Horizon: zero dawn.

por **winchester.** Jue 10 Mayo 2018, 2:28 pm

FICHA:

Horizon: Zero dawn.

“Sabemos que no fuimos los primeros aquí. Nuestras historias hablan de aquellos que vinieron antes... Los Antiguos.

El mundo de Los Antiguos, era tan diferente al de nosotros. Habían construido ciudades increíbles. Con torres que alcanzaban las estrellas, pero la oscuridad llegó...y sus ciudades... se volvieron tumbas.

Las historias no dicen a dónde fueron Los Antiguos. No nos dicen el por qué las máquinas dominan estas tierras pero nos advierten... que este balance no va a durar.”

Ambientado en un mundo post-apocalíptico donde reina la naturaleza, que ha reclamado las ruinas de una civilización olvidada, donde la humanidad ya no es la especie dominante y que han vuelto a la época de las sociedades tribales primitivas, como resultado de una catástrofe de origen desconocida. Estas tribus no poseen conocimientos de como era el mundo antes de la catástrofe por lo que, con el paso del tiempo, han adoptado diferentes costumbres, tradiciones, intereses y creencias. Las tres tribus más conocidas en el mundo de Horizon Zero Dawn son: Los Nora, Los Carja y Los Oseram. Y unas avanzadas máquinas metálicas de origen desconocido son las que dominan el nuevo planeta.

En estas tierras, doce chicos y chicas, de diferentes tribus y tradiciones, se embarcarán en un viaje para descubrir su destino y los misterios de los antiguos olvidados. Ágiles, astutos y con ganas de encontrar la verdad detrás de tantos misterios, tendrán que aprender a sobrevivir juntos, a las máquinas metálicas y a las inclemencias de un planeta olvidado.

LINKS.

◘ Fichas.
◘ Reglas.
◘ Orden de escritoras.
◘ Gruía de capítulos.
◘ Cabecera.
◘ Tribus.
◘ Máquinas metálicas.

por **Andy Spellman.** Jue 10 Mayo 2018, 4:45 pm

Holaaa

por **trunks** Jue 10 Mayo 2018, 7:43 pm

por **pixie.** Jue 10 Mayo 2018, 11:07 pm

Hey

por **changkyun.** Sáb 12 Mayo 2018, 5:47 pm

por **lantsov** Dom 03 Jun 2018, 1:38 am

Muero por iniciar

por **winchester.** Dom 03 Jun 2018, 7:38 am

Prólogo.

2064. Colorado.

El éxito de Faro lo había hecho inimaginablemente rico, pero también avaro e imprudente. Lo que ocasionó una gran desgracia para el mundo como ellos lo conocían. Competidor directo contra Sobeck y su compañía, no podía permitir que alguien fuese mejor que él. Tuviera mejor tecnología. Fuera más lista. Y mucho menos una mujer, así que la atormentó con demandas tanto legales como ilegales, con tal de que perdiese su tiempo en él y no es sus investigaciones e inventos.

No pasó mucho tiempo hasta que un preocupado Faro contactó a Sobeck sobre un problema muy preocupante con una unidad de la línea insignia de máquinas metálicas de combate Chariot de su compañía. La plataforma de combate más avanzada jamás desarrollada, la línea Chariot, utilizó el concepto de un enjambre de insectos, con una unidad que consiste en un solo robot actuando como una reina en una colonia de insectos, produciendo hordas de robots de combate en números abrumadores mucho más rápido de lo que podrían ser destruidos. Además, la 'reina', en sí misma, un robot de combate colosal y extremadamente formidable, podría replicar unidades 'reina' adicionales para mantener e incrementar los números del enjambre.

Un enjambre particular, propiedad de una corporación conocida como Hartz-Timor Energy Combine , había experimentado un problema que hizo que los robots ignoraran los códigos de desconexión, atacaran al personal de Hartz-Timor y comenzaran a replicar más allá de la velocidad esperada. Faro intentó por todos los medios poder desconectarlo, pero por su ambición y sus ganas de ser el mejor, creó en la línea Chariot que no se pudiera desconectar ni destruir.

Sin otra opción, Faro se comunicó con Sobeck, de nuevo, y le pidió que fuera al cuartel general de FAS y lo asesorara sobre el problema, ofreciéndole una rama de olivo dejando todas sus demandas en su contra. Sobeck estuvo de acuerdo y se encontró con Faro en su oficina en el último piso del rascacielos FAS el 31 de octubre de 2064. Despreciando a Faro por su avaricia, imprudencia y acoso, rechazó sus intentos de amistad, pero aceptó analizar el problema e intentar solucionarlo.

La horrible verdad se hizo evidente rápidamente. Veinticuatro horas más tarde, Sobeck presentó de manera acusadora sus hallazgos a Faro: el enjambre de Hartz-Timor se había convertido en una entidad independiente, que ahora se desempeñaba a sí misma, abandonando su sistema de Conversión de Biomatter previamente de emergencia solo como medio de sustento y crecimiento. La temeraria insistencia de Faro en una seguridad virtualmente irrompible para el sistema operativo de los robots, y la velocidad extrema a la que el enjambre estaba creciendo, significaba que contener el enjambre era imposible. Ella estimó que dentro de 15 meses, el enjambre invadiría el planeta, consumiría toda la biosfera, y así despojaría a la Tierra de toda la vida y la dejaría estéril.

—¿Qué podemos hacer, Elisabet? —Preguntó preocupado, Faro. Mirándola directamente a los ojos.
—Pero, ¡acaso no ves que no se puede hacer nada! —Exclamó Sobeck, levantando los brazos al cielo enfadada —. No sabes estarte quieto, no sabes hacer otra cosa que no sea por tu bien. Nos has exterminado. Y aquí tienes las consecuencias. Y después de todo lo que me has hecho, ¿quieres que te ayude a resolver tu problema?
—Por favor, Elisabet —se levantó de su silla y se arrodilló sobre los pies de la científica—. Te lo suplico, esto no puede salir a la luz. Hay que pararlo. Prometo hacer lo que me digas, lo que necesites para parar el enjambre.
—Veré qué puedo hacer pero no te prometo nada —dio media vuelta, con disgusto de que la preocupación de Faro era más por su imagen que por lo que estaba pasando, y salió de esa habitación.

Consciente de que cualquier intento de detener el enjambre era inútil, Sobeck ideó un plan que tenía un objetivo completamente diferente: no había absolutamente ninguna posibilidad de detener el enjambre antes de que erradicara la vida en La Tierra, pero existía la posibilidad de implementar un medio de cerrarlo y luego restaurando la vida después de su erradicación. Ideó un sistema global y completamente automatizado de terraformación que haría esto. Al estar completamente automatizado, no requeriría entrada humana. Una supercomputadora tardaría 50 años en descifrar solo uno de los conjuntos de códigos del enjambre. Pero el sistema, a diferencia de los humanos, tendría el tiempo necesario para aplicar fuerza bruta a todos los códigos, después de lo cual los transmitiría, apagaría los robots y luego, a lo largo de los siglos, desintoxicaría la Tierra, restauraría su biosfera. y luego restaurar la especie humana.

—Lo llamaré el plan Zero Dawn —concluyó la científica, mirando su ordenador y terminando las cuentas para llevarlo todo a cabo.

Sin embargo, hubo desafíos morales extremadamente formidables. Para que haya suficiente tiempo para implementar el Zero Dawn, la población humana mundial condenada tendría que sacrificarse en un esfuerzo fútil para detener el enjambre para frenar su avance. Por lo tanto, se requeriría el máximo secreto para ocultar la verdad y mantener a la población mundial luchando. Finalmente, el proyecto requeriría las mentes más brillantes del planeta; debido al secreto involucrado, tendrían que ser secuestrados del país en el que residían y se les ofreció la opción de trabajar en el proyecto; si se negaban, tendrían que ser detenidos indefinidamente sin contacto con el mundo exterior, o podrían elegir ser médicamente sacrificados. Debido a las implicaciones morales de estos desafíos, Faro se mostró reacio con Zero Dawn cuando Sobeck se lo presentó 3 días después mediante proyección holográfica. Pero Sobeck, que se dirigía a reunirse con el Estado Mayor Conjunto de los EE. UU. para informarles sobre el proyecto, lo coaccionó severamente con la amenaza de divulgar públicamente su culpabilidad por provocar el apocalipsis.

Cualquier intento de enviar robots de combate estadounidenses contra el enjambre, que para entonces ya se conocía como la peste de Faro, solo aumentaría los números de los robots, ya que el enjambre los atacaría y los requisaría inmediatamente. Los robots se replicaban mucho más rápido de lo que podrían ser destruidos. Hackear su sistema operativo y cerrarlos antes de que consumieran la biosfera era imposible. La vida estaba condenada a la extinción; la única respuesta posible fue un sistema automatizado para restablecerlo después de su abdicación. El general Aaron Herres , presidente de JCS , reconoció esta terrible verdad, anuló cualquier otra objeción y acordó proporcionar a Sobeck lo que se necesitaba: un área de preparación para el proyecto bajo Bryce Canyon en Utah, el secuestro de los especialistas necesarios según una lista Sobeck había elaborado una campaña para engañar a la población mundial para que se sacrificara en una fútil batalla contra la peste de Faro para darle a Zero Dawn el tiempo que necesitaba.

Trabajó con nueve posibles candidatos que aceptaron participar, a quienes eligió para ser los Alfas del proyecto: los líderes de los equipos que desarrollaron las nueve funciones subordinadas diferentes de la Inteligencia artificial central del sistema Zero Dawn, llamada GAIA . Sobeck desarrolló GAIA ella misma. Durante este tiempo, tuvo otros tratos con Ted Faro, que había comenzado a exhibir un comportamiento inestable, presumiblemente debido a su extrema culpa por haber condenado toda vida a la destrucción por su imprudencia. El trabajo de Sobeck en GAIA fue un éxito fenomenal; no solo era por necesidad la inteligencia artificial más avanzada jamás creada, sino que realmente era capaz de empatía humana y podía sentir emociones. Sobeck no había tenido la intención de hacerlo, pero estaba extremadamente feliz por ello, ya que tales capacidades mejoraron en gran medida la capacidad de la IA para desempeñar su papel como catalizador y guardián de la vida de nuevo en el planeta.

Sobeck y los otros Alphas tuvieron el tiempo justo para poner en marcha a Zero Dawn antes de que la plaga de Faro, que para entonces había hecho casi inhabitable la Tierra, destruyera el último saliente militar, ubicado en Wichita, Kansas. La muerte de miles de millones de personas en todo el mundo, consumida por los robots, o pereciendo por inanición masiva, sed y asfixia en una atmósfera que se había quedado sin oxígeno y llena de gases tóxicos, causó gran angustia a Sobeck.

El Día Cero, el día de la extinción de La Tierra y de la vida, llegó y pasó. Sobeck y los Alfas, sellados en GAIA Prime, se convirtieron en los últimos organismos vivos del planeta, junto con otros pocos humanos sellados en otros búnkeres como Elysium. Afuera había un planeta muerto y completamente inhabitable, invadido por robots de la peste de Faro que hibernaban después de consumir hasta la última molécula orgánica del planeta Tierra.

El sacrificio de Sobeck salvó a Zero Dawn y, en consecuencia, salvó la vida en la Tierra de la extinción permanente. Sin embargo, también dejó a los Alfas a merced de Ted Faro, cada vez más inestable. Parte de Zero Dawn era un archivo de todo el conocimiento humano y los logros contenidos dentro y gestionados por una función subordinada de GAIA conocida como APOLLO . Se pretendía que los humanos del nuevo mundo pudieran acceder a este archivo y aprender de los errores del mundo anterior. Sin embargo, Faro desarrolló una creencia obsesiva de que tal conocimiento era una "enfermedad" peligrosa para el nuevo mundo. Sin Sobeck para contenerlo, esta obsesión se transformó en resolución. Eliminó unilateralmente a APOLLO, y luego asesinó a los Alfas mientras estaban reunidos en la cámara de control de GAIA Prime al ventilar la atmósfera de la cámara, para evitar que se reconstruyera APOLLO. Así, todo el conocimiento de la existencia de Sobeck y lo que ella había hecho por la especie humana y por la vida misma se borró para siempre.

Abrid :

por **changkyun.** Dom 03 Jun 2018, 5:45 pm

creo que acabo de temblar mientras lo leía, en parte por el frio jaja y luego porque es precioso ¡termine de entender todo y no puedo esperar por empezar a leer! me encantaria ver como nuestros personajes interactúan porque son todos unos genios y vamos a lograr hacer que esta tecnología se erradique sii Horizon: zero dawn. 1477071114

espero con ansias el primer capítulo y comentar todo con detalle aaaa

por **trunks** Lun 04 Jun 2018, 1:20 pm

OH POR DIOS QUE INTRODUCCIÓN TAN MÁS COOL Horizon: zero dawn. 1857533193

Hel, preciosa, te luciste con el prólogo por completo, omg, en serio que me emocioné bastante al leerlo hasta el punt de haberme metido momentáneamente a la nc mientras lo hacia. Que emoción, o sea, si así me puse con el prólogo no quiero imaginarme cómo me pondré con tu cap y el de las demás cuando suban baba

Esperaré hasta entonces, so, hasta entonces tú tranqui Horizon: zero dawn. 2686721104

por **winchester.** Mar 05 Jun 2018, 6:42 am

Muchas gracias por esas palabras, hermosas. Me alegro que os haya gustado, intenté plasmarlo todo, no sé si lo conseguí.. pero bueno LOL. Intentaré subir lo antes que pueda, que estoy atascada en el final del capítulo. Igualmente este finde que va a entrar no creo que salga, haber si puedo subirlo para finales de semana y así os doy tiempo a vosotras, que debéis estar con muchos exámenes finales Horizon: zero dawn. 2841648573

por **pixie.** Miér 06 Jun 2018, 5:57 am

ayyyy subiste el prólogo, ya me pongo a leer :rhianpls:

por **Andy Spellman.** Miér 06 Jun 2018, 7:48 am

OMG!! el prologo ya está. La primera parte me parecio increíble, ahora entiendo mejor lo de las màquinas metalicas y sobre todo lo de las "abejas reinas".

Creo que ya odio a Faro. Arriesgó a la raza humana solo por su avaricia, odio a las personas que son asi jajajajjajajjaja.

Me encantó la personalidad de Sobeck, es una científica muy genial e inteligente, menos mal que intentó arreglar lo que Faro hizo.

Toda la explicación está genial y Sii definitivamente odio a Faro, lo último que hizo, matar a los Alfas es obio que lo hizo por envidia, quizás tenía remordimientos, pero en el fondo lo hizo por envidia ya que ellos salvaron al planeta tierra.

Hele, me encantó el prologo, ahora si entiendo mucho mejor la trama de la novela y espero tu cap con más ansias que antes.

por **winchester.** Jue 07 Jun 2018, 11:39 am

Me alegro que lo hayas entendido, Andy. De eso trataba el prólogo LOL JAJAJAJA, yo también odio a Faro, nunca me gustó :c y Sobeck es magnífica Horizon: zero dawn. 2841648573

Mañana subo capítulo, nenas. O a lo mejor esta noche, si lo tengo terminado Horizon: zero dawn. 2841648573

por **winchester.** Miér 13 Jun 2018, 10:14 am

Keiran Crowell.

Capítulo I

Tapé con un brazo mis ojos. No conseguía ver nada. Cegado por el brillo del Sol al reflejarse en la mata blanca de nieve que se extendía delante de mí. No me lo podía creer. Por fin había llegado a tiempo para ver toda la región bajo mis pies con el impotente Sol dándome luz. Nunca me cansaría de esas vistas; estaba rodeado de montañas, cuál más alta e impenetrable que otra. Todo era de un blanco puro y brillante. Desde aquí podía ver algunos asentamientos de mi tribu, Los Banuk. Parecían unas hormigas bajo mis pies; yo el rey de todo y ellos mis sirvientes. Podía levantar la pierna y pisotearlos, que ninguno se daría cuenta.

Fijé mi vista en el horizonte. Estaba en una de las cimas más grande y alcanzaba a ver más allá de esta región; veía unos pastos verdes, árboles por todos los lados. Todo era de un color verde esperanzado. No me gusta, pensé rápidamente, prefiero el frío, el hielo, esta soledad que me da paz y calma mi alma atormentada.

Eché la cabeza hacia atrás, encontrando que el cielo me miraba con esperanza. Con alegría por mí. Pero enseguida perdí el contacto, un montón de aves volaron entre nosotros dos; el cielo y yo. Y toda clase de esperanza se esfumó, como mis ganas de bajar de ahí. Pero teníamos que irnos pronto. Los Banuk no estábamos mucho tiempo en el mismo sitio. Pequeña tradición que nos salvaba de las grandes máquinas o de otras tribus que querían generar caos entre las montañas y el mundo.

Ya estuvimos a punto de extinguirnos por la gran guerra que generó El Rey Loco. No podíamos permitir que nuestra tribu desapareciera. Porque, sinceramente, gracias a los cazadores de nuestras tribus, impedíamos que algunas máquinas traspasaran las montañas o viceversa. Éramos muy criticados por nuestras maneras de vivir pero ellos no sabrán nunca sobrevivir por sí mismos, nosotros sí.

—Nos veremos pronto.

Con un último vistazo a la impotente y maravillosas vistas delante mía, di media vuelta y andando tranquilamente, empecé a bajar de esa montaña por las pendientes y caminitos que se habían creado con el paso del tiempo.

Según contaban, en esa misma montaña que yo estaba pisando. Había un Banuk bastante especial, un chamán joven, que decidió esconderse y alejarse de todo el mundo. Paz y soledad era lo que él deseaba. Pero las personas no entendían cómo alguien tan valioso para nuestra tribu huyera. Y ya que él no iba a ellos, ellos iban a él. El chamán joven les contesta las preguntas que tengan y ellos le llevan obsequios, regalos. Dicen que nunca ha llegado a equivocarse, que todo lo que ha dicho ha sido verdad y ha sucedido. Quizá debería pasarme, ¿no?

Seguí bajando, negando con la cabeza por mi pensamiento.

No era difícil el subir ni el bajar. Lo difícil era el no perderse por tanta nieve y niebla. Aunque para un Banuk que se había criado en esos entornos, en esa naturaleza, ya estaba en su sangre el orientarse a pesar de no ver nada. El escalar una gran pendiente sin necesidad de cuerdas o el camuflarse con el blanco puro de la nieve de cualquier enemigo.

Nuestro entorno era un gran punto fuerte a la hora de combatir con cualquier persona, animal o cosa que quisiera atacarnos. Nadie conseguía aguantar estas temperaturas si no estaba acostumbrado, por lo tanto, si nos atacaban morían antes congelados que por nuestras manos. Y eso es un gran punto a favor, pensé hipnotizado por la naturaleza que me rodeaba. Las máquinas raramente llegaban tan adentro entre las montañas, pero las habían. Aunque el problema para nosotros no eran las terrestres, sino las voladoras.

Recuerdos amargos de mi infancia iban y venían en mi cabeza. No los quería cerca. Ninguno de recuerdos y momentos. Pero era algo que no conseguía evitar; recordarme día a día lo que habían hechos los Carja Sombrios con mi familia. Conmigo. Con mi tribu.

Inevitablemente mis pies se comenzaron a mover más y más, rápidamente bajando de esa montaña. Mi cuerpo subía de temperatura, mi corazón rebotaba frenéticamente de rabia en mi pecho y mis manos se volvieron puños mientras saltaba y esquivaba obstáculos de la montaña.

—Kei, ¡corre! —Gritó mi padre en mi cara, con decisión en su cara.

Mis ojos buscaban el por qué en su cara. Se oía muchísimo jaleo en los alrededores; gritos, golpes.

—¿Recuerdas todo lo que te he enseñado? —Asentí rápidamente. Comprendiendo lo que estaba pasando y lo que iba a pasar—. No te he criado para que seas un simple cazador, Keiran. Te he criado para que sepas sobrevivir, defenderte y matar. Sea una máquina o un Carja.

»No vienes de una simple familia de cazadores; sino de supervivientes. Hay muchos peligros ahí afuera, no solo las máquinas. Hay gente maligna que querrá hacerte daño —pausó unos momentos, dándome tiempo a digerir sus palabras—. Espero que algún día consigas comprender el por qué te dí una educación tan dura.

Por fin sus duras palabras se asentaron en mi cerebro. Moví la cabeza para los lados, negando el por qué me decía esas palabras en ese momento. Lo miré, fijándome en sus ojos azul grisáceos rodeado de pequeñas arrugas que comenzaban a hacer su aparición. En el pelo negro, poco a poco, empezaban a asomar pequeñas rayas blancas. Había empezado a echar un poco de barriga. Y ya no lo veía tan alto como antes.

Sin decir nada más, giró su cuerpo y corriendo, se adentró en todo el ruido que había alrededor. No sabía que aquel sería la penúltima vez que vería a mi padre pero pronto lo iba a saber.

Frené en seco. Un fuego se expandía desde mi corazón hacia el resto del cuerpo sin dejar ni una parte sin quemar con su fuego, ciego de rencor y rabia. No podía seguir recordando ese momento. Había intentando muchas veces borrarlo pero no funcionó. Porque el último recuerdo que tenía de mi padre era el que me daba fuerzas para seguir hacia delante. Tarde o temprano nos encontraremos, Carjas Sombrios. Pensé con dolor.

Anduve unos pocos metros. Ya podía escuchar las voces de la gente del asentamiento. Y no eran voces tranquilas. Pero, ¿qué pasa ahora? Aligeré mis pasos hacia las voces.

Lo primero que vi era a una mujer que cargaba con su bebé, mientras el hijo mayor deshacía la tienda y guardan las pocas cosas que tenían en sus mochilas echas por pieles de animales. Lo siguiente que vi era a un padre de familia agarrando de la mano a su pequeña niña y con sus mochilas en la otra mano, alejándose del asentamiento.

Seguí andando sin comprender nada. No era posible que nos fuéramos tan pronto, solíamos cambiar de sitio cuando era casi la noche. Así nadie nos podría seguir, y con lo que nevara, se esconderían nuestras huellas. Busqué rápidamente alguna cara conocida entre la pequeña multitud.

Y lo vi. A lo lejos capturé con mi mirada al joven cazador que hacía poco había llegado a nuestro asentamiento. Había hablado poco con él pero lo suficiente para saber que huía de su pasado, como yo. No lo consideraba amigo, ni siquiera conocido pero sí era un buen cazador, y con eso me valía para preguntarle. Total, no tenía muchas mejores opciones tampoco.

Caminé hasta ponerme a su altura. Éramos de la misma estatura, aunque él era más joven que yo. Me notó rápidamente detrás de él, y se dio la vuelta sin perderse de ningún detalle de mi persona. Sabía, por la mirada que me dio, que me reconocía.

—¿Qué está pasando, Carsten? ¿Por qué todos están recogiendo sus cosas?
—¿Aún no te has enterado? —No sabía a qué se refería. Negué con la cabeza lentamente y fruncí las cejas. No tenía mucha paciencia.
—Ha llegado un mensajero esparciendo por todo el asentamiento que las máquinas se han vuelto locas. Que ahora, incluso la más inofensiva, en vez de huir te ataca —instintivamente parpadeé y mis cejas subieron de sorpresa. Iba a preguntarle algo pero me interrumpió—: Que ya no son azules, sino rojos. Él mismo comenta que lo ha visto con sus propios ojos.
—Pero... Eso es imposible.
—Lo sé, por eso quiero ir a investigarlo pero no hay cazadores. Casi todos se han ido con sus familias a otros asentamientos, los chamanes se están escondiendo y la gente huye a protegerse entre las montañas —asentí, comprendiéndolo todo.
—¿Los chamanes te han dicho algo?
—No, no quieren responder. Lo único que dicen es que se acaba el tiempo, ella está muriendo y necesita ayuda.
—¿Quién está muriendo? —Esto empezaba a preocuparme. Casi que prefería que hubiese otra guerra de El Rey Loco, a que las máquinas se volvieran malvadas.
—No han querido responder. Niegan con la cabeza y se marchan.
—Pues te acompaño a descubrir qué está pasando fuera de estas montañas.

Carsten no dijo nada más. Apretó sus ojos en los míos, sabiendo que no había nada que me hiciera quedarme en el asentamiento. No podía llegar a saber qué estaba pensando pero seguro intentaba saber si yo era de confianza o no. Pero a mí eso no me interesaba. He cazado con él, y a pesar de su juventud, ha sabido comportarse como compañero.

—Si quieres cógete cinco minutos, así recoges tus cosas.
—No hace falta, ya las llevo encima —no era mentira. Siempre llevaba mi pequeña mochila colgada de lado.
—Muy bien —me dio la espalda y anduvo unos cuantos metros, alejándose de mí. Se agachó y recogió una pequeña mochila, muy parecida a la mía, y se la colgó como yo; de un lado—. Pues vamos.

Y dicho eso, los dos juntos salimos del asentamiento. Adentrándonos en la espesa nieve rodeada de montañas. Alejándonos de las frías y blanquecinas montañas que habían sido nuestro hogar, para entrar en la civilización de las otras tribus. No sabíamos qué nos íbamos a encontrar pero seguro no iba a ser nada bueno.

NENAS:

por **trunks** Miér 13 Jun 2018, 12:57 pm

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