte los latidos de un solo corazón humano latiendo despacio y alterado. Para mí fue como el sonido de una música tranquilizadora, como el sonido de la lluvia o el crujido que hacen las hojas secas cuando se rompen bajo tus pisadas, o tal vez una melodía de piano.
Ahí estaba, un chico joven, alto, con buen parecido, iba caminando con las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros, relajado, escuchando música en su iPod, tenía un corazón humano bombeando sangre a cada parte de su cuerpo y tenía un aroma atrayente. Empecé a temblar de pies a cabeza, supe que mis ojos se volvieron bestiales, sabía que mi mirada era igual a la de un león hambriento viendo a un pequeño y débil ciervo en medio de la selva. Se tensó mi mandíbula y cada músculo de mi cuerpo, de pronto saltó algo instintivo dentro de mí, como si yo fuera un animal salvaje. Intenté ignorar al chico que iba pasando, intenté olvidarme de su apetitoso aroma y de la sensación de la sangre humana en mi lengua, pero sorprendentemente no podía pensar, me asaltó repentina sed descontrolada.
Sin poder controlar mi cuerpo no pude evitar aventarme hasta el chico, salté encima de él y mis colmillos dolían con urgencia, queriendo enterrarse en su cuello, el chico gritó aterrorizado, pero en mí no había piedad, yo no era yo, sólo era una salvaje chupasangre, un monstruo, nada podía controlarme en ese momento, era simplemente instinto, necesitaba... Alimentarme.

Muy dentro de mí sentía miedo, mi parte humana estaba gritando ser liberada de ese impulso por matar, fue doloroso saber que el chico probablemente no quería morir tan joven, que probablemente se destruiría su familia que lo esperaba en casa esa noche, que estaba muerto de miedo, que me suplicaba que no le hiciera daño y aun así yo no me pude dominar, hundí mis dientes en su cuello, mis alargados colmillos afilados se enterraron un su piel como si él se tratara de un trozo de carne, apetitoso y suave. La sangre que palpitaba recorriendo sus venas salió disparada a chorros dentro de mi boca, se sentía caliente y el sabor era sencillamente mejor de lo que habría imaginado, era como comer tu comida favorita después de días de ayuno, satisfacía todos mis sentidos, saciaba mi sed y calmaba mi hambre, no pude detenerme, no pude, la tentación era mucho más fuerte, incontrolable, y la satisfacción era tanta que nada me podía hacer reaccionar en ese momento. Hasta que el chico murió, murió bajo mis dientes y mi ataque mortal. Por un segundo mi mirada volvió a ser igual que antes, como si hubiera vuelto a mi cuerpo. Contemplé al cuerpo desangrado entre mis brazos, mis manos y mi
boca estaban bañadas en su sangre, mi frágil cuerpo temblaba y las lágrimas empezaron a caer sin control.
Maté una persona. Pensaba llorando de rodillas junto al cadáver. Maldita sea, maté a una persona.
En ese momento deseaba despertar, despertarme en mi cómoda cama y descubrir que no había sido más que una pesadilla, que nada de esto era cierto. Continué sollozando, pero entonces vi entre las sombras a otro humano acercándose a mí, éste era un humano, lo sabía, desde lejos notaba la diferencia, su calor corporal se sentía incluso desde la distancia, su sangre corriendo por sus venas, su organismo en movimiento, el aroma de su piel, todo era tan atrayente. Era la figura de otro hombre que venía desde la oscuridad hasta donde yo estaba. Iba a correr y a alejarme para no volver a caer en el mismo salvajismo, para no tener que matar a otra persona, pero no pude hacer más que parpadear y respirar. Este hombre alzó su mano con lo que parecía ser una pistola, escuché el estruendo del arma cuando fue disparada, sólo sé que sentí el dolor atravesándome y caí desmayada en segundos.

Desperté en mi cama.
Gracias a Dios, dije en voz alta, fue un sueño, solo un sueño, no llevaba ni una sola herida en el cuerpo, estaba fresca, limpia, con mis cómodas pijamas. Me levanté con cierta emoción, después de todo había sido un sueño excitante y bastante emocionante. Apoyé mis pies blancos y descalzos en el suelo, fui directo a mirarme en el espejo, al ver mi reflejo me sorprendí, yo era diferente, mi cuerpo estaba más pálido que nunca, igual que la luz, mis labios eran más rojos que de costumbre y... También mis ojos, eran igual de rojos que la sangre, tragué saliva. Insegura salí de la habitación, caminé hasta las habitaciones de mi familia, pronto noté que estaban vacías, atravesé el pasillo y fui a la cocina, ahí estaban mis padres desayunando junto con mi hermanita de once años, Serenity. Antes de que en mi cara se dibujara una sonrisa por la imagen familiar, una punzada en mi estómago me incomodó.
No puede estar pasando esto, me dije.
Otra vez esos impulsos me volvían loca, el olor de la sangre, mis colmillos queriendo morder con urgencia, mi lengua deseando probar la sangre.
Quería controlarme, no podía matar a mi familia, no lo podía hacer, antes me hubiera suicidado o amarrado. ¡Por Dios! Necesitaba controlarme. Traté de hacer algo, sabía que en cualquier momento iba a devorarlos a todos, y de inmediato ese salvajismo fue más fuerte que yo, se apoderó de mi cuerpo.
Toda mi familia, era toda mi familia quien corría peligro y yo era su amenaza, ellos me observaron allí de pie a punto de cometer un asesinato, sólo que ellos no lo sabían. Mis impulsos me llevaron a atraparlos, le salté encima a mi propio padre y su sangre debajo de la piel se me hacía agua a la boca. Alguien que me detenga, por favor! Gritaba yo dentro de mí.
Todo parecía real hasta que vi como mi hermana menor junto con mi madre se acercaban para defender a mi padre con semejantes colmillos que sobresalían de su boca.
Fue tan sorprendente que dejé a mi padre escapar y miré como Serenity y mi madre me acorralaban, acechándome, listas para atacarme.


Última edición por nyJB el Mar 10 Abr 2012, 6:31 pm, editado 1 vez
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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Lun 09 Abr 2012, 8:53 pm

Capítulo 2:
¿Vas a Morderme?


Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) 3vasamorderme

Entonces desperté realmente.
Eso sí había sido sueño y estaba muy segura.
No abrí los ojos al instante, pero sentí que estaba cómodamente recostada sobre un rígido y suave cuerpo, por alguna vergonzosa razón me encontraba acostada encima de una persona. Era un hombre, tenía un olor masculino que se me hacía bastante familiar, mi piel tocaba la de él y ciertamente sentía mucha vergüenza de abrir los ojos y enterarme de quién estaba acostado debajo de mi cuerpo, no quise ni imaginar la razón de porqué yo me encontraba con un hombre. Al mismo tiempo sentí un cortante dolor en el hombro, punzadas dolorosas se extendían desde mi hombro hasta el largo de mi brazo y... también seguía oliendo a sangre.
Abrí los ojos.
Lo primero que vi fue un musculoso cuello y un abdomen masculino estupendamente constituido, lo miré a la cara, su rostro estaba increíblemente cercano al mío, sus labios apetitosos, sus ojos marrones claros, intensos, coquetos, deslumbrantes, su barbilla cubierta por una incipiente barba rasposa, sus cejas pobladas y masculinas alzadas haciéndome una expresión incrédula y coqueta.
Oh por Dios, era Joe.
De un salto quise apartarme de él, sólo que se me hizo imposible, intenté levantarme pero él estaba pegado a mí, mejor dicho, estábamos amarrados uno al otro con una estranguladora soga. Cuando quise alzar mi cuerpo su peso me impidió moverme. Mis manos estaban atadas en mi espalda y las de él también, no era capaz de moverme.
–¡Hasta que te despiertas! –dijo con una sonrisa y... Sólo entonces me di cuenta, él llevaba su pecho desnudo, estaba descalzo y tenía sus jeans ajustados, yo en cambio estaba en... Ropa interior.
Mis mejillas enrojecieron como nunca, podía morirme de vergüenza.
–No sabes lo molesto que fue tenerte durmiendo encima de mí –empezó Joe–, parece que tienes muchas pesadillas y has impedido que escape, estoy atado a ti y tú sólo dormías y...
Su voz se perdió en un hilo de tonalidad, dejó de hablar cuando se percató que yo estaba inmersa en mis pensamientos sin escuchar ni una palabra de lo que él decía.
–Oye, al menos podrías escucharme –atendí a su voz que tenía tono fingido de dramatismo.
–Suéltame –demandé, casi segura de que él me había atado o al menos de que era su culpa.
Me agité encima de su cuerpo y luego me quejé con un gemido por el dolor que tenía en mi hombro. Detenidamente posé mi mirada de reojo hacia mi hombro izquierdo adolorido.
Claro. Ahí estaba la herida de bala.
Recordé todo, la sangre, la mordida, el disparo.
–Créeme, yo más que nadie quisiera soltarme de ti –me contestó él, y su tonalidad odiosa me hizo sentirme ofendida.
A mi alrededor todo estaba oscuro, aún era de noche, era una vacía habitación tan pequeña que casi pensé que el aire se acabaría a pesar de que tenía dos ventanas medianas por las que se veían las copas de los edificios afuera en las calles iluminadas de New York. Joe y yo estábamos tumbados en suelo enlosado.
–No entiendo... –mascullé–. ¿Qué hacemos aquí?
–Tuviste la genial idea de escapar en la noche de casa, mataste a un pobre inocente humano y por tu culpa fuimos capturados por caza-vampiros –objetó con sus labios casi pegados a los míos. Luego de mirarme soltó una carcajada.
–En serio. Deberías ver tu cara en este momento –se burló, mirándome directo a la cara.
Aguanté la respiración, me fue incómodo tener que respirar sobre el cuello de ese chico.
–Soy una asesina –susurré con la voz temblorosa.
–Ya te acostumbrarás –añadió Joe debajo de mí–. Ahora escucha, me voy a levantar, así que ten cuidado.
De forma hábil comenzó a utilizar sus piernas para levantarse, apoyó su espalda contra una de las paredes para que le sirviera de soporte, casi en un momento estuvimos de pie uno frente al otro, no teníamos más opciones, sólo era estar juntos o estar más juntos, una difícil elección considerando las cuerdas que nos mantenían unidos. Mi abdomen desnudo tocaba el suyo, también desnudo y endurecido por todos esos músculos tensos.
Estuve casi segura de que mis mejillas estaban más ruborizadas que alguna otra vez, estaba avergonzada de que él tuviera que verme tan de cerca, de que mi corazón delatara mi nerviosismo latiendo acelerado encima de su pecho, de saber que podía escuchar mi respiración fuerte y clara, de llevar ropa interior tan sexy, de no poder hablar sin que mi aliento tocara su piel. Todo era un tanto incómodo. Joe comenzó a agitar sus hombros y supe que trataba de zafarse del amarre de sus muñecas.
Sus músculos se expandían y contraían encima de mi piel, era algo tentador. Sólo eso.
Mechones de mi cabello castaño claro me molestaban en el rostro dándome comezón en la nariz y en las mejillas.
–Oye, ¿podrías...? –estaba a punto de pedirle ayuda a Joe pero él ya lo sabía.
Utilizó su rostro para sacar los cabellos de mi cara, apoyó su mejilla contra la mía, masajeándome con su suave piel en forma de una caricia.
–¿Mejor? –preguntó.
Asentí meneando la cabeza con rapidez de manera nerviosa.
Siguió agitándose para soltarse, pero más bien parecían vanos esfuerzos.
–Maldita sea –refunfuñó él cuando comenzó a hartarse.
Su voz sonaba en mis oídos demasiado cerca, demasiado alta.
–¿Te importaría bajar la voz, cariño? –lancé una nota sonora de sarcasmo.
–Lo siento, pero no suelo hacer lo que me piden.
Era un claro mensaje de: "Por supuesto que me importa".
–Lo imaginé –resoplé.
–Tranquila, la próxima vez que estemos en una situación como ésta te aseguro que será más agradable –él no hablaba en serio, se burlaba de mí.
Entrecerré los ojos y lo fulminé con mi mirada.
Su cuerpo tembló porque se estaba riendo de forma burlona y sarcástica. Aunque... Debía admitirlo, su sonrisa era hermosa y tenía una mirada… Uff... ¿Qué estoy diciendo? Qué patrañas.
Lo odio por convertirme en una asesina como él. Me dije en la mente, sin embargo, no me faltaba mucho para confesárselo en la cara, era un idiota.
–Vamos, no te enojes –siguió burlándose–. Ayúdame a caminar hasta esa puerta, puede que esté abierta –cambió el tema.
Se movió de forma que la puerta quedara a su espalda. Yo di pasos hacia adelante y él se movía hacia atrás hasta que alcanzó el manubrio de la puerta y percibí cómo intentó girarlo con sus manos detrás de la espalda.
–Bueno, estaba cerrada –informó.
–Nadie secuestra a unos vampiros y les deja la puerta abierta, ¿o sí? –recalqué lo obvio.
Él sonrió.
–Me gusta tu actitud –confesó–. Eres malvada a pesar de tu carita inocente.
Contuve una sonrisa, quise parecer irritada.
–¿Y ahora qué hacemos? –interrogué, dando apariencia de enojo.
–No lo sé.
Buena respuesta.
–Genial –usé mi sarcasmo–. Pensé que eras más inteligente.
–¿Qué esperabas? Soy guapo, no pidas más.
–Sí, claro –resoplé.
–Al menos la mayoría de las chicas están de acuerdo con eso –sonrió.
Arrugué mi rostro cuando la herida en mi hombro me ardió, justo en el momento que mi hombro chocó con el suyo y el dolor fue casi insoportable. Él lo notó.
Ya sanará –dijo mirando la profundidad de la herida.
–Cierto –afirmé–, somos inmortales.
–No creas tanto eso.
–¿Ah no? ¿No somos inmortales? –inquirí.
–Algo así, pero no exactamente –explicó–. Los de nuestra especie no somos tan inmortales. Podemos sanar más rápido que los humanos y somos más fuertes y más rápidos también, pero con una herida de muerte pudiéramos morir al igual que los humanos, si la bala te hubiera dado al pecho o a la cabeza podrías haber muerto. Utilizan el termino inmortal para referirse a que no moriremos de vejes, puesto que seremos eternamente jóvenes. No obstante, sí existen los vampiros inmortales, de esos tipos pálidos que leen mentes y tienen súper poderes, pero ellos son de los rangos más altos, los que llevan siglos y siglos siendo vampiros. A diferencia de tú y yo, y los chicos, todos nosotros somos vampiros jóvenes convertidos por otros vampiros jóvenes. Somos bastante humanos después de todo, humanos que no envejecen y beben sangre.
Su sonrisa se borró repentinamente, así como si sus pensamientos hubieran tomado un mal rumbo que yo desconocía.

Todo se tornó silencioso y durante muchísimo tiempo ninguno de los dos dijo una palabra, a pesar de que estábamos tan cerca que podía escuchar cada vez que respiraba, evitamos mirarnos a la cara por alguna razón, bajé mi mirada a su pecho, no existían demasiadas alternativas. Yo estaba cansada e incómoda, mi espalda me dolía por el tiempo que pasé de pie, que sinceramente no tenía ni idea de cuánto era pero ya podía ver en las ventanas el cielo aclararse poco a poco. No resistía el cansancio y sin darme cuenta mi cabeza estaba reclinada reposando en el hombro de Joe, que tenía su mirada perdida fija en algún punto a lo alto. Mi nariz estaba hundida en el mar de su cuello, durante numerosos segundos lo único que hice fue observar el modo en que la vena de su cuello palpitaba y sus terminaciones nerviosas se ponían en contacto con la sensibilidad de su garganta, observé con extrema fascinación cómo se movía su cuello cuando tragaba, no había otra cosa más fascinante a la que mirar y eso era mucho más que sólo entretenido. No me preocupé por disimular cuando aspiré audiblemente su esencia con mi nariz en su cuello, tenía mucha curiosidad de saber si su sangre sería como la de un ser humano, sólo olía masculinamente a perfume caro con sudor y sangre.
Hmmmm, delicioso. Dijo mi inconsciente.
El impulso de pasarme la lengua por los labios fue incontrolable, de un segundo a otro quería morder su cuello, mi mandíbula se tensó, sentí como mis colmillos crecían y dolían por la necesidad, no era una necesidad como la de antes, no era como el hambre y la sed, era más bien como... Deseo.
Quería probarlo por puro placer, se veía tentador el grosor de su cuello, su piel blanca sonrosada, su musculatura y arterias moviéndose debajo de toda esa piel, cada mínimo movimiento me incitaba más a querer morderlo, sin saberlo hundí mis labios todavía más en el sendero entre su cuello y su clavícula, cada vez se me hacía más imposible controlarme, mordí mis labios para no tener que hacer lo mismo con su cuello, pero de verdad lo deseaba, deseaba probarlo, estaba segura de que no me arrepentiría luego. A medida que me perdía fascinada en su garganta me iba adentrando más en ese terreno prohibido, ahora mis labios casi tocaban la piel de su cuello y mis dientes estaban preparados para dar el primer mordisco, abrí ligeramente la boca dejando escapar mi aliento y buscando su piel con mis colmillos.
–¿Vas a morderme? –sonó la voz de Joe, inmediatamente quise alejarme, intenté saltar dando un paso hacia atrás y al notar que no podía moverme recordé que seguía atada a él, mi corazón se aceleró por la situación embarazosa y sentí que Joe bajó la mirada para verme a la cara pero yo escondí mi rostro tratando de mirar hacia el suelo. Sí, iba a morderlo, definitivamente sí–. No te culpo, sé que soy irresistible, pero creo que deberíamos llegar a la casa primero.
Lo miré extrañada.
Él contenía la risa.
–Creo que necesitas saber que compartir sangre con un vampiro es algo tan íntimo como tener sexo –enunció aún con esa astuta sonrisa.
–nick –susurré, recordando su indecente propuesta de esa noche. Me había pedido que compartiéramos sangre.
Y nuevamente a Joe le parecía muy gracioso, se carcajeaba a más no poder.
–No lo hiciste con nick, ¿o sí? –se reía.
Sacudí la cabeza negativamente para después responder.
–Le dije que no.
–O sea que te lo ha propuesto –no fue una pregunta porque ambos sabíamos la respuesta–. No creí que ese chico fuera tan hábil. ¿Aprovecharse de una desinformada vampiro? Suena a algo que yo haría. Sabes cómo es esto, primero el mordisco y luego a la cama.
Una oleada de alivio recorrió mi cuerpo, qué suerte que le había dicho a Nick que no, y qué suerte que Joe me impidió morderlo a tiempo.
Suspiré. Muy callada vi que el cielo era cada vez más claro. Hubo un silencio abrazador un largo momento.
–Necesito saberlo –rompí el silencio repentinamente–. ¿Moriremos cuando salga el sol?
Y ahí estaba de nuevo esa carcajada engreída. Odiaba que se riera de mí.
Negó con la cabeza.
–Será irritante y molesto pero no moriremos –declaró.

–Está bien, te creo.
–Necesitas saber muchas cosas sobre nosotros, pequeña aprendiz de vampiro.
Joe hizo un brusco movimiento y sus manos se soltaron de su espalda, me sonrió ampliamente y mi cuerpo se tensó cuando rodeó mi cintura con sus brazos para desatarme a mí también, deshizo los nudos con sus dedos y de inmediato nos separamos, fue un gran alivio.
Corrí a buscar la ropa que estaba tirada en una esquina, empecé a ponerme los grandísimos pantalones denick, Joe me miraba con los brazos cruzados en el pecho.
–Lástima –lo escuché decir–, tienes lindas bragas.
Abrí los ojos como platos y mi rostro enrojeció de forma notable. Terminé de vestirme con la camisa grande de nick tan rápido como pude.
–Sólo bromeo –dijo riéndose.
La ropa de Joe no estaba, pero al menos él todavía llevaba pantalones.
–¿Y tu ropa y tus zapatos? –cuestioné.
–De hecho sólo te desvistieron a ti, yo ya estaba así, una mujer sensual me estaba comenzando a quitar la ropa cuando ellos llegaron diciéndome que te tenían atrapada.
–Bien. “Don Juan,” no quiero escuchar los detalles, quiero saber si esos caza vampiros piensan hacernos daño.
–No –contestó–, realmente piensan matarnos, pero... por favor, todo el mundo sabe que nosotros somos los depredadores y ellos la presa, jamás podrán con nosotros, y mucho menos ahora que nos desaté.
–Yo digo que si te atraparon una vez pueden hacerlo de nuevo.
–No, cariño. No lo harán dos veces y además la primera vez hicieron trampa –hablaba al tiempo que forzaba la cerradura de la puerta intentando abrirla.
–¡Maldición! Estúpidos cazadores de vampiros –rezongó dándole una patada a la puerta cuando descubrió que no podía abrirla–. ¿Qué dices? ¿Nos lanzamos por la ventana?
Lo miré con asombro, aparentemente estábamos en las alturas de un edificio, por lo que se veía en la ventana yo diría que unos once o dieciocho pisos.
Joe se burló de mi expresión.
–No, los vampiros no podemos hacer eso –respondió a lo que supuso que yo preguntaría.
–No me gusta tu sentido del humor –mentí, si me gustaba, era divertido, a menos que se burlara de mí.
De pronto la puerta se abrió. Detrás de ésta apareció el tipo que reconocí que me había disparado, con una estaca de madera en sus manos. Cerró la puerta detrás de él.
–¿Crees que deberías encerrarte con vampiros? –preguntó Joe muy calmado.
–He matado a muchos más que ustedes dos, yo solo con mis propias manos –dijo el tipo de la estaca sonriendo.
Era un hombre de mediana edad, alto y corpulento con el cabello liso y corto de color dorado.
Sentí mucha sed al instante.
–Acabemos con esto rápido, ¿sí? –el tono de Joe era desafiante–. Si no nos dejan ir nos beberemos toda su sangre con un poco de vino y lasaña.
–Inténtalo –retó el tipo–. Ustedes son unos sucios asesinos, chupasangres, malditos demonios. ¿Cómo pueden hacer eso?
Wow, el tipo tenía razón, nunca creí que estaría tan de acuerdo con un tipo que me disparó, me secuestró, me quitó la ropa y me amarró al cuerpo de un vampiro. Pero increíblemente decía toda la verdad y yo lo apoyaba, yo era un monstruo, tal vez me merecía estar aquí atrapada, y maté a un chico, también merecía morir. Y ese lado monstruoso dentro de mí salía a relucir cada vez que estaba cerca de un vivo, intenté no respirar para no saltar sobre el tipo y beberme toda su sangre.
Segundos más tarde entraron a la habitación dos tipos más junto con una chica, todos ellos armados.
Joe estaba muy confiado sonriendo con los brazos cruzados sobre el pecho cuando vi que la chica le disparaba con una ballesta. Por suerte él logró moverse a tiempo, se tomó justo el tiempo necesario para que la flecha no le impactara.
Por mi parte no logré contener mi sed y mi rabia, rabia de ser lo que era, rabia contra ellos por atacarme sin saber lo difícil que era para mí ser una bebedora de sangre. Me moví de forma veloz como un gato en la oscuridad, fui primero por la chica de la ballesta, la mordí en la muñeca por cuestiones de comodidad, bebí su sangre al tiempo que Joe acorralaba a los tipos y les daba mordiscos, ellos tenían un montón de armas, nosotros sólo teníamos colmillos y contábamos con fuerza sobre humana. La mujer murió y yo aún me sentía sedienta, salté sobre el tipo de cabello dorado y enterré mis dientes en su cuello, Joe acabó con el resto. Los matamos a todos.
Terminé traumatizada con el fallecido debajo de mi cuerpo y entre mis dientes. No fui capaz de moverme, me temblaba todo el cuerpo, mis ojos se humedecieron, estuve a punto de llorar. Miré toda esa sangre, observé mis manos manchadas, sentía mi boca llena de esa sustancia roja, toda la habitación tenía ese olor a hierro, la ropa de Nick estaba manchada.
Joe me tomó de los codos para alzarme sabiendo que yo no estaba bien.
–Vámonos antes de que vengan más –me susurró con preocupación–. Este lugar debe de estar repleto de esos cazadores.
Prácticamente Joe me hizo el favor de caminar por mí, me rodeó la cintura con uno de sus brazos y me apegó a su costado al tiempo que me empujaba para que yo moviera los pies.
La puerta estaba abierta ahora, salimos a un gran pasillo, el edificio parecía en ruinas, corrimos hasta los elevadores pero no funcionaban así que tuvimos que dar marcha atrás en busca de unas escaleras, al hacerlo nos percatamos de que detrás de nosotros venían otros como ellos, otros cazadores persiguiéndonos con armas.
–¡Corre _______, por aquí! –me indicó Joe cuando encontró una puerta que daba hacia las escaleras, emprendimos nuestro camino hacia abajo, todo estaba muy oscuro allí así que más de una vez me tambaleé y Joe tuvo que atajarme en el aire antes de quedar estampada contra los escalones.
A medida que bajaba las escaleras parecían hacerse más y más largas, se me hicieron interminables horas agotadoras de bajar pisos corriendo, los pasos de los cazadores se escuchaban como golpes agudos en los escalones de madera.
Finalmente conseguimos bajar hasta el último escalón con vida, yo jadeaba para tratar de respirar, estaba cansada, y Joe en absoluto, él seguía radiante como si jamás hubiera hecho ningún esfuerzo, y había sido él quien prácticamente me arrastró escaleras abajo. Estábamos a punto de salir de la edificación, a las calles seguras donde esos tipos no pudieran darnos caza frente a toda esa gente, pero justo cuando iba a poner un pie fuera de la puerta principal me detuve en el acto. El sol ya había salido y todo ese resplandor me cegaba, el calor de los rayos que iluminaban el lugar me quemaba más bien de forma dolorosa. Sentí mucho temor de salir y exponerme al sol directamente, ya sabía a qué se refería Joe cuando dijo que era molesto, aunque para mí era mucho más que eso, era como sufrir quemaduras de segundo grado en todo el cuerpo, sentí que me derretiría si me exponía totalmente al sol, entonces clavé mis pies en el suelo, justo en pleno medio del arco de la puerta de salida. Paralizada me rehusé a salir.
–No te va a pasar nada, lo prometo –testificó Joe–. El sol no te hará daño, ellos sí –señaló a la manada de humanos armados que corrían hacia nosotros. Convencida o no tuve que intentarlo y exponerme a la dolorosa radiación solar.
Nos lanzamos a correr debajo del sol y ¡Oh! vaya que era molesto, era doloroso en la piel y hacía que mis ojos ardieran. Por otro lado yo deseaba no toparme con otro humano más en mi camino, o las consecuencias serían fatales.
–¿Pedimos un taxi? –interpeló y luego me miró–. ¡Oh! Cierto, no puedes...
No terminó la frase pero yo sabía que quería decir que yo no era capaz de dejar a algún humano vivo, me estremecí al pensar en lo que le sucedería al pobre taxista si sus pasajeros eran dos vampiros.
Entonces caminamos y los cazadores de vampiros desaparecieron sin dejar rastros.
–¿Joe? –le llamé.
–¿Qué?
–Soy un monstruo, no puedo... no puedo controlarme.
Él dejó de caminar y yo me detuve también, sorprendentemente ya no sonreía, me miró de una forma... Bien, no voy a pensar en eso. Alzó una mano y me sobresalté cuando sentí las yemas de sus dedos sobre mis labios, con su dedo pulgar limpió los rastros de sangre en mi boca.
–Es normal, los primeros días te puedes considerar peligrosa, ya después serás capaz de estar rodeada de personas –me tranquilizó.
De forma brusca Joe me jaló de un brazo para que continuara caminando. Al menos las calles estaban solitarias, apenas y el sol estaba saliendo pero aun así estuvimos obligados a tomar los atajos más solitarios debido a mi condición de asesina.
Otra vez pasamos por esa calle repleta de vampiros, con atención observé todos esos vampiros mirándome con malicia. Como recordaba, casi al final de la calle estaba ese lugar, el lugar donde vivía Joe, sólo que nunca me había percatado que en las afueras el lugar se asemejaba a una tienda de comercio abandonada, incluso tenía un gran letrero en letras brillantes e iluminadas que decía "Bourbon Street Cafe‎”.
Del bolsillo trasero de su pantalón Joe sacó una llave pequeña y plateada para abrir la puerta. Como un caballero sostuvo la puerta abierta para que yo entrara primero. Qué sorpresa, Joe no parecía del tipo de chicos amables; quizás sólo estaba acostumbrado a seducir.
Entré asustada al lugar, allí estaban todos, Alan y Nina estaban acostados juntos en la cama de abajo de la litera, me pregunté si eran hermanos por la confianza que noté entre ellos, nick se levantó del sillón y se acercó casi corriendo hasta a mí y Adolph se quedó acostado en el sofá. Escuché cuando Joseph cerró la puerta tras él, pasó a mi lado y sin decir una palabra se lanzó a su cama.
–¿Cómo les fue? –profirió Adolph desde el sofá, sonaba molesto–. ¿Se divirtieron?
Esperé a que Joe dijera algo pero no lo hizo.
nick estaba frente a mí, algo me decía que estaba dudando en qué hacer.
–¿Por qué te escapaste? –escudriñó nick–. ¿Sabes lo peligroso que es?
–Mira, ________ –dijo Adolph poniéndose de pie y acercándose hasta a mí–. No puedes salir de aquí, al menos durante unos días tu sed de sangre será incontrolable y muchos humanos estarán expuestos contigo cerca y si algún cazador te ve te atrapará y puede que no corras con suerte la próxima vez, y si algún otro vampiro te ve poniendo en peligro nuestro secreto te asesinará, y será peor si es alguno de los vampiros mayores, entonces mejor ten cuidado y deja de hacer tonterías antes de que nosotros también estemos involucrados.
Me sentí como una niña pequeña cuando mis padres me reñían.
–Lo siento –bajé la cabeza.
Había querido escaparme realmente pero ahí estaba de nuevo yo con el grupo de vampiros.
–Joseph, no quiero saber cómo lograron atraparte a ti –le dijo Adolph a Joe y éste sonrió instintivamente desde su cama.
–No, no quieres.
Joe se levantó de cama.
–Mi cama huele a chica –dijo mirándome, sabiendo que yo era la culpable de eso.
Se colocó una toalla sobre su hombro desnudo y entró al baño.
–Yo... –comencé a hablar–. Necesito saber más sobre lo que somos.
–Te entiendo –balbuceó Adolph un poco más amable–.nick te explicará algunas cosas.
Entonces Nick me tomó de la mano y me llevó hasta la mesita que había cerca de la nevera que estaba junto a la pequeña cocina eléctrica.
–¿No te hicieron daño? –me preguntó.
Negué con la cabeza.
–No sé por dónde empezar... –siguió–. ¿Ves a Adolph? Él es el mayor de nosotros, lleva cincuenta y dos años teniendo veinticinco. ¿Entiendes? Quiero decir, fue convertido en un vampiro hace cincuenta y dos años cuando tenía veintidós. Yo fui convertido hace apenas dos años cuando tenía diecinueve, y pues… aún tengo diecinueve, no envejecemos.
–Lo sé –dije–. Digo, eso de que no envejecen.
–Mucho mejor –continuó–. Nina tiene físicamente dieciocho pero lleva cinco años siendo vampiro, es decir que si sumas su edad ahora tendría unos veintitrés años, lo entiendes?
Asentí. Era complicado pero sí lo entendía.
–Alan fue convertido hace diez años, a pesar de que lleva más tiempo que yo siendo vampiro tiene apenas catorce años. Sé que aparenta ser mayor pero es uno de los vampiros que fue convertido más joven.
Vaya, ¿catorce años? Pues honestamente parecía mayor, yo le hubiera calculado unos veinte o algo asi,
–¿Y Joe? –sabía que Nick estaba por decirlo pero no pude evitar mi curiosidad.
–Él tiene veintidós años y tan solo tiene menos de un año siendo vampiro.
Está bien, entonces era un novato de vampiro. O algo así, pero yo realmente sí era una novata.
–Esta calle –nick interrumpió mis pensamientos–. Acá sólo vivimos vampiros, todos esos bares, discotecas, clubes, durante el día son sólo escondites de vampiro y durante la noche trampas para atrapar indefensos humanos, las personas se sienten atraídas por la música, la fiesta, el ambiente y terminan viniendo aquí, donde se convierten en nuestro alimento. Tenemos algunas reglas en el barrio pero hay más tiempo para explicarte eso, igual que las reglas del hogar. Por nada del mundo debes hacer que los humanos sospechen sobre lo que somos, ya hay suficientes caza-vampiros en el mundo, por otra parte, los vampiros superiores, los más poderosos, ellos asesinan a cualquier imprudente que exponga en público nuestra condición. Cuando tu hambre se normalice podrás empezar estudiar en el instituto mixto de la ciudad.
–¿Mixto? –balbuceé.
–Para vampiros y humanos. Ya sabes. El director es uno de nosotros. Por ahora debes ocultarte por lo menos una semana. Salimos a cazar casi todas las noches, te enseñaremos a hacerlo. Durante el día llevamos una vida casi normal, algunos trabajamos y en el caso de Alan, todavía él estudia. Pero asegúrate de salir cubierta, tu entiendes, gafas de sol, y camisas con mangas largas, la luz solar es bastante incómoda. Con respecto a tu familia... Lo siento mucho, no puedes volverlos a ver, ellos sabrán que has cambiado, o tal vez quieras dejarles una nota que diga: "Papá, mamá, me escapé de la casa, los visitaré a menudo, los quiero"
–¿Puedo hacer eso? –sabía que la respuesta era no, pero se me fue imposible no decirlo.
–No –negó con la cabeza–. Al menos no por mucho tiempo, se darán cuenta de que no creces y eso no es muy bueno.
–¿Y lo de compartir sangre entre vampiros...? –ya sabía la respuesta, Joe me lo había aclarado, pero me apetecía ver que me decía nick al respecto.
Lo vi ruborizarse.
–Lo siento... –dijo adelante–. Los vampiros hacen eso antes de... de hacer el amor, es algo muy íntimo, siento habértelo pedido, de verdad, no quería aprovecharme de ti, fui un patán.
–¿Y qué interesa? Si eres un asesino, lo menos que debería importarte es ser un patán –fui descortés, estaba enojada por algún motivo.
–Necesitamos alimentarnos, lo sabes. No es tan fácil como ser un asesino y ya –claro, trataba de convencerme de que nosotros éramos los buenos pero yo sabía que no era así.
–¿Algo más? –comenté un poco más furiosa que antes.
–Creo que es todo. El resto lo sabrás luego –su voz no dejaba de ser perfecta y apacible.
Cuando me levanté de la silla vi que Alan y Nina conversaban en voz baja, acostados uno al lado del otro en la cama mirando hacia arriba, segundos después Alan cambió su pose y se colocó encima del cuerpo de Nina, los labios de él estaban apoyados en el cuello de ella y se miraban uno al otro con... Ímpetu? Tal vez.
Entonces son pareja, pensé. Pero... Qué raro, si Alan tenía catorce y Nina dieciocho, aunque realmente eso era lo que menos afectaba, Alan parecía mayor, y además, si contábamos su edad de vampiros, técnicamente... Tendrían casi la misma edad, ¿no?
Aparté mi vista de ellos de inmediato, fue bastante incómodo mirarlos, en el momento en que mi mirada se posó en otro lugar vi a Joe saliendo del baño, con unos jeans limpios, salpicados de agua y ajustados a sus piernas, su torso desnudo, su cabello húmedo y aplastado goteándole encima, (¡Dios! Debería ser ilegal verse tan deseable,) y la toalla en su hombro.

Mi turno –me acerqué a Joe y le quité la toalla húmeda del hombro para entrar con ésta al baño.
Abrí la puerta de madera del baño y entré allí, me saqué la ropa de Nick y la dejé tirada en el suelo, aún el baño estaba vaporoso, húmedo y caliente. Entré en la tina, el agua caliente me reconfortó pero cuando me cubrió completamente sentí un ligero ardor en el hombro, mi herida estaba doliéndome, pero se veía mucho mejor, había mejorado mucho desde la última vez que la había visto, entonces supe que sanaría más rápido de lo que yo imaginaba.
Después de un relajador baño salí de la bañera y noté que no había traído ropa limpia conmigo, me envolví con la toalla lo mejor que pude y me enfrenté a salir del cuarto de baño bastante abochornada.
Fue un alivio ver que Joe estaba dormido en su cama, Adolph también en la litera de arriba, Alan también en la de abajo junto con Nina, pero Nick no retiró su mirada de mí ni un segundo, no disimulaba al observarme detenidamente desde el sofá.
Pasé frente a él intentando cubrir mi cuerpo cruzando los brazos sobre mi pecho como si tuviera frío, y lo tenía.
–Yo... Quería... Sólo... –tartamudeé queriendo preguntarle sobre un poco de ropa.
–Ropa, claro –concluyó él sin dejar de verme. Eso ya era bastante incómodo.
Se puso de pie, se movió unos pasos fluctuándose, parecía nervioso.
Colocó su cuerpo frente al mío e intuí que debía apartarme para dejar que se moviera hasta el guardarropa. Intenté moverme un paso hacia la derecha aunque no pude prescindirme ni un centímetro cuando él me había envuelto con sus brazos por la cintura, me paralicé, mi corazón palpitó con rapidez, él me apretó contra su cuerpo lo suficiente como para no dejarme mover. Llevó una de sus manos a la parte baja de mi dorso, ayudándose con ésta a mantenerme cerca de su cuerpo, y la otra mano la deslizó encima de uno de mis desnudos hombros.
Sus labios estaban limitadamente a una minúscula separación.
¿Qué hacer? ¿Resistirme a un chico apuesto y sexy o dejar que pase lo que tenga que pasar?


bueno chicas espero q les alla interesado con esta novela pronto la seguiré espero tener ponto lectoras
q tal les parecio .....??? la sigo???


Última edición por nyJB el Mar 10 Abr 2012, 6:24 pm, editado 1 vez
ElitzJb
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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por aranzhitha Mar 10 Abr 2012, 10:34 am

nueva lectora me encanta
Nick y Joe son sexys baba que suerte la de la rayiz
Siguela quiero saber que pasara con Nick y la rayita??? baba
aranzhitha
aranzhitha


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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por chelis Mar 10 Abr 2012, 12:20 pm

wuuuaauuu nuevaaa lectoraaaaa!!!
y me facinaaaaa!!
chelis
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http://www.twitter.com/chelis960

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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por andreita Mar 10 Abr 2012, 1:27 pm

nueva lectora
me gusta me gusta

esta suepr esta ove
sigue
andreita
andreita


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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por Andrea P. Jonas:) Mar 10 Abr 2012, 1:56 pm

holaaaa!!! soy tu nueva y fiel lectora!!!!!
me encanta!!! y pues esta demas decir que adoro a los vampiros!!!
la nove esta genial!!! como te atreves a dejarla ahi!!!! siguela!!!! :D :lol!:
Andrea P. Jonas:)
Andrea P. Jonas:)


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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por aranzhitha Mar 10 Abr 2012, 2:25 pm

awww siguela porfa me muero de intriga quiero saber que pasara entre Nick y la rayiz???????? Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) 167695056 baba
aranzhitha
aranzhitha


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Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Empty Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Mar 10 Abr 2012, 6:21 pm

Hola chicas :hi: BIENVENIDAS a todas
de verdad mil gracias x leer la novela
se q esta novela no las decepcionara
xq es demasiado buena bueno aqui les dejo otro capitulo

Capítulo 3:

Arma de Seducción


Tentación y Seduccion I y II temporada  Joe Jonas & Tu (TERMINADA) Catsghdfg


Dejé que mi cuerpo decidiera por mí, se sintió estimulante sentir las caricias de sus manos sobre mi piel desnuda y húmeda.
Olvidé que debía respirar durante largos segundos, contuve el aliento petrificada hasta que sentí la suavidad de sus labios jugosos palpando los míos, empleó los labios para abrir mi boca y adentrar su lengua en ella, su sabor era portentoso. Sí que sabía besar muy bien. Mi lengua se encontró con la de él y el jugueteo del profundo beso se hizo interminable y ardiente. Las fuertes manos de Nick me apretujaban cada vez más fuerte y sus labios hacían movimientos exasperados. Gemí dentro de su boca y lo aparté con rudeza para respirar.
Sus boca me seguía apeteciendo, sus labios se veían provocadores, estaban más enrojecidos e hinchados, sospeché que los míos también.
Intercambiamos una mirada de... "eso no debió pasar" a pesar de eso yo no me arrepentía y estaba segura de que él tampoco.
–¡Oh! Perdón –se disculpó–. Lo siento, fui impulsivo, perdón.
–Está bien –volteé la mirada al decirlo. Y reparé en que realmente Joe no estaba dormido, nos miraba al uno y al otro, a Nick y mí, sonriendo y con los ojos entornados desde la comodidad de su cama entre las sábanas, y para mi desconcierto Nina tampoco estaba dormida. La chica rubia se estaba levantando de la cama, le dio un beso en la mejilla al cuerpo dormido de Alan y salió de las sábanas.
Notablemente mis mejillas se ruborizaron, ellos lo habían visto, el beso. Nina se dirigió hasta el armario, de la sección de su ropa, estimé, sacó algunas prendas y me las aventó a la cara. Yo las atajé a tiempo.
–Creo que deberías vestirte a menos que quieras ser acosada por todos los chicos de esta casa.
No está mal, todos ellos son bien parecidos, enunció mi subconsciente dentro de mi cabeza. Me horroricé y me reñí a mi misma al escuchar esos indecentes pensamientos en mi mente. ¿Qué estoy diciendo? Debo estar enloqueciendo.
Nerviosa le eché una miradilla a Nick y volví de nuevo al cuarto de baño para colocarme la indumentaria. Creo que si la idea era no ser acosada por los chicos de esa casa pues definitivamente ese nuevo atuendo no iba a funcionar, era un pijama de Nina, un cortísimo vestidito de tirantes, de color purpura con encaje y sensuales adornos, y la tela era prácticamente transparente. No debía salir así pero... No tenía alguna otra ropa. Abrí la puerta, asomé primero la cabeza para estar segura que de ninguno de los chicos me estaba mirando, salí casi a hurtadillas, en la planta de mis pies descalzos podía sentir la suavidad de la alfombra.
Abracé mi cuerpo sintiéndome casi desnuda. Nick que estaba tendido en el sofá se levantó y lanzó unas sábanas nuevas junto con una almohada en éste.
–Si quieres puedes acostarte a dormir en el sofá, yo dormiré en el suelo. Ahora que es de día quizás necesitas descansar –sonó la cordial y generosa y sensual voz de nick .
Claro, los vampiros duermen de día. ¿Cómo no se me ocurrió antes?
Nina estaba de vuelta en su cama junto a Alan, Adolph no se distinguía entre las mantas, se miraba como un gran bulto, no estaba segura de si Joe estaría despierto aún o se habría dormido ya que estaba cubriendo sus ojos con uno de sus brazos. Y el galante Nick estaba brindándome el sofá, que deduje era el lugar donde él solía dormir. Él bajó las persianas y la habitación estaba más oscura y más fría.
–¿Estás seguro de que no te molesta...?
–¡No! Para nada –me interrumpió él.
–Puedes dormir en mi cama si quieres –ésa era la voz de Joe, quien había dejado de cubrir sus ojos y me observaba en la oscuridad.
–¿En serio? –denoté absolutamente sorprendida, Joe era quien se había quejado de dormir en el suelo y ahora me estaba facilitando su cama. No era que fuera a aceptar usar su cama pero... ¿De verdad me estaba ofreciendo eso?
–Por supuesto –contestó Joe, incluso en la oscuridad su sonrisa brilló–. Puedes dormir aquí junto a mí.
Se movió a un lado del colchón dejando un espacio libre que era... ¿Para mí? Me hizo señas con las manos de que fuera a recostarme a su lado.
¡Oh no! ¡Por supuesto que no! Pensé tan alto que creí que las palabras se habían escapado de mis labios. El rubor de mis mejillas ardía en mi rostro.
–Oye, ¿que te pasa? –me alteré–. Sabes que no voy a hacer eso jamás, antes dormiría en la boca de un hombre lobo.
Escuché la risa divertida de Joe.
–Inténtalo, esos tipos son divertidos –Joe se reía pero había algo en su tono de voz que me decía que no estaba bromeando.
Fijé mis ojos en Nick pidiéndole con la mirada que respondiera a mi futura pregunta antes de tener que hacerla en voz alta.
Nick sonrió como si hubiera leído mi mente. ¿No podía hacer eso o sí? No, porque yo no podía, ¿cierto?
–No –contestó Nick mirándome–. Los hombres lobos no existen.
Joe seguía riéndose casi a carcajadas.
–Gracias por tu ofrecimiento nick pero no puedo permitir que duermas en el suelo y menos si es por mi culpa –tomé las sábanas y las almohadas y las lancé en la alfombra.
–Eres una testaruda –Nick dijo riéndose entre dientes–. No voy a permitir de ningún modo que duermas en el suelo.
Nick levantó las sábanas del suelo y las devolvió al sofá sin darme otra alternativa que obedecerlo.
–En serio, no acepto un no por respuesta –me miró con su ceja levantada.
–Supongo que en el sofá entramos los dos –casi no pude creer lo que dije.
–Zorra –ésa fue la voz de Joe resonando por lo bajo.
¡Maldito! ¿Cómo se atreve?
–¿Sabes qué, Joe? No creas que no te escuché. Y a mi parecer creo que te sientes celoso porque voy a dormir con Nick y no contigo.
–¡JA! –rezongó–. El mundo se acabaría antes de que Joseph Jonas sienta celos, pequeña.
–¡Como sea! –hablé totalmente indignada y me recosté en el sofá.
Nick no se aprovechó de la situación, por suerte se acostó en la alfombra al pie del sofá y se cubrió con sus sábanas como si de verdad tuviera mucho frío.
–¿Estás bien allí? –le susurré al oído a Nick
–Perfectamente –lo escuché decir.
No pasó mucho tiempo cuando me había quedado dormida, en mi cabeza no había sueños, no había nada, ni una ilusión, ni la más mínima imagen que me recordara algo de mi vida humana, exclusivamente esas palabras que me remarcaban una y otra vez que yo era una asesina chupasangre, debía hacerme a la idea o de lo contrario sería más doloroso, haber perdido todo así como así en una sola noche, mi vida se me escapó de las manos en tan solo un segundo, todo se fue, mis viejos amigos, mi familia, mi casa, nada me quedaba y la idea me destruía por dentro.
Debo aceptar lo que soy. Sonó el eco de mi voz rebotando en las hipotéticas paredes de mi mente, secando mi corazón como una flor marchita.

Las voces de nick , Adolph, y Joe interrumpieron mi ensoñación. Pude oír agudas voces a las afueras de la casa, también las gotas de agua goteando desde el grifo de la bañera, un auto pasando por la avenida principal, la cacofonía de las mordidas de una persona mientras masticaba comida, las pisadas sobre la alfombra, la respiración regular de los vampiros y cada estridencia minúscula que se paseaba por el aire. El sofá olía a Nick y las sábanas olían a colonia de mujer, además se sentía el aire impregnado a un olor a hot cakes, con miel de maple y con mantequilla derretida exactamente.
Mis ojos tardaron varios minutos en acostumbrarse a la luz, aún era de día.
–Hola –se escuchó la voz de Nina cuando entró por la puerta principal.
–Hola, ¿qué tal el trabajo? –se interesó nick.
–Es bueno, aunque termina doliéndote la espalda después de hacer varias horas como maniquí viviente. Y la gente es... ya sabes, fastidiosa, tratan de hacerte reír maldita sea.

Te hice una deliciosa comida –declaró Joe con gentileza cuando me vio despierta, me extrañó escuchar su tono simpático y... ¿Me preparó una deliciosa comida? Eso quería verlo.
Sobre la mesa había un plato, con hot cakes humeando, y algo normal... Un vaso de sangre para acompañarlo.
–No te dejes engañar, chica –rezongó Nina–. A Joe se le quema el cereal. A juzgar por el aspecto de esa comida yo diría que Donovan fue el responsable.
–Así es –concretó Adolph tomando de un vaso que traía en las manos.
Me puse de pie cubriéndome con las sábanas, no quería que ellos se fijaran en mi pijama hot.
–¿Dónde está Alan? –sentí curiosidad por saberlo cuando no lo vi en ningún lado.
–escuela secundaria –respondió nick –. Adolph y yo vamos de salida para el trabajo, estaremos acá antes del anochecer.
El guapetón de nick se acercó a mí para despedirse y luego de susurrarme un sensual Adiós al oído sus labios tocaron los míos levemente, como un beso familiar de esos que les dabas a tus padres cuando eras pequeña. ¡Por Dios! Ese chico no tenía derecho a hacer eso, pero, era potentemente encantador y por razones obvias todo el mundo lo vio hacer eso.
Los ojos claros de Nick se clavaron en los míos con un atisbillo cómplice, si no fuera porque todos seguían observándonos hubiese saltado a besarlo de nuevo.
Adolph agarró las llaves, abrió la puerta, se colocó gafas oscuras y un abrigo y esperó a que Nick saliera tras él.
Y entonces solo éramos Nina, Joe y yo.
–¡Chica! Mi ropa es tu ropa, elige lo que quieras –Nina abrió el armario donde estaba todo ese vestuario sexy.
–Ya me gustaría verla con otro de tus atuendos –canturreó Joe riéndose.
Aún envuelta en las sábanas fui hasta el gran armario, cuidadosamente inspeccioné toda esa vestimenta costosa y sensual, yo siempre solía vestirme femenina y provocativa pero nunca tanto, Nina era más bien como un arma de seducción. En uno de los rincones más ocultos encontré unos jeans negros, ajustados al cuerpo y a la cadera, con el área de las rodillas rasgada. Ése estaba perfecto. Por otro lado no había ninguna camisa sin escote, pero tomé una que tenía un escote abierto en el pecho y una cazadora que presentí que era de nick para ponérmela encima.
Me cambié en el cuarto de baño y salí descalza, me senté a la mesa a comer rápido antes de que mis hot cakes se convirtieran en cold cakes.
–¡Oye! –Joe me examinó con la mirada de arriba abajo–. ¿Te di permiso de usar mi ropa?
La chaqueta, claro, era de él.
–¡Oh! Pensé que era...
De tu noviecito nicky ? –inquirió alzando la ceja.
–Sí, sólo... ¡No es mi novio! –comencé a sacarme su abrigo.
–No te molestes, puedes quedártela, por hoy, supongo –fue un alivio que Joe dijera eso porque no quería mostrar mi marcado escote.
–¡Gracias! –hablé a regañadientes y mordí un poco de mi hot cake.
–Entonces... ¿Tú y Nick ya...? –interrogó Nina al tiempo que se acercaba a mí.
–¿Ya qué? –alegué enrojecida.
–¡No te hagas la tonta! ¿Son algo? ¿Hicieron algo? Porque ese beso sexy de anoche fue intenso –trágame tierra. ¡Qué vergonzoso! Pensé.
Aclaré mi garganta y me quedé muy calladita fingiendo no poder hablar con la comida en la boca.
–¡Vamos! No te hagas... A que sí pasó algo –Nina golpeó mi hombro cariñosamente como lo haría una amiga y yo forcé una sonrisa torcida.
–De hecho no –contestó Joe cambiando la TV con el control de mando–. Él se acostó a dormir en el piso y ella en el sofá. Bastante romántico, ¿no crees? –estaba usando su ironía.
–Uhh. Donovan está por atacar, no te preocupes, mi querido amigo –Nina dijo con voz escandalosa y graciosa, ella era divertida. Yo fingía ahogarme con la comida para no tener que hablar y en eso pretendí estar tosiendo.
–Si querías que te dé respiración boca a boca no tenias que fingir tos, podías habérmelo pedido y ya –oí decir a Joe mientras me miraba. Y esta vez realmente me ahogué con mi propia saliva.
–¿Qué.. Qué te... Hey, ¿qué pasa contigo? –mi voz se entrecortó por la tos–. No todas quieren probar tus labios, querido.
–¿Ah no? –Joe de verdad parecía atónito, como si de verdad pensara que nadie podía resistirse a sus encantos. No es que no tuviera unos labios provocativos y un cuerpo mortalmente delicioso, incluso podría comérmelo como un bocadillo pero... No, que rayos. Joe es un tonto.
–No, Joe, quizás no todas quieran contigo –se animó Nina a defenderme.
En esos instantes yo tal vez no me animaba a decirle cuan irresistible era.

En un momento eterno de silencio se me ocurrió preguntar cuál era el trabajo de Nick y Adolph.
–Son detectives –respondió Nina–. Siempre se necesitan chicos como nosotros para que cubran los casos de personas que aparecen muertas por ataques de vampiros, entiendes? Cuando un vampiro deja una víctima muerta Adolph y Nick cubren las pistas fingiendo hacer una investigación para que nadie sospeche de nosotros, y pues luego se inventan que la víctima se ha suicidado o fue atacada por lobos. Lobos de New York, por supuesto –Nina se rió ante la idea.
–¿Y tú? –me refería al trabajo de Nina–. ¿Siempre eres maniquí viviente?
–Para nada –respondió la graciosa chica–. Trabajo sólo ocasionalmente cuando quiero ganar algunos dólares. Soy modelo ocasional.
–Modelo de los cartones de leche –se burló Joe.
Nina lo fulminó con la mirada.
–¡Oh mira esto! –exclamó Joe mientras tomaba en sus manos el diario y observaba la página principal con interés–. Qué guapa saliste en el diario.
–¿Quién, yo? –inquirió Nina.
Se escuchó un resoplido de Joe.
–Tú no, tonta. Ella –me señaló con la mirada.
¿Yo? Pensé. ¡Oh cielos! ¿Por qué yo estaba en el diario?
–______ Moore, joven desaparecida de diecinueve años. Padres desesperados buscándola –leyó en voz alta Joe–. Interesante, ¿verdad? Ella no es modelo y aparece en el diario, que gracioso, ¿no lo crees, Nina?
Ella puso los ojos en blanco.
–¡Joe! No sé tú, pero yo creo que esto nos meterá en problemas –decía Nina al tiempo que yo le arranqué de las manos el papel gris enorme y vi mi fotografía en blanco y negro.
–¿Por qué lo dices? –señaló Joe.
–Lo sabes –respondió ella–. La chica, no podía desaparecer.
–Deja de decir tonterías –siseó Joe y su expresión pasó a ser seria. Por primera vez parecía serio.
–Está bien. Ignórame. Luego verás las consecuencias.
No lo entendí, sólo sé que mi corazón se quebró en pedazos al imaginarme a mis padres destrozados buscándome como locos.

Un par de horas más tarde Alan apareció, venía de la escuela secundaria, llevaba uniforme de gimnasia, que le quedaba tan... Deleitable, tan ajustado, tan bien. Y llevaba una mochila colgando en el hombro, con esa pinta aparentaba ser un poco más joven pero aun así no aparentaba jamás sus catorce años. Jamás.
Nina y él no disimularon al besuquearse y manosearse.
Incómodo.
Para Joe y para mí que seguíamos aún allí.
Durante horas lo único que hice fue observar programas de chicos que le gustaban a Joe, autos, rústicos, trucos en skate, carreras de motocross y algunos otros programas que casi podía memorizarme gracias a que Joe se negó a poner algo para mí o a darme el control tan solo unos segundos.

Anocheció. Nick y Adolph habían llegado y se preparaban junto con Joe y Alan con un vestuario que les quedaba tan provocador como elegante.
–No pensarás en ir a la fiesta más nombrada del año en esas fachas, ¿o sí? –me dijo Nina sacando de su ropa un vestido, provocador, descubierto, sensual. Era corto, alarmantemente corto, y además con un descote enorme en la espalda que dejaba a la vista toda esa piel, era de color rosa y de tela cómoda, me lo coloqué encerrada en el baño, lo acompañé con mi par de tacones negros y unos aretes en conjunto con un collar que Nina me entregó.
Perfume, peinado, labial, bolso de mano y estaba lista para salir del cuarto de baño y sentirme increíblemente divina como una diosa. Lo que no era muy bueno porque cuando yo me sentía así solía portarme mal, algo como seducir chicos y mandarlos a volar luego. Siempre eso me iba a divertir pero esta vez quizás me sentiría algo cohibida por lo ardiente que probablemente me veía.
Salí del cuarto de baño sintiéndome glamorosa y luego apenada cuando los chicos voltearon a verme sin ocultarlo en lo más mínimo.
–¿La fiesta de alta sociedad en el Excelsior Hotel? –pregunté para desviar la atención–. He ido a muchas fiestas allí. ¿Para qué vamos allá?
–A darnos un banquete, preciosa –habló Joe con picardía y un tono juvenil y juguetón que lo hacía verse... Muy, muy apuesto. Y con esas fachas podía confundirse con una estrella de cine, y con su frase que de chico guapo que terminaba con la palabra preciosa quise derretirme en un momento, pero mantuve la postura.
Nick me rodeó con su brazo por la cintura, me colocó peligrosamente cerca de él.
Mi estómago revoloteó con inquietud y nerviosismo. La mano de él estaba en mi espalda casi desnuda y sin poner en tela de juicio se sentía muy bien. Sus labios tocaron mi mejilla de forma tierna, fue un beso muy cerca de la boca, muy sensual. Un segundo más tarde le di un empujoncito cariñoso en el pecho para avisarle que se alejara, lo entendió perfectamente.
–Ya sabes las reglas –recordó Joe–. Romanticismo y esas cosas se hacen fuera de casa.
–No quiero arruinarles la fiesta pero es cierto –exclamó Adolph sonriente.
Nick sólo me tomó de la mano y peinó su cabello con la otra mano.
Alan y Nina sí podían romper las reglas? Iba a preguntarlo pero si Nick se había quedado callado yo también. Lo de nosotros no era romanticismo, no fue nada, sólo un beso en la mejilla. Un beso inesperado en la mejilla, un beso candente y cerca de los labios. Nada más que un simple besito.
Siendo sincera, a Nick también lo devoraría como un suculento bocadillo, por supuesto que sí, pero nadie tenía porque saber eso.

Salimos de casa en parejas.
Nina tomada de la mano con Alan, Nick y yo no nos quedábamos atrás, y Adolph y Joe caminaban adelante uno junto al otro con cierta molestia.
La calle de los vampiros estaba repleta de fiesta, alcohol, descontrol, música.

A unas calles el hotel se veía esta noche más iluminado que de costumbre, desde lejos mi agudizado sentido del oído atendía a la música en vivo de violines que provenía del interior del hotel, escuchaba también debajo de la música las voces agudas de las personas conversando, el cristal de las copas colisionando cuando brindaban y cada risotada que largaban esas acaudaladas personas.

Al caminar de la mano con Nick me sentía extraña, como que no sabía que pensar. ¿Qué pretendía este chico?
Él iba caminando con mi mano dentro de la suya, la soltó para rodearme el cuerpo con su brazo entero y deslizó sus labios desde mi oreja hasta mi cuello. Acariciándome con ellos, casi como besándome pero era algo distinto, respiraba en la piel de mi cuello provocándome leves escalofríos hasta que esas caricias si se convirtieron en besos y mordisquitos inofensivos y... Amenos.
Esta noche luces hermosa –susurró él con sus labios en mi oído.
No pretendí seguir con los revoloteos.
–Entonces tú y yo... –me costó acabar la frase–. Somos... es decir... ¿Qué somos?
Nick dejó de besarme y siguió caminando, estuvo callado segundos interminables, se me hizo tan largo su espacio de silencio que pensé que no me respondería.
–Pensé que sólo era... ya sabes... somos amigos –respondió él.
Caí en la realidad de golpe, como si me hubieran despertado de un sueño con una jarra de agua fría. Verdaderamente me esperaba más de él.
–Entiendo –proclamé soltando su mano y apartándolo de mí. No me gustaba la idea de ser... ¿Amigos con ventajas? Jamás lo hice con anterioridad y no iba a empezar ahora, ¿o sí?–. Amigos, sólo juegas, un beso por aquí otro por allá, ¿a quién le importa?

Sí que Nick se arrepintió de haber dicho eso porque... Ahí estaba, suplicando y disculpándose.
–¡Oh! –apuntó–. De verdad lo siento, no sabía que para ti eso significara mucho, sólo... perdón, si quieres puedo dejar de hacerlo, es sólo que... –¿a que quería llegar él? Me pregunté con sumo interés.
–No, para nada. Déjalo así –intercambié una mirada con él–. ¿Al menos puedes controlar tus labios un poco más entonces?
–Me gustas –confesó–. Me gustas mucho si es eso lo que quieres saber, no juego contigo.
Sí, eso era exactamente lo que yo quería escuchar, que me dijera que sólo estaba intentando dar el primer paso. Que no era un juego.
Hice que se detuviera por un instante para besarlo en los labios. Lo hice con cautela y pasión. Sabía muy bien ese chico. Se sonrió de forma deslumbrante y continuamos con el camino.

En la recepción del hotel Joe y Adolph se adelantaron a hablar con la recepcionista.
–Déjame adivinar... –exclamó la "ocupada" recepcionista mientras hablaba por teléfono y pintaba sus uñas en un color rojo fuerte–. Tres habitaciones para... ¿Tres parejas? –alzó una de sus delgadas cejas rapadas.
Joe soltó una risita tonta y nerviosa.
–No, no soy gay, señorita –negó Joe–. Vinimos porque tenemos reservaciones para la fiesta de sociedad de la hija del Sr. Alexander Ó Connor. De hecho, puedes llamarme después de la fiesta y estaré disponible para ti –Joe le quitó a la mujer el bolígrafo de sus manos y anotó lo que parecía ser su número de teléfono. Ella y él intercambiaron una astuta miradilla.
Preguntaron nuestros nombres y entramos al lugar donde se celebraba la elegante fiesta.
Todo era muy... Aristocrático.
Sorprendentemente mi sed estaba bajo control, aún pensaba en saltar encima de todas esas personas y beberme hasta la última gota de su sangre pero la diferencia esta vez era que no lo hacía, no les saltaba encima, estaba perfectamente controlada, merecía créditos por eso.
–¿Te sientes bien? ¿Controlada? –me preguntó Adolph cuando pensó que yo estaba vacilando.
Asentí con la cabeza, tenía miedo de abrir la boca para hablar y que ese aroma entrara a mi cuerpo y fuera demasiado irresistible.
–Mira y aprende. Espérenme en el aparcamiento que le voy a enseñar a la chiquilla como se hace esto.
Nos marchamos de forma encubierta hasta el estacionamiento del hotel. Aguardamos reclinados en un vehículo durante minutos hasta que vi aparecer a Joe con una chica colgada a su pescuezo, ella iba besuqueándole hasta la última parte de su cuerpo y él respondía toqueteándola, a lo lejos vi como Joe llevaba a la chica hasta un oscuro rincón, entrecerré mis ojos con repugnancia al ver que Joe ponía sus manos en el trasero de la mujer y bajaba los besos a sus senos, y como es obvio la chica se regocijaba de placer.
–¿De verdad quieren hacerme ver esto? –me quejé.
–Es seducción –explicó Nina–. Un arma de doble filo, y la mejor arma de nosotros los chupasangres, los tontos humanos se sienten inexplicablemente atraídos ante nuestra belleza y caen envueltos en esa trampa –la voz de Nina sonaba al tiempo que veía a Joe

haciendo ese experto trabajo de "seducción"–. Luego, cuando se entregan a nosotros aprovechamos para utilizar el arma mortal... ¡Zaz! Mordemos directo a su cuello –y en el mismo instante en que ella lo dijo Joe mordió el cuello de la mujer, ella gritó adolorida pero nadie iba a escucharla, la música se escuchaba por encima de su voz, y posiblemente si alguien la escuchaba especularían que se estaba divirtiendo. La mujer con su peinado abultado y su vestido corto de color negro se retorcía de dolor entre los fuertes brazos de Joe. Minutos y minutos de agonía pura, yo también había vivido eso no mucho antes.
Nosotros somos del bando de los malos. Pensé al mismo tiempo que franqueaban innumerables incógnitas por mi embrollada cabeza. Sorprendentemente... Ser los malos cada vez me parecía más excitante, es decir. Quién no ha deseado andar con una banda de sexys vampiros inmortales, apuestos y jóvenes que se la pasaban mordiendo por ahí cuellos y seduciendo humanos. No sé porqué pero cada segundo que pasaba la idea me agradaba más, cada segundo interminable y eterno me sentía más como uno de ellos, estaba íntegramente dispuesta a vivir mi vida de esa forma, podía despilfarrar mi vida haciendo cualquier cosa y luego cambiar de parecer las veces que quiera, podía asistir cada noche a cada fiesta y vivir la vida noctámbula como ellos lo hacían, tal vez podía volverme alocada y bailar cada noche con vampiros guapos en algún night-club. Sonaba como un auténtico incentivo... Asimismo, estaba sola en el mundo con un grupo de "adolescentes." ¿Qué joven no ha deseado alguna vez en su vida que sus padres se esfumaran al menos un día? Sé que muchos en algún momento de su vida lo desearon. El mundo era mío y el tiempo era lo que me sobraba, algo que siempre había sido tan valioso como el tiempo ahora valía tan poco como la vida de insecto, como páginas en blanco y como un reí sin corona.
La mujer del vestido negro falleció desangrada, su cuerpo estaba pálido y en su cuello estaban los rastros de sangre.
Joe, al asegurarse de que su víctima estaba inconsciente metió sus manos dentro del vestido de la mujer, exactamente entre sus senos y sustrajo de ese lugar unos cuantos billetes enrollados.
–¿También robamos? –cuestioné horrorizada.
–¿Robamos? –repitió Nick extrañado y luego sonrió–. Ellos están muertos, no necesitan dinero.
–¿Lo viste? –me susurró Alan–. Ahora te toca a ti, nos divertiremos un rato y luego acabaremos con la fiesta antes del amanecer, será divertido.
–¡Oh sí! –exclamó Nina–. Vamos por esas copas de vino.
–Sí, sólo ten cuidado de no morder en público –me advirtió Adolph.
Mientras Joe se encargaba del cadáver volvimos al interior del gran salón de festejo, toda la decoración elegante, las copas de licores caros, la banda de violinistas, los jóvenes apuestos coqueteando con chicas, el olor a flores, el aroma a sangre humana activó mis sentidos como los de un salvaje animal carnívoro.
Requería de algo que apaciguara mi sed inminentemente, algo que me hiciera dejar de lado el sonido sugestivo de los latidos débiles de un frágil mortal.
–Toma –Nick acercó una copa de vino a mis labios y me hizo beber de ella–. Te ayudará a olvidarte de la sangre por un rato.
Y era cierto, lo único que degustaba mi lengua era ese semi-amargo vino y nada más podía oler el alcohol en el interior de la copa de cristal. Eso fue relajante.
–Ahora ve a ligarte a unos cuantos chicos para asegurar nuestro banquete, chica –habló Nina a mi espalda–. Será mejor que te apresures antes de que te dejen sin chicos, y por cierto el rubio alto con la camisa azul es mío –ella se fue transitando sensualmente hacia aquel chico en el que puso la mirada y Alan se encogió de hombros.
–¡Maldita sea! Nunca va a dejar de molestarme que ella haga eso –se quejó Alan mirando como su chica coqueteaba con otro.
–¿Porqué no lo intentas tú? –me incitó Adolph.
–Yo... Sí, lo haré, pero debo tomarme unos cuantos tragos primero –acerqué la copa que nick tenía en sus manos a mi boca y bebí un poco más.
De un período a otro la distinguida fiesta de gente estirada estaba siendo poseída ante los hechizos de un grupo de vampiros. Cada dama en la solemnidad se arrastraba detrás de cualquiera de nuestros chicos. Invitaban a bailar a cada chica del lugar y Nina arrasaba con todos los hombres que se babeaban a su falda, ella era una profesional en el coqueteo, con una licenciatura en seducción y maestría en curvas. Envidiable. Pero yo también sabía cómo hacerlo, en mi antigua vida también utilizaba mis tácticas para atrapar a los jugadores de football americano y a decir verdad me funcionaba bastante bien.
–Bailemos –me pidió Donovan mientras me tomaba de la cintura y me transportaba a la pista.
La música era lenta, él tenía en una mano la copa y su otra fría mano tocando la piel descubierta de mi espalda, se sentía tan bien. Me deleité con su aroma, con la suavidad de su lisa piel y los movimientos de su cuerpo, a pesar de que su cuerpo estaba frío hacía que el mío se avivara. Hacía mucho tiempo que un chico no me hacía sentirme tan bien, tan segura, tan protegida, tan acalorada, tan nerviosa, tan pequeña. Y yo le gustaba, no podía pedir más.
De nuevo sus labios sobre mi cuello, su respiración tentándome de cerca, su aliento deslizándose al través de mis sentidos, su penetrante mirada.
Luego de la pieza de baile nos fuimos a sentar con nuestros camaradas en una de las mesas. Cada uno estaba con su pareja humana, o mejor dicho, su cena. Adolph y Alan tenían bonitas mujeres acompañándolos y Nina con el chico alto de la camisa azul. Joe llegó más tarde solo y borracho, con marcas de labial en el cuello de su camisa y tenía los labios hinchados y rojos.
–¿Qué tal? ¿Se divierten? –indicó Joe sentándose a la mesa.
Adolph besó a su chica. Alan miraba a Nina, Nick puso su mano sobre mi pierna.
–¡Joe! ¡Mírate! ¿Puedes por favor dejar de beber? –se quejó Nina.
Yo tomé un coctel de la bandeja que sostenía uno de los camareros. Bebí un poco, era de piña, estaba delicioso.
Mi mente se alejó del planeta en ese momento, esos chicos humanos estaban tan cerca... Eran tan jugosos, tan comestibles. Debía controlarme en público. Me bebí ese coctel de un solo trago, el frío del líquido hizo que sintiera dolor de cabeza, y necesitaba más de esa bebida o de lo contrario lo próximo que bebería sería sangre caliente de nuestros invitados humanos. Pedí otro coctel y también me lo bebí como agua.
–¿No crees que estás tomando demasiado? –masculló Nick .
–Quizás –reconocí–. Pero... Tú entiendes.
Él asintió, sabía que yo lo hacía para someter mis impulsos.
–Bailemos, linda –dijo Joe. ¿Me lo dijo a mí?
No lo supe hasta que se levantó de la mesa, la rodeó caminando para acercarse a mi lugar y extendió su mano para que yo la tomara, intercambié una miradilla con Nick antes de ponerme de pie y largarme con Joe hasta la pista. Sonó un vals. Imaginé que no era la música preferida de Joe porque hizo un gesto de disgusto en su cara, sin embargo no le dio importancia. Las luces descendieron, el espacio estaba oscuro aunque estaba segura de que estaba mucho más oscuro de lo que parecía porque mi nueva desarrollada vista podía ver un poco más allá de la espesa oscuridad, a veces era bueno eso de la visión nocturna.
Me estremecí con un escalofrió cuando sentí esas fuertes manos de Joe reposarse en la parte baja de mi espalda, no me dejó espacio para moverme, estaba ebrio y me abrazó demasiado fuerte, aprisionó mis costillas contra su pecho con demasiada fuerza y utilizaba su manos para acariciar mi espalda al mismo tiempo.
–Joe, por favor –manifesté y lo empujé con fuerza inútil porque no se movió–. No me dejas respirar.


**************************

continuara :(L):
ahora si las cosa se pondran muchisimo mejor :twisted: .
no les cuento mas para
q esperen la novela con entusiasmo
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por aranzhitha Mar 10 Abr 2012, 7:14 pm

awww me encanto :)
pero que hara la rayiz :roll:
como va a elegir entre dos bombones :twisted:
Nick es super lindo y sexy baba
por otra parte :¬w¬:
Joe es el chico malo y sexy baba :twisted:
que dilema, :roll:
aun asi quisiera ser la rayita baba
siguela pronto :polli:
aranzhitha
aranzhitha


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Mensaje por berenice_89 Mar 10 Abr 2012, 9:13 pm

NEW READER¡¡¡
berenice_89
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Mensaje por chelis Mar 10 Abr 2012, 9:45 pm

wuuuuaaauuuuuuuu!!!!!!!!!!!!!!!!
con quien nos quedaremooossss????
aaii pon otrooo porfiiiss
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por # TeamBullshit Miér 11 Abr 2012, 8:38 am

Todavía no la leo por que
me tengo que ir corriendo
Pero apenas vuelvo
La leo y mmm comento
Igual si es de vampiros
olvidate me compraste jaja
# TeamBullshit
# TeamBullshit


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Mensaje por berenice_89 Miér 11 Abr 2012, 9:30 am

ME GUSTA TU NOVELA
berenice_89
berenice_89


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Mensaje por chelis Miér 11 Abr 2012, 12:00 pm

esperando un caapiisss
chelis
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