"Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!

Fue uno de esos gloriosos días en los que el cielo está azul y todo brilla bajo el sol; un día hecho para una boda. La suave brisa repartía el perfume de las embriagadoras flores tropicales, alegrando los corazones de las gentes. ____(tn) se había levantado temprano, tras despertar de uno de los sueños más bellos que había tenido jamás. Sólo podía pensar en que al final del día sería la esposa de Nicholas.
«¡La esposa de Nicholas!» Eso le llenaba de alegría y emoción. No se sentía en absoluto nerviosa, sino simplemente jubilosa, satisfecha, y eso la hacía estar radiante.
Su vestido, obra de un diseñador de Sídney, estaba confeccionado en delicado encaje blanco; era largo hasta los pies y con un poco de cola. Tenía manga larga para lucir la belleza de la blonda. Cuando ella y Julie salieron juntas a comprarlo, les pareció el vestido perfecto para una boda en los trópicos.
Llevaba el pelo suelto, repleto de diminutas orquídeas entrelazadas con los largos mechones, y alrededor de la frente llevaba prendido un tocado de perlas cultivadas como si fuera una diadema al más puro estilo medieval. Sus damas de honor, Julie y Louise, lucirían sendos vestidos de georgette, Julie en verde pastel y Louise en un tono dorado claro. Las tres llevarían un sencillo ramillete de lirios y orquídeas.
____(tn) acababa de conocer a los dos acompañantes del novio. Eran ganaderos como Nicholas, uno de ellos hijo de un ganadero de los territorios del norte y el otro dueño de un enorme rancho del centro de Queensland.
____(tn) sabía que Nicholas iba a llevar un traje de lino color crema, al igual que sus acompañantes. La única diferencia entre ellos sería el color de las camisas. Nicholas había organizado que pasaran la noche de bodas en una suite del maravilloso Oasis de Port Douglas, para partir al día siguiente en helicóptero hacia uno de los lugares más mágicos de la Gran Barrera de Coral, la apartada Isla del Ángel, uno de los rincones más románticos del planeta.
____(tn) se sentía llena de felicidad. No había recibido ninguna llamada de sus padres; era un hecho que tenía que aceptar y asumir.
Al pie de la selva virgen, en un bello y soleado lugar, cientos de mariposas los saludaron, revoloteando alrededor del cortejo nupcial como en los cuentos de hadas. Incluso la brisa les salpicaba de vez en cuando con confeti proveniente de las grandes nubes de lantana mezcladas con las diminutas flores de las buganvillas que crecían en los límites del bosque.
Les habían concedido permiso para penetrar en la espesura, y todos caminaron cuidadosamente por un sendero alfombrado de hojas caídas. La procesión la encabezaba una joven de unos dieciocho años que iba tocando la flauta. Llevaba el pelo engalanado de flores y un vaporoso vestido por el tobillo en organdí color crema.
Por fin llegaron al lugar que Nicholas y ella habían escogido. Era un pequeño claro en medio de la grandiosa selva, donde los árboles gigantes formaban con sus ramas arcos arbotantes que creaban profundas cavernas de madera. Las eternas copas verdes de los árboles formaban una especie de toldo a muchos metros por encima de sus cabezas.
En el suelo del bosque la luz era misteriosamente luminosa, de un verde jade, y el silencio era absoluto, como si estuvieran en el interior de una catedral. Apenas había brisa pero allí dentro no hacía calor; el aire olía a musgo, a helechos y a hierba. Las orquídeas, que crecían en enormes macizos en la parte alta de los árboles, enviaban, mecidas por el viento, cascadas de perfumadas flores en color crema, dorado, rosa fucsia, coral y morado. El aire olía a incienso, y resultaba muy apropiado para aquella gran catedral de la naturaleza.
La oficiante, una mujer con un vestido de brocado plateado, esperó a que todos se hubieran reunido. Entonces la mujer comenzó la ceremonia con expresión seria pero embelesada a la vez, tal y como estaban todos los presentes con la belleza y el poder de ese lugar tan antiguo.
El tocado de ____(tn), fino y delicado, resplandecía bajo aquella luz fantasmagórica, al igual que lo hacían los preciosos pendientes y un brazalete en oro blanco con dos corazones de diamantes en la muñeca. Ése había sido el regalo de Nicholas. Se volvió a mirarlo. Estaba tan guapo y le sonreía con aquella sonrisa sensual que le había robado el corazón. ____(tn) respondió a la celebrante tranquilamente, y su voz sonó como una suave música. Lo maravilloso fue que todo salió a la perfección. Sabía que siempre recordaría cada detalle.
Nicholas, por su parte, deseaba gritar a todos los seres de aquel bosque lo mucho que amaba a ____(tn). Le pareció que hasta ese momento la vida no había tenido sentido.
Terminado el ritual, Nicholas inclinó la cabeza para darle a la novia el beso ceremonial; estrechó su esbelta figura en un tierno abrazo y ambos se hundieron en la magia del momento.
A partir de ese momento habían unido sus fuerzas de cara al mundo. El señor y la señora de Nicholas Jonas.
Pero el profundo bosque guardaba para ellos una sorpresa especial. Cuando los novios se volvieron hacia sus invitados, el gran toldo de follaje pareció abrirse un poco y dejó que un rayo de luz penetrara en ese maravilloso, místico y exuberante terreno. Pareció rodear a Nicholas y su esposa, como una fuerza positiva, antes de desaparecer en una brillante nubecilla de humo.
—Quizá haya sido tu ángel de la guarda —Ned le susurró a ____(tn) más tarde—. Pero fuera lo que fuera, fue extraordinario.
La barbacoa al aire libre ya estaba en marcha cuando los invitados llegaron a donde se celebraba el banquete. Todos los habitantes de la localidad, incluso los bebés en sus carritos, vitorearon a la comitiva nupcial, deseándoles lo mejor. No era el evento sofisticado y desmesurado que ____(tn) sabía que sus padres habrían organizado de haberse casado ella con el hombre conveniente, pero fue maravilloso y enternecedor.
Marcy y su equipo habían decorado la zona donde se iba a celebrar el banquete lo más romántica posible, con flores por todas partes y enormes lazos de seda color crema atados a las sillas, cubiertas con fundas del mismo color. Las mesas estaban vestidas con manteles de lino color rosa sobre otros mayores color crema y servilletas del mismo tono. En cada mesa había un centro de orquídeas, florecillas blancas y diminutas rosas también blancas. La novia parecía como sacada de un cuento de hadas.
Cuando Nicholas y ____(tn) entraron en la sala, admirados y agradecidos por el esfuerzo y el trabajo que había hecho Marcy por ellos, vieron inmediatamente a tres personas que estaban de pie delante de la mesa nupcial. Todos estaban resplandecientes, vestidos apropiadamente para la ocasión. Sir Jock Macalister con un traje gris y una flor blanca en el ojal; a su lado, llegados desde Sídney en su jet privado, los padres de ____(tn), que por una vez parecían inquietos y conmovidos.
—¡Nicholas! —____(tn) le susurró, apretándole la mano.
Fueran como fueran, eran sus padres, y los quería allí, junto a ella.
—Ve a hablar con ellos, cariño —Nicholas le dijo con apremio—. A eso se le llama perdonar.
Las bodas son ocasiones muy emotivas, momentos de esperanza y reconciliación. Ésa no fue una excepción.
Muchas horas después, mientras la fiesta continuaba, ____(tn) y Nicholas llegaron en limusina al lujoso complejo de Port Douglas. Inmediatamente les mostraron la suite, perfumada por dos docenas de rosas rojas. En una cubitera de plata les aguardaba una botella de champán y junto a ella dos finas copas de cristal tallado.
—¡Es medianoche, la hora de las brujas! —____(tn) empezó a dar vueltas de alegría, y al momento se detuvo para contemplar la radiante luna plateada—. Es hora de irse a la cama —gritó, provocando la risa de Nicholas.
—Voy a abrirla, ¿te parece? Quiero brindar con mi novia por correo en la cama.
—¡Podrás brindar con ella dentro de un rato! —le dijo mientras se dirigía al vestidor.
Se quitó el elegante traje de tarde y se quedó en ropa interior; después se limpió el maquillaje frente al enorme espejo que cubría toda una pared del espacioso cuarto de baño. ¡Por fin estaban allí, en su paraíso terrenal!
Todo había salido a las mil maravillas, pero ya estaban solos. Se lo merecían. Bajo la ducha dejó que las perfumadas burbujas se deslizaran por su sedosa piel. Estaba muy emocionada y excitada. Después de secarse con una enorme toalla, se dio su leche corporal favorita por todo el cuerpo, imaginándose las manos de Nicholas acariciándola. Y luego el camisón, que había costado casi igual que el traje de tarde. Era de un pálido color melocotón, fino como un velo, con pequeñas mangas imperio y la abertura delantera cerrada con diminutos botones de perlas. Dejó que el pelo le cayera por los hombros, tal y como a Nicholas le gustaba.
¡Nicholas!
En el dormitorio encontró a Nicholas tumbado sobre la enorme cama de matrimonio. Tenía la camisa desabrochada hasta la cintura y al verlo creyó que se iba a derretir por dentro.
Nicholas volvió la cabeza y la vio al trasluz, con aquel precioso camisón del que tanto había oído hablar y que revelaba la silueta de su cuerpo desnudo. Al menos la vería con él puesto antes de quitárselo.
Se acercó a ella lenta y provocativamente.
—Voy a hacerte el amor toda la noche —la avisó con la voz cargada de emoción—. Voy a amar cada curva, cada hueco, hasta que te quedes satisfecha.
____(tn) se estremeció, embelesada, al tiempo que Nicholas le desabrochaba los pequeños botones… Uno a uno…