Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
dieguitos y mafaldas. {novela.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
dieguitos y mafaldas. {novela.
dieguitos y mafaldas. el secreto del éxito en la vida de un hombre está en prepararse para aprovechar la ocasión cuando se presente. ♡ |
Esta es la historia de cómo el esfuerzo y la pasión van de la mano del éxito. Uno cree siempre que al tener pocas posibilidades tiene pocas oportunidades, pero, no es así. El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene. Me llamo Paul Rojas, y vivo en la Boca, Buenos Aires, desde que nací. Aprendí mucho durante mis 62 años. Aprendí que si te ponen el apodo de un jugador de fútbol, ya sos un crack. Aprendí que a las 10:00 de la noche no se puede salir con mucha seguridad por el barrio, viste cómo están las cosas hoy en día. Una lástima, la ciudad de noche, es más linda. Pero también aprendí, la alegría del triunfo. No salí de la Boca por años, hasta que el éxito que tanto esperaba, llamó a mi puerta. Tarde, pero seguro.
Esta es mi historia. No es la gran cosa señores, pero espero, que ayude a completar tú historia.
Esta es mi historia. No es la gran cosa señores, pero espero, que ayude a completar tú historia.
- ficha:
- + título: dieguitos y mafaldas.
+ autor: yo, camille, ceonella.
+ género: comedia y drama, generales.
+ adaptación: no.
+ advertencias: dialecto argentino y capítulos cortos.
+ otras páginas: no.
- hi.:
- camille is hereeee. Bueno esta idea es más diferente no sé, pero la voy a terminar porque es corta jep. Eso, espero que les guste estoy muy contenta con este proyecto que tenía guardado hace bastante y por fin decidí subirlo. Besos por cierto, el título de la novela va por una canción con el mismo nombre, de joaquin sabina. altamente recomendable (?) escúchenla, es muy bonita.
Última edición por ceonella. el Jue 10 Sep 2015, 10:31 pm, editado 1 vez
ceonella.
Re: dieguitos y mafaldas. {novela.
capítulo 001.
Empecemos por La Boca. El mejor lugar de Buenos Aires, ¡de Argentina! Llámenme loco, pero ver a la gente salir de los comentillos, de los bares, bailando tango, yendo a la cancha, es lo mejor que vi en mi vida. La dulzura, el olor a la comida, la música, los colores —específicamente azul y amarillo—, la bella gente, el fútbol, el arte, la cultura, todo hacen que este barrio tenga mi cariño. Mi familia se fue de casa, todos se iban, los conocidos, amigos, familiares, todos. Uno por uno. A estudiar, a trabajar, a vivir en otros barrios o incluso en otros países, pero yo, seguía acá. La gente me conocía por ser muy fiel a mi barrio y a mi club, Boca Juniors. De todas formas, muy pocas veces salía de casa en el día. A comprar, a las ferias de libros o a la cancha.
Desde chiquito mi padre me enseñó muchas cosas. Lo consideraba mi ídolo más grande. Soy el único chico de 4 mujeres más mi madre por eso, mi relación con mi padre era muy unida.
Me gustaba mucho escribir y pintar, cantaba tango a veces pero, el arte y la escritura me volvían loco. Como también el periodismo deportivo, del cual me recibí a los 24 años. Uno de mis únicos logros, que, obviamente, recuerdo con orgullo. Toda mi familia disfrutaba de sus trofeos, de sus placas directivas, aplausos de los demás, pero yo, con 62 años, aún no daba una vuelta olímpica conmigo mismo. El secreto del éxito en la vida de un hombre está en prepararse para aprovechar la ocasión cuando se presente. De todas formas, soy feliz. Bastante. La gente me saluda y me desea un buen día, a lo que yo respondo con una sonrisa y lindas palabras.
Mi mujer falleció hace tres años. La hermosísima Magdalena. La más linda de mi escuela. Conocida por su tango y su voz en todo Buenos Aires, y claro, por sus ojos verdes muy, muy, bellos. Con ella tuve a mis tres hijos. Sebastian, Adrian y Lionel, que hoy, triunfan. Tengo unos bellísimos nietos, y me hacen feliz. ¿Los llevé a la cancha? ¡Pero claro que sí!
La luz de la luna —una de las pocas luces que iluminaban mi pequeña y antigua casa— se filtraba por las cortinas de la ventana y daba justo a mi libro. El libro que llené de fotos y relatos de fútbol. Siempre a tardes horas de la noche escribía de Boca, de su equipo, de su historia, de todo. Y me divertía, me emocionaba. Lo hacía casi siempre, y se puede decir que tengo más de 7 libros con estampas, cartas, fotos, recortes, párrafos y párrafos de Boca.
En el tema con la gente, a veces recibía varios insultos, como cualquier persona en el mundo. A veces a los demás les parecía raro que un hombre salga muy poco de su casa para hacer casi siempre lo mismo, o que simplemente haya estado en el mismo barrio desde que dio el primer grito en un hospital. Pero disfruto mucho estar acá, en la Boca. La maravillosa Boca.
Un lugar donde la alegría, la fiesta y el carnaval, son seguidos. Donde en un grito de gol te abrazas con un hombre el cual nunca viste pero sabes que comparte un mismo sentimiento, ser hincha de Boca. Cuando las cosas van mal, uno es ayudado hasta el último grano de arena. El apoyo y el amor en este barrio es gigante, casi como su gente, que es una maravilla. Y digo todo esto de mi querida casa, por esta misma razón, es mi casa, mi familia. El único lugar que sé que puedo estar, pasen las cosas que pasen. Acá, tenés techo, por más que no puedas pagarlo. ¿Por qué? Porque acá tenés familia, tenés gente que te va ayudar, tenés, amor.
Desde chiquito mi padre me enseñó muchas cosas. Lo consideraba mi ídolo más grande. Soy el único chico de 4 mujeres más mi madre por eso, mi relación con mi padre era muy unida.
Me gustaba mucho escribir y pintar, cantaba tango a veces pero, el arte y la escritura me volvían loco. Como también el periodismo deportivo, del cual me recibí a los 24 años. Uno de mis únicos logros, que, obviamente, recuerdo con orgullo. Toda mi familia disfrutaba de sus trofeos, de sus placas directivas, aplausos de los demás, pero yo, con 62 años, aún no daba una vuelta olímpica conmigo mismo. El secreto del éxito en la vida de un hombre está en prepararse para aprovechar la ocasión cuando se presente. De todas formas, soy feliz. Bastante. La gente me saluda y me desea un buen día, a lo que yo respondo con una sonrisa y lindas palabras.
Mi mujer falleció hace tres años. La hermosísima Magdalena. La más linda de mi escuela. Conocida por su tango y su voz en todo Buenos Aires, y claro, por sus ojos verdes muy, muy, bellos. Con ella tuve a mis tres hijos. Sebastian, Adrian y Lionel, que hoy, triunfan. Tengo unos bellísimos nietos, y me hacen feliz. ¿Los llevé a la cancha? ¡Pero claro que sí!
+++
La luz de la luna —una de las pocas luces que iluminaban mi pequeña y antigua casa— se filtraba por las cortinas de la ventana y daba justo a mi libro. El libro que llené de fotos y relatos de fútbol. Siempre a tardes horas de la noche escribía de Boca, de su equipo, de su historia, de todo. Y me divertía, me emocionaba. Lo hacía casi siempre, y se puede decir que tengo más de 7 libros con estampas, cartas, fotos, recortes, párrafos y párrafos de Boca.
En el tema con la gente, a veces recibía varios insultos, como cualquier persona en el mundo. A veces a los demás les parecía raro que un hombre salga muy poco de su casa para hacer casi siempre lo mismo, o que simplemente haya estado en el mismo barrio desde que dio el primer grito en un hospital. Pero disfruto mucho estar acá, en la Boca. La maravillosa Boca.
Un lugar donde la alegría, la fiesta y el carnaval, son seguidos. Donde en un grito de gol te abrazas con un hombre el cual nunca viste pero sabes que comparte un mismo sentimiento, ser hincha de Boca. Cuando las cosas van mal, uno es ayudado hasta el último grano de arena. El apoyo y el amor en este barrio es gigante, casi como su gente, que es una maravilla. Y digo todo esto de mi querida casa, por esta misma razón, es mi casa, mi familia. El único lugar que sé que puedo estar, pasen las cosas que pasen. Acá, tenés techo, por más que no puedas pagarlo. ¿Por qué? Porque acá tenés familia, tenés gente que te va ayudar, tenés, amor.
- hi.:
- los capítulos son cortitos, porque la novela también lo es. Espero que les guste esta pequeña y linda historia que hace mucho quería subir. Besos
ceonella.
Re: dieguitos y mafaldas. {novela.
capítulo 002.
Todavía quedaba tanto por decir y me estaba volviendo loco. A veces la gente me conocía más que por ser un ermitaño obsesionado con el barrio de su localidad, con los animales y con la alegría. Había pensado tanto en abandonar La Boca, incluso abandonar Buenos Aires, pero ni siquiera podía abandonar mi propia casa. Y no estaba tan mal, es más, conmigo mismo me siento bien, y lo tengo claro. Sólo que, a veces me esquivo la idea de probar cosas nuevas, y ya con 62 años, estaba difícil la cuestión.
Quería volver a ser un niño feliz y dulce. No estoy alardeando ¡Ja ja! ¡Claro que no! Pero es así el recuerdo que me da la gente sobre mi infancia, dulce y alegre. Me hace sentir mucho mejor, muchísimo.
Salíamos del parque Lezama y corríamos a la cancha, papá y yo. La Bombonera, latía, no entraba ni un alfiler más y mi viejo lo único que hacía era llorar de la alegría, al igual que yo, que decidí acompañar sus lágrimas después del segundo tiempo. Soy fanático de Boca tanto como mi viejo, porque gracias a él lo soy, claramente. Se puede decir que, mi padre construyó parte de mi infancia de la manera más hermosa e inocente jamás antes vista.
El hombre más inteligente, respetuoso, cariñoso y feliz, que haya pisado la tierra. En mi opinión, claro, y la de los que conocían al fabuloso Gustavo Rojas. Falleció, de cáncer, hace ya varios años, pero el recuerdo sigue presente.
Pudo conocer a sus nietos, pero no a los hijos de estos. Papá amaba a mis hijos, y a los hijos de mis hermanos, mis sobrinos. Papá amaba todo.
Para mí, vivir una infancia —y básicamente toda una vida— en La Boca, fue un sueño, es y lo será.
Uno de mis recuerdos más presentes como un niño, fue cuando la policía nos siguió a mí, y a Cacho, mi mejor amigo. Qué barbaridad, ¡muy locos para tener 5 años!
La anécdota comienza con dos jóvenes muy, pero muy, enfadados. Independiente se había llevado un partido contra Boca, y estos dos hinchas querían, venganza. Corrieron hasta la parada de colectivo más cercana, y se adentraron a Avellaneda, uno de los barrios más fríos según estos pequeños. Llegaron a la cancha del Rojo, no del todo entusiasmados pero si emocionados, llenos por la adrenalina y la rebeldía. No podían entrar al club, claro, pero con la mano de Cacho, el querido Paul pudo subir por los —en ese momento— pobres alambrados. Sí, mi mejor amigo me hizo, aunque no se crea, un escaloncito artificial con las manos y yo, que era obseso, muy obseso, pude trepar y adentrarme a la cancha, que sí, estaba fría ¡Ja ja!
Luego de varios intentos, ambos estaban dentro, para, destruir todo. Y no fue así, los jugadores en pleno entrenamiento y las pelotas totalmente originales resaltaban en la cancha, por lo que lo nuestros ojos fueron a parar a eso, sólo a eso. ¿Y la policía? Nos comenzó a correr, era justo pues, dos nenes dentro de un lugar el cual no les correspondía, tenían que ser echados. Llegas a hacer esto ahora, y los milicos no te dejan ni ir a ver un partido. Pero, era una idea, inocente. Eramos nenes, sí, nenes ¡Ja ja! Corrimos y corrimos por Avellaneda gritando que Racing —el eterno rival de Independiente— era campeón y rey del barrio, cosa que a los policías hinchas del diablo, les molestó más.
Cuando por fin, sanos y salvos en La boca, fuimos a las afueras de caminito, a patear la pelota, tomar una coca o comer caramelos. La risa que teníamos en ese momento, ¡incomparable! Se puede decir que también tuve una infancia, traviesa.
Otro recuerdo presente, es de la gente que te conocía de pequeño y te cuidaba como a un hijo más. Don Ricardo, dueño de un bar, me invitaba a tomar jugo y ver los partidos del torneo junto a él.
Esther, la mamá de Cacho, dueña de una tienda de ropa de Tango, me dejaba disfrazarme para actos escolares, y también me permitía jugar dentro del local.
Cifón, un payaso que pasaba horas y horas en la calle haciendo reír a los demás, me pedía ayuda con los chistes. Claro que estos mismos eran, pésimos.
Pepe, un peronista muy loco me dejaba una tanda y tanda de libros. Mamá decía que gracias a él, tengo bastante cultura general.
Y después, Diegote. Así le decían, en referencia a, Maradona. Obviamente a Diegote lo conocí cuando Maradona ya había levantado la copa para los Argentinos, y también, consiguió ese apodo desde que Diego Armando Maradona pateó una pelota. Yo para ese entonces era un adolescente, pero cuando Diegote era Diego, cuidaba de mi, todo el tiempo.
Pero por último, mi mayor enemigo, pero a la vez amigo. ¡Ja! Sí, Martin, Martin Cambiassi, un pibe mitad italiano mitad francés que se hacía el guapo en Nuñez, y para colmo, de River. Un fantasma, pero gran persona.
Al principio nos odiábamos. Nacimos el mismo año, tenemos la misma edad. Martin venía a mi maravillosa Boca, a romper todo. Lo invitaba a una heladería, y rompía los vasos, lo llevaba a un potrero y pinchaba la pelota. Maldito destructivo. Era mi amigo y lo sigue siendo sí señor. Nunca entendí como nos llevábamos bien después de todo. Él me llevaba a Nuñez y yo no rompía ni un escarba dientes. Nos juntábamos a cenar cada Martes, porque ambos jugábamos en un equipito de Palermo, Capital. Fue ahí donde lo conocí. Se podría decir que es mi fiel y mejor amigo, después de Cacho, obviamente señores. ¿Ahora? Vive en Bariloche, junto a su familia, cual es integrada por cinco nenes, es feliz, muy feliz. Y eso me hace feliz a mi, que las personas que me importan, sean felices.
Quería volver a ser un niño feliz y dulce. No estoy alardeando ¡Ja ja! ¡Claro que no! Pero es así el recuerdo que me da la gente sobre mi infancia, dulce y alegre. Me hace sentir mucho mejor, muchísimo.
Salíamos del parque Lezama y corríamos a la cancha, papá y yo. La Bombonera, latía, no entraba ni un alfiler más y mi viejo lo único que hacía era llorar de la alegría, al igual que yo, que decidí acompañar sus lágrimas después del segundo tiempo. Soy fanático de Boca tanto como mi viejo, porque gracias a él lo soy, claramente. Se puede decir que, mi padre construyó parte de mi infancia de la manera más hermosa e inocente jamás antes vista.
El hombre más inteligente, respetuoso, cariñoso y feliz, que haya pisado la tierra. En mi opinión, claro, y la de los que conocían al fabuloso Gustavo Rojas. Falleció, de cáncer, hace ya varios años, pero el recuerdo sigue presente.
Pudo conocer a sus nietos, pero no a los hijos de estos. Papá amaba a mis hijos, y a los hijos de mis hermanos, mis sobrinos. Papá amaba todo.
Para mí, vivir una infancia —y básicamente toda una vida— en La Boca, fue un sueño, es y lo será.
+++
Uno de mis recuerdos más presentes como un niño, fue cuando la policía nos siguió a mí, y a Cacho, mi mejor amigo. Qué barbaridad, ¡muy locos para tener 5 años!
La anécdota comienza con dos jóvenes muy, pero muy, enfadados. Independiente se había llevado un partido contra Boca, y estos dos hinchas querían, venganza. Corrieron hasta la parada de colectivo más cercana, y se adentraron a Avellaneda, uno de los barrios más fríos según estos pequeños. Llegaron a la cancha del Rojo, no del todo entusiasmados pero si emocionados, llenos por la adrenalina y la rebeldía. No podían entrar al club, claro, pero con la mano de Cacho, el querido Paul pudo subir por los —en ese momento— pobres alambrados. Sí, mi mejor amigo me hizo, aunque no se crea, un escaloncito artificial con las manos y yo, que era obseso, muy obseso, pude trepar y adentrarme a la cancha, que sí, estaba fría ¡Ja ja!
Luego de varios intentos, ambos estaban dentro, para, destruir todo. Y no fue así, los jugadores en pleno entrenamiento y las pelotas totalmente originales resaltaban en la cancha, por lo que lo nuestros ojos fueron a parar a eso, sólo a eso. ¿Y la policía? Nos comenzó a correr, era justo pues, dos nenes dentro de un lugar el cual no les correspondía, tenían que ser echados. Llegas a hacer esto ahora, y los milicos no te dejan ni ir a ver un partido. Pero, era una idea, inocente. Eramos nenes, sí, nenes ¡Ja ja! Corrimos y corrimos por Avellaneda gritando que Racing —el eterno rival de Independiente— era campeón y rey del barrio, cosa que a los policías hinchas del diablo, les molestó más.
Cuando por fin, sanos y salvos en La boca, fuimos a las afueras de caminito, a patear la pelota, tomar una coca o comer caramelos. La risa que teníamos en ese momento, ¡incomparable! Se puede decir que también tuve una infancia, traviesa.
+++
Otro recuerdo presente, es de la gente que te conocía de pequeño y te cuidaba como a un hijo más. Don Ricardo, dueño de un bar, me invitaba a tomar jugo y ver los partidos del torneo junto a él.
Esther, la mamá de Cacho, dueña de una tienda de ropa de Tango, me dejaba disfrazarme para actos escolares, y también me permitía jugar dentro del local.
Cifón, un payaso que pasaba horas y horas en la calle haciendo reír a los demás, me pedía ayuda con los chistes. Claro que estos mismos eran, pésimos.
Pepe, un peronista muy loco me dejaba una tanda y tanda de libros. Mamá decía que gracias a él, tengo bastante cultura general.
Y después, Diegote. Así le decían, en referencia a, Maradona. Obviamente a Diegote lo conocí cuando Maradona ya había levantado la copa para los Argentinos, y también, consiguió ese apodo desde que Diego Armando Maradona pateó una pelota. Yo para ese entonces era un adolescente, pero cuando Diegote era Diego, cuidaba de mi, todo el tiempo.
Pero por último, mi mayor enemigo, pero a la vez amigo. ¡Ja! Sí, Martin, Martin Cambiassi, un pibe mitad italiano mitad francés que se hacía el guapo en Nuñez, y para colmo, de River. Un fantasma, pero gran persona.
Al principio nos odiábamos. Nacimos el mismo año, tenemos la misma edad. Martin venía a mi maravillosa Boca, a romper todo. Lo invitaba a una heladería, y rompía los vasos, lo llevaba a un potrero y pinchaba la pelota. Maldito destructivo. Era mi amigo y lo sigue siendo sí señor. Nunca entendí como nos llevábamos bien después de todo. Él me llevaba a Nuñez y yo no rompía ni un escarba dientes. Nos juntábamos a cenar cada Martes, porque ambos jugábamos en un equipito de Palermo, Capital. Fue ahí donde lo conocí. Se podría decir que es mi fiel y mejor amigo, después de Cacho, obviamente señores. ¿Ahora? Vive en Bariloche, junto a su familia, cual es integrada por cinco nenes, es feliz, muy feliz. Y eso me hace feliz a mi, que las personas que me importan, sean felices.
- hi.:
- este es un cap sobre sus mejores relaciones y su infancia en el barrio. Espero que les guste, la verdad que este proyecto me gusto bastante so eso besos
ceonella.
Re: dieguitos y mafaldas. {novela.
capítulo 003.
Hoy saldría, a reencontrarme con todos mis amigos. En si, muchos habían salido de La Boca, por lo tanto, hoy también yo saldría. Por primera vez después de tanto tiempo. Mi recuerdo sobre el camino de ida a otros barrios y el camino de vuelta a La Boca era muy leve, se puede decir que tengo escasa memoria de los demás barrios porteños.
Le avisé a mis hijos, ellos estaban emocionados pero a la vez preocupadísimos. ¿Por qué? Temían que su viejo se perdiera en el centro, y eso era un 97% posible. Sebastían se ofreció, muy animado, a acompañarme. Tomaría el auto y me llevaría por todas las casas —obviamente investigué sobre dónde estaban— de mis antiguos amigos. Muchos de ellos fallecieron, o simplemente nos los pude contactar, pero el primero en la lista, era el valiente Cacho.
Adrian “Cacho” Rival, nacido en Belgrano pero vivió desde los 3 años en la Boca, mi maravillosa Boca. Cacho siempre tenía similitudes con el jugador Tevez, el jugador del pueblo ¡señores! Le gustaba mucho la pelota, hincha de Boca tanto como hincha del Pincha —a lo que considero muy pecho frío de su parte— y ama bailar. Un joven muy revoltoso en su adolescencia e infancia, muy humilde y buena persona. En mi opinión, la mejor persona que he conocido en mi vida.
Su casa se encontraba en Belgrano, en la calle Blanco Encalada. Estaba contento, muy contento de volver a verlo. Lo había visto hace dos meses aproximadamente, el contacto seguía y eso me mantenía feliz, pero quería volver a estar con él.
Sebastían me llevo hasta la puerta de la casa, y sí, era su casa. Colorida, de madera y con rejas de color azul. Una casa muy pero muy alegre, como él. Baje del auto y me dispuse a tocar el timbre, esperando ansiosamente. Luego de, tal vez, cinco minutos, salió una jovencita de cabello rubio y pecas, muchas pecas. Tenía la apariencia de una niña de 10 años. Me atendió muy alegre y me reconoció como “un hombre que aparece en las fotos de papá”. Sí, esta niña era su hija. Milagros Rival, una “cachita”.
Al entrar a su casa, salió un hombre con una camiseta de Creedence, un gorro bastante viejo, y pantalones de buso. Ese era mi querido amigo Cacho. Corrí —como mis piernas me lo permitieron— y lo abracé, después de meses volví sentirme como un joven de 5 años corriendo de la policía
Pase bastante tiempo fuera de La Boca. Volví con Sebastian y Cacho a Avellaneda para volver al lugar donde ocurrió una de nuestras aventuras más descabelladas. Luego, me enteré de que la mamá de mi amigo, Esther, había fallecido hace un mes, lo cual me sorprendió mucho. Era una mujer muy fuerte y decidida. Para la tarde, con Cacho fuimos hasta lo de Diegote que por cierto, está muy viejo. Reímos y bromeamos en la casa de Diego y yo les conté cómo esta mi querida Boca.
Antes de anochecer, fuimos con Cifón, que tiene su casa hecha un desastre llena de recorte de Boca Juniors y de muchos papeles de abogados, sí, el payaso del barrio es abogado.
Por último pero no menos importante, volvimos los cuatro con mi hijo a mi casa, a La Boca. Sebastían durante todo el viaje, nos avisó que tenía una sorpresa, en las afueras de la Bombonera. Y cuando llegamos, ahí estaba el tipo más pecho frío y fantasma del mundo, pero a la vez, el tipo más amigable, simpático y gracioso de la historia. Nuestro querido amigo Martin, ¡Tincho! Corrimos todos a abrazarlo, y él sonriente nos correspondió. Estábamos juntos, todos, después de tanto tiempo.
De todas formas, descubrí que sin mis amigos, no soy nada. Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere. La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas. La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad. Sí, tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo. ¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo? Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos. Los amigos son parte del éxito que tanto buscamos. Papá me enseñó a cuidar a los amigos tanto como me cuido yo y cuido a mi familia. Un padre es un tesoro, un hermano es un consuelo: un amigo es ambos.
Por suerte, tengo memoria y pude recordar a cada una de las personas importantes en mi vida. Ellos mismos me enseñaron hoy que a pesar de tener 62 años, tengo mucho por delante. Decidí por fin, ponerme delante de mis ojos para ver. Me enseñaron que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado. Iba a seguir por mi barrio, por mi familia, mis amigos, y por mi propio yo. Por fin.
Le avisé a mis hijos, ellos estaban emocionados pero a la vez preocupadísimos. ¿Por qué? Temían que su viejo se perdiera en el centro, y eso era un 97% posible. Sebastían se ofreció, muy animado, a acompañarme. Tomaría el auto y me llevaría por todas las casas —obviamente investigué sobre dónde estaban— de mis antiguos amigos. Muchos de ellos fallecieron, o simplemente nos los pude contactar, pero el primero en la lista, era el valiente Cacho.
Adrian “Cacho” Rival, nacido en Belgrano pero vivió desde los 3 años en la Boca, mi maravillosa Boca. Cacho siempre tenía similitudes con el jugador Tevez, el jugador del pueblo ¡señores! Le gustaba mucho la pelota, hincha de Boca tanto como hincha del Pincha —a lo que considero muy pecho frío de su parte— y ama bailar. Un joven muy revoltoso en su adolescencia e infancia, muy humilde y buena persona. En mi opinión, la mejor persona que he conocido en mi vida.
Su casa se encontraba en Belgrano, en la calle Blanco Encalada. Estaba contento, muy contento de volver a verlo. Lo había visto hace dos meses aproximadamente, el contacto seguía y eso me mantenía feliz, pero quería volver a estar con él.
Sebastían me llevo hasta la puerta de la casa, y sí, era su casa. Colorida, de madera y con rejas de color azul. Una casa muy pero muy alegre, como él. Baje del auto y me dispuse a tocar el timbre, esperando ansiosamente. Luego de, tal vez, cinco minutos, salió una jovencita de cabello rubio y pecas, muchas pecas. Tenía la apariencia de una niña de 10 años. Me atendió muy alegre y me reconoció como “un hombre que aparece en las fotos de papá”. Sí, esta niña era su hija. Milagros Rival, una “cachita”.
Al entrar a su casa, salió un hombre con una camiseta de Creedence, un gorro bastante viejo, y pantalones de buso. Ese era mi querido amigo Cacho. Corrí —como mis piernas me lo permitieron— y lo abracé, después de meses volví sentirme como un joven de 5 años corriendo de la policía
+++
Pase bastante tiempo fuera de La Boca. Volví con Sebastian y Cacho a Avellaneda para volver al lugar donde ocurrió una de nuestras aventuras más descabelladas. Luego, me enteré de que la mamá de mi amigo, Esther, había fallecido hace un mes, lo cual me sorprendió mucho. Era una mujer muy fuerte y decidida. Para la tarde, con Cacho fuimos hasta lo de Diegote que por cierto, está muy viejo. Reímos y bromeamos en la casa de Diego y yo les conté cómo esta mi querida Boca.
Antes de anochecer, fuimos con Cifón, que tiene su casa hecha un desastre llena de recorte de Boca Juniors y de muchos papeles de abogados, sí, el payaso del barrio es abogado.
Por último pero no menos importante, volvimos los cuatro con mi hijo a mi casa, a La Boca. Sebastían durante todo el viaje, nos avisó que tenía una sorpresa, en las afueras de la Bombonera. Y cuando llegamos, ahí estaba el tipo más pecho frío y fantasma del mundo, pero a la vez, el tipo más amigable, simpático y gracioso de la historia. Nuestro querido amigo Martin, ¡Tincho! Corrimos todos a abrazarlo, y él sonriente nos correspondió. Estábamos juntos, todos, después de tanto tiempo.
De todas formas, descubrí que sin mis amigos, no soy nada. Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere. La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas. La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad. Sí, tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo. ¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo? Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos. Los amigos son parte del éxito que tanto buscamos. Papá me enseñó a cuidar a los amigos tanto como me cuido yo y cuido a mi familia. Un padre es un tesoro, un hermano es un consuelo: un amigo es ambos.
Por suerte, tengo memoria y pude recordar a cada una de las personas importantes en mi vida. Ellos mismos me enseñaron hoy que a pesar de tener 62 años, tengo mucho por delante. Decidí por fin, ponerme delante de mis ojos para ver. Me enseñaron que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado. Iba a seguir por mi barrio, por mi familia, mis amigos, y por mi propio yo. Por fin.
ceonella.
Re: dieguitos y mafaldas. {novela.
capítulo 004.
Hace unos días les propuse a mis tres hijos que me acompañaran a una editorial, quería prepara una historia muy linda que tenía en mente. Y es que me estaba volviendo viejo y aún no había logrado algo que me volviera loco recordarlo.
Si bien me resiví, y disfruté de mis estudios, pero por alguna razón, aún me sentía vacío. Si sientes que tu corazón esta vacío, pues no tienes derecho a sentir otra cosa. Porque el corazón merece estar lleno. Como una caja de juguetes. Una muy importante.
Era momento de empezar, y no iba a parar por más que lleve en mi espalda 62 años. Decidido. Tomé el colectivo para irme a Palermo. una jovencita sedó su lugar y me lo dejó, al que accedí y agradecí con mucho gusto. Saludé a muchas personas y a medida que pasaba el viaje, conocí a personajes que cambiaron, tal vez, mi forma de pensar.
Pensé que el viaje iba a ser abrumador, ya que no salía de mi barrio por años. Pero no fue así, fue un sentimiento muy lindo. Sentir la brisa, mirar todo el camino por la ventana, estar en otro barrio y no en mi linda Boca siempre. Sonreír, y nada más.
Había pasado uno de mis temores. El de salir y pensar que no volvería jamás por algún accidente, pero por ahora iba todo bien. Aquél que no es lo suficientemente valiente como para tomar riesgos no logrará nada en la vida. El peor de todos los pasos es el primero. Cuando estamos listos para una decisión importante, todas las fuerzas se concentran para evitar que sigamos adelante. Ya estamos acostumbrados a esto. Es una vieja ley de la física: romper la inercia es difícil. Como no podemos cambiar la física, concentremos la energía extra y a si conseguiremos dar el primer paso. Después el camino mismo ayuda. El miedo a fracasar, duerme nuestro sueño.
Llevé mis ideas a la editorial. Me habían contado que buscaban alguien en especial, un escritor. Uno que sepa, que tenga ideas originales, nuevas. Y quería intentar algo que nunca haya hecho, algo que tenía en la cabeza durante toda mi adolescencia y adultez. Triunfar en la escritura.
Cuando nuestros sueños viejos vuelven a meterse dentro de nuestras cabezas y vuelven a tener ese brillo cuando los soñábamos, pues, piden que los cumplas, y será mejor no esperar más.
Tenía tantos sueños que brillaban dentro de mi alma, corazón y cabeza. Pero hay veces que siento que es hora de apagar la luz y dormir. Ese pensamiento tenía que irse pronto. Los sueños siempre deben brillar, porque iluminan el alma.
Pasaban los días y sentí el fracaso en el techo de mi vieja casa. No había salido más que a revisar el correo para fijarme si mis ideas habían sido de agrado. Mandaba a hacer las compras a uno de mis hijos, y mi depresión corría por las venas. Seré viejito, pero tengo sentimientos vivos aún.
Unos de estos días, Miércoles para ser exactos, tocaron la puerta a una velocidad grande. Me levanté asustado y corrí a abrir, para saber que sucedía. Mis tres hijos, con unas sonrisas de oreja a oreja. ¿Qué estaba pasando?
—Papá.. tenemos algo que decirte.—
—¿Qué pasa chicos? ¡Entren entren y me dicen!—hice que pasaran ya que las ganas de saber y el frío que hacía eran grandes.
—Bueno.. ¡te vas a Europa! ¡Amaron tus ideas! ¡Papá vas a ser escritor!—y desde entonces volví a sentir ese sentimiento de gloria, de alegría, de admiración, en donde no te importa nada, sólo festejar. Al fin uno de mis sueños se iba a hacer realidad.
Los cuatro nos abrazamos y reímos, hace tanto que no vi que la sonrisa de uno, sea la de muchos.
Si bien me resiví, y disfruté de mis estudios, pero por alguna razón, aún me sentía vacío. Si sientes que tu corazón esta vacío, pues no tienes derecho a sentir otra cosa. Porque el corazón merece estar lleno. Como una caja de juguetes. Una muy importante.
Era momento de empezar, y no iba a parar por más que lleve en mi espalda 62 años. Decidido. Tomé el colectivo para irme a Palermo. una jovencita sedó su lugar y me lo dejó, al que accedí y agradecí con mucho gusto. Saludé a muchas personas y a medida que pasaba el viaje, conocí a personajes que cambiaron, tal vez, mi forma de pensar.
Pensé que el viaje iba a ser abrumador, ya que no salía de mi barrio por años. Pero no fue así, fue un sentimiento muy lindo. Sentir la brisa, mirar todo el camino por la ventana, estar en otro barrio y no en mi linda Boca siempre. Sonreír, y nada más.
Había pasado uno de mis temores. El de salir y pensar que no volvería jamás por algún accidente, pero por ahora iba todo bien. Aquél que no es lo suficientemente valiente como para tomar riesgos no logrará nada en la vida. El peor de todos los pasos es el primero. Cuando estamos listos para una decisión importante, todas las fuerzas se concentran para evitar que sigamos adelante. Ya estamos acostumbrados a esto. Es una vieja ley de la física: romper la inercia es difícil. Como no podemos cambiar la física, concentremos la energía extra y a si conseguiremos dar el primer paso. Después el camino mismo ayuda. El miedo a fracasar, duerme nuestro sueño.
+++
Llevé mis ideas a la editorial. Me habían contado que buscaban alguien en especial, un escritor. Uno que sepa, que tenga ideas originales, nuevas. Y quería intentar algo que nunca haya hecho, algo que tenía en la cabeza durante toda mi adolescencia y adultez. Triunfar en la escritura.
Cuando nuestros sueños viejos vuelven a meterse dentro de nuestras cabezas y vuelven a tener ese brillo cuando los soñábamos, pues, piden que los cumplas, y será mejor no esperar más.
Tenía tantos sueños que brillaban dentro de mi alma, corazón y cabeza. Pero hay veces que siento que es hora de apagar la luz y dormir. Ese pensamiento tenía que irse pronto. Los sueños siempre deben brillar, porque iluminan el alma.
+++
Pasaban los días y sentí el fracaso en el techo de mi vieja casa. No había salido más que a revisar el correo para fijarme si mis ideas habían sido de agrado. Mandaba a hacer las compras a uno de mis hijos, y mi depresión corría por las venas. Seré viejito, pero tengo sentimientos vivos aún.
Unos de estos días, Miércoles para ser exactos, tocaron la puerta a una velocidad grande. Me levanté asustado y corrí a abrir, para saber que sucedía. Mis tres hijos, con unas sonrisas de oreja a oreja. ¿Qué estaba pasando?
—Papá.. tenemos algo que decirte.—
—¿Qué pasa chicos? ¡Entren entren y me dicen!—hice que pasaran ya que las ganas de saber y el frío que hacía eran grandes.
—Bueno.. ¡te vas a Europa! ¡Amaron tus ideas! ¡Papá vas a ser escritor!—y desde entonces volví a sentir ese sentimiento de gloria, de alegría, de admiración, en donde no te importa nada, sólo festejar. Al fin uno de mis sueños se iba a hacer realidad.
Los cuatro nos abrazamos y reímos, hace tanto que no vi que la sonrisa de uno, sea la de muchos.
ceonella.
Temas similares
» *Necesito Chicas Para Novela URGENTEMENTE*Resultados puestos y link de novela
» Se busca una escritora con la que se pueda escribir una novela de lo que sea (búsqueda de tema de novela).
» Secuestrada (Niall Horan y Tú) (Terminada)
» Quiero tocarte. (Niall y tu) (Erótica) (INSCRIPCIONES CERRADAS).
» Stoker(novela Harry Styles y tu) mi primera novela
» Se busca una escritora con la que se pueda escribir una novela de lo que sea (búsqueda de tema de novela).
» Secuestrada (Niall Horan y Tú) (Terminada)
» Quiero tocarte. (Niall y tu) (Erótica) (INSCRIPCIONES CERRADAS).
» Stoker(novela Harry Styles y tu) mi primera novela
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.