me di cuenta.

•Título: Me di cuenta.
•Autor: byers. (aka Dai)
•Adapatacion: nope.
•Género: drama, desamor, etc.
•Advertencias: No.
•Otras páginas: No.

me di cuenta.


Tres semanas. Ya van a ser tres semanas desde que me alejé de vos. No puedo creer que llevo la cuenta, te juro que intento no hacerlo, te juro que intento simplemente dejar de contar el tiempo, pero es que el pasar de estos días se sintió eterno. Es más, ¿tres semanas? ¿De verdad, apenas eso? No me lo creo.
La primera semana lloré cada uno de los días, de lunes a domingo no podía evitar que las lágrimas cayeran de mis ojos. Vamos, me sorprendían donde menos lo esperaba o cuando menos creía que vendrían, lo juro. Te lloré en los pasillos de la universidad, en algunas de sus aulas, en las paradas de mi autobús, en el autobús, ¡hasta en el consultorio de mi ginecóloga! Ni te cuento de mi casa, todas las paredes son testigos de cada lágrima que solté por vos y que mi almohada no podía absorber.
La segunda semana fue más sencilla, quizá solté uno que otro pequeño y silencioso llanto cuando me acordaba de las cosas que solíamos hacer juntos, ¿escuchaste sobre el dolor en el pecho y la punzada que sentimos en el estómago cuando algo lastima nuestra alma? Bueno, pensé que eran estupideces, pero hasta este momento ese dolor y esa punzada se volvieron un constante en mi día a día. Me enteré de algunas cosas que hiciste, el haber tomado distancia me sacó de la ceguera en la que me encontraba y entonces pude darme cuenta. Me di cuenta, como dicen mis amigas.
Esta semana fue un tanto extraña. El dolor es distinto, es un dolor de “te extraño” pero no quiero volver, es un dolor de saber que ya fue, pero en realidad para mí no “fue” nada. Es un dolor de saber que hasta ahora no me buscaste y confirmar todo lo que había analizado de vos en las semanas previas. Es que te vi diferente y hablo de un diferente que iba mucho más allá de verte como hombre, te vi como un amigo, alguien en quien podía confiar, alguien con quien podía contar, te vi distinto como persona. Mierda, me equivoqué. No es tu culpa, igual, es algo mío. Tengo una manía con idealizar a la gente y pensé que ya la había dejado atrás pero ahora estoy como “oh, mierda, aquí vamos de nuevo”. Repito mi culpa.
No sos malo, ¿eh? No es lo que quiero decir, creo que simplemente te amas lo suficiente por velar por tu bien y tu cuidado y eso me encanta, saber que nunca más vas a dejar que alguien te haga daño. Pero no puedo negar que me duele saber que creíste que yo podía lastimarte.
Me alegra saber que estás bien, o al menos eso puedo ver por las redes. Sí, no debería llevarme de ahí, pero sé que cuando estabas bien y contento, siempre que podías mostrarlo al mundo y a todos aquellos que alguna vez intentaron joderte, lo hacías.
Mierda, es horrible pensar en lo que podríamos haber sido y no fuimos. Perdón, pero aquí sí me toca culparte de todo. Terminamos en esto por tu culpa, yo ya no podía soportar un día más sintiéndome así. Tan insegura de mí, de lo que hacía, de lo que quería. Vos, todo tu ser, en todo aspecto, sos una persona tan envolvente, tan cálida y tan peligrosa, tan adictiva. Ni siquiera sé cómo logré huir de esto, de vos, de nosotros.
Ni siquiera me gasto en pensar en el futuro, si en algún momento de mi vida volveré a encontrarte y lo intentáramos de nuevo. No quiero pensar en un futuro donde vos estés en mi vida en ningún aspecto, ni siquiera quiero cruzarte por la calle, ni verte de lejos. Dios y mientras escribo todo esto río porque antes no quería ni pensar un momento en el cual no te tuviera a mi lado o yo no estuviera al lado tuyo. Felicidades, porque lograste lo que tanto buscabas, que me fuera de tu vida porque vos eras lo suficientemente cobarde y egoísta para no irte de la mía.
Ojalá pudiera volver a ese punto donde ninguno sabía más que la existencia del otro. Ojalá pudiera volver a ese punto donde no sabía que el verde y el azul son tus colores favoritos, ni que la pizza es tu comida favorita, o que primero comes las papas fritas y después la hamburguesa o lo malo que sos cebando mates. Ojalá pudiera volver todo atrás y no haberte dado tanto, que yo ahora me quedé sin nada. Ojalá pudiera volver y no quererte. Ojalá algún día, mejor si es pronto, me puedas ser indiferente.
¡Se dio cuenta! Repiten mis amigos y familia. Y sí, como ellos, me di cuenta que no me querías y que todo fue una mentira.
¡Se dio cuenta! Dicen todos, porque gracias a vos pude entender lo importante que es saber amar al otro, pero aún más importante, amarse a uno mismo. Me di cuenta.