The Avengers: Redemption |Steve Rogers y tu|

 

Durante años había vivido engañada, obligada inconscientemente a robar, matar y vengar a aquellas personas con las que llevaba catorce años trabajando codo con codo creyendo que lo que hacían eran actos nobles, creyendo que trabajaba para una compañía que se dedicaba a hacer el bien cuando la verdad que durante tanto tiempo había estado oculta a sus ojos era que colaboraba con Roxxon, una empresa propiedad de Alexander Lukin, quien fue el hombre que la salvo, le dio un hogar y un techo y ¿a cambio de qué? A cambio de implantar dolor en personas inocentes, a cambio de hacer cosas que ante la leí serian completamente ilícitas, pero ante todo habían sido los responsables de los cambios genéticos en su cuerpo.
 
 

Ahora Roxanne Gold, más conocida como Pájaro Cantor está decidida a vengarse de aquellos que le mintieron y traicionaron su confianza y para ello encontrara la ayuda necesaria de la mano de S.H.I.E.L.D. y sus vengadores. Aunque la joven de 19 años se encuentra un poco reacia ante la idea de entrar a formar parte del equipo de héroes pronto cambiara de idea cuando se dé cuenta de que Nick Fury es el único que puede ayudarla a hallar respuestas. Motivada a dejar a un lado su oscuro pasado y convertirse en una mejor persona Roxanne luchara y encontrara el amor justo con quien menos pensaba, el mítico Capitán América quien desde un principio rechazara la idea de que la chica entre a formar parte del equipo debido a su pasado como delincuente, pero ella se ganara su confianza y le demostrara que no es la clase de persona que él creía.

El final de una etapa

Instituto Smithsonian, Washington –  11:58:02 a.m. 
  
En medio de la noche, escondida en la posición que me asignó Kane, el jefe de equipo hace unas horas atrás, mi mente solo podía imaginar las mil y un maneras en las que esta noche las cosas podrían acabar mal, pero ¿Por qué tenía que ser tan pesimista? Había hecho esto muchas veces atrás concretamente desde que tenía 8 años, muchas cosas habían cambiado desde entonces, demasiadas me atrevería a decir pero no las suficientes como para que estuviera en cualquier lugar excepto aquí, a tan solo sesenta y ocho segundo para entrar en acción, sesenta y ocho segundos que parecían ser los más largos de mi vida y ¿Por qué? 
  
Sencillamente porque estaba a punto de colarme dentro del instituto Smithsonian a robar el Hope Azul, uno  de los diamantes más importantes del mundo, no es que tuviera miedo, antes podría haber hecho esto con los ojos cerrados y ni tan si quiera me habría temblado el pulso, ¿la diferencia? Que  antes pensaba que estaba en el bando correcto. 
  
Desde que mi madre murió cuando tenía cinco años tuve que arreglármelas yo sola para sobrevivir, dormía en las calles, comía lo que robaba o simplemente aquello que la gente me daba por caridad, pero un maldito día mi vida cambio. 
  
  
Flashback: 14 años atrás. 
  
Solo podía sentir sus dedos alrededor de mi muñeca y como tiraban de mi arrastrándome al interior del callejón. Aunque tenía ocho años era lo suficientemente madura como para saber que una niña de mi edad no debería andar por lugares como ese en medio de la noche, pero tenía hambre y si quería ir a la frutería que había al otro lado de la avenida  debía pasar por ahí, llevaba dos día son probar bocado y aunque le había prometido al señor McAlister que no volvería a entrar en su tienda a robar el hambre había podido conmigo. Y ahora justo cuando estaba a punto de salir de aquel repugnante callejón que apestaba a cloaca, algo que podría ser perfectamente un cristal me golpeo en la cabeza haciendo que cayera al suelo de rodillas. 
  
Intente levantarme pero una mano extraña me ayudo y  justo cuando iba a darle las gracias aquel desconocido empezó a tirar de mi hacia las profundidades del callejón. Intente poner resistencia, pero ¿Qué podía hacer una niña al lado de una orangután como ese? 
  
Ese hombre debía tener unos cuarenta años bien entrados y una barba incipiente con bastantes canas, estaba asustada y aturdida pero no empecé a temer por mi vida hasta que el extraño hombre con olor a alcohol empezó a toquetearme por todas partes, comencé a llorar e intente gritar pero nuevamente me golpeo, esta vez fue su puño el que impacto contra mi rostro. Mi llanto era desgarrador y creía que iba a morir porque estaba ahogándome a causa de que ese salvaje estaba apretando mi garganta con sus manos. 
  
Comencé a toser, la vista se me nublo y poco a poco mis ojos se iban cerrando pero no antes de ver como cuatro hombres vestidos de negro me sacaban de encima al orangután y lo golpeaban mientras que un hombre con una bata blanca se acercaba a mí para tomarme en sus brazos y llevarme hacia algún extraño lugar mientras me susurraba al oído: 
  
-          Tranquila pequeña, ahora vas a estar por fin en casa, ya no tienes que temer mas. 
  
En ese momento mis ojos se terminaron cerrando y por alguna razón, por primera vez en mucho tiempo me sentí a salvo. 
  


  



  
Pero ya no era aquella niña ingenua, la vida me había hecho madurar recibiendo un golpe tras otro. Ahí estaba yo, había sido fuerte y había superado cualquier cosa que hubiera intentado acabar conmigo y sin embargo estaba temiendo por mi vida después de tanto tiempo. 
  
-          Kane a pájaro Cantor… Me recibes… 
  
El sonido del walkie me saco de mis pensamientos, era Kane, estaba al mando de la misión solo porque Aleksander Lukin dueño de Roxxon ya no confiaba en mi, sobre todo desde que descubrí que clase de compañía me había dado cobijo y se habían convertido en mi familia, sobretodo el Sr. Lukin quien hasta hace poco era como un padre para mi, ahora solo puedo sentir desprecio por él. Me repugna saber que he sido yo quien le ha hecho ganar dinero destruyendo a gente inocente, robando para engrosar sus cuentas, pero todo eso se acabo. 
  
Mi vida va a cambiar, va a cambiar para mejor. Hice un trato con Lukin al descubrir la verdad, yo le conseguía el diamante detrás del cual llevaba tanto tiempo y a cambio mi vida como matona habría acabado, seria libre, esta era mi última misión, aquí terminaba una parte de mi vida y para ello todo debía salir bien. 
  
-          Maldita sea! Roxanne Gold! Me recibes – volvió a repetir Kane oculto desde su posición. 
  
-          Si, si, aquí pájaro cantor, te recibo. 
  
-          Prepárate en treinta segundos comienza tu billete a hacia la libertad- dijo él con cierto tono de alegría. 
  
-          Estas deseando que me largue para poder ser tu el ojito derecho de Lukin, pero ¿sabes algo? Me importa una mie*rda lo que tú y el hagáis, preocúpate de salvar tu trasero esta noche, yo cojo el diamante, te lo entrego y no te vuelvo a ver jamás, ¿de acuerdo? – espere a recibir una respuesta nada pacifica por su parte pero en lugar de eso solo dijo. 
  
-          Diez, nueve, todos a vuestros puestos! Seis, Cinco, yo tampoco espero verte mas, has sido un grano en mi cu*lo todo este tiempo, dos, uno, ¡cero! 
  
  
Y así es como todo empezó, una nueva vida, aunque no la que yo imaginaba. 

esta novela ya la lei es muy buena, espero tengas el permiso de la autora

El final de una etapa

 DIAS MÁS TARDE
 
 
Os preguntareis que fue de mi, que paso esa noche ¿logre el diamante?, ¿Conseguí dejar Roxxon?, ¿Tengo la vida que quería?... Las respuestas son:  no, si y no lo sé.
 
Esa noche nada salió como lo planeamos y a causa de ello ahora estoy en S.H.I.E.L.D. Mi  vida apesta, salgo de una ratonera para meterme en otra, soy como un chiste andante, llevo tres días sin salir de una habitación, muy cómoda por cierto, y aunque estoy encerrada es como si no lo estuviera, me están tratando muy bien aunque no puedo dejarme llevar por las apariencias ya lo hice una vez y no ha terminado bien, aunque desde luego debo estar agradecida con Fury de no ser por el hubiera terminado en la cárcel, o en un lugar mucho peor. Probablemente os preguntareis que paso así que…
 
 
 
NOCHE DEL ROBO.
 
Kane había dado la señal, las cinco persona que integrábamos el escuadrón corríamos hacia el interior del instituto Smithsonian y a mí me sudaban las manos. Subí los escalones de dos en dos hasta llegar a la puerta principal, a estas alturas desde la central de Roxxon ya habrían hackeado las cámaras y habrían congelado las imágenes para impedir que fuéramos vistos, así que si los cálculos no me fallaban teníamos cinco minutos exactos para hacernos con el Hope Azul.
 
Los segundos pasaban, la puerta principal se abrió después de que gracias a mis dones abriendo cerraduras la puerta nos dejara vía libre para acceder al interior. Entre ocultándome entre las sombras, me desplazaba por el interior de la estancia con cuidado de no activar ningún sensor, y finalmente después de correr 100 metros más lo vi. Estaba en una vitrina de cristal, a mi parecer era una joya bastante fea, no entendía como algo tan hortera podía tener una valor tan grande, pero mi trabajo no era juzgarlo sino robarlo, así que me puse manos a la obra.
 
Tras varios segundos realizando maniobras conseguí perforar el cristal como toda una experta pero justo cuando iba a cogerlo algo salió mal. Mire hacia atrás y no había nadie. Se suponía que Kane y los otros tres zoquetes deberían estar a mis espaldas y en lugar de eso allí no había nadie,  de repente todo encajo. Me habían tendido una trampa, estaba todo planeado y yo como una boba caí en ella.
 
Lukin quería el diamante, pero si había algo que quería más era deshacerse de mí  y ¿cómo era la mejor manera? Que me pillaran robando un diamante de valor incalculable. En ese momento la alarma comenzó a sonar, ya era demasiado tarde para huir, ahora mismo un grupo de guardias deberían estar corriendo hacia mi posición después de intentar contactar con el que yo acaba de dejar inconsciente. No tenia salida, maldita sea! Me hervía la sangre solo de pensar lo tonta que había sido. Comencé a correr hacia una ventana, las sirenas de la policía podían escucharse desde lo lejos y cada vez estaban más cerca, sin pensar las consecuencias me lance por la ventana cayendo cuatro metros más abajo al exterior del edificio.
Me había torcido el tobillo pero eso no sería nada comparado con lo que me podría suceder si la policía me cogía. Se podía escuchar el revuelo que se había armado en el interior del instituto, gente correr de un lado para otro y entonces cuando  iba a comenzar a correr choque contra un pecho duro como una roca. Alcé los ojos temiéndome lo peor y me encontré con un hombre de tez morena y con un parche cubriendo uno de sus ojos.
 
-Roxanne Gold, llevo mucho tiempo buscándote, ¿vienes conmigo?
 
-Y ¿Por qué tendría que ir yo contigo?
- Por qué soy tu salvación. Y es eso o te entrego a las autoridades.- dijo el sin quitarme la vista de encima, me preguntaba como un hombre con un solo ojos podría intimidar tanto.
- Eso si me atrapas.
 
Pase por su lado corriendo pero rápidamente aparecieron dos hombres impidiéndome el paso.
 
-          Tengo muchos hombres más por el perímetro, escapar no es una opción Roxanne. Sé quién eres, se lo que te han hecho y lo que le hicieron a tu madre, puedo darte respuestas y puedo ayudarte con tu problema, puedo ayudarte a controlar tu poder y sobretodo puedo enseñarte que puedes hacer el bien. ¿Qué me dices?
 
Mire hacia atrás, dos hombres más estaban tras Fury, era cierto, no podía escapar y aunque lo hiciera la policía me atraparía antes de que pudiera llegar muy lejos. Era increíble como yo, que me consideraba tan inteligente había caído en una trampa para personas con coeficiente   -1.
 
-          De acuerdo. Con una condición.
 
-          Habla.- dijo Fury
 
-          Si en cualquier momento quiero abandonar me dejaras hacerlo.- Le tendí la mano para sellar el trato mientras el parecía estar meditando.
 
-          Está bien, necesitamos tu ayuda y ambas partes salimos ganado con esto. De acuerdo.
 
El tomo mi mano y las estrechamos fuertemente indicando que ninguno de los dos iba a dejarse doblegar, en ese momento escuchamos que unas voces se acercaban y nos dimos prisa en huir por un sendero donde unos metros más allá nos esperaba un helicóptero para llevarnos a S.H.I.E.L.D.

¿Empezar desde cero?

 
En ese momento la puerta se abrió  sacándome de mis pensamientos y un apuesto hombre entro seguido de Nick Fury, ambos se pararon frente a mí que seguía tumbada en la cama, solo por educación me puse en pie y espere pacientemente a que hablaran.
 
-          Roxanne te presento al agente Clint Barton, el va ser el encargado de proporcionarte el entrenamiento necesario hasta que la iniciativa Vengadores vuelva a ponerse en marcha.
 
-          Espero que no resultes una pérdida de tiempo pajarito.- Me dijo el tipo que llevaba un carcaj con flechas en la espalda-
 
-          No tientes a la suerte flechas podría derretirte los oídos con solo un sonido.-le mire con la mirada amenazante que tantas veces había practicado frente al espejo y que increíblemente a él no le movió ni un pelo.
 
-          Sí, eso he oído, también solucionaremos tu… este… “problemita”.
 
-          Roxanne - dijo Fury- Para tu entrenamiento viajaras con Ojo de Halcón a Siberia allí recibirás tu entrenamiento y además algunos de nuestros mejores laboratorios trabajaran contigo allí para ayudarte e intentar enseñarte a dominar tu don.
 
-          Lo mío no es un don, es una desgracia!- le grite histérica porque alguien considerara que el que mi voz pudiera infligir dolor, o nublar la vista o muchas cosas más fuera una bendición, en lugar de lo que era, una maldición que Roxxon había implantado en mi cuerpo.
 
-          Como prefieras llamarlo es cosa tuya, prepárate, en una hora sale vuestro helicóptero.- dijo el saliendo de la habitación junto al señor “tu mirada no me intimida”.
 
-          Como si tuviera que hacerme la maleta, ni si quiera os habéis dignado a traerme ropa limpia! ¿Así es como tratáis a las visitas?- Solté un suspiro y me deje caer en la cama pensando en todo aquello que el futuro me deparaba.
 
Jamás hubiera pensado que entraría a formar parte de un grupo de bichos raros que se hacían llamar “Los Vengadores”, menuda chorrada, igualmente no tenía nada mejor que hacer  y había que reconocer que encajaba perfectamente en ese circo porque a rara nadie me ganaba.
 
 
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Trescientos ochenta y un días eran los que llevaba en la central de S.H.I.E.L.D. en Siberia, Trescientos ochenta y un días en los que me había dedicado a formarme sin descanso, Trescientos ochenta y un día eran los que llevaba sin salir del exterior de los muros que hasta ahora habían servido como protección.
 
Desde que llegue a Siberia Fury no me ha visitado ni una sola vez, según el no puede dejar su puesto en los Estados Unidos a menos que sea por pura necesidad, aunque si hemos hablado mediante video trasferencias en las que yo le informo de cómo van mis progresos, fingiendo que no se que sus hombres le informan de todo aquel paso que doy, en especial Ojo de Halcón. La verdad que cuando lo conocí no creí que fuéramos a congeniar demasiado, pero supongo que el hecho de que tenga que verlo día tras día, entrenamiento tras entrenamiento hace que por lo menos nos llevemos bien, teniendo en cuenta que es la única persona con la que tengo relación aquí dentro… Bueno él y Natasha, que es quien toma el relevo cuando Clint tiene que salir en algunas de sus misiones.
 
Recuerdo el primer día que la vi, no me agrado en absoluto, esa mujer estaba contantemente al acecho, por no hablar de la gran soberbia que posee sobre sus hombros, pero ahora sé que tiene razones para creerse invencible porque prácticamente lo es. Pocos días más tarde comencé a verla con otros ojos cuando no logre ni tan si quiera rozarla en un combate cuerpo a cuerpo, nunca reconoceré esto ante nadie pero… me dio una buena tunda y eso que en Roxxon fui entrenada por los mejores. Ahora más de un año desde entonces Nat se ha convertido en una de las pocas personas con las que puedo entablar una conversación de vez en cuando. Ella me ha enseñado muchos secretos para ser una buena estratega y una asesina en el combate, prácticamente ahora soy invencible, bueno vale, no es para tanto, pero si he mejorado mucho.
 
De repente me doy cuenta que estoy riéndome sola ante mis pensamientos mientras ando por uno de los pasillos interminables de estas grandes instalaciones. La verdad es que solo ha sido una risa tonta, provocada por los nervios y si, quien lo diría por primera vez en mucho tiempo estoy nerviosa. Varios días después de llegar aquí, los científicos y especialistas empezaron a trabajar conmigo o mejor dicho en mi. Llevo meses sometiéndome a todo tipo de pruebas, exámenes e incluso he pasado por quirófano para una reconstrucción de garganta. Una de las últimas pruebas médicas que se me realizaron detectaron que mi supuesto don estaba destrozando los tejidos de mi garganta, necesitaba liberar poder y jamás lo había hecho, no desde aquella ocasión…
 
Cuando tenía doce años y todavía estaba en Roxxon un día Tom, un niño de mi edad que había conseguido ser mi único amigo de verdad en aquel lugar se comió mi porción de tarta, era una niña y me enfade tanto que la ira se apodera mi y sin poder evitarlo un tremendo grito salió de mi garganta haciendo que Tom saliera disparado por los aires y terminara cayendo sobre la mesa de niños que se encontraban comiendo en el comedor frente a la nuestra. Rápidamente la seguridad me aparto de él cuando intente ir en su ayuda, mientras tanto a él los médicos lo atendían con caras de preocupación mientras yo seguía sin saber que había ocurrido. Esa fue la primera y única vez que utilice mis poderes, aunque Lukin trato de hacerme cambiar de idea por activa y por pasiva. Tom pasó varios días en coma y finalmente murió.
 
 
Ahora por él y por mi quiero hacer esto, me he sometido a esta operación para poder mantener mis poderes a raya pero sobretodo porque de no hacerlo hubieran acaba conmigo de dentro hacia fuera. Llevo tres semanas sin hablar como consecuencia pero hoy llega el día de la verdad, la operación solo era la mitas de la supuesta solución a mis problemas, hoy comprobaremos si mi sacrificio y el esfuerzo de los científicos ha dado sus frutos porque desde hoy y si todo sale bien hasta el final de mis días llevare puesto un arnés en el pecho que contendrá mi poder y me ayudara a controlarlo, de lo contrario podría llegar a convertirme en una especie de bomba de relojería. 

¿Empezar desde cero?

Camino con paso ligero casi llegando a las grandes puertas del laboratorio mientras algunos de los futuros agentes de S.H.I.E.L.D. me miran con compasión. Ninguno de ellos sabe porque estoy aquí, porque no entreno con ellos como una mas o simplemente que es lo que me hacen durante tantas horas en el laboratorio, pero no son tontos y aunque no sepan a ciencia cierta lo que ocurre creo que son capaces de intuirlo. Ninguno de esos chicos está ahí por casualidad, todos tienen habilidades que los hacen especiales, muchos son grandes luchadores, estrategas o con una gran inteligencia y eso es por lo que son reclutados. Hay buenos chicos aquí, a veces me gustaría unirme a ellos cuando hablan o simplemente mientras juegan a una aburrida partida de cartas pero entonces recuerdo porque estoy aquí y rápidamente esos pensamientos se evaporan.
 
Jamás he hablado con ninguno de ellos, ni lo haré, establecer contacto con ellos solo provocaría que les tuviera afecto y por alguna razón del destino todos aquellos a los que quiero acaban en una tumba a varios metros bajo tierra, así que no, no les pondré una diana en la espalda, las únicas personas aquí en las que puedo confiar son Clint y Nat, además de los científicos que se han volcado en mi para ayudarme desde el primer día.
 
Finalmente ha llegado el momento de la verdad. Llego ante la puerta y antes de abrirla suspiro liberándome de mi nerviosismo, entro en la gran habitación lleno de todo tipo de artilugios tecnológicos. Al entrar veo a Clint que como siempre llega antes que yo para mostrarme apoyo desde que comencé con el tratamiento.
 
No puedo evitarlo, me tiemblan las piernas a  medida que avanzo hasta la camilla donde he de tumbarme para que me instalen el arnés que por ningún concepto deberé quitarme, si es que da resultado, entonces le veo acercarse a mí y me dice:
 
-          Ha llegado el gran día ¿eh? Todo va a salir bien, estaré fuera para lo que necesitas.- Después de guiñarme un ojo se dispone a irse cuando lo cojo de la mano mientras estoy ya tumbada en la camilla.
 
-           Oye se que a lo mejor es pedirte demasiado pero… ¿Podrías quedarte?
 
-          Creía que querías hacer esto sola, nunca me has dejado estar aquí dentro en ninguno de tus análisis.
 
-          Si lo se pero hoy es el gran día, tu lo has dicho ¿no?
 
-          Está bien- sonríe- me quedare en algún lugar donde no moleste y cuando terminemos cogeremos un avión volveremos a los Estados Unidos y nos comeremos unas buenas hamburguesas. ¿De acuerdo?
 
-          Si- sonrió un poco- Supongo que si esto da sus frutos volveremos para formar parte de esa estúpida iniciativa no- digo borrando la sonrisa del rostro.
 
-          Hablaremos de eso después ahora cierra los ojos.
 
En ese momento soltó mi mano y un grupo de médicos se acercaron a mí para inyectarme la anestesia y poder proceder a conectar el arnés a mi cuerpo, lo cual conllevaba un gran riesgo, del que yo no estuve presente en ningún momento porque segundos más tarde mis ojos se cerraron y quede profundamente dormida.
 
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Cuando mis ojos comenzaron a abrirse la luz me molestaba un poco, aunque por lo que podía ver ya no estaba en los laboratorios de Siberia, más bien en un avión. Rápidamente recordé porque estaba aquí y me levante, cosa que provoco un pequeño mareo y tuve que agárrame de la cama en la que estaba tumbada hace unos instantes.
 
-          No tengas prisa por incorporarte la anestesia todavía sigue en tu cuerpo por lo que tardaras un par de horas más en eliminarla. – Dijo Sammuel, el jefe de médicos siberianos- Ah! Y Por cierto, la implantación del arnés ha sido todo un éxito. Ahora podrás aprender a controlar tu don sin ninguna preocupación, siempre y cuando no te lo quites.
 
-          Ya – dije sin ganas, como si tuviera pensado utilizar mis poderes… a menos que fuera estrictamente necesario eso no sucedería.- Por cierto ¿dónde está el agente Barton?- dije mirando de un lado a otro.
 
-          Tuvo que salir de urgencia en una misión, pero me dijo que te diera la enhorabuena él y la agente Romanoff se reunirán con nosotros en S.H.I.E.L.D. cuando finalicen su encargo.- Respondió el doctor acomodándose en un sillón cerca de otro vacio que yo ocupe mientras él hablaba.
 
-          De acuerdo- respondí yo.
 
El vuelo duro un par de horas más que aproveche para descansar y entonces el doctor Sammuel me dio un leve empujón en el hombro para despertarme y comunicarme que estábamos a punto de aterrizar sobre la plataforma de S.H.I.E.L.D. que en estos momentos se encontraba flotando sobre el mar.
 
El avión realizo un perfecto aterrizaje, descendiendo con delicadeza y sin movimientos bruscos. Cuando los motores se apagaron me desabroche el cinturón de seguridad y me puse en pie para salir del avión, en el exterior un Nick Fury al  que no había visto desde hacía un año se encontraba esperándome.
 

 
Todos en la sala parecían sorprendidos con mi triunfal entrada en especial Fury  a quien pareció agradarle demasiado el hecho de que desobedeciera sus órdenes.
-          ¡Roxanne! creía que habíamos acordado que yo iría a por ti a tu habitación- dijo Fury mirándome severamente al cual ignore y me centre en aquel hombre de anchos hombros, mirada penetrante y cabello color miel.
 
-          Lo siento Fury pero no puedo permanecer callada y lejos cuando alguien como este… señor- dije con desprecio señalando aquel tipo irresistiblemente atractivo- me está poniendo como si fuera el peor de los villanos, porque sabes una cosa ¡no es así!
 
-          No tengo porque confiar en ti y mucho menos creer en tu palabra-respondió el mirándome fijamente.
 
-          Bien porque yo tampoco pienso hacerlo. Sabes que hagamos una cosa mientras tú no invadas mi espacio personal- dije señalando con las manos a mi alrededor- yo no me veré tentada a partirte las piernas señor….-en ese momento caí en que no sabía su nombre.
-          Rogers, Steve Rogers- dijo él
 
-          Vaya así que tú eres el Capitan America ¿no?
 
-          Si supongo que también me llaman así- dijo el hinchándose el pecho de orgullo como un pavo al escuchar ese nombre por el que lo apodaban.- pero el tema no es como me llamo, si no que no me gusta tu presencia en el equipo, no eres una buena influencia para los jóvenes cadetes que hay en la base y ni hablar de confiar en darte la espalda dada tu reputación.
 
-          ¿Mi reputación?¿ Sabes por dónde me paso yo mi reputación? Estoy aquí para enmendar errores señorito perfecto pero lo que no voy a consentir es que alguien que ni tan si quiera me conoce me juzgue de esa manera, ¿lo entiendes?
 
-          Y por si fuera poco es una mal hablada- dijo centrándose más en Fury que en mi- Es una niña ¿no os dais cuenta?
 
-          Claro…-dije yo arrastrando las últimas letras de la palabra- comparado contigo hasta Isabel II seria una cachorra.
 
-          Chica tu y yo nos vamos a llevar muy bien- respondió al tipo que pude identificar como Tony Stark un multimillonario, empresario e ingeniero que tenía una peculiar armadura de hierro y lo sabía porque le había visto por la tele, a él si pareció hacerle gracia mi comentario porque todavía seguía riéndose cuando Steve intento responderme y le corte.
 
-          Aunque hay que reconocer que no te conservas nada mal… - le di una mirada descarada inspeccionando su cuerpo- oh si, se me olvidaba que es a causa de que pasaste una larga temporada como adorno dentro de un trozo de hielo…-sonreí con hipocresía.
 
-          Mira  porque no… - En ese momento Fury entro en escena para intentar detener el cruce de palabras.
 
Ahora por él y por mi quiero hacer esto, me he sometido a esta operación para poder mantener mis poderes a raya pero sobretodo porque de no hacerlo hubieran acaba conmigo de dentro hacia fuera. Llevo tres semanas sin hablar como consecuencia pero hoy llega el día de la verdad, la operación solo era la mitas de la supuesta solución a mis problemas, hoy comprobaremos si mi sacrificio y el esfuerzo de los científicos ha dado sus frutos porque desde hoy y si todo sale bien hasta el final de mis días llevare puesto un arnés en el pecho que contendrá mi poder y me ayudara a controlarlo, de lo contrario podría llegar a convertirme en una especie de bomba de relojería.