Hospital WestMaeyer || Novela Colectiva

Una joven de una estatura media-alta, con su cabellera de un color entre negro y castaño, el mismo que resplandecía por los rayos del sol que entraban por el gran ventanal de su habitación. Se movía tras las sedosas sabanas que cubría su cuerpo, lentamente fue abriendo sus ojos que inmediatamente los cerro por aquella luz que la molesto mucho; unos minutos más tardo en levantarse, tomo el teléfono que estaba en la mesilla de su lado derecho, empezó a realizar llamadas que al parecer no le estaban satisfaciendo en lo absoluto, segundos más tarde aquel teléfono termino en el suelo destrozado.




Miro el reloj incesantemente, llevo como media hora parada en la entrada del hermoso Riverdell High School, esperando que el estúpido de mi novio se dignara en aparecer. Vuelvo a mirar el reloj, lo mataría a Luc; estaba retrasada para entrar a la odiosa clase de filosofía, cabe decir que no era que no  me gustara pero odia a la persona que lo impartía.
        El Dr. En letras  Derek Prince, un hombre guapo, de contextura gruesa, siempre con sus gafas, a mi parecer le hacían ver un poco más mayor de lo que era. Según fuentes externas el profesor Derek tuvo un pasado muy turbio. Le calculo que tiene una edad de 30 años o un poco más, varias chicas buscaban su atención. Pero el profesor Derek al parecer tiene una obsesión con mi persona.
            No me quería hacer muchas especulaciones, pero durante los últimos días, he notado que me sigue, me mira de una manera extraña; tal vez sea mi pequeña obsesión por ver cosas donde no se debe o mi miedo de volver a vivir algo como hace dos años atrás. Últimamente buscaba cualquier excusa para que Luc me acompañara a la clase, hasta en ocasiones he logrado que entrara conmigo a esa clase. Por lo cual se ha llevado varios reportes por mi culpa.
Vuelvo a mirar el reloj, no podía seguir esperando, ya tendría una conversación con mi adorado novio.  Salgo  corriendo hacia mi clase, mis tacones resuenan  a cada paso que doy, una de las cosas que adoraba de este colegio era que no obligaban a llevar uniforme por lo cual podía ponerme lo que me venía en gana.
           Al fin logre llegar a mi clase, miro por la pequeña ventana y observo que el aula esta despejada. No lograba entender, tampoco podía haberme equivocado de día y hora. Tomo mi maleta, entro al aula y rebusco en mis cosas el maldito horario.  —Maldición— Murmuro, sí que era estúpida. Me siento para poder recuperar un poco de mi cordura. Últimamente me olvidaba de las cosas, la razón obvio que aún lo sabía. Me odio a mí misma por olvidar algo tan simple. Recojo mis cosas y  me dispongo a salir. Unas manos rodean mi cintura. Suelto un grito, doy vuelta y me encuentro con mi monstruo personificado el profesor Prince.

—Al fin solos— dice, pero su voz sale muy ronca como si estuviese excitado. Muevo mi cabeza como intentando recordar el debido de su presencia, pero no lo logro. ¡Piensa Alyssa, piensa! Mi esfuerzo por recordar es inútil. El pánico me invade, un lugar cerrado sin personas o con la única persona que tengo miedo, hace que mi respiración se descontrole. Me remuevo inútilmente por soltarme del profesor Prince.
¡Necesito ayuda! Grito pero mi voz no suena. Nuevamente el odio hacia mí misma se apodera. Lo miro fijamente, me recupero casi inmediatamente.
—Suélteme—  dijo aunque mi voz suena intranquila
—Miedo, señorita Murphy. Mi intento por contestar es inútil. Me aprieta más a su cuerpo. Haciendo que mi respiración se vuelva a cortar.  —Me han dicho que usted es muy buena complaciendo a los hombres.
—Pe…..— Su mano cubre mi boca impidiendo que hable, me llevaba a la pared. Sus dedos recorren mi cuello, siento que respira entrecortado. Mi mente se paraliza. ¡Luc, Luc….! Son mis pensamientos. Se escuchan pasos en el pasillo y me alivio al ver que la puerta del aula empieza abrirse. El profesor Prince me suelta, suelta unas palabrotas.
Aprovecho y salgo corriendo. Choco con alguien y caemos al suelo.
—Vaya, idiota que eres Aly— Dice la persona con la que choco, no logro reconocer la voz, todo se debe a lo que sucedió hace un momento, mi mente estaba en blanco.

Me levanto de golpe y miro al susodicho. Max Donovan. Para mi alivio noto que el profesor no me ha seguido. Ayudo a Max a levantarse, le planto un beso en agradecimiento. Me mira confundido. Y no era para menos, el chico malo del colegio no le gustaba las demostraciones en público. Su reputación estaba ante todo, suele soportarme porque nos relacionamos en los mismos círculos.
Miro a mí alrededor y teníamos espectadores. Por lo cual supuse que la reunión para el baile de Halloween había terminado. Varias chicas me miran con envidia, los chicos con ganas que les besara a ellos en vez que a Max. Sonrió como si nada, abrazo nuevamente a Max y me despido. El levanta su mano en forma de que olvidémoslo todo y toma su camino, con su postura de chico malo. Me fijo que se le ha caído su caja de cigarrillos, los tomo y los guardo en mi maleta.



La mañana continuo sin ningún otro inconveniente, no vi a Luc. Estuve dándole vueltas al asunto. Pero no podía concretar las ideas. Necesitaba a Luc a mi lado y el muy estúpido no se ha puesto en contacto. El timbre sonó, el profesor de matemáticas dio instrucciones y salio. Me quedo sentada un rato mas, para ver si Luc venia pero no. Suspiro, me levanto, tomo mis cosas y tomo el camino para ir a la cafetería. Escucho murmullos a mi lado, también a chicos y chicas saludándome. Soy la chica mas popular del colegio, no solo por mis notas, sino por estar con el famoso Luc Traverson, un chico que lo conocían por frió, rompe corazones y claramente popular. Cuando conocí a  Luc yo era la nueva en  Riverdell, y era el blanco de sus bromas. No me dejaba y yo también le gastaba bromas. Por eso me conocen como la chica ruda. Ademas Luc y yo eramos como el agua y el aceite, siempre peleando. Tras un día de estar castigados limpiando los pasillos del colegio. Luc decidió terminar con este asunto, me beso y el beso dio pasa a una atracción física y sexualmente. A partir de ese momento hemos sido inseparables. Puedo notar que mi cuerpo cambia y siente la presencia de Luc. Estoy tan conectada a el que da miedo.
        Saludo a Mayra la encargada de la cafetería, converso con ella por unos minutos mas. Me remuevo en la silla, tomo unos cuantos dulce de la barra. Me rió por lo que Mayra comenta, es una persona muy buena. Siempre esta pendiente de todos aquellas persona que ella ve que son importantes. Salen y entran personas, doy vuelta y veo en la puerta a Jack mi primo, me sonríe y se acerca. Se siente a mi lado.

—¿Como esta la chicas mas hermosa de Riverdell?— Vaya sarcasmo que me dice. Sonrió, le doy un golpe
—Estoy como quiero.
—Tu chicle ¿Donde esta?.
—No se, ni me interesa. Tengo tantas cosas en mi cabeza. Ademas Cole, sabes que no pasamos mucho tiempo juntos.
¡Mentirosa! claro que era mentirosa, últimamente no podía despejarme de Luc. Eso era un asusto a parte. Odiaba a Jack que me lo recordara. La puerta se abrió de golpe, voltee para ver de quien se trataba. Una joven de contextura delgada, ojos azules y rubia apareció y anuncio a todos los que estaban en la cafetería.
—¡Max Donovan, invita a todos a pasar la mejor noche de todos ustedes.!
—¿A donde? dijo alguien de mi derecha.
—Para los que les aburre el baile, pasaran la noche dentro el Hospital WestMaeyer— Varios gritos, murmullos de dispersaron. Sus caras eran de miedo, emoción y varias mas que no alcanzaba a diferenciar.
Tras el anuncio la chica desapareció, seguramente para seguir avisando. Una chispa se ilumino en mi interior. Eso era lo que precisamente necesitaba en ese momento para olvidarme de todo el mal trajo de mi pasado y lo de la mañana. Aunque al idiota de Max no  me lo hubiera dicho, sospechaba que eso era lo que iba a comunicar cuando me salvo sin saber lo que hacia. Jack me mira como queriéndome reprender. Pero no estaba dispuesta. Tomo mis cosas y salgo de la cafetería.