My dearest

— ¿Sabes qué es lo que amo de Min Ho? — Lukyan preguntó desde las gradas, sorprendiendo al patinador que estaba sentado observando a Min Ho entrenar, al igual que todos los demás dentro de la pista. Lukyan se echó a la boca una goma de mascar, una sonrisa maliciosa se formó en sus labios. Finalmente lo tenía en donde lo quería.

Augustine, el patinador italiano que había estado atormentando a Min Ho por gusto y quizás un poco de obsesión, se quedó pasmado al ver que Lukyan se sentó a su lado entre todos los asientos disponibles, como si nada. — Amo que sea fiel a sí mismo. Siempre prioriza a los demás por sobre él— respondió Lukyan con seriedad ante el silencio de Augustine. — Además, claro, de ser un buen amante.

El patinador italiano se disculpó con él en su lengua natal, pero Lukyan sabía que hablaba perfectamente inglés como para entenderle y lo tomó de la muñeca con firmeza. — Siéntate. Todavía no he terminado. — Lukyan estaba de mal humor, pero las palabras salieron más duras de lo que pretendía.

Augustine se sentó, borrando esa sonrisa incómoda que puso en un momento de desesperación, y la cambió por una actitud llena de desdén cuando comenzó a hablar.

— ¿Crees que no sé que fuiste tú quien mandó ese artículo difamatorio a la prensa? — Lukyan se encogió de hombros, no tenía manera de probar eso. — Por supuesto, no tengo pruebas para demostrar que has sido tú. Pero la expresión desafiante en tu rostro...

Lukyan lo interrumpió con firmeza.

— Augustine Cortinovis, 27 años, empezaste a la edad de Min Ho. Te vetaron un año por ser un hijo de perra con otros competidores. Claro, pagaron muy bien para que nada saliera a la luz. Desde entonces has sido más discreto, pero no lo suficiente como para que yo o mis fuentes no lo supiéramos. Por cierto, soy Lukyan Alkaev. Fotoperiodista.

Augustine no parecía intimidado en absoluto. De hecho, estaba intrigado. Había escuchado que el Conquistador de Hielo estaba comprometido con un hombre, y ahora sabía quién era. Aunque lo había visto en lo que llevaban de competencia, no le había prestado atención porque le parecía irrelevante; nada indicaba que fuera el amante de Bae Min Ho. Un error que no volvería a cometer.

— ¿Ser un hijo de perra? ¿Qué esto no es una competencia? Sólo me deshice de los débiles. Por algo estoy aquí, compitiendo con el Conquistador del Hielo. — Preguntó Augustine sin quitarle la mirada ahora a Lukyan, quién veía a Min Ho completamente perdido por él.—¿Qué es lo qué quieres?

— Qué ni siquiera se te cruce por la cabeza hacerle algo a Min Ho. —Se cruzó de brazos mientras veía a Min Ho encarrerarse para hacer un Triple Axel, por un segundo se tensó, Min Ho era demasiado necio a pesar de los continuos regaños de Vahan de no hacer algo complejo antes de una competencia, y mucho menos en el entrenamiento público, pero Lukyan sabía que Min Ho lo hacía para motivarse, y también para desmotivar a otros. — Te lo advierto. Me estoy conteniendo.

— ¿Así que su "prometido" -hizo comillas con los dedos- es algo así como su perro guardián? — Min Ho dio un precioso salto, que por unos segundos lo único que se escuchó fueron las cuchillas de sus patines sobre el hielo, preparándose para otro de sus movimientos. — ¿Acaso él no se puede defender solo?

— En lo absoluto. Min Ho es muy capaz de tirar dientes si se lo propone. — Contestó Lukyan orgulloso, recordando una de sus citas que había terminado mal para un hombre que los estaba molestando, y había irritado a Min Ho en un muy mal día. — Sólo le estoy ahorrando el tener que lidiar contigo.

Augustine subió los pies sobre el respaldo de enfrente y cruzó sus piernas de manera relajada. — En ese caso, no pienso detenerme. — Sintió los ojos de Lukyan sobre él queriéndolo lastimar por dar tal confesión. — No puedes culparme, quiero ver ese rostro molesto una vez más. O cualquier otra emoción que quiera mostrarme.

Eso tomó desprevenido a Lukyan... ¿Acaso Augustine tenía un flechazo por Min Ho? Si era así, tenía un modo muy infantil de demostrarle su afecto. Min Ho había terminado llorando de la frustración luego de hablar con este imbécil en la gala de apertura, hace una semana. Lukyan aún no estaba seguro de qué le había dicho a Min Ho y Min Ho no se lo iba a confesar por nada en el mundo, lo que menos necesitaba era a un prometido furioso en plena apertura de la temporada.

Lukyan se pone de pie antes de darle la oportunidad a Augustine de verlo celoso, además, Min Ho estaba por terminar su rutina y él necesitaba calmarse. — Ríndete de una vez, es un hombre comprometido.

— Por ahora.

— Créeme, no eres su tipo. — Lukyan le levantó el dedo medio discretamente, apresurándose a bajar hacia donde Min Ho respiraba con dificultad y patinaba hacia la salida del ring.

Augustine apenas le prestó atención; estaba concentrado en el Conquistador del Hielo. Ni siquiera tuvo tiempo de desviar la mirada cuando Lukyan lo tomó del cuello y le dio un beso necesitado. Los ojos de Lukyan brillaban con intensidad, sabía que Augustine estaba observando.