Eternidad N.C

Ficha de la novela.

• Titulo: Eternidad
• Autor: Montgomery
• Adaptación: No.
• Género: Drama, Romance, y en general un poco de todo.
• Contenido: Nada en concreto.
• Advertencias: A medida que pasen los capítulos, iremos avisando.
  No hay otras páginas.
         

Sinópsis.

Marie Kath nunca imaginó que sería especial, no de esa manera. Nunca imaginó un mundo alternativo, donde todas aquellas historias que le contaron de pequeña fueran realidad, pero también sus relatos de terror. Kim, una chica de 19 años deberá enfrentarse a sus hormonas, y a el peligro que la rodea continuamente, y no estará sola. Licantropos, vampiros, ángeles... 
Básicamente nunca se imaginó que sería uno de ellos.

Orden de Escritoras.

Spoiler:

Introducción 1.

Martes, cuatro de Julio.

Recuerdo aquel día como el peor día de mi vida. Iba   segundo de primaria del colegio público de Bradford, Inglaterra. Con 7 años, no es que tuviese muchas amigas o amigos, mas bien era la rara, la que jugaba con una pelota de fútbol en lugar de con barbies, y no vestía con faldas o vestidos, sino con jeans y sudaderas, o en vez de querer juguetes, prefería libros. El culpable de lo sucedido aquel día no es nada más ni nada menos que Jeremy McDonalds. Lo sé, lo sé, como el restaurante de basura chatarra. Estábamos en el aula de música, era la última clase. La preciosa Lizzie Daniels y su compinche Veronica Summers se enseñaban las uñas, ya que era la primera vez que se las pintaban, y como era de esperar, con esmalte de uñas rosa. Cuando llega Jeremy, se sienta junto a ellas con el balón rodeado con un solo brazo mientras siguen contando la preciosa anécdota que habían tenido al comprarlo en el súper. Una risilla sale de mi boca sin querer al escucharlas sin querer, y ellas, bruscamente se giran hacia mi con cara de asco.

̶̶̶  ¡Eh, tengo una idea!  ̶̶̶   Gritó de pronto Jeremy. Y menuda idea. En menos de un minuto todo aquel pinta uñas estaba en mi pelo.

̶̶̶  ¡Oh, genial! Disculpa Marie Kath, duele decirlo, pero no te sienta bien el rosa...  ̶̶̶   Me confesó Verónica. Yo, simplemente, me limité a apretar mis puños y cerrar los ojos con toda la fuerza del mundo. Lo único que puedo decir es que a la semana, tanto a la una como a la otra se les cayó el pelo. Literalmente. Y lo peor es que yo tenía la culpa, pues lo había deseado, soñado y anhelado.

Hoy en día sigo igual, tengo algún amigo, pero no hago más que leer, leer y leer. Podría incluso afirmar que el final de un libro es para mi como un orgasmo.

07:00 AM
Acaban de dar las siete en el despertador, pero como es de costumbre yo estoy despierta antes de que eso suceda. Entro al baño, abro el grifo y cierro la puerta para que el baño se caliente con el vapor, mientras está en ello, busco lo que ponerme y opto por unos jeans grises pitillo, con unas Mustang blancas y doradas, una camiseta blanca con una camisa arriba a cuadros rojos y negros, junto con un collar dorado y negro. Entro a la ducha dispuesta a despejarme, y me tomo mi tiempo bajo el agua, pensando, meditando sobre mi día a día, hasta que de pronto recuerdo que el agua caliente tiene fin, y termino rápidamente. Al salir, me envuelvo el pelo con un turbante, y el cuerpo me lo seco directamente con la toalla. Me visto, y le añado mi toque a los pantalones: pitillos con dobladillo. Quedan genial. Seguidamente, tomo todo lo que necesito de la planta de arriba y bajo para así no tener que volver a subir.

̶̶̶   Hola mamá, ¿cómo estás?  ̶̶̶   Le pregunto dándole un beso en la frente, pues es más bajita que yo.

̶̶̶   Hola cariño, bien, me duele la espalda pero estoy bien, ¿y tú?   ̶̶̶  Contesta alegre, pero algo adormilada.

̶̶̶   Bien mamá.  ̶̶̶  Tomo una manzana de la cesta de frutas, me pongo mi gorro de lana color granate y con un adiós me despido de mi madre para bajar por el ascensor hasta el garaje, donde me dirijo hacia mi moto.  ̶̶̶  Buenos días, pequeña.  ̶̶̶   Le digo, aún consciente de que es incapaz de responderme. Me monto en ella y la arranco, y los diez primeros segundos los disfruto escuchando al motor despertarse. Vamos allá, pienso, y al abrirse la salida me dirijo volando hacia ella.

07:54 AM
Estaciono la moto nada más llegar, engancho el casco al candado y me guardo la llave en el bolsillo trasero de la derecha. La mochila me pesa, pero lo justo, y ahora me toca ir a clase de Matemáticas Avanzadas, aunque antes de llegar hago una parada en la biblioteca de el instituto.

̶  Buenos días Katherine. ̶  Me da la amable señora que se encarga de colocar y ordenar los libros de la biblioteca. Me limito a responderle con una sonrisa, y busco directamente el pasillo de las novelas clásicas. Paso por la estantería la punta del dedo repitiendo en mi mente la letra G, hasta que doy con ella con el nombre de García Márquez. Aquí está, pienso, y cojo un ejemplar de El General En Su Laberinto. Se lo enseño a la canosa señora y me despido con la mano.

̶̶  Katherine, ¿cierto?  ̶̶  Oigo una voz a mis espaldas.

̶̶  Depende de quién quiera saberlo.  ̶̶  Respondo.

̶̶  Verás, me acaba de decir el profesor de matemáticas que acudas inmediatamente a hablar con él.

̶̶  Enseguida voy.  ̶̶  Le aseguro, y cumplo mi palabra al segundo, pues llego en un santiamén a el aula 137. Al verle, no dudo en preocuparme de lo que me tiene que decir.

̶̶   Verás Katherine, he acabado de corregir tu examen de la semana pasada, y he de admitir que me has sorprendido, enhorabuena. Tienes una hora libre, aprovéchala.  ̶̶  Me aconseja, guiñándome un ojo sin siquiera darme opción de hablar o preguntar. Me entrega la hoja y puedo ver un uno seguido de un cero. Sonrío para mi misma y me siento orgullosa, doy un giro de 160º y me vuelvo a ir, esta vez a la puerta de salida de emergencia. Tiro la mochila al suelo, y saco de ella un paquete de Marlboro largo, cojo mi encendedor fucsia y lo enciendo al primer giro, me trago el humo y lo suelto, soltando a la vez un alivio muy grande. Saco mi García Márquez y empiezo a leer. Esto sí que es vida.

03:21 PM
Al llegar a casa, mi casa está vacía y la comida lista en el microondas, pero la dejo ahí y voy a dormir directamente.

09:00 PM
Algo me despierta, una serie de golpes fuertes y secos, a lo que parece ser madera. Estoy en mi cama, cuando antes no lo estaba. Miro por la ventana y me doy cuenta de que ya es de noche, pero me limito a prestar atención a los golpes que aún siguen inundando mi casa. Ahora preocupada, me levanto sin hacer ruido, llevándome mi teléfono móvil y me escondo en el armario que hay en el cuarto de baño, el cual está lleno de trastos y demás, por lo que me camuflo perfectamente.

̶̶  Número de emergencias de Londres, dígame.

̶̶  Verá señorita, alguien está aporreando mi puerta desde hace rato, y estoy sola en casa y no sé qué es lo que tengo que hacer.

̶̶  Vale, ahora mismo debe mantener la calma...  ̶̶  Algo interrumpe a la voz que hablaba desde el otro lado. Han abierto la puerta de mi habitación de golpe. ¿Estarán buscando a alguien, o solo querrán robar? Por favor que se acabe ya.  ̶̶  … ¿Hola? ¿hola? ¿hay alguien ahí?  ̶̶  Pregunta la voz preocupada, pues había dejado hasta de respirar por miedo a que me oyeran.

De pronto algo me sobresalta y hace que el teléfono caiga hasta el fondo, hasta donde yo no llego a cojerlo. Pisadas fuertes y firmes entran en el baño, siento como abren las cortinas de la bañera para ver si hay algo, pero no hay nada. Empiezan a abrir los cajones llenos de pinturas, cremas, medicamentos, y más cosas, y sin comerlo ni beberlo, se paran en frente a el armario donde yo me ocultaba. Abren lentamente la puerta de madera, que por cierto cruje, y aprieto los ojos esperando a que algo pase, hasta que escucho una voz.

̶̶  Vaya, Katherine, qué mayor estás.  ̶̶   Esa voz...   ̶̶  Por desgracia   ̶̶  continúa   ̶ , tienes que venir conmigo.

Es entonces cuando siento un golpe en la cabeza, y la oscuridad inunda mis ojos, permitiéndome sentirme dormida, cansada, y finalmente cerrando los ojos para dormir.

cOMO LA DEJAS ASÍ??? quien era para gritarle, bue. No, en serio no sé qué es lo que tienen algunas para dejarla en una especie de continuará justo en la mejor parte :v alto odio, ahre. Pobre Kath, el armario nunca funciona y ella pensó que sí. Por alguna razón me acordé de una historia que contó Dross, es igualita  R.I.P el niño del armario, slender jé. Y eso, que decir de tu escrito, Anto, todo muy hermoso, muy puntual, muy lindo<3. Ya empezaré a escribir mi intro, bless.