Un 3 de junio

Prólogo.

Y me fui, como las mariposas

"Tenía razón aquél que dijo que el mundo es como un pañuelo, pero no precisamente por su tamaño si no por el hecho de que está lleno de mocos, de gérmenes malvados que lo único que pretenden es hacer daño.

Mí vida se había basado prácticamente en vivir en un pañuelo rodeada de mocos, a veces te encontrabas gérmenes buenos que entraban a tu cuerpo para mantener un equilibrio pero finalmente acababan yéndose  por distintas circunstancias y mí vida se volvía igual de desequilibrada que siempre.

Siempre pensé que la única forma de solucionar esto era irme y equilibrar mi vida en vez de esperar a que viniera alguien a equilibramela, porque nada pasa si no lo buscas y yo tenía que salir a buscarlo.

Cuando era más joven no paraba de decir cuanto quería viajar, las ganas que tenía de irme, pero la gente me miraba como si eso fuera una tontería -Sueñas demasiado.-Me decían unos.
-Vive en el mundo real.-Me decían otros, y alfinal acabe pensando que tal vez fuera verdad, que tal vez mi verdadero destino estaba en memorizar día y noche textos y fórmulas que no iba a usar jamás en mi vida, obtener un certificado que pudiera justificar que era un poquito superior a otras personas porque tenía un certificado que lo demostraba, acudir a todas esas comidas y cenas de amigos o familiares a los que no soportas y solo vez una vez al año, encontrar un hombre con el que poder reproducirte solo porque es una ley de vida, para asegurar la existencia humana mientras a la vez otros se cargan el mundo, estudiar y estudiar y cuando por fin termines de estudiar trabajar y trabajar para poder pagar una casa morirte y que finalmente tus hijos tengan que vender la casa por la que trabajaste toda tu vida por pagarla. Pero llega un día, un monótono día que te cansas, un 3 de junio…