Welcome to Pensford!

La ciudad. La ciudad hace las cosas tan fáciles, con miles de personas, miles de lugares, miles de trabajos. Y si nos referimos a las zonas mas ricas podemos encontrar a aquellos que no se dan cuenta de ello. Aquellos que creen que el dinero nunca se acaba, que creen que donde sea que vayan habrá alguien que les cocine y limpie, que no saben de donde viene el pescado que les sirven con todo lujo por las noches, aquellos que son unos malcriados, que no valoran, que se creen superiores. Ocho chicos y chicas que solo conocen la vida sin esfuerzos son engañados por sus padres. "Feliz viaje a Nueva York" les dirán pero en realidad serán enviados a un pueblo apartado de todo, donde toda la gente se conoce, donde toda la gente trabaja más de diez horas seguidas y todavía no les alcanza para comer todos los días. ¿Serán capaces de soportar diez meses fuera de sus comodidades? ¿Qué pasará cuando les toque lavar los platos o planchar? Aprender, van a tener que aprender en diez meses, lo que sus padres no lograron inculcarles en lo que llevan de vida, ser independientes. Será difícil, pero se supone que todo es posible ¿no? 

Cuando los parlantes dejaron de emitir lo que el comandante decía, todos los jóvenes que estaban sentados en sus diferentes asientos bufaron. 
— ¿Qué mierda significa que no saben lo que le pasa al avión? — Rose miró con sus ojos celestes a la azafata que apoyaba su codo en la cabecera de su asiento. Su voz no expresaba lo que se llama gentilidad y acompañada de sus muecas daban ganas de pegarle. 
—Este avión está teniendo un problema que debe arreglarse cuanto antes ya que es bastante grave y estamos en riesgo de muerte.
— Oh mi Dios ¡VAMOS A MORIR! — gritó Déborah desde el asiento delantero, su compañero de asiento y mejor amigo, Zayn Malik, rodeó los ojos.
— Señorita, tranquila. Simplemente  aterrizaremos en un aeropuerto en medio de la nada, de allí un micro los llevará hasta Nueva York. Sentimos las molestias. — Contestó la mujer de mediana edad, su rodete se balanceaba mientras ella revisaba que cada uno de aquellos chicos tuviera el cinto ajustado y el asiento en la posición correcta. 
— A mi padre no le gustará esto y para que sepa es abogado. — Dijo Dylan cuando la señora pasó por su lado, ella simplemente lo ignoró repitiéndose una y otra vez que jamas querría tener hijos tan malcriados. 
Con todo preparado, el piloto aviso el aterrizaje y en menos de diez minutos el avión rebotó en la pista especial para ello. Danny sacudió a su ex-novia, la cual se había rendido en un profundo sueño desde que había apoyado el culo en su butaca. La única reacción de ella fue pegarle, luego de gruñirle algo que él no pudo comprender pero tenía una suposición: no era algo muy agradable de escuchar.  
— Voy a pedirles que tomen todas sus valijas de mano y esperen parados en los pasillos. — Cada uno de los chicos se paró de su asiento, menos Karol -quien había seguido durmiendo- y Azul. 
— ¿Bajas mis cosas de ahí arriba? — Le preguntó al chico de pelo marrón que se encontraba abriendo el portaequipajes, él la miró ingenuamente, con una ceja más por arriba que la otra. — Louis, por favor. — Repitió aún sentada sin siquiera mover un pelo. El chico bufó pero sin embargo tomó el bolso marrón de la reconocida marca Gucci y lo puso sobre las piernas de su amiga, ella ni siquiera le agradeció. 
Pasaron seis minutos antes de que la mujer volviera a hablar mientras abría la misma puerta por la que habían ingresado tres horas antes. Una escalera mecánica se desplegaba justo al pie de esa misma puerta y por allí descendieron ocho chicos, todos pensando que luego de otras tres horas en ese horrible e incomodo autobús llegarían a su preciado y lujoso Nueva York, que equivocados estaban. 
Un gran micro esperaba con sus puertas corredizas abiertas justo en el límite entre el pasto verde y el cemento de la ruta. Cada uno se subió y eligió un asiento, relajándose y claro que no estaban preparados para lo que les esperaba.
 Pasó una hora cuando su recorrido paró en seco, el transporte en el que viajaban tenía las cortinas cerradas ya que Louis quería dormir y según él, con los rayos de sol en sus ojos le era imposible. Eso no era ni un problema comparado con el lugar a donde habían llegado. 
El hombre que iba manejando tiró de una palanca y las puertas se abrieron.
— Han llegado a su destino.— Gritó lo suficiente como para que aquellos que estaban descansando reaccionaran. Todos bajaron esperando ver las luces, los edificios gigantes, los carteles digitales, la gente, la ciudad que nunca dormía pero en cambio un hombre de pelo negro platinado por los años y ropa gastada los esperaba montado sobre un caballo. — Suerte — Volvió a gritar el conductor, jalando nuevamente la palanca y yéndose a Dios sabe dónde, dejando a todos esos niños de papá solos en el medio de la nada, en el medio del campo, con simplemente una valija.
— ¡Bienvenidos a Pensford! — Dijo el hombre fuerte y claro, las expresiones en la cara de los jóvenes era en todos la misma, la piel blanca, los ojos abiertos y la mandíbula por el piso. — Mi nombre es Bobby Horan y este será su hogar los próximos diez meses.
Justo frente a ellos había otros ocho jóvenes de su misma  edad pero muy diferentes a ellos. Tenían la ropa sucia y gastada, las zapatillas manchadas de barro, las ojeras formaban un círculo perfecto al rededor de sus ojos, y sus expresiones no eran de asombro por no saber donde estaban, eran de asombro porque nunca habían visto bolsos tan bonitos, gente tan limpia, cosas tan lujosas, ambos grupos jamás habían pensado en lo distintas que eran sus vidas por solo vivir en diferentes lugares.
¡Descanso! Qué bonita palabra, pero poco conocida por los pobres campesinos que se rompen la espalda trabajando para poder seguir adelante. En este caso, ocho amigos aprovecharon su tiempo libre para reunirse.
— No puedo creer que vayamos a hacerlo— dijo Brooklyn rodando los ojos.
— No creo que sea tan malo…— por supuesto que él debía estar de acuerdo, su padre es el jefe del proyecto.
— Niall, pasaremos diez meses con un grupo de ingenuos que lo único que saben hacer es gastar el dinero de sus padres—
— Isla, no seas malo, seguro que en una semana aprenden rápido cómo son las cosas aquí— habló Ashton.
— Lo que uno hace por ganar dinero— comentó con malas ganas Helen.
— ¡Vamos chicos, ya es hora!— gritó Bobby mientras bajaba por las escaleras, todos se levantaron de dónde estaban sentados compartiendo jugo y galletas, y se encaminaron en busca de los jóvenes mimados.
— ¿Dónde los esperaremos?— preguntó Harry.
— Al costado de la ruta— respondió Bobby, su cara tenía una sonrisa imborrable.
— No es gusto que usted vaya en caballo mientras nosotros caminamos—chilló Liam.
— Sobrino, hoy pasé todo el día en el cerco corriendo a las malditas palomas que quieren arruinar mi cosecha— dijo el mayor del grupo.
Luego de caminar tres kilómetros por una calle de tierra llena de piedras y hoyos, llegaron a su destino, el autobús todavía no había llegado por lo que les quedaba esperar.
— No van a soportar un día aquí— rió Ashton.
— ¿Serán ellos?— preguntó Isla señalando un gran micro color negro con varios detalles en dorado, segundos después paró frente a ellos y poco a poco ochos chicos bajaron de él.
— ¡Bienvenidos a Pensford! Mi nombre es Bobby Horan y este será su hogar los próximos diez meses— dijo el encargado de todo el asunto.
— Esto debe ser un error— murmuró Louis.
— ¡Esto no es Nueva York!— gritó chillonamente Déborah.

— Felicidades genia, hasta que te diste cuenta— dijo Helen en un bajo tono de voz y sus amigos rieron, la morocha que logró oírla sólo se dedico a fulminarla con la mirada.
— No pienso pasar ni un minuto más en este pueblecito— habló Zayn con un tono de superioridad, y molestó sacó su celular de un bolsillo—. ¡¿Sin señal?!—
— Tendrás que acostúmbrate amigo, ahora dejen de perder el tiempo y síganos— Bobby dio vuelta en su caballo en comenzó a avanzar.
— No les conviene quedarse en medio de la ruta, excepto que quieran morir de hambre, calor y sed— comentó Liam.
— ¡Ya no puedo más!— gritó Azul a punto del llanto sentándose sobre su gran valija turquesa llena de flores.
— Sigue, falta sólo un kilómetro— la apuró Isla.
— Dylan, lleva mi bolso, es lo que un mejor amigo haría cuando ve a su amiga cansada— le rogó.
— Azul, yo también estoy cansado— se quejó él, pero rara mente le hizo el favor a su amiga, incluso ella misma se sorprendió.
Tras unos veinticinco minutos más caminando llegaron a la gran casa con ladrillos da la vista en la cual vivían los Horan, por más que esté en un simple pueblo costero, no significa que sea humilde y fea, algún resultado tendría que dar el duro trabajo de Bobby y su mujer.
— No está tan mal… para ser de pueblerinos— comentó Karolina, pero más de la mitad la ignoró.
— ¿Desean algo de tomar?— preguntó Bobby mientras entraban en el living-comedor, todos hicieron un movimiento de negación con su cabeza—, está bien. Primero antes que nada, sus padres saben que están aquí, ellos fueron quienes quisieron que vengan, pero obviamente si se los decían ustedes no iban a querer aceptar, por eso dijeron lo de Nueva York, hagan lo que hagan no hay forma de que vuelvan a Los Ángeles, entonces comencemos. No todos vivirán aquí, eso está claro ya que no es una mansión y mucho menos un hotel, por lo que serán divididos con ellos— señaló a los amigos de sus hijos y ellos sonrieron entre dientes—. ¿Quién es Rose?—  la castaña quién tenía colocado sólo un auricular en su oído izquierdo levantó la mano—. Bien, tú vivirás en la casa de Mickeyla—
— Soy yo— habló la susodicha al notar que su huésped trataba de ubicarla con la mirada.
— Lodge, Karolina Lodge, tu vivirás con Helen— señaló a la oji-azul y ella asintió—, Louis ¿Tomison?—
— Tomlinson— lo corrigió.
— Bueno, tú estarás con Ashton, o sea que también compartirás casa con Rose y Mickeyla— siguió Bobby—, Deby estarás con Danny en la casa de los Styles, Zayn con Liam, Azul con Isla, y finalmente Dylan, tu estarás conmigo, mi hijo Niall y mi esposa Maura. Espero que todos logren convivir, y si no pueden, lo lamento por ustedes, pero ya no hay vuelta atrás— Bobby se levantó del cómodo sillón y dejó a los adolescentes solos.