"La vida de Arianna"

jujuju
me gusto el capitulo fue entretenido...
y siguela si?
Ari me agrada mucho...
xD

Hola :) ¿cómo están? yo bien, ayer fue mi cumpleaños :cumple: wujuuuu! y como estoy con vacaciones de invierno les estuve escribiendo un capítulo jiji :) No es lo máximo, pero es lo que hay :( Bueno, ¡las adoro! :hug: gracias, de verdad, gracias por leer esta cosa :D
PD: Voy a dejar de agrandar la letra, ¿por qué? no sé, porque me dio la estupidez. Pero si les molesta luego lo cambio :)

Capítulo 9

Lucifer subió al sillón y se acurrucó sobre un cojín. Comencé a acariciar su pelaje mientras seguía haciendo zapping por los canales. Al cabo de unos minutos sonó mi celular.

—Muévete Lucifer, estás tirado sobre mi teléfono —dije levantando al gordo gato y sacando el celular—. ¿Hola? —solté el control remoto y la televisión quedó en un programa de cocina.

—Provigil.

—¿Qué?

—Provigil. Eso es lo que tomó Emmie por la mañana.

—¿Con quién hablo? —miré la pantalla del celular y era un número desconocido.

—Perdona. Hola Ari soy Lucy.

—Ah, hola Lucy. ¿Qué es Provigil?

—No tengo idea. Por eso te llamé, es lo que Emmie comenzó a tomar hoy. Eso es lo que me dijo recién por lo menos. Además hace un rato Andy me dijo que te llamara por cualquier cosa y supongo que esto es una cosa.

—Ah, supongo entonces que —estornudé — ¡pañuelo! —dije con la nariz congestionada.

—Estás mal.

—Algo. Mi nariz está tapada y por eso hablo raro. Espero mejorarme pronto, no me gusta quedarme atrasada con la materia. Espera… creí que Andy no iría hoy, lo había olvidado y yo como tonta llamándola hace un rato
.
—Dejó a la pequeña quedó en la casa. La calefaccionó, le dejó comida, la televisión prendida y todo. Como ella hoy sale temprano ya que no tiene partido de fútbol no hay problema con dejarla mucho rato sola. Así que no te perderás muchas clases tampoco.

—¿No?

—Recuerda que no hace deporte. Todo empieza luego de el primer recreo.

—Ah, me lo perderé, como sea, ¿quieres que investigue qué es?

—Por favor. Aprovecha que nuestra generación puede buscar en internet.

—Está bien. Tengo una pregunta.

—Dime.

—¿De qué número estás llamando? Porque no lo tengo registrado.

—Ah, te llamo desde un celular de mi mamá. El mío cayó al inodoro anoche así que elimina el número. Me pasó su celular viejo. Ese negro que parece un ladrillo.

—Por eso era —dije entendiendo todo —. Bueno, que te vaya bien en el partido.

—Jugamos contra las de último año.

—Uf, suerte.

—Bueno te tengo que colgar. Adiós.

Cerré la tapa de mi celular y lo dejé sobre la mesita. Me levanté del sillón. Lucifer se levantó y se acurrucó adentro del cubrecama. Alberto se demoraría y no me limpiaría la nariz con las mangas de mi pijama. Caminé hasta el frío y pequeño baño, saqué el rollo de papel higiénico y me soné la nariz repetidas veces hasta que me mareé. Como el piso estaba congelado corrí de vuelta al living y de un brinco me senté nuevamente en el sofá, aplastando al gordo gato que chilló para demostrar su malestar.

—Perdóname Lucifer, por favor perdóname —el gato me miró con el ceño fruncido y trató de rasguñarme —. No Lucifer, no — dije tratando de sujetar sus patas —. ¡Gato malo! ¡Gato malo! —grité con la nariz tapada recibiendo rasguñones. Tomé el cojín más cercano y lo boté de un golpe. Corrió hacia la cocina —Púdrete gato estúpido. Me dejaste llena de rasguños. Yo pidiéndote perdón y tú… ¡si tienes hambre abre tu solo la bolsa de comida! A ver si puedes —dejé el rollo de papel sobre la mesita que estaba a mi lado y me tapé nuevamente con el cubrecama.



—Ari despierta —exhausta, solté un suspiro.

—Hasta que volviste Alberto —dije abriendo los ojos.

—Sí, te traje tus pañuelos. No tienes idea a cuántas ancianas tuve que empujar por conseguirlos.

—Ignoraré ese mal chiste solo porque estoy cansada.

—Está bien para mí. Ten —dijo extendiendo su brazo para que tomara la bolsa. Tirité un poco al sentarme y sacar mi mano del cubrecama.

—Gracias.

—Ni lo digas. Hay una tormenta horrible afuera. Hasta se cayó un árbol.

—Te pido otro favor… caliéntame agua ¿quieres?

—Hirvió mientras dormías, tienes que ir a la mesa a sentarte. Pero ponte calcetines o algo en los pies, sino seguirás enferma —se acercó a la televisión y la apagó.

Me levanté con torpeza y caminé al comedor envuelta en el cubrecama. Me senté a la mesa, la cual ya estaba puesta para tomar el té. Alberto me ayudó a ponerme unos calcetines rosados, luego fue a la cocina y volvió con el hervidor.

—¿Qué hora es? —pregunté.

—Ni idea. Perdí mi reloj hace meses en una fiesta —dijo llenando mi taza con agua.

—¿Puedes mirar tu celular? El mío lo dejé sobre la mesita —Alberto sacó su celular del bolsillo y tocó la pantalla con un dedo.

—Ya son casi las doce.

—¡Las doce! Pero si te mandé a comprar como a las ocho y ni siquiera trajiste el pan.

—Es que me encontré con un amigo en el camino y fuimos a comer algo. También tengo vida social. No me menosprecies.

—Eres tan egoísta —dije con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.

—Suenas divertida con tu nariz tapada —rió —. Pero yo te traje tus cosas. Tardé pero las traje.

—Que fraternal de tu parte —dije irónica.

—Tú nunca te conformas —negó con la cabeza.

—No, no digo que esté inconforme, pero mientras tú ibas por las calles de este lugar feliz de la vida yo me irritaba la nariz sonándome con papel higiénico y ¿sabes algo? Hiere mucho.

—¿Tu sabes algo? Pensaba, repito, sólo pensaba sentarme a tomar algo contigo pero sigues siendo la misma niñita llorona que…

—No estoy llorando —lo interrumpí.

—Como digas mocosa —dio media vuelta y comenzó a caminar—, estaré en mi cuarto tocando batería —dijo subiendo la escalera.

Recordé el pedido de Lucy y tomé mi té con rápidos sorbos cortos, para no quemarme. Dejé la taza en el fregadero de la cocina y envuelta en el largo cubrecama de mi madre, caminé arrastrándolo hacia su pieza. Me acosté en su desarmada cama y prendí su notebook negro que estaba a un lado. En el lugar que antes ocupaba mi padre. Se tardó en estar listo por una estúpida actualización del antivirus. Después de unos minutos pude conectar internet.

—Pro-vi-gil —dije tecleando en el buscador —.

Esperé a que fuera la hora del almuerzo en la escuela para poder llamar a Lucy y contarle qué era, así que tuve tiempo de ir por mi teléfono al living, llevar el pote de las palomitas a la cocina, hacerme otro té y volver a la cama.

—Lo tengo Lu.

—Espera, cierro mi casillero y corro al baño para que nadie lo escuche. No es posible que yo desconozca algo así.

—¿Ya?

—Cerrado. Puedes hablar.

—Son unas pastillas.

—Ya… ¿y?

—Vienen en un frasco blanco y son consumidas por la gente que posee narcolepsia.

—¿Qué es eso?

—Pues… es un síndrome de trastorno de sueño. Eso los reactiva y les da los ánimos que posee una persona común.

—Pero ella nunca ha tenido problemas con el sueño.

—Bueno… —de Google abrí otra pestaña que hablaba sobre los adictos al medicamento —aquí dice que hay gente que lo consume sin necesitarlo. Eso los reactiva, los pone más atentos en lo que elijan porque toda su atención se centra en una cosa en específico. Pero posee varios efectos secundarios.

—¿Cómo cuáles?

—El principal por el que se quejan es el efecto rebote que tiene. Duermes y duermes. Puedes dormir dieciséis horas y sigues con sueño. Además de producirte dolores de cabeza y náuseas.

—¿Crees que Emmie sea de los adictos?

—No descartaré nada aún. Solo diré que ella no tiene problemas con el sueño y —abrí otra pestaña de un foro sobre el tema— se consigue con receta médica. Pero como que solo te reactiva, no es nada más. Como que no es grave.

—Me huele a algo raro.

—Es que estás en el baño —reí.

—Já, no me refería a eso. Tengo que colgar. Parece que alguien quiere entrar al baño, mejórate.

—Adiós.

Síguela !!! Quiero saber que es lo que tiene Emmie !!! :bounce:
Me reí cuando Ari hablaba con Alberto y cuando aplastó a Lucifer :risa:
y...Feliz cumpleaños atrasado !!! :cumple: :happy: :cheers: :hug:
por sierto...no trates tu a novela como una "cosa" es bastante buena, si no lo fuera, nadie la leería ;) .....confía en tus lectoras :D es buena.

Sofi

como esta nove no hay otra! seguilaaa

Qué te pasó??? :sad:
Desapareciste... :(
Por favor...siguela!!!

Sofi

Yeeei ! :) Cuando por fin me decidí en escribirlo me demoré y salió largo. Jujuju.

Capítulo 11

—Ari —me interrumpió—, volviste hace días. Son de cartón. Supéralo.

—¡Oye!

—Es en serio. Si tanto te gusta leer y ver películas, bien deberías saber que no es muy común que los hombres seamos comprensibles y tengamos paciencia para escuchar los problemas de las mujeres.

Lo fulminé con la mirada.

—Ya.

—Está bien. Paz. Fue un momento machista por parte de un joven hastiado de escuchar a su única amiga de aquí quejarse por gente que no vale la pena. Ellas son un chiste y se acabó. Son de amigas de cartón, Ari, es normal.

Amiga. Era segunda vez que lo veía y me llamaba amiga. No podía negar que era un chico lindo, pero apenas lo conocía tanto como a Nicole.


Por mi parte sólo le dije que vivimos en Italia, que mis padres son divorciados y que mi hermano es un holgazán.

—Está bien —respondí —. Cambiemos el tema.

Estábamos sentados frente a frente sobre el pasto en posición de loto, bajo mi árbol favorito del patio que estaba casi vacío.

—Ari, ¿cómo es que nunca te vi? Porque yo venía todas las vacaciones a ver a los pequeños.

No pude evitar sonrojarme.

—Sólo vivimos ahí hace tres años y no acostumbro a salir mucho. Ya sabes, yo sólo conozco bien a esas niñas “de cartón” y siendo sincera jamás sentí que encajaba.

—Es que es raro porque yo siempre que venía salía a jugar fútbol con mi hermano.

—Bueno, yo tampoco te vi antes.

—¿Extrañas estar allá?, me refiero si extrañas estar en Italia por tus parientes o amigos.


—Oh.

—No, supongo que está bien. Digo, era como normal porque habían otras niñas que igual andaban detrás de Alberto. Así que algo tiene que tener. Les encantaba que me fuera a buscar y cuando había que hacer trabajos grupales todas querían ser conmigo para ir a la casa.

—Entonces nunca te faltaron compañeras.

—Una lástima que nunca eran las inteligentes de la clase, porque yo terminaba haciendo todo sola.

—Típico.

—¿La gente quería hacer trabajos contigo porque les gustaba tu hermana? —pregunté extrañada.

—No —sonrió nervioso—, o sea, eso de que uno termina haciendo solo el trabajo. Eso me pasaba en química. Todos querían ser conmigo porque me iba bien, pero nadie me ayudaba.

—Oh, química es mi ramo feo —dije arrugando la nariz.

—El mío no. Es en el que me va mejor.

—Que fantástico. No entiendo cómo hay gente a la que le va bien ¡si es tan difícil! Apenas logro sacarme seis y con eso me basta para festejar.

Él rio.

—Mi profesora no entendía por qué me iba bien en su ramo si en matemáticas tenía las peores notas. No entendía que la vieja de matemáticas me caía mal. Era pesada, gritona, me retaba por todo y siempre me echaba de la sala.

Vi salir a Nicole al patio y acercarse hacia nosotros. Llevaba su chaqueta roja de botones grandes, jeans blancos y unas zapatillas Nike moradas.

—Hola —dijo sentándose a mi lado —. Si molesto me avisan y me voy. Pero es que no soporto estar comiendo en ese lugar. La muy estúpida de Emmie me preguntó si prefería budín o fruta. Le dije budín porque pensé que me estaba ofreciendo y me dice que no, que yo soy tonta, que no pienso en nadie más que en mí, que si acaso la quiero hacer engordar y bla, bla, bla. Ahí me di cuenta que me estaba preguntando por ella. Así que tomé mis cosas y me vine. Estúpida. Están más raras.

—Por eso no he ido.

—Te lo dije, Ari. Ellas no son lo que creías, son de cartón.

—¡Ya! Está bien, son de cartón. Superado. Ahora cállate, se feliz y recicla.

—¿Qué?

—Hay que ayudar con el medio ambiente —sonreí.

Nicole negó con la cabeza.

—Chris, un chico te busca —dijo.

Chris. Él era Christopher. Ahora entendía a la Tucán. Todo era tan obvio y yo seguía siendo tan imbécil.

—¿No te dijo su nombre? —preguntó él levantándose del pasto.

—Un no sé cuánto Thompson. Pero sé que tenía un lunar sobre el labio y dijo que te esperaba en el gimnasio.

—Bien. Las veo luego.

Chris ya estaba cerca de la puerta de vidrio cuando Nicole le gritó.

—¡A las cinco en el parque!

Chris volteó y asintió con la cabeza.

—¡¿Qué estás haciendo?! —la reprimí con el ceño fruncido.

—No me mires así, Ari. Te estoy ayudando. El único parque cercano es el que está al lado de tu casa, así que no hay excusas —sonrió —. Te voy a ir a buscar y te llevaré a rastras si es necesario. Necesitas hacer más amigos, no puedes seguir conforme sin vida social y tienes suerte el día de hoy porque para eso ¡llegué yo! —exclamó levantando los brazos.

—Créeme, sí estoy conforme con eso. Es como un repelente que tienen o no, mas bien, es un repelente que tenemos los patéticos. Porque si lo eres aquí lo serás en todos lados. Es algo que se lleva y que todos notan. Por eso nadie se acerca. Ya me acostumbré, en serio.

—Calla. Si se nota que te gusta y está bien, porque él es lindo. Se entiende.

—Yo… —miré hacia abajo —yo lo encuentro atractivo.

—Que eres tonta si es lo mismo.

—No—me miró extrañada—, para mí no lo es. Lindo es de físico. Creo que es atractivo porque lo encuentro como intelectual y no sé, me resulta interesante —Nicole levantó las cejas —. Bueno, algo de interesante tiene que tener. Además, dijo que le va bien en química y eso quiere decir que es inteligente.

—¿Viste? Sabía que te gustaba. No lo niegues.

—No, sólo me atrae.

—Es lo mismo.

—¡Que no! —exclamé frunciendo el entrecejo.

—Ya, ya. Entonces para ti es un niño feo —dijo rodando los ojos.





—¡Alberto, la puerta! —grité desde el sofá. Estaba tendida leyendo La elegancia le erizo, de Muriel Barbery y por fin había dejado de odiarlo.

Sentí que Alberto abrió la puerta y que saludó a alguien.

—Oye, fea, te buscan —dijo encaminándose a la escalera.

—Ari, baja eso. Ya casi son las cinco y no querrás ser impuntual.

—Nicole —sonreí falsamente, bajando el libro. Miré hacia la puerta y ahí estaba ella, de pie bajo el umbral.

—Deja esa cosa de lado.

Me levanté del sofá y me puse las zapatillas.

—¿Segura que no quieres un café primero?

—¿Estás nerviosa?

—Eeh… n-no, no. Obvio que no. Va-vamos —sonreí.


—¿Vamos al pasto? —preguntó acercándose a nosotras.

Miré temerosa a Nicole.

—Llegó tarde y no saludó —le susurré.

Bajó de un salto de su columpio y detuvo el mío.

—Ari, te presento a un chico estadounidense.

—Já.

— Ahora haznos el favor y deja de leer libros de época.

—Sí, ya noté que me decepcionaré de las actitudes de la juventud actual.

—Aham.

—Y el libro que leía no es de época.

—Como sea, muévete.


—Oye, Nicole, ¿cuál es tu banda favorita?

—Eeh… creo que es Sleeping With Sirens. Pero mi canción favorita no es de ellos, es Iris, de Goo Goo Dolls. ¡Me encanta esa canción!, es hermosa.

—No los conozco —dijo Chris haciendo una mueca.

—¿Y tú, Ari?

—Emm… yo no tengo grupo favorito pero me encanta la Björk. Aunque debo admitir que estoy un poco obsesionada con algunos grupos ingleses.

—¡Oh, ella es genial! —exclamó Nicole — Yo tenía un poster de ella, pero desde la mudanza que no lo he visto.

—Sí, es tan original y hace lo que le plazca. Me resulta fascinante y sin embargo, considero que no es tan apreciada por la sociedad como debería.

—Pues mi grupo favorito es Kings of Leon —dijo Chris de golpe.

—Apenas los ubico —mentí —. Creo que los he escuchado por la radio, pero no sé muy bien qué cantan.

—A mí me gustan —dijo Nicole.

—Eh... también escucho Linkin Park, AFI, Plain White, My Chemical Romance…

—¿30 Seconds to Mars? —pregunté — Digo, como estás nombrando bandas como de rock alternativo.

—Sí, ellos son muy buenos.

Asentí con la cabeza.

—Yo escucho Alesana —dijo Nicole.

—Cuando cantan es screamo me asustan —confesé.

—Entonces está bien. Creo que escuchamos música similar —dijo Chris.

—Y, Nicole, ¿cuál es tu película favorita?

—En eso no dudo. Es Some Like It Hot, con Marilyn Monroe. Sé que es antigua y todo, pero es que Marilyn Monroe es mi ídola y de las suyas esa es mi favorita.

Jamás se me hubiese cruzado eso por la cabeza. Definitivamente las apariencias engañan. Viendo a Nicole hubiese pensado que era Masacre en Texas, el Juego del miedo o algo así.

—A mí me gusta Éragon —dijo Chris sin que alguna le preguntara.

—Dios. Iba a hablar mal de la película de Nicole, pero la tuya la supera. Jamás he leído los libros, pero la película apesta.

—No la he visto.

—Yo tampoco he leído los libros, pero la película es de lo mejor —se defendió.

—No, en serio apesta. Yo veía el tráiler en la tele y era como wow, pero cuando la fui a ver al cine con Alberto decir que quedamos decepcionados fue poco.

—Es que quizás la viste con demasiadas expectativas.

—Bueno, si hablamos de películas malas digo que me gusta Fantasía —declaró Nicole.

—Esa sí que es mala —dijo Chris —. A mí me gusta Hércules.

—A mí me gusta Peter Pan —sonreí.

—Si seguimos con confesiones debo decir que vi Crepúsculo —dijo Chris.

Con Nicole estallamos en carcajadas y el quedó rojo.

—¿Eres gay? —preguntó Nicole entre risas.

Chris retomó sus colores y respondió.

—No, yo la vi porque todos hablaban de eso y quería poder opinar. Pero no me gustó, así que me leí los libros.

—¿Tu novia te obligó? —pregunté arrugando el entrecejo.

—No tengo novia —sonrió — y nadie me obligó. Creo que los libros son mejores, las películas no le hacen justicia.

—Eres el primer hombre que conozco que ha leído Crepúsculo.

Pasamos el resto de la tarde hablando de gustos y riéndonos de Chris. No me di ni cuenta cuando ya había anochecido. Sólo lo notamos cuando llamaron a Nicole por teléfono para que fuera a cenar.

Cuando entré a la casa me di cuenta de lo helado que estaba afuera.

—¿Dónde estabas metida, pequeña? —preguntó mi madre desde el comedor.

—Estaba en el parque —dije acercándome al al sofá en busca del libro. Levanté la vista vi que estaba en la mesa, detrás de una pila de papeles, junto con Tiffany y un hombre robusto con barba.


—Ari, él es Patrick. Está aquí para hacer el breafing.

El hombre volteó e hizo un gesto con la mano.

—Él es quien nos trajo la creativa idea para publicitar.

Levanté las cejas y miré a mi madre.

—Obvio…

—Jabones —dijo moviendo los labios en silencio.

—¡Ah, el hombre pepino! —exclamé —. No pretendo ser vivaz, pero no creo que sea algo muy apropiado. Lo considero peligroso para los niños. Además, no sería bueno que toda su empresa se decepcione cuando el jabón no se venda tan bien como lo hizo otra empresa con el jabón de chocolate, que debo decir, no volvimos a comprar luego de que mi hermano se lo comió con esperanzas de que tuviera sabor a chocolate.

Mi madre se tapó la cara con ambas manos.

—Claire, ¿no habías dicho que tu hijo tiene veintitrés?

Ella levantó rápidamente la cabeza y fingió una sonrisa.

—Y los tiene, Patrick. Pero es un joven muy ocurrente. Además Arianna —volteó hacia mí —, no es sólo un jabón de pepino, sino que son jabones de vegetales en general.

—Ay, Dios. Una campaña de hortalizas disfrazadas de jabones.

Moví a Lucifer y tomé el libro del sofá que tenía sentado.

Mientras subía las escaleras se escuchaba la batería de Alberto. Abrí la puerta de mi pieza de una patada, me saqué las zapatillas y prendí la luz.

—¿Puedes apagar la luz? —preguntó una ronca voz masculina desde mi cama.

—¡MAMÁ!

rayos, extrañaba demasiado tu nove! gracias por subir cap :) quien estaba en la habitación? necesito descubrirlo! haha adooro a Chris

SIII!!! Que bueno que subiste otro capítulo.
Síguela, quiero saber quien está en su pieza.
Me reí con lo del jabón...de nuevo, es inevitable y Chris es muy simpático.

Sofi

Hay me encanto sube más *-*

& soy nueva en novelas D: visita si? besos (: