Fly away from here [Draco Malfoy] CANCELADA TEMPORALMENTE

Snape nos sentó en el gran comedor, dispuesto a que terminemos nuestra tarea. Por mi parte, yo ya lo había hecho hace veinte minutos, pero esperaba a que Hermione y Miranda terminaran para ir a probarnos nuestros vestidos. La castaña me había pedido que por favor, mantuviera el secreto de que sería la pareja de Krum; Miranda también estaba enterada, pero era seguro que ella jamás abriría la boca, además, estaba más concentrada en su propia felicidad que en otra cosa. Iría con George y para ella era todo el sueño de una chica, como si el pelirrojo fuera un príncipe azul de los cuentos de hadas o algo así.

Estaba acomodada de lado de Harry, a su lado, estaba Ron y luego Hermione, quien estaba a punto de terminar. Miranda se encontraba del otro lado de la mesa, sentada entre George y Neville con las mejillas enrojecidas y mandándole miraditas a él primero, quien también le seguía el estúpido juego de coqueteos.

- Esto es absurdo, de seguir así seremos los únicos sin pareja – se quejó Ron, pero de inmediato se cayó al sentir como Snape empujaba su cabeza hacia el libro, haciéndolo volver a la tarea. – Bueno, nosotros y Neville – murmuro burlón hacia Harry.

- Creo que no tiene caso que practique más – bromeo mi primo.

- Equivocado, él tiene pareja – replique garabateando en mi cuaderno, satisfecha al ver como de sus caras se les borraba la sonrisa. Por idiotas.

Observe de reojo que Fredd le pasaba un papel hacia Ron, al leerlo, me mordí el labio no queriendo dejar escapar una risita, pero viéndolo así, seguramente Ron y Harry irían juntos como parejas al baile.

- ¿Tú con quien iras? – susurro Ron a su hermano.

Fredd le tiro un papel a Angelina Johnson, llamando su atención y preguntándole si quería ir al baile con él. Sabía que estaba molesto con Daphne porque ella se había negado a ir con él, ya le había dicho a Blaise Zabini que iría con él. Los padres de este eran amigos desde generaciones de la familia de mi amiga, por lo que Daphne temía que sus padres quisieran comprometerla con él.

- Effy – susurro Ron, llamándome – ¿Tú irías al baile conmigo…?

- Tengo pareja – murmure nerviosa, haciendo que los tres me miraran con sorpresa – No se los diré, me verán con él en el baile así que esperen.

Al saber que no soltaría una palabra, asintieron y se callaron la boca, volviendo a sus libros. Esperaba que no insistieran en el tema, aunque Hermione me tenía loca todos los días preguntándome quien era el “afortunado” para que yo le dijera que sí; Miranda solo soltaba risitas nerviosas y solo quería asesinarla y enterrarla a mil metros bajo tierra para que se callara.

- Hermione, tu eres una chica – Ron se dirigió a la castaña, y por sus palabras, supe que había hecho todo mal.

- Que observador – dijo mi amiga con irritación en su voz.

- Ven con uno de nosotros.

Harry trato de advertirles de que Snape estaba cerca, pero fue demasiado tarde porque los tres fueron golpeados, y solo pude gozar de ese momento. Si, bastante malvado de mi parte, pero me encantaba el sufrimiento ajeno.

- Si para un chico es triste ir solo, para una chica seria deprimente – comento el pelirrojo, logrando que Hermione explotara de ira.

- No iré sola porque créanlo o no, alguien me invito – espeto con brusquedad, luego se paró y le dio el cuaderno de tareas a Snape.

Mire a Miranda, dando la señal de nuestra retirada, por lo que me paso su cuaderno y me pare para entregárselos al profesor. Me despedí de los chicos con la mano, viendo sus caras de sorpresas. Hermione estaba bastante molesta y dolida también, por más que ella quiera negárselo a sí misma, gustaba de Ron y su actitud insensible era para lanzarle una maldición asesina.

Caminamos en silencio hasta la sala común, donde nadie se encontraba aun debido a que éramos las primeras en terminar. Hermione tiro sus libros sobre el sillón y comenzó a maldecir a Ron por lo idiota e insensible que era. Miranda trataba de calmarla, dándole ánimos y diciéndole que ponerse así no resolvería nada; yo solo tome una caja de bombones que había en mi nombre sobre un escritorio y empecé a comer. Observe que había una pequeña tarjeta. Estaba segura que era de Dumbledore, mis abuelos o de Cedric, pero nunca me imaginé que podía llegar a ser de Draco.

Tosí repetidas veces cuando me atragante con el chocolate. Hermione me dio unas palmadas y Miranda me dio una botella de agua que tenía en su mano. Ambas me quitaron la tarjeta, y cuando mira hacia arriba para observar sus expresiones, Hermione estaba con los ojos totalmente abiertos y realmente impactados, mientras que Miranda irradiaba emoción.

- ¡Es tan romántico! – chillo la rubia. – No puedo creer que dijeras que era un idiota cuando es un dulce contigo, Effy.

- ¡¿Draco Malfoy tu pareja?! – exclamo Hermione sin creerlo. Solo me encogí de hombros dando una media sonrisa.

- Dijo que si iba con él, la campaña contra Harry pararía, y bueno… ha parado.

- No puedes ir al baile con el – negó repetidas veces con la cabeza. - ¡Él es un idiota, Effy! ¡Un arrogante, superficial y encima es Slytherin!

Hermione empezó con su discurso, que sinceramente, no preste el mas mínimo atención. Ósea, si yo era quien iba al baile con el ser más tonto de Hogwarts, ¿no era acaso mi problema? Entendía que quería mi bienestar, pero yo sabía en qué terreno me metía. Además, ¿para qué evitar lo inevitable? Era mejor que empezara a hacerse la idea, porque un día Malfoy y yo – por desgracia – estaríamos juntos. Miranda intervino en mi ayuda, diciéndole que era mejor que dejáramos el tema y que, obviamente, quedara entre nosotras tres y nadie más. Hermione asiento a regañadientes, aunque sabía que me debía una muy grande por guardar su secreto con Krum.

Subimos hacia nuestra habitación con todas nuestras cosas y al tener toda la tarde libre hasta la cena, comenzamos a preparar los maquillajes y peinados que nos haríamos. No es que fuera muy fan de esto, pero tampoco le veía nada de malo pasar tiempo con ellas, aunque me exasperaba un poco con lo chillonas y emocionadas que se encontraban. Solo esperaba que actitudes así no se me pegaran.

Una vez que me aburrí de toda su monería, decidí bajar las escaleras hacia la sala común para buscar a Neville, así me ayudaría a practicar nuevamente. Era una mala bailarina y no me quería ver mal al bailar, y menos delante de Parkinson, quien seguramente estaría cabreada cuando me viera con su amorcito. Sonreí satisfecha, sabiendo que eso la judería bastante y allí podría pagármelas.

Al bajar, observe sorprendida la ronda de chicas que había sobre Ron, Harry también estaba allí. El pelirrojo se veía tan pálido y perdido. Ginny nos contó en pocas palabras lo que había pasado, y aunque todos se sentían mal por Ron, solo quise echarme a reír como estúpida. Me contuve, sabía que si lo haría, Hermione me asesinaría sin pensárselo dos veces y que Miranda se molestaría mucho conmigo.

- ¿Qué te dijo? – interrogo Harry con los ojos bien abiertos.

- Que no, por supuesto – respondió Hermione por él. – Ron negó con la cabeza - ¡¿Te dijo que si?! – exclamo Hermione colocando sus manos sobre su boca.

Abrí los ojos impresionada, ¿la francesita engreída le había dicho que si? Por merlín, pero cuando Ron afirmo que no. Ginny agrego que él se lo había gritado, y Dios, tenía que haber estado allí. Podía usar los poderes de Effelia para verlo yo misma con mis ojos, pero me resistí en hacerlo en ese momento o sino enserio terminaría riéndome como toda una psicópata.

Decidí que mi tiempo había terminado, por lo que salí de la sala común, aun aguantando la risa, y una vez que estuve a pasos lejanos de la torre de Gryffindor, reí de la buena gana, asustando a algunos estudiantes que pasaban y me miraban como si estuviera loca.

- ¿Y ahora de que te ríes? – escuche una voz familiar a mis espaldas, lo que hice que volteara de inmediato.

- No saben lo que paso con Ron – solté una risita y salude con un abrazo a Daphne y Cedric.

- Oh, ni lo menciones – rio mi amiga – Lo vimos todo, y te juro que fue un papelón. Pobre chico.

- Ya, no se burlen de el – Cedric nos miró de forma regañadora, pero de todas formas nos reímos como idiotas – Estaba nervioso, y a cualquiera le puede pasar.

- Si, como sea – revolee los ojos y respire profundo, me dolía la pansa de tanto reírme – Hey, ¿y tú con quien iras al baile, galán?

- Cho Chang – respondió con una gran sonrisa en su rostro.

Oh, mierda. Harry debía estar muy molesto y triste. Levante los pulgares arriba, y en cuanto vi que la chica se acercaba y prácticamente alejaba a Cedric de nosotras, sin siquiera saludarnos o pedir hablar con él. Una ira creció dentro de mí, incluso di varios pasos dispuesta a ir y asesinarla, pero Daphne me le impidió tomándome de atras. Respire con profundidad y me calme; esa perra trataba a Cedric como si fuera un muñeco que podía hacer lo que quisiera, ¿acaso no veía que hablaba con nosotras? ¿Qué estaba con sus mejores amigas y debía pedir permiso para interrumpir nuestra charla?

- Esa chica se ganó el odio de Effy Potter – murmure mientras seguía fulminándola con la mirada.

- Y el de Daphne Greengrass también – coincidió mi amiga. – Cedric es nuestro, solo nosotras lo tratamos así.

- Exacto – asentí con la cabeza y me cruce de brazos – Ya veremos cómo nos desharemos de ella, pero te juro que las va a pagar como que me llamo Effy Potter.

Despedí a mi amiga al recordar que la hora de la cena estaba cerca. Nos despedimos con rapidez y cariño; comencé a subir los escalones de la casa de Gryffindor hasta que un niño de mi casa, al menos de segundo año, me pasaba una caja enorme junto con unas flores.

- Esto es para usted, señorita – sonrió el niño un poco tímido.

- Eh… ¿gracias? – fruncí el ceño mientras tomaba la caja en mis manos - ¿De parte de quién?

- De su pareja de baile – contesto, lo que hizo que abriera en grande los ojos – Tranquila, soy un hombre de negocios y se mantener un secreto, mas con veinte galeones extra.

Genial, había sobornado a un niño para que mantuviera el pico cerrado. Despedí al niño y entre a la sala común, siendo observada por todos al ver lo que tenía en mis manos. Hermione, Ginny y Miranda se acercaron a mí con rapidez, al igual que algunas chicas que estaban emocionadas por ver el vestido. No quería que lo vieran aun, ni siquiera yo lo sabía. Quería hacerlo en la intimidad y poder apreciar en mi soledad tal regalo de Malfoy.

Me encerré en el baño, dispuesta no abrirles a Hermione y a Miranda quienes insistían con que abra la maldita puerta, pero enserio quería estar sola para ver el vestido. Si tenía que poner cara de estúpida enamorada, por favor, que fuera en privacidad.

Cuando deje de escuchar golpes y un gran portazo, abrí la caja con los dedos temblando. Tome la tarjeta con cuidado y sonreí.


Y al sacar la bolsa, quede asombrada con el hermoso vestido que había adentro. Simplemente, Malfoy se había pasado de la raya esta vez.