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Darkness Around Us } NC
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Re: Darkness Around Us } NC
ZaynGirl.
Capitulo 006
Samantha Henderson|Zachary Tanner
by Ally.
Samantha Henderson.
– Maldita sea – exclamé mirando el campo vacío.
El club era el único lugar en el cuál recordaba haber dejado mi auto y no verlo en el estacionamiento donde lo había parqueado la noche anterior no hacía más que frustrarme. De todas maneras, ¿qué rayos hacía yo manejando anoche? Apenas recordaba mi maldito nombre, menos recordaría como cambiar las jodidas marchas. Suspiré y miré a mi alrededor esperando ver alguna pista. Nada.
– Sama – exclamó emocionado a mis espaldas, rodé los ojos reconociendo el apodo y me volví para fijar la vista en el muchacho.
– Que no me digas así, me haces sentir como si fuera una maldita mascota.
– Uh, alguien anda de malas hoy. Yo sé como quitarte eso. – se acercó más a mí y me alejé antes de que llegara a tocarme, sin embargo, la sonrisa en mi rostro le daba a entender a Fred que no le era del todo indiferente.
– No ahora, ¿has estado toda la noche y parte del día en el club? – pregunté con cierto tono de burla al ver su terrible apariencia. Su cabello castaño estaba más desordenado de lo normal, su camisa estaba rota a la mitad y sus pantalones llenos de diferentes mezclas de bebidas alcohólicas. Sólo tenía una media y ambos de sus zapatos estaban desaparecidos. Sus ojos eran más rojos que blancos y sus pupilas aún estaban dilatadas. – ¿Adónde rayos están tus zapatos? – Sí, eso era lo único que había llamado mi atención.
El miró a sus pies y sus ojos se agrandaron con sorpresa. Claramente no había notado que llegaban a faltar hasta el momento, por lo tanto, si quiera la idea de preguntarle por mi auto parecía ridícula.
– ¿Sabes dónde está tu hermano? – pregunté divertida al ver como miraba intrigado sus pies.
– En la misma oficina de siempre. – contestó aún disperso. – Juraría que estaban ahí hace un segundo. – murmuró más para sí mismo haciendo referencia a sus zapatos desaparecidos.
Rodé los ojos y me dirigí a la entrada del club, le sonreí al hombre en la entrada y al escuchar mi nombre me dejó pasar al interior del local.
Al momento de estar dentro, la luz desapareció por completo. Si le dijera a cualquiera de estas personas que afuera ya era de día ninguna de ellas me creería. Los parlantes parecían a punto de explotar debido al alto volumen de la música y el aire tenso lleno de sudor y humo inhabilitaba la vista y dificultaba la respiración. Ahora entendía porque nunca había entrado a ese lugar cuando aún estaba consciente.
Con dificultad logré llegar a las escaleras que me llevarían a una de las partes privadas del local. El hombre en la entrada me permitió el paso luego de hacerle una llamada a Willard y comprobar que en efecto me conocía.
La cantidad de seguridad que había en esa parte del club era totalmente ridícula. Estaba segura que nadie en su sano juicio intentaría algo contra ellos. Sabía que la mayoría era para demostrar poder y que estaba hasta la coronilla hundido en plata. Nunca comprendería porque siempre sería tan importante para los hombres mantener su ego por encima de los demás.
Entré en la tan conocida oficina y antes de poder ambientarme ya Will me tenía en sus brazos y depositaba un beso en mis labios. Me tomó por sorpresa, sin embargo, no importó mucho por lo que sin dudarlo le seguí el beso.
– No creí que vendrías tan temprano. ¿Tan malo es Vance en la cama? – preguntó con burla marcada en todas sus facciones. Willard era muy parecido a Fred, sin embargo, las características del otro eran más toscas, Will tenía una piel más tersa y un poco más morena, él usaba el pelo corto cuando Fred lo usaba largo y sus gustos en vestimenta eran muy diferentes, no obstante, los ojos de ambos eran del mismo tono verdoso.
– ¿Quién? – fruncí el ceño ante el nombre.
– El ruloso con el que te fuiste ayer. Eso dolío Sama, yo que esperaba pasar la noche contigo. – bufé.
– Voy a matar a tu hermano por ponerme ese maldito apodo, – empecé – y sigo sin tener idea de quién me estás hablando.
– Oh vamos, rubio, alto, cara de niño. Parecían conocerse muy bien anoche, incluso le diste tu auto para que lo manejara.
– ¿Qué yo hice qué? – Demonios. Sólo eso me faltaba, ¿cómo rayos no había visto el auto al salir de la casa de “Vance” en la mañana? ¿Quién llama Vance a su hijo desde un principio? Con razón no lo recordaba.
Willard comenzó a reír sin siquiera importarle mi enojo. Si no hubiera visto sus identificaciones antes jamás creería que ese y el inepto de afuera tenían veintiséis años, para algunas cosas, aún se comportaban como unos jodidos niños.
– Dejaste el carro en su apartamento – rió más fuerte – ¿tan rápido querías salir de ahí?
– Idiota – mascullé. Negó con la cabeza, aún divertido, y se acercó a su escritorio. Apuntó algo en un pedazo de papel y tomó una muy pequeña bolsa del cajón. Caminó hacia mí y me dio ambas cosas.
– Ahí está su dirección para que recojas tu auto. Lo otro me lo pagas luego. – susurró en mi oído y luego besó mi cuello. Sonreí y le guiñé un ojo antes de salir de ahí. Dejé la nota en mi mano y la bolsita con la droga la metí entre la tira de mis bragas.
Atravesé el difícil camino que se debía transcurrir para llegar a la salida y respiré aliviada cuando ya estuve fuera. Revisé mi bolso y no encontré mi billetera, recordando que estúpidamente la había dejado en el escritorio de mi cuarto.
Todo parecía peor cuando recuperaba mi lucidez. Me revolví el cabello y me dispuse a caminar, me encogí dentro de mi chaqueta debido al clima y metí mis manos en mis bolsillos. Sentí mi celular vibrar por centésima vez en el día pero igualmente lo ignoré. Hunter y Gia tenían un tono diferente de mensajes y llamadas por lo que sabía que no eran ninguno de ellos, y si no eran ellos, la verdad no me importaba hablar con nadie más, aunque debía aceptar que el constante zumbido me estaba volviendo loca poco a poco.
Seguí caminando como si el teléfono no estuviera allí en un principio. Estaba completamente segura que hoy era uno de los peores días como para haber perdido momentáneamente mi auto. Por primera vez en mucho tiempo, hoy tenía planes. Verdaderos planes. Ahora se atrasarían y no estaba segura si llegaría a encontrarlo tan tarde en el lugar que había ubicado.
Luego de al menos unos cuarenta y cinco minutos caminando llegué al mismo complejo de apartamentos del cual había salido esa mañana. Miré a mi alrededor y no visualicé a mi vehículo por ningún lado. Bufé y subí las escaleras hasta llegar al apartamento 4-B. Toqué la puerta y cerré los ojos ante la molestia de tener que venir hasta acá en un principio.
– ¿Hola? – abrí los ojos y levanté la mirada para encontrarme con la de una señora mirándome con duda.
– ¿Está Vance? – pregunté luego de unos segundos al acordarme de su nombre.
– Claro – respondió con una sonrisa. – ¿te gustaría pasar mientras lo llamo?
– Mmm, no. – su ceño se frunció. La señora asintió y desapareció, unos segundos después salió el mismo rubio que había visto en la mañana, mas ahora tenía ropa y esa ropa no era más que un uniforme de secundaria.
Me golpeé mentalmente. ¿Cómo había sido tan estúpida?
– Tally – exclamó el joven emocionado. ¿Tally? ¿Quién rayos era Tally? De pronto, reí por dentro al recordar que le había dicho un nombre falso.
– Necesito mi auto.
– Oh claro. – asintió y entró de nuevo al apartamento. Volvió con las llaves y cerró la puerta detrás de él. Noté que se había cambiado por una sudadera y un pantalón de mezclilla y aunque aún se veía joven, tampoco como para aún estar en la secundaria. – El coche está en el estacionamiento del edificio. – explicó al ver mi confusión. Asentí y lo seguí sin hablar.
Fue un momento muy incómodo. El me miraba constantemente y yo intentaba ver para cualquier otro lado menos a la persona a mi lado. Cuando llegamos, solté un suspiro de alivio al ver mi preciado Mazda. Tomé las llaves de sus manos y le quité la alarma al auto para subirme en el. Miré que Vance aún me miraba expectante por lo que bajé la ventana, él se apoyó en el marco al momento de hacerlo.
– Tally – reprimí una risa de nuevo – yo, bueno. Anoche, – supe donde se dirigía esa frase y maldije internamente. – anoche lo pasé muy bien y cuando no te vi hoy en la mañana yo, – lo interrumpí.
–Rayos, aquí vamos – susurré para mí y luego lo miré de nuevo – Mira Vance, se nota que eres un gran chico y mereces algo mejor – recité las líneas que ya me había tocado decir en otras ocasiones, al igual que esas veces, eran palabras recitadas y la estupidez marcada en ellas no hacía más que provocarme risa. El suspiró dolido y rodó los ojos notando mi diversión. – No eres tú, soy yo, aún tengo muchas cosas por resolver y no puedo ser parte de una pareja hasta ser mejor individualmente.
– Ya entendí, en serio, no tienes que seguir.
– No espera, falta mi parte favorita –pensé unos segundos – oh, tú me hacer querer ser una mejor persona.
Él bufó y se apartó del auto, apenas desapareció por las mismas escaleras que habíamos bajado no pude contener la risa y estaba segura que ésta llegaba a resonar a través de todo el estacionamiento.
Limpié las lágrimas que habían escapado de mis ojos y suspiré a medida que logré dejar de reír. Bueno, al menos Vance alegró mi día, eso y el hecho de haber encontrado mi vehículo. Encendí el auto y bruscamente logré sacarlo de ahí y dirigirme a aquel taller de segunda al que había seguido a Hunter uno de estos días. Había llegado el momento de conocer al famoso Zack.
Zachary Tanner.
– Zack, ¿puedes venir un momento? – me alejé del vehículo que estaba terminando de arreglar, limpié mis manos y seguí a mi jefe a su oficina.
– ¿Algún problema? – pregunté nervioso.
– Claro que no – su sonrisa logró que me relajara.
– Tengo una vieja Ducati atrás del taller. Es un Monster 600, 2001. ¿Creés que podrías arreglarla? – tuve que esperar unos segundos para tratar de contener la emoción.
– Tendría que verla primero, pero es muy probable que sí. – Siempre había amado las motocicletas, y prefería tener que trabajar con ellas que con los autos.
– Perfecto, si logras arreglarla, es tuya.
– ¿Qué? – pregunté, esta vez incapaz de contener la sorpresa.
– Está ahí guardando polvo, la llevaría al botadero de todas maneras, si puedes arreglarla no veo el problema en que sea tuya. He visto como amas arreglar ese tipo de vehículos, sería mejor si tuvieras una propia de transporte.
– Señor, yo, yo no puedo…
– Oh, claro que puedes, si no te la quieres dejar aún la puedes vender. Y nada de pagarme – aclaró al ver que iba a hablar de nuevo – me estás ahorrando el dinero que pagaría por convertirla en chatarra.
– De acuerdo, gracias. – Asentí emocionado – en serio, muchísimas gracias. – Me revolví el cabello y salí de la oficina, Ileana me dedicó una mirada cómplice mientras hablaba por teléfono y me guiño un ojo, claro que había sido ella la que había convencido a su hermano de que me la diera.
Aunque sonreía como un idiota y moría por verla, mi trabajo debería estar primero, por lo que volví al auto y me dediqué a terminar de arreglarlo primero.
Logré concentrarme el tiempo suficiente para hacer mi trabajo como se suponía que lo hiciese. Coloqué la última pieza, cerré la tapa y comprobé que esta vez encendiera. No lo hizo. Suspiré y abrí la tapa de nuevo dispuesto a revisarlo primero. Antes de llegar a apoyarme en el capo del vehículo, Ile me llamó diciéndome que tenía una llamada. Me preocupé al instante. Nadie nunca me llamaba a no ser que fuera algo serio. Corrí al teléfono que estaba dentro de mi mochila y contesté con el corazón a punto de salirse de mi pecho.
– ¿Sí?
– ¿Zack? Hola, ¿Cómo estás?
– ¿Señora Parker? – pregunté confundido – Pues bien y ¿usted?
– Yo bien, gracias. – se le notaba nerviosa.
– ¿Se le ofrece algo Señora Parker?
– Oh, claro, lo siento. ¿Tendrás la tarde muy ocupada? – entendí la dirección que tomaba la conversación y suspiré preocupado.
– Para Eric mis tardes nunca lo estarán señora. Dentro de un rato llego a su casa, pero debo preguntar antes, ¿está bien?
– No lo sé, no ha querido hablarme, dice que está bien pero hace un rato lo escuché llorar en su habitación y llegó con la camisa llena de jugo.
– Gracias por avisarme. Dentro de un rato estaré ahí.
– Soy yo la que debe agradecer Zack. Hasta luego. – luego de eso cortó la llamada.
Miré a Ile, más que todo apenado por lo que le iba a pedir, pero al volverme a ella vi que tenía mi cambio de ropa, mi mochila y las llaves de su auto tendidas a mí.
– Vete de aquí muchacho, ya me encargaré de cerrar yo. – miré las llaves nervioso – eres uno de los mejores conductores que he visto, yo te enseñé – rió – claro que te confío mi carro.
La abracé, tomé todas las cosas de sus manos, me cambié en el baño y salí buscando el auto para tomar camino a la casa de Eric.
****
– Mamá, estoy bien. Tranquila. – se escuchó su vos detrás de la puerta. Rodé lo ojos y toqué de nuevo, esta vez de manera más insistente. El cerrojo de la puerta se abrió y Eric se asomó detrás de ella. – Mamá, ya te dije que… Zack.
– Me alegra saber que aún recuerdes mi nombre – acoté sin sonreír. Sus mejillas se tiñeron de un color carmín y miró al suelo. Se corrió de la puerta para dejarme pasar y se sentó en su cama.
Cerré la puerta a mis espaldas y me senté a su lado, sin decir nada.
– Lo siento – se escuchó en un leve susurro por su parte.
– Soy yo el que debería sentirlo, por lo que veo, no sé, ¿acaso hice algo mal? Pensé que habíamos acordado que me llamarías cada vez que estuvieras mal o simplemente para hablar y hace un par de semanas que no sé nada de ti.
– He estado bien. – bufé.
– Sí claro, y yo fui electo presidente del país. – hablé con sarcasmo, sin embargo, gané una pequeña sonrisa de su parte.
– Puede ser, no he leído las noticias últimamente. – golpeé juguetonamente su hombro y los dos reímos.
– En serio Eric, – mi sonrisa se desvaneció – puedo notarlo. – aseguré. Sus ojeras estaban acrecentadas, sus ojos llorosos, aspecto cansado y estaba ocultándome sus muñecas. – ¿Qué sucedió hoy?
– Fue culpa mía. – susurró – Logan nada más, – lo interrumpí al maldecir. Era raro que lo hiciera, pero momentos como este simplemente me sentía más que impotente.
– Nunca es tu culpa.
– Lo fue.
– Claro que no. Él siempre te hace sentir culpable cuando no lo eres Eric. – me levanté de la cama, caminé de un lado para otro en su cuarto y revolví mi cabello frustrado.
– Siéntate Zack.
– No puedo, ese niño, acaso él no… es que. – No podía formar ninguna oración coherente y eso me frustraba aún más.
– Por eso no te había dicho, no me gusta preocuparte y,
– Igual lo hago, igual me preocupo. Siempre me voy a preocupar porque eso hacen los amigos Eric, se preocupan. – le dije deteniendo mis pasos y mirándole fijamente.
Una lágrima resbaló por mi mejilla pero la limpié rápidamente. Me sentía inútil. No podía ayudar a mis padres, no podía darle a mi hermano la vida que se merecía, no podía conseguir un mejor trabajo porque ni siquiera fui a la universidad y al parecer tampoco podía ayudar a Eric.
– Zack – demandó mi atención. Mis pensamientos se detuvieron y su mano tomó la mía para volver a sentarme en la cama. – Lo siento. – dijo esta vez con un pequeño brillo en sus ojos acariciando levemente mi mano. Simplemente asentí, esperando que Eric entendiera que no todos están contra él, ya que, yo jamás lo estaría.
- hi.:
- Bueno, ahí está el capi, espero que les guste y en serio lamento la tardanza, pero la uni no me dejaba tiempo de nada. Hay partes que no me gustaron mucho pero fue lo que salió y ya no quería atrasar más, so, lo siento por eso. Espero ansiosa el siguiente capítulo. Las quiero.
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Darkness Around Us } NC
Ally!!! Dios fue todo tan perfecto! Bueno, empezaré por Sam; es algo tragicomico lo que le pasa, tragico por la parte de qe bueno, obviamente, se droga hasta perder el conocimiento y comico porque no se acuerda de nada! Y fue muy gracioso cuan hdp fue a la hora de mandar al diablo a vance xd al menos no fue grosera... Ok, no se que es peor jajaa
Zack; diosss lo amo! Es un amoor de persona! Estoy enamorada de él! Ya, me calmo, pero enserio, es un pj al cual amo profundamente, desde el primer cap y bueno, ahora mas, es adorable y quiere ayudar a mi bebé y ya por eso lo amo mas... Quedo claro? Jaja
Escribes hermoso y jamas me cansaria de decirtelo, me encanto saber que sam iba a llevar su coche al taller donde zack trabaja, primer encuentro! Eso me gusta! Yaaa quiero que esta nc siga, la amo profundamente y bueno, eso.
Zack; diosss lo amo! Es un amoor de persona! Estoy enamorada de él! Ya, me calmo, pero enserio, es un pj al cual amo profundamente, desde el primer cap y bueno, ahora mas, es adorable y quiere ayudar a mi bebé y ya por eso lo amo mas... Quedo claro? Jaja
Escribes hermoso y jamas me cansaria de decirtelo, me encanto saber que sam iba a llevar su coche al taller donde zack trabaja, primer encuentro! Eso me gusta! Yaaa quiero que esta nc siga, la amo profundamente y bueno, eso.
Invitado
Invitado
Re: Darkness Around Us } NC
Ame el capitulo! Dios la manera en que se conoceran y eso, amo que hunter sea su cupido, aunque de cupido no tenga nada el muy grosero.
Pero en fin me parece interesante la vida de Sam, es una chica mala que se arrepiente al final jajaja.
Concuerdo con Vic, estoy enamorada de Zack, es una lindura, amo tener tramas con tus personajes porque los adoro!!!
zayngirl.
Re: Darkness Around Us } NC
muchas gracias chicas, en serio amo sus comentarios
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Kida
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Re: Darkness Around Us } NC
ZaynGirl.
Capitulo 007
Logan Kraft|Eric Parker
By Vic.
Logan Kraft:
Amanecí en mi asquerosa casa, donde todo estaba patas para arriba, mi padre, nuevamente había tenido una crisis y lo había mandado al diablo. Aquello se volvía costumbre y apestaba realmente, odiaba vivir bajo ese mismo techo, necesitaba dinero, necesitaba un sucio empleo para largarme de allí.
Bajé las escaleras con prisa y divisé a mi progenitor tirado sobre el sofá inconsciente con varias botellas de cerveza y una de whisky vacías a su alrededor. Simplemente sentí repulsión hacia él y salí de la casa sin más. Había quedado de encontrarme con Hunter por un negocio que tenía pendiente con él.
Falté a clases y a las nueve en punto estaba en el callejón donde habíamos quedado, el muy maldito siempre se hacía esperar y odiaba los sitios como ese, simplemente me daban escalofríos por más que quisiera evitarlo.
Ya había terminado el tercer cigarrillo cuando observé en mi reloj pulsera que la aguja grande de éste había pasado el seis y pensaba irme cuando al fin lo vi llegar.
—Con que al fin llegas, ya estaba por irme —dije acercándome a él.
—Lo siento, se me hizo tarde —me estiró su mano para saludarme y la estreché—. Sígueme, creo que tengo justo lo que buscas —dijo con una leve sonrisa en sus labios y tal como me pidió seguí sus pasos.
Caminamos no más de dos cuadras hasta llegar a un taller mecánico en donde me presentó con un muchacho quien reparaba una moto.
—Él es Zack —dijo y el muchacho levantó la vista para verme—, él es Logan —le dijo ahora a él—. Y esta es tu nueva máquina Kraft —rió señalando la motocicleta quitándome una sonrisa.
—Oh Hunt, eres un jodido genio —palmeé su espalda dándole un breve abrazo—. Dime cuanto te debo y te lo pagaré apenas pueda, tú sabes.
—Tranquilo, sé que lo harás, confío en ti, luego hablamos del asunto, ahora realmente debo irme —se despidió de mí y del chico quien parecía estar algo incómodo ante dicha situación y me miraba algo extraño.
—Bien, llámame y lo arreglaremos —sentencié y él se fue dejándome a solas con el castaño de ojos claros.
Inspeccioné el lugar con mi mirada, un taller mecánico de barrio, algo simple, sucio. Una mueca de desagrado se hizo presente en mí y miré al muchacho.
— ¿Cómo vas con eso? —Crucé los brazos frente a mi pecho viéndole tirado en el suelo haciendo su trabajo con mi nueva adquisición.
—Solo ajustaré un par de cosas y podrás irte andando —dijo sin siquiera mirarme.
—Bien, porque estoy un poco apurado —hablé algo impaciente y de manera poco cortés.
— ¿Crees que puedas darte una vuelta hoy a la tarde? —Se incorporó limpiando sus manos aceitosas con un trapo viejo.
—Claro —asentí y me hizo entrega de las llaves. Caminando, saqué la motocicleta fuera del garaje seguido por él y una vez en la vereda subí a esta para encenderla.
—No sé de donde saco esto Hunter pero por si acaso ten cuidado y pues, estaré aquí a la tarde también.
—Oh si, tampoco sé de donde la saco pero no es como si me importara —dije restándole interés —. Entonces, presumiré un poco con los idiotas del secundario y me daré una vuelta por aquí luego —sonreí algo arrogante —. Te veo luego… Zack —saludé recordando su nombre y puse el vi rodado en marcha rumbo a la secundaria.
+++
Llegué a clases a la tercera hora, poco me importó ya que ni siquiera pensaba ir. Por más que Alexa me retó un poco solo lo soporté por ser ella, a cualquier otra persona la hubiera mandado al demonio.
Salí del salón de clases con mi pelirroja favorita pero de inmediato noté que había dejado mi móvil sobre la mesa probablemente y me vi obligado a volver por lo cual entré nuevamente a este chocándome de forma brusca con nada más y nada menos que Eric Parker.
—No sabía que además de idiota tenías problemas en la vista —solté con deprecio haciéndolo a un lado y ni siquiera me miró pretendiendo seguir su camino— Oye, te he hablado ¿También eres sordo? —Volvió a ignorarme y lo tomé bruscamente del brazo deteniendo su paso y parándome frente a él— ¿Qué te pasa idiota? ¿Por qué no reaccionas? Estoy tratándote como mierda ¿Acaso eso eres que no eres capaz de decir lo contrario? —Balbuceó algo que no llegué a entender— ¡Me exasperas! —Lo empujé haciendo que su espalda impactase contra la pared— Te golpearía por idiota, pero realmente no lo vales, ni siquiera un golpe de mi parte mereces.
— ¿Porqué lo haces? —Habló finalmente mirándome y por un momento me sorprendí— ¿Porqué te empeñas en joderme la vida a diario? —Preguntó casi en susurro con notable nerviosismo y pude ver sus ojos cristalizarse aunque se empeñaba en no verme.
—Te responderé pero primero tú respóndeme algo a mí —sonreí de lado acercándome de forma amenazante a él— ¿Crees que algún día alguien podrá tratarte bien si ni siquiera impones respeto cuando estoy humillándote? —Él no dijo nada, ni siquiera me miró por lo cual tomé su mentón y lo levanté de forma brusca— ¡Responde mierda! —Grité a una incómoda distancia para ambos pero él solo hizo fuerza para mirar a un lado y evitarme la mirada— Lo suponía, no tienes huevos siquiera para sostenerme la mirada —lo solté—. Eres una pérdida de tiempo —dije sin más y luego de recoger mi teléfono móvil salí de allí sin siquiera verle. Maldito.
Eric Parker:
Llegué a casa agitado y con los ojos hinchados de tanto llorar. Jamás me había sentido peor, nunca nadie me había hecho sentir tan poca cosa como Logan lo había hecho. Que se burlase de mí abiertamente viéndome a los ojos. Me sentía miserable, me odiaba, lo único quería era desaparecer de la tierra para siempre. Él tenía razón, yo no era nada. No merecía vivir más.
Estaba solo en casa, tiré mis pertenencias a un lado y me encerré en el baño. Abrí el botiquín y me topé con varios medicamentos, de todos tamaños y colores que no tenía idea para que sirvieran pero los tomé todos entre mis manos con desesperación dejando caer algunos al suelo y me fui a mi habitación donde tiré todo sobre la cama antes de correr escaleras abajo directo a la cocina.
Buscar alguna bebida alcohólica en mi casa era en vano, por lo cual la botella de agua fue mi única opción y luego, abrí el cajón de los cubiertos. Donde revolví haciendo desparramo hasta encontrar aquella filosa cuchilla que mi madre había comprado recientemente.
Corrí escaleras arriba, estaba apurado, agitado, las lágrimas no dejaban de descender por mis mejillas y el corazón palpitaba a gran velocidad. Sentía lástima, vergüenza de mi mismo, de la mierda que era, de cuanto poder tenían los demás sobre mí para hacerme sentir tan miserable. Logan Kraft; su nombre vino a mi mente cuando vaciaba los blíster de pastillas e iba tomando de a cantidades sin siquiera fijarme cuanto. Lo único que tenía fijo en mi mente era que acabaría con todo, y hasta que no tomara la última no me detendría.
—Maldito Logan Kraft —dije con pocas fuerzas tomando la cuchilla que yacía en el suelo a mi lado—. Lo has conseguido —las lagrimas descendían por mis ojos y mis manos temblaban cuando pose la filosa cuchilla sobre mi muñeca izquierda—, te odio —murmuré entre sollozos clavando el afilado objeto en mi propia piel y deslizándolo sin prisa sintiendo un fuerte dolor mientras la sangre salía de la herida que en cuestión de segundos eran solo cortes a lo largo de mi brazo sin sentido alguno hasta que realmente no pude más. Mi cabeza comenzó a dar vueltas y sentí miedo. Quise pararme pero fue en vano, no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo, lo siguiente, todo se volvió negro y perdí el conocimiento.
- +:
- No sé, terminé llorando con esto, muchos feels. Ally, dsp hablamos de como seguir esto...
Sigue pris, girls, quiero decir que amo esta novela y aunque seamos pocas quiero que la sigamos.
Invitado
Invitado
Re: Darkness Around Us } NC
lkjlksjdlksjd una cosa... LOGAN DA MIEDO. La verdad es que cualquiera se largaría a llorar si te tratan así. Aunque debo decir que me hubiese gustado estar ahí para golpearlo en la nariz -para no decir otra parte-, amo su personaje y amo que sea así. idk, es una relación amor odio.
Y Eric, mi vida, pobre chico. Espero que Logan se arrepienta realmente de tratarlo de esa manera. ¿Que no ve que es un amor de persona?
Cada vez me gusta mas esta historia.
SIGO YO
Y Eric, mi vida, pobre chico. Espero que Logan se arrepienta realmente de tratarlo de esa manera. ¿Que no ve que es un amor de persona?
Cada vez me gusta mas esta historia.
SIGO YO
wang.
Re: Darkness Around Us } NC
Estoy llorando como loca, vez lo que me hacés con tu escritura? dios amo a eric, logan es un idiota, pero amo a Eric. ya sé como seguirla, so, espero mi turno.
Ya quiero leer el de mi bella madre
Ya quiero leer el de mi bella madre
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Darkness Around Us } NC
ZaynGirl.
Capitulo 008
Samantha Henderson|Zachary Tanner
by Ally.
Samantha Henderson. (+18)
– Mierda – murmuré abriendo mis ojos y levantando mi cabeza de la barra para ver a mi alrededor. Las luces de neón que salían de los estantes de las bebidas me desconcertaron un poco, el olor a cigarro y alcohol inundaban mis fosas nasales, pero eso en realidad no me importaba.
Terminé de incorporarme en mi asiento en la barra, donde aparentemente había terminado dormida y miré mi entorno por segunda vez, ahora con un mejor ángulo. Inmediatamente reconocí el bar al que había entrado la tarde anterior. Al parecer no había podido llevar a cabo mis planes ayer, pero nada decía que no podía continuarlos hoy. Originalmente me idea había sido comer algo antes de seguir, creo que me pasé un poco de copas e incluso ni siquiera había comido nada tampoco. Bufé y revolví mi cabello.
Sentí un par de manos agarrándome por la cintura y me volví extrañada. Willard estaba a mis espaldas.
– ¿Y tú que haces aquí? – le pregunté extrañada, aún así, me acosté en su pecho.
– Me llamaste anoche.
– ¿Llegaste hasta ahora?
– Claro que no, llegué apenas me llamaste.
– ¿Entonces por qué rayos estaba acostada en la barra sintiéndome como mierda y tú estás tan sonriente e impecable?
– Yo dormí en mi coche, donde tú duermas no es mi problema cariño. – empezó a besar mi cuello y me encogí de hombros, tenía razón, no era su problema. – ahora, que estás consciente, te parece si me pagas aquello que habíamos hablado ayer – murmuró en mi oído para que nadie más escuchara, sin embargo, podría gritarlo que sólo el camarero lo escucharía, el resto de las personas del lugar estaban igual de inconscientes que yo hace uno momentos.
Continuó besando mi cuello y me perdí en sus caricias, me volví entre sus brazos, aún sentada en el taburete y lo besé en los labios. Debería importarme que estuviéramos en un lugar público, pero en realidad no lo hacía, nunca había cuidado mi imagen, no empezaría ahora, menos sintiendo como su mano comenzaba a subir por mi muslo. Reí en sus labios antes de seguir besándolo.
De un momento a otro, me levantó del asiento y tomó dirección a los baños del lugar. El lugar era asqueroso, había papel higiénico en el piso, las paredes manchadas de grafiti y otras cosas que ni siquiera tenía ganas de pensar qué sería por lo que simplemente los ignoré, no dándoles la importancia que se merecían y me concentré en los besos de Willard, tenía que resignarme a ello puesto que sabía que proponer su auto sería absurdo. Nos metió en uno de los cubículos y lo cerró, para luego seguir con sus besos, unos que ahora eran mucho más bruscos. Sentía como mis labios comenzaban a lastimarme, pero tampoco diría nada, siempre había sido así con él, y con cualquier otro que había conocido.
Aún seguía en sus brazos cuando me apoyó contra la pared y soltó ambos su botón y su cremallera, y sin siquiera molestarse en quitar mi vestido, corrió mis bragas y me embistió, duro y rápido, nada fuera de lo común. Incluso levemente molesto, sin embargo, esto me conseguiría más droga, por lo que simplemente esperaba los siguientes minutos a que terminara, se limpiara, me diera el paquete y se fuera, como siempre lo hacía.
Y así, pocos minutos después ya me encontraba acomodándome el vestido y teniendo mi mano hacia él. Terminó de abrocharse sus pantalones y sacó una pequeña bolsa del bolsillo trasero de su pantalón, una que contenía aquel polvo blanquecino que tanto necesitaba, y un par de billetes. Colocó ambos en mi mano. Sonreí, guardé ambos en la cinturilla de mis bragas y le guiñé el ojo. Antes de poder salir de ahí, sentí como su mano agarraba mi brazo fuertemente. Me volví extrañada sólo para verlo mirando fijamente a un punto en el suelo.
Seguí su mirada y me encontré con restos de la droga que había utilizado la noche anterior. Al parecer había olvidado limpiarla, aunque realmente no esperaba acordarme de nada en ese jodido momento, no entendía por qué se veía tan tenso.
– Eres demasiado estúpida – habló entre dientes – ¿Cómo se te ocurre hacer semejante estupidez? ¿Qué pasa si eso lo vinculan conmigo, no entiendes que estaría jodido?
– Por favor Willard deja de ser tan dramático, pensé que el rol de niña malcriada era de tu hermano. El único jodido idiota aquí eres tú. En este lugar tan de mierda como se te ocurre que alguien llegue a darle importancia a eso, no ves que – mis palabras quedaron en el aire, siendo cortadas por el sonido que provocó el golpe. Su agarre fue lo único que me mantuvo en pie luego de que su puño impactara con mi rostro. Me quedé en silencio luego de eso.
– Sólo aprende a recoger tu basura, o esto – agarró bruscamente mi cintura, justo en el lugar donde estaba la droga – se acaba. – sabía que tendría una nueva marca en el lugar que había agarrado, pero me mantuve en silencio de nuevo. Me soltó y se fue de ahí sin decir ni otra palabra. No lo detuve. Siendo sincera, le tenía más miedo a su amenaza de dejarme sin mercancía de que volviera a pegarme. No era la primera vez que lo hacía y estaba segura de que no sería la última.
Bufé y me acerqué al espejo del baño, que aunque tuviera grietas en él, aún permitía la visibilidad. Pude ver el manchón morado que se comenzaba a ver al lado derecho de mi ojo y como esa área comenzaba a hincharse. Me acomodé el cabello para taparlo un poco y salí de ahí con dirección a mi auto.
Al estar dentro de él, tomé mi bolsa, que se encontraba en el asiento a mi lado, y saqué el maquillaje para tapar un poco la contusión que ahora era mucho más notoria. Luego me coloqué los anteojos y sonreí al espejo del auto. Listo.
Saqué el auto del estacionamiento, con más dificultad de la que debería y decidí que era una estupidez seguir con esta estúpida idea de conocer al misterioso amigo de Hunter, por lo que comencé a manejar hacia mi residencia, o al menos lo intenté antes de que mi auto se apagara.
Le pegué al volante al notar la raya que indicaba que ya no tenía gasolina y dejé caer la cabeza al volante. Estaba jodida.
Zachary Tanner.
– Gracias – respondí a la muchacha luego de que me diera el recibo de la bicicleta y esta pasara a ser oficialmente mía, o bueno, de mi hermano. La sonrisa que tenía en este momento no la podía quitar de mi rostro. Hoy había sido un buen día.
Había llegado más temprano de lo normal al taller con la esperanza de poder arreglar la motocicleta antes de que abriera el taller, ya que no quería que interfiriera con mis horas de trabajo. Luego de un par de horas lo había logrado y por más que quisiera gritar de emoción y dar una vuelta en ella, ya estaba cinco minutos tarde para abrir el taller.
A la hora del almuerzo, Ileana me tendió las llaves de su camioneta y me hizo sacado del taller con la instrucción de que fuera a almorzar y de que fuera a comprarle la bicicleta a Jeremy. Pronto sería su cumpleaños, sin embargo, habíamos acordado con mis padres que sería mejor dársela ahora puesto que no estábamos muy seguros de querer que Jer siguiera caminando a su escuela todos los días.
Sonreí mirando la bicicleta roja que comenzaban a subir a la parte trasera de la camioneta. Agradecí a ambos de los empleados y les di una pequeña propina a ambos. Luego subí al asiento del conductor y coloqué la bolsa con los implementos de seguridad a mi lado, para luego salir de ahí.
Tenía que pasar a la casa primero para dejar la bicicleta antes de ir al trabajo de nuevo, por lo que tomé la ruta que llevaba al centro del pequeño pueblo. Unos metros antes de llegar, pude ver una muchacha al lado de la carretera haciendo señas y un auto a su lado que no pertenecía a nadie cerca de aquí. Estaba seguro que ese auto valía más que todas las personas del pueblo podrían llegar a hacer en conjunto. Revolví mi cabello y detuve el auto cerca de ella. Lo apagué y salí de él, asegurándome de cerrarlo con el control que tenía la llave y me acerqué a ella. Al igual que el auto, nada en ella parecía ser de aquí cerca. Vestido seguramente de marca, zapatos, que aunque un poco desgastados, valían más de lo que yo podría ganar en un año y manos que, aunque no tersas, no tenían ninguna ampolla lo que indicaba que nunca había trabajado en su vida. No tenía la menor idea de por qué alguien como ella estaría aquí.
– Gracias – exclamó aliviada – eres como la quinta persona que pasa, sin embargo, el primero que se detiene. – sonrió y le devolví la sonrisa.
– Todos notan a distancia que no eres de por aquí, se podría decir que le temen a lo desconocido. – me encogí de hombros.
– ¿Y tú no?
– Podría alegar que me llamó más la atención el auto, nunca había visto uno tan de cerca. – ella sonrió, claramente orgullosa de su auto, y asintió. – ¿Qué tiene? – le pregunté señalando el convertible.
– Se quedó sin gasolina. – se revolvió el cabello. Nada más asentí. Miré la camioneta a mis espaldas, a ser la del taller probablemente podría encontrar algo de gasolina ahí, al menos la suficiente para que llegara a la próxima gasolinera.
– Déjame ver que puedo encontrar – señalé la camioneta y caminé hacia la parte trasera. Como había predicho, había algunos botes de gasolina, ninguno lleno, pero juntándolos sería suficiente.
– ¿Por qué tienes gasolina en tu auto? – preguntó ella a mi lado llegando a asustarme. Era extrañamente sigilosa.
– No es mi auto, es la camioneta del taller, ahí trabajo.
– ¿Trabajas en un taller? Pues que jodida suerte la mía – rió y removió mi cabello antes de tomar camino de nuevo a su auto. Fruncí el ceño, más ante el uso de la maldición que ante otra cosa.
Suspiré y decidí no darle importancia, seguramente era la única persona que a sus veinticuatro años no usaba las maldiciones como parte de su vocabulario diario. Pasé toda la gasolina que había a un mismo bote y tomé camino a su auto. Ella miraba hacia el horizonte, sin darse cuenta que me acercaba hacia ella y debido a que su perfil estaba hacia mí, pude ver una pequeña marca el lado de su ojo asomándose por la patilla de los lentes de sol que llevaba puestos. ¿Era eso un golpe? Antes de poder preguntarle, se volvió hacia mí y sonrió.
Probablemente había visto mal, a alguien que recién la hubieran golpeado no se hubiera mostrado genuinamente feliz. Caminé hacia la parte trasera del vehículo y me volví para mirarla.
– ¿Puedes abrir la tapa de la gasolina? – le pedí señalando la tapa redonda. Asintió, sin embargo, frunció el ceño. Se acercó a abrir la puerta del auto y se quedó mirando a los alrededores del volante, claramente sin saber qué estaba buscando. Reí y coloqué el bote de gasolina en el piso antes de acercarme a ella.
– Aquí – le mostré la pequeña palanca que se encontraba debajo del volante. La jalé y de inmediato se escuchó el click que provocó el seguro al liberar la tapa.
Caminé de nuevo hacia la parte trasera y ahora con la tapa abierta, me dediqué a meter la gasolina en el tanque.
– Gracias, la verdad es que nunca he tenido que tocar nada de eso antes.
– No hay problema. – respondí, manteniendo el cuidado de que la boquilla se mantuviera dentro del auto y no se regara la gasolina, unos minutos después, ya el bote estaba vacío y todo debería funcionar bien. – Prueba encendiéndolo. – asintió y se sentó en el asiento de conductor, intentaba encenderlo, pero se le volvía a apagar. La escuché maldecir, al parecer lo hacía muy seguido, y decidí acercarme para ver que sucedía.
Vi las luces del panel y todo parecía estar bien. Dirigí mi mirada a los pedales y entendí por qué no se mantenía encendido.
– Tienes que mantener apretado el embrague y el freno si quieres que el auto se mantenga encendido. – murmuré un poco apenado, si lo conducía, debería saber eso.
– Rayos, siempre lo olvido.
– Sí tienes permiso de conducir, ¿cierto? – pregunté antes de poder contenerme.
– Claro. Sólo que, estoy un poco a modo de prueba y error.
– ¿Disculpa?
– Mi padre me dio el auto asumiendo que ya sabía manejarlo, nunca me dijo como.
– Entonces, ¿tienes un permiso pero no sabes cómo manejar?
– Le prometí al oficial que aprendería, no me lo he vuelto a encontrar. – se encogió de hombros.
Por lo tanto, su papá le daba el auto pero no le importaba si su hija perdía su vida conduciéndolo.
– Bueno, no te quito más de tu tiempo, seguro tienes que cosas que hacer – se estiró hacia el asiento a su lado para tomar algo de su bolso y me lo tendió – Eso debería compensar por la gasolina y el tiempo.
Miré indeciso los billetes en su mano, era demasiado. Tomé sólo los veinte dólares que pagaban la gasolina y le devolví el resto. Ella se encogió de hombros y guardó el dinero de nuevo en su bolso. Debía decir que era un poco refrescante el hecho de que no intentara hacer que me quedara con el resto del dinero, no quería aprovecharme por un problema que en verdad no era su culpa.
Antes de caminar a la camioneta de nuevo, la vi luchando con la palanca de marchas y algo en mí me impidió seguir caminando. Suspiré y me devolví en mis pasos hasta encontrarme a su lado de nuevo.
– Hoy estoy un poco atrasado con el trabajo, pero si vienes mañana podría enseñarte a manejar, claramente no aprenderías de repente, necesitaríamos varias clases, pero al menos sabrías como conducirlo.
– ¿En serio harías eso? – preguntó claramente sorprendida.
– Claro, ¿por qué te extraña tanto?
– A mis padres no les ha importado, tú ni siquiera sabes mi nombre. – se encogió de hombros.
– Cierto. ¿Cómo te llamas? – pregunté, ganándome una pequeña sonrisa de su parte.
– Sam.
– Bueno Sam, entonces que dices, ¿nos vemos mañana?
– De acuerdo, ¿dónde y cuándo?
– En el taller, es el único del pueblo entonces no te debe quedar difícil encontrarlo. Por ahí de las cuatro de la tarde. – esa era la hora en la que menos trabajo había en el taller por lo que no debía haber problema.
– Esta bien, gracias … – se quedó esperando a que le dijera mi nombre.
– Zack.
– ¿Zack? Tipo ¿Zachary?
– Sí, ¿por? – pregunté confundido ante la sonrisa traviesa que crecía en sus labios.
– Nada, curiosidad. Nos vemos mañana.
****
Llegué al taller luego de que tomara el desvío para dejar la bicicleta en la casa, estaría allí para cuando Jer llegara del colegio.
– Lograste arreglarla – señaló mi jefe con una sonrisa mirando al motocicleta.
– Sí señor – sonreí también mirando la motocicleta, podía admitir que estaba empezando a enamorarme de ese pedazo de chatarra, ahora funcional.
– ¿Cuándo lo hiciste? En la mañana te vi arreglando los coches y aquella moto de tu amigo Hunter.
– Llegué más temprano, antes de que abriera el taller.
– Rayos muchacho, debiste haberlo hecho en horas de trabajo y no madrugar tanto. ¿Sabes qué? Ve a estrenarla. Dale algunas vueltas, tomate el resto de la tarde libre. Necesitas probarla.
– Pero yo tengo…
– Sí sí, tienes trabajo, tranquilo, ahí estará mañana, ahora ve. – me tiró las llaves de la moto y volvió a entrar al taller.
Reí y tomé el casco que guindaba del manubrio de la motocicleta. Era uno nuevo. Miré hacia dentro del taller y pude ver a Ileana atendiendo a unos nuevos clientes. Sonreí aunque no pudiera verme, esto había sido ella.
Me puse el casco y me monté en la moto, disfrutando el sonido que esta hacía al encenderla. Miré el reloj, para esta hora Eric ya había llegado del instituto, debía enseñársela y tal vez ir a dar una vuelta. Sonreí, eso lo distraería.
****
Al llegar, había tocado felizmente la puerta, emocionado por enseñarle a Eric la moto, pero luego de unos minutos nadie abría y esta estaba cerrada con seguro, por lo que tuve que entrar por una de las ventanas traseras que Eric siempre dejaba abierta, pude haber asumido que no estaba, pero algo me indicaba que estaba ahí, y lo confirmé al ver sus pertenecías tiradas en la sala.
– Eric – llamé con cierto miedo. Por favor que esté dormido, por favor que esté dormido.
Caminé rápidamente hacia su habitación y al entrar en ella quedé paralizado. Eric estaba tirado en el piso, millones de frascos tirados en la cama y su brazo lleno de cortes que aún sangraban, él estaba inconsciente.
– Eric – susurré con miedo a elevar mucho la voz, sentía como mis ojos se llenaban de lágrimas pero las limpié rápida y bruscamente antes de acercarme a él. Me arrodillé a su lado y tomé su rostro en mi manos – Eric, vamos, por favor despierta, por favor, no me puedes hacer esto Eric.
No respondía, no abría los ojos, no se movía.
– Vamos Eric – me quité la camisa y la enrollé en su brazo esperando que la sangre dejara de salir. Luego tomé el teléfono de su habitación y llamé a la ambulancia. – Te vas a poner bien – aseguré llegando de nuevo a su lado y acunando su rostro en mis manos. – Todo va a estar bien.
****
Llevaba horas en el hospital. Horas sentado en esa silla de plástico en la sala de espera, no me iría hasta que me dejaran verlo. Su madre había llegado unos minutos después de que nosotros llegáramos al hospital. Me había hecho compañía mientras operaban a Eric. Ahora que estaba en vigilancia y fuera de peligro, habían permitido a su madre pasar y como yo no era familia, tenía que esperarme a que lo pasaran de habitación. Estaba solo, solo con mis pensamientos, eso no era bueno.
– Zack – llamó una voz que reconocí como la madre de Eric y rápidamente me levanté para acercarme a ella.
– ¿Está bien?
– Sí, lograron limpiar su estómago y coser los cortes de su brazo, lo encontraste a tiempo y el torniquete que le hiciste salvó su vida. Gracias – dijo, rompiendo en llanto al final. Contuve mis lágrimas y la abracé, no sabía que decir. Ella envolvió sus brazos alrededor de la áspera tela de la camisa que me habían dado en el hospital, devolviéndome el abrazo. – Lo siento – dijo luego de unos segundos, separándose y limpiando sus lágrimas. – Ahora está despierto, puedes pasar a verlo, yo espero aquí.
Asentí y me aseguré de que estuviera más tranquila antes de dirigirme a la habitación de Eric. Antes de abrir la puerta, ya sabiendo que estaba bien, lo único que tenía que intentar contener ahora era la impotencia. Tomé aire, tratando de calmarme y entré a la habitación cerrando la puerta a mis espaldas. Caminé sin mirarlo y sin decirle nada hasta sentarme a su lado en la cama. Sentía sus ojos en mí, por lo que sabía que me miraba.
– Zack – intentó hablar luego de unos segundos, pero lo interrumpí.
– Cállate Eric, sólo cállate. Déjame hablar. – Levanté la mirada y lo vi. Sus ojos azules estaban llenos de arrepentimiento, tristeza y más que todo, miedo. Eso ayudó a disipar un poco el enojo, sólo un poco. – ¿Acaso no entiendes la cosa tan estúpida que hiciste? ¿O no te importó? ¿No pensaste en tu madre, en mí? ¿O eso tampoco importa? Pues que lástima porque a mí sí que me importa. Ni un maldito segundo, no te pienso dejar sólo en ningún momento. De ahora en adelante te voy a dejar y a recoger del instituto y luego te vienes conmigo al taller hasta que tu madre llegue a la casa, no más estar solo, perdiste ese privilegio al hacer algo tan, pero tan estúpido. ¿Y te estás riendo? – pregunté incrédulo al ver que intentaba luchar contra una sonrisa.
– Lo siento, sé que no debería y que la situación no lo amerita, pero te ves demasiado gracioso.
– ¿Gracioso? – pregunté sin entender.
– Adorable – corrigió – y van a ser muchas caminatas.
– No tantas, ahora tengo transporte.
– ¿Lo tienes?
– Sí, una moto, pero no me cambies de tema. – el ambiente se tornó serio de nuevo y bajé la mirada siendo imposible mirarlo por más tiempo sin atacarme a llorar – pude perderte Eric, y no te importó. – hablé, siendo imposible retener el par de lágrimas que siguieron luego de mis palabras.
Sus manos se posaron en mi rostro y limpió mis lágrimas, luego me hizo verlo de nuevo y acortó la distancia juntando nuestros labios. Me quedé completamente estático sin entender lo que estaba pasando. Al separarse, pude ver la emoción en sus ojos.
– Eric, yo, yo no – no me atraen los hombres, completé en mi mente, pero dejé la mitad de la frase encerrada ahí cuando vi que la chispa comenzaba a desaparecer de sus ojos. Suspiré. – Yo no voy a dejar que nada te vuelva a pasar. No puedo darte lujos, pero te haré feliz. – completé antes de acercarme de nuevo a él y juntar nuestros labios. Siguió el beso, separándose unos segundos después por falta de aire. Juntó nuestras frentes y sonrió.
– Es todo lo que necesito. – habló, sonriendo de nuevo.
Lo amaba, como un hermano, pero lo amaba, sólo quería que fuera feliz, merecía serlo. No importara de la manera que fuera, por él, lo haría por él. Sería lo que el necesitara que fuera, Eric era mi excepción, mi única excepción.
- hi.:
- Perdón por la tardanza, pero estoy en final de semestre y se me complicó un poco. Vieron, al fin se conocieron por obra del destino jaja. Y debo decir que larga vidaa a zeric jajaja. Espero que les guste.
Última edición por Kida el Vie 29 Ene 2016, 11:19 am, editado 1 vez
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Darkness Around Us } NC
Estoy llorando comp pelotudaaaa! Jabababajajaj aii me morí bien muerta! Zack que bello! Aii para que el final me hizo llorar pero es un capítulo que amerita ser comentado de principio a fin!!
Sam, wao, si que esta jodida y eso no me gusta nada u.u odio a ese willard , y ella es tan estupida; bueno, conocio a qien le salvara la vida, me muero, Zack <3
Enserio que estoy enamorada de él, como puede ser tan bueno?, le compro la bici a su hermano, aii es un amoor! Y el finaaal! Dioss! Se que la cosa no empezo en las mejores cirscunstancias pero va a ayudar a mi Eric a salir del pozo. Merece todo mi amor <3
Ally, hermoso todo, amo demasiado todo lo que sale de esa cabecita, y esta , no fue la excepcion.
Sam, wao, si que esta jodida y eso no me gusta nada u.u odio a ese willard , y ella es tan estupida; bueno, conocio a qien le salvara la vida, me muero, Zack <3
Enserio que estoy enamorada de él, como puede ser tan bueno?, le compro la bici a su hermano, aii es un amoor! Y el finaaal! Dioss! Se que la cosa no empezo en las mejores cirscunstancias pero va a ayudar a mi Eric a salir del pozo. Merece todo mi amor <3
Ally, hermoso todo, amo demasiado todo lo que sale de esa cabecita, y esta , no fue la excepcion.
Invitado
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Re: Darkness Around Us } NC
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Darkness Around Us } NC
Prometo ponerme al tanto con esta nc porque la amo. Solo esperenme una semana más que ya termino con la facu y me quedo libre.
wang.
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