Teenage dirtbag {Cancelada.

El despertador sonó anunciado a Avalon una sola cosa. El primer día en su nueva escuela la esperaba y a decir verdad, ella no estaba tan contenta con la idea.  
Salió de la cama con pereza deseando que un meteorito cayera justo sobre Grandon College, y así poder ahorrarse la tortura de tener que convivir su último año de escuela con niño malcriados llenos de dinero.  Pero por supuesto, ella no tenía ese tipo de suerte.
Ava era afortunada de poder ganarse una beca en uno de los mejores colegios de la región, también tenía suerte cuando competía –por lo general, ella ganaba-, o cuando le decía a su madre que iría a estudiar a la casa de una amiga cuando en realidad iba a algún que otro bar a bailar y divertirse como una adolescente normal, y no era descubierta.  Pero cuando se trataba de socializar, Ava era un verdadero desastre.  
Medio dormida, se colocó el ridículo uniforme que le había costado una fortuna.  En su antiguo colegio, cada uno usaba lo que quería y tenía. Por supuesto que no lo iba a comparar puesto que uno se encontraba en la parte más baja de la cuidad y el otro… Aun no sabía muy  bien donde se encontraba, pero la castaña estaba segura de que era en una zona prestigiosa.
Se hizo una cola de caballo para controlar su pelo y parecer alguien más decente y una vez que se contentó con lo que reflejaba su espejo -siendo sincera con ella misma, sabía que por mucho que se esforzara no iba a quedar como una niña rica de esas que salen en portadas de revista.-, bajo a desayunar.

—Buenos días—canturreo Ava al ver a su familia ya sentada desayunando.
—Buenos días, princesa. —Le sonrió su madre terminando de hacer huevos revueltos, la comida favorita de su hija mayor. — ¿Cómo amaneciste?  
-Perfecto.  Ansiosa por empezar esta nueva aventura en ese maravilloso colegio lleno de adolescentes cultos de quienes seguro me voy hacer amiga- dijo con un entusiasmo exagerado. Cualquiera que la conociera un poco sabría que nada de lo que acababa de decir era cierto.
—Gracias a Dios yo no soy inteligente-comento su hermano menor. Ava lo fulmino con la mirada para que cerrara la boca. — ¿Qué dije?
—Ya basta, Colton—intervino su madre mientras le servía el desayuno a su hija.
—¿Enserio no puedo fingir, no sé, que me golpee la cabeza y ya no soy inteligente? — sugirió Ava mirando esta vez a su padre, quien era el más compasivo de todos.
—Ya lo hablamos Ava. No tenemos dinero para esa Universidad a la cual quieres asistir, y una beca en Grandon es algo muy bueno para tu expediente.— La castaña ya se sabía de memoria aquella frase. Ese era el justificativo que tenían sus padres cuando ella hablaba de Grandon.  
Su madre era la principal razón por la cual ella había aceptado después de todo.  Ella había sido la más entusiasmada cuando la directora de su antiguo colegio los cito un día y le dijo que Grandon estaba dispuesto a becar a su hija y hasta ofrecerle un pase seguro a la Universidad que ella eligiera, siempre y cuando mantuviera sus notas y por supuesto,  siguiera practicando natación como hasta ahora.  
Avalon nunca se había sentido tan feliz en su vida. Hasta que su padre la llevo a conocer la escuela y recibió varias mirada ofensivas y algún que otro insulto por sus botas desteñidas y el destartalado Torino de su padre.
Esos chicos tenían un serio problema con su ego. Eran crueles y malcriados. Ella definitivamente no quería tener nada que ver con ellos.

—No puede ser tan malo, cariño—dijo su padre con su tan característica sonrisa.- Anda, come tu desayuno que llegaras tarde.
—Algún día de estos me voy a golpear realmente la cabeza y dejare de ser inteligente y les pesara la conciencia—soltó Ava rechazando los huevos revueltos para luego ponerse de pie, recoger su mochila, y salir de la pequeña casa en donde vivía.
Pero su salida triunfal no duro mucho, ya que recordó que ella no sabía dónde quedaba el colegio, y mucho menos tenía dinero para un taxi. Su padre iba a llevarla, como ya había organizado.  
Soltó un bufido pensando que ese día no podía ser peor y se sentó al lado de la puerta para esperar a su padre. Él siempre tardaba más de lo normal en desayunar.


—¡Más rápido! —grito la castaña con desesperación. Había salido veinte minutos tarde y a mitad de camino se habían quedado atrapados en el tráfico por culpa de un camión de gaseosas que había volcado todo su contenido en la calle.
— ¡Ya deja de gritar, Avalon! —soltó su padre frenando de golpe frente a Grandon College. –Niña, me vas a sacar canas verdes.
—Estoy llegando una hora tarde papá… Creo que esa es razón suficiente para volverme loca—soltó la castaña, saliendo del auto.
—Te vendré a buscar.
—Está bien. Te amo. —Ava  metió la cabeza por la ventana y beso la mejilla de su padre, antes de salir disparada hacia la imponente entraba que sin dudas dejaría con la boca abierta a cualquiera. Pero para Ava, ese no era el momento más apropiado para pararse y apreciar la arquitectura.  
Entro a Grandon y de inmediato se sintió pequeña. Miles de pasillos dividían la escuela.
Avalon no sabía si salir corriendo por donde vino o quedarse y enfrentar la situación. ¿En que se había metido?
Trago saliva y comenzó a caminar por lo que pensó era el pasillo principal. Por suerte, no había nadie. Eso la tranquilizaba.

—¿Eres nueva? —escucho que le preguntaban. Giro sobre sus talones encontrándose con un chico de su misma edad, quizás un año más grande. Sus ojos verdes la marearon.
—¿Tanto se nota? —respondió intentando parecer amigable.  
—No tanto. —respondió el chico. Parecía amigable. — ¿Ya te registraste?
—No. Justo estaba buscando la administración de este lugar, pero… Es demasiado grande.
—Tranquila, yo te acompaño.
—¿No deberías ir a clase? —pregunto Ava.
—No. Al menos no por ahora. Seguro están todos en el acto de bienvenida—respondió comenzando a caminar. La castaña lo siguió rápidamente.— La directora Grandon se toma muy enserio esos actos. Por eso yo prefiero llegar tarde el primer día.—explico el chico parándose frente a una puerta de vidrio con un gran cartel que señalaba que esa era la administración.
—Gracias por advertirme, lo tendré en cuanta para la próxima.
—No hay de qué. La verdad es que no se lo deseo a nadie. —El castaño le sonrió. —Soy Harry, Harry Elgort.
—Avalon Haynes.
—Bueno Avalon, espero que tengas un buen primer día.
—Gracias por acompañarme— dijo Ava, intentando ser amable con quien quiso creer, su primer amigo en esa secundaria.
—De nada. Espero verte por ahí, o quien sabe, estar juntos en clases.
Lo observo marcharse y luego de unos minutos, respiro profundo y entro a la secretaria encontrándose con una mujer ya entrada en edad de cabellos blancos, impecablemente vestida.
Puso su mejor cara y se acercó a ella para registrarse, cruzando los dedos para que le tocara tomar clases con Harry Elgort.
Nuevamente, ella no tenía ese tipo de suerte.


Avalon estaba más que feliz por haber resistido ido un día en Grandon. A decir verdad, no había hecho mucho.
Sus clases no le dejaban mucho tiempo libre para socializar –Esa era una de las consecuencias de haberse inscrito en la mayoría de las clases-. Había almorzado en la biblioteca, entre la sección de Historia Mundial y Clásicos, y los recreos los aprovechaba para ir al baño y buscar su siguiente clase.
Al menos no se había metido en problemas –aunque ella tenía muchas ganas de romper narices operadas cada vez que la miraban con desprecio cuando entraba al aula-.
Entro a su ultima clase un más tarde de lo previsto. La mayoría de los asientos ya estaban ocupados por alumnos como ella, que no tenían ningún interese en socializar, mientras que otros estaban reunidos en una esquina del aula conversando sobre una supuesta fiesta ese mismo viernes.
Puso los ojos en blanco ignorándolos por completo mientras se sentaba en el primer banco que vio.

—Está ocupado—Ava levanto la mirada encontrándose con una castaña.
—¿Qué?
—¿Eres tonta? —pregunto la chica. —Ese asiento es mío. Búscate otro.
Ava asintió y sin reprochar se levantó de su asiento y se sentó en el primero que vio desocupado. Antes de que la chica que la había echado de su banco se sentara, le levanto el dedo medio procurando que ella lo viera.
Poco después entro la profesora. Avalon quería decir que estaba contenta, pero la verdad era que ni los profesores se salvaban en ese colegio.
Ellos estaban felices con su sueldo, y por supuesto, eran capaces de hacer oídos sordos si se trababa de alguno de los ricachones.
La castaña suspiro deseando que sonara rápido el timbre y así poder ir a su casa, con una familia normal, y hablar con sus amigos normales, y quizás comer comida normal –no la porquería que servían en la cafetería-.  
Hizo su mayor intento por prestar atención, aunque debía admitir que el nivel en ese colegio era muy elevado. Seguramente tendría que tomar tutorías para ponerse al día.


En menos de lo que imagino, sonó el timbre que anunciaba el final de la jornada. Mentalmente, Ava dio gracias al cielo por haber sobrevivido al primer día.
Tomo sus cosas, y rápidamente, se levantó y se dirigió a la puerta.
Pero no llego.
Solo sintió que tropezaba, el sonido de su cabeza golpeando el piso y muchas risas. Alguien le había puesto el pie para que se tropezara.
"Malditos", pensó la castaña incorporándose lo mas rápido que pudo. Contó hasta tres intentando tranquilizarse mientras se acomodaba el uniforme, pero las risas burlonas a sus espaldas la sacaron del molde.
Giro sobre su talones dispuesta a enfrentarse con el gracioso.
El rubio que le había puesto el pie la miro desafiante. Samuel Redmayne tenia una pequeña costumbre de molestar a los nuevos, sobretodo si estos no pertenecían a la misma clase social que el común denominador en Grandon.
Cuando la vio caminando en los pasillos supo que no se le podía escapar, y mas aun cuando la vio entrar a su clase.
Ashton Spiegelman se lo había puesto aun mas fácil cuando la hecho de su lugar.

—¿Sucede algo?— pregunto conteniendo la risa. Avalon levanto las cejas preguntándose si todo eso era una broma inocente, sin malas intenciones, o realmente era unos verdaderos imbéciles.
—No lo se, explícame. ¿Que te causa tanta gracia?— Todos se callaron como si hubiese dicho o hecho algo muy malo. Ava pudo ver detrás del rubio como varios le indicaban que se callara la boca.
—Quizás fueron tus calzones de florecitas, o tu estúpida cara. No lo se, cualquier cosa en ti es tan ordinario que da risa. — La castaña sintió sus palabras como una verdadera cachetada. Por chicos como él, ella no quería saber nada con Grandon College.
—Disculpa si no soy como el resto. La verdad es que no me apetece ser una perra malcriada.
—No pidas disculpas, es inútil.
—Tu eres inútil, maldito idiota. —Le grito Avalon. Redmayne ni se inmuto. En su cara la sonrisa cada vez se hacia mas grande al ver como los ojos de esa castaña se ponían brillosos.
—Cuidado con lo que dices. No tienes idea quien soy.
—Un estúpido, eso eres.—contesto ella.
—Bueno, creo que ya ha sido suficiente por hoy Redmayne—intervino Ashton Spiegelman, la misma chica que le había echado de su lugar minutos atrás.
—No te metas.—soltó el rubio.
—No seas nena, idiota. Mejor vete con tu novia a hacer cosas...
—¿Porque mejor no vienes conmigo y hacemos un trio?—sugirió Sam. Ashton puso cara de asco.
—Ni en tus mejores sueños, Samuel. — Ava estaba agradecida de que esa chica la hubiese salvado. Posiblemente si la pelea seguía, lo iba a golpear, y nadie quería eso. Aunque la simple idea de golpear esa cara bonita le resultaba tentadora.
—No, ni en tus mejores sueños Ashton. Eso nunca va a pasar.—soltó Sam, dejando en claro de que él era el macho alfa ahí.
—Bien por mi.
Samuel soltó una carcajada y sin despedirse, ni decir nada mas, salio del aula seguido por un par de admiradoras que lo seguían a todos lados. Ashton puso los ojos en blanco y luego se volteo a ver la nueva chica que ahora se había convertido en el blanco numero uno de Sam.

—Definitivamente eres tonta—soltó, alzando sus cuadernos que aun estaban en el piso para luego pasárselos a la chica.  
—¿Tu tambien vas a molestarme? ¿Acaso ese es el deporte oficial de la escuela? Tendrían que pasarme la lista así me anoto. Realmente parece divertido— le contesto Avalon. Ashton soltó una carcajada.
—Soy Ashton—se presento la castaña.
—Avalon.
—Bien Ava, bienvenida a Grandon. —soltó la castaña con un poco de ironía en su voz. —Te aseguro que la vas a pasar genial.
—No te das una idea como quiero que termine el año— respondió Ava.
Al menos algo bueno había sacado de su primer día: Podía ser igual de caprichosa que los alumnos de Grandon si se lo proponía.

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