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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
El principe ruso (Joe y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 2 de 9. • Comparte
Página 2 de 9. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
Re: El principe ruso (Joe y tu)
________ estaba calentita y cómoda. Notó algo suave en el cuello y sonrió, suspirando mientras se tapaba con el edredón. La cama del hotel era muy cómoda pero aquella noche le parecía diferente a la noche anterior, más firme.
¿Y por qué llevaba la ropa puesta?
Allí había algo raro. _________ abrió los ojos y, un segundo después, se levantó de un salto mirando alrededor... nada de aquello le parecía familiar.
¿Dónde estaba?
Era un salón lujosamente amueblado. El sofá en el que se había quedado dormida estaba tapizado en brocado de seda y lo que había creído un edredón era en realidad una manta de piel. Frente a ella había una chimenea encendida, el crepitar de los leños era el único sonido...
Entonces recordó su encuentro con Joe.
________ se envolvió en la manta de piel y siguió mirando alrededor. No llevaba reloj y había perdido el móvil en la plaza, de modo que no sabía qué hora era o si Emma habría vuelto al hotel. ¿Cómo había podido quedarse dormida cuando estaba tan preocupada?
–¿Joseph?
Se adentró en un pasillo, mirando a un lado y a otro. Debía ser tarde, pero no podía volver al sofá y esperar hasta que amaneciese. Tenía que saber si Joe había encontrado a su hermana.
Pensar en el enigmático Joe la hizo sentir un calor extraño por dentro. Había sentido recelos cuando le pidió que fuera con él, pero cuando llegaron a su apartamento se dio cuenta de que, además de guapo, era un hombre rico. El apartamento estaba en un edificio barroco que había aguantado el paso del tiempo, varias guerras y hasta una revolución. Estaba amueblado con antigüedades, hermosos cuadros y alfombras persas.
Y Joe conocía a Chad, aunque aún no sabía de qué.
Pero se relajó un poco al llegar allí. No parecía el tipo de hombre que llevaba a ingenuas estadounidenses a su apartamento con propósitos malvados. Sin duda, las mujeres caían rendidas en los brazos de un hombre tan guapo. Si además era rico, no creía que tuviese el menor problema para hacer conquistas.
No, Joe no necesitaba llevarla allí para aprovecharse de ella. La había besado para engañar a los borrachos que la perseguían, no porque se sintiese atraído por ella.
________ levantó la barbilla. Tampoco ella se sentía atraída por él. Era un hombre muy guapo, de eso no había duda, pero no era Chad. Chad era alto, rubio, texano, todo lo que había soñado cuando era una cría en Atkinsville, Texas.
Que Chad la invitase a comer y que la hubiera elegido para acompañarlo en aquel viaje no significaba nada, pero una chica tenía derecho a soñar. Aunque solía salir con modelos de ropa interior y actrices o aspirantes a actrices, en aquel momento no salía con nadie. Lo sabía porque era ella quien se encargaba de enviar ramos de flores a la novia de turno y reservar mesa en los mejores restaurantes. Y llevaba un mes sin hacer ninguna de esas cosas.
Aunque eso no significaba nada porque Chad últimamente estaba concentrado en el contrato ruso. Eso era lo único que parecía importarle.
Había una luz encendida en una de las habitaciones y ________ empujó suavemente la puerta.
–¿Joseph?
No hubo respuesta, pero entró de todas formas para comprobar que no había nadie. Era un estudio con estanterías llenas de libros que llegaban hasta el techo, un escritorio de caoba y armarios archivadores. Sobre el escritorio había un ordenador y una impresora y frente a una de las paredes un sofá italiano de piel y un par de sillones.
Pero allí no había nadie, de modo que se dio la vuelta para salir... y tuvo que contener un grito al encontrarse con Joe.
–¿Buscabas algo?
_________ se llevó una mano al corazón.
–Me has asustado.
–Aparentemente –dijo él, muy serio.
–Estaba buscándote.
Joe arqueó una ceja.
–¿En serio? ¿Por qué?
________ tragó saliva. Descalzo y despeinado, llevaba unos vaqueros y una camisa sin abrochar, como si se la hubiera puesto a toda prisa. Y ella tuvo que hacer un esfuerzo para concentrarse en su cara y no en su torso desnudo.
–Siento haberte despertado, pero no sé qué hora es. Si Emma ha vuelto al hotel estará preocupada por mí, así que debería irme...
–Tu hermana no está en la habitación.
________ lo miró, con el corazón encogido.
–¿Y dónde está entonces?
–Está bien. No debes preocuparte.
Ella cerró los ojos, apoyándose en el respaldo de una silla, como si las piernas no la sostuvieran.
–Gracias a Dios.
Joe abrió un armario y volvió un segundo después con un vaso en la mano.
–No, no quiero más whisky.
–Es agua.
________ tomó el vaso, agradeciéndolo porque tenía la boca seca. Estaba un poco mareada y el corazón le latía como loco dentro del pecho. Le había prometido a su madre que cuidaría de Emma, que sólo tenía trece años cuando murió, y había hecho lo que había podido. Si era un poco irresponsable era culpa suya, por haberle dado todos los caprichos.
Había intentado compensar la falta de sus padres pero, aparentemente, no lo había hecho muy bien.
–¿Dónde está?
–Está con Chad Russell, como tú muy bien sabes –respondió Joe.
–Menos mal –_________ suspiró, aliviada.
Pero ¿por qué pensaba que ella sabía dónde estaba Emma?
Antes de que pudiese preguntar, Joe le clavó su mirada plateada.
–¿Por qué estás aquí?
_______ parpadeó, sorprendida.
–Estaba buscándote...
–No, quiero decir en mi casa.
–Porque tú me dijiste que viniera –respondió ella, cada vez más sorprendida.
–Sí, pero ¿por qué has venido? ¿Qué esperabas encontrar aquí? ¿Tan desesperado está Russell que tiene que enviar a su secretaria a espiarme?
–¿Espiarte? –repitió _______, enfadada–. ¿Por qué iba a espiarte? ¡Ni siquiera te conozco!
En realidad estaba asustada, pero intentaba mostrarse valiente. Había aprendido muy temprano en su vida a hacerse la fuerte cuando era necesario. O, como su madre solía decir, «no dejes que te vean sudar». Y eso era lo que había hecho cuando los servicios sociales iban a su casa para comprobar si era capaz de cuidar de su hermana o si Emma debía ir a una casa de acogida.
–Deja de fingir que no sabes quién soy –dijo Joe entonces.
______ lo miró, perpleja.
–Eres Joseph, un hombre al que conocí en la Plaza Roja y que me ayudó cuando me perseguían unos borrachos. Evidentemente, conoces a Chad Russell, aunque aún no sé de qué. Pero no sé nada más.
De hecho, la asustaba un poco no saber nada sobre un hombre que parecía saber tanto sobre ella.
Joe la tomó por la cintura con una mano mientras con la otra le acariciaba la cara.
–Eres una mujer fascinante, __________. Es lógico que Russell te haya elegido a ti para esta tarea. ¿O te prestaste voluntaria?
La manta cayó al suelo cuando _________ levantó las manos para ponerlas sobre su torso con intención de empujarlo. Su torso desnudo.
Su piel era caliente, satinada y le gustaría acariciarlo.
¿Cómo podía encontrarlo sexy en un momento como aquel?
–Suéltame –le ordenó.
–¿Antes de hacer lo que has venido a hacer?
–Yo no he venido a hacer nada.
–¿Qué te ha ofrecido Russell?
–No sé de qué estás hablando.
–¿Tenías que seducirme? ¿Dejarme saciado y exhausto en la cama mientras tú revisabas mi estudio? Porque debo decir que, aunque me han decepcionado tus técnicas de espionaje, estoy dispuesto a dejar que termines con tu misión.
¿Y por qué llevaba la ropa puesta?
Allí había algo raro. _________ abrió los ojos y, un segundo después, se levantó de un salto mirando alrededor... nada de aquello le parecía familiar.
¿Dónde estaba?
Era un salón lujosamente amueblado. El sofá en el que se había quedado dormida estaba tapizado en brocado de seda y lo que había creído un edredón era en realidad una manta de piel. Frente a ella había una chimenea encendida, el crepitar de los leños era el único sonido...
Entonces recordó su encuentro con Joe.
________ se envolvió en la manta de piel y siguió mirando alrededor. No llevaba reloj y había perdido el móvil en la plaza, de modo que no sabía qué hora era o si Emma habría vuelto al hotel. ¿Cómo había podido quedarse dormida cuando estaba tan preocupada?
–¿Joseph?
Se adentró en un pasillo, mirando a un lado y a otro. Debía ser tarde, pero no podía volver al sofá y esperar hasta que amaneciese. Tenía que saber si Joe había encontrado a su hermana.
Pensar en el enigmático Joe la hizo sentir un calor extraño por dentro. Había sentido recelos cuando le pidió que fuera con él, pero cuando llegaron a su apartamento se dio cuenta de que, además de guapo, era un hombre rico. El apartamento estaba en un edificio barroco que había aguantado el paso del tiempo, varias guerras y hasta una revolución. Estaba amueblado con antigüedades, hermosos cuadros y alfombras persas.
Y Joe conocía a Chad, aunque aún no sabía de qué.
Pero se relajó un poco al llegar allí. No parecía el tipo de hombre que llevaba a ingenuas estadounidenses a su apartamento con propósitos malvados. Sin duda, las mujeres caían rendidas en los brazos de un hombre tan guapo. Si además era rico, no creía que tuviese el menor problema para hacer conquistas.
No, Joe no necesitaba llevarla allí para aprovecharse de ella. La había besado para engañar a los borrachos que la perseguían, no porque se sintiese atraído por ella.
________ levantó la barbilla. Tampoco ella se sentía atraída por él. Era un hombre muy guapo, de eso no había duda, pero no era Chad. Chad era alto, rubio, texano, todo lo que había soñado cuando era una cría en Atkinsville, Texas.
Que Chad la invitase a comer y que la hubiera elegido para acompañarlo en aquel viaje no significaba nada, pero una chica tenía derecho a soñar. Aunque solía salir con modelos de ropa interior y actrices o aspirantes a actrices, en aquel momento no salía con nadie. Lo sabía porque era ella quien se encargaba de enviar ramos de flores a la novia de turno y reservar mesa en los mejores restaurantes. Y llevaba un mes sin hacer ninguna de esas cosas.
Aunque eso no significaba nada porque Chad últimamente estaba concentrado en el contrato ruso. Eso era lo único que parecía importarle.
Había una luz encendida en una de las habitaciones y ________ empujó suavemente la puerta.
–¿Joseph?
No hubo respuesta, pero entró de todas formas para comprobar que no había nadie. Era un estudio con estanterías llenas de libros que llegaban hasta el techo, un escritorio de caoba y armarios archivadores. Sobre el escritorio había un ordenador y una impresora y frente a una de las paredes un sofá italiano de piel y un par de sillones.
Pero allí no había nadie, de modo que se dio la vuelta para salir... y tuvo que contener un grito al encontrarse con Joe.
–¿Buscabas algo?
_________ se llevó una mano al corazón.
–Me has asustado.
–Aparentemente –dijo él, muy serio.
–Estaba buscándote.
Joe arqueó una ceja.
–¿En serio? ¿Por qué?
________ tragó saliva. Descalzo y despeinado, llevaba unos vaqueros y una camisa sin abrochar, como si se la hubiera puesto a toda prisa. Y ella tuvo que hacer un esfuerzo para concentrarse en su cara y no en su torso desnudo.
–Siento haberte despertado, pero no sé qué hora es. Si Emma ha vuelto al hotel estará preocupada por mí, así que debería irme...
–Tu hermana no está en la habitación.
________ lo miró, con el corazón encogido.
–¿Y dónde está entonces?
–Está bien. No debes preocuparte.
Ella cerró los ojos, apoyándose en el respaldo de una silla, como si las piernas no la sostuvieran.
–Gracias a Dios.
Joe abrió un armario y volvió un segundo después con un vaso en la mano.
–No, no quiero más whisky.
–Es agua.
________ tomó el vaso, agradeciéndolo porque tenía la boca seca. Estaba un poco mareada y el corazón le latía como loco dentro del pecho. Le había prometido a su madre que cuidaría de Emma, que sólo tenía trece años cuando murió, y había hecho lo que había podido. Si era un poco irresponsable era culpa suya, por haberle dado todos los caprichos.
Había intentado compensar la falta de sus padres pero, aparentemente, no lo había hecho muy bien.
–¿Dónde está?
–Está con Chad Russell, como tú muy bien sabes –respondió Joe.
–Menos mal –_________ suspiró, aliviada.
Pero ¿por qué pensaba que ella sabía dónde estaba Emma?
Antes de que pudiese preguntar, Joe le clavó su mirada plateada.
–¿Por qué estás aquí?
_______ parpadeó, sorprendida.
–Estaba buscándote...
–No, quiero decir en mi casa.
–Porque tú me dijiste que viniera –respondió ella, cada vez más sorprendida.
–Sí, pero ¿por qué has venido? ¿Qué esperabas encontrar aquí? ¿Tan desesperado está Russell que tiene que enviar a su secretaria a espiarme?
–¿Espiarte? –repitió _______, enfadada–. ¿Por qué iba a espiarte? ¡Ni siquiera te conozco!
En realidad estaba asustada, pero intentaba mostrarse valiente. Había aprendido muy temprano en su vida a hacerse la fuerte cuando era necesario. O, como su madre solía decir, «no dejes que te vean sudar». Y eso era lo que había hecho cuando los servicios sociales iban a su casa para comprobar si era capaz de cuidar de su hermana o si Emma debía ir a una casa de acogida.
–Deja de fingir que no sabes quién soy –dijo Joe entonces.
______ lo miró, perpleja.
–Eres Joseph, un hombre al que conocí en la Plaza Roja y que me ayudó cuando me perseguían unos borrachos. Evidentemente, conoces a Chad Russell, aunque aún no sé de qué. Pero no sé nada más.
De hecho, la asustaba un poco no saber nada sobre un hombre que parecía saber tanto sobre ella.
Joe la tomó por la cintura con una mano mientras con la otra le acariciaba la cara.
–Eres una mujer fascinante, __________. Es lógico que Russell te haya elegido a ti para esta tarea. ¿O te prestaste voluntaria?
La manta cayó al suelo cuando _________ levantó las manos para ponerlas sobre su torso con intención de empujarlo. Su torso desnudo.
Su piel era caliente, satinada y le gustaría acariciarlo.
¿Cómo podía encontrarlo sexy en un momento como aquel?
–Suéltame –le ordenó.
–¿Antes de hacer lo que has venido a hacer?
–Yo no he venido a hacer nada.
–¿Qué te ha ofrecido Russell?
–No sé de qué estás hablando.
–¿Tenías que seducirme? ¿Dejarme saciado y exhausto en la cama mientras tú revisabas mi estudio? Porque debo decir que, aunque me han decepcionado tus técnicas de espionaje, estoy dispuesto a dejar que termines con tu misión.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
_________ sabía que debía apartarse cuando sus labios se rozaron, pero era físicamente imposible. No porque él la estuviera sujetando sino porque sentía un cosquilleo interior que lo hacía imposible.
Olía tan bien, a noche de invierno, a hombre. Y querría quitarle la camisa para saber si su piel sabía tan bien como imaginaba.
Joe enredó los dedos en su pelo, echando su cabeza hacia atrás para besar su cuello y _______ cerró los ojos. Pero cuando los abrió... se encontró frente a la escena más erótica que había visto nunca. Un espejo al otro lado del estudio le devolvía su reflejo y era como la escena de una película. Un hombre guapísimo abrazaba a una mujer que tenía el pelo suelto sobre los hombros y los ojos brillantes de pasión mientras él la besaba apasionadamente.
Era exótico y precioso.
Pero ella no debía ser la protagonista de esa escena. No conocía de nada a aquel hombre. ¡Y Joseph pensaba que Chad la había enviado allí para seducirlo!
_________ lo empujó.
–Por favor, para.
Asombrosamente, él obedeció. Era más alto que Chad, sus hombros eran más anchos y su proximidad le hacía sentir un cosquilleo extraño...
«Deja de pensar en ello».
_________ cerró los ojos y dio un paso atrás. Su ropa estaba intacta pero sentía como si la hubiera desnudado, como si conociera todos sus secretos.
Una sensación ridícula por completo. Podía saber su nombre y que era la secretaria de Chad Russell, pero no la conocía de nada.
–Quiero volver al hotel –le dijo, con toda la dignidad de la que era capaz–. Chad tiene una reunión importante mañana a primera hora y yo debo acompañarlo. Además, Emma estará preguntándose dónde me he metido.
Joe se pasó una mano por el pelo... negro, no castaño, pensó.
–No irás a ningún sitio esta noche.
–Quiero ver a mi hermana –insistió ella–. Y tú no tienes derecho a retenerme aquí.
–Tu hermana está ocupada y no creo que quiera que la molesten en este momento. Aunque tal vez compartes a tu amante con ella...
________ lo miró, sin entender.
–¿Mi amante?
–No vas a dejar de fingir, ¿verdad?
Y entonces entendió a qué se refería.
¿Emma y Chad? Se habían visto un par de veces en la oficina, pero Chad nunca había mostrado el menor interés por su hermana.
¿O sí?
Recordó entonces las risitas de Emma, la sonrisa de Chad, el comentario de su hermana esa noche diciendo que Chad debía ser estupendo en la cama. __________ pensaba lo mismo, pero nunca lo había dicho en voz alta y, además, estaba segura de que jamás lo descubriría.
Acababa de saber que Emma sí lo había descubierto.
El propio Chad había sugerido que llevase a Emma a Moscú cuando expresó su desilusión porque no estaría con su hermana en su veintiún cumpleaños. Ella pensó que Chad estaba siendo amable y al principio rechazó la invitación... hasta que él insistió.
__________ puso una mano sobre la estantería para controlar su furia. Furia, desilusión, la sensación de haber sido traicionada... esas emociones eran como un huracán. Había creído que Chad estaba interesado en ella cuando en quien estaba interesado era en Emma.
¿Cómo podía haber estado tan ciega?
Chad y Emma. Su jefe y su hermana. Haciendo el amor mientras ella recorría las heladas calles de Moscú, muerta de miedo.
Haciendo el amor mientras ella había estado a punto de ser agredida por un grupo de borrachos.
Su hermana haciendo el amor con el hombre del que ella estaba enamorada.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no iba a llorar delante de Joe.
–___________... –dijo él, tocándole el brazo.
Pero ella se apartó de un tirón.
–Déjame en paz.
–Te pido disculpas si la noticia te ha hecho daño...
__________ lo fulminó con la mirada.
–A ti te da igual, así que ahórrate las mentiras. Además, ¿cómo sé que estás diciendo la verdad? ¿Cómo puedes saber tú que mi hermana está en la habitación de Chad?
¿Y si se lo hubiera inventado todo?, se preguntó entonces. Aunque no entendía para qué iba a hacer eso.
–Mi jefe de seguridad solía trabajar para la policía secreta, de modo que lo sabe todo –dijo Joe–. Yuri conoce a todo el mundo y sabe cómo hacer las cosas. Pero puedo demostrarte que tu hermana está en la habitación de Chad Russell porque mis hombres han puesto un micrófono oculto en la habitación...
–Déjalo –lo interrumpió ella, temblando de rabia y de pena. La intuición le decía que estaba diciendo la verdad, pero lo último que deseaba era escuchar a su hermana y Chad cuchicheando en la cama o algo peor.
Antes de que se diera cuenta, Joe la envolvió en sus brazos, empujando suavemente la cabeza contra su torso. _________ estaba a punto de apartarse pero cuando empezó a acariciarle la espalda decidió quedarse donde estaba.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien la había consolado. Era ella quien siempre consolaba a los demás, quien lo había sacrificado todo para criar a su hermana pequeña, sin quejarse nunca cuando Emma se llevaba la mejor parte. _________ estaba orgullosa de que su trabajo hubiese permitido a Emma tener una vida normal, que pudiera haber sido animadora en el instituto o la reina del baile de fin de curso, una chica joven y guapa con un gran futuro por delante.
Pero ¿debía Emma tenerlo todo?
__________ sintió una punzada de remordimiento por pensar eso. ¿Quién era ella para negarle nada a su hermana? Ella era casi una adulta cuando su madre murió, de modo que era Emma quien había crecido sin el cariño materno. Hizo lo que pudo, pero una hermana no era lo mismo que una madre, por mucho que lo intentase.
Una lágrima rodó por su mejilla y luego otra, hasta que por fin, el primer sollozo escapó de su garganta. Después de eso, le resultó fácil llorar. Había contenido las lágrimas durante tanto tiempo...
No había llorado desde el funeral de su madre porque creía que las lágrimas eran un signo de debilidad, pero en aquel momento necesitaba desahogarse.
Joe no dejaba de acariciar su espalda, sin apartarse, sin hacer un solo movimiento. Y, egoístamente, se agarró a él y lloró por todos los años que había perdido.
Y, mientras lloraba, tomó una decisión. A partir de aquel momento, no dejaría a un lado su propia felicidad para preocuparse por la de otros. Cuando quisiera algo iría a buscarlo, no se lo negaría a sí misma. Estaba harta de hacer eso.
Era un nuevo principio para ___________ Barnes y sabía cómo demostrarlo.
Olía tan bien, a noche de invierno, a hombre. Y querría quitarle la camisa para saber si su piel sabía tan bien como imaginaba.
Joe enredó los dedos en su pelo, echando su cabeza hacia atrás para besar su cuello y _______ cerró los ojos. Pero cuando los abrió... se encontró frente a la escena más erótica que había visto nunca. Un espejo al otro lado del estudio le devolvía su reflejo y era como la escena de una película. Un hombre guapísimo abrazaba a una mujer que tenía el pelo suelto sobre los hombros y los ojos brillantes de pasión mientras él la besaba apasionadamente.
Era exótico y precioso.
Pero ella no debía ser la protagonista de esa escena. No conocía de nada a aquel hombre. ¡Y Joseph pensaba que Chad la había enviado allí para seducirlo!
_________ lo empujó.
–Por favor, para.
Asombrosamente, él obedeció. Era más alto que Chad, sus hombros eran más anchos y su proximidad le hacía sentir un cosquilleo extraño...
«Deja de pensar en ello».
_________ cerró los ojos y dio un paso atrás. Su ropa estaba intacta pero sentía como si la hubiera desnudado, como si conociera todos sus secretos.
Una sensación ridícula por completo. Podía saber su nombre y que era la secretaria de Chad Russell, pero no la conocía de nada.
–Quiero volver al hotel –le dijo, con toda la dignidad de la que era capaz–. Chad tiene una reunión importante mañana a primera hora y yo debo acompañarlo. Además, Emma estará preguntándose dónde me he metido.
Joe se pasó una mano por el pelo... negro, no castaño, pensó.
–No irás a ningún sitio esta noche.
–Quiero ver a mi hermana –insistió ella–. Y tú no tienes derecho a retenerme aquí.
–Tu hermana está ocupada y no creo que quiera que la molesten en este momento. Aunque tal vez compartes a tu amante con ella...
________ lo miró, sin entender.
–¿Mi amante?
–No vas a dejar de fingir, ¿verdad?
Y entonces entendió a qué se refería.
¿Emma y Chad? Se habían visto un par de veces en la oficina, pero Chad nunca había mostrado el menor interés por su hermana.
¿O sí?
Recordó entonces las risitas de Emma, la sonrisa de Chad, el comentario de su hermana esa noche diciendo que Chad debía ser estupendo en la cama. __________ pensaba lo mismo, pero nunca lo había dicho en voz alta y, además, estaba segura de que jamás lo descubriría.
Acababa de saber que Emma sí lo había descubierto.
El propio Chad había sugerido que llevase a Emma a Moscú cuando expresó su desilusión porque no estaría con su hermana en su veintiún cumpleaños. Ella pensó que Chad estaba siendo amable y al principio rechazó la invitación... hasta que él insistió.
__________ puso una mano sobre la estantería para controlar su furia. Furia, desilusión, la sensación de haber sido traicionada... esas emociones eran como un huracán. Había creído que Chad estaba interesado en ella cuando en quien estaba interesado era en Emma.
¿Cómo podía haber estado tan ciega?
Chad y Emma. Su jefe y su hermana. Haciendo el amor mientras ella recorría las heladas calles de Moscú, muerta de miedo.
Haciendo el amor mientras ella había estado a punto de ser agredida por un grupo de borrachos.
Su hermana haciendo el amor con el hombre del que ella estaba enamorada.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no iba a llorar delante de Joe.
–___________... –dijo él, tocándole el brazo.
Pero ella se apartó de un tirón.
–Déjame en paz.
–Te pido disculpas si la noticia te ha hecho daño...
__________ lo fulminó con la mirada.
–A ti te da igual, así que ahórrate las mentiras. Además, ¿cómo sé que estás diciendo la verdad? ¿Cómo puedes saber tú que mi hermana está en la habitación de Chad?
¿Y si se lo hubiera inventado todo?, se preguntó entonces. Aunque no entendía para qué iba a hacer eso.
–Mi jefe de seguridad solía trabajar para la policía secreta, de modo que lo sabe todo –dijo Joe–. Yuri conoce a todo el mundo y sabe cómo hacer las cosas. Pero puedo demostrarte que tu hermana está en la habitación de Chad Russell porque mis hombres han puesto un micrófono oculto en la habitación...
–Déjalo –lo interrumpió ella, temblando de rabia y de pena. La intuición le decía que estaba diciendo la verdad, pero lo último que deseaba era escuchar a su hermana y Chad cuchicheando en la cama o algo peor.
Antes de que se diera cuenta, Joe la envolvió en sus brazos, empujando suavemente la cabeza contra su torso. _________ estaba a punto de apartarse pero cuando empezó a acariciarle la espalda decidió quedarse donde estaba.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien la había consolado. Era ella quien siempre consolaba a los demás, quien lo había sacrificado todo para criar a su hermana pequeña, sin quejarse nunca cuando Emma se llevaba la mejor parte. _________ estaba orgullosa de que su trabajo hubiese permitido a Emma tener una vida normal, que pudiera haber sido animadora en el instituto o la reina del baile de fin de curso, una chica joven y guapa con un gran futuro por delante.
Pero ¿debía Emma tenerlo todo?
__________ sintió una punzada de remordimiento por pensar eso. ¿Quién era ella para negarle nada a su hermana? Ella era casi una adulta cuando su madre murió, de modo que era Emma quien había crecido sin el cariño materno. Hizo lo que pudo, pero una hermana no era lo mismo que una madre, por mucho que lo intentase.
Una lágrima rodó por su mejilla y luego otra, hasta que por fin, el primer sollozo escapó de su garganta. Después de eso, le resultó fácil llorar. Había contenido las lágrimas durante tanto tiempo...
No había llorado desde el funeral de su madre porque creía que las lágrimas eran un signo de debilidad, pero en aquel momento necesitaba desahogarse.
Joe no dejaba de acariciar su espalda, sin apartarse, sin hacer un solo movimiento. Y, egoístamente, se agarró a él y lloró por todos los años que había perdido.
Y, mientras lloraba, tomó una decisión. A partir de aquel momento, no dejaría a un lado su propia felicidad para preocuparse por la de otros. Cuando quisiera algo iría a buscarlo, no se lo negaría a sí misma. Estaba harta de hacer eso.
Era un nuevo principio para ___________ Barnes y sabía cómo demostrarlo.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Listo chicas!!!!!
Ahi el capi dos!!!!!!!
Grax por todos sus comentarios!!!!
Y por cierto pase de pagina!!!!
BAILE DE 5 SEGUNDOS !!!!!!!!!
Disfruten el capi chicas
Yo me voy a bañar XDDDD
Mientras tanto lean la nove y dejen muchos comments
BYE!!! :hi: :hi:
Ahi el capi dos!!!!!!!
Grax por todos sus comentarios!!!!
Y por cierto pase de pagina!!!!
BAILE DE 5 SEGUNDOS !!!!!!!!!
Disfruten el capi chicas
Yo me voy a bañar XDDDD
Mientras tanto lean la nove y dejen muchos comments
BYE!!! :hi: :hi:
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
uiiii
esta geniall
siii es hora de que la rayis se preocupe de ella misma jummm
siguela esta geniall
me fascina :D
esta geniall
siii es hora de que la rayis se preocupe de ella misma jummm
siguela esta geniall
me fascina :D
next to you
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Oh me encanto el cap!
Ashh & su hermana qe zor...digo qe mala
Como le hace eso ala rayis!
Siguelaaa :)
Ashh & su hermana qe zor...digo qe mala
Como le hace eso ala rayis!
Siguelaaa :)
☎ Jimena Horan ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Kimber S. escribió:¡Aaaaaay me encantaron ambos capítulos!. Y tipico de las hermanas menores, muy mal por su "hermanita" -.-
Espero tenga su recompensa por todo eso que ha hecho por las demás personas... y por supuesto espero que Joe se la de x)
Un beso! que estés bien :)
Que bueno que te hayan gustado!!!!!!
Creo que eres nueva lectora si no mal recuerdo asi que.......BIENVENIDA!!!!!!
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Jimee Jonas <3 escribió:Oh me encanto el cap!
Ashh & su hermana qe zor...digo qe mala
Como le hace eso ala rayis!
Siguelaaa :)
jajajajajajajajajaajajajaja :risa: :risa: :risa: :risa: :risa:
Me mataste con la parte de zor....mala XDDDDDDDDDDDDDDD
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
siguelaaa! Ya quiero cap! :)
Ya! Ya! Ya! & Ya! Quiero leer cap!!
:risa: & Ya! Quiero cap!
Siguelaaa :L:
Ya! Ya! Ya! & Ya! Quiero leer cap!!
:risa: & Ya! Quiero cap!
Siguelaaa :L:
☎ Jimena Horan ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
omj estuvo super ell cap
jum la hermana con el hombre que mam :(
que trsite
jum la hermana con el hombre que mam :(
que trsite
andreita
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Olis chicas!!!
Bueno estoy aqui pasandome para saludarlas ver sus comments y subirles el ultimo capi de mis vacaciones :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Porque ya mañana entro al cole
Y tendre menos tiempo para todo :crybaby:
Incluso para subirles capi :crybaby:
Pero dejando eso de lado aqui les subo su capi :D
Bueno estoy aqui pasandome para saludarlas ver sus comments y subirles el ultimo capi de mis vacaciones :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Porque ya mañana entro al cole
Y tendre menos tiempo para todo :crybaby:
Incluso para subirles capi :crybaby:
Pero dejando eso de lado aqui les subo su capi :D
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Capitulo 3
Joe notó el cambio en ella. Un minuto antes estaba llorando desconsoladamente, al siguiente se había puesto de puntillas para devolverle el beso.
Y era una tentación. Más que eso. Joe dejó que lo besara, luchando contra su propia reacción. Sabía a la sal de sus lágrimas y a tristeza y, no sabía por qué, quería ayudarla.
Era su mayor defecto, aquel deseo de proteger y consolar a quienes lo necesitaban. Había pasado años luchando por su familia, años que habían sido una carga...
Pero no había nada que pudiera hacer por aquella chica. Aunque sería muy fácil aceptar lo que le ofrecía, tan fácil tomarla entre sus brazos y llevarla a su dormitorio, no iba a hacerlo.
No estaba besándolo porque lo desease. Estaba haciéndolo para demostrarse algo a sí misma. Y a Joe no le apetecía ser el objeto en el que descargara su rabia y su desilusión.
Su reacción ante la noticia de que su hermana y Russell eran amantes no había sido la que él esperaba. La había creído una mujer fría y calculadora realizando una misión para su amante. No se había parado a pensar que tal vez estaba preocupada de verdad o que no sabía que su hermana no estaba perdida sino en la habitación de Chad Russell.
No le gustaba lo que le habían hecho sentir sus lágrimas, pero la desesperación de aquel beso lo había conmovido.
Porque le recordaba cosas que quería olvidar. Recuerdos de una mujer pálida y triste en la cama de un hospital, los labios resecos y una solitaria lágrima deslizándose por su mejilla mientras susurraba que lo quería mucho...
La última persona que lo había amado en este mundo había muerto y él no había podido salvarla porque, aunque era un príncipe, entonces estaba arruinado y no había podido pagar el mejor tratamiento para la leucemia. Tras la muerte de Katerina, había jurado por su memoria que no volvería a ser pobre el resto de su vida. Y que se vengaría del hombre que se lo había robado todo antes de volver a Estados Unidos con la escritura de las tierras que su madre había malvendido y el petróleo que había en ellas.
Tim Russell los había dejado en la ruina y, aunque para ayudar a Katerina sólo necesitaría una minúscula fracción de la fortuna que había amasado con sus tierras, se había negado a ayudarlo.
Joe había reunido dinero para viajar a Dallas y suplicarle por la vida de su hermana, pero se había encontrado con un frío desdén por parte de Tim Russell. Aún se recordaba a sí mismo en la oficina, en uno de los rascacielos de la ciudad, atónito y enfermo al ver tanta ostentación. Él había querido esa vida para su familia y lo ponía enfermo pensar que la habrían tenido si aquel hombre no se la hubiera robado.
Una vez que Katerina murió, Joe creó Prospecciones Voronov gracias a su coraje y a su título de ingeniero por la universidad de Moscú. Anhelaba más que nada en el mundo recuperar todo lo que había perdido y destruir a Russell en el proceso.
Había tardado años, pero estaba en la cima del éxito y tenía la victoria sobre los Russell cada vez más cerca. Si pudiera dar marcha atrás en el tiempo y salvar la vida de su hermana, devolvería todo su dinero y abandonaría la idea de vengarse...
Pero no había marcha atrás. La vida seguía adelante por mucho dinero que uno tuviese. El dinero no había ayudado a Tim Russell cuando llegó su momento y no ayudaría a su hijo cuando Joe por fin consiguiera el control de la empresa Russell.
Joe apartó suavemente a _________ y, por un momento, pensó que iba a ponerse a llorar de nuevo. Pero no lo hizo; se abrazó a sí misma y lo miró con los ojos llenos de dolor.
Era imposible no sentir compasión por ella. Esas lágrimas habían sido reales, fuera cual fuera la razón por la que estaba allí.
Y tal vez, sólo tal vez, podría utilizar su furia contra Russell a su favor. Era su secretaria y debía tener información sobre el negocio.
Una información que él podría utilizar.
–Estás dolida y triste, lo entiendo. Pero mañana lo lamentarías –le dijo, apartándole un mechón de pelo de la frente.
–Da igual. ________ se encogió de hombros, como si no importara. Sin embargo, él sabía que importaba y mucho.
–Creo que deberías dormir. Mañana, todo te parecerá más sencillo.
¿Cuántas veces le había contado esa mentira a Katerina? Los dos sabían que lo era, pero necesitaban mentir para salir adelante.
–Tengo que estar de vuelta en el hotel a las ocho. Chad... mi jefe tiene una reunión muy importante.
–Lo sé.
–¿Por qué lo sabes?
Joe sonrió. Era un riesgo, pero si no era sincero con ella, ________ no confiaría en él. Y quería su confianza ahora que Russell la había traicionado. Era vital para su nuevo plan.
–Porque va a reunirse conmigo.
Ella lo miró, con los ojos abiertos de par en par. Por primera vez desde que la conoció, de verdad creía que no sabía quién era y eso redobló su propósito. Destruiría la empresa Russell gracias a aquella mujer.
–¿Tú eres el señor Valishnikov?
–No, soy la otra V.
__________ se quedó boquiabierta.
–Dios mío... ¿tú eres el príncipe Voronov?
Estaba nevando mientras el Mercedes atravesaba la ciudad. Gruesos copos cubrían el pavimento, convirtiéndolo todo en un paisaje blanco. _________ miraba por la ventanilla del coche. Nunca había visto tanta nieve... ¡y en el mes de abril!
En Dallas hacía calor en esa época del año y en Atkinsville, en la costa del golfo, donde había crecido, siempre hacía buen tiempo.
Quería volverse hacia el hombre que iba con ella para darle las gracias por llevarla al hotel tan temprano, cuando la reunión no tendría lugar hasta dos horas más tarde, pero no podía mirarlo.
Joe Voronov. Un príncipe. Había besado a un príncipe. Había intentado seducirlo al descubrir que su hermana se acostaba con Chad Russell... y él la había rechazado.
Bueno, claro, era lógico. No sólo era un príncipe ruso, también era un hombre guapísimo y multimillonario. No era la clase de hombre que se interesaría por una chica como ella.
_________ se puso colorada al recordar cómo lo había besado en la Plaza Roja, cómo se había apretado contra él, cómo la deliciosa presión de su cuerpo había estado a punto de provocarle un orgasmo.
Un juego, pensó. Algo que habían hecho para salvarse de esos borrachos violentos.
Pero el hombre que la había rescatado no era sólo un príncipe. Era el príncipe Voronov y Chad lo odiaba a muerte. Según Chad, el príncipe estaba decidido a absorber la empresa Russell y podría hacerlo si compraba las tierras de Valishnikov.
Si lo conseguía, la empresa Russell dejaría de existir.
Se perderían puestos de trabajo... gente como ella misma se quedaría sin empleo. Podría encontrar otro trabajo, pero con los problemas económicos que atravesaba el país, ¿cuánto tiempo tardaría en hacerlo? ¿Y cómo pagaría el alquiler, la luz, el gas, el teléfono hasta entonces?
Y algo mucho peor, ¿encontraría trabajo a tiempo para pagar la universidad de Emma?
La noche anterior había tenido tiempo para pensar, mientras daba vueltas y vueltas en la cama de la habitación de invitados a la que Joe la había llevado, y se dio cuenta de que, aunque estaba dolida, no todo era culpa de Emma.
Ella nunca le había contado que estaba enamorada de Chad y no era justo enfadarse con su hermana.
Emma no podía evitar ser una chica alegre y llena de vida; era lógico que Chad se hubiera sentido atraído por ella.
–Estás muy callada.
_______ volvió la cabeza para mirarlo. ¿Vería compasión en sus ojos?, se preguntó. Le gustaría que hubiese olvidado que se había echado en sus brazos cuando le contó que Chad y Emma estaban juntos en su habitación del hotel. Le gustaría desaparecer, hacerse invisible, pero como eso no iba a pasar, se obligó a sí misma a poner buena cara.
–Estaba pensando... en Dallas no nieva en el mes de abril.
La sonrisa de Joe le aceleró el corazón.
–Ah, claro, vives en un clima tropical.
–No, no es un clima tropical.
–Comparado con Moscú, sí –bromeó él.
_________ tragó saliva. Era tan guapo, tan agradable a la vista... ¿qué habría pasado si no se hubiera apartado?, se preguntó.
–Sí, eso es verdad.
–Deberías ver mi casa en San Petersburgo –siguió él–. Es una vieja finca que tiene cientos de años. La nieve es inmaculada, tan blanca que te ciega. Hay lobos que aúllan durante la noche y las estrellas brillan tanto que no te lo puedes creer. Es un sitio perfecto para dar un paseo en troika. :arre: :arre:
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Parecía la imagen de una película: una pareja envuelta en una manta de piel, atravesando un paisaje nevado en un trineo tirado por caballos. Tan romántico, aunque por supuesto Joe no lo había dicho con esa intención.
–Debe ser preciosa.
–Tal vez puedas verla algún día.
El corazón de _________ se volvió loco. ¿Estaba flirteando con ella?
No, imposible. Aquel hombre debía salir con estrellas de cine y modelos, no con secretarias tan ingenuas y apocadas que sólo podían admirar a un hombre desde lejos.
–No veo cómo, aunque es muy amable por tu parte. Nos vamos dentro de unos días y san Petersburgo no está en nuestro itinerario.
–¿Piensas volver con tu amante después de lo que te ha hecho?
–Chad Russell es mi jefe, no mi amante –respondió __________, sorprendida.
–¿Ah, sí?
–Sí.
Joe tomó su mano para llevársela a los labios y ella se quedó tan sorprendida que no la apartó.
–Entonces, él se lo pierde. Pero para mí es estupendo.
–No sé por qué. Anoche tuviste una oportunidad y no la aprovechaste –dijo __________.
¿Lo había dicho en voz alta?
La risa de Joe fue totalmente inesperada.
–Cuando te haga mía, maya krasavitsa, no será mientras lloras por otro hombre. :twisted:
Ella se puso colorada hasta la raíz del pelo.
–No estaba llorando por Chad.
Su expresión decía que no la creía y _________ volvió la cabeza para mirar por la ventanilla de nuevo. Maldito fuera por ser tan perceptivo, pensó.
Joe no era nada para ella a pesar de la atracción que sentía por él y cuando la dejase en el hotel no volvería a verlo.
–Creo que tal vez estás enamorada de Chad Russell, aunque no sea tu amante. Y creo que estás amargamente decepcionada al saber que ha elegido a tu hermana y no a ti.
__________ se volvió de nuevo, sorprendida y furiosa.
–¡No sabes de qué estás hablando!
–No soy ciego.
¿Tan transparente era? ¿También lo sabría Chad?, se preguntó.
–Déjeme en paz, príncipe Voronov.
–Joe, por favor –dijo él, irónico.
–Agradezco tu ayuda, pero eso no te da derecho a diseccionar mi vida para divertirte. Tú no sabes nada sobre mí, así que ahórrame las especulaciones.
El coche se detuvo pero ____________ no podía apartar la mirada de aquel hombre. Sus ojos grises no eran fríos como esperaba sino cálidos, como si pudieran ver dentro de su corazón.
–Entonces te pido disculpas –dijo él, después de lo que le pareció una eternidad–. No quería hacerte daño.
La puerta se abrió y _________ se dio cuenta de que habían llegado al hotel. Pero le costaba trabajo apartarse.
La próxima vez que lo viera sería en una reunión de trabajo. Joe no se fijaría en ella... y ella no quería que lo hiciese.
Si Chad supiera que había pasado la noche con el príncipe Voronov, aunque no hubiera habido nada entre ellos, se subiría por las paredes.
Y ella se quedaría sin trabajo.
–Gracias por tu ayuda –volvió a decir, intentando sonreír–. Bueno, supongo que tenemos que despedirnos.
–Ah, pero esto no es una despedida. Volveremos a vernos, _________ Barnes. Nos veremos a menudo, te lo prometo. :twisted:
________ bajó del coche y entró en el vestíbulo del hotel sin mirar atrás. Le ardía la cara a pesar del frío y tuvo que quitarse el abrigo cuando subió al ascensor.
¿Por qué Joseph Voronov la inquietaba tanto? Sí, se habían saltado un par de pasos durante ese encuentro nocturno en la Plaza Roja, pero un beso sólo era un beso, ¿no?
No, definitivamente no lo era. Pero eso no significaba que sus besos fueran extraordinarios. Y además, ¿cómo iba a saberlo ella? Desde luego, no tenía mucho en lo que basarse.
_________ sacó la tarjeta magnética y entró en la habitación que compartía con Emma, intentando disimular su angustia.
–¿Dónde has estado? Estaba preocupadísima por ti.
__________ cerró la puerta y se volvió para mirar a su hermana.
–Lo siento, cariño. No podía dormir y salí a dar un paseo –la mentira salió de su boca con total naturalidad, aunque ella no estaba acostumbrada a mentir. Pero eso era más fácil que contarle la verdad.
Y más seguro, ya que Emma era una charlatana. Sin darse cuenta, le contaría a todo el mundo que había pasado la noche con el presidente de Prospecciones Voronov y ése sería el final de ________ Barnes en la empresa Russell. Estaría en el próximo avión con destino a Dallas, sin referencias y sin trabajo.
Y ni siquiera quería pensar en las repercusiones para Emma y su romance con Chad.
Emma apartó su gloriosa melena rubia, haciendo un puchero de esos a los que ________ estaba acostumbrada.
–Podrías haberme dejado una nota.
–¿Por qué? Tú nunca despiertas antes de las ocho.
Su hermana tuvo el buen juicio de mostrarse arrepentida.
–Pero hoy he despertado antes y, al ver que no estabas en la cama, he estado a punto de llamar a Chad para salir a buscarte.
Déjà vu.
_________ dejó su abrigo sobre el sofá, agradeciendo a la suerte haber vuelto cuando lo hizo. Lo último que necesitaba era que Chad fuese a buscarla.
–Estoy aquí ahora, así que puedes dejar de preocuparte.
–Llevas la misma ropa que ayer –señaló su hermana.
________ se puso colorada.
–Cuando desperté... volví a ponerme la ropa que me había quitado por la noche. Y ahora tengo que ducharme antes de ir a la reunión –casi había llegado al cuarto de baño cuando se volvió para mirarla–. Tú no volviste anoche a la habitación. ¿Dónde estabas?
Su hermana sonrió. Era típico de Emma no preocuparse por nada. Sencillamente, no se le ocurrió que a ella le hubiese preocupado su ausencia. Esperaba que ________ siempre estuviera a su lado, pero no parecía pensar que ella debía hacer lo mismo.
–Estaba con una persona... y creo que estoy enamorada. ___________ tuvo que hacer un esfuerzo para mostrarse calmada, aunque su corazón latía a mil por hora.
–Qué rápido, ¿no? Si lo has conocido en Moscú, no puedes saber nada de ese hombre.
–_________... –empezó a decir Emma, su rostro brillaba de felicidad–. No iba a contártelo de momento porque sabía que te preocuparías, pero es Chad.
Ella parpadeó.
–¿Estás enamorada de Chad? Pero si apenas lo conoces...
–Llevo un mes saliendo con él. ____________ se dejó caer sobre un sillón. Un mes. Un mes de mentiras, de engaños. Ahora entendía por qué Chad no le había pedido que enviase flores y regalos como de costumbre.
Y empezaba a entender por qué la había invitado a comer: para hablar de su hermana.
–No tenía ni idea –dijo por fin.
Emma se arrodilló frente a ella, tomando su mano.
–Lo siento mucho, pero Chad pensaba que tú podrías llevarte un disgusto. Queríamos mantenerlo en secreto hasta que supiéramos lo que sentíamos el uno por el otro.
________ tenía las manos heladas en contraste con las manos cálidas de Emma. Una hermana se llevaba todo el calor mientras la otra estaba fría y vacía. No le parecía justo.
–¿Y un mes te parece tiempo suficiente para saber si estás enamorada? La sonrisa de Emma dejaba claro que estaba convencida.
–A veces, una sabe esas cosas.
A pesar del dolor que eso le producía, ___________ se alegraba al verla tan feliz porque siempre había querido lo mejor para ella. Aunque sólo se llevaban cinco años, a menudo se sentía más como una madre que como una hermana.
Pero la beatífica sonrisa de Emma la preocupaba.
–Yo llevo dos años trabajando para Chad Russell, cariño, y te aseguro que en ese tiempo ha salido con infinidad de mujeres.
–Lo sé, él mismo me lo ha contado. Pero me quiere y está dispuesto a casarse conmigo. (bitch)
El corazón de ________ se rompió en mil pedazos. Hasta ese momento no se había dado cuenta de que había vivido para Emma. ¿Qué haría cuando su hermana se fuera?
¿Y qué podía decir en aquel momento? Emma la miraba con los ojos llenos de esperanza, pero ________ no podía dejar de preocuparse.
¿Iría Chad en serio? ¿De verdad olvidaría sus días de playboy para hacer feliz a Emma o sencillamente quería un romance y no tenía intención de casarse? Era un hombre muy rico y se movía en un círculo social completamente diferente al de su hermana.
¿Aquello sería real o una simple aventura?
–¿Habéis fijado una fecha para la boda?
Emma negó con la cabeza.
–Lo haremos cuando volvamos a Dallas. Ahora mismo está muy preocupado por ese contrato.
El corazón de _________ dio un vuelco dentro del pecho. Pero no sabía si era por la preocupación sobre las intenciones de Chad o sobre el contrato del que dependía el futuro de la empresa Russell. Porque cuando pensaba en las razones por las que estaban en Moscú, también pensaba en Joe.
Joe Voronov la había ayudado cuando lo necesitaba, la había abrazado mientras lloraba y la había besado de tal forma que casi le suplió que la llevase a su cama...
Pero no era sólo un hombre, era el príncipe Voronov y estaba decidido a destruir la empresa Russell. Y si lo conseguía, también destruiría el futuro de Chad y Emma.
_________ se levantó para abrazar a su hermana.
–Me alegro de que seas feliz y espero que Chad se dé cuenta de la suerte que tiene. Porque si no es así... me lo cargo.
Emma rió, devolviéndole el abrazo.
–No te preocupes por mí. Si hace falta, me lo cargaré yo misma.
–No tengo la menor duda –dijo _________–. Y ahora, tengo que arreglarme para ir a la reunión.
Mientras se desnudaba para meterse en la ducha no podía quitarse de encima un extraño presentimiento. Seguía dolida por la noticia de que Emma estaba enamorada de Chad, pero no era eso.
Era el príncipe Voronov quien la inquietaba porque intuía que era un hombre muy peligroso.
Y no sólo para la empresa Russell sino para ella misma. Deseaba verlo otra vez, aunque lo mejor sería que la ignorase en la reunión, como si no la conociera de nada.
Pero sabía que no lo haría. Lo que no sabía era por qué eso la hacía feliz.
–Debe ser preciosa.
–Tal vez puedas verla algún día.
El corazón de _________ se volvió loco. ¿Estaba flirteando con ella?
No, imposible. Aquel hombre debía salir con estrellas de cine y modelos, no con secretarias tan ingenuas y apocadas que sólo podían admirar a un hombre desde lejos.
–No veo cómo, aunque es muy amable por tu parte. Nos vamos dentro de unos días y san Petersburgo no está en nuestro itinerario.
–¿Piensas volver con tu amante después de lo que te ha hecho?
–Chad Russell es mi jefe, no mi amante –respondió __________, sorprendida.
–¿Ah, sí?
–Sí.
Joe tomó su mano para llevársela a los labios y ella se quedó tan sorprendida que no la apartó.
–Entonces, él se lo pierde. Pero para mí es estupendo.
–No sé por qué. Anoche tuviste una oportunidad y no la aprovechaste –dijo __________.
¿Lo había dicho en voz alta?
La risa de Joe fue totalmente inesperada.
–Cuando te haga mía, maya krasavitsa, no será mientras lloras por otro hombre. :twisted:
Ella se puso colorada hasta la raíz del pelo.
–No estaba llorando por Chad.
Su expresión decía que no la creía y _________ volvió la cabeza para mirar por la ventanilla de nuevo. Maldito fuera por ser tan perceptivo, pensó.
Joe no era nada para ella a pesar de la atracción que sentía por él y cuando la dejase en el hotel no volvería a verlo.
–Creo que tal vez estás enamorada de Chad Russell, aunque no sea tu amante. Y creo que estás amargamente decepcionada al saber que ha elegido a tu hermana y no a ti.
__________ se volvió de nuevo, sorprendida y furiosa.
–¡No sabes de qué estás hablando!
–No soy ciego.
¿Tan transparente era? ¿También lo sabría Chad?, se preguntó.
–Déjeme en paz, príncipe Voronov.
–Joe, por favor –dijo él, irónico.
–Agradezco tu ayuda, pero eso no te da derecho a diseccionar mi vida para divertirte. Tú no sabes nada sobre mí, así que ahórrame las especulaciones.
El coche se detuvo pero ____________ no podía apartar la mirada de aquel hombre. Sus ojos grises no eran fríos como esperaba sino cálidos, como si pudieran ver dentro de su corazón.
–Entonces te pido disculpas –dijo él, después de lo que le pareció una eternidad–. No quería hacerte daño.
La puerta se abrió y _________ se dio cuenta de que habían llegado al hotel. Pero le costaba trabajo apartarse.
La próxima vez que lo viera sería en una reunión de trabajo. Joe no se fijaría en ella... y ella no quería que lo hiciese.
Si Chad supiera que había pasado la noche con el príncipe Voronov, aunque no hubiera habido nada entre ellos, se subiría por las paredes.
Y ella se quedaría sin trabajo.
–Gracias por tu ayuda –volvió a decir, intentando sonreír–. Bueno, supongo que tenemos que despedirnos.
–Ah, pero esto no es una despedida. Volveremos a vernos, _________ Barnes. Nos veremos a menudo, te lo prometo. :twisted:
________ bajó del coche y entró en el vestíbulo del hotel sin mirar atrás. Le ardía la cara a pesar del frío y tuvo que quitarse el abrigo cuando subió al ascensor.
¿Por qué Joseph Voronov la inquietaba tanto? Sí, se habían saltado un par de pasos durante ese encuentro nocturno en la Plaza Roja, pero un beso sólo era un beso, ¿no?
No, definitivamente no lo era. Pero eso no significaba que sus besos fueran extraordinarios. Y además, ¿cómo iba a saberlo ella? Desde luego, no tenía mucho en lo que basarse.
_________ sacó la tarjeta magnética y entró en la habitación que compartía con Emma, intentando disimular su angustia.
–¿Dónde has estado? Estaba preocupadísima por ti.
__________ cerró la puerta y se volvió para mirar a su hermana.
–Lo siento, cariño. No podía dormir y salí a dar un paseo –la mentira salió de su boca con total naturalidad, aunque ella no estaba acostumbrada a mentir. Pero eso era más fácil que contarle la verdad.
Y más seguro, ya que Emma era una charlatana. Sin darse cuenta, le contaría a todo el mundo que había pasado la noche con el presidente de Prospecciones Voronov y ése sería el final de ________ Barnes en la empresa Russell. Estaría en el próximo avión con destino a Dallas, sin referencias y sin trabajo.
Y ni siquiera quería pensar en las repercusiones para Emma y su romance con Chad.
Emma apartó su gloriosa melena rubia, haciendo un puchero de esos a los que ________ estaba acostumbrada.
–Podrías haberme dejado una nota.
–¿Por qué? Tú nunca despiertas antes de las ocho.
Su hermana tuvo el buen juicio de mostrarse arrepentida.
–Pero hoy he despertado antes y, al ver que no estabas en la cama, he estado a punto de llamar a Chad para salir a buscarte.
Déjà vu.
_________ dejó su abrigo sobre el sofá, agradeciendo a la suerte haber vuelto cuando lo hizo. Lo último que necesitaba era que Chad fuese a buscarla.
–Estoy aquí ahora, así que puedes dejar de preocuparte.
–Llevas la misma ropa que ayer –señaló su hermana.
________ se puso colorada.
–Cuando desperté... volví a ponerme la ropa que me había quitado por la noche. Y ahora tengo que ducharme antes de ir a la reunión –casi había llegado al cuarto de baño cuando se volvió para mirarla–. Tú no volviste anoche a la habitación. ¿Dónde estabas?
Su hermana sonrió. Era típico de Emma no preocuparse por nada. Sencillamente, no se le ocurrió que a ella le hubiese preocupado su ausencia. Esperaba que ________ siempre estuviera a su lado, pero no parecía pensar que ella debía hacer lo mismo.
–Estaba con una persona... y creo que estoy enamorada. ___________ tuvo que hacer un esfuerzo para mostrarse calmada, aunque su corazón latía a mil por hora.
–Qué rápido, ¿no? Si lo has conocido en Moscú, no puedes saber nada de ese hombre.
–_________... –empezó a decir Emma, su rostro brillaba de felicidad–. No iba a contártelo de momento porque sabía que te preocuparías, pero es Chad.
Ella parpadeó.
–¿Estás enamorada de Chad? Pero si apenas lo conoces...
–Llevo un mes saliendo con él. ____________ se dejó caer sobre un sillón. Un mes. Un mes de mentiras, de engaños. Ahora entendía por qué Chad no le había pedido que enviase flores y regalos como de costumbre.
Y empezaba a entender por qué la había invitado a comer: para hablar de su hermana.
–No tenía ni idea –dijo por fin.
Emma se arrodilló frente a ella, tomando su mano.
–Lo siento mucho, pero Chad pensaba que tú podrías llevarte un disgusto. Queríamos mantenerlo en secreto hasta que supiéramos lo que sentíamos el uno por el otro.
________ tenía las manos heladas en contraste con las manos cálidas de Emma. Una hermana se llevaba todo el calor mientras la otra estaba fría y vacía. No le parecía justo.
–¿Y un mes te parece tiempo suficiente para saber si estás enamorada? La sonrisa de Emma dejaba claro que estaba convencida.
–A veces, una sabe esas cosas.
A pesar del dolor que eso le producía, ___________ se alegraba al verla tan feliz porque siempre había querido lo mejor para ella. Aunque sólo se llevaban cinco años, a menudo se sentía más como una madre que como una hermana.
Pero la beatífica sonrisa de Emma la preocupaba.
–Yo llevo dos años trabajando para Chad Russell, cariño, y te aseguro que en ese tiempo ha salido con infinidad de mujeres.
–Lo sé, él mismo me lo ha contado. Pero me quiere y está dispuesto a casarse conmigo. (bitch)
El corazón de ________ se rompió en mil pedazos. Hasta ese momento no se había dado cuenta de que había vivido para Emma. ¿Qué haría cuando su hermana se fuera?
¿Y qué podía decir en aquel momento? Emma la miraba con los ojos llenos de esperanza, pero ________ no podía dejar de preocuparse.
¿Iría Chad en serio? ¿De verdad olvidaría sus días de playboy para hacer feliz a Emma o sencillamente quería un romance y no tenía intención de casarse? Era un hombre muy rico y se movía en un círculo social completamente diferente al de su hermana.
¿Aquello sería real o una simple aventura?
–¿Habéis fijado una fecha para la boda?
Emma negó con la cabeza.
–Lo haremos cuando volvamos a Dallas. Ahora mismo está muy preocupado por ese contrato.
El corazón de _________ dio un vuelco dentro del pecho. Pero no sabía si era por la preocupación sobre las intenciones de Chad o sobre el contrato del que dependía el futuro de la empresa Russell. Porque cuando pensaba en las razones por las que estaban en Moscú, también pensaba en Joe.
Joe Voronov la había ayudado cuando lo necesitaba, la había abrazado mientras lloraba y la había besado de tal forma que casi le suplió que la llevase a su cama...
Pero no era sólo un hombre, era el príncipe Voronov y estaba decidido a destruir la empresa Russell. Y si lo conseguía, también destruiría el futuro de Chad y Emma.
_________ se levantó para abrazar a su hermana.
–Me alegro de que seas feliz y espero que Chad se dé cuenta de la suerte que tiene. Porque si no es así... me lo cargo.
Emma rió, devolviéndole el abrazo.
–No te preocupes por mí. Si hace falta, me lo cargaré yo misma.
–No tengo la menor duda –dijo _________–. Y ahora, tengo que arreglarme para ir a la reunión.
Mientras se desnudaba para meterse en la ducha no podía quitarse de encima un extraño presentimiento. Seguía dolida por la noticia de que Emma estaba enamorada de Chad, pero no era eso.
Era el príncipe Voronov quien la inquietaba porque intuía que era un hombre muy peligroso.
Y no sólo para la empresa Russell sino para ella misma. Deseaba verlo otra vez, aunque lo mejor sería que la ignorase en la reunión, como si no la conociera de nada.
Pero sabía que no lo haría. Lo que no sabía era por qué eso la hacía feliz.
♫ Laura Jonas ♥
Re: El principe ruso (Joe y tu)
Ahi su capi chicas!!!
Disfrutenlo!!!!!!!!!!
AHHHHHHHH!!!!!!!!!
PASE DE PAGINA!!!!!!!
BAILE DE 5 SEGUNDOS!!!!!!!!!
Disfrutenlo!!!!!!!!!!
AHHHHHHHH!!!!!!!!!
PASE DE PAGINA!!!!!!!
BAILE DE 5 SEGUNDOS!!!!!!!!!
♫ Laura Jonas ♥
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