Guilty Secret ||

Ya habían pasado dos semanas y nadie llamaba al teléfono de Aarón, estaba preparado para que el señor de la renta lo llamara y le dijera que se fuera a la mierda y dejara su departamento. Que Colton se burlara de él mientras tomaba la cerveza más cara que podía comprar y que la adorable Heather le dirigiera la mirada.

Si hay algo que el admiraba de las mujeres, era como podían cambiar el rostro de amor a todos a te arrancare los huevos y se los daré a mi perro chihuahua si te acercas. 

Estaba sentado lamentándose de las decisiones en su vida que lo llevaron a tener que ver en que puente sería el mejor para vivir cuando la computadora de Heather suena, pero no con el sonido característico de que le había llegado un correo a la chica, no. Era el súper híper mega sonido ultra secreto que tenía Aarón para que les notificara cuando eran correos para él. ¿Qué? ¿Creían que semejante tío era un gilipollas? Ni de coña.

Señor Britt:


Se le comunica que ha quedado entre los seleccionados para ser parte de la gran familia “Guilty Secret” los ensayos serán los días miércoles y jueves en la mañana, comunicarse con el señor amateur para arreglar como se le pagara si en cheque o depósito directo…

—¡TENGO TRABAJO COÑO! —grito a los cuatro vientos, salto por todo el salón y rio divertido, estaba más que emocionado, puede que en el comienzo la idea no le gustara pero ahora tenía con que comer y tener un techo decente, algo era algo. Suspiro ya más relajado y corrió a tomar el teléfono de la casa para llamar a su amiga.

—Heather a que no adivinas.

—Obtuviste el trabajo.

—Obtuve… espera —interrumpe—, ¿Cómo lo supiste?

—Puede que te haya omitido que yo también trabajo con Colton —murmuro medio nerviosa; el chico bufo y gruño a la vez antes de caer rendido ante la chica.

—Bien, no importa. Mira que ya tengo como ganar pasta, será mejor que vaya a ensayar ¿no? —pregunto a través de la línea, Heather rio entretenida y asintió pero como recordó que no estaban físicamente hablando, respondió un simple “si” —. Vale, voy para allá, a y se me olvidaba. Dile a Colton que sé que me robo los calzoncillos Calvin Klein, joder, son los únicos decentes que tengo y al tío ese se le ocurre quitármelos —se lamentó sollozando falsamente.

—Si quieres puedes sacarle alguno a él.

— ¿Y arriesgarme a tomar VIH? No cariño, antes muerto que arriesga a Aarón junior a eso —ambos rieron divertidos de la ocurrencia del moreno—, eh Heath —llamo—. Gracias nena, eres la mejor amiga que cualquiera pueda tener.

—Y tú eres el mejor amigo mitad osito felpudo que puede haber, pero apresúrate no querrás cruzarte con una Emeraude molesta. Te la presentare cuando llegues pero ven rápido —y corto, el oji miel quedo viendo el teléfono un segundo antes de correr a bañarse para salir a echar la carrera hacia el lugar ese, gracias a que el rubio oxigenado de Haynes le había tomado el auto en la mañana.


Estaba tratando de encontrar con la mirada a sus dos amigos pero de todos los tíos y tías que habían por el lugar que desde la última vez que lo vio no parecía tan grande para albergar tantas personas a la vez. Bufo rindiéndose y se lanzó en el primer asiento que vio para observar como lo hacían sus nuevos compañeros.

—¡Vamos Tina monta ese tubo como montas las pollas, mujer! ¡¿Qué tengo que hacer todo aquí!? ¡Arnold joder, mira o pones bien las luces o te corto la polla! ¡Jenn mueve el culo que de verdad no calientas a nadie con esos movimientos tan lentos! 

—Con mucho cariño te presento a mi esposa.

—¡Woah! —exclamo el moreno para ver al castaño claro que estaba detrás del—. Mierda, señor. Lo siento me asusto.

—Tranquilo chico, es normal, según Esme soy un tanto creepy. ¿Por qué no estas ensayando? —pregunto el hombre cruzándose de brazos.

—Pues… porque…

—¡Félix! —llamo la misma morena que estaba ladrando a los demás ordenes—. ¿Oh? ¿Quién es esta lindura?

—Él es el niño prodigio, del que te hable él día de las audiciones —dijo señalando al menor.

—Mmh, no veo mucho potencial en ese cuerpo de spaggueti que tienes chico, ¿Qué no te alimentan en tu casa? —pregunto pero antes de que pudiera responder lo interrumpió—. Es más que obvio que no, mira. No dejare que bailes estando así de desnutrido hombre, esta semana trabajaras con Niall, espera creo que el pidió el pre natal de su novia. Mmh… Félix cariño donde podríamos meter a este chico? —pregunto viendo a su marido.

—En lo que demostró ser bueno Emera, deja al chico que baile. De todos modos obtendrá fibra con los chicos de atrás —rio al ver la cara de horror que utilizo el menor de los tres—, tranquilo mocoso. Que no te matarán ni nada, simplemente les gusta andar de fiesta en fiesta. Con ellos no hay caso.

—Ni me lo recuerdes, que tuve que despedir a Giovanni por aparecer ebrio para el trabajo hace unos días —suspiro agotada la mujer— Bien, bambino passa la schiena. Si alloggia ad altri —dijo la morena sonriéndole gentilmente al oji verde, que medio perdido en lo que dijo la mujer simplemente camino por donde señalaba


A mitad de camino la vista de Aarón se vio perdida en motones de esculturales cuerpos de todo tipo, morenas, rubias, ¡Y hasta las casi extintas pelirrojas! No es que esto era un sueño. Hasta casi sentía la baba caer por su labio pero no le importaba, solo se detuvo hasta que choco con la retaguardia de la supuesta Emeraude. Que sonreía como cualquier comadreja lo haría, toco tres veces la puerta para abrirla de golpe y llamar a todos por sus nombres.

—Chicos, denle la bienvenida a Aarón, nuestro nuevo integrante —Sonrió señalando al chico pasándolo delante de ella para que todos lo vieran, rápidamente las bromas y bienvenidas no se hicieron esperar.

— ¡Eh córranse, córranse! —chillo una vos conocida para el hombre, estiro uno de sus largos brazos para tomar la mano de la chica de cabello extravagante y atraerla hacia el— ¡Aarón! ¿Cómo estás? —pregunto cuando ya la mayoría se había alejado, dejando solo algunos pocos que parecían ser del grupo de amistades de colton y Heather.

—Pues bien, sorprendido y con las bolas azules; pero bien —dijo divertido.

La estancia brillaba de elegancia, las personas los observaban muy poco disimulados y la sonrisa de su novio no la arrancaba nadie. Estaban juntos, uno frente al otro, ella con su vestido calipso que decidió usar por que hace poco lo había comprado y según su pareja esta sería una cena importante que marcaría el resto de sus vidas.

No imagino nunca algo como esto, pensó que quizá fue u aumento de suelo o hasta un regalo de sus suegros para un viaje de crucero de tiempo compartido pero no que vería a quien le había robado el aliento desde la secundaria, de rodillas con una elevada para sostenerse y extendiéndole una caja aterciopelada con un solitario sencillo de oro blanco, de gran peso emocional.

—Mi querida Joan, han sido más de cinco años que nos conocemos y dos desde que somos pareja. Te considero mi compañera, amiga y confidente. ¿Serias todo eso y más para el resto de nuestras vidas? —pregunto dulcemente el moreno, con aquella gruesa pero dulce vos que poseía, recitando las palabras que Joan siempre deseo escuchar del hombre indicado que parecía presentarse frente a ella.

—Yo… —divago emocionada, la mirada ilusionada del chico la dominaba, todo su cuerpo y conciencia quería decir que sí, pero algo en el fondo temía aceptarlo. Lo ignoro, como cualquier enamorado hace con la razón y sonriente acepto lanzándose a los brazos de su ahora prometido, Garfield la envolvió en sus brazos besando su cuello antes de tomarla delgada y diminuta mano de la que sería su mujer.


Ya habían sido tres meses desde aquello, la propuesta más linda que había vivido Joan, luego de que acepto corrió a llamar a su madre y su padre, quienes la felicitaron y le dijeron que apenas tuvieran la fecha planeada para el matrimonio les dijeran  arribarían de Japón a América para verla de novia caminar al altar.

Ahora junto a sus primas y su mejor amiga escogían vestido para ella antes de ir a ver el de las damas de honor. Desgraciadamente ninguno le gustaba ni a ella ni a sus amigas.

Ian, el asesor de ella moría de nervios desde que el quinto vestido no la magnifico, pero ella trataba de calmarlo con que eran lindos pero no le iban a su figura, bastante contradictorios pues debería ser el hombre quien la ayudase a tranquilizarse por que no encontraba vestido.

— ¿Crees que sea necesario que lo busquemos nosotras? —pregunto la mayor de sus primas, justo detrás de ella estaba María sonriendo divertida al verlo casi en un ataque de pánico.

—Por favor, chicas —sonrió agradecida, disimuladamente reprobando a la menor de todas que se contenía para no lanzar una carcajada frente al pobre empleado.

La cantidad de vestidos era enorme, para las chicas sería un acertijo encontrar uno que les encantara a todas, vieron todos los estilos, hasta como no sabían cual veía la otra no sabían que estuvieron dando vuelta en círculo en la tienda como cinco veces, ya los tacones le dolían a Julia, quien se sentó a ver como sus hermanas y la nena amiga de su prima seguían buscando.

—Vamos July no seas así, Joan cuenta con nosotras —murmuro Alicia que dejo los zapatos de lado de su hermana para poder sentarse junto a ella—. Incluso ya creo que me gustan todos si nos vamos de aquí a comer alguna hamburguesa pero estoy segura que Joan no nos dejara siquiera pensar en ellos porque la grasa hará engordar —rio—. Levántate.

— ¡Chicas! —gritaron desde el vestuario, todas se voltearon a ver entre sí. 

Llegaron a la habitación donde la chica estaba vistiéndose, sorprendidas vieron el vestido que llevaba puesto sonriente. Voltearon a ver cuando escucharon que alguien sonaba sus mocos, Ian sonreía orgulloso de sí mismo viendo como Joan jugaba con los pliegues debajo de la cintura.

— ¡Es hermoso! —Exclamo Alicia siendo la primera en salir del shock.

—Lo tenías escondido ¿eh? —murmuro Julia acercándose a tranquilizar al rubio que sonreía más calmado, María rio levemente y se acercó a ver el vestido en su amiga.

—De verdad es muy lindo, te ves hermosa Johnny —murmuro divertida, la rubia rodo los ojos por el nombre y negó entretenida, arreglando el escote que se había corrido un poco—, claro aunque te queda algo grande del pecho —burlo, pero claramente Ian la escucho y se acercó para ver que podía hacer.

—Nuestra modista puede ajustarlo para ti —dijo alejando las lágrimas de su rostro. 

—Aw —se enternecieron todas—. Muchas gracias Ian —todas lo envolvieron en un enorme abrazo, alegres de encontrar el vestido perfecto y preparadas para ir de compras por el de ellas, pero antes después de soltarse brindar con un vaso de champan de la alegría.


Empujo la puerta del local y espero a que las demás chicas entraran detrás de él. Emeraude le sonrió agradecida apresurando a las bailarinas para que no se lucieran demasiado con el dueño del lugar. Quien solo asintió alejándose un poco para sentarse en alguna de las mesas del lugar.

— ¡Félix ven para acá cariño! —Escucho gritar la extravagante voz de la esposa del jefe del antro—. Nuestro bambino vino a vernos —dijo cuando vio acercarse a su marido, ambos se besaron primero demostrando el gran amor que se tenían, aquello hizo sentir algo incómodo al hombre, desde que nació que vio la falta de afecto a su alrededor, y verlo tan presente entre aquella pareja de extranjeros demasiado bizarros en américa le llamaba la atención.

Cuando conoció a la pareja fue en su viaje a Francia, había pasado por el tan conocido Moulin Rouge junto con uno de sus primos quienes le presentaron a uno de los tantos bailarines del lugar, en aquel tiempo Félix se presentaba como un acto junto a una chica que no recuerda muy bien. Jakub tenía con suerte 18 años, y Félix tenía 27 un cuerpo exuberante y era un mujeriego de mierda.

Se hicieron amigos y el hombre le guio por Francia. Luego conocieron a Emeraude por que la mujer comenzó a trabajar en Moulin como directora de danza, así que se hizo muy cercana a Félix. Hasta que quiso volver a Italia y los ambos chicos la extrañaron, Emera solo le dejo contacto a él por si quería irse en algún momento con ella a toscana.

Si se preguntan si ellos se quisieron desde el primer momento, la respuesta es un rotundo no.

Emeraude estaba primero casada y tenía un hijo, al cual crio junto a un esposo abusador hasta que se cansó y huyo con el nene a América, Félix quedo prometido con una chica que ya ni siquiera recuerdan pero no se casó por que dijo que no estaba preparado para un compromiso. Así que se fue a Alemania durante casi tres años. Los mismos que le tomaron a Jakub establecerse en América y comenzar su empresa e invertir en un pequeño antro junto con Emera para echarlo adelante.

El pequeño diablillo de Emera logro ser mucho mejor hombre que su padre y se crio con la mejor madre que pudo tener, varia veces Jakub lo envidio ya que no era un secreto que su padre lo crio solo junto a una madrasta que no quería y hermanos mayores que lo veían como un estorbo. Así que a Macello el hijo de Emeraude lo consideraba su hermanito pequeño y a Emera como la madre que jamás tuvo.

Siempre tuvieron contacto con Félix, en especial Emera que siempre recibía los regalos que el hombre les enviaba a ella y a sus dos bebés. El antro empezaba a surgir mucho mejor de lo esperado y recibieron a más personas en vez de solo chicas también algunos chicos, de todo eso se encargaba la mujer pues Jakub dirigía todo un imperio que heredo orgullosamente de su padre. 
Volviendo a lo de Félix, cada  vez los regalos eran más y Macello se puso celoso de que el hombre le quitara a su mama así que le contó a Jakob que secretamente le dijo que se alejara de la mujer.

— ¿Estás loco verdad? Conozco a Félix, estoy más que seguro que no le hará nada a tu mamá —recuerda que le dijo cuando vio al niño de nueve años sentarse y pedirle a la secretaria de su hermano mayor -como le decía- que le trajera un pastel de los que la vio comer a ella, cabe decir que la señorita jones parecía un tomate frente a su jefe. 

— ¡pero ese hombre está lejos, no quiero que mama sufra!

—Macello, no pasara nada. 

El en ese entonces tenía 23 años, Emera recién cumplía sus 35 y Félix iba por los 32. 

Varios meses después de la conversación que tuvo con el pequeño macello, Félix viajo a América a conocer al niño que le advirtió que se alejara de quien era su madre que era su enamorada. No le habían dicho a ninguno de los dos jóvenes pero Félix y Emera habían mantenido una relación a distancia desde que Félix se había puesto en mayor contacto con ella, y fue por ahí como dos años después de establecerse en Alemania, casi cuando Macello tenía cuatro años.

Para los 37 de Emera, Félix le pidió la mano de su madre a Macello. Quien a regañadientes acepto solo porque su mami parecía feliz con el señor ese, no porque le caía bien, no.

En realidad Félix le pidió ayuda a Jakub quien compro a su hermano con un viaje a Disney si no hacia escándalo en la boda de Emera.

De regreso al ahora, la morena exuberante se acercaba a él sonriendo de oreja a oreja.

— ¡Mi pequeño rayo de sol! —Estrujo al joven que suspiro destensándose en los brazos de la italiana—. Mírate mi niño estás todo preocupado, ¿Qué Jones no trabaja?

—La señorita Jones trabaja hasta más que yo —ríe—, con esa bienvenida me doy cuenta que Macello no anda por aquí —comenta buscando con la mirada algún rastro del adolescente. 

—Naha, me dejo abandonada por un campamento con sus amigos por california —suspiro exagerada— No sabes cuánto me molesto para que lo dejara ir a esa cosa.

—Tiene doce, lo único que quiere es descubrir el mundo —murmuro la ronca voz de Félix detrás de ellos, abrazo con cariño al pelinegro y lo invito a sentarse con ellos en alguna de las mesas del segundo piso del antro.

—Mientras lo haga donde mis ojos puedan verlo estará bien —argumento divertida la madre—, y dime bambino, ¿A che viene il vostro visita?/ ¿A qué viene tu visita? —pregunto curiosa como niña de cinco años.

—Tan solo quise venir a divertirme aquí —ambos adultos lo quedaron viendo Emera le mostro el club todo vacío mientras que Félix señalo su reloj que dicto las cinco de la tarde—, bien. Mentir no se me da, quedo demostrado. 

—Solo dinos.

—Hay problemas con la economía del club —suspiro—, las ventas han estado bajando para la compañía, y los unos tíos de España quieren comprarnos para fijar un no sé qué. Con la crisis que está viviendo Europa donde tenemos a los inversionistas más importantes nos incumbe a nosotros —agotado, luego de librarse del peso que sobrellevaba se cubrió la cabeza con los brazos angustiado—. El consejo solo me dio dos meses para que subamos las ventas que si no, con o sin el permiso mío venderán el lugar.

—Oh válgame dios —chillo casi al borde de las lágrimas la morena—. ¡No pueden hacernos esto! ¡Trabajamos con esos viejos hace casi siete años!

—Saben que los estimo mucho, por eso nos dieron ese tiempo. Para poner manos a la obra o…

— ¿O? —cuestiono el castaño.

—Empacar las cosas.

Nadie jamás se atreva a decir que el yanto de Emeraude no se escuchó hasta la otra cuadra, acompañada por los bailarines que estaban por ahí tratando de darle algo de apoyo y que desgraciadamente escucharon la conversación.

Nota: