"Friends, Lovers Or Nothing" (Zayn Malik) TERMINADA

Ya habían pasado tres días desde el "incidente" con Zayn. Desde ese entonces, no lo había visto más. No sé por qué, pero no quería hacerlo; me ponía nerviosa pensar en eso, en él.
Era miércoles. La luz del sol ya se asomaba por las rendijas de mi persiana. Suspiré, y me senté en la cama. Tomé mis pantuflas, y caminé hacia el baño. Me lave los dientes y me peiné. Al volver a mi habitación, pude notar la pantalla del celular estaba prendida. Un mensaje. "Aldi, querés hacer algo hoy? Vamos al cine a la tarde? Liam" Pensé que sería una buena idea; hacía mucho que no salía con Liam y me vendría bien para despejar mi mente. Le respondí que sí y quedamos en encontrarnos a las 3 en la parada del colectivo.
Se hizo la hora, me cambié y fui al encuentro de Liam. Luego de unos 15 minutos de espera llegó; la puntualidad nunca fue lo suyo. Traía puesto un jean y una camisa celeste a cuadros desprendida, con una remera blanca abajo. Se veía bien. ¿Pero… qué estoy diciendo?. Nunca había pensado en el así, es solo mi amigo; un muy lindo amigo…
Se acercó y me saludó; no pasaron muchos minutos hasta llegó el colectivo, subimos y emprendimos los 20 minutos de viaje hasta el cine. Íbamos hablando de cosas sin sentido, me contó sobre el problema con el auto de Louis y yo sobre el por qué no había ido con las chicas. No pensaba decirle ni una palabra sobre Zayn; aunque fuera mi mejor amigo, no tenía porqué enterarse, no quería que lo hiciera.
Pero las cosas no siempre salen como uno las espera. Tuvo que hacer la Pregunta de la discordia.
-Así que… cómo conociste a Zayn? parece simpático - dijo como quien no quiere la cosa, haciéndose el desinteresado. Le conté que se habían mudado desde Buenos Aires, y que nos conocimos un día que salió a pasar a su mascota. Pude evitar contarle lo de hacía tres días.
Entre palabra que va y palabra que viene, llegamos al cine y fuimos a la boletería. No teníamos ni idea de qué películas había en cartelera. El juego del Miedo. Terror. Perfecto. Siempre me habían gustado las películas de Suspenso. Sacamos las entradas y fuimos a comprar pochoclos y unas gaseosas. Después escuchamos el anuncio de apertura de la sala y fuimos al ingreso. Todavía faltaban un par de minutos.
Le entregamos las entradas a la empleada y fuimos a sentarnos. Aún no habían empezado las propagandas.
Trató de sacar tema de conversación y me preguntó si no me daban miedo esas películas. Le respondí que no, ya había visto muchas y nunca me había asustado.
Las luces se apagaron y las propagandas empezaron. Hicimos silencio. La sala estaba vacía, solo nosotros. Nadie va al cine un miércoles a la tarde.
Estaba disfrutando de la película. Ya habíamos comido más de la mitad del tarro de palomitas.
Más o menos cuando ya había pasado una hora, fui a sacar más pochoclos del tarro, pero mi mano no se encontró con el alimento, sino con la de Liam. Nos miramos fijo por un momento, hasta que el rió nervioso y yo lo imité. La película continuó, aunque ya no le prestaba tanta atención. De repente la pantalla se puso oscura. Era muy obvio lo que iba a ocurrir. La bestia saldría de golpe gritando. Comencé a ponerme nerviosa y… Bam! Apareció la horrible cara del monstruo en tamaño cine.
No pude evitar gritar y sobresaltarme. Me tiré hacia el costado y hundí mi cara en el pecho de Liam todavía a gritando. Me abrazó con fuerza, acariciándome el cabello.
-Calmate Aldi, es solamente una película. Aparte, me habías dicho que no te daban miedo-dijo entre conciliador y divertido.
-sí! pero esta es la peor que vi en mi vida! -dije todavía aplastada contra él.
-Querés que nos vayamos? No me importa el final - dijo. Agradecí su comentario.
-SI! Por favor Liam, vámonos ya, antes de que me muera!- se rió ante mi exageración y trató de levantarse de su asiento.
- Em Aldi, podés salir de arriba mío?- recién ahí caí en la cuenta de la posición en la que estábamos. Me paré lo más rápido posible. Estaba bordó, pero la oscuridad de la sala me salvaba. Nos paramos y salimos de la sala.
Salimos del cine manteniendo un poco de distancia, especialmente por mi parte, puesto que me invadía la vergüenza.
-Tengo hambre- dijo con una cara que me causó mucha gracia.
-Yo también. Vamos a Mc Donalds?- dije con una cara de feliz cumpleaños terrible. Sonrió y asintió.
Caminamos los 50 metros desde la sala hasta el restaurante debatiendo la explicación de nuestra hambre teniendo en cuenta de que habíamos comido un tarro grande de pororó. Al llegar, fuimos a la caja a ordenar. Yo, como soy tan fanática de las dietas, pedí un doble cuarto de libra con papas y gaseosa grande. Liam me miró con cara de no entender en donde me entraba tanta comida. A continuación, pidió lo mismo. Esperamos a que nos entregaran la bandeja y fuimos a buscar una mesa. Yo llevaba las gaseosas y el las hamburguesas y las papas.
Se podría decir que tuve un "pequeño problema" al no ver el cartel de "cuidado, suelo mojado". Un resbalón basto para dejar caer la gaseosa. Me quería matar. Había bañado a mi amigo en coca cola.
-perdón perdón perdón y un millón de veces mas perdón - dije gritando con una preocupación increíble. Liam se empezó a reír y me dijo que no pasaba nada. Pero que me callara porque todo el mundo nos estaba mirando. Mire a mi alrededor. Todos en sus mesas se habían dado vuelta para ver aquel espectáculo. Me enderecé, dejamos la comida sobre la mesa y fui al baño por papel, para ayudarlo a limpiar mi desastre. Volví a la mesa.
-Acá tenés, perdón.- dije. Era inevitable no sentirme mal. Le di los trozos de papel para que se limpiara.
-Gracias, Aldi.- me dijo. Su sonrisa no demostraba ni una pizca de enojo, más bien parecía divertido ante aquella situación. Eso me hizo sentir un poco mejor. Me senté enfrente de él. Lo miraba mientras se limpiaba el pantalón. Nunca lo había notado. Para ser exacta, antes no me había fijado detenidamente en él. Tenía el pelo más claro que antes de las vacaciones, con pequeños destellos dorados. Estaba despeinado rebeldemente. Sus ojos café se posaron en los míos, pero no me di cuenta de aquello, ya que me tenía hipnotizada. Aquel amigo no estaba nada mal.
-Estas bien?.- Me preguntó pasando su mano de arriba a bajo sobre mis ojos. Desperté entonces de mi shock.
-eh, si. Me había quedado pensando en… en la gaseosa.- Inventé. Trataba de sonar lo mas convincente posible. – Voy a buscar otra -. No sabía que hacer. Que vergüenza por dios! “Basta Aldana” dije en mi cabeza. Me paré y me dirigí a la caja por otra bebida.
-Me la dieron gratis, dijeron que fue su culpa lo del resbalón. Que buen servicio!.- dije volviendo a la mesa. Liam sonrío y asintió con la cabeza. Nos sentamos a comer. Hablamos de cualquier cosa, cualquier tema, de lo primero que nos llegaba a la mente. La verdad es que la estábamos pasando muy bien. Nuestras risas se escuchaban por todo el lugar. Era imposible no reírse con el. Era tan gracioso!

Capítulo 5:

Ya eran cerca de las 8 de la noche cuando terminamos la comida. Tomé mi cartera y nos fuimos para la parada de colectivo. Allí esperamos cerca de 10 minutos por el expreso que nos llevaría de vuelta a casa. En el viaje de vuelta iba callada. Miraba por la ventana mientras pensaba un tema de conversación, quería romper el silencio.
-Y entonces…- dije girándome para verlo mientras le hablaba, pero el me ganó. Sus ojos café estaban clavados sobre los míos, y ya había comenzado a hablar él.
-La próxima vemos una película de acción, me quede con la intriga sobre el final, gracias a vos.- me dijo haciéndose el ofendido. Siempre tan peleador.
-Gracias a mi? VOS fuiste el que me ofreciste salir de la sala.- dije riendo. Era típico de él hacerse la victima.
-Lo se, pero no mas películas de terror, al menos no en el cine. Prometido?- dijo sonriendo.
-mmmmmmmmmmmmmm...- hice la que pensaba. Sonreí. –Prometido.- dije mientras juntábamos las manos cerrando el pacto. El tacto de su palma me dio escalofríos. Su piel era suave. Aparté mi mano de la suya, antes de que se me incendiaran mis cachetes de vergüenza.
El resto del viaje nos la pasamos charlando de las películas próximas a estrenar, cuales valdrían la pena ver y cuales no. El tiempo pasó rapidísimo… ya habíamos llegado. Bajamos del colectivo, y éste se fue. Eran las 8.30… El cielo ya estaba oscuro.
-Te molesta si te acompaño a casa?.- dijo tomándome por la espalda indicándome que empecemos a caminar. Lo mire, sonreí y asentí con la cabeza. Eran pocas las cuadras hasta mi casa, las podría haber echo sola, pero Liam era muy sobreprotector. Los días en que ambos volvíamos de la escuela caminando juntos también me acompañaba hasta la puerta, e incluso mi mamá ya me había pregunto muchas veces que había entre Liam y yo. “Nada” respondía siempre, y eso me causaba gracia. “Liam, y yo?. Ajajá, eso imposible. No eramos nada más que simples amigos” Me reía por dentro. Extrañamente, por mi cabeza ese pensamiento no pasaba en ese momento.
Hice dos pasos cuando se me erizó la piel. La temperatura había bajado, y yo no había llevado abrigo. Desafortunadamente, Liam lo noto.
-Aldi, tenés frío.- dijo tomándome la mano para sentir mi temperatura. –Estas helada!.- se saco la camisa y me la ofreció.
-Nono, gracias. Estoy bien.- mentí.
-Vamos, Aldi.- dijo sonriendo como ningún otro chico lo hacia. – ponete la camisa, tu madre me matara si te enfermas.- dijo sin parar de sonreír. Tome su camisa a cuadros, mirándola perpleja.
-Pero vos vas a tener frío.- dije. La verdad no sabia que decir.
-Insisto, ponétela.- dijo cruzándose de brazos, lo que me hizo pensar que no nos moveríamos de ahí hasta que no haya echo lo pedido. Así que me puse la camisa. Le agradecí, y emprendimos camino hacia casa. Estábamos llegando, cuando observe la gran casa enfrente de la mía. Se me vino a la mente una palabra: “Zayn”. Que habría sucedido con él? Me preocupaba el hecho de que se haya ofendido, y que no me quisiera hablar más. Deje salir un suspiro, que Liam notó.
-Esta todo bien?.- Pregunto.
-Si, Liam, solamente estoy cansada.- Le dije llegando a la puerta de mi casa. Esboce una sonrisa falsa, la cual creyó.
-Bueno Aldi, mejor me voy. Nos vemos?.- pregunto. Sonreí.
-Nos vemos-. Dije. Él se me acerco y me dio un beso en la mejilla. No pude evitar tornarme de un color rojizo.
-Adiós linda.- Se dio vuelta y empezó a caminar por el mismo camino por el cual vinimos. Abrí el portón y entre a mi casa. Subí las escaleras y entre a mi habitación. Me tire en la cama. De pronto recordé lo que me había dicho él, que en ese momento no le preste atención. “Liam me había dicho linda?” No pude evitar sonreír. Apague la luz, y cerré los ojos.
Desperté. Aun todo seguía oscuro. La luz de la luna entraba por mi ventana. No podía consolar el sueño. No precisamente por el chico que me había invitado al cine, sino por el morocho, aquel que desde hacia ya 4 días no me dirigía la palabra. Tampoco lo había visto. Tenía miedo que se haya enojado. Pero… enojado por qué? No había razón para enojarse! “Que le pasa?” esa pregunta no me la podía sacar de la cabeza. No quería estar distanciada con mi nuevo amigo, así que me propuse ir al día siguiente a hablar con él. De esa manera, me tranquilice, cerré los ojos y pude dormir nuevamente. Esa noche se podría decir que dormí muy bien, claro, cuando logre conciliar el sueño previo debate mental con mis entimientos y conciencia
Me levanté cerca del mediodía. Fui al baño y después baje en busca de alimento. Mientras bajaba las escaleras se me cruzó un extraño pensamiento a la mente. Estaba rogando que nadie de la familia hubiese visto la noche anterior cuando regresé con Liam, De ser así, principalmente mi mamá, empezaría el interrogatorio en busca de indicios que le permitieran comprobar mi supuesto noviazgo.
El problema era que si me preguntaba, no estaba del todo segura de qué responder. En las últimas horas comencé a sentirme extraña en compañía de Liam, no sabía qué era lo que me pasaba. Decidí ignorar el asunto; ese día tenía cosas más importantes que hacer e incluso había ideado un plan.
 Afortunadamente nadie estaba en casa. Había una nota en la heladera. "Aldi, salí con tus hermanos a comprar unas cosas, vuelvo a la tarde. Tu papá está trabajando, llega a las 8. te quiere, mamá" genial, me había deshecho del interrogatorio. Se me hacía tarde para ejecutar la primera parte de mi plan. Iría a leer a la placita de la esquita, Zayn siempre sacaba a su perro a las 2 de la tarde.
 
Me hice un sándwich, agarré una botella de jugo y mi libro y salí de la casa. Era la 1 de la tarde. Tome mi libro y me dirige bajo la sombra del árbol. Sinceramente, hacia todo menos leer, miraba los pajaritos, los autos que pasaban… Pensaba en Zayn, y me ponía nerviosa. Había sido una situación incómoda, lo se, pero… estaba enojado? Esa pregunta me perturbaba. Poco a poco se hizo la una treinta, las dos menos cuarto, las dos. No paraba de ver en dirección hacia su casa. Luego de 5 minutos, veo que se asoma un perrito blanco desde su casa, y atrás de esa bola peluda, su dueño. Inmediatamente volví mi vista al libro, para disimular. El corazón me latía fuerte. Que le diría? Había pensado un plan… y no había pensado qué decirle. No era muy buena para las estrategias, pero gracias al cielo era buena actriz, asíque no se me notó una pista de nerviosismo. Mirando de reojo, veía como se iba acercando. Mi mente estaba en blanco. Ya sentía sus pisadas sobre el pasto recién cortado de aquella pequeña plaza.