i'd chime in.

Hoy era el día donde por fin Carter White y Winter Watters iban contraer matrimonio luego de tres años de relación. No era una relación muy perfecta, habían tenido ya varios problemas y habían terminado un millón de veces, pero ambos decían que su amor era tan fuerte como para que eso arruinara toda la historia que tenían.
Ambos hacía ya un año habían jurado no mentir ni ocultarse cosas, y al parecer cumplían ese juramento al pie de la letra. Carter le tenía plena confianza a Winter, y viceversa. Pero cuando ella lo engañó dos veces con el mismo chico, él decidió crear ese pequeño juramento entre ellos dos para que no sucediera nunca más.
—Winter, tenemos que hablar. —Había dicho él aquel día, sentándose a su lado en el sofá. Ella por su parte apagó el televisor y lo miró a los ojos, dándole la oportunidad para hablar—. Tú sabes todo lo que pasó con... Bob, tu amigo. —Los ojos de ella se abrieron de inmediato exageradamente, claramente ella sabía que él estaba enterado y la había perdonado, pero no creyó que él fuera a querer hablar del tema—. Y sabes que no quiero que pase de nuevo. —Los ojos de Carter se encontraron con los de Winter reflejando dolor, claramente él todavía seguía mal por haber encontrado a su novia con otro chico—. Y por eso, se me ocurrió que podríamos hacer una especie de juramento diciendo que nunca nos engañaremos, mentiremos u omitiremos algo del otro ¿sí?
Ella, aceptó de inmediato, aunque no muy convencida. Es decir, en sus planes no estaba volver a engañar a Carter porque ambos terminaron sufriendo, pero hacer el juramento significaba no más mentiras y le debía de contar todo; posiblemente ella no duraría mucho cumpliendo ese juramento. Pero aceptó de todos modos porque quería ver a Carter feliz.
Sin embargo, alguien estaba al tanto de cada pequeño detalle en la vida de Winter y sabía todo lo que ella hacía. No era que la acosase ni mucho menos, solo sabía varias cosas de ella. Y sabía que ella no era completamente honesta con el pobre novio por lo cual, él había decidido contarle todo a Carter antes de que la boda se realizara.
Aunque se le iba a dificultar por el hecho de que estaba llegando tarde a la boda. Así que, cuando él entró a la iglesia ya había comenzado. Se sentó en el último asiento y esperó pacientemente al momento indicado para confesar toda la verdad. Los minutos continuaron pasaron y el hombre se empezaba a aburrir, pero sin embargo continuaba allí a la espera.
—Si alguien tiene alguna razón para oponerse a esta unión que hable ahora o calle para siempre.
El Padre esperó unos segundos y al oír el silencio de siempre en ese momento, decidió continuar con la boda. Fue entonces cuando el hombre se dio cuenta de que era su momento de hablar.
—¡Yo! Yo tengo algo para decir. 
El hombre se puso de pie, y empezó a caminar entre el gran pasillo para llegar a los novios. Ambos miraban al chico confundidos, intentando reconocer quién era, pero ninguno llegaba a la conclusión de realmente saber. Cuando el chico llegó a ellos, los miró fijamente a ambos, esperando a que alguno dijese algo.
—¿Y tú quién eres? —preguntó la novia, frunciendo el ceño mientras miraba a toda la gente quieta en su lugar, observando la situación.
—Theo, veinticinco años; gracias por preguntar querida —respondió él sarcásticamente mientras sonreía falsamente, miró al novio quién también estaba con el ceño fruncido y luego regresó su vista a la novia—. ¿Acaso no conocen las llaves? Cualquier lunático pudo haber entrado a su boda.
Ella volvió a fruncir el ceño, levantando una ceja. Claramente pensando que él era el lunático que había entrado. Miró a su novio y preguntó quién era el chico, a lo que él le respondió encogiéndose de hombros.
—Bueno, díganos por qué quiere oponerse, caballero.
—Gracias por preguntar, Padre —dijo Theo aumentando el volumen en su voz. Se dio media vuelta y observó a todos los invitados de la boda que estaban murmurando cosas, escuchando en alguna parte que era una vergüenza que un desconocido irrumpiera en una boda—. ¿Saben qué es una vergüenza? Que la novia de este pobre chico sea una puta. —La sala entera quedó en silencio, mirando boquiabiertos a Theo. Él solo sonrió y observó al chico que también estaba sorprendido—. Oh ¿no te enteraste? Pensé que habían hecho un juramento de no mentir y esas idioteces.
—¡¿Cómo sabes eso?! —preguntó la novia, con un pequeño tono de desesperanción en su voz. Estaba asustada, claramente.
—Calma, querida. Yo lo sé todo. —Theo regresó su vista al novio, quién continuaba perplejo a las palabras del desconocido—. ¿No te contó lo que sucedió hace un mes con un tal Chad? Que, irónicamente, fue invitado a esta boda. 
Carter miró a su novia, quién empezaba a ponerse nerviosa. Lo que decía Theo era absolutamente cierto, pero no podía confesarlo frente a todas esas personas y quedar en ridículo. Theo elevó ambas cejas preguntándose a si mismo a quién creer. No podía creerle a un desconocido, pero Winter era muy capaz de engañarlo nuevamente y tampoco podía creerle a Winter porque ella ya lo había engañado.
—Bueno, supongo que este matrimonio luego de esto no se realizará... o se pospondrá para otro día, lo cual dudo porque cuando ustedes hablen sobre el tema y ella diga la verdad, si es que la dice, no se realizará esta boda. Así que, me considero todo un salvador de bodas —anunció Theo, mientras regresaba su vista a los invitados que volvían a susurrar cosas—. Ahora, si me disculpan, quiero champagne. 
Theo empezó a caminar hacia el fondo de la Iglesia, donde habia una mesa con bebidas. Winter empezó a gritarle a Carter quién demonios era ese chico, a lo que él solo respondía con que no sabía.
—¡Haz algo, Carter! ¡Sé un hombre una vez en tu vida!
Carter, quién tenía la voz tranquila pero que parecía asustado, solo preguntó qué podría hacer. Ella negó con su cabeza y tiró el ramo de rosas que tenía en ambas manos al piso, yéndose de la Iglesia. Carter la miró con pena pero sin ganas de seguirla, pensando que posiblemente era verdad lo que Theo había dicho.
Cuando Winter abandonó la Iglesia, un chico joven de 23 años se puso de pie y la siguió, logrando que Carter frunciera el ceño. Él no sabía quién era ese chico, pero no se imaginaba muchas cosas. Seguramente él era algún amigo que había ido a consolarla.
Theo dejó su vaso de alcohol sobre la mesa al ver al chico y caminó rápidamente hacia Carter, pensando en que no podía ser tan estúpido como para no darse cuenta. Cuando llegó a él tomó su corbata y la jaló para quedar de la misma altura y pronunció las siguientes palabras.
—¡Vamos! ¡No puedes no darte cuenta!
—¿De qué?
—Sígueme. 
Theo continuó jalando su corbata mientras caminaba, haciendo que Carter caminara detrás de él. La gente empezó a pararse detrás de ellos y los siguió, querían estar presente en cualquier situación que se fuese a presentar allí. Al llegar a la puerta, la abrieron y Theo junto a Carter salieron de prisa. Miraron a la izquierda y lo primero que vieron fue a Winter besándose con el chico que la había seguido. 
Carter separó sus labios de la sorpresa y los miró confundido, intentando aclarar ideas en su mente. Pero lo único que ésta decía era "eres un idiota". La novia se separó del chico y miró a Carter asustada, esperando por su reacción, pero él simplemente no hacía nada.
—Lo siento —dijo ella.