—Historias de San Valentín.

Hacía ya tres años que Alexa conocía a Sean, un joven cocinero que parecía no tener futuro para nada; él aparentaba ser un chico que vivía con sus padres y era mantenido por ellos, mientras que ella era una joven universitaria con todas sus ganas de vivir al máximo. Alexa solía almorzar a diario en aquel pequeño restaurante que quedaba frente a su universidad y se conocen cuando un día le piden a Sean que atienda al público.

Al principio, la atracción que sentían era mínima y cuando se enteraron de la edad del otro, creyeron que ya era imposible; porque ella al tener 19 y él 24 años ya era mucha diferencia. Pero luego de dos meses de coqueteos mutuos, decidieron tener una cita. Al principio era incómodo para Sean porque no aparentaba la edad que tenía Alexa, parecía mucho mayor.

Luego de tres meses de estar saliendo, la relación entre ellos se hace seria lo que significa, la presentación a la familia. Ellos habían preparado bastante las cosas para aquella ocasión, habían reservado una mesa para seis personas en un restaurante bastante lujoso que parecía tener deliciosa comida. Pero, lamentablemente, la ocasión no fue la mejor.

La madre de Alexa, estaba totalmente enojada con su esposo por no haberse vestido decentemente como le había pedido y el padre de Alexa tenía unas expectativas muy altas para el chico; pero, al verlo, no pudo creerlo. A pesar de que Sean intentó vestirse formalmente no le funcionó demasiado lo que causó que los padres de Alexa de inmediato rechazaran la unión de su hija con aquel hombre.

Sin embargo, los padres de Sean se sorprendieron gratamente al ver a su hijo con una chica como esa; nunca se habrían imaginado que él iría a conocer a una chica tan hermosa y que aceptara estar con él. Los padres de Alexa al saludar a los Maschwitz, de inmediato sintieron rechazo hacia esa familia; parecían ser de esas familias disfuncionales donde ambos trabajaban horas y horas para conseguir un plato de comida a su familia.

Ese día, terminó siendo un completo caos. Alexa se molestó bastante por los comentarios de sus padres hacia la otra familia, mientras que ellos se defendían como podían diciendo que estaba mal que prejuzgaran a las personas antes de conocerlas solo por la manera en las que se visten o su estatus económico.

Pero eso, no fue impedimento para que Alexa y Sean continuaran la relación. Y seis meses después, él le pidió matrimonio. Sonará un poco rápido, a decir verdad, pero a ninguno de los dos les importaba mucho la opinión que tuviera la gente ante esa relación. Además, estaban bastante seguros de estar enamorados y querer pasar el resto de sus vidas juntos.

Los padres de Alexa, la familia Vólkov, al principio se negaron a aceptar que su pequeña hija se casara con un chico cinco años mayor que ella, y tampoco estaban seguros de querer que su hija abandonara la universidad por un muchacho como él.  Pero eso tampoco impidió que la relación continuara por lo que la familia Vólkov terminó aceptando la unión de ambos chicos. Y la familia Maschwitz se sintió feliz de que su hijo conociera a la mujer de su vida.

Pero cuando el día de la boda, no fue muy tranquila la enfrentación entre la familia Vólkov y la familia Maschwitz, pero sin embargo continuó siendo el mejor día de la vida de ambos. Y un año después, el segundo mejor día de sus vidas apareció.

Nick había aparecido en sus vidas luego de nueve largos y doloros meses, ampliando la felicidad de ambos. Pero no por mucho tiempo, porque dos meses después, Sean fue descendido un puesto en su trabajo, lo que significaba menos ingresos económicos en la nueva familia.

Cuando Alexa por fin pudo regresar a su trabajo, se vio obligada a pedir horas extras para generar más dinero a su familia; contando simplemente con diez horas libres en su hogar. En los que se ocupaba solamente del pequeño niño que había llegado a su vida. Y un mes después, decidieron abandonar la pequeña casa que tenían para mudarse a un apartamento un poco más grande donde tendrían más oportunidades de expandirse. Cuando llegaron al apartamento, se asombraron al ver lo lindo que era con los muebles. Alexa no estaba del todo convencida al principio de que ese sería el lugar donde su hijo crecería, pero al verlo ya preparado su opinión cambió.

Dejó a Nick sentado en el sofá y corrió al ascensor con su esposo, para buscar las maletas que habían dejado la planta baja. Cuando llegaron a éstas, regresaron rápidamente al ascensor, sin decir palabra alguna. En menos de media hora Alexa debía de regresar a su trabajo luego de pedir descanso, y el tiempo quizás no le daría para hacer lo que tenía planeado hacer.

Cuando llegó al apartamento, verificó que su hijo seguía allí. Y así era. Lo tomó en brazos y sonrió besando su frente. Miró a Sean, que estaba a su lado mirándolos y lo besó en los labios. Haciendo que ambos se preguntaran cuándo había sido la última vez que se habían besado. Alexa le entregó el bebé de un año a Sean y fue corriendo al baño para prepararse para concurrir al trabajo.  Sean soltó un suspiro y le sonrió al bebé, él no tenía la culpa de lo que estaba sucediendo en su matrimonio.

—En unas horas nos vemos ¿sí, Nick? Los amo. —Alexa salió del baño y corrió hacia ellos, dándole un beso en la frente a su bebé y luego besó los labios de su marido por un par de segundos.

Sean miró la hora y se sorprendió al ver que todavía faltaban veinte minutos para que su descanso acabara, ¿por qué no se quedaba más tiempo con ellos?