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"La vida de Arianna"
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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"La vida de Arianna"
Nombre: "La vida de Arianna"
Autor: Cata Quezada :P
Adaptación: No
Género: Generales.
Advertencias: Puede que hayan capítulos muy cortos cuando se me vaya temporalmente la inspiración.
Otras Páginas: No. Solo esta :)
Autor: Cata Quezada :P
Adaptación: No
Género: Generales.
Advertencias: Puede que hayan capítulos muy cortos cuando se me vaya temporalmente la inspiración.
Otras Páginas: No. Solo esta :)
Cataa ! :P
Re: "La vida de Arianna"
Emm... esta es mi primera novela en el foro y espero que la reciban bien. Sin más que decir, aquí va mi primer capítulo, que me quedo muy cortito pero no importa :) y si me pudieran enseñar cómo insertar imágenes (ya que me está ganando la tecnología :() se los agradecería mucho :lol:
—¡Lucifer!— Gato estúpido. Infeliz. Cree que porque es una bola peluda y gorda puede tomar todo lo que se me caiga de la lavadora. — ¡Dame mi calcetín!
Tuve que tirar el detergente y cayó al piso del lavadero y correr tras él, pero es veloz.
— ¡Arianna! ¡Deja en paz al pobre gato! ¡Si quiere irse que se vaya! — Grito mi madre desde el lavadero. Mi adorada madre no odia a los animales. Le gustan… de lejos. Muy lejos. De no ser por papá jamás hubiese tenido mascota. También por eso mama detesta a Lucifer. Le recuerda al hombre que la dejo por una mujer de veintiún años. Laura. Podría ser mi hermana. Para mi cumpleaños N°14 me regalo un DVD de Barney, porque pensó que cumplía cuatro años. Y me dijo: "Diez años mas, diez años menos... no veo diferencia". Algo es algo. Es mejor que no recibir nada. Por lo menos quiere sumar puntos.
El gato volvió a esconderse bajo el sofá. Tomé la escoba que estaba en la cocina y la empecé a mover debajo de cada sillón.
—No te escaparas de mi, gato fofo. ¡Ven aquí! — Realmente es un lindo gato gris, persa.
Saco su cabeza muy lentamente por debajo de uno de los sillones.
—¡Te tengo! — Bajé rápido la escoba, pero era tarde. Había corrido hacia otro lugar — Gato desgraciado.
—¡Arianna! — Me grito mi madre.
—¡Pero tiene mi calcetín!— Grite mientras corría con la escoba en mano.
—¡Limpia esto ahora! — Mujer histérica…
—¡Pero mamá! — Ya me costaba respirar. Detesto el deporte. Y al gato no se le ocurrió nada mejor que subir la escalera.
—¡Te vas a…!— No alcanzó a terminar la frase. Volvió a la casa corriendo para verme. Me tropecé con la escoba. Estaba tirada a mitad de la escalera de madera.
—Probablemente tenga un esguince.
—¡¿Cuándo vas a aprender?! — Me reprendió mi madre, mientras del refrigerador sacaba ese gel azul para la hinchazón.
—Me las pagará… ya verá…
—No te quejes, tú quisiste una mascota.
—¡¿Se cayó de nuevo, mama?! — Grito mi hermano, Alberto, desde su pieza en el segundo piso.
—¡No molestes a tu hermana Albertito! — Albertito… ¿Cómo puede llamarlo asi, aún? Tiene veintitrés y es un maldito vago. “Ay, Albertito”. ¡Dios!
El gato bajo la escalera corriendo. Dejo el calcetín abajo y se dió a la fuga. Lo fulminé con la mirada.
—¿No prefieres unos peces? — Me dijo mi madre.
—No. Eso sería darme por vencida y no lo haré. Además, esto nunca pasa— dije sacándome el gel azul del tobillo derecho, mientras me ponía de pié — El me ama. Sólo le llamo la atención lo largo que era el calcetín. Nada más. — Me puse a subir la escalera.
—Arianna…
—Está bien. Lo iré a limpiar — Dije finalmente derrotada.
Capítulo 1
—¡Lucifer!— Gato estúpido. Infeliz. Cree que porque es una bola peluda y gorda puede tomar todo lo que se me caiga de la lavadora. — ¡Dame mi calcetín!
Tuve que tirar el detergente y cayó al piso del lavadero y correr tras él, pero es veloz.
— ¡Arianna! ¡Deja en paz al pobre gato! ¡Si quiere irse que se vaya! — Grito mi madre desde el lavadero. Mi adorada madre no odia a los animales. Le gustan… de lejos. Muy lejos. De no ser por papá jamás hubiese tenido mascota. También por eso mama detesta a Lucifer. Le recuerda al hombre que la dejo por una mujer de veintiún años. Laura. Podría ser mi hermana. Para mi cumpleaños N°14 me regalo un DVD de Barney, porque pensó que cumplía cuatro años. Y me dijo: "Diez años mas, diez años menos... no veo diferencia". Algo es algo. Es mejor que no recibir nada. Por lo menos quiere sumar puntos.
El gato volvió a esconderse bajo el sofá. Tomé la escoba que estaba en la cocina y la empecé a mover debajo de cada sillón.
—No te escaparas de mi, gato fofo. ¡Ven aquí! — Realmente es un lindo gato gris, persa.
Saco su cabeza muy lentamente por debajo de uno de los sillones.
—¡Te tengo! — Bajé rápido la escoba, pero era tarde. Había corrido hacia otro lugar — Gato desgraciado.
—¡Arianna! — Me grito mi madre.
—¡Pero tiene mi calcetín!— Grite mientras corría con la escoba en mano.
—¡Limpia esto ahora! — Mujer histérica…
—¡Pero mamá! — Ya me costaba respirar. Detesto el deporte. Y al gato no se le ocurrió nada mejor que subir la escalera.
—¡Te vas a…!— No alcanzó a terminar la frase. Volvió a la casa corriendo para verme. Me tropecé con la escoba. Estaba tirada a mitad de la escalera de madera.
—Probablemente tenga un esguince.
—¡¿Cuándo vas a aprender?! — Me reprendió mi madre, mientras del refrigerador sacaba ese gel azul para la hinchazón.
—Me las pagará… ya verá…
—No te quejes, tú quisiste una mascota.
—¡¿Se cayó de nuevo, mama?! — Grito mi hermano, Alberto, desde su pieza en el segundo piso.
—¡No molestes a tu hermana Albertito! — Albertito… ¿Cómo puede llamarlo asi, aún? Tiene veintitrés y es un maldito vago. “Ay, Albertito”. ¡Dios!
El gato bajo la escalera corriendo. Dejo el calcetín abajo y se dió a la fuga. Lo fulminé con la mirada.
—¿No prefieres unos peces? — Me dijo mi madre.
—No. Eso sería darme por vencida y no lo haré. Además, esto nunca pasa— dije sacándome el gel azul del tobillo derecho, mientras me ponía de pié — El me ama. Sólo le llamo la atención lo largo que era el calcetín. Nada más. — Me puse a subir la escalera.
—Arianna…
—Está bien. Lo iré a limpiar — Dije finalmente derrotada.
Cataa ! :P
Re: "La vida de Arianna"
que bueno que te guste mi novela, altiro la sigo :):
—Abre los ojos. Hoy es lunes y tienes clases. — Me dijo mientras abría las cortinas azules con nubes— Ya, levántate y baja a tomar tu desayuno.
Mamá despertador. Dice diferentes frases todos los días, depende de su estado de ánimo o de que tan despierta este. Claro, cuando se despierta. Porque cuando se le pasa la hora siempre viene gritando lo mismo, como loca, mientras patea la puerta. —¡Me quede dormida! ¡Apúrate que vas tarde! —
Después de levantarme baje la escalera. Beto estaba desayunando.
—¡Traga rápido, hombre o llegare tarde a clases! —
Tomé un vaso de leche. Tomé las llaves de la camioneta, que mamá le regaló para su cumpleaños. Para entonces el ya había terminado de desayunar.
Nos subimos a su “humilde” medio de transporte. Una Chevy Silverado 3500 modelo 2009, gris.
Yo iba cantando a todo pulmón la canción que daban en la radio.
— “She's got a love like woe. Woah-oh, oh-oh, oh-oh, Girls got a love like woe”.
—Cantas horrible —Me dijo Beto.
—Pero lo hago con pasión, ¡hombre! Algún día seré reconocida por algo importante y te arrepentirás de haberme tratado así. Ya lo veras.
—Como tu digas hermanita, como tu digas.
—Pero no te preocupes, puedes seguir siendo mi chofer si gustas. Así por lo menos tendrás trabajo y dejaras de molestar a mamá. Pero tendrás que usar un traje y una gorra.
—Oye, estoy buscando algo que me llame la atención y… ¿traje y gorra?
—Por supuesto, tiene todo el estilo —Le dije mientras lo miraba, como si fuera lo más obvio— En las películas, los choferes de famosos siempre usan traje y gorra.
— Eso es muy estúpido y humillante — Infeliz…
— Limítate a conducir sin provocar un accidente, “Albertito”— Le dije imitando la voz de mama, mientras le pellizcaba su mejilla.
Llegamos a las 7:59am. Tuve que correr a la sala.
Detesto la clase de química. La Sra. Helga es tan aburrida para explicar la materia. Matemáticas es más sencillo. Si tengo dudas le pregunto a mi compañera de banco. No sé que haría sin Andy. Explica mucho mejor que la maestra. A pesar de todo, no se comporta como típica matea. Tiene memoria fotográfica y mucha, pero mucha paciencia conmigo. Lástima que no esté conmigo en historia.
Por fortuna la hora del almuerzo llego rápido. Tome mi bolso y fui a la biblioteca. Tenía que devolver un libro que había pedido la semana pasada. Tire el bolso sobre una mesa donde había alguien leyendo. Saque el libro y busque a la señora Nina, que estaba ordenando una estantería. Tome mi bolso y salí corriendo rumbo a la cafetería. Si no me apuraba tendría que hacer cola para entrar.
Me senté con mis mejores amigas, en una mesa apartada. Ellas tres conversaban. Yo solo trataba de digerir esos porotos. Parecían barcos, flotando por los mares del exceso de aceite.
—¿Y tú qué crees, Ari? — Me preguntó Lucy, reventando mi burbuja de pensamientos.
—¿Cómo? ¿Creer sobre qué?
—El rumor. Te lo acabo de contar — Lucy… pareciera que tuviera ojos y oídos en la espalda. Siempre sabe todo lo que se dice y corre por ahí. Gracias a su “don”, hace un par de años pude enterarme de una broma que me quería hacer el estúpido grupo de “los populares”.
—Lo siento, no te estaba prestando atención — contesté.
—Tú no cambias ¿eh? — Me dijo Emmie — Aterriza, mujer. Algún día pasara algún chico guapo y tú por estar volando en las nubes lo dejaras pasar y ahí quedaras… solterona de por vida, viviendo en una casa llena de gatos como las abuelitas.
—Como si no tuviera ya suficiente con Lucifer —le contesté irónica.
—Mi abuelita no tiene gatos — dijo Andy dirigiéndose a Emmie.
—Es que tu abuela se casó. No nos sirve como ejemplo para esta teoría — contestó Emmie mientras negaba con la cabeza — Pero en serio Ari —dijo Emmie con voz exageradamente dramática — difumina tus nubes o limpiaras bolas de pelo por la eternidad.
—Volviendo al tema del chisme… ¿Cuál era? —pregunté.
—Con todo el tema de los gatos creo que ya lo olvidé —contestó Lucy.
—Cambiando el tema… ¿alguna planea comer algo de esto? —Preguntó Emmie, mirando con cara de asco la comida — ¿o tomamos las cosas y vamos a comprar algo a algún lado?
—Yo iba a comer a comer el postre, para que las señoras de la cocina no se ofendan —dijo Andy encogiéndose de hombros.
—Yo voy —dije levantándome de la blanca silla, mientras tomaba mi bandeja. Después de todo moría de hambre y no pensaba comer eso.
—¿Van a escapar? — preguntó Lucy.
—Vamos todas. —Contestó Emmie, tomándola del brazo y haciendo que se levante —Apurémonos en dejar las bandejas.
Las dejamos en el mesón donde se depositan, aprovechando que la inspectora Gloria estaba distraída coqueteando con el hombre de computación.
—¿No que Gloria tenia novio? —preguntó Emmie, mientras salíamos.
—Ya no. Él termino con ella la semana pasada —aclaró Lucy.
—Yo creía que el de computación era gay —dijo Andy cuando ya íbamos por el pasillo, rumbo a nuestros casilleros.
—Yo también creía eso —dije cuando ya habíamos llegado.
—Y yo —dijo Emmie mientras sacaba su maquillaje.
—No son las únicas. Muchos de aquí piensan lo mismo… y es que se viste como uno. Pero escuché por ahí que tendrán una cita el viernes —nos dijo Lucy.
—No deja de ser raro —dijo Andy.
—¡Demonios!
—¿Qué pasa Ari? —preguntaron preocupadas.
—¡Diablos! No encuentro la llave de mi casillero —dije histérica, mientras revolvía todo mi bolso.
—No digas esas palabras, Ari —me regañó Andy.
—¡Mierda! — Tuve que tirar todas las cosas de mi bolso y sentarme en el suelo a revisar una por una. Lucy también se sentó y empezó a ayudarme.
—No maldigas así —seguía Andy.
—Andy —interrumpió Emmie — entendemos que tu madre sea profesora de Religión, pero Ari perdió sus llaves y está preocupada. Si ella quiere maldecir a los cuatro vientos, pues… ¡que lo haga! —me defendió Emmie. Ella siempre ha tenido tan poca paciencia con Andy, cuando saca su “actitud conservadora”.
—¡Pero Andy…!
—Ya no importa. —La interrumpí —No peleen. Se me deben haber caído en la biblioteca.
—¿De que hablas? —me preguntó Lucy, mientras se paraba y se limpiaba el inexistente polvo de su falda, que creía tener por haberse sentado en el suelo.
—¿Cuándo fuiste a la biblioteca? —me preguntó Emmie.
—Luego de historia fui a la biblioteca. Tenía que entregar el libro que pedí la semana pasada y… —Abrí los ojos como plato — ¡Dios!
—Ahora resulta que vuelves a creer en el Señor —dijo Andy rodando los ojos.
La fulminé con la mirada —Tiré mi bolso sobre una mesa… ¡había alguien ahí leyendo! De seguro que tiene mis llaves —Les expliqué.
—¿Qué esperas? ¡Corre! —Me dijo Lucy.
Me puse a correr. Cuando ya iba a doblar a la derecha para subir la escalera para ir al segundo piso, Emmie gritó.
—¡Ari! ¡Te esperamos en la entrada! ¡Si te tardas mucho va a llegar Gloria y moriremos de hambre por tu culpa! —
Detesto correr. Subí las escaleras hasta llegar al tercer piso. Ahí, al fondo, estaba la biblioteca.
Cuando entré, la señora Nina no estaba. Me puse a revisar todas las mesas. Pero todas estaban vacías. Me tire al piso y empecé a arrastrarme para revisar mejor. Tal vez se habían caído al suelo. Cuando estaba debajo de una mesa escuché el sonido de unos pasos. Al levantar mi cabeza me golpeé con el tablero rectangular.
—¡Ouch! —Me levanté mientras me sobaba —Mi cabezita...
—Oye… ¿estás bien? —Me dijo un chico a mis espaldas —Lo siento, no quería asustarte. Tu… ¿buscas esto?
Capitulo 2
“¡Levántate! ¡Sube ese ánimo! ¡Arriba ese ánimo!”. Sonaba la radio. Como odiaba el sonido del despertador, mama pensó que usar la radio para despertar era mejor. —Abre los ojos. Hoy es lunes y tienes clases. — Me dijo mientras abría las cortinas azules con nubes— Ya, levántate y baja a tomar tu desayuno.
Mamá despertador. Dice diferentes frases todos los días, depende de su estado de ánimo o de que tan despierta este. Claro, cuando se despierta. Porque cuando se le pasa la hora siempre viene gritando lo mismo, como loca, mientras patea la puerta. —¡Me quede dormida! ¡Apúrate que vas tarde! —
Después de levantarme baje la escalera. Beto estaba desayunando.
—¡Traga rápido, hombre o llegare tarde a clases! —
Tomé un vaso de leche. Tomé las llaves de la camioneta, que mamá le regaló para su cumpleaños. Para entonces el ya había terminado de desayunar.
Nos subimos a su “humilde” medio de transporte. Una Chevy Silverado 3500 modelo 2009, gris.
Yo iba cantando a todo pulmón la canción que daban en la radio.
— “She's got a love like woe. Woah-oh, oh-oh, oh-oh, Girls got a love like woe”.
—Cantas horrible —Me dijo Beto.
—Pero lo hago con pasión, ¡hombre! Algún día seré reconocida por algo importante y te arrepentirás de haberme tratado así. Ya lo veras.
—Como tu digas hermanita, como tu digas.
—Pero no te preocupes, puedes seguir siendo mi chofer si gustas. Así por lo menos tendrás trabajo y dejaras de molestar a mamá. Pero tendrás que usar un traje y una gorra.
—Oye, estoy buscando algo que me llame la atención y… ¿traje y gorra?
—Por supuesto, tiene todo el estilo —Le dije mientras lo miraba, como si fuera lo más obvio— En las películas, los choferes de famosos siempre usan traje y gorra.
— Eso es muy estúpido y humillante — Infeliz…
— Limítate a conducir sin provocar un accidente, “Albertito”— Le dije imitando la voz de mama, mientras le pellizcaba su mejilla.
Llegamos a las 7:59am. Tuve que correr a la sala.
Detesto la clase de química. La Sra. Helga es tan aburrida para explicar la materia. Matemáticas es más sencillo. Si tengo dudas le pregunto a mi compañera de banco. No sé que haría sin Andy. Explica mucho mejor que la maestra. A pesar de todo, no se comporta como típica matea. Tiene memoria fotográfica y mucha, pero mucha paciencia conmigo. Lástima que no esté conmigo en historia.
Por fortuna la hora del almuerzo llego rápido. Tome mi bolso y fui a la biblioteca. Tenía que devolver un libro que había pedido la semana pasada. Tire el bolso sobre una mesa donde había alguien leyendo. Saque el libro y busque a la señora Nina, que estaba ordenando una estantería. Tome mi bolso y salí corriendo rumbo a la cafetería. Si no me apuraba tendría que hacer cola para entrar.
Me senté con mis mejores amigas, en una mesa apartada. Ellas tres conversaban. Yo solo trataba de digerir esos porotos. Parecían barcos, flotando por los mares del exceso de aceite.
—¿Y tú qué crees, Ari? — Me preguntó Lucy, reventando mi burbuja de pensamientos.
—¿Cómo? ¿Creer sobre qué?
—El rumor. Te lo acabo de contar — Lucy… pareciera que tuviera ojos y oídos en la espalda. Siempre sabe todo lo que se dice y corre por ahí. Gracias a su “don”, hace un par de años pude enterarme de una broma que me quería hacer el estúpido grupo de “los populares”.
—Lo siento, no te estaba prestando atención — contesté.
—Tú no cambias ¿eh? — Me dijo Emmie — Aterriza, mujer. Algún día pasara algún chico guapo y tú por estar volando en las nubes lo dejaras pasar y ahí quedaras… solterona de por vida, viviendo en una casa llena de gatos como las abuelitas.
—Como si no tuviera ya suficiente con Lucifer —le contesté irónica.
—Mi abuelita no tiene gatos — dijo Andy dirigiéndose a Emmie.
—Es que tu abuela se casó. No nos sirve como ejemplo para esta teoría — contestó Emmie mientras negaba con la cabeza — Pero en serio Ari —dijo Emmie con voz exageradamente dramática — difumina tus nubes o limpiaras bolas de pelo por la eternidad.
—Volviendo al tema del chisme… ¿Cuál era? —pregunté.
—Con todo el tema de los gatos creo que ya lo olvidé —contestó Lucy.
—Cambiando el tema… ¿alguna planea comer algo de esto? —Preguntó Emmie, mirando con cara de asco la comida — ¿o tomamos las cosas y vamos a comprar algo a algún lado?
—Yo iba a comer a comer el postre, para que las señoras de la cocina no se ofendan —dijo Andy encogiéndose de hombros.
—Yo voy —dije levantándome de la blanca silla, mientras tomaba mi bandeja. Después de todo moría de hambre y no pensaba comer eso.
—¿Van a escapar? — preguntó Lucy.
—Vamos todas. —Contestó Emmie, tomándola del brazo y haciendo que se levante —Apurémonos en dejar las bandejas.
Las dejamos en el mesón donde se depositan, aprovechando que la inspectora Gloria estaba distraída coqueteando con el hombre de computación.
—¿No que Gloria tenia novio? —preguntó Emmie, mientras salíamos.
—Ya no. Él termino con ella la semana pasada —aclaró Lucy.
—Yo creía que el de computación era gay —dijo Andy cuando ya íbamos por el pasillo, rumbo a nuestros casilleros.
—Yo también creía eso —dije cuando ya habíamos llegado.
—Y yo —dijo Emmie mientras sacaba su maquillaje.
—No son las únicas. Muchos de aquí piensan lo mismo… y es que se viste como uno. Pero escuché por ahí que tendrán una cita el viernes —nos dijo Lucy.
—No deja de ser raro —dijo Andy.
—¡Demonios!
—¿Qué pasa Ari? —preguntaron preocupadas.
—¡Diablos! No encuentro la llave de mi casillero —dije histérica, mientras revolvía todo mi bolso.
—No digas esas palabras, Ari —me regañó Andy.
—¡Mierda! — Tuve que tirar todas las cosas de mi bolso y sentarme en el suelo a revisar una por una. Lucy también se sentó y empezó a ayudarme.
—No maldigas así —seguía Andy.
—Andy —interrumpió Emmie — entendemos que tu madre sea profesora de Religión, pero Ari perdió sus llaves y está preocupada. Si ella quiere maldecir a los cuatro vientos, pues… ¡que lo haga! —me defendió Emmie. Ella siempre ha tenido tan poca paciencia con Andy, cuando saca su “actitud conservadora”.
—¡Pero Andy…!
—Ya no importa. —La interrumpí —No peleen. Se me deben haber caído en la biblioteca.
—¿De que hablas? —me preguntó Lucy, mientras se paraba y se limpiaba el inexistente polvo de su falda, que creía tener por haberse sentado en el suelo.
—¿Cuándo fuiste a la biblioteca? —me preguntó Emmie.
—Luego de historia fui a la biblioteca. Tenía que entregar el libro que pedí la semana pasada y… —Abrí los ojos como plato — ¡Dios!
—Ahora resulta que vuelves a creer en el Señor —dijo Andy rodando los ojos.
La fulminé con la mirada —Tiré mi bolso sobre una mesa… ¡había alguien ahí leyendo! De seguro que tiene mis llaves —Les expliqué.
—¿Qué esperas? ¡Corre! —Me dijo Lucy.
Me puse a correr. Cuando ya iba a doblar a la derecha para subir la escalera para ir al segundo piso, Emmie gritó.
—¡Ari! ¡Te esperamos en la entrada! ¡Si te tardas mucho va a llegar Gloria y moriremos de hambre por tu culpa! —
Detesto correr. Subí las escaleras hasta llegar al tercer piso. Ahí, al fondo, estaba la biblioteca.
Cuando entré, la señora Nina no estaba. Me puse a revisar todas las mesas. Pero todas estaban vacías. Me tire al piso y empecé a arrastrarme para revisar mejor. Tal vez se habían caído al suelo. Cuando estaba debajo de una mesa escuché el sonido de unos pasos. Al levantar mi cabeza me golpeé con el tablero rectangular.
—¡Ouch! —Me levanté mientras me sobaba —Mi cabezita...
—Oye… ¿estás bien? —Me dijo un chico a mis espaldas —Lo siento, no quería asustarte. Tu… ¿buscas esto?
Cataa ! :P
Re: "La vida de Arianna"
Siguela! Me encanta, y me rei mucho en la parte que dice:
"Cuando estaba debajo de una mesa escuché el sonido de unos pasos. Al levantar mi cabeza me golpeé con el tablero rectangular.
—¡Ouch! —Me levanté mientras me sobaba —Mi cabezita..."
Siguela rápido, sino moriré (? ok no, pero sube nuevos capitulos :D
"Cuando estaba debajo de una mesa escuché el sonido de unos pasos. Al levantar mi cabeza me golpeé con el tablero rectangular.
—¡Ouch! —Me levanté mientras me sobaba —Mi cabezita..."
Siguela rápido, sino moriré (? ok no, pero sube nuevos capitulos :D
Invitado
Invitado
Re: "La vida de Arianna"
Siguela !!! :D
necesito saber quién es ese chico!!! :cyclops:
sube rápido el siguente capítulo , quiero saber lo que pasa!!! :face:
y...tu novela es buena , me reí mucho con este capítulo.
sofi
necesito saber quién es ese chico!!! :cyclops:
sube rápido el siguente capítulo , quiero saber lo que pasa!!! :face:
y...tu novela es buena , me reí mucho con este capítulo.
sofi
fille oisive º.º
Re: "La vida de Arianna"
¡Oh! *o* ¡Nuevas lectoras! :D Me alegra que les guste mi novela :happy: Aquí les traigo un cap! jujuju y de paso les pregunto... ¿cuál es su libro favorito? o:
Volteé para ver quién era. Era un joven… un joven hermoso. Alto y atlético. Tenía el cabello rubio, tanto como el trigo, iluminado por el sol que entraba por las ventanas. Contrastaba con sus ojos, dos perfectas esmeraldas. Nariz recta. De tez blanca, un rostro cuadrado y jovial.
Abrí los ojos como plato —Wow — dejé de sobarme la cabeza de manera inmediata. Chicos como él no se veían seguido por la escuela. De seguro era nuevo.
Levantó las cejas y su semblante cambió a preocupación. Puso su mano izquierda en mi hombro— ¿Estás bien?
Había olvidado respirar y me estaba ahogando. Tomé una gran bocanada de aire y aclaré mi garganta, frunciendo el entrecejo y fingiendo molestias, en un intento totalmente fallido de que mi falta de respiración haya pasado desapercibida —Sí, estoy bien — logré articular, tratando de volver a la normalidad.
Retiró su mano de mi hombro — ¿Tu eres Arianna, no?
Asentí levemente, sorprendida de que él tuviera idea de mi nombre.
—Entonces esto es tuyo —dijo sacando del bolsillo de su pantalón marrón mi llavero naranja de mariposa.
—M-mi-mi ¡mis llaves! Ya las daba por perdidas —respondí ya más tranquila — ¿Cómo es que tú las tienes?
—Cayeron de tu bolso cuando viniste a dejar un libro —Tomó mi mano y me las pasó. Un leve cosquilleo recorrió mi brazo. — Saliste corriendo y no tuve oportunidad de entregártelas ¿No me recuerdas? Era el único ahí leyendo —Levantó las cejas e hizo una sonrisa torcida. Con ella, los nervios regresaron.
—N-no, lo siento. Verás, yo soy muy despistada. Como que veo a la gente, pero realmente no la veo. Por ejemplo… puede pasar alguien y sé que alguien paso, pero no podría decirte que llevaba puesto porque no me fijé —dije levantando los hombros.
— ¿Qué? —Él parecía divertirse.
—No importa. Creo que hablé muy rápido. No me hagas caso. Acostumbro a balbucear cuando estoy nerviosa y…
De mi bolso comenzó a vibrar mi celular a la vez que sonaba Killer de The Ready Set, mi tono.
—Salvada por el celular —susurré, mientras rebuscaba en mi bolso —Disculpa, pero debo contestar —dije mirando la pantalla.
—No te disculpes, atiende. Yo… iré a mirar los libros de la sección de Grandes escritores.
Cuando desapareció de mi vista, me relajé y conteste el teléfono.
—Hola Emmie, ¿Qué pasa?
— ¿Cómo que qué pasa? ¡¿Olvidaste que tus mejores amigas te estamos esperando afuera?!
¡Diablos! Lo había olvidado.
— ¡Lo lamento mucho! Sabes… es que… es que…
—Es que ¿Qué? ¡Ya dilo!
—Ahora no puedo. Váyanse sin mí. Las veo en el parque que está al lado de mi casa a las 4pm.
—Está bien, pero más te vale que sea por algo bueno... —Hizo una pausa — ¡No puede ser! ¡Te encontraste con…! ¡Oh por Dios!
— ¡Lucy! ¡Lucy! ¡Lo conoció! ¿Y….?
— ¡¿Lo conociste?! ¿Y cómo es?
— ¡Devuélveme el teléfono, Lucy!
—Me están asustando.
— ¡Que te vaya bien!
— ¡Ya dámelo! ¡MI celular! ¡YO llame! ¡MIO! —grito Emmie, dirigiéndose a Lucy —Luego nos cuentas todo con lujo de detalle.
—Ok… adiós. —Dije cerrando la tapa de mi celular —Pero que gritonas son. —Tiré el celular dentro de mi bolso — ¡Cierto! Eh… —No se su nombre. Olvide preguntarle su nombre. Probablemente era el chico más guapo de toda la escuela y no tengo idea ni de cómo se llama. Perfecto.
— ¿Arianna? ¿Te has leído este libro?
Volteé y ahí estaba él, hojeando un libro.
— ¿Cuál es? —pregunté mientras me acercaba.
—Se llama… —lo cerró de golpe y leyó la portada — Un yanqui en la corte del Rey Arturo.
—Ah, de Mark Twain.
—Oh, sí —dijo levantando las cejas, sorprendido.
—No, no le he leído. Pero dicen que es muy bueno.
Él se subió a la mesa y se sentó como indio, dejando el libro de lado —Entonces te gusta leer, ¿no?
Aquellos ojos verdes, mirándome tan fijo me cohibieron —Sí, la verdad es que sí. —Respondí desviando la mirada. Mis manos sudaban. Trate de limpiarme en la falda lo más rápido posible, para que él no notara nada.
— ¿Puedo… preguntarte algo?
—En teoría ya lo estás haciendo —sonrió—, pero sí.
Dejé torpemente mi bolso en una silla y me senté como indio en la mesa.
— ¿Cómo…cómo es que sabes mi nombre? No es que me moleste ni nada, solo… me intriga.
—Ah, eso. Pues luego de que salieras corriendo, recogí tus llaves y me acerque a la Señora Nina. Le di tus características y me dijo que te llamabas Arianna, que tienes 16 años y que vienes seguido.
—Oh.
—También dijo que eras la única colorina en toda la secundaria.
—Así jamás me pierdo en las multitudes —bromeé.
Mi estomago gruñó muy fuerte.
— ¿Tienes hambre? ¿Eh? —Se bajó de la mesa y tomó su mochila negra, que estaba en el piso.
—Muero de hambre —contesté haciendo una mueca.
Se puso su mochila en el hombro y me estiró la mano —Vamos. Le dejaré una nota a Nina para que sepa que me llevé el libro y luego podemos ir a comer a algún lado.
Esto no está pasando. ¿Aquel chico me está invitando a comer?
—Claro. —Tomé su mano y baje de la mesa. Volví a sentir ese cosquilleo con el roce de su piel. Mis manos sudaron nuevamente y lo solté.
Caminó al escritorio de Nina y le escribió en un taco de notas amarillo.
Observé el patio, por las ventanas y todos seguían ahí.
Me sentí como Samantha Madison. Del libro All American Girl, de Meg Cabot. Me saltaría las actividades extracurriculares igual que ella. Aunque… no creo salvarle la vida al presidente de Estados Unidos.
Capítulo 3
Volteé para ver quién era. Era un joven… un joven hermoso. Alto y atlético. Tenía el cabello rubio, tanto como el trigo, iluminado por el sol que entraba por las ventanas. Contrastaba con sus ojos, dos perfectas esmeraldas. Nariz recta. De tez blanca, un rostro cuadrado y jovial.
Abrí los ojos como plato —Wow — dejé de sobarme la cabeza de manera inmediata. Chicos como él no se veían seguido por la escuela. De seguro era nuevo.
Levantó las cejas y su semblante cambió a preocupación. Puso su mano izquierda en mi hombro— ¿Estás bien?
Había olvidado respirar y me estaba ahogando. Tomé una gran bocanada de aire y aclaré mi garganta, frunciendo el entrecejo y fingiendo molestias, en un intento totalmente fallido de que mi falta de respiración haya pasado desapercibida —Sí, estoy bien — logré articular, tratando de volver a la normalidad.
Retiró su mano de mi hombro — ¿Tu eres Arianna, no?
Asentí levemente, sorprendida de que él tuviera idea de mi nombre.
—Entonces esto es tuyo —dijo sacando del bolsillo de su pantalón marrón mi llavero naranja de mariposa.
—M-mi-mi ¡mis llaves! Ya las daba por perdidas —respondí ya más tranquila — ¿Cómo es que tú las tienes?
—Cayeron de tu bolso cuando viniste a dejar un libro —Tomó mi mano y me las pasó. Un leve cosquilleo recorrió mi brazo. — Saliste corriendo y no tuve oportunidad de entregártelas ¿No me recuerdas? Era el único ahí leyendo —Levantó las cejas e hizo una sonrisa torcida. Con ella, los nervios regresaron.
—N-no, lo siento. Verás, yo soy muy despistada. Como que veo a la gente, pero realmente no la veo. Por ejemplo… puede pasar alguien y sé que alguien paso, pero no podría decirte que llevaba puesto porque no me fijé —dije levantando los hombros.
— ¿Qué? —Él parecía divertirse.
—No importa. Creo que hablé muy rápido. No me hagas caso. Acostumbro a balbucear cuando estoy nerviosa y…
De mi bolso comenzó a vibrar mi celular a la vez que sonaba Killer de The Ready Set, mi tono.
—Salvada por el celular —susurré, mientras rebuscaba en mi bolso —Disculpa, pero debo contestar —dije mirando la pantalla.
—No te disculpes, atiende. Yo… iré a mirar los libros de la sección de Grandes escritores.
Cuando desapareció de mi vista, me relajé y conteste el teléfono.
—Hola Emmie, ¿Qué pasa?
— ¿Cómo que qué pasa? ¡¿Olvidaste que tus mejores amigas te estamos esperando afuera?!
¡Diablos! Lo había olvidado.
— ¡Lo lamento mucho! Sabes… es que… es que…
—Es que ¿Qué? ¡Ya dilo!
—Ahora no puedo. Váyanse sin mí. Las veo en el parque que está al lado de mi casa a las 4pm.
—Está bien, pero más te vale que sea por algo bueno... —Hizo una pausa — ¡No puede ser! ¡Te encontraste con…! ¡Oh por Dios!
— ¡Lucy! ¡Lucy! ¡Lo conoció! ¿Y….?
— ¡¿Lo conociste?! ¿Y cómo es?
— ¡Devuélveme el teléfono, Lucy!
—Me están asustando.
— ¡Que te vaya bien!
— ¡Ya dámelo! ¡MI celular! ¡YO llame! ¡MIO! —grito Emmie, dirigiéndose a Lucy —Luego nos cuentas todo con lujo de detalle.
—Ok… adiós. —Dije cerrando la tapa de mi celular —Pero que gritonas son. —Tiré el celular dentro de mi bolso — ¡Cierto! Eh… —No se su nombre. Olvide preguntarle su nombre. Probablemente era el chico más guapo de toda la escuela y no tengo idea ni de cómo se llama. Perfecto.
— ¿Arianna? ¿Te has leído este libro?
Volteé y ahí estaba él, hojeando un libro.
— ¿Cuál es? —pregunté mientras me acercaba.
—Se llama… —lo cerró de golpe y leyó la portada — Un yanqui en la corte del Rey Arturo.
—Ah, de Mark Twain.
—Oh, sí —dijo levantando las cejas, sorprendido.
—No, no le he leído. Pero dicen que es muy bueno.
Él se subió a la mesa y se sentó como indio, dejando el libro de lado —Entonces te gusta leer, ¿no?
Aquellos ojos verdes, mirándome tan fijo me cohibieron —Sí, la verdad es que sí. —Respondí desviando la mirada. Mis manos sudaban. Trate de limpiarme en la falda lo más rápido posible, para que él no notara nada.
— ¿Puedo… preguntarte algo?
—En teoría ya lo estás haciendo —sonrió—, pero sí.
Dejé torpemente mi bolso en una silla y me senté como indio en la mesa.
— ¿Cómo…cómo es que sabes mi nombre? No es que me moleste ni nada, solo… me intriga.
—Ah, eso. Pues luego de que salieras corriendo, recogí tus llaves y me acerque a la Señora Nina. Le di tus características y me dijo que te llamabas Arianna, que tienes 16 años y que vienes seguido.
—Oh.
—También dijo que eras la única colorina en toda la secundaria.
—Así jamás me pierdo en las multitudes —bromeé.
Mi estomago gruñó muy fuerte.
— ¿Tienes hambre? ¿Eh? —Se bajó de la mesa y tomó su mochila negra, que estaba en el piso.
—Muero de hambre —contesté haciendo una mueca.
Se puso su mochila en el hombro y me estiró la mano —Vamos. Le dejaré una nota a Nina para que sepa que me llevé el libro y luego podemos ir a comer a algún lado.
Esto no está pasando. ¿Aquel chico me está invitando a comer?
—Claro. —Tomé su mano y baje de la mesa. Volví a sentir ese cosquilleo con el roce de su piel. Mis manos sudaron nuevamente y lo solté.
Caminó al escritorio de Nina y le escribió en un taco de notas amarillo.
Observé el patio, por las ventanas y todos seguían ahí.
Me sentí como Samantha Madison. Del libro All American Girl, de Meg Cabot. Me saltaría las actividades extracurriculares igual que ella. Aunque… no creo salvarle la vida al presidente de Estados Unidos.
Cataa ! :P
Re: "La vida de Arianna"
Siguela , necesito saber lo que pasa !!!
y...no tengo libro faborito ;)
Sofi
y...no tengo libro faborito ;)
Sofi
fille oisive º.º
Re: "La vida de Arianna"
Hola Nwe Reader!!! Como estas? espero que bien, Me ha interesado mucho tu historia podrias continuarla pronto, tienes mi apoyo askdjaks, fiel lectora, besosy abrazos!!!! <3
Luneth
Re: "La vida de Arianna"
Hi!!! new reader. Tu historia está super interesante!!!
Quiero leer massss
:)
Sube prontito
Quiero leer massss
:)
Sube prontito
Andirection794
Re: "La vida de Arianna"
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! bienvenidas nuevas lectoras!! :) perdoooooonen mi flojeritis aguditis... pero no desesperen que aquí les traigo un capitulo! wiiii !! espero que les guste ^^
— ¿Y adonde fueron? —Preguntó intrigada Lucy.
—Fuimos al Burger King.
—Pero que romántico.
— ¡Ay, Emmie! Tú y tu sarcasmo —dijo Lucy negando con la cabeza —. Espera ¿ambos pagaron o…?
—No me dejó pagar nada, por más que insistí.
—Entonces si fue romántico.
—Querida Lu —dijo Emmie poniendo su mano sobre el hombro de Lucy —tu definición de lo romántico es bastante extraña.
Solté una carcajada.
—Más que nada, lo considero amable.
Ellas asintieron.
—Tengo un calambre —dijo Emmie estirando las piernas sobre la hierba.
La tarde estaba despejada y el parque casi vacío, de no ser por Andy que se encontraba en lo columpios con sus hermanos pequeños: Connie y Francis.
—¿Y de que hablaron? —preguntó Lucy.
—De estupideces. Mi vida, la suya. No sé. —Dije haciendo memoria de la conversación. —¿Cómo es que sabían sobre él?
—Cuando te fuiste —comenzó a explicar Emmie —Lucy nos empezó a contar de que había escuchado a Bárbara Farina decir que había llegado un chico guapo a la escuela.
—¿Barbará Farina? —dije tratando de contener mi rabia.
—Se lo estaba contando a Charlotte.
—¡¿A la tucán?! —grité.
—Lucy asintió. — Pero le dijo que su único defecto era que amaba la lectura. Lo recordé porque dijiste que irías a la biblioteca.
Bárbara Farina. El solo nombre ya incita a una venganza. Delgada, de cabello castaño claro, lacio. Algunos chicos están interesados en ella. Por no decir la mayoría. Cree que porque vivió en España y sus padres tienen dinero, todos tienen que estar a sus pies.
—Bueno Ari, no es por querer ser intrusa ni nada, pero quería saber si… ¿le preguntaste su nombre? Digo, él sabe de ti y tú…
—No… —miré al suelo arrepentida. —¿Cómo pude ser tan tonta?
—Créeme Ari, eso no nos sorprende —dijo Emmie.
Le pegué en una pierna.
—¡Ay! Eso no es divertido. Siento agujitas.
Andy se bajo de un columpio y se acerco a nosotras.
—Lo siento chicas, me tengo que ir. Mi madre me acaba de llamar y dijo que tengo que volver ahora a la casa.
—Oh, está bien. —Dijo Lucy.
—Adiós. — Dijo Emmie.
—Nos vemos mañana. —Dije.
Connie y Francis llegaron corriendo a donde nos encontrábamos. Andy tomó de la mano a cada uno y nos sonrió. Acto seguido, dió media vuelta y se fue.
—Cuando yo era más pequeña, Alberto nunca me trajo al parque y eso que vivimos al lado.
—Es que él es un caso aparte. —Dijo Emmie.
Lucy tomo su mochila —Bueno, yo también tengo que irme —dijo levantándose del pasto. — o se me pasara la hora y tendré un bello castigo.
—Hablando de castigos… —Dijo Emmie poniéndose de pié. —Yo estoy castigada por no hacer los deberes. Si mi madre regresa a la casa y no estoy me freirá.
—Me dejarán sola —dije haciendo puchero.
—Oh Ari… —dijo Lucy con cara triste.
—Muajaja, sí, que malas somos. —Dijo Emmie —Vámonos. —Tomó del brazo a Lucy y la empezó a tironear.
—¡Adiós! —grité.
Me tumbé boca abajo y cerré los ojos. Un enorme árbol me tapaba el sol. Como persona colorina necesito protegerme de él o me llenaré de pecas.
—¡Hey, Ari! —gritó alguien mientras me zarandeaba.
—¿Qué? —Respondí adormilada — ¿Qué quieres? —Dije tratando de abrir los ojos.
—Ya levántate. No creo que quieras pasar la noche en este parque.
Era Alberto. Me senté aun somnolienta y froté mis ojos. Una vez que los pude abrir bien, noté que ya era de noche. Había oscurecido. Peor aún. Me había quedado dormida tumbada en el césped.
—¿Qué hora es?
—No lo sé. No soy como tú. No voy por ahí con un reloj en la muñeca.
Me levanté del suelo y tomé mi bolso. Saqué mi celular y vi la hora. —¡Son la diez! —Abrí mis ojos como plato. —¡Mira Alberto, mira! —Le acerque mi celular a su cara para que viera la hora.
—Alharaca. —Dijo negando con la cabeza.
Se levanto del pasto y guardé mi celular en mi bolso.
—Ya vámonos a la casa. Tengo hambre.
—¿Por eso me buscaste? ¿Para que te cocine?
—¿Acaso creías que te extrañaba?
—¡No soy tu maldita esclava! Espera a mamá. Ya debe estar por llegar. —Le lancé mi bolso a la cara, pero lo atrapó.
Prendí el calefón que está en la cocina y luego fui a sacar una toalla para asearme. Entre al baño y cerré la puerta con pestillo. Esperé a que el agua se templara para poder entrar. Una vez lista subí la escalera corriendo hacia mi pieza para vestirme.
Conecté mi reproductor de música a los parlantes.
—Every weeks the same. Stuck in school so lame. My parents say that I’m lazy, getting up at 8 is crazy – Busqué un cepillo para el pelo y fui a subirle a la música — Time in school, what to do. So unfair, so uncool — Me puse lo primero que encontré. Una polera gris de manga corta y unos jeans, aprovechando que no me sabía la parte siguiente de la canción. — ¡el coro! —Salté de inmediato a la cama haciendo volar los cojines y peluches — We’re gonna Breakout, let the party start. We’re gonna stay out, gonna break some heart. We’re gonna dance till the dance floor falls apart. —Cante a todo pulmón —Uh oh, all over again.
Tocaron a la puerta, arruinando por completo todo mi concierto.
Bajé de un salto la cama y fui a bajarle a la música.
—¡Pase! —grité, sentándome como indio sobre mi cama.
Alberto abrió la puerta y se apoyo en el marco.
—No es que odie como cantas ni nada, pero tampoco lo disfruto.
—Que cruel eres. Ellos son buenos fans —indiqué a los peluches en el suelo.
Observó a los pobres peluches desparramados por cualquier parte.
—Es una lástima que no puedan escapar.
—¿Qué es lo que quieres?
—Cierto, eh… tenemos visitas y te están escuchando cantar.
Me sonrojé de inmediato.
—Mamá invitó a los nuevos vecinos.
—¿Los de al frente?
—Sí, ellos.
—Sí, creí haber visto el camión de la mudanza.
—Como sea, termina de cantar y baja. Se quedarán a cenar –dijo cerrando la puerta.
Perdí la lucha con el cepillo. Es bastante difícil cepillarme el cabello cuando tengo la cabeza llena de rulos.
—Con un cintillo que despeje el rostro bastará. Ni que tuviera una cita con Alex Pettyfer —reí sola.
Capítulo 4
— ¿Y adonde fueron? —Preguntó intrigada Lucy.
—Fuimos al Burger King.
—Pero que romántico.
— ¡Ay, Emmie! Tú y tu sarcasmo —dijo Lucy negando con la cabeza —. Espera ¿ambos pagaron o…?
—No me dejó pagar nada, por más que insistí.
—Entonces si fue romántico.
—Querida Lu —dijo Emmie poniendo su mano sobre el hombro de Lucy —tu definición de lo romántico es bastante extraña.
Solté una carcajada.
—Más que nada, lo considero amable.
Ellas asintieron.
—Tengo un calambre —dijo Emmie estirando las piernas sobre la hierba.
La tarde estaba despejada y el parque casi vacío, de no ser por Andy que se encontraba en lo columpios con sus hermanos pequeños: Connie y Francis.
—¿Y de que hablaron? —preguntó Lucy.
—De estupideces. Mi vida, la suya. No sé. —Dije haciendo memoria de la conversación. —¿Cómo es que sabían sobre él?
—Cuando te fuiste —comenzó a explicar Emmie —Lucy nos empezó a contar de que había escuchado a Bárbara Farina decir que había llegado un chico guapo a la escuela.
—¿Barbará Farina? —dije tratando de contener mi rabia.
—Se lo estaba contando a Charlotte.
—¡¿A la tucán?! —grité.
—Lucy asintió. — Pero le dijo que su único defecto era que amaba la lectura. Lo recordé porque dijiste que irías a la biblioteca.
Bárbara Farina. El solo nombre ya incita a una venganza. Delgada, de cabello castaño claro, lacio. Algunos chicos están interesados en ella. Por no decir la mayoría. Cree que porque vivió en España y sus padres tienen dinero, todos tienen que estar a sus pies.
—Bueno Ari, no es por querer ser intrusa ni nada, pero quería saber si… ¿le preguntaste su nombre? Digo, él sabe de ti y tú…
—No… —miré al suelo arrepentida. —¿Cómo pude ser tan tonta?
—Créeme Ari, eso no nos sorprende —dijo Emmie.
Le pegué en una pierna.
—¡Ay! Eso no es divertido. Siento agujitas.
Andy se bajo de un columpio y se acerco a nosotras.
—Lo siento chicas, me tengo que ir. Mi madre me acaba de llamar y dijo que tengo que volver ahora a la casa.
—Oh, está bien. —Dijo Lucy.
—Adiós. — Dijo Emmie.
—Nos vemos mañana. —Dije.
Connie y Francis llegaron corriendo a donde nos encontrábamos. Andy tomó de la mano a cada uno y nos sonrió. Acto seguido, dió media vuelta y se fue.
—Cuando yo era más pequeña, Alberto nunca me trajo al parque y eso que vivimos al lado.
—Es que él es un caso aparte. —Dijo Emmie.
Lucy tomo su mochila —Bueno, yo también tengo que irme —dijo levantándose del pasto. — o se me pasara la hora y tendré un bello castigo.
—Hablando de castigos… —Dijo Emmie poniéndose de pié. —Yo estoy castigada por no hacer los deberes. Si mi madre regresa a la casa y no estoy me freirá.
—Me dejarán sola —dije haciendo puchero.
—Oh Ari… —dijo Lucy con cara triste.
—Muajaja, sí, que malas somos. —Dijo Emmie —Vámonos. —Tomó del brazo a Lucy y la empezó a tironear.
—¡Adiós! —grité.
Me tumbé boca abajo y cerré los ojos. Un enorme árbol me tapaba el sol. Como persona colorina necesito protegerme de él o me llenaré de pecas.
—¡Hey, Ari! —gritó alguien mientras me zarandeaba.
—¿Qué? —Respondí adormilada — ¿Qué quieres? —Dije tratando de abrir los ojos.
—Ya levántate. No creo que quieras pasar la noche en este parque.
Era Alberto. Me senté aun somnolienta y froté mis ojos. Una vez que los pude abrir bien, noté que ya era de noche. Había oscurecido. Peor aún. Me había quedado dormida tumbada en el césped.
—¿Qué hora es?
—No lo sé. No soy como tú. No voy por ahí con un reloj en la muñeca.
Me levanté del suelo y tomé mi bolso. Saqué mi celular y vi la hora. —¡Son la diez! —Abrí mis ojos como plato. —¡Mira Alberto, mira! —Le acerque mi celular a su cara para que viera la hora.
—Alharaca. —Dijo negando con la cabeza.
Se levanto del pasto y guardé mi celular en mi bolso.
—Ya vámonos a la casa. Tengo hambre.
—¿Por eso me buscaste? ¿Para que te cocine?
—¿Acaso creías que te extrañaba?
—¡No soy tu maldita esclava! Espera a mamá. Ya debe estar por llegar. —Le lancé mi bolso a la cara, pero lo atrapó.
Prendí el calefón que está en la cocina y luego fui a sacar una toalla para asearme. Entre al baño y cerré la puerta con pestillo. Esperé a que el agua se templara para poder entrar. Una vez lista subí la escalera corriendo hacia mi pieza para vestirme.
Conecté mi reproductor de música a los parlantes.
—Every weeks the same. Stuck in school so lame. My parents say that I’m lazy, getting up at 8 is crazy – Busqué un cepillo para el pelo y fui a subirle a la música — Time in school, what to do. So unfair, so uncool — Me puse lo primero que encontré. Una polera gris de manga corta y unos jeans, aprovechando que no me sabía la parte siguiente de la canción. — ¡el coro! —Salté de inmediato a la cama haciendo volar los cojines y peluches — We’re gonna Breakout, let the party start. We’re gonna stay out, gonna break some heart. We’re gonna dance till the dance floor falls apart. —Cante a todo pulmón —Uh oh, all over again.
Tocaron a la puerta, arruinando por completo todo mi concierto.
Bajé de un salto la cama y fui a bajarle a la música.
—¡Pase! —grité, sentándome como indio sobre mi cama.
Alberto abrió la puerta y se apoyo en el marco.
—No es que odie como cantas ni nada, pero tampoco lo disfruto.
—Que cruel eres. Ellos son buenos fans —indiqué a los peluches en el suelo.
Observó a los pobres peluches desparramados por cualquier parte.
—Es una lástima que no puedan escapar.
—¿Qué es lo que quieres?
—Cierto, eh… tenemos visitas y te están escuchando cantar.
Me sonrojé de inmediato.
—Mamá invitó a los nuevos vecinos.
—¿Los de al frente?
—Sí, ellos.
—Sí, creí haber visto el camión de la mudanza.
—Como sea, termina de cantar y baja. Se quedarán a cenar –dijo cerrando la puerta.
Perdí la lucha con el cepillo. Es bastante difícil cepillarme el cabello cuando tengo la cabeza llena de rulos.
—Con un cintillo que despeje el rostro bastará. Ni que tuviera una cita con Alex Pettyfer —reí sola.
Cataa ! :P
Re: "La vida de Arianna"
siiiii!!!!!!!!!!!!!!!!
por fin otro capítulo !!!
y....SIGUELA !!! :D
quiero saber quienes son esos vecinos :cyclops:
Por sierto.....te he querido decir que Arianna me recuerda MUCHO a una persona que conosco ... ;)
sofi
por fin otro capítulo !!!
y....SIGUELA !!! :D
quiero saber quienes son esos vecinos :cyclops:
Por sierto.....te he querido decir que Arianna me recuerda MUCHO a una persona que conosco ... ;)
sofi
fille oisive º.º
Re: "La vida de Arianna"
Ah!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que buena Novelaaa!! Pero siguela si po!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! te has demorado un monton!!!! besotes y siguela luegoo!!
Luneth
Re: "La vida de Arianna"
holaaaaaaaaa new reader! amo tu nove! y no se por que se me cruza que los nuevos besinos son la familia del sin nombre jajajajaj pero no lo sabre hasta que la sigas, y espero sea pronto! bessos! :
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