D e a l s

Cuando a un joven a punto de morir le ofrecen un trato que no puede rechazar de una bestia en forma humana, ¿A que precio esta dispuesto a sacrificarse a si mismo por sus seres queridos?

—Felicidades, has pasado mi prueba—escuchó la voz de aquel ser con alegría pura.

—¿P- prueba? —tartamudeo el joven.

Ella sonrió mostrando su sonrisa sádica.

O Dios, voy a morir— eso pensó.

—No lo harás—respondió.

¿Acaso leyó mi mente? — un escalofrió recorrió su espina dorsal.

Con una falsa sonrisa pintada en su rostro, ella levanto su mano cargada de poder que se extendía de su mano hasta el codo de un color rojo brillante que parecía quemar su brazo. La víctima no parecía tener más de dieciocho años. Sabía que no podría ante un monstruo como ella, con un solo golpe no tendría oportunidad, ella era un ser cruel. No viviría, no hoy.

Sollozo, pero no rogo por su vida, no, esta cosa, pues no era humana, algo le decía que no era humana, tal vez por esa maniaca sonrisa Cerró sus ojos y con un débil susurro que despidió el viento, escuchó el sonido de la mano cortando el viento y después. . Nada.

El sudor caía de su sien, la respiración agitada y su corazón encogido, con temor abrió sus ojos y lo primero que pudo ver fue sus manos, estaba vez las dos extendidas con llamas rojas en sus palmas, las palidez de su piel, la ropa estaba cubierta de una túnica negra y una hermosa joya roja que brillaba con tal intensidad que usaba como broche para cerrar su túnica, lo poco que notaba era una blusa completamente blanca pero manchada ¿acaso era sangre? al puro estilo victoriano, llevaba pantalones, la mitad de su rostro estaba oculto solo una parte como el fantasma de la opera con una máscara que dejaba ver una cuenca vacía que brotaba un líquido como brea mientras que su otro ojo era rojo y brillaba con pasión y esa terrible sonrisa que casi partía las comisuras de sus labios.