Need to feel loved | OS

Todo comienza con un encuentro en la oscuridad, donde el calor humano se fusiona con el ritmo de la música y se deja a la deriva las reglas hasta que el sol se haga ver. No hay necesidad de saber nombres ni personalidades, todo el mundo lo olvida en cuanto el alcohol  toma control de sus cuerpos.

Las luces la ciegan a cada minuto como si la reprendieran indirectamente por abrir los ojos y no utilizar sus otros sentidos. El olfato, el tacto, el oído, el gusto...

Todo era cuestión de sentir.

Lo comprendió minutos después. La verdad golpeaba su cara sin descaro, veía todo más claro ahora. Conciente de que sus ojos marrones la habían timado la mayor parte de su vida, por primera vez en mucho tiempo podía ver sin la necesidad de ellos. En la oscuridad de la noche, ella podía sentir.

De un momento a otro, su cintura se encuentró amarrada por unas manos, y la fuerza que éstas desprendían hacían evidente el sexo del responsable . Ella siguió moviéndose delicadamente, con la única intensión de continuar ese sentimiento repentino de libertad que le brindaba el momento.

Olió su colonia. Era cautivante y misteriosa, cada poro de él la atrapada con su cercanía y ni siquiera había tenido el placer de verle el rostro. Sin embargo, no sentía la necesidad de hacerlo. Le gustaba la manera en que se habían presentado las cosas, le gustaba dejarse llevar por lo incógnito de su persona.

Con un vuelta sutil, sus frentes se sumergieron en el calor del otro. Sobre su mejilla bailaba una caricia de necesidad. Y con la mano en desuso procuró armar una barrera para no dejarla escapar. Y aunque ese fuese el caso, así lo deseara con fuerza, ella no podía salir de la parálisis que había ocasionado aquél tacto varonil sobre su cuerpo.

Una risa fue lo siguiente que escuchó, haciendo que el bullicio se disipara y tomando toda su atención. Ella no podía hacer otra cosa mas que escucharlo reírse por un chiste mudo. ¿Sería tonto acompañarlo? Y antes de siquiera pensar en una respuesta ella reía con él. Compartiendo algo tan íntimo como lo no dicho.

Hubo un enredo, un movimiento, una sensación con gusto a menta que terminó por convencerla que había sido buena idea haber venido. Ya no eran dos desconocidos; y si lo eran, aquel beso repentino lo había cambiado. De hecho, todo había cambiado para ellos dos.

En un minuto de la noche, en medio de la oscuridad y con sus sentidos en el punto más alto, ellos se sintieron queridos por lo invisible del momento. Por lo ciego del amor.

I need to belong: