it's not an illusion

if you could see me now

Hoy era su cumpleaños. Anna al fin cumpliría 19 años; y no podría estar ahí con ella. Como siempre, teníamos otro concierto esta noche.
—¡Vamos Niall! ¡Dos minutos!— Zayn hablo mientras me lanzaba mi micrófono.
—Gracias...— mi voz se escuchaba apagada; y Zayn lo noto.
—¿Estas bien Niall? ¿Que sucede?— pregunta.
—Hoy es el cumpleaños de Anna.— suspire. Zayn me dio una pequeña sonrisa.
—Estoy seguro que ella entenderá que no podrás estar con ella hoy. ¿No puedes ir a visitarla la semana que viene?— pregunta colocando una mano en mi hombro.
—Eso creo; y podría conseguirle esas flores que tanto le gustan para recompensar lo de hoy.— una pequeña sonrisa se forma en mi rostro.
—¡Ese es el espíritu, Niall!— Zayn sonríe. —¡Ahora vamos! ¡Hay que animar a esa gente allá afuera!—
El resto de los chicos y yo subimos al escenario y empezamos con el concierto de esta noche. Como costumbre, mire entre la multitud por el rostro de Anna. Por un momento creí verla, pero luego me di cuenta que no era ella. Ni en un millón de años estaría aquí, por que Anna lleva dos años muerta.

don't let me go.

^__Dijiste que no lo volverías a hacer, Jess.^__ el rubio murmuro ahogado en sus propias lagrimas. ^__Me lo prometiste Jessica. Tienes que quedarte conmigo. No puedes irte. Ahora no. Jessica por favor.^__ La castaña estaba recostada en sus brazos, semi-consciente, encima de un charco de su propia sangre.
^__Niall... por favor. No me dejes ir. Por favor.^__ le quedaba poco, eso estaba seguro. Había perdido demasiada sangre para este momento.
^__No lo haré Jess. Te amo.^__ y para ese entonces, la ambulancia había llegado demasiado tarde. El cuerpo de la chica no soporto mas, y se desvaneció en brazos del rubio; dando su ultimo suspiro antes de morir.

human

“Si algo aprendí de haber pasado mayor parte de mi vida haciéndole caso a los demás, es que no todo lo puedo lograr. Puedo darlo todo, sin recibir a cambio. Puedo crear una sonrisa falsa, sin sentirme feliz. Puedo quedarme despierta por días, aunque me sienta terrible. Puedo forzar una risa, sin tan siquiera entender el por qué lo hago. Puedo sostener todo el aire que pueda por cuanto tiempo pueda, pero sé que en algún momento mi corazón dejara de latir. Y ese momento es ahora.
La luz de la luna se infiltra por las delgadas cortinas, logrando darle vida a mi oscura habitación. Encerrada entre estas cuatro paredes, decoradas con pequeños marcos de madera, las cuales sostienen en alto varios momentos “alegres”, si se puede decir así, que he pasado durante toda mi vida. Aunque estas paredes han visto y vivido mucho de lo que pudiera contar.
Y vuelvo a la misma cosa de antes, mucha gente me ha hecho daño. Logrando que sus palabras quedaran en mi mente, sintiendo como si me acuchillaran en el corazón. Mientras escribo esta carta, de nuevo siento como mi garganta se cierra ante tantos recuerdos. Es simplemente ridículo.
Puedo hacer muchas cosas que están contra de mi voluntad. Puedo ser algo mejor de lo que soy. Incluso podría sostener el peso del mundo en mis hombros sin ninguna dificultad. Pero, simplemente no puedo. No puedo hacer nada, no sirvo para mucho. Y eso ya varias personas me lo han enseñado durante estos años.
Este bloqueo en mi garganta simplemente no se quiere ir. Estoy batallando para poder escribir esto. Puedo sentir como mis ojos se humedecen y me molestan dando a saber que las lágrimas quieren salir. Pero el bloqueo en mi garganta no me deja. Siento en mi mente como las paredes blancas de mi habitación cobran vida y pueden ver todo lo que está pasando. Puedo sentir como se convierten en testigos de mi último día.
Siento como empiezan a sentir pena por mí, por todo lo que ha pasado. He pasado por muchas cosas, hasta ahora, hasta el momento en que he tenido suficiente. Suficiente sufrimiento y dolor, el cual a muchas personas no les importa.
Además de las paredes, mi piel ha sufrido mucho, sintiendo el frio al pasar la cuchilla por mi piel. He pasado más de tres años, escondiendo mi cuerpo con grandes y holgadas prendas de ropa, en las cuales, he secado muchas lágrimas. Incluso durante el verano, vestía con esos enormes suéteres. La gente decía que estaba loca. Y no, simplemente escondía mi sufrimiento.
Escondo varias cuchillas y miles de pastillas en el cajón de mi escritorio, guardadas con llave, en el lugar donde mis padres nunca las encontrarían.
Hablando de ellos, si es que ustedes llegan a leer esto, no se sientan culpables por no haber podido estar ahí conmigo. Mamá, no le eches la culpa a papá. Y tú también papá, no le vayas a echar la culpa a ella tampoco. ¿Por qué? Porque ninguno de los dos tiene la culpa de todo esto. Yo soy la que empezó todo.
Dudo mucho que alguien encuentre esto, lo dudo por que dudo mucho de que le importe a alguien de verdad. 
Antes de terminar, lo siento. Lo siento, por todas aquellas veces que les he fallado. Lo siento, por todos aquellos momentos en los que me hice ver estúpida, fingiendo la felicidad que necesitaba de verdad. Lo siento, por todas esas noches en las que los desperté por una simple estupidez más. Y lo siento, lo siento mucho por no haber podido ser mejor, por no haber podido creer en mi misma y por una vez en mi vida no hacerte caso a ti, a aquella persona a la que tal vez si tenga una pizca de interés en mí, a la que tal vez realmente le importo.
Y de nuevo digo adiós. Adiós a todos ellos que me han ayudado en convertir mi vida en lo que es ahora, una completa basura. Adiós a todos ellos a los que me han querido ayudar y no les hice caso. Y por último, adiós a todas aquellas personas a las que cause pena por mi estúpida y patética vida. Una vida que podría terminar hoy, si no intentan salvarme; cosa que agradecería mucho si no lo hacen.
Gracias por haberme enseñado que en realidad no sirvo para nada. Gracias por intentar ayudarme. Y gracias por haberte interesado tan siquiera un poco en mí. 
Adiós, y por favor, recuerden que yo era un simple ser humano.”

silence

“—¡Mejor lárgate de la casa y no regreses! ¿No crees?— el grito de su padre retumbo por la sala, causando sacarle lagrimas a la chica de apenas catorce años. Acto seguido, sintió la mano de aquel hombre chocar contra su húmeda mejilla, tirándola al suelo.”
“—¡Cassedy!— el hombre gritaba desde el primer piso, llamando a su hija. —¡Maldita sea, Cassedy!— la joven abrió un poco la puerta de su habitación y logro ver como el hombre subía furioso las escaleras. Cerro rápidamente la puerta de su habitación pero un pie se lo impidió. —Te tengo, pequeña.— empujo la puerta, y termino golpeándose la cabeza en el tocador, perdiendo la consciencia.”
“—Eres una maldita hija de puta. Igual que tu madre. Eso es lo que eres, una pequeña zorra, ¿no?— la tenía contra la pared, una mano cubría los labios de la joven, impidiendo que emitiera alguna palabra en su contra. Cassedy lloraba e intentaba liberarse del agarre de su “padre”, si así le podría decir. Podía sentir su mano recorrerle la cintura y tocar su espalda por debajo de su blusa, sentía sus manos por cualquier parte de su cuerpo y sus labios en su cuello, dejando un rastro de besos con olor a alcohol. Sintió la mano de aquel hombre entrando por su short, haciendo paso entre sus piernas. —¿Si eres una pequeña zorra, esto te gusta no? ¿Te gusta, eh? ¡Contéstame estúpida!— la tiro contra la pared contraria y luego la lanzo al suelo. —Pues esto te va a gustar más, pequeña.— la tomo del cabello y, ahí mismo en la sala, abuso de ella.”
—Cassedy, ¡Cassedy despierta!—
Abrió los ojos alarmada, levantándose rápidamente, encontrándose con el rostro preocupado y desesperado de Jack. Tallo sus ojos y ahí se dio cuenta que había poca luz en el cuarto y el aire era pesado. Algo se estaba quemando. 
—Ven, tenemos que salir de aquí.— tomo su mano, pero ella no se movía; se había asustado ante su tono de voz. —¡Cassedy, entiende! ¡Tenemos que salir de aquí ahora! ¡El lugar se está incendiando!— una sola palabra y la pequeña lamparita dentro de su cabeza hizo ‘clic’ y salió disparada detrás de Jack.
Cada vez que se dirigían más a la salida, el fuego se hacía cada vez más presente, entrando por los pulmones de ella y quemando sus fosas nasales. Tosía cada vez que podía, ya que el humo era tan espeso que apenas podía respirar bien. Dieron vuelta en un pasillo, y a los segundos, Jack ya no estaba con ella. Quería gritar, pero no podía, su garganta le ardía y tenía un bloqueo en su voz que la estaba matando por dentro. Corrió sin rumbo alguno, se agachaba entre los escombros que apenas estaban cayendo, brincaba entre pasillos ya que sus pies descalzos no aguantaban más el fuego. Abrió cientos de puertas, miraba dentro de ellas y volvía a cerrarlas, seguía abriendo y cerrando cada puerta que encontraba, sin ninguna suerte. Los gritos al fondo del pasillo se hacían cada vez más frecuentes. La parte norte del hospital se estaba derrumbando, y los escombros se acercaban cada vez más a ella, pero no podía correr tan rápido, sus pies se estaban quemando. Escucho la voz de Jack al otro lado del edificio, estaba gritando su nombre, el también intentaba encontrarla. Los impulsos de gritar la estaban matando, pero su garganta no le hacía caso. Fue tirada bruscamente al suelo. Las personas venían corriendo desde el fondo del pasillo e intentaban encontrar una salida al otro lado del hospital. Logro ponerse de pie de nuevo y corrió detrás de un grupo de personas que intentaba salir. 
Empezó a correr de nuevo, sentía que sus pies ya no daban más. Al final de uno de los pasillos logro ver una de las puertas del hospital abiertas y dando una vista del exterior. No le quedo de otra y salió disparada hacia afuera en cuanto sintió las llamas del fuego quemándole los pies de nuevo. Salió impulsada a causa de las llamas hacia el exterior. Cayó acostada en el césped y se raspo sus brazos, rodillas y rostro. Volteo hacia atrás, el edificio estaba cubierto en llamas, sabría que pronto explotaría en mil pedazos ya que los tanques de gas que estaban afuera de este estaban rodeados de fuego. Decidió levantarse y corrió hacia el campo que estaba atrás del hospital. 
—¡Cassedy!— el grito de Jack la hizo voltear antes de desaparecer dentro del campo. Lo vio correr dentro del edificio, tratando de buscarla. Segundos después, el edificio al fin exploto. Las ventanas salieron volando y el edificio de dos pisos de alto cayo y algunos pedazos de madera golpearon su cuerpo. Las llamas del fuego se acercaban cada vez más a ella, y así, se olvidó de Jack, se olvidó del edificio, y siguió corriendo hasta llegar a salvo a una autopista abandonada donde lloro y empezó a buscar refugio.
proximamente.

the last big bang {part 1}

—¡Andrea! ¡Despierta que debes alistarte!
La morocha abrió los ojos de par en par. Los golpes de su hermano, Jamie, que daba en su habitación no paraban, pareciera como si estuviera a punto de derribarla. Se levantó perezosamente mientras se colocaba los zapatos, se acercó a la puerta mientras los golpes seguían. Tomo el plomo de esta y la giro, abriendo la puerta y logrando que su hermano casi le golpeara el rostro.  Soltó un grito mientras se hacía para atrás. Miro a Jamie sorprendida mientras él le devolvía la mirada con ambos ojos abiertos como platos.
—¿¡Qué diablos crees que haces!? — Andrea grito en su cara, reprochándole los golpes que le daba a la puerta y el que estaba a punto de darle en su rostro.
—Solo vine a despertarte, pero al parecer ya lo estas. Apúrate que te debes ir en una hora. — su hermano se fue sin decir más. Camino por el largo pasillo del departamento y bajo los escasos escalones mientras se dirigía a la cocina. Ella se sintió indignada ya que ni un ‘lo siento’ le dijo por el “casi” golpe que estaba a punto de darle. Pero no se sorprendía mucho a decir verdad, nunca tuvo una relación muy “especial” con Jamie.
Volvió a cerrar la puerta de su habitación mientras se dirigía a su armario. Tomo un cambio sencillo y se metió a la ducha. Solo quería relajarse unos segundos después de lo que le ha estado sucediendo últimamente.
¨¨¨¨¨¨
El timbre anunciando la tercera hora sonó. En cuestión de segundos los pasillos tranquilos y silenciosos se convirtieron en un “hormiguero”, alumnos rápidamente corriendo de una clase hacia su casillero, y luego corrían a la siguiente clase.
Andrea se dirigió hacia los casilleros de chicas, varias chicas platicaban de diferentes tipos de cosas, que fulanita se enamoró de la rata de laboratorio, que fulanito esta guapísimo, que la chica aquella le buscaba pelea a la de allá, entre otros chismes que a ella le hubiera gustado escuchar bien.
Abrió su pequeño casillero y tomo su ropa deportiva. Se sentó en una de las bancas hasta que los gritos dentro de los casilleros se hicieron presentes, volteo a ver quién era ahora, solo logro reconocer a Skylar, quien molestaba a otra chica la cual no había visto muy seguido antes.
Al principio se gritaban coherencias mientras las demás chicas miraban atentas y esperaban alguna buena pelea. Andrea no le tomo importancia y siguió cambiándose a su uniforme deportivo. Hasta que la voz de Skylar la hizo volver su mirada hasta ellas.
—¡Vuelve a repetir lo que dijiste!— tenía a la pobre chica del cabello, jalándola sin piedad, y haciéndola repetir algo una y otra vez.—¡Repítelo!
—¡Que me sueltes te dije!— y, acto seguido, logro ver como un tipo de corriente eléctrica recorría su cuerpo y logro lanzarla a los casilleros que estaban justo atrás de Andrea, la cual tuvo que agacharse ya que Skylar paso, literalmente, volando sobre su cabeza. Volvió a mirar a aquella chica, esta estaba simplemente estupefacta, pareciera como si fuera la primera vez que lo hacía. Volvió su vista a Skylar y las demás chicas que trataban de ayudarla, las cuales ya le gritaban cosas como “fenómeno”. Miro de nuevo a la chica, pero había salido corriendo como si fuera lo último que pudiera hacer.
¨¨¨¨¨¨
Andrea sentía que estaba a punto de volverse loca. Iba de camino a casa, pensando en lo que había visto en los casilleros, ¿Cómo era que una chica de tan solo 18 pudiera hacer eso? Se estaba volviendo loca, eso era. Había visto, o imaginado, otras personas haciendo ese tipo de cosas; lanzando rayos, volando, curándose a ellos mismo con el simple tacto de su mano.
—Estoy alucinando, sí, eso debe ser. —susurro apenas. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando un chico la tiro al suelo.
—¿¡Quién te crees para hacer eso!?— miro al chico que estaba sobe ella. Era rubio, casi castaño, tez blanca y unos ojos azules, debía admitir que era lindo. Antes de que pudiera hacer otra cosa, cubrió su boca con una mano mientras ella forcejeaba tratando de pedir ayuda. La levanto, aun cubriendo su boca, poniéndola de espaldas contra su pecho. Ella entrecerró los ojos tratando de ver algo que apenas era visible, una sombra totalmente negra se acercaba hacia ellos. Abrió los ojos aún más, tratando se soltarse del agarre del desconocido. Este simplemente la soltó protegiéndola tras él, mientras extendía una de sus manos hacia la sombra. La golpeo con algún tipo de fuerza invisible, la sombra cayo al otro lado de la calle, mientras intentaba cruzarla, un carro paso justo a tiempo para golpearla, haciendo que se desvaneciera en el aire.
El chico tomo la muñeca de Andrea y le hizo correr hasta su casa. Entro con tan solo forcejear el plomo de la puerta principal, aunque esta estuviera cerrada con llave. La empujo dentro de la casa, haciendo que cayera al suelo por la fuerza con la que lo hizo. El solo cerró la puerta con un golpe seco mientras le ponía seguro. Se asomó por el pequeño agujero que había en la puerta, miro tratando de ver si aquella sombra seguía ahí, la cual al parecer, había desaparecido. Volteo a ver a Andrea, la cual seguía tirada en el suelo, mirándolo asustada y con los ojos como platos. Se acercó lentamente a ella hincándose a su altura.
—¿Estas bien?— su voz sonaba pacifica, ligera y algo ronca. Ella simplemente asintió lentamente.
—¿Quién eres y como supiste que esta era mi casa?— le pregunto tratando de obtener respuestas.
—Soy Niall, Niall Horan, y sobre tu casa, no sé, simplemente corrí a la primera casa que encontré. — sonrió de lado, mirando el interior de la casa. —Es bastante bonita por cierto.— se levantó mientras le tendía una mano ayudándola para ponerla de pie.
—Ok, Niall, ¿Qué era eso de allá afuera?— apunto hacia la puerta, dirigiéndose hacia la sombra la cual golpeo hace minutos atrás. Este solo se dirigió a la cocina sin permiso alguno.
—Me están buscando. ¿Quiénes? No sé exactamente, pero desde hace tiempo lo hacen, desde que llegue a la Tierra lo hacen.— le contesto como si fuera lo más normal. Ella solo lo miro incrédulo, mientras este tomaba una manzana del frutero de la pequeña barra que había en la cocina.
—Espera, ¿desde que llegaste a la Tierra? ¿Qué quieres decir con eso? ¿No eres humano?— le pregunto creyendo que era una simple broma pesada.
—No soy completamente humano.— remarco la palabra ‘completamente’, creando énfasis. —¿Has escuchado alguna vez sobre la dimensión Trix? ¿Sobre los Lucemitas?
—Sí, claro que sí. Son un simple cuento para niños que te cuentan los maestros de Ciencias para explicar sobre el Universo y todas esas cosas. Son solo cuentos.
—No son solo simples cuentos, todo eso que te cuentan sobre ellos es verdad, todo es verdad. Soy un hibrido, de hecho.
—¿Hibrido?
—Sí, hijo de un padre Trixe y una madre Lucemita.
—¿Hay más como tú? Digo, ¿Qué pueda hacer eso que hiciste eso allá afuera?
—Si los hay, no muchos, pero los hay.— le dio un mordisco a la manzana.
—Espera, ¿Por qué se supone que deba creer todo lo que dices? Capaz de que todo es una simple broma pesada.— aunque todo empezaba asustarle creyendo que era verdad, no iba a caer en ese juego.
—Nada de esto es un juego, si te digo que el planeta Tierra y toda la humanidad está a punto de correr peligro, ¿seguirás creyendo que todo es un juego?— la miro serio, demostrándole que no era una broma, y le daba miedo.
—Entonces si la humanidad corre peligro, ¿Por qué te están buscando a ti?
—Durante años, he estado cruzando portales de una dimensión a otra ilegalmente, y por suerte, no me han atrapado, hasta ahora.— miro la ventana, estaba empezando a oscurecer. —Debo irme, necesito buscar refugio.
—¿No hay nadie más como tú por aquí?
—Por lo que yo sé hasta ahora, creo que hay una cerca de aquí, no estoy seguro si es híbrida o no.— se acercó a la puerta, tratando de abrirla.
—Espera— cerro los ojos, no quería decírselo, pero no tenia de otra. Niall volteo hacia ella, mirándola esperando a que hablara. —Si gustas, puedes quedarte aquí, mi hermano esta fuera de la ciudad, no sé cuando regrese pero no será pronto, bueno, si quieres puedes quedarte aquí.— la sonrisa del rubio apareció de un momento a otro viendo como las mejillas de la chica tornaban un color carmesí.
—Me gustaría.— se acercó a ella mientras ambos subían los escalones dirigiéndose a la habitación de su hermano. Aunque Niall era algo raro, ella solo esperaba que fuera un chico de confianza, no como esos chicos que se aprovechan de ti para solo conseguir lo que quieran.

the last big bang {part 2}

“La oscuridad había tomado por completo el lugar. Todavía no estaba segura donde estaba, pero al parecer, no estaba en casa. Los edificios de aquel lugar eran extraños. Eran grandes, de diferentes formas, literalmente hablando. Algunos eran enormes edificios normales, con grandes ventanales que iban desde el suelo hasta el techo. Decidió levantarse y caminar un poco.
El aire ahí era espeso, se le hacía un poco difícil respirar con facilidad. Las calles eran anchas y Dios sabe hasta dónde llegaban. Camino por toda la calle despoblada. Había carros en las orillas estacionados y cubiertos de polvo. Al final de la calle, doblando la esquina, logro ver algún tipo de luz, una luz fuerte y parpadeante, de un rojo-anaranjado intenso. Decidió acercarse, tal vez era algún tipo de salida, ya que el lugar le empezaba a dar miedo.
Mientras más se acercaba a la esquina de la calle, sintió como algo empezaba a caer del cielo, y acariciaba sus brazos. Doblo la esquina, y ahí es donde se dio cuenta que aquella luz anaranjada, no era nada más que fuego. La calle estaba en llamas, los edificios se veían borrosos a causa del humo. Los autos estaban cubiertos de cenizas. No había nadie alrededor, decidió acercarse más, y al final de la calle logro ver una sombra.
Entrecerró los ojos, tratando de ver más allá, solo veía una simple sombra de, al parecer, una persona. Este salió entre las sombras, dando a conocer su rostro. Por lo que Andrea apenas lograba distinguir entre tanto polvo, era un chico. Tenía la piel blanca, cabello rubio con mechas castañas. Logro ver sus ojos. Eran un azul profundo, un azul que logro distinguir entre tanto polvo. Lo reconoció al instante. Niall.
—¿Niall?— su voz se quebró, no sabía el porqué, pero tenía algún mal presentimiento sobre que Niall apareciera de la nada. El rostro de Niall se veía algo tenso.
—Corre…— fue lo único logro escuchar del pequeño susurro del rubio. Se confundió aún más. Miro más atrás de él y una enorme sombra, casi diez veces más grande que ellos, se acercaba por detrás de Niall. Intento gritar, pero sintió como su garganta se cerraba, obligándola a callar. Sintió sus rodillas doblarse y cayó al suelo arrodillada con un fuerte dolor en su garganta, evitando que hablara.
Quería llorar, gritar y correr hacia Niall, empujarlo lejos y salir corriendo a casa. Quería levantarse, pero su cuerpo no respondía, solo miraba hacia enfrente y veía como la sombra enorme se acercaba por detrás de él. De un momento a otro, la sombra cayó sobre Niall, haciendo que desapareciera entre el humo de las llamas, seguido de un grito agudo que salió de la garganta de Andrea. Luego, todo se volvió negro…”
Su mente hizo clic, y de un segundo a otro abrió sus ojos. Se incorporó rápidamente, de lo que al parecer era el sillón de la sala, logrando que cayera y se golpeara el brazo. Unos cuantos segundos después, se levantó del suelo, sosteniéndose del sillón, evitando caer de nuevo.
No recordaba haberse quedado dormida ahí, pero sí que el sueño se iba a quedar por bastante tiempo en su mente. Miro la televisión, estaban dando alguna serie de comedia, miro el pequeño reloj que colgaba de una de las paredes de la sala. Indicaba la medianoche. Escucho un ruido proveniente del cuarto de su hermano, y ahí es donde recordó que Niall se había quedado a dormir ahí.
Subió las escaleras sin hacer ruido alguno, el ruido seguía junto a la voz de Niall. Llego hasta el final de las escaleras y se acercó a la puerta de la habitación de su hermano. Tomo el plomo de esta y la giro lentamente y abrió apenas unos centímetros la puerta. Ahí estaba el, sentado en la orilla de la cama, con otro cambio de ropa diferente a la pijama que ella le había dado. Su cabello estaba despeinado y sus ojos brillaban. Miro sus manos. Estas estaban juntas, formadas en un puño. Las separo y un tipo de corriente eléctrica, similar a la que había visto en los casilleros, estaba recorriendo sus dedos, subiendo por sus palmas, brazos, llegando a su cuello y subiendo por toda su cabeza. Sus ojos se abrieron y ella logro ver que eran de un azul mucho más fuerte y brillante que lo normal.
En cuanto la corriente paso, Niall cayo arrodillado en el suelo de la habitación. Andrea corrió hacia el e intento levantarlo, pero por alguna razón el cuerpo de Niall estaba más pesado de lo que esperaba. Niall seguía consciente ante todo.
—¿Niall? ¿Estás bien?— intento hablarle, pero sus ojos azules estaban perdidos. Se asustó, sentía que algo de esto tenía que ver con el sueño, pero era ridículo. Logro tomar uno de sus brazos y recostarlo de nuevo en la cama. Lo miraba con detalle, viendo como su piel se volvía a su color natural, sus ojos, perdidos mirando el techo blanco de la habitación, volvieron a un azul más claro y los cerró. Ella logro sentir un pequeño apretón en su muñeca, miro hacia abajo y logro sentir la mano de Niall apretarle aún más fuerte y vio como la corriente se dirigía de su cabeza a sus dedos de nuevo, enviándole el toque eléctrico a ella. Soltó un grito de dolor y así fue como Niall logro despertar.
—Dios, ¿estás bien?— la tomo de la mano, ayudándola a levantarse y sentarse en la orilla de la cama, con la cabeza golpeando contra su cráneo a mil por hora. Cerro los ojos por un momento, sintiendo como su muñeca empezaba arder. Miro hacia abajo, viendo como la mano de Niall había dejado su muñeca morada y la corriente le había quemado la piel. Niall le acaricio lentamente la parte dañada, ella simplemente se alejó rápidamente al sentir como el tacto frió de su mano le daba alivio, pero tenía miedo de que lo mismo fuera a pasar. —No, no, no. Cálmate, ¿sí? Solo, durara unos segundos, ¿ok?— la miro a los ojos, pero ella aparto la mirada al sentir el tacto frió de el en su muñeca. Miraba atentamente como una mano le sujetaba firme el brazo y otra mano le apretaba lentamente la herida. Quería moverse, pero la fuerza de Niall era, claramente, mucho mayor que ella. Sintió nuevamente el frió en su muñeca, pero este era más intenso y ardía mucho más, soltó otro pequeño grito al sentir tal tacto. Cerró los ojos con fuerza tratando de minimizar el dolor. Segundos después sintió como el calor tomaba de nuevo su brazo. Abrió los ojos y vio cómo su muñeca estaba normal de nuevo, un poco roja, pero sin ningún rasguño.
—¿Mejor?— Niall le tomo lentamente su muñeca, demostrando que no le haría nada más.
—Si…gracias.— alejo su brazo de él y tomo su muñeca de nuevo, admirando como es que quedo intacta. —Y, ¿Qué era todo eso del…?— movía sus manos graciosamente para encontrar la palabra exacta, logrando sacar una risa del rubio.
—Olvidémoslo, ¿sí?— le sonrió, lo que causo una tímida risa de la castaña. —Ahora, sé que apenas voy llegando, pero, debo irme.— se levantó de la cama, tomando una pequeña mochila que estaba tirada al otro lado del cuarto, la abrió y metió algunas cosas que ella no logro reconocer dentro de la mochila negra.
—¿A dónde vas? Si se puede saber...— se arrepintió de preguntarle eso, Niall simplemente siguió guardando más cosas dentro de la mochila.
—¿Recuerdas que te dije que tal vez había alguien como yo por aquí?— Andrea asintió, el solo siguió hablando. —La encontré. La conocí hace unas horas, y le dije que la vería en alguna parte para poder salir de aquí y escondernos en algún lugar más seguro.— Niall por fin cerro la mochila y se la coloco en su espalda. Salió por la puerta de la habitación y bajaba lentamente las escaleras con Andrea tras él. Andrea suspiro y tomo aire en cuanto llegaron a la sala.
—No sé por qué diré esto…— susurro tan bajo que ella apenas se entendió sola, y siguió hablando cuando Niall volteo a verla. —…pero, quiero ayudarte. Digo, ayudarlos. Si, ayudarlos.— se puso nerviosa, se gritaba mentalmente porque tenía que ser tan, tan ella. El rubio sonrió y se acercó a la cocina.
—Me encantaría que vinieras conmigo, lo digo enserio. Pero, ¿no crees que esto es algo muy arriesgado para ti?— el rubio tomo 3 manzanas del pequeño frutero sobre la barra de la cocina y las echo dentro de la mochila.
—Sí, pero…— no encontraba una excusa para poder ir con él. Genial, se dijo a sí misma. —…pero, no sé, me gustaría ayudarlos, poderlos ayudar de alguna manera, no sé.
—Está bien, ven si quieres. Deberías cambiarte.— el oji-azul soltó una risa al ver el rostro confundido de la chica.
—¿Por qué?
—¿Vas a ir conmigo, escapando de tu casa, de la Tierra quizas, en unas pijamas de conejitos rosados?— la castaña se miró, y era cierto, traía unos pantalones blancos de tela con grabados de conejitos con unos moños rosas grandes y una blusa sin mangas rosa. Tenía razón, no iba a salir con esas cosas puestas. Se sonrojo al instante al ver como el rubio se reía sin parar, solo opto en darle varios golpes en los brazos mientras este seguía riéndose, y subió de nuevo las escaleras a su habitación.

+++++

Las calles eran frías a esas horas de la madrugada. Después de haberse cambiado de ropa por algo más cómodo, salieron a la dirección que le había dado Niall a la chica.
—¿Cuánto tiempo más debemos caminar?— habían estado caminando por casi media hora, dando vueltas en diferentes calles y avenidas. Niall, que estaba un poco más delante de ella, se rió por lo poco que aguanta la castaña. —Y no te rías.
—Bueno. Falta poco, no te aceleres.— soltó en un tono burlón, mirando hacia atrás, riéndose como la castaña lo miraba como si estuviera a punto de matarlo. En cuanto Niall dejo de hablar, en unos de los callejones el ruido de uno de los botes de basura y la voz de una chica los alarmo. Niall volteo a verla, y decidió salir corriendo en aquella dirección.
—¡Demonios!— una chica de estatura promedio, rostro fino y poseedora de unos ojos azul-grisáceo maldijo enfurecida al caer entre la basura del callejón. Niall camino lentamente hacia ella, con Andrea a su espalda. Una fuerte luz al final del callejón le dificultaba ver bien a la chica frente a ellos.
—Nunca creí que te atreverías a venir.— Niall soltó en un tono burlón, al ver el rostro enfurecido de la chica a causa del lugar al que la envió. —Parece que te encontraste con unos nuevos accesorios, eh?— la chica se volvió incluso más roja por la furia al escuchar al rubio.
—Idiota.— la chica se levantó del suelo, quitándose restos de comida y otro tipo de basura de su ropa y cabello. La chica miro hacia su espalda, viendo aquella extraña luz y tratando de averiguar lo que era. Miro hacia Niall, y luego hacia Andrea. Ella solo miraba la pared del callejón, viendo como dentro de la luz, se podía distinguir una imagen, como de un paisaje, pero estaba totalmente borrosa. Parecía una fotografía bajo el agua.
—¿Quién es ella? No primero me dices que es esto que está detrás de mí.— apunto hacia Andrea como si fuera algún tipo de bicho raro. Al parecer no le caí muy bien, era lo único que se repetía mentalmente una y otra vez. Se acercó un poco más a ellos, logrando ver mejor el rostro de la chica.
—¡Que me sueltes te dije!— y, acto seguido, logro ver como un tipo de corriente eléctrica recorría su cuerpo y logro lanzarla a los casilleros que estaban justo atrás de Andrea, la cual tuvo que agacharse ya que Skylar paso, literalmente, volando sobre su cabeza. Volvió a mirar a aquella chica, esta estaba simplemente estupefacta, pareciera como si fuera la primera vez que lo hacía. Volvió su vista a Skylar y las demás chicas que trataban de ayudarla, las cuales ya le gritaban cosas como “fenómeno”. Miro de nuevo a la chica, pero había salido corriendo como si fuera lo último que pudiera hacer.
Claro, era ella.
—¡Tú eres la chica de los casilleros! ¡Tú lanzaste a Skylar por los aires!— Andrea exclamo en un gran grito, apuntándola como si fuera exactamente un “fenómeno”.
—Sí, lamentablemente esa fui yo.— respondió la chica como si fuera totalmente normal. —Pero… ¿no es demasiado peligroso que ella haya venido contigo?
—Yo quise venir, quiero ayudarlos de alguna manera.— intento defenderse como pudo, pero era demasiado inocente respecto a este tema.
—Es muy peligroso para que alguien como tu ande por ahí. Deberías volver a casa. Y tú, deberías saber que es peligroso que tu “amiguita” este metida en esto.— sentencio rápidamente la castaña. Genial, pensó, es una más de las que les encanta controlar todo.
—Todo esto es muy peligroso para todos, además creo que ella puede sernos de mucha ayuda. Es una chica inteligente.— soltó el rubio tratando de defenderse. Lo cual la exaspero más.
—Escucha…— la voz de la castaña se vio interrumpida por un gran estruendo proveniente del otro lado de la calle.
Los tres se voltearon en dirección al sonido. Entre la oscuridad lograron distinguir una gran sombra acercándose rápidamente hacia ellos. Niall y Mackenzie se quedaron paralizados frente a la gran sombra. Si no eran humanos, ¿Qué no debían tener algún tipo de poder que los sacara de ahí rápidamente?
—¡Al suelo!— el rubio grito mientras se abalanzaba sobre el desconocido. Ambas hicieron caso, Andrea se escondió tras uno de los grandes depósitos de basura y Mackenzie solo opto por quitarse de enfrente. Segundos después, Niall termino siendo impactado fuertemente contra la pared del callejón.
—¡Niall!— Andrea chillo horrorizada y corrió rápidamente hacia el cuerpo inconsciente del rubio, que yacía en el suelo totalmente sucio y ensangrentado. Aunque su vida dependía de ello, debía al menos despertarlo antes de que la sombra le hiciera más daño a ella o incluso a Mackenzie, la cual, ya estaba peleando contra el desconocido. En algún momento, se había quitado la capa que lo hacía parecer verdaderamente una sombra, y dio a conocer su rostro. Sus ojos verdes demostraban que disfrutaba hacer esto.
Mientras Andrea intentaba reanimar a Niall, Mack seguía luchando contra el chico lanzándole  la misma corriente con la que lanzo a Skylar. En un ágil movimiento, el chico logro derribar a Mackenzie y la empujo al suelo cerca del portal.
—¿Algo más para agregar, preciosa?— Susurró el chico mientras se ponía de cuclillas ante ella y la atravesaba con su mirada.
—Sí… ¡que si yo me hundo, tú te vienes conmigo!— Dicho eso, tomó al confundido chico por el brazo y lo arrastró a ambos adentro del portal, enviándolos instantáneamente a un lugar que desconocía por completo.
Andrea los miraba sorprendida viendo como los pies del chico desaparecían por el portal, junto con Mack tras él y como el gran circulo desaparecía en el aire dejando a la simple pared frente a ella. Genial, se había quedado sola en el callejón, con el cuerpo inconsciente de Niall en sus piernas. Ahora, debía hallar alguna forma de poder seguir adelante y despertar al rubio antes de que algo más suceda.

strong

—Eli, nena, despierta.— una voz masculina y suave susurraba en el oído de la ojiazul, la movía levemente mientras acariciaba su largo y ondulado cabello castaño, casi rubio, y trataba de despertarla. Lo cual era casi imposible. —...enana, tienes que ir a la escuela.— la ojiazul abrió uno de sus ojos, dejando ver a un chico morocho de ojos miel, arrodillado frente a la cama, y sin camisa, frente a ella. —...vamos Elizabeth, no me hagas traer a Jack de nuevo.
—¿Que quieres, Zayn?— murmuro algo cansada y molesta por haberla despertado temprano.
—Tienes que alistarte, ya. Porque en una hora y media tengo que ir a la universidad y no podre dejarte en el colegio.— "...colegio...", la palabra retumbo en su cabeza como un vago recuerdo de lo peor que le ha pasado en la vida. La  odiaba, no porque se le hacia aburrida, ademas de eso, ahí vivía su peor pesadilla, día tras día.
Se incorporo un poco en su cama, dejando que su cabello cayera por su hombro, Zayn rió, se le hacia tierno la manera que despertaba Elizabeth, los ojos entrecerrados, el cabello despeinado y su pijama desacomodada. Simplemente la quería, como una hermana, claro.
—Vamos, levántate.— le tomo las muñecas y la hizo pararse en la cama, dejándola a ella mas alta que el. Sus ojos se iban cerrando por el sueño. Estiro sus brazos y cayo en los grandes y musculosos brazos de su "hermano". Si, después de que sus padres murieron, su padrino decidió tomar su custodia, y llevársela a un lugar algo lejos para iniciar desde cero, lo cual la ayudo, un poco.
—Zayn, no quiero...— murmuro. Cerro los ojos y de pronto sintió una palmada en su trasero, abrió los ojos sorprendida y miro al culpable, Zayn. Este se reía sin parar, claro, lo había hecho para que ella se despertara. —...sabes que odio que hagas eso.— lo fulmino con la mirada.
—Pero sabes que te quiero.— le sonrió tierno, Eli no se resistió, y lo abrazo. A veces Zayn era demasiado cursi, pero lo quería. El siempre la alegraba, incluso cuando su día había sido una mierda, el estaba ahí para ella. Lo soltó y lo miro, el traía una grande sonrisa demostrando su blanca dentadura, mientras ella solo sonreía de lado, no había sonreído de verdad desde hace años.
—Ahora, ve a cambiarte mientras le digo a papa que ya estas despierta, ¿ok?— asintió, Zayn la dejo en la cama mientras salia del cuarto, y cerraba la puerta tras el. Eli se dejo caer de espaldas en la cama, no quería ni salir por la puerta y caminar el estúpido colegio, lo detestaba, no, no detestaba el colegio, detestaba a Jaquelin. Jaquelin Brook, la líder de las porristas y la encargada de joderle la vida a los demás, incluyendo a Elizabeth. Con tan solo recordar su nombre, le empezaban a doler los huesos, después de la ultima "lección" que Jaquelin le dio, ella no pudo ni pararse por 3 días, lo cual su padrino tomo como si estuviera enferma.
Se levanto de mala gana y camino a su armario, lo abrió y miro su contenido, ropa grande y gruesa, jeans viejos, tenis, gorritos de lana y grandes maletas llenas de juguetes de su niñez. Tomo un suéter blanco, unos tenis del mismo color y unos jeans negros algo ajustados. Se peino su cabello dejándolo caer por su espalda y se pinto el contorno de sus ojos con un color negro, ligero, pero se veía bien. Entro al baño para lavarse las manos. Mientras secaba sus manos, se miro al espejo frente a ella, odiaba su cuerpo, y no lo negaba, se odiaba a ella misma. Miro su rostro, ojos grandes y azulados, largas pestañas cafés, nariz pequeña, sus facciones eran delicadas como la piel de una muñeca de porcelana. Retiro una parte de su cabello tras su oreja, miro sus manos, pálidas, como el resto de su piel, y el hueso de su muñeca resaltaba, bastante, estiro su brazo, retirando un poco su suéter. Vio la parte interior de su brazo, infinitos cortes reposaban sobre el, algunos ya se habían aliviado, otros se habían cerrado y algunos seguían algo frescos, se odiaba a si misma por hacerse eso, pero era la única manea de poder soportar el dolor que le causaba Jaquelin durante clases. Miro su cuerpo, la ropa le quedaba grande a decir verdad, era algo alta, no mas de 1.65, pero bien a su edad Sin darse cuenta, algunas lagrimas fluyeron de sus ojos, ella se veía imperfecta, imposible de poder ser como las demás chicas de su edad. Seco un poco sus ojos con una toalla que estaba ahí dentro del baño, se despinto el resto del rimel y salio del baño. Tomo su mochila y unas cosas mas y salio de su cuarto, cerrando la puerta tras ella, y bajo las escaleras de camino a la cocina. Vio a su tío Mike sirviendo un poco de jugo en un vaso de cristal. Al momento de que Eli entro, el la miro y sonrió, deseándole buenos días.
—¿Como amaneciste, Eliza?— le pregunto tiernamente mientras le pasaba un vaso con jugo. Ella lo tomo y le dio un sorbo.
—Bien...— miro el vaso nerviosa —...y Zayn? Dijo que me dejaría en la escuela.
—De hecho, ya se fue, dijo que tuvo una emergencia y salio disparado de aquí.— le sonrió de lado.
—¿Se le olvido el  cumpleaños de Perrie?— sonrío graciosa.
—Al parecer si.— ambos rieron. —Bueno, ¿quieres que te deje en la escuela?
—No, no te preocupes, voy caminando, faltan 30 minutos para la entrada, estaré bien.
—¿Segura? Por que ahí esta el ca...— lo interrumpió.
—Estaré bien, me voy en mi patineta.— le enseño la patineta que traía en su mano mientras tomaba el resto de su jugo. Dejo el vaso vació sobre el comedor y le beso la mejilla a Mike. —¡Nos vemos!
—Adiós, ¡cuídate!— cerró la puerta tras ella mientras ponía la patineta en el suelo y se echaba a andar, de camino al 'infierno'.