Re: "La vida de Arianna"

por **Andirection794** Dom 18 Mar 2012, 8:29 pm

jijij me encantó la parte del concierto!!! los peluches siempre fieles...Ari se parece a mi hermana mayor con sus cantos tan "lindos" que se escuchan hasta la esquina...Pon cap pronto, estaré esperando....quiero saber quienes son esos vecinos?

por **Cataa ! :P** Vie 06 Abr 2012, 10:49 pm

Este... emm... lectoras... perdónenme por haberme tardado tanto en seguir con la novela. Pero estaba un poco atareada con el colegio, las pruebas y las reuniones del movimiento. Apenas tengo tiempo para hacer tareas (cuando me acuerdo que tengo :B) y estoy haciendo malabares con todas las cosas :( ¡¡¡PERDOOONENME!!!
Ahora si, cambiando el tema... ¡tengo nuevas lectoras! wujuuuu :!: Mil gracias, en serio, por leer esta cosa que no se por qué les gusta :D ¡si hasta hicieron que pasara de página! :cheers:
Lo bueno de ahora es que les traigo un capítulo :) así que pónganse a leer :study:
PD: El cap. es corto y no pienso alargarlo porque tengo sueño
PD2: Las adoro :(L): y gracias por comentar :)

Capítulo 5

Llovía a cántaros. La lluvia me fascina, pero tener que ir a la escuela con tormenta es deprimente. Mamá no me dejó despertar a Alberto para que me lleve a la escuela, dijo que el merecía un descanso.

Me puse los primeros jeans del cajón, una polera blanca manga corta, una sudadera verde canguro y mis converse bajas, que con el paso de los años han tomado un color verde desgastado. Mis favoritas. Me puse mi bolso y encima una horrenda capa impermeable verde, que me regalo mi madre hace años. Una vez lista, salí.

—De todas maneras la secundaria está solo a unas cuantas cuadras —dije cerrando la puerta.

Crucé a la vereda de al frente. Antes de que tocara el timbre abrieron la puerta.

—Hola Ari. Vi por la ventana que venías. —Sonrió.

Nuestra nueva vecina: Nicole Clairmont. Tiene dieciséis años, al igual que yo. Es hija única. Su madre, Delia, también es divorciada. A mamá le encantó escuchar eso. Estoy casi segura de que quiere formar un “club de divorciadas” o algo así. La diferencia es que —por lo visto— Delia ya lo superó, a diferencia de mi madre. Si no me equivoco está cada vez peor.

Como Nicole no conoce a nadie pensé que sería buena idea ir juntas a la escuela.

—Bueno, vamos. —dije comenzando a caminar.

Lo que más me llama la atención de Nicole es su cabello. Lo lleva corto, hasta los hombros. Como cortado a tijeretazos brutos. Está teñido de blanco con mechas moradas. Internet está lleno de fotos de chicas con esos cortes locos. También sus expansiones en ambas orejas llaman la atención, y aquel piercing que imita un lunar. Como el de Amy Winehouse.

—¿Y? —dijo.

—Y, ¿Qué?

—¿No dirás nada de mi chubasquero-gabardina?

—¿Chubasque que?

—Mi chubasquero-gabardina. Es Modcloth Indie, es la moda de hoy.

Solo hasta entonces note que llevaba una chaqueta roja con enormes botones cafés que le llegaba hasta la rodilla.

—Ah, eso. —dije.

—Sí, esto. —Dijo indicando con un dedo su chaqueta—¿Nunca habías oído de un chubasquero-gabardina? Son lo top en los canales de moda —dijo.

—No. Bueno… particularmente no me interesa la moda, pero sé que mi madre tiene una gabardina Burberry. Es negra. Cuando la compró le pedí que me compre una café, como la de Sherlock Holmes. Pero si me la compraba iba a tener que comprarle una también a Alberto y el quiere una de cuero, como las que usan en Matrix. Gracias a Dios no se la compró o se hubiese visto muy estúpido con una de esas imitando a Neo. —Solté una carcajada.

—Yo tengo una gabardina de cuero.

—Oh. —Demonios, pensé —No… no es que todos se vean estúpidos con ellas… es… es solo que… que mi hermano es patético. Sí. Dejémoslo en que Alberto es patético y ya.

—Bueno. —dijo no muy convencida.

—Y… ¿Por qué no llevas gorro? —Dije tratando de cambiar el tema —Digo, estamos caminando bajo una tormenta horrible y tu pelo se está mojando.

—¿Y tú por qué llevas zapatillas de lona si el agua se les pasa por ser de género?

—Porque me gustan.

—A mí también me gusta llevar el cabello así.
—¿Mojado?

Ella rió. Entonces no está molesta, pensé.

—A mí me incomodan los gorros. Siento como que se fueran a caer y cuando hay viento creo que se van a volar.

—Cuando era pequeña se me volaban los gorros con el viento, pero es porque usaba los de Alberto y su cabezota es enorme.

A dos cuadras de llegar a nuestro destino la lluvia empeoró. Ya no podía ser peor. Miré hacia arriba. El cielo era de un gris opaco y lo llenaban unas nubes negras cargadas de lluvia.

—Y eso que recién estamos en octubre… —susurré.

Llegamos justo a tiempo. Nicole, del bolsillo pequeño de su mochila morada, saco su horario.

—¿Qué es lo que tienes primero? —pregunté mientras me sacaba el impermeable y lo guardaba en el bolso.

—Si no me equivoco… —Dijo mirando el papel —matemáticas. —dijo levantando la vista. —¿Qué tienes tú?

—También tengo matemáticas —sonreí —¡Vamos! —La tome del brazo y la hice atravesar corriendo los pasillos hasta llegar frente a una puerta café.

—Aquí es. —Dije girando la perilla de la puerta.

El señor Alfred hizo que Nicole se presentara.

Me senté con Andy, como siempre. Nicole tomó el único asiento libre, al lado de Basim Khan. El chico musulmán que siempre está con su gemela Nabeeha. Pero ella tiene deportes a esta hora. Ambos son muy inteligentes y les va estupendo. Nabeeha siempre dice que lo bueno de ir en una escuela pública es que es más liberal y no hay problema de que usen las vestimentas que van acorde con su religión.

Cuando salimos a recreo a Andy le presenté personalmente a Nicole. Acompañamos a Nicole hasta su casillero. Andy se fue al suyo ya que están al frente.

—¡Hola! —Dijo Lucy apareciendo de la nada.

—Chica me has dado un gran susto. —dije.

Llevaba un chaleco de lana blanco, un pantalón rojo y sus típicas zapatillas blancas.

Andy la saludo con una gran sonrisa.

—¿Y quién es? —Preguntó Lucy indicando a Nicole.

—Ah ella es… —Nicole cerró su casillero de golpe y volteó. —Es Nicole Clairmont, mi súper estilosa vecina de al frente.

—Hola —dijo Nicole estirando su mano.

Lucy la miro rara, pero estrechó su mano amablemente.

—Pero que lindo es tu chubasquero-gabardina —dijo Lucy haciendo uso de su sabiduría en moda.

—Gracias. —dijo Nicole sonriendo —Es bueno conocer a alguien que sepa de moda aquí.

—Si lo dices por Ari es mejor decírtelo ahora o esperaras halagos. —Lucy negaba con la cabeza — Nunca, pero nunca le preguntes de moda ni por gustos o le pidas opinión con lo que sea que incluya un pedazo de tela. Es un asco en todo eso.

—Eso noté.

—Es realmente decepcionante para el género femenino.

Ambas rieron.

—No hablen de mi como si no estuviera aquí ¡No soy transparente!

Un chico que venía de frente chocó conmigo y me botó. Caí sentada.

—¿Segura que no? —dijo Lucy entre carcajadas.

Muchos se reían alrededor. El dolor en el trasero era horrible. Levanté la vista para ver quién había sido el infeliz que necesitaba lentes.

—Ari, perdóname. De verdad… no te vi. Lo siento mucho ¿Estás bien?

Dave Thompson. Capitán del equipo de rugby. Lo conocí el año pasado. Fue novio de Emmie, pero duraron como tres semanas si es que no fue menos. Emmie dijo que ella rompió con él porque era muy inmaduro. El dijo que rompió con ella porque era muy infantil.

Estiró su mano y ayudó a ponerme de pie nuevamente. Luego me abrazó.

—Ten cuidado en estos pasillos pequeña —susurró en mi oído.

Solo tiene un año más que nosotras pero le basta para sentirse superior. Con Lucy creemos que terminaron a causa de alguna infidelidad por parte de Dave. Nunca preguntamos nada ya que sería feo y entrometido. Pero basta con ver las actitudes que Dave tiene con las chicas para confirmar la teoría.

—Ve al oculista Thompson —dije dándole un empujón. —¡Bueno gente no hay nada más que ver! Lamento que no haya habido sangre pero será para la otra. —Dije gritando.

Las personas comenzaron a transitar y volvieron a sus ocupaciones.

—¿Te duele mucho? —Preguntó Andy, acercándose a nosotras.

—Algo, pero ya se pasará.

—¿Por qué no vamos a la biblioteca antes de que el recreo acabe? Tengo una tarea que terminar antes de la próxima hora. —Dijo Lucy.

—¿Qué tienes luego? —le pregunto Nicole.

—Historia. Pero olvidé hacer la tarea.

—Yo de todas formas iría a la biblioteca, así que… ya, vamos. —dije.

por **fille oisive º.º** Sáb 07 Abr 2012, 11:19 pm

siii!!! otro capítulo !!! :happy:
intenta subir capítulos más seguido
y.... síguela :D

sofi

por **Andirection794** Mar 10 Abr 2012, 10:06 pm

Awww no sé que tiene esta nove pero la amo!!!

Pon cap más seguido please

por Invitado Dom 15 Abr 2012, 2:15 pm

lo dije y lo repito, amo tu nove! entiendo las complicaciones del cole, pero aqui me tendras cuando la sigas! en serio te felicito, me encanta como escribis! :D

por **Cataa ! :P** Mar 17 Abr 2012, 8:40 pm

Awww :inlove: ¡gracias! en serio, gracias por leerla. No sé qué le ven, pero mientras lo sigan viendo seré feliz :D Sí, sé que me demoré mucho, pero si estoy por aquí es porque... ¡les tengo un capítulo! jujuju En serio gracias por leer :)

Capítulo 6

Biología no es lo mío, definitivamente. Ahí es cuando doy gracias a que las pruebas sean con selección múltiple.

—Oye, Joe, ¿Cuál es tu color favorito? —dije tomando una tira de plastilina roja que estaba sobre la mesa.

—Negro —contestó mientras escribía en la guía.

—El negro no es un color, Joe. —dije mientras hacía bolitas de distintos tamaños.

—Rojo entonces. ¿Puedes concentrarte?

—Solo una vuelta más y… ¡ya está! —dije mostrando mi nueva creación.

—¿Ese conejo rojo es el esposo del que hiciste hace rato? —dijo Joe.

—¡No! ¡¿Cómo puedes creer eso?! Este pequeño es su hijo. Es toda una obra de arte.

—Lamento informarte de que tendrás que aplastarlo y dármelo o no podremos terminar.

Abrí los ojos de golpe —¿Esperas que acabe con la vida de su hijo recién nacido? ¿Qué clase de desgraciado eres?

—Uno que ha aguantado demasiado.

—Es que no entiendo nada. —le dije a Joe tirando el resto la plastilina roja lejos.

—Te dije que pusieras atención. —dijo él.

—No pude. Tengo hambre y me comería una vaca.

—Tú siempre tienes hambre —dijo sin levantar la vista de su cuaderno.

Joseph Crawford. Siempre le digo que su nombre y apellido no van bien juntos. Mi compañero de banco en este bello ramo debe ser una de las personas más extrañas en toda la secundaria. Bueno, no. Más bien es llamado así por su apariencia. Es como que se hubiera quedado pegado en alguna moda antigua. Tiene un piercings en la ceja izquierda, dos en la nariz, otros tantos en las orejas, uno en el labio, otro en el mentón y tres en la lengua. Ahora quiere unos en las mejillas. Tiene el pelo negro y se cubre un ojo con él. Se delinea los ojos con negro y a veces con rojo. Dice que es para representar la sangre. En sus días de mayor depresión se pone una base blanca. Queda peor que un papel. Pero yo prefiero pensar que es un incomprendido.

—Levántate a buscar lo que tiraste o alguien la pisará y no podremos terminar.

Teníamos que hacer unos glóbulos rojos y algo de unos enlaces. La idea era representarlos con plastilina de colores y luego ubicarlos en una hoja de block. Pero lo nuestro estaba quedando muy diferente a lo esperado. Además, solo Joe lo entendía.

Me levanté del banco de madera y le di la vuelta a la mesa para recoger la plastilina.

—Oye… este… ¿Joe?

—¿Si? —dijo levantando la vista.

—Ya no está.

—Te dije muy claro cuando empezaste a moldear el primer conejo que no jugaras con los materiales. —Dijo mirándome fijo y señalándome con su dedo. Asusta, pensé.

—Mmm… sí, lo recuerdo. Pero el primer conejo es hembra. Más respeto.

—La acabas de pisar, Ari. La plastilina está en tu zapatilla. —Me dijo Jane Klintworth, que estaba una mesa más adelante.

Levanté mi pié derecho y vi la suela de mi zapatilla.

—Oh.

—Esto ya es demasiado. —Dijo Joe levantando la voz y guardando su cuaderno en su mochila con parches de bandas que desconozco —Eres desordenada, no pones atención, te quejas todo el tiempo y haces puras estupideces. —tomó las plastilinas y las puso sobre la hoja de block que corrió a mi espacio del mesón de granito. —¡Estoy harto de ti y tus estupideces! Termina sola el trabajo.

Justo sonó la campana. Todos se retiraron rápido de la sala. No podía creer la poca paciencia de ese chico.

—La que debería estar molesta se supone que tengo que ser yo. ¡Yo soy la que tiene plastilina roja en la zapatilla! —grité en la sala vacía. —No… no soy tan molesta… ¿o sí?

Guardé las plastilinas en su caja, doblé la hoja de block y metí ambas cosas a mi bolso. Fui al patio. Ya no llovía. Saqué mi impermeable y lo estiré sobre el pasto mojado, bajo un árbol. Me tiré sobre él, tiré las cosas a un lado y me saqué la zapatilla.

—¿Quién se cree que es para tratarme así? Solo pisé una tonta plastilina.

Con un mondadientes que hacía el papel de enlace comencé a sacar los restos de la suela.

—Así está mejor.

Me puse nuevamente la zapatilla y enterré el mondadientes con plastilina en el pasto, acomodé mi mochila y me tendí utilizándola como un cojín. El patio estaba vacío. Todos deben de estar comiendo, pensé. Cerré los ojos. Solo quería relajarme. No iría almorzar. Ya no tenía hambre. Tampoco tenía ánimo como para comer. Joe me hizo sentir realmente mal, pero no se dió ni cuenta.

—Hola. —Dijo alguien a mi lado.

—Largo.

—¿Por qué tan amarga Ari? —insistió.

Abrí los ojos.

—Nicole… eres tú.

—¿Me puedo sentar?

Me senté en posición de loto y me corrí hacia un lado.

—Adelante, siéntate. Este estúpido impermeable es bastante ancho.

—Gracias —sonrió y dejo su mochila a un lado —. ¿Qué haces aquí? ¿No vas a comer?

—No, no tengo hambre. Solo quiero irme.

No comprendo cómo puede estar tan feliz, pensé. ¿Qué hay acá que pueda resultarle tan fascinante?

—Yo he tenido un lindo día.

—Felicidades.

—Es que acá han sido muy buenos conmigo.

Oh por Dios. Tendría que escucharla. Tendría que fingir emoción. Preocuparme por ella. Eso… eso siempre es trabajo de Andy. Ella es la que habla con los nuevos, les tiene compasión y escucha sus historias poniendo un interés real.

—Tu… —divagué un poco —tu madre dijo ayer que venían de Dakota del Norte ¿no? De Williston creo.

—Sí —hizo una mueca —del Condado de Williams.

—Bueno, no te preocupes en darme demasiada información, si… no me ubico para nada.

Ella rió.

—¿Lo extrañas mucho?

—No. —dijo mirando al vacío —No realmente. Bueno lo que más extraño de allá es The Mystic Blend.

—¿Qué es eso?

—Es una cafetería. No sé por qué me gusta tanto, pero acostumbraba ir ahí.

—Ah.

—Está en una calle donde hay muchas tiendas. Hay otro local de café un poco más allá. Castle Café, pero no me gustaba ir. Siempre estaba lleno de gente. —cerró los ojos — Al frente, en la esquina, hay una tienda para arrendar DVDs y al lado hay una peluquería. Ahí trabajaba mi mamá.

—¿Es peluquera?

Abrió los ojos de golpe —Sí. Está pensando en abrir su propia peluquería acá. —Sus ojos cafés brillaban.

—Pues… ¿podría llevar a mi hermano a tu casa? Él sí que necesita un buen corte de cabello. Hace unas semanas dijo que quería intentar un look punk.

—Ah, eso lo explica. Por eso su cabeza se ve así.

Estallamos en carcajadas.

—Pero ya, hablando en serio. Que mi madre no lo sepa o no la sacarán de tu casa.

—Bah —hizo un gesto con la mano —a mi madre le agradó mucho la tuya.

—Creo que mi madre planea formar un club de divorciadas o algo así.

Ella rió.

—¿Qué más extrañas? —pregunté.

—También extraño el McDonalds. Ayer salí a caminar un poco y solo vi el Burger King.

—¡Oye! No es malo. También hay un Donkin Donuts.

—¿Te molestaría llevarme hoy en la tarde?

—Para nada. Aunque son algo caras.

—¡Hola! —dijo Lucy tirando su chaqueta al césped y sentándose sobre ella.

—Hola —respondimos al unísono.

—Ari, vi que no fuiste a comer, así que te traje el postre —dijo tirándome una manzana verde.

—Gracias —le sonreí.

—Les cuento que escuché por ahí que ayer hubo una guerra de comida.

—¡Que asco! —grité —Ayer habían porotos —dije mirando a Nicole.

Puso cara de asco.

—Gloria había desaparecido unos minutos —continuó Lucy — y luego, cuando regresó dijo que vió a los niños “tirándose comida como animales” —dijo imitando la voz de Gloria. —También oí otra cosa.

—¿Qué? —preguntó intrigada Nicole.

—Escuché por ahí que Joe le gritó a alguien en biología —dijo mirándome.

Rodeé los ojos.

—Eso acaba de ocurrir —dije.

—Ah. Con que es eso. Por eso estás tan molesta —dijo Nicole.

—Las noticias vuelan —dijo Lucy.

—Nadie sabe eso mejor que tu. —le di un mordisco a la manzana. —Está arenosa. —dije arrugando la nariz.

—Lástima. Pero te la comes porque te la traje con todo mi amor —dijo Lucy frunciendo el seño.

El timbre había sonado hace cinco minutos, pero la maestra no nos dejaba ir. Una anciana de cabello canoso, regordeta y con lentes.

—¡No se van de la clase si no copian todo! —dijo mientras seguía escribiendo las instrucciones en el pizarrón.

Levanté la mano —Eh… señora Rachel… ¿cuántas instrucciones faltan?

—Eso… ya. —Tapó el lápiz y lo guardó en su bolso —Esas son todas las instrucciones —dijo indicando el pizarrón —y quiero el informe listo para la próxima semana sobre mi escritorio.

Aún quedaba la mitad de la clase cuando terminé de copiar todo. Recogí mis cosas y salí. Pasé a mi casillero por unos cuadernos.

—Arianna Jacometti —gritó alguien en el pasillo—¡Detente ahí en este instante!

Me detuve de inmediato. El bullicio del pasillo se convirtió de inmediato en silencio. Volteé lentamente para ver quién era.

por Invitado Miér 18 Abr 2012, 4:03 pm

wow! a caso queres matarme de la intriga? quien la llamó? bueno, no hagastanto caso a esto... suelo ser curiosa he impaciente! :) jajajajajajaj Arianna en la clase de biología me recordó a mi :) wow! que rarito es ese tal Joe! que que le veo a tu nove? es diferente, original, entretenida, y esta super ien escrita! esperare el siguiente cap :D

por **fille oisive º.º** Miér 18 Abr 2012, 5:55 pm

Amé este capítulo !!!! y me reí con la parte de los conejos .

siguelaaaaaa!!!!! quiero saber quien es !!!
:bounce:

Sofi

por **Cataa ! :P** Mar 01 Mayo 2012, 5:39 pm

Bueno estimadas... ¡gracias! de verdad gracias por leerla. Me alegra que les haya gustado el capítulo. Espero que este también les guste porque lo hice cuatro veces para que quedara así y... eso :) sin nada más que decir les dejo otro capítulo:

Capítulo 7

—Charlotte —susurré.

Charlotte Growney caminaba a pasos agigantados por el pasillo. Llevaba unos jeans ajustados, una polera rosada ajustada con la que debía estar pasando frío, unos tacones rosados enormes y horribles, y un bolso de mano amarillo.

—¿Te… te puedo ayudar en algo? —pregunté.

—Sí. Quiero que abras tus enormes orejas y escuches atentamente.

Retrocedí un paso.

—Arianna quiero que te alejes de Christopher ¡ahora! —dijo zapateando con sus tacones rosados.

—Ya no grites, no quiero llamar la atención.

Levantó las cejas y avanzó un paso.

—¿Me entendiste?

—No sé quién es Christopher.

—No finjas. Todo viaja rápido en este lugar.

—Bien —dije desentendida — Ah… me tengo que ir.

Volteé y caminé rápido hasta la salida. Estaba lloviznando. Caminé rápido. Evitando las posas de agua.

—¡Ari! —dijo Lucy tirándome de un brazo.

—Hola Lu.

—¿Qué fue eso? Lo de la tucán.

—No sé. Está loca. Además ¿ella no anda con Matt?

—Algo escuché por ahí pero aún no es oficial. Si me entero de algo te llamo.

—Bueno.

Un auto gris se estacionó en la vereda de enfrente y comenzó a tocar la bocina.

—Es mi mamá. —Lucy comenzó a correr hacia el auto. — ¡Adios Ari!

Le hice un gesto con la mano y seguí. Saqué mi celular del bolso marqué el número de Emmie.

—Hola.

—Emmie, no te vi en todo el día. ¿Estás bien?

—Por supuesto.

—Te iré a ver a tu casa.

—No estoy ahí.

—¿Dónde estás?

—No sé jaja, estoy con… con… ¿cómo te llamas?

Se escuchó de fondo una risa y una voz grave contestó.

—Eizen. Me llamo Eizen.

—Eso —. dijo Emmie —Se llama Eizen y me gusta su pelo.

—Emmie esto no es divertido, pásale el teléfono.

—Ella quiere hablar contigo, ten.

—¿Si?

—¡Si le haces algo a mi amiga…! ¿Aló? ¿Hola?

Me colgaron. Llamé a Lucy y a Andy pero ninguna sabía nada. Llamé de nuevo a Emmie pero no contestaba. Fui hasta su casa pero no había nadie.

Alberto me llamó al celular.

—Hasta que por fin te preocupas.

—Saliste hace dos horas ¿dónde estás?

—Estoy afuera de P J Klem’s.

—Bien. Voy por ti.

—No es necesario. Son como tres cuadras y ya.

—No. Comeremos algo. Tú invitas.

—No tengo dinero.

—Bien. Yo pago esta vez.

Alberto llegó en tres minutos. Por supuesto vino contaminando el medioambiente con su tractor.

—¿Estás bien? Ni has tocado tus Creepes.

—No son simples creepes. Son Creepes Popeye.

—Ni lo digas. Uno de esos cuesta siete dólares y tú me hiciste pagar por tres.

—Yo solo te dije que estaba afuera jamás pensé que pagarías por comer en este lugar tan horriblemente caro.

—Es para que los ricos vean que podemos comer lo mismo que ellos.

—Mira como les importa. Y además ¡tu pediste la súper hamburguesa! Eso cuesta casi nueve dólares.

—Es que tengo hambre.

Tomé el tenedor y engullí un pedazo de creepe.

Había un gran bullicio en el local. Estaba llenísimo. Nos sentamos en aquellos puestos con cojines rosados. Alberto estaba frente a mí. A nuestra derecha estaba aquella madera con vidrio encima que separa los ambientes entre estos puestos y los de sillas verdes con mesas redondas. En la televisión estaban dando un especial de videos de Madonna.

—¿Te das cuenta de cómo es esto? Hasta el piso tiene alfombra —dijo Alberto.

—Ya te pusiste. Come y calla —. Dije engullendo otro pedazo de creepe.

—Papá llamó.

Solté el tenedor y levanté mi cabeza lentamente.

—¿Qué… qué quería?

—Se va a Italia.

—¿Llamó para despedirse?

—Se va con Laura de viaje.

—Acabas de soltar una bomba —dije volviendo a comer.

—Quería saber cómo estábamos.

—Si realmente le importara vendría a vernos.

—Hey no te enojes conmigo. Yo solo entrego el mensaje.

—Entonces está bien —dije cortante.

—Bien.

Volvimos a la casa a las siete. Subí corriendo las escaleras, saqué mi celular del bolso y lo tiré. Llamé a Andy.

—¿Andy sabes algo de Emmie?

—No. Fui a su casa pero su mamá aun no llega del trabajo.

—Bueno —hice una mueca de disgusto —te veo mañana entonces.

—No creo ir mañana.

—¿Por qué?
—Estoy cuidando a Connie. Mis padres viajaron con Francis a Chicago. No sé cómo pero tenía un poroto en la oreja y le estaba germinando.

No pude evitar estallar en carcajadas.

—¡No te rías!

—Ay, Lucy. Pero si es gracioso.

—Bueno me tengo que ir.

—Adiós. —dije entre risas.

Me tiré en mi cama y abracé mi jirafa de peluche.

—Ari —dijo Alberto entrando en mi pieza.

—Invades mi espacio —dije tirándole la jirafa.

—Llamó la niña loca que vive al frente.

—Nicole —corregí.

—Bueno. Llamó Nicole. Dice que mamá está en su casa y que su madre le está tiñendo visos.

—Ya decía yo que no la sacarían de ahí si lo descubría.

por **fille oisive º.º** Sáb 05 Mayo 2012, 6:06 pm

síguela !!!!!! :bounce:
Me reí mucho con lo del poroto en la oreja que le estaba germinando :risa:

Sofi

por Invitado Lun 07 Mayo 2012, 9:18 am

haaa me encantó el cap! que habrá pasado con Emmie? jajajaja y la mamá es algo... algo loca! conozco un par de madres asi jaja pero noves como la tuya hay pocas! definitivamente es genial seguila seguila! me encanta :)

por **Brenda!!!!!** Dom 20 Mayo 2012, 8:36 pm

O:
Acabo de leer todo tu nove me encanto!
Ai nueva lectora seguila
n_n

por **Andirection794** Miér 30 Mayo 2012, 10:22 pm

jiji me da risa la mamá de Ari...y ella....Ari es tan graciosa, amé la parte de los conejos *.* que lastima que ella misma los aplastó :( seguila en cuanto puedas =) amo tu nove y te lo repito jejej

por **Cataa ! :P** Mar 05 Jun 2012, 9:50 pm

Hola... primero que todo quiero darle la bienvenida a mi nueva lectora. :) ¡Muchas gracias, de verdad por leer! y también agradecerles a ustedes estimadas por seguir leyendo esto. De verdad me hacen feliz :)
¿hay pocas noves como la mía? supongo que eso es mejor, no sé :scratch: no, esperen... definitivamente es bueno, sí. Así no es como típica historia toda llena de clichés donde el futbolista anda con la porrista, la patética siempre termina con el "chico lindo", los nerds terminan siendo súper sociaaaables y salen con alguna popular, o lo que sea que se les venga a la mente con los clichés. Soy mejor porque las hago reír :risa: en serio, rían, las obligo ok no ._. Este em... tengo los dedos hinchados :( pero adivinen (redoble de tambores) ¡tengo capítulo! wujuuuuu pido perdón por no haber puesto nada estos días. Gracias a Dios que no me ven con mis ataques de estrés :| En fin. Terminé escribiendo acá tremenda cosa que no sé si leerán o no, pero bueh... lean el capítulo, aunque esté medio penca díganme que es hermoso.
Las adoro "La vida de Arianna" - Página 2 1477071114

"La vida de Arianna" - Página 2 1477071114

:)

Capítulo 8

Sonó el despertador y me levanté de la cama. Me sentía horrible. Creo que me resfrié ayer por la tarde, pensé. Tenía un dolor de estómago que me impedía sentarme bien para ponerme las pantuflas. Bajé las escaleras con cuidado para no caer ya que iba sin nada en los pies y vi a mi madre con sus tacones, un pantalón azul, una chaqueta azul y una blusa blanca, su ropa de trabajo. Tenía el cabello recogido en un tomate. No sé en qué estaba pensando cuando se hizo visos… rubios. Rubios. No logro comprender qué tienen las señoras. Creen que tiñéndose de rubias la vida les sonreirá nuevamente y que todo será hermoso con solo salir de la peluquería. Aunque me molesta más que la gente se tiña el cabello naranjo. Es terrible. Casi tan terrible como cuando se dejan las raíces negras. Definitivamente eso sí es horrible. Ella no lo haría. Su cabello ya es colorín, gracias a Dios. Tenía su taza de café entre las manos y estaba de pie mirando por la ventana.

—Mamá, ¿qué haces? —pregunté con malestar acercándome a ella.

—La casa de las Clairmont, sus vecinos de la derecha están tratando de meter un sofá cama al auto.

—¿Qué? ¿Con esta lluvia?

—Eso es lo divertido —sonrió.

—Pero que chismosa eres.

—¿Qué? Ellos lo hacen siempre. Siempre miran que hacen los demás. Una vez que les toque ser la burla.

Me senté en la mesa y saqué un pan de la panera. Lo apreté un poco y estaba duro.

—Ay, Ari. Te lo estás perdiendo. Por fin el hombre se dio cuenta de que se le moja con la lluvia —dijo divertida.

—Ah. —contesté con cierto malestar en la garganta. Tiré el pan de vuelta a la panera.

Volteó a verme —Hija tú no estás bien —Se acercó y dejó su taza de café sobre la mesa —. ¿Te sientes muy mal? Estás más pálida que de costumbre. —con una mano levantó mi mentón y se acercó a mirarme los ojos.

—¿Pero qué estás haciendo? —dije alejándome un poco.

—Te analizo, pequeña. Necesito que abras más los ojos. — Me tomó de la polera del pijama y me acercó a ella de un tirón. Tomó mis mejillas y las empezó a apretar.

—¡Ay! ¡Aléjate mujer! —Me levanté de un respingo —menos mal que eres ejecutiva de cuentas. De ser doctora estarías llena de demandas.

—Ya lo decidí. No irás a clases hoy.

—¿Faltar? Pero después tengo que venir llena de cuadernos para ponerme al día y…

—Shh —dijo poniendo un dedo en mis labios —debes mejorarte de la garganta. Además hay una tormenta terrible. Creo que un árbol se cayó como a dos cuadras sobre un auto o algo así.

—Este… no es que no quiera escuchar lo que tengas que decir de tu noticia a medias, pero ¿podrías comprar pan? Porque no sé Alberto, pero me niego a comer pan duro.

—Le dices que compre cuando se levante. Tú no saldrás de la casa.

—Te lo pedía a ti.

—No iré por pan, estoy ocupada. —Se dio la vuelta y volvió a mirar por la ventana a los pobres vecinos —Deberías venir a ver. Ahora se metió la hija mayor del pobre hombre.

—¿La gordita?

—Sí y está haciendo que entre con sus empujones. —dijo riendo.

—Llamaré a Andy para que sepa que no iré.

Subí corriendo la escalera. Entré a mi cuarto, cuya vista da al patio trasero y prendí la luz. Abrí las —ya gastadas— cortinas azules con nubes. Sentía la alfombra gris helando mis pies. Tomé mi bolso que estaba en el piso y saqué mi celular. Llamé a Andy. La luz artificial hacía que las paredes con ese decomural celeste se vieran amarillentas.

—¿Entonces no vendrás?

—No —dije con carraspeo.

—Está bien. ¡Oye! Ayer llame a la casa de Emmie. Eran como las once y media o algo así. Contestó su madre. Le pregunté si estaba Emmie para que me diera una tarea que olvidé copiar.

—¿Y qué dijo?

—Que no podría porque Emmie dormía. Que no entendía cómo había llegado tan cansada del colegio y que parece que tiene una infección porque tiene los ojos rojos.

—Já. —Rodeé los ojos —Infección le llaman ahora.

—Justo por eso la iré a buscar. Así me aseguraré de que vaya a clases y le pediré el número de trabajo a su madre.

—Bueno, que tengas suerte. Adiós.

—Que te mejores Ari. Adiós.

Colgué y dejé el celular sobre mi velador. Apagué la luz y bajé nuevamente la escalera. Entré a la cocina. La pequeña cocina con paredes blancas, y baldosas rosas, aquel refrigerador blanco pequeño y viejo sonaba, el mesón de madera estaba lleno con las bolsas vacías de las compras de ayer, el mueble que se interpone entre ambos que tiene el microondas y abajo unas cajas con máquinas que mamá no utiliza, la pared sobre él llena de especias en repisas, el alto mueble para la loza y servicios, el horno y el lavaplatos. Nada más entraba ahí. Pero no llueve dinero como para una ampliación. Saqué del refrigerado un yogurt y me fui a sentar a la mesa. Mi madre se había sentado y estaba palpando los panes de la panera.

—Te lo perdiste, de verdad te lo perdiste.

—¿Qué pasó?

—La esposa volvió, tomó vuelo desde atrás y empujó a la hija. La pobre niña llegó a entrar al auto. Pero finalmente metieron el sofá cama.

Un gran automóvil negro se detuvo frente a la casa y comenzó a tocar la bocina.

—Es Tiffany —Se levantó de la mesa y me besó la cabellera —. Que estés bien, te cuidas. Anda a acostarte o mira televisión tapada con mantas. Ahí le pides a Albertito que caliente agua para el té. —tomó su bolso de cuero negro que estaba sobre un sillón, abrió la puerta y salió.

Había una lluvia torrencial. Estaba peor que hace unas horas y eso no solo incluye al clima, sino que también mi resfriado. Estaba sentada en el sillón naranja largo tapada con el cubrecama café con hojas amarillas de mi madre, comiendo unas palomitas de microondas quemadas —que pude hacer luego de varios intentos fallidos—. No es tan sencillo como explican en la bolsa. Mamá ya no insiste en que aprenda a cocinar, es mejor por ambas partes que no lo intente. El último intento fue hace como un mes. Estábamos en la pequeña cocina haciendo hotcakes. Cuando iba a darlo vuelta se pego en la paleta. Hice un movimiento brusco para que este se despegara, pero ella estaba cerca y le cayó encima. Como es obvio, gritó por lo caliente que estaba y no me ha querido seguir enseñando.

—¿Qué hay de bueno, babosa? —dijo Alberto una vez que se tiro a mi lado en el sofá.

—Nada —dije con el control remoto en la mano haciendo zapping —Tenemos como doscientos canales y no hay nada bueno que ver. —Lo observé detenidamente. Tenía su polea blanca y su jean favorito, estaba con sus calcetines con hoyos, pero no llevaba sus pelones en la cabeza. Todo lo contrario. Esta relucía de manera espléndida.

—¡¿Te rapaste?! —mis ojos se abrieron de manera inmediata.

—No te asombres —hizo un gesto con la mano —es que así no tendré que lavarme el cabello.

—Ay, Alberto —rodeé los ojos —ya era demasiado para ser verdad.

—¡Hey! Dejalo ahí —dijo indicando con el dedo la pantalla.

—¿Qué? —Devolví la vista al televisor —¿Las Albóndigas en remojo?

—Es muy buena —dijo sacando un puñado de mis palomitas.

—¿Pero que clase de película es esta? Con esos gustos comprendo totalmente el por qué no tienes novia.

—Bueno señorita de gustos fantásticos ¿y tú por qué no tienes novio?

—Eso es un golpe bajo hermanito —hice una pausa — bueno yo sinceramente creo que es porque no conozco a nadie que sea merecedor de mi atención a gran escala como para abandonar mi eterna soltería.

—Es que no saben que existes.

—Prefiero eso a haber tenido una pareja con ánimos suicidas —me defendí.

—Melinda estaba un poco loca.

—¿Un poco? Estabas totalmente decidido en acabar esa relación porque la encontrabas “un poco” extraña y ¿qué pasó? La loca agarró un cuchillo que tenía cerca y se lo acercó al cuello, diciéndote que si terminaban ella se mataría porque no sabía cómo respirar sin ti a su lado.

—Pero no lo hizo.

—Obvio que no, si le dijiste que nunca se te cruzó por la cabeza que terminaran, que la adorabas y bla, bla, bla. Lo que nos lleva al intento número dos —dije levantando dos dedos de la mano libre —. Fuiste a su casa y le dijiste que ya no era lo mismo de antes. ¡La loca saltó hacia la estufa a gas! Se quería quemar, Alberto.

—Pero tampoco lo hizo. —dijo levantando los hombros.

—Claro está, si entraste corriendo y la atajaste justo en el aire. Menos mal, sino se hubiese incinerado de manera gratuita.

—La tercera es la vencida —dijo sonriendo victorioso.

—Inolvidable —Negué con la cabeza —. Elegiste el día de su cumpleaños.

—¿Fue muy feo? Aún lo pienso.

—¿Muy feo? No diste la cara.

—Era para evitar problemas —me respondió acongojado.

—La llamaste por celular. Quedó sumida en una depresión ¡de meses!

—Pero se le pasó casándose con ese jugador de rugby profesional.

—Se aseguró, nada más que acotar.

—Igual me ahorré su regalo.

—Que descarado eres. En serio —negué con la cabeza —. Ah, antes de que lo olvide —le tiré el control remoto para que me mire.

—¿Qué?

—Mamá dijo que salgas a comprar pan y que calientes agua para que luego me hagas un té de hierbas.

—Disfrutas esto. —dijo levantándose del sofá.

—No realmente. De verdad me siento mal. Como que tengo el vómito en la garganta pero no me sale nunca.

—¡Que asco, Ari! — dijo cruzando la estancia y dirigiéndose a la escalera.

—Oye, Alberto. —Tomé el cubrecama para que no se me cayera y me di la vuelta en el sofá, para poder verlo.

—Ya que vas a tu pieza ¿puedes traerme a Lucifer? Que estos días a estado ahí echado en tu pieza y quiero que vea películas malas conmigo.

—Ya… ¿alguna otra cosa?

—Ay, si no pesa tanto. Pero sí. ¿Tráeme jugo? Es súper bueno tomar líquido cuando se está enfermo ¡ah! y ¿me puedes comprar pañuelos? Creo que tendré mocos también.

—¿Se te olvida algo? ¿Te contrato una niñera también?

—Eres muy fome, de verdad. No te olvides que me gustan los pañuelos en cajas, no en paquetes.

—Pero las cajas son más caras.

—Son un dólar más caro, avaro.

—¿Tu nariz se siente más feliz porque te limpias con pañuelos de caja?

—No, lamentablemente mi nariz no nota la diferencia, pero me gusta sentirme como Meg Ryan en “Tienes un E-Mail”. —sonreí.

por **fille oisive º.º** Sáb 09 Jun 2012, 8:38 pm

Síguela !!! quiero saber que pasa !!!

Me reí con la parte de "Las Albóndigas en remojo" .....Alberto es malo , rompió con ella por teléfono ........y si estaba loca !!! intentó matarse por no estar con él. "La vida de Arianna" - Página 2 167695056

"La vida de Arianna" - Página 2 167695056

Yo también prefiero los pañuelos en caja , son más rápidos de sacar y es más cómodo.

Ari no sabe cocinar...eso me recuerda a alguien "La vida de Arianna" - Página 2 1477071114

Sofi

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