Inclinaciones Toxicas

• Titulo: Inclinaciones Toxicas
• Autor: TomandoPorro
• Adaptación: No
• Género: Drama, Romance
• Contenido: Alto lenguaje
• Advertencias: Apologia a las drogas. Mi objetivo no es herir a nadie. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA
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Era una noche hermosa. Fiesta de la primavera. La costa de la ciudad estaba repleta de gente a las 1:30 AM. Los que no iban a la fiesta organizada por las promociones de los colegios iban a la discoteca “Greenland” que estaba enfrente.

Por fin había logrado que su padre la dejase salir. Esa noche se sentía hermosa, imparable y estaba lista para <>. El vestido corto negro y ajustado de Camille se ceñía a su cuerpo como la piel. No era delgada, pero tenía unas curvas que no siempre le gustaban. Caminaba seria a la vez que el cabello castaño largo por la mitad de la espalda volaba por la suave brisa. Observaba detenidamente a cada chico lindo que pasaba a su lado y ellos hacían lo mismo ¿Quién sabe? Quizás serian parte de la cacería de esa noche.  Su lado caminaban su amiga Alice y su novio Nicholas a brazados y a los besos.

Cuando llegaron a la fila para entrar a la fiesta, la fila de espera era de unas dos cuadras. No sabían dónde estaban sus amigos y no estaban por ponerse al final de todo.

-¿Ves Camille? ¡Esto es tu culpa y de tus cigarrillos!- Dijo Nick con aire molesto de “Te lo dije”.

-Alice, llama a Simon, debe estar en la fila y mucho más  adelantado que nosotros. Podemos ir con él.

Su amiga lo miro extrañada y con una sonrisa burlona.

-Debes ser la única persona en este mundo que se lleva bien con su novio y se piden ayuda.

Camille mientras tanto, hizo puntitas de pie a causa de su baja estatura aun con los zapatos altos y comenzó a buscar a alguien conocido en la fila.

-¡Julian!- grito y corrió para saludar a un muchacho casi de su estatura de cabello negro corto y rostro inteligente. Ella ni siquiera noto que empujo a casi todos a su paso.- ¿Cómo estás? ¿Viste a Simón?.

-¡Ey! No ni idea, pero puedes quedarte con nosotros si quieres.

-Salvados- pensó Camille para sus adentros a la vez que se dio cuenta que había estado empujando a un amigo de Julian.-Perdón, ¿Te empuje?- le sonrió dulcemente.

-Si- le respondió el con frialdad con una cara para nada satisfactoria que ella ignoro por completo.

-Vengan -llamo A Alice y Nick- Los chicos dicen que nos pongamos en la fila con ellos

En ese momento llego Simon, el ex de Camille. Un chico alto medio rubio de cabello lacio y fino, de mejillas sonrosadas y rostro dulce. Las facciones de niño aún no se habían ido completamente y Camille las odiaba con su alma. La abrazo como siempre lo hacia y hasta que no acabaron la fila no la soltó.

-¿Dónde estabas Simon?- lo reprendio Camille.

-Los busque por todos lados, tuve que sepárame del grupo para estar con ustedes, los otros ya habrán entrado.

-Encontré a Julian y decidí quedarme con ellos.

-¿Te conto?- Dijo mirando a su mejor amigo con una sonrisa- Se declaró bisexual por fin.

-¿¡De verdad!? Bienvenido al mundo de arcoíris, felicidad y discriminación- Dijo la chica llena de felicidad al encontrar que su amigo era igual a ella.

-Igual, no es tan bienvenido supongo –se frunció de hombros- Creo que siempre pertenecí a este grupo.

En ese momento Camille sintió el perfume de algún cigarrillo cercano y como buena fumadora las ganas la inundaron, pero era demasiado temprano para abrir el suyo propio. En ese instante, el chico que Camille había empujado se acercó a hablar con Julian justo delante de ella.

-Simon, dile que me convide- Rogó.

-No- puso cara de prohibición- n me gusta que lo hagas.

Camille lo observo incrédula.

-Jayson ¿Le convidas?

El muchacho miro a Camille y ella se pasmó por unos segundos. Era hermoso. Tez  trigueña, ojos oscuros, cabello negro con rulos rapado a los costados. Estaba vestido con una camisa blanca y rayas azules cuadrilles y un pantalón negro, la camisa afuera le quedaba genial. Tenía toda la pinta de ser un chico malo, pero no fue hasta que hablo hasta que ella quedo realmente prendada. Tenía la voz gruesa y ronca que derretía al escucharla.

-Toma -le paso un cigarrillo encendido- Pero solo me quedan tres.

Ella le dio tres pitadas y luego se lo devolvió.

-Gracias, igual ahora cuando no tengas, pídeme- Levanto sus manos mostrando una caja cerrada de diez cigarrillos Marlboro Fusion Blast.

Jayson volvió con sus amigos.

-Dios, está buenísimo- murmuró Camille al oído de Simon.

-No te lo comas, es mi amigo, salimos juntos casi todos los fines de semana.

-¿Qué?- se enojó- ¿Porque debo hacerte caso? Te recuerdo que te comiste a una de mis mejores amigas asique me debes una.

-Por favor no lo hagas.- Aun la amaba y ella sabía bien eso.- Me pongo celoso.

-Está bien.

La fila siguió achicándose y ellos se adelantaron.

Camille pensaba en entrar y besar a cada chico lindo que se ponga cerca suyo ni bien entrase. La única regla puesta por su padre había sido no beber pero esa regla ya había sido desobedecida varias veces  al principio de la noche. Sin embargo, quería volver a salir, a modo que se contuvo. Su amigo con derecho no le había prestado atención cuando ella fue a verlo un rato antes asi que pensaba vengarse. De todos modos, adentro de la fiesta debía buscarlo porque él tenía la marihuana en su bolsillo, y si quería fumarla debía encontrarlo.

Asi era Camille, una joven de dieciséis años. Un lio de locuras y diferentes actitudes, siempre reemplazando un 
vicio por otro.

Faltaban unos metros para entrar cuando se escuchó un murmullo que no alcanzo a entender.

-Dice Jayson que si tienes un cigarrillo.

-Que venga  a pedírmelo- Dijo viendo la oportunidad.

Simon se lo dijo a un amigo que hizo cadena con otros para enviar lo dicho y en un ratito volvió la respuesta.

-Dice que está lejos, que no puede venir.

-Está bien- Puso los ojos en blanco y le paso un cigarrillo que pronto llegaría a las manos del muchacho.

En eso los policías avisaron que la fila debía dividirse en mujeres y varones. Tomaron un vaso de una chica de delante de Camille hecho de botella lleno de fernet con coca y lo vaciaron mojando sus pies. Maldijo a sus adentros pero la dejaron entrar

-AL fin solas- dijo con una sonrisa a Alice mirando que ningún hombre sobreprotector estaba a su alrededor y el lugar explotaba de gente por todos lados.

Alice le sonrió perversamente.

La noche recién comenzaba.