La última vez

Recuerdo la primera vez que te vi, fue tan mágico, tan perfecto. Era un día común y corriente en la universidad, yo como siempre en mi mundo, enfocándome en mis amigos, los problemas en casa, mi recién ruptura. Y tú tan sonriente como siempre, tan engreído, tan guapo…

Así fueron pasando los días, jamás me atreví a hablarte, a nada en realidad, y es que era claro, como un chico como tú se podría fijar en una chica como yo. Mis amigos(todos hombres) siempre me han dicho que soy hermosa, tal vez lo dicen porque no les queda de otra, pero, yo no me siento así. Lo recuerdo, recuerdo exactamente todo, desde el día en que me hablaste hasta el día que me rompiste por completo…
─Hola─ dijiste con esa voz tan masculina que solamente tú tienes.
─Hola─ dije un poco tímida, pero no dejando que se apoderara de mí.
─Me preguntaba si podrías darme tu número─
─Claro─ dije y te lo apunte en tu celular, me agradeciste con esa sonrisa que sabias que mataba a cualquiera, incluso a mí.

Yo jamás quise ilusionarme contigo, sabía cómo eras, te veía, me lo contaban, siempre con una nueva chica, no sé si eran tus novias, o solo un free. Todos me decían que no valías la pena, que yo merecía algo mejor, pero, ocurrió, llego un mensaje saludándome y ahí comenzó todo, tu y yo, una historia poco común debo de admitir, pero que me hizo sentir en su momento la mujer más feliz del mundo, y como toda historia, tiene un final, pero nuestro final no fue un final feliz, me decía estúpida por no haber escuchado a mis amigos, diciéndome que esto era un error, que todo esto era extraño, tu no me hablabas ni siquiera me mirabas, y un día de repente me hablaste y al día siguiente querías ser mi novio, admito que dude un poco pero… ¡DIOS! Yo siendo novia del chico más guapo de la universidad.

Y como dije toda historia tiene un final, y no precisamente es feliz. Recuerdo que dentro de mi decía que no lo hiciera, que confiara en ti, después de casi 10 meses juntos, por Dios es obvio que él me quería, que todo era verdad y que aunque de vez en cuando pensara que esto no era verdadero o en serio para ti, siempre hacías algo para demostrarme lo contrario, como si leyeras mi mente y todas las dudas que surgían. Pero entonces llego el día, uno común y corriente, yo estaba en tu casa, en tu cuarto, ya era algo tarde, y dijiste que te ibas a bañar, esa vez se te olvido tu celular, y claro, la duda me entro y yo aproveche, dentro de mi desee no haberlo hecho, pero, por otra parte dije mejor tarde que nunca, efectivamente, había conversaciones con otras chicas, diciendo que no me amabas, que por ellas eras capaz de dejarme, que no valía la pena, que no te atraía sexualmente, y menos físicamente, recuerdo que no quise leer más, deje el celular justamente como estaba, agarre mis cosas, seque mis lágrimas y justo cuando iba a girar la perilla, apareciste tú, preguntándome que había pasado, recuerdo que te grite que eras lo peor, que porqué me habías mentido de esa manera, y durante tanto tiempo, recuerdo tus pretextos estúpidos, diciendo que no lo querías hacer, que era mi culpa por no prestarte atención, cuando TODO el día estábamos juntos, me dijiste que me amabas y que eso era solo un tropezón, querías abrazarme, te empujaba y te decía que no lo hicieras, que no se te ocurriera tocarme un pelo, las lágrimas corrían por mis ojos y por los tuyos también pero no me compadecí de ti, recuerdo que como pude te quite de la puerta y te dije que no me volvieras a buscar, a hablar, ni siquiera a mirar, suplicaste que me quedará, que te diera una última oportunidad, me arme de valor y me fui, y esa fue la última vez que pude verte…