Si no hay esperanza, aún puede haber luz

Si no hay esperanza, aún puede haber luz

Lotus | Flares; MALAMENTE | 859 palabras

La penumbra de la noche los rodea y con ella la promesa de sangre y dolor.
Con sigilo él se desplaza hacia la izquierda y comienza a caminar a un paso ligero detrás de un grupo de personas, que al parecer van pasadas de tragos, el olor a cocaína en el aire alrededor de ellos, arruga su nariz y los esquiva para aproximarse lentamente hacia su objetivo. 
Ella se posa en frente de un chico y le sonríe coqueta, en cuanto esté la ve, queda estático por su belleza, sus curvas notándose por su vestimenta, sus labios rojos llamándolo a tomarlos, su rostro invitándolo a pecar.
La mano de la chica se traslada y entrelaza con las de un chico y lo guía a través de la penumbra, adentrándose a un cuarto del gran hotel, la habitación se ilumina y con la luz, también llega la visión del él, sentado en la cama, una sonrisita cínica adornando su bello rostro.
– ¿Un trio? – murmura un chico confundido.
Su sonrisa se ensancha y se levanta lentamente de la cama, ella empuja al chico para adentrarlo más en la habitación, él se deja hacer, con la esperanza de una noche inolvidable en sus ojos.
– Lo lamento, cariño – susurra la chica cerca de su oído, dejándolo confundido.
Lo siguiente que sabe, es que él está atravesando su cara con un sartén de hierro, sangre brota inmediatamente de su nariz y su labio, siente como su ceja se corta y la sangre cae por su ojo izquierdo.
– Cierra la puerta – ordena, sus ojos abiertos y desorbitados, inhala fuertemente y cuando el olor a sangre llega a su nariz, da un alarido al aire – Has silencio – murmura esta vez para el chico.
La escena se va convirtiendo en un desastre a medida que pasa el tiempo, ella, sentada en el cuarto de baño, evita presenciar lo que hace el. El chico muerde con fuerza el dedo índice mientras se concentra para cortar un poco más de carne.
La sangre alrededor del cuarto va en aumento y las partes del chico se pueden notar a través de la habitación. Un corte limpio, sin imperfecciones, porque así le gusta a él.
Mordisquea con saña la uña del dedo para luego escupirlo en cualquier lado, la sonrisa de satisfacción en su rostro se hace ver cuando da unos pasos lejos, hacia la puerta del baño, se detiene un momento y presencia su símbolo hecho con el cuerpo de un chico.
La mandala perfectamente estructurada.
– Todo a terminado, por ahora – le dice, mientras ella aún está dentro del baño. Los dos saben que tienen que partir del lugar con la mayor rapidez posible.
Todo estará bien, se obliga a repetirse, ambos estaremos bien. 
El extiende su mano, ella lo toma y la sangre de sus manos mancha las de ella. Lo más cercano a un pacto que tienen, unidos por los secretos que ambos saben de otro.
El la salvo, o mejor dicho, la perdono. Era la siguiente de su lista, pero ella necesitaba un escape, abusada, él le ofreció una salida, y sin darse cuenta entró a una relación igual o peor.
Pero te salvó.
Y aun así, no puede evitar mirar hacia el otro lado cuando la sangre brota de sus gargantas, cuando su bello rostro se convierte, un asesino. No puede evitar tener arcadas cuando el olor a muerte llega a su nariz.
La noche los recibe de nuevo, no parece que hubiera pasado tanto, pero la luna y las estrellas son su única compañía. Es tarde, pero ella no tiene de qué preocuparse mientras este con el. Nadie se atreverá a lastimarla.
Juntos caminan hasta el otro lado de la ciudad, donde personas iguales a él viven. Entre los callejones se escuchan los gritos y un escalofrío recorre su espalda.
Una voz en la escalera, invitándolo como cada noche a su cama y él la evita fácilmente.
– Tal vez otro dia – Dice encantadoramente, como siempre.
Y cuando estamos dentro, no se molesta en cambiarse y las amarillentas sábanas se pintan de manchas carmesí. ¿Que es otra marca más?
– Eres mía – Susurra en su oído.
Y con esa promesa, ella se propone algo más.
No, no más.
Te salvo.
Si, pero yo no puedo hacer lo mismo por el.
Le rompe el corazón. Lágrimas se acumulan en sus ojos. No puede hacer lo mismo que el hizo por ella, pero no es tarde.
Se escabulle de sus brazos y entonces toma una decisión y la pistola en su mano. 
No pudo salvarlo como el la salvo, pero puede salvarlo de algo peor.
Los encontraran, es definitivo, lo sabe porque ella se los dijo. Lo encontraran, pero el estara a salvo, se encargará de ello.
Nadie parece darse cuenta, es lo usual en aquel lugar. Un minuto después admira su trabajo. La sabana se vuelve completamente carmesí, pero está a salvo y es lo único que importa.
Nada te pasará con él a tu lado. Toma su chaqueta y baja las escaleras del descuidado edificio y la luz parpadeante del descansillo hace que su mente vea su sombra, una sombra que no está ahí.
No más.