Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
you're somebody else | anímate y pasa!♥
O W N :: Originales :: Originales :: Generales
Página 1 de 1. • Comparte
you're somebody else | anímate y pasa!♥
you're somebody else
"Si hay algo que quería evitar, era ser cómplice del destino para que acabaras así. Aquí. Esto es para ti. Para cuando tu motriz de la vida se cale, y tus ojos se encuentren vendados. Para cuando la euforia magnifique tus sentimientos y te sientas perdida porque “no sabes qué te pasa”. Para cuando te sientas incomprendida, diferente, rara, e incluso te sientas sola o aislada. Para cuando creas que vas a tocar fondo, no lo harás. Puede que con esto pierdas el miedo a tirarte a la piscina, porque siempre hay agua, y la que te abraza y te consuela está hecha de cálidas lágrimas desprendidas por diferentes situaciones. Sé que esto no me duele tanto como te va a doler, Venus, pero necesito que te aferres a esta carta, incluso cuando tu corazón suplique piedad, y que le dejen descansar. Te quiero, no me olvides. Charly" |
- Me presento!:
Bueeeeeeeeeeeeeenos días desde España! Mi nombre es Antonella Rodriguez, tengo 20 años y soy escritora aficionada. Me encanta leer y sigo teniendo una obsesión por los Juan Direision. No tengo ni idea de hacer códigos html pero supongo yo que pese a mi pésima presentación, se tendrá en cuenta el contenido! Pronto el primer capítulo, espero que no os lo perdáis.
Espero que disfrutemos de la lectura y de lxs unos de lxs otrxs, nos conozcamos, y nos ayudemos
Por favor, cualquier pregunta sin miedo! UN BESO
A
- Ficha :
Título: you're somebody else
Autor: antonellarodla
Adaptación: no
Género: general
Advertencias: puede tener contenido sexual, lenguaje soez.
Otras páginas: wattpad
Última edición por antonellarodla el Vie 04 Jun 2021, 7:19 pm, editado 1 vez
antonellarodla
Re: you're somebody else | anímate y pasa!♥
Introducción
Un día más era un día menos, o eso me decía mi madre cada vez que venía a visitarme.
Pero era la historia interminable.
Levántante, lávate la cara y siéntate a ver la lluvia desde la ventana. Lo más emocionante que hacía era esconderme para fumarme un cigarrillo sin que las enfermeras se diesen cuenta. Y así cada día. Lo peor es que fui yo quién lo escogió. Esto. Estar aquí, aunque cabe recalcar que esta era literalmente, la última opción en la lista.
A veces viene Lydia a verme, aunque no mucho, quizá una vez al mes o cada dos meses. Me cuenta a quién se está tirando y cómo le va el trabajo, que me echa de menos, deja caer. Y, como todo el mundo, se siente obligada a decir las palabras más inútiles que he escuchado a lo largo de mi vida: "¿Estás mejor?"
Hace días que no lloro, y cínicamente sonrío a mi yo más inocente, que piensa que a lo mejor es porque ya no duele. Una carcajada sale de mi boca y dejo el peso de la frente en la mano.
Una parte de mi se pregunta que qué coño pasará el día que salga. ¿Seré la loca del pueblo? No me extrañaría. Aunque así evitaría que se me acercasen. Puede que incluso les siga el juego. ¿Seguiré viviendo con mi madre? Porque, lo siento má, pero mejor estoy debajo de un puente. ¿Mi perro vendrá conmigo? Definitivamente, sí.
Tocan a la puerta, y no me molesto en contestar, por que sé que no tengo ninguna potestad en este lugar, con decir que apenas me dejan ir a mear sola...
—Venus, tienes visita.
—No quiero ver a nadie, Paige, ¿aún no os ha quedado claro? —la miro por el reflejo de la ventana, procurando que se note que estoy molesta.
—Lo sé, pero no es una visita común, no había visto nunca a este chico.
De repente, se me aparece la imagen de mi persona, de mi mejor amigo, pero Gabriel está muy lejos y ocupado como para saber que estoy encerrada en un psiquiátrico. Entonces, la veterana enfermera vuelve a hablar:
—Ha insistido mucho en verte pese no tener autorización, no creo que vaya a irse a las buenas. Si quieres que llame a seguridad, dímelo ahora y lo hacemos breve.
La verdad, es que tengo que pensármelo dos veces antes de contestar. Una parte de mi se intriga, ya que no sabía que alguien que no fueran los antes mencionados se preocupaba por mi, aunque a lo mejor, quiere verme sin preocupación. Suspiro, indignada, y me atrevo a acompañarla pasillo através.
—Una sola señal, y me traes de vuelta. No quiero tonterías. —le "pido" a mi escolta.
Llego al salón, abren la puerta, y solo puedo observar a locos hablando con sus familias. Ahora hay una más. No logro visualizar a nadie familiar, ni conocido, y me aventuro a dar por hecho que se ha ido, por lo que empiezo a dar media vuelta sobre mis talones.
—¿Venus Brown? —volteo, y observo a un señor poniéndose de pie, vestido con un traje negro. Sonrío al felicitarme por adivinar que no sería nadie a quien yo le importase, pero por otro lado, mi estúpido corazón se siento agónico, por culpa de la esperanza que tenía de que le quisiesen.
—La misma —contesto yo—, qué necesita y con quién voy a hablar. —Reclamo información, no es justo que el sepa quién soy y no sea recíproco, me siento en desventaja, así que me tenso.
Me tiende la mano como si fuésemos a firmar el contrato de nuestra vida, pero no se la devuelvo.
—Mi nombre es Thomas Swift, del Willow Bufete, no sé si habrá... —niego con la cabeza, deteniéndole de inmediato.
—¿Del despacho de abogados de mi madre?
—Sí. Queríamos notificarle personalmente que se ha presentado una denuncia en su contra, a nombre de Daniel Davis, y no es su madre quien le informa dado que podría haber conflicto de intereses por ser familiar. Seré yo quien ocupe el lugar de Martha Brown en los juzgados.
Me estoy ahogando. Noto los alveolos suplicar socorro porque me estoy ahogando. Y sin darme cuenta lloro. No sé cuál es el motivo de la denuncia, no quiero escucharlo.
Pero por lo que parece, no le bastaba con meterme en un psiquiátrico.
—Venus, siento decirle que hemos solicitado un informe favorable de su situación para comenzar a tramitar el alta en nombre de su madre. Y no he venido a conversar, he venido a recogerla. Sus pertenencias están en admisión, nos vamos de Sunny Village, volvemos a Londres.
- cositas a cerca de la introducción:
Hola guapxs! Bueno, básicamente quería dar comienzo a la historia mediante una previa concienciación a cerca de la situación que Venus está viviendo: Encerrada en un psiquiátrico de manera voluntaria, pero por culpa de Daniel Davis, que después la denuncia a saber por qué. Es evidente, o eso pretendo que sea, que Venus no está bien psicológicamente, pero ahí aguantando la tía.
Poco más que comentar, espero que os guste, quiero saber qué os parece un besazooooooooo
A
antonellarodla
Re: you're somebody else | anímate y pasa!♥
Hola pechiocha! Encantadísima En unos minutos subo nuevo cap, espero te guste! BesitosssssssssssAndy Belmar. escribió:Holaaaaaa aquí tienes a una nueva lectora, ya me tienes intrigada con la historia
antonellarodla
Re: you're somebody else | anímate y pasa!♥
Capítulo 1
Después de tres juicios y un poquito más de sufrimiento, conseguí una orden de alejamiento contra Daniel y la cobertura de todos los costes que han acarreado mis noches en el psiquiátrico.
Y ahora, ahora estoy volviendo a mi pequeño pueblo de Inglaterra, donde los días oscuros y tristes, hacen agonizar hasta el más amante de estos mismos. Se acaba la canción, y la vuelvo a poner porque noto que no la he disfrutado lo suficiente.
—Balto se hará pipí encima de la emoción cuando te vea. —Asegura mi madre.
—¿Y Caroline? —Pregunto inquieta. Mi madre mira a Lydia, que iba de copiloto, y ella le devuelve la mirada, acabando de iniciar y terminar una conversación con un pestañeo.
—No está —dice Lydia— un ojeador español contactó con ella, y las pruebas las tenía hoy mismo. Por lo que parece le ha ido bien. Estará fuera todo lo que queda de mes.
Suspiro, aliviada, "una persona menos que ver" pienso. No es que no la quiera, es que no aguanto su fachada, ni la aguanto a ella como persona.
—Qué raro —escapa de mi boca, y entonces se tensa el ambiente.
—Venus, basta, no la has visto y ya estás a la defensiva con ella. No te lo voy a permitir, al menos delante de mi.
—¿No te das cuenta mamá de que te la llevas comiendo doblada todos estos años con ella? —la mecha se enciende.
—¿A caso tú no lo has hecho? —se empieza a consumir.
—Sorpréndeme —no me escondo, quiero que lo diga.
—Toda tu vida fingiendo ser Venus Brown, y ahora eres Venus sólo por que en tu documentación pone ese nombre. Eres una caja de sorpresas, una bomba, ya nos dejaste el alma en pedazos y no pensaste más que en ti misma, ¿y para qué? para pasar un año en un psiquiátrico, encerrada, dándonos plantón la mitad de las veces que íbamos a verte. A verte a ti.
—Te ha hecho falta que me intente suicidar para que me vieses fuera de casa hacer algo.
—Ya, bueno, a ti no te ha hecho falta ser valiente, la que nace cobarde... —Y boom, la bomba explotó. Se llena de silencio el coche. Quedan tres manzanas para llegar al edificio. Respira, cierra los ojos y cuenta cuántas veces se te caía el tenedor. Juro por Dios que la tensión tiene un filo mortal. Lydia no sabe dónde meterse, y entonces comento:
—Tú te has buscado estar en este coche con ella, no busques salidas ahora.
No me doy cuenta, y estamos en casa. En casa de mi madre, mejor dicho. No tardo en ir a la que era mi habitación, evidentemente invadida por todos lados de cosas de gente que ni siquiera conozco, y preparar una mochila, de las grandes de montaña.
—¿Sabes qué, mamá? Yo me he intentado matar, sí. Varias veces, de varias maneras. Y si quieres llamarme cobarde, perfecto, si quieres pensar que todo ha sido por llamar la atención, está bien. Pero te recuerdo que tú eras quien pregonaba de cuánto me conocía, y nunca has sabido de mi vida más de lo que yo he querido que supieses. Porque tú has tenido la vida que has soñado. Pero yo siempre voy a ser la oveja negra de la familia, y está bien, tampoco pretendo encajar en una familia llena de hipócritas, de mentirosos, envidiosos, interesados y de quedabienes —pongo la correa al perro, el bozal y me dirijo a la puerta—, por tanto, olvídame, porque la hija que tú quieres no está, ni ha estado, me lo he inventado todo. No me busques, no me llames, no me escribas, déjame en paz. Porque no sólo me echas la culpa de tus problemas, sino que también me echas la culpa de los míos, y te aseguro, que yo soy suficiente martirio para mi misma.
—Venus, no hagas nada que...
—Venus nada, Lydia, no tienes vela en este casi entierro —y me río por la situación en que he usado la expresión. Por favor, me encanta mi humor.
—Por esas cosas es por las que nadie te quiere —dice mi madre mirándome con desprecio y asco.
—Venga, mamá, por favor, para que me quieran como tú, prefiero que no lo hagan. Gracias por traerme a por las cosas
—¿Adónde te crees que vas?
—Y la sorpresa se debe a...—le provoco— como si no supieses que iba a ocurrir después de toda la movida judicial.
—Te vas a morir de hambre y no tendrás ni techo que te cubra.
—Eso ya lo veremos. Que os vaya bien, porque a mi mejor me irá al 200%—cierro la puerta detrás de mi espalda, mis ojos parpadean y respiro profundamente.
"Y ahora a dónde voy" me pregunto a mi misma, mientras mis pies comienzan a andar solos hacia la estación de bus. Allí, me acerco a taquilla y sin mirar el panel, decido mi siguiente paso:
—No me diga a dónde va el siguiente tren, pero deme un billete.
—Por supuesto, serán 265€.
Paso la tarjeta y agradezco el sonido del pago aceptado. Me dirijo al andén con Balto, y no tardamos más de cinco minutos en subir. Pero menos tardo en caer en redondo en el asiento.
—Señores pasajeros, han llegado a la última parada, Mánchester. Esperamos que disfruten de su viaje. No olviden su equipaje de mano, no nos hacemos responsables de pérdidas de objetos...
No escucho a la señora acabar, y ya estoy abajo del tren, pisando tierra firme. Mi perro me mira, desconcertado.
—Somos leyenda, eh —le guiño un ojo, y menea la cola cual látigo.— nuestra nueva vida perro.
Busco un hostal donde admitan mascotas, pero ninguno es capaz de cobrarme un plus siquiera para que duerma con Balto, por lo tanto, me dejaré las muelas en un hotel donde sí lo permitan, y mañana, comenzaré a buscar trabajo. La recepcionista, una chica morena y alta, con unos cuantos kilos de más, recibe con cariño a Balto y me mira intrigada por la expresión facial tan neutra. Y mientras le dicto mis datos, mis ojos se desvían hacia el ventanal que separa este cálido salón y la gélida calle. Pasa un hombre joven, mayor que yo cuatro años quizá. Tiene un moreno muy bonito en la piel, una sonrisa de publicidad odontológica y unas formas de vestir que me tientan a babear. "En tu vida vas a tener algo así", me recuerdo, y vuelvo al mundo real.
—Perdona... —me detengo a leer su nombre en la placa— ...Hannah, disculpa, ¿aceptaríais quedaros con la copia de mi currículum?
—Deme un segundo, llamaré a la encargada y habla con ella, sólo los que ella toma en mano se guardan, o al menos, una parte seguro. —Hannah marcha hacia dentro del hotel, y vuelve con una mujer de unos 50 años, canosa pero con mechas y un eyeliner de felino que hace temblar al que sea. Me señala con la mano, y prosigue — La señorita quiere dejarnos el currículum. ¿Le comenta usted qué vacantes tenemos, señora Candace?
—Por supuesto —afirma molesta, me mira como si fuera a soplar una mota de polvo en la mesa —, ¿estás interesada en limpieza, camarera, o ayudante de cocina? —asiento con la cabeza. — ¿Tienes experiencia? —vuelvo a asentir —venga mañana a las 12:00 para el horario de comidas. Probaremos su experiencia.
Decido subir a la habitación y de pronto el ascensor deja de cerrarse para abrirse, y aparece ese chico moreno de la ventana. Le decido quitar importancia, para evitar contactos innecesarios, cuando escucho una voz grave y rasgada detrás de mi.
—Qué bonita es Mánchester, eh? Buenas noches.
antonellarodla
Re: you're somebody else | anímate y pasa!♥
Capítulo 2
Me despierto con un sonido ensordecedor a mi lado, y apago la alarma. 8:00 de la mañana, mil cosas que hacer y sólo tengo ganas de dormirme un mes. Me levanto a mala gana y sin hacer la cama para el servicio de habitaciones, y me dispongo a prepararme para ir a echar currículums por toda la ciudad. Visto un mono blanco con topos negros, una chaqueta de lana beige y unas zapatillas blancas. Cojo mi bolso, y salgo en busca de algo que me dé de comer, pues mis ahorros no me permiten pagarme el hotel durante toda la vida.
Paso por tiendas de ropa, librerías, restaurantes y otros locales que me llaman la atención, anunciándome en forma de pre aviso las personas que me atienden, de que no tienen ninguna vacante. Recorro mil calles sin miedo a perderme, con Balto en mi mano derecha. Es un perro grande, un Staffordshire Terrier, y la primera cosa que hace la gente al verle es evitarle, "prejuicios", pienso yo. Veo una terracita en medio de una plaza, y pese a que me cubren las nubes del sol, me siento debajo de un árbol que llama mi atención.
— Un café con leche, con dos cubos de hielo por favor —le pido al camarero, que asiente y se gira con intención de prepararlo. Cuando vuelve, no puedo evitar preguntarle— Disculpa, ¿necesitáis camarera?
—No, por lo menos de momento.
Me entristece su respuesta y clavo la vista a otro lado. De pronto, Balto empieza a estirar la correa, cosa no muy común cabe decirse, y me giro para ver qué le llama tanto. Un perro corriendo en medio de la plaza, grande también. Diría, que un San Bernardo. Se acerca y se huelen, y disfruto de esa facilidad que tienen los animales de interactuar unos con otros. "Venus, se huelen el culo", me digo a mi misma, y comienzo a reír sola, sin importar qué tan loca parezca.
—Oh dios mío, gracias. —Escucho la voz de un muchacho que me resulta vagamente familiar— Ha salido corriendo, y ya no he podido pararle, casi me para él a mi el corazón del sprint que me ha hecho hacer, Usain Bolt, te he superado hermano.
—No te preocupes, no he... —no acabo la frase y me doy cuenta de quién es.
—¡Anda! —exclama—, pero si eres la chica del hotel.
—La misma —afirmo tímidamente.
—Y, ¿este quién es? —pregunta dirigiéndose a mi perro.
—Balto se llama, aunque en casa le llamábamos Perro. —Se empieza a reír con ganas, aún está recuperando el aliento apoyado en sus rodillas.
—Tiene gracia, por que a la vista está que es un... Perro —hace gestos con la mano para enlazar la "broma" que hace y me río por su reacción— ¿hace mucho que estás por aquí?
—No, de hecho llegué ayer.
—Bueno, unas vacaciones supongo.
—Más bien un cambio de aires, tengo intención de quedarme por aquí —le confieso.
—Oh, ¡qué bien! —me dice alegre mientras engancha al perro— bueno, nos veremos por el hotel espero.
—Supongo que sí, encantada de conocerte.
—Antes de irme, ¿cuál es tu nombre?
—Venus.
—Yo Christian, encantado. Hasta otra.
Se gira y se va en dirección contraria al hotel. Qué fugaz, otro de mis enamoramientos de cinco minutos. Creo que me enamoro cinco veces al día, o al menos sólo cuento hasta la quinta. Me termino el café y pago, y me encamino en busca de trabajo. Tres horas más tarde, me encuentro tirada en la cama del hotel a punto de notar cómo mis pies se caen de lo cansados que están, pero mi mente me susurra que una copa no me vendría mal, aunque solo fuese en el hotel, pero me apetece arreglarme de todas maneras por lo que me ducho rápidamente y me pongo un bralette negro de encaje y unos pantalones ejecutivos grises, sin importarme que los michelines se me noten esta noche. Tampoco es que conociese a nadie. Me pongo la americana gris que uso para las entrevistas de trabajo (qué irónico), cierro la puerta con cautela de no despertar a Balto y bajo a la planta principal. Avisto el bar, y me siento en un puff de una de las esquinas, para poder observar el panorama desde una butaca cómoda. Pido un Martini a sabiendas de que, al final, me sabrá a poco.
De pronto, una chica se adentra en el local, afirmándose en la barra. Tiene el cuerpazo que todas queremos en algún momento de nuestra vida, una melena rubia y larga, ordenada, y la piel ni muy blanca, ni muy morena. Desde luego, es el tipo de "tipo" que todas, repito, queremos tener. Eso cambia en el momento en el que se gira a inspeccionar el lugar y me ve, pero luego me mira, con una expresión facial en la que se podía leer "Tú presencia me molesta"
Poco tardo en devolverle la mirada y ponerme firme en el asiento. ¿De qué va esta? pienso, pero le doy un sorbo al Martini y continúo escuchando conversaciones aleatorias. Los del lateral de la barra hablan del mal aliento de una compañera de su oficina con la que los dos se han acostado. Más al fondo a la derecha, una muchacha oculta su anillo de compromiso mientras cotorrea con otra mujer. Traidora. Y en la esquina más alejada, un chico rubio con ojos perdidos y el ceño fruncido, parece estar debatiéndose a si mismo.
Entra entonces Christian de repente, y me quedo sorprendida:
—¡Johanna! —grita en medio de la sala, y busco atenta a esa tal Johanna, por mera curiosidad. Y para sorpresa, la mía.
—¡Chris, te he pedido un Gintonic! —la rubia de la barra, le indica con la mano que se acerque, y no tiene tapujos en morrearse con él como si fuera una película porno — ¿enserio te tienes que ir mañana, no te puedes quedar dos días más?
—No cariño, tengo que acabar de recoger las cosas en casa para traer lo que falta y pedir el traslado, pero en dos semanas estamos en el piso, ya verás, el tiempo volará —ella vuelve a abrazarle y le coge del brazo como si fuese a perderse como un niño. Se sientan y le soba. "Puaj" pienso, y me propongo ignorar la situación.
Cuando me acabo la copa, me levanto y espero a que me atiendan de manera desapercibida, para evitar que me salude en caso de que fuese a hacerlo, y conocer a esa muchacha. Pero no ocurre en cuanto le pregunto al camarero de detrás de la barra cuánto es.
—No te había visto.
—Hola Christian, estaba en aquella esquinita, pero me voy ya, mañana me toca madrugar otra vez. —La mirada de ella se clava en mi entrecejo, como si sus ojos fuesen tiradores esperando a disparar.
—Mira, ella es Johanna, mi prometida. Ella es Venus, podríais quedar alguna vez, acaba de llegar a Mánchester y juraría que no conoce a nadie aún. —Ella no dice nada.
—Encantada —le digo yo por educación— hasta luego, pas... —algo se rompe, y me doy cuenta de que el chico del ceño fruncido está de pie, y su jarra de cerveza, rota en el suelo. De pronto, su mirada recae sobre nosotros, y noto que el desastre es inminente, porque sus pies comienzan a coordinarse hacia aquí. La postura y la cara de Johanna se tensa, dejando caer en el ambiente que está asustada.
—Chris, vámonos a la habitación.
—¿Qué? ¿Por qué? —dice él sonriendo. Sus ojos brillan, se nota que no quiere perder el tiempo que pueda disfrutar de ella.
—Me encuentro mal, vámonos ya por favor —pese a las dos últimas palabras, sonaba más bien como una orden.
—Déjame pedir que nos suban esto Jo, es sólo un segundo.
—Chris, no, vamos.
De pronto, los pies de quien se acercaba, se clavan en frente de Chris, y le observa, con calma, apaciguado, cada facción, cada gesto, cada marca. Él, con su mejor intención, se atreve a hablarle.
—Hola amigo, ¿necesitas algo? —radicalmente su expresión tranquila se torna furiosa de nuevo, y esta vez, se dirige a Johanna.
—¿Este es Christian? ¿Por este tiparrajo que no vale un duro, enserio?
- hola bebis:
Bueno, para mis lectorsinchis, aquí tenéis un nuevo capítulo. Enseguida veeeeeen que la cosa se pone tensa
Espero que disfruten un besito!
antonellarodla
Re: you're somebody else | anímate y pasa!♥
Capítulo 3
Se creó un silencio incómodo y juro que podía ver cómo los ojos de Chris iban oscureciéndose por segundos.
—¿De qué está hablando, Jo? —pregunta con terror de que la respuesta sea la misma que se le pasa por la mente.
—No lo s...
—¿El qué no sabes, Johanna? —le espeta el desconocido— no entiendo qué te da él que no te de yo, ¿por qué me has cambiado?
—Creo que se está confundiendo —le dice al muchacho.
—Johanna, ¿de qué coño está hablando? —reiterando su pregunta, Christian se aparta de su lado para observarla mejor.
—Chris, yo no sé quién es este hombre, de verdad, vámonos, me asusta —ruega ella.
—¿Que no sabes quién soy? —grita— La pregunta es quién cojones es él. Se tensa más el ambiente y todos en el bar están observando y escuchando atentamente la conversación. En ese preciso instante me pregunto cómo he acabado aquí en medio, y me entra la risa. Sin querer. Es una de las tantas taras que tengo, en situaciones de estrés o tensión, me dan ataques de risa. Y no puedo parar. Noto incluso la lágrima caer de las carcajadas que estoy dando. Puede que el alcohol sea un factor relevante, por algo he bebido en el hotel. Ellos tres me miran.
—Será zorra la Jo —digo entre risas— qué callado se lo tenía, y ninguno sabía nada del otro —culmino mi frase con un estallido de carcajadas de nuevo, teniéndome que aguantar sobre mis rodillas y abanicarme con la mano de los calores que me están entrando.
—¿Estabas engañándome? —preguntan ambos a la vez. Desde luego no me ayudan a calmarme.
—Espera, ¿eres su prometido? —pregunta incrédulo el desconocido, mientras le mira el dedo a ella.
—Sí.
—¡Me dijiste que el anillo era de tú abuela! —le reprocha.
—¿LE DIJISTE QUE EL ANILLO ERA DE TÚ ABUELA? —Chris, que evidentemente está a punto de perder los papeles, le tiende la mano con la palma abierta delante, reclamando su anillo.
—No, no, no, no, no, Chris, amor, ¿podemos hablar de esto arriba?
—No hay nada que hablar, ha quedado todo bastante claro.
—Por favor, no es lo que parece.
—No hay nada que hablar.
—¿Enserio no dejas que te lo explique?
—No, está todo claro —ella resopla y su cara de perro mojado se transforma en la cara del mismísimo demonio.
—Bueno —le tira el anillo a la basura de dentro de la barra—, tampoco es para tanto, dos días sin tirarme a alguien no me van a matar. Un chico cutre, una casa cutre, un anillo cutre, lo que quiero decir es que no va a ser complicado encontrar a alguien mejor que tú. Además, hace tiempo que te quería dejar y no haces más que venir a verme, cuando no vales siquiera para follar.
"¿Ah, sí?", pienso yo, y dos segundos de silencio son suficientes para que, mientras sigue hablando, busque una jarra de cerveza llena, doy media vuelta sin que ninguno de los tres se percate y... ¡sorpresa!
—Ups —le digo tapándome la boca como una niña pequeña— bueno, mira el lado positivo, te enfrías el calentón que tendrás durante dos días, quizás menos.
—Pero... —pagaría por inmortalizar la cara de todos los presentes, pero más la de ella.— ¿Pero tú quién te crees que eres? ¿De cuál de los dos eres la putita? —se me escapa una risita tonta.
—Pues de Chris, pero vamos, que me lo digas tú que lo has sido de ambos... — me río una vez más. Ella se levanta y se encara, y pese a que es más alta que yo, no dejo que me intimide, y me pongo recta— ¿y ahora qué vas a hacer? ¿más el ridículo aquí dentro o ya de camino a casa?
—Eres una zorra —me dice a dos dedos de la nariz —espero que no dures mucho aquí, porque si te encuentro de nuev...
—¿Me estás amenazando? Estás segura, ¿no?
—Que os den. A los tres —dice cogiendo sus cosas —sois tal para cual, y dais asco.
Observamos cómo se va con paso rápido, y de repente el bar comienza a tener ruido de nuevo. Se acaba de terminar la tensión, y al girarme, veo a Christian y al chico de ceño fruncido buscar algo en la basura.
—El anillo —digo en voz alta. Me acerco a ellos con la intención de ayudar.
—Hermano, lo siento, si yo hubiese sabido... —en lugar de continuar con el tema, decide presentarse— Soy Derek.
—Christian.
—Yo soy Venus —digo para cortar el hielo.
—Y deberías irte —me invita Chris. Mis ojos desprenden tristeza, y los de Derek cierta compasión. Noto lagrimitas brotando de mis ojos y asiento, por lo que vuelvo a mi habitación, dejo caer mi cuerpo en la capa y antes de llorar, me duermo.
La luz me abruma la vista y noto mis ojos ardiendo. El sonido de la puerta, que creo que es lo que me ha despertado, vuelve a sonar, y sin tapujos abro la puerta con cara de querer matar a alguien, pero me llevo una sorpresa al ver a Chris de pie en el otro lado.
—Hola Ve... —me doy media vuelta, le dejo la puerta abierta y bajo la persiana hasta decir basta, abro la cama que anoche no abrí, y me tumbo de nuevo cubriéndome por completo. Un gruñido sale de mi boca para que entienda que no me apetece escuchar a nadie, pero hace caso omiso —siento que fueras espectadora de lo que ocurrió anoche, qué vergüenza. —Entonces caigo en cuenta de lo que me ha dicho y me destapo totalmente.
—Dios mío, Chris, ¿cómo estás? siento mucho haberme metido, sé que no debí...
—No te preocupes —me interrumpe—, de verdad, me hubiese gustado hacerlo yo, pero no hubiese tenido el valor.
—¿Encontraste el anillo? ¿Y Derek, cómo se fue?
—Bueno, venía a tocar timbre para pedirte disculpas por echarte del bar como si tuviese potestad, y agradecer lo que hiciste, no sabía que tuvieses tanto carácter.
—No es nada.
—¿Te apetece venir a conocer Mánchester? —me pregunta tras unos segundos de silencio.
—Claro.
—Vale, tócame la puerta cuando estés lista.
antonellarodla
Temas similares
» youre all i want so much is hurting
» youre all i want so much is hurting
» cause I was born with a punk soul ☆
» Ab imo pectore (Desde el fondo de mi corazón)
» ♡ robot from 1984 ♡
» youre all i want so much is hurting
» cause I was born with a punk soul ☆
» Ab imo pectore (Desde el fondo de mi corazón)
» ♡ robot from 1984 ♡
O W N :: Originales :: Originales :: Generales
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.