De otoño a primavera, ya no dolía.

De una chica perdida que intenta encontrarse a orilla del miedo, en el valle de la soledad, que atraviesa el país de lo desafortunado:

Otra vez el crudo otoño se presentó a mi puerta con una rafa de viento helado calando todos mis huesos como si fueran de papel.

Estaba sola e indefensa. Mi única compañía, un viejo libro de tapa roja con el que solía viajar a universos paralelos donde felicidad era todo lo que había. Mi mundo solo era un triste paisaje pintado de colores grises donde no podía distinguirse el cielo de la tierra.

Mis oídos se llenaron de insultos. Los golpes dolían más que antes. ¿A dónde quedaron los tiempos de sonrisas? ¿A dónde fue todo el  amor? Todo era tan falso.

Y aun así, en pleno otoño siento más frío que en invierno. Porque otoño representa todo lo que se perdió, todo lo que puedo ser y no fue.

Me abracé a mi misma refugiándome de toda la maldad que había en el ambiente. Creí que todo podía volver  a la normalidad pero nuevamente mis suposiciones no fueron las correctas. Intenté apagar el fuego y terminé llena de quemaduras. Caminé descalza sobre piedras calientes intentando llegar a un lugar seguro. Me perdí en el intento. Escribir un libro explicando el origen del todo era mucho más fácil que salir a flote en medio de ésta tormenta.

Una vez mi padre me dijo que es imposible salvar a todos. Yo quería creer que aun había esperanza, y entonces la pared era mucho más alta, mucho más pesada, y la palabra imposible se incluyó en mi vocabulario inconscientemente. No se puede salvar a quien no quiere ser salvado.

Quise llorar y así poder eliminar todo el dolor que había en mi, pero no pude. Debía ser fuerte y demostrar que nada me afectaba. Ese era mi papel en esta historia.

Había tenido días malos, éste era el peor, a pesar de que el pronóstico anuncia un día soleado porque ni siquiera el día más lindo de la semana era capaz de alegrarme.

Mi hermana me sacó de la cama, me dijo que todo estaría bien con una de sus hermosas sonrisas. Le creí porque ella era mi pequeña estrella que aun brillaba en mi cielo lleno de oscuridad.

Estaba  cansada de sentir tanto frío, estaba cansada de ser la única que luchaba por un verano mejor.

Me convertí en invierno. Arrasé con todo a mi paso. Las hojas cayeron por mi culpa y no me importo porque después del invierno, la primavera llegaría y todo volvería a florecer como algo mejor.

Entre verdades y mentiras me preparé para madurar. Después de eso, solo veía el sol detrás de las nueves anunciando algo prometedor.

El viento me susurro al oído que debía luchar por mi. Y así lo hice.

Primavera llegó mucho antes, y yo fui feliz debajo de un montón de cicatrices que aun no sanaban pero ya no importaban. Ya no dolían.

Spoiler: