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Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
O W N :: Actividades :: Actividades :: Crossovers
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Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Anas escribió:¡Me encantó el cap! Lo estuve esperando por varios días ahbgdsahs. Estoy emocionada por saber que va a pasar entre Ana y Kian<3<3Amé como escribes la verdad, me encantaría poder ser igual. Tienes un talento enorme.Ya tienes una fan que espera con ansias lo que va a pasarTe quiero mucho muchoBesitos<3
¡Anas! asdfghjkl muchas gracias linda, me alegra que te guste el capítulo. Estoy muy feliz porque los capítulos sean de su agrado. Linda, lo siento por no avisar pero recuerda que cambie el nombre de la protagonista y ahora es Allison. Tu eres la única Anastacia en mi historia , cualquier duda los personajes están arriba. Qué hermosa muchas gracias me haces sentir muy bien tus palabras . Un beso linda, te quiero mucho . Nos leemos pronto.
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
¡Dios! Me encanta como escribes, de verdad me ha gustado mucho el capítulo, espero con ansias el siguiente.
Besos xx
Besos xx
Panquequito Horan
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
{Yours Truly} escribió:girl__dreamer escribió:Hola preciosa! Wow, amé el capítulo, en serio escribes genial, me dejaste sin palabras.Me hace ilusión poder ser la mejor amiga de Anastacia, es cómo poder participar más en tu hermosa novela.Asthon apareció, amo a ese chico, tres años con alguien es mucho eh jajaja, y pobre su novia al ser la delegada del último curso va a estar muy estresado por cómo ella se va a poner de los nervios jajaja.Walt, mi querido novio de dos años jé, vaya forma parte de las chicas o sea, se lo nota la pluma que tiene, no me hagas daño T.T.Por cierto ¿De qué conoce Anastacia a Kian Kerr? ¿Qué pasó con él? ksajkha, me dejaste con la duda , y ese tal Kian Rudd ¿No se llama cómo el chico que quería esquivar Ana? saiuk, me estoy haciendo un lío y por eso quiero seguir leyendo ésta hermosa novela, me en-can-ta, me atrapaste con el primer cap, y no puedo ni imaginarme cómo serán los otros, espero que subas pronto linda.Te quiero muchísimo ¡Hola bella! ¿enserio? muchas gracias, significa mucho que tu pienses eso . Walt es una más de nosotras, espero que nadie que lea sea homofóbico porque tengo varios planes para Walt , descuida linda no te lastimare. ¡Lo prometo!. Qué bueno que tocaste ese punto linda, recuerda que te comente que cambiaría los nombres por unos percances entonces quedó así: Los protagonistas son Allison Needleman y Kian Rudd. No existe Kian Kerr jaja. Intercambie apellidos por Walt Kerr. Cambie el nombre de la protagonista porque una chica que audiciono y esta en el rol de la historia se llamaba igual. Entonces solo queda Allison, Isabella, Elena, Anastacia y Walt. Qué son los cinco mosqueteros. Espero que hayas entendido, los personajes por cualquier duda están arriba. asdfghjkl estoy feliz porque este primer capítulo te gustará. Un beso. Te quiero mucho más¡Ya lo entendí! Cómo ves soy un poco tronca, pero trato de poder entenderlo jajaja.Bueno aún así quiero que sigas la novela porque me ENCANTÓ, te quiero muchoo
Clouds
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Hola
Ag que mala lectora soy ¡i'm sorry!
Esta genial el cap
Mi Ash me tiene una paciencia imprecionante, pronto conocerá mi lado tierno yo lo se okno
Jgjvdjvdjvd Kian y Anastacia *-* ya los vida
Hdbkgfhchcf
Es corto pero estoy cansada y tengo sueño jcdhgfhf
Ag que mala lectora soy ¡i'm sorry!
Esta genial el cap
Mi Ash me tiene una paciencia imprecionante, pronto conocerá mi lado tierno yo lo se okno
Jgjvdjvdjvd Kian y Anastacia *-* ya los vida
Hdbkgfhchcf
Es corto pero estoy cansada y tengo sueño jcdhgfhf
Zero.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Escribes genial, me gusto bastante siguela pronto.
Zarek
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Me encanto el capítulo, quiero saber que más pasa entre Ali y Kian. Walt me encanta aunque sea gay . Escribes hermoso y perfecto, eres de las pocas chicas que leído que en verdad me atrapa la historia. Es magnifico. Siguela!
B. Spencer
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Bueno, vi tu hermoso mensaje, yo nunca me atrevo a algo así, es decir, a buscar personas para que lean mi novela, soy más de dejar que ellas vengan cuando sé que no lo harán.....eso no importa ahora.
Bueno, he amado tu novela, tienes buenos principios y eres buena escribiendo, es increíble la manera en la que redactas, te has ganado otra fan............¿Puedo?
Respecto a lo que me has dicho sobre si tengo..bueno, sí, pero no tengo lectoras, ya te envío link luego xd, no prometo ser fiel, pero si ser lectora xd.
Besos Dens.
Bueno, he amado tu novela, tienes buenos principios y eres buena escribiendo, es increíble la manera en la que redactas, te has ganado otra fan............¿Puedo?
Respecto a lo que me has dicho sobre si tengo..bueno, sí, pero no tengo lectoras, ya te envío link luego xd, no prometo ser fiel, pero si ser lectora xd.
Besos Dens.
Invitado
Invitado
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Panquequito Horan escribió:¡Dios! Me encanta como escribes, de verdad me ha gustado mucho el capítulo, espero con ansias el siguiente.
Besos xx
Muchas gracias linda, me alegra muchísimo que te gustará el capítulo, ¡enserio!. Nos leemos pronto. Un beso♥
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
girl__dreamer escribió:{Yours Truly} escribió:girl__dreamer escribió:Hola preciosa! Wow, amé el capítulo, en serio escribes genial, me dejaste sin palabras.Me hace ilusión poder ser la mejor amiga de Anastacia, es cómo poder participar más en tu hermosa novela.Asthon apareció, amo a ese chico, tres años con alguien es mucho eh jajaja, y pobre su novia al ser la delegada del último curso va a estar muy estresado por cómo ella se va a poner de los nervios jajaja.Walt, mi querido novio de dos años jé, vaya forma parte de las chicas o sea, se lo nota la pluma que tiene, no me hagas daño T.T.Por cierto ¿De qué conoce Anastacia a Kian Kerr? ¿Qué pasó con él? ksajkha, me dejaste con la duda , y ese tal Kian Rudd ¿No se llama cómo el chico que quería esquivar Ana? saiuk, me estoy haciendo un lío y por eso quiero seguir leyendo ésta hermosa novela, me en-can-ta, me atrapaste con el primer cap, y no puedo ni imaginarme cómo serán los otros, espero que subas pronto linda.Te quiero muchísimo ¡Hola bella! ¿enserio? muchas gracias, significa mucho que tu pienses eso . Walt es una más de nosotras, espero que nadie que lea sea homofóbico porque tengo varios planes para Walt , descuida linda no te lastimare. ¡Lo prometo!. Qué bueno que tocaste ese punto linda, recuerda que te comente que cambiaría los nombres por unos percances entonces quedó así: Los protagonistas son Allison Needleman y Kian Rudd. No existe Kian Kerr jaja. Intercambie apellidos por Walt Kerr. Cambie el nombre de la protagonista porque una chica que audiciono y esta en el rol de la historia se llamaba igual. Entonces solo queda Allison, Isabella, Elena, Anastacia y Walt. Qué son los cinco mosqueteros. Espero que hayas entendido, los personajes por cualquier duda están arriba. asdfghjkl estoy feliz porque este primer capítulo te gustará. Un beso. Te quiero mucho más¡Ya lo entendí! Cómo ves soy un poco tronca, pero trato de poder entenderlo jajaja.Bueno aún así quiero que sigas la novela porque me ENCANTÓ, te quiero muchoo No, fui yo por no explicarme bella. ¡Lo siento, en verdad! Ya la sigo asdfghjkl me alegra que te guste. Te quiero mucho
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
♂Apocalypse♀ escribió:Hola
Ag que mala lectora soy ¡i'm sorry!
Esta genial el cap
Mi Ash me tiene una paciencia imprecionante, pronto conocerá mi lado tierno yo lo se okno
Jgjvdjvdjvd Kian y Anastacia *-* ya los vida
Hdbkgfhchcf
Es corto pero estoy cansada y tengo sueño jcdhgfhf
No te preocupes, lo bueno es que ya estás aquí . Así es y tienen 3 años de relación, es obvio que está MUY enamorados . Linda creo que fuiste la última en enterarte pero cambie los nombres de unos personajes, pues una chica que escogí para el rol tenía el mismo nombre que mi protagonista. Entonces quedo como Allison y Kian. Los demás están iguales. Cualquier duda pregunta o arriba están los roles. Espero que te haya gustado . Entiendo, descansa y duerme bien. Un beso
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
C. Morgenstern escribió:Escribes genial, me gusto bastante siguela pronto.
¡Muchas gracias! que linda, me alegra que te guste lo que escribo . ¡Ya la sigo!, nos leemos pronto. Un beso
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Barbarafuenmayor escribió:Me encanto el capítulo, quiero saber que más pasa entre Ali y Kian. Walt me encanta aunque sea gay . Escribes hermoso y perfecto, eres de las pocas chicas que leído que en verdad me atrapa la historia. Es magnifico. Siguela!
¡Barbie! Qué felicidad que te haya gustado el capítulo. Yo también ya quiero que sepan lo que pasa entre esos dos. Walt es una dulzura que no merece ser gay, es demasiado mono. ¿Enserio? GRACIAS otra vez, significa mucho que pienses eso. Me sube el ánimo al 100. Ya la sigo. Un beso
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Denilsa escribió:Bueno, vi tu hermoso mensaje, yo nunca me atrevo a algo así, es decir, a buscar personas para que lean mi novela, soy más de dejar que ellas vengan cuando sé que no lo harán.....eso no importa ahora.
Bueno, he amado tu novela, tienes buenos principios y eres buena escribiendo, es increíble la manera en la que redactas, te has ganado otra fan............¿Puedo?
Respecto a lo que me has dicho sobre si tengo..bueno, sí, pero no tengo lectoras, ya te envío link luego xd, no prometo ser fiel, pero si ser lectora xd.
Besos Dens.
jaja por un momento pensé que no lo verías. Yo tampoco lo hacía pero así me han llegado varios mensajes así. Y dije: Bah, ¿porque no? . Me alegra muchísimo leer eso. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. En verdad significa mucho. Pero claro que sí, puedes estar aquí. ¡Bienvenida linda! me alegra que quieras estar aquí. Bueno me encantaría leer lo que escribes, espero el link. Un beso
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
Capítulo 02
¨Chico nuevo a la vista¨
–Quién sabe cuál es la diferencia entre el cálculo integral y el cálculo diferencial?
Andrew Zion levanta la mano.
–¿No tiene algo que ver con la forma en que se utilizan las diferenciales?
–Muy listo –dice el señor Douglas, el profesor–. ¿Alguien tiene otra teoría?
Anastacia levanta la mano.
–En el cálculo diferencial se toma un pequeño punto infinitesimal y se calcula el tipo de cambio de una variable a otra. En el cálculo integral, se toma un pequeño elemento diferencial y se integra desde el límite inferior hasta otro límite. Así se combinan todos los pequeños puntos infinitesimales en una cantidad más grande.
Vaya, pienso ¿Cómo demonios no se me pega eso de una de mis mejores amigas?
Nunca aprobaré este curso. Será la primera vez que me fallen las matemáticas. Desde que era una cría, las matemáticas han sido una de mis asignaturas más fáciles. Hacía todos los deberes y siempre sacaba sobresalientes en los exámenes sin apenas tener que estudiar. Sin embargo, ahora tendré que estudiar si quiero sobrevivir.
Estoy aquí sentada, preguntándome si lograré aprobar el curso cuando de repente llaman a la puerta. Kian Rudd entra en el aula vestido con un viejo polo azul marino. Tiene los ojos de color avellana rodeados de abundantes pestañas, y su cabello muestra reflejos de color rubio oscuro debidos al agua del mar y al sol. Su nariz, algo torcida, como si le hubieran dado un puñetazo en una pelea y no se lo hubieran arreglado, es lo único que lo salva de ser demasiado guapo.
–Ah, señor Rudd, me preguntaba cuándo pensaba aparecer –comenta el señor Douglas.
Kian le sostiene la mirada sin amilanarse.
–Debía encargarme de unas cosas primero.
Le echo un vistazo escondida detrás de mi mano. Este sí que es de otro planeta… un planeta en el que todos los humanos están perfectamente formados y tiene un pelo increíble.
–Siéntese, por favor.
Kian observa toda el aula y su mirada se detiene en mí. Se fija en mis botas blancas de gogó antes de levantar la vista hacia mi falda de cuadros azul claro y mi suéter de cuello vuelto sin mangas. Luego me mira a la cara, que ya está en llamas. La comisura de su boca se eleva en un gesto divertido, para luego expresar confusión y. por último indiferencia. Toma asiento al fondo de la clase.
–Allison –dice el profesor Douglas–, ¿podrías decirme cuál es la ecuación básica para el movimiento?
Gracias a Dios que aprendí esa ecuación el año pasado. La recito como un lorito:
–X elevada a la quinta potencia por Y elevada a la décima potencia menos un número entero aleatorio conocido generalmente como N.
–Correcto –contesta el señor Douglas. Escribe otra ecuación en la pizarra se aparta u poco y mira directamente a Kian.
Me llevo la mano al pecho para controlar el martilleo de mi corazón.
–Señor Rudd –dice–, ¿podría decirme qué representa esta ecuación?
Renunció a seguir con mi timidez. Me doy vuelta para observarlo.
Kian se reclina contra el respaldo de la silla y da golpecitos con el bolígrafo sobre el libro de cálculo. Su sonrisa parece tensa, como si no conociera la respuesta o la supiera y no pudiera creer que hubiera alguien lo bastante estúpido para preguntarla.
–Representa el infinito, señor. Pero no el viejo infinito, sino la clase de infinito que se encuentra en un agujero negro.
Me mira y me guiña un ojo.
Vaya… Eso sí que es un agujero negro, sin duda.
–Kian Rudd está en mi clase de cálculo –le susurro a Walt cuando me coloco a su lado en la fila de la cafetería.
–Por Dios, Ali –replica Walt, que pone los ojos en blanco–. Tú también no, por favor. Todas las chicas de este instituto hablan de Kian Rudd. Incluida Elena.
El almuerzo consiste en piza… la misma pizza que nuestro instituto lleva años sirviendo, la que sabe a vómito y debe ser el resultado de alguna receta secreta del sistema educativo. Cojo una bandeja y después una manzana y un trozo de tarta de merengue de limón.
–Pero Elena sale contigo.
–Intenta decirle eso a ella.
Llevamos nuestras bandejas hasta la mesa de siempre. El grupo VIP se sienta en el lado opuesto de la cafetería, cerca de las máquinas expendedoras. Puesto a que somos alumnos de último año, deberíamos haber reclamado una mesa junto a la suya, pero Walt y yo decidimos hace mucho tiempo que el instituto se parece muchísimo a la India (un perfecto ejemplo del sistema de castas) y juramos no participar nunca, así que no hemos cambiado de mesa. Por desgracia, al igual que tantas otras protestas contra la aplastante marea de la naturaleza humana, la nuestra ha pasado totalmente desapercibida.
Elena se une a nosotros, y Walt y ella comienzan a hablar sobre latín, una asignatura que a ambos se les da mejor que a mí. Luego se acerca Anastacia.
Anastacia y Elena se llevan bien, pero Elena nunca querría intimar demasiado con Anastacia porque es demasiado emocional. A mí me parece que la emotividad excesiva resulta interesante, ya que te distrae de tus propios problemas. Está claro que Anastacia está a punto de echarse a llorar.
–Acabo de ir al despacho de la orientadora educativa… otra vez. ¡La tía me ha dicho que mi suéter era demasiado atrevido!
–Eso es indignante –replico
–A mí me lo vas a decir… –asegura Anas mientras se cuela entre Walt y Elena–. Esa mujer me odia. Le he dicho que aquí no había ninguna regla a la hora de vestir, y que no tenía derecho a decirme lo que debo ponerme o lo que no.
Elena me mira a los ojos y se ríe por lo bajo. Lo más probable es que esté recordando lo mismo que yo: la vez que enviaron a casa a Anastacia desde el campamento de las girl scouts porque llevaba el uniforme demasiado corto. Vale, eso fue hace siete años, pero, cuando vives en la misma ciudad pequeña de siempre, recuerdas ese tipo de cosas.
–¿Y qué te ha dicho ella? –pregunta Ele.
–Que no me enviará a casa por esta vez, pero que si vuelve a verme con este suéter me expulsará temporalmente.
–Es una zorra –comenta Walt para sacarle importancia.
–¿Cómo puede discriminar a alguien por un suéter? –pregunto.
–Quizá debamos presentar una queja al consejo escolar. Hacer que la despidan –señala Elena. Estoy segura de que no pretendía parecer sarcástica, pero lo ha sido un poco.
Anastacia estalla en lágrimas y sale corriendo hacia el lavabo de chicas.
Walt echa un vistazo alrededor de la mesa.
–Bueno, cabroncetas, ¿Quién de vosotras piensa ir tras ella?
–¿Ha sido por algo que he dicho? –inquiere Elena con aire inocente.
–No. –Walt suelta un suspiro–. Todos los días hay alguna crisis.
–Yo iré. –Le doy un mordisco a la manzana y voy tras ella.
Empujo las puertas de la cafetería con todas mis fuerzas.
Y me doy a bruces contra Kian Rudd.
–¡Vaya! –exclama. ¿Dónde está el fuego?
–Lo siento –murmuro.
De pronto vuelvo atrás en el tiempo, a la época en que tenía doce años.
–¿Esto es la cafetería? –pregunta antes de señalar las puertas oscilantes.
Se asoma por el pequeño cuadro de cristal de una de ellas–. Tiene una pinta asquerosa. ¿Hay algún lugar fuera del campus donde se pueda comer?
¿Fuera del campus? ¿Desde cuándo el Instituto Castlebury tiene un campus?
¿Me está preguntando si quiero comer con él? No, no es posible. A mí no.
Aunque tal vez no recuerde que me conoce de antes.
–Hay una hamburguesería calle arriba. Pero hay que ir en coche.
–Tengo coche –asegura.
Y nos quedamos inmóviles, mirándonos el uno al otro. Noto que otros chicos pasan a nuestro lado, pero no los veo.
–Vale, gracias –dice.
–De nada. –Asiento al recordar a Anastacia.
–Nos vemos –dice antes de alejarse.
Regla número uno: ¿Por qué la única vez que un chico mono habla contigo tienes que ayudar a una amiga en crisis?
Entro a la carrera en el servicio de chicas.
–¿Anastacia? No vas a creerte lo que acaba de ocurrir. –Miro bajo las puertas y veo sus zapatos en el compartimiento que está justo al lado de la pared–. ¿Anas?
–Me siento totalmente humillada –lloriquea.
Regla número dos: Las mejores amigas que se sienten humilladas siempre son más importantes que los chicos monos.
–Vamos, Anas, no puedes dejar que te afecte tanto lo que digan otras personas. –Sé que eso no sirve de mucha ayuda, pero mi padre lo dice todo el tiempo y es lo único que se me ocurre por el momento.
–¿Y como se supone que puedo lograrlo?
–Mirando a todo el mundo como si fuera un chiste con patas. Venga, Anas. Sabes que el instituto es una ridiculez. En menos de un año nos habremos largado de aquí, y nunca volveremos a ver ninguna de estas personas.
–Necesito un cigarrillo –asegura Anastacia con un gruñido.
La puerta se abre y entran las dos Jen S. y Jen P. son animadoras y forman parte del grupo VIP. Jen S. tiene el pelo liso y oscuro y parce una bonita pequeña albóndiga. Jen P. era mi mejor amiga en tercero. Era bastante simpática, hasta que empezamos el instituto y decidió ascender en la escala social. Se paso dos años acudiendo a un gimnasio para poder convertirse en una animadora; incluso Salió con el mejor amigo de Ashton Irwin, que tiene unos dientes de caballo. No sé si lástima por ella o admirar su férrea determinación. El año pasado sus esfuerzos dieron fruto y fue aceptada por fin en la panda VIP, lo cual significa que ahora apenas me habla.
Por alguna razón, hoy sí piensa hacerlo, porque, cuando me ve, exclama «¡Hola!», como si todavía fuéramos buenas amigas.
–¡Hola! –contesto con el mismo falso entusiasmo.
Jen S. me saludo con la cabeza mientras ella y su tocaya sacan las barras de labios y la sombra de ojos de sus bolsos. Una vez oí que a Jen S. decirle a otra chica que, si una quiere conseguir a los chicos, debe tener un «sello» distintivo. Al parecer, para Jen S. eso consiste en una gruesa franja de lápiz de ojos azul oscuro sobre el párpado superior. Imagínate…
Se inclina hacia el espejo para asegurarse de que su lápiz de ojos sigue intacto mientras Jen P. se vuelve hacia mí.
–¿Sabes quién ha vuelto al Instituto Castlebury?
–¿Quién?
–Kian Rudd.
–¿En seeerio? –Miro hacia el espejo y me froto un ojo, fingiendo que se me ha metido algo dentro.
–Yo quiero salir con él –asegura con toda la confianza en sí misma–. Porque lo que he oído, sería un novio perfecto para mí.
–¿Por qué quieres salir con alguien que ni siquiera conoces?
–Porque sí. No necesito ninguna razón.
–Los chicos más guapos de toda la historia del Instituto Castlebury –dice Jen S. como si estuviera haciendo uno de esos bailecitos de animadora.
–¡Jimmy Watkins!
–¡Harry Sandler!
–¡Bobby Martin!
Jimmy, Harry y Bobby formaban parte del equipo de fútbol cuando nosotras estábamos en segundo. Todos se graduaron hace menos de dos años.
¿A quién le importa?, me gustaría gritar.
–Kian Rudd –añade Jen S.
–Uno de los miembros del salón de la Fama, eso seguro. ¿No estás de acuerdo, Allison?
–¿Quién? –pregunto solo para fastidiarla.
–Kian Rudd –responde Jen P. malhumorada mientras ella y Jen S. salen por la puerta.
–¿Anas? –pregunto.
Ella odia a las dos Jen, y no saldrá hasta que se hayan ido del baño.
–¿Se han ido? Gracias a Dios. –Anastacia abre la puerta del compartimiento y se dirige al espejo. Se pasa un peine por el pelo–. No puedo creer que Jen P. crea que se va a conseguir a Kian Rudd. Esa chica no tiene ningún sentido de la realidad. Bueno, ¿qué ibas a decirme?
–Nada –respondo, harta ya de Kian.
Si oigo a alguien más mencionar su nombre, me pego un tiro.
–¿Qué pasa con Kian Rudd? –pregunta Anastacia minutos después.
Estamos en la biblioteca, intentando estudiar algo.
–¿Qué pasa con él?
Subrayo una ecuación en amarillo mientras pienso en lo inútil que es subrayar. Te hace creer que aprendes algo, pero en realidad solo a aprendes a utilizar el rotulador fluorescente.
–Te guiño un ojo. En clase de cálculo.
–¿Eso hizo?
–Needleman –dice Anastacia con una expresión incrédula–, no irás a decirme que no te diste cuenta…
–¿Cómo iba a saber que me guiñaba un ojos a mi? Quizá se lo guiñara a la pared.
–¿Cómo sabemos que el infinito existe? No es más que una teoría. Y creo que deberías salir con él –insiste–. Es mono, y listo. Sería buen novio.
–Es lo que todas las chicas del instituto piensan. Y eso incluye a Jen P.
–¿Y qué? Tú también eres guapa e inteligente. ¿Por qué no ibas a poder salir con él?
Regla número tres: las mejores amigas siempre creen que te mereces al mejor tipo, incluso cuando el mejor tipo apenas sabe que existes.
–¿Por qué es probable que a él solo le gusten las animadoras?
–Vaya un argumento, Needleman. Ni si quiera sabes si eso es verdad. –Y luego adopta una expresión soñadora, apoyando la barbilla sobre su mano–.
Los tíos son una caja llena de sorpresas,
Esa expresión es propia de Anastacia. Ella tiene un montón de amigos, pero siempre ha sido demasiado práctica para enamorarse de alguien.
–¿Qué significa eso? –le pregunto intrigada por la nueva Anastacia que tengo delante de mí–. ¿Has descubierto a algún chico asombroso últimamente?
–A uno –contesta.
Y regla número cuatro: las mejores amigas también pueden ser una caja llena de sorpresas.
–Needleman… –se queda callada un momento–. Tengo novio.
¡¿Qué?! Me ha dejado tan pasmada que no puedo decir nada. Anastacia nunca ha tenido novio. Ni siquiera ha tenido una auténtica cita con nadie.
–Es bastante apañado –señala.
–¿Apañado? ¿Has dicho «apañado»? –Pregunto en cuanto recupero la voz–. ¿Quién es? Quiero saberlo todo sobre ese chico tan «apañado».
Anastacia suelta una risilla nerviosa, algo que tampoco es propio de ella en absoluto.
–Lo conocí este verano. En el campamento.
–Ajá. –Me siento bastante desconcertada, y también algo dolida, por no haber oído hablar de ese misterioso novio de Anas antes, pero, pensándolo bien, es lógico. Nunca veo a Anas durante el verano, ya que ella siempre se va a un campamento especial del gobierno en Washington.
Y de pronto me siento feliz por ella. La abrazo antes de empezar a dar saltitos como una niña pequeña el día de Navidad. No sé por qué me parece tan buena noticia. No se trata más que de un novio. Pero aun así…
–¿Cómo se llama?
–Luke. –Sonríe con la mirada perdida, como si estuviera viendo alguna película secreta en el interior de su cabeza–. Es de Washington. Fumamos hierba juntos y…
–Espera un momento. –Levanto mis manos–. ¿Hierba?
–Mi hermana Samantha me habló de ella. Dice que te relaja antes del sexo.
Samantha tiene tres años más que Anastacia y es la chica más primorosa que te puedes imaginar. Lleva media en verano, no te digo más.
–¿Y qué tiene que ver Samantha contigo y con Luke? ¿Samantha fuma porros? ¿Samantha tiene relaciones sexuales?
–Oye, Needleman, incluso la gente lista mantiene relaciones sexuales.
–Eso significa que nosotras deberíamos mantenerlas.
–Habla por ti.
¿Eh? Cojo el libro de cálculo de Anastacia y lo cierro de golpe.
–Vamos a ver, Anas, ¿de qué estás hablando? ¿Has mantenido relaciones sexuales?
–Sí –responde al tiempo asiente, como si no fuera nada del otro mundo.
–¿Cómo puede ser que hayas practicado sexo y yo no lo haya hecho? Se supone que eres una empollona. Se supone que debes descubrí una cura para el cáncer, no acostarte con un tío en la parte trasera de un coche en medio de una nube de marihuana.
–Lo hicimos en el sótano de sus padres –dice Anas antes de recuperar su libro.
–¿En serio? –Intento imaginarme a Anas desnuda el catre de un chico en un sótano húmedo. No consigo hacerlo–. ¿Y qué tal?
–¿El sótano?
–¡El sexo! –exclamo en un susurro, aunque siento ganas de decirlo gritando para hacer que Anas vuelva a la tierra.
–Ah, eso. Estuvo bien. Muy divertido. Pero se trata de esa clase de cosas en las que tienes que esforzarte. No puedes ponerte en ello sin más. Hay que experimentar.
–¿De verdad? –Entorno los párpados con suspicacia. No sé muy bien como tomarme estas noticias. Este verano, mientras yo escribía un estúpido relato para intentar ingresar en un estúpido programa, Anastacia perdía su virginidad–. ¿Y cómo supiste hacerlo, para empezar?
–Leí un libro. Mi hermana me dijo que todo el mundo debería leer un manual de instrucciones antes de hacerlo, para saber que esperar.
De lo contrarío, puede resultar una decepción terrible.
Frunzo el ceño mientras intento añadir un libro de sexo a la imagen de Anas y ese tal Luke haciéndolo en el sótano de sus padres.
–¿Crees que vais a seguir juntos?
–Claro que sí –responde Anas–. Luke va ir a Yale, como yo–.
Sonríe y vuelve a observar su libro de cálculo, como si estuviera todo dicho.
–Puf… –cruzo los brazos.
Pero supongo que tiene sentido. Anastacia es tan organizada que habrá resuelto su vida romántica cuando cumpla los dieciocho.
Yo, sin embargo, no tengo nada que resolver.
Andrew Zion levanta la mano.
–¿No tiene algo que ver con la forma en que se utilizan las diferenciales?
–Muy listo –dice el señor Douglas, el profesor–. ¿Alguien tiene otra teoría?
Anastacia levanta la mano.
–En el cálculo diferencial se toma un pequeño punto infinitesimal y se calcula el tipo de cambio de una variable a otra. En el cálculo integral, se toma un pequeño elemento diferencial y se integra desde el límite inferior hasta otro límite. Así se combinan todos los pequeños puntos infinitesimales en una cantidad más grande.
Vaya, pienso ¿Cómo demonios no se me pega eso de una de mis mejores amigas?
Nunca aprobaré este curso. Será la primera vez que me fallen las matemáticas. Desde que era una cría, las matemáticas han sido una de mis asignaturas más fáciles. Hacía todos los deberes y siempre sacaba sobresalientes en los exámenes sin apenas tener que estudiar. Sin embargo, ahora tendré que estudiar si quiero sobrevivir.
Estoy aquí sentada, preguntándome si lograré aprobar el curso cuando de repente llaman a la puerta. Kian Rudd entra en el aula vestido con un viejo polo azul marino. Tiene los ojos de color avellana rodeados de abundantes pestañas, y su cabello muestra reflejos de color rubio oscuro debidos al agua del mar y al sol. Su nariz, algo torcida, como si le hubieran dado un puñetazo en una pelea y no se lo hubieran arreglado, es lo único que lo salva de ser demasiado guapo.
–Ah, señor Rudd, me preguntaba cuándo pensaba aparecer –comenta el señor Douglas.
Kian le sostiene la mirada sin amilanarse.
–Debía encargarme de unas cosas primero.
Le echo un vistazo escondida detrás de mi mano. Este sí que es de otro planeta… un planeta en el que todos los humanos están perfectamente formados y tiene un pelo increíble.
–Siéntese, por favor.
Kian observa toda el aula y su mirada se detiene en mí. Se fija en mis botas blancas de gogó antes de levantar la vista hacia mi falda de cuadros azul claro y mi suéter de cuello vuelto sin mangas. Luego me mira a la cara, que ya está en llamas. La comisura de su boca se eleva en un gesto divertido, para luego expresar confusión y. por último indiferencia. Toma asiento al fondo de la clase.
–Allison –dice el profesor Douglas–, ¿podrías decirme cuál es la ecuación básica para el movimiento?
Gracias a Dios que aprendí esa ecuación el año pasado. La recito como un lorito:
–X elevada a la quinta potencia por Y elevada a la décima potencia menos un número entero aleatorio conocido generalmente como N.
–Correcto –contesta el señor Douglas. Escribe otra ecuación en la pizarra se aparta u poco y mira directamente a Kian.
Me llevo la mano al pecho para controlar el martilleo de mi corazón.
–Señor Rudd –dice–, ¿podría decirme qué representa esta ecuación?
Renunció a seguir con mi timidez. Me doy vuelta para observarlo.
Kian se reclina contra el respaldo de la silla y da golpecitos con el bolígrafo sobre el libro de cálculo. Su sonrisa parece tensa, como si no conociera la respuesta o la supiera y no pudiera creer que hubiera alguien lo bastante estúpido para preguntarla.
–Representa el infinito, señor. Pero no el viejo infinito, sino la clase de infinito que se encuentra en un agujero negro.
Me mira y me guiña un ojo.
Vaya… Eso sí que es un agujero negro, sin duda.
–Kian Rudd está en mi clase de cálculo –le susurro a Walt cuando me coloco a su lado en la fila de la cafetería.
–Por Dios, Ali –replica Walt, que pone los ojos en blanco–. Tú también no, por favor. Todas las chicas de este instituto hablan de Kian Rudd. Incluida Elena.
El almuerzo consiste en piza… la misma pizza que nuestro instituto lleva años sirviendo, la que sabe a vómito y debe ser el resultado de alguna receta secreta del sistema educativo. Cojo una bandeja y después una manzana y un trozo de tarta de merengue de limón.
–Pero Elena sale contigo.
–Intenta decirle eso a ella.
Llevamos nuestras bandejas hasta la mesa de siempre. El grupo VIP se sienta en el lado opuesto de la cafetería, cerca de las máquinas expendedoras. Puesto a que somos alumnos de último año, deberíamos haber reclamado una mesa junto a la suya, pero Walt y yo decidimos hace mucho tiempo que el instituto se parece muchísimo a la India (un perfecto ejemplo del sistema de castas) y juramos no participar nunca, así que no hemos cambiado de mesa. Por desgracia, al igual que tantas otras protestas contra la aplastante marea de la naturaleza humana, la nuestra ha pasado totalmente desapercibida.
Elena se une a nosotros, y Walt y ella comienzan a hablar sobre latín, una asignatura que a ambos se les da mejor que a mí. Luego se acerca Anastacia.
Anastacia y Elena se llevan bien, pero Elena nunca querría intimar demasiado con Anastacia porque es demasiado emocional. A mí me parece que la emotividad excesiva resulta interesante, ya que te distrae de tus propios problemas. Está claro que Anastacia está a punto de echarse a llorar.
–Acabo de ir al despacho de la orientadora educativa… otra vez. ¡La tía me ha dicho que mi suéter era demasiado atrevido!
–Eso es indignante –replico
–A mí me lo vas a decir… –asegura Anas mientras se cuela entre Walt y Elena–. Esa mujer me odia. Le he dicho que aquí no había ninguna regla a la hora de vestir, y que no tenía derecho a decirme lo que debo ponerme o lo que no.
Elena me mira a los ojos y se ríe por lo bajo. Lo más probable es que esté recordando lo mismo que yo: la vez que enviaron a casa a Anastacia desde el campamento de las girl scouts porque llevaba el uniforme demasiado corto. Vale, eso fue hace siete años, pero, cuando vives en la misma ciudad pequeña de siempre, recuerdas ese tipo de cosas.
–¿Y qué te ha dicho ella? –pregunta Ele.
–Que no me enviará a casa por esta vez, pero que si vuelve a verme con este suéter me expulsará temporalmente.
–Es una zorra –comenta Walt para sacarle importancia.
–¿Cómo puede discriminar a alguien por un suéter? –pregunto.
–Quizá debamos presentar una queja al consejo escolar. Hacer que la despidan –señala Elena. Estoy segura de que no pretendía parecer sarcástica, pero lo ha sido un poco.
Anastacia estalla en lágrimas y sale corriendo hacia el lavabo de chicas.
Walt echa un vistazo alrededor de la mesa.
–Bueno, cabroncetas, ¿Quién de vosotras piensa ir tras ella?
–¿Ha sido por algo que he dicho? –inquiere Elena con aire inocente.
–No. –Walt suelta un suspiro–. Todos los días hay alguna crisis.
–Yo iré. –Le doy un mordisco a la manzana y voy tras ella.
Empujo las puertas de la cafetería con todas mis fuerzas.
Y me doy a bruces contra Kian Rudd.
–¡Vaya! –exclama. ¿Dónde está el fuego?
–Lo siento –murmuro.
De pronto vuelvo atrás en el tiempo, a la época en que tenía doce años.
–¿Esto es la cafetería? –pregunta antes de señalar las puertas oscilantes.
Se asoma por el pequeño cuadro de cristal de una de ellas–. Tiene una pinta asquerosa. ¿Hay algún lugar fuera del campus donde se pueda comer?
¿Fuera del campus? ¿Desde cuándo el Instituto Castlebury tiene un campus?
¿Me está preguntando si quiero comer con él? No, no es posible. A mí no.
Aunque tal vez no recuerde que me conoce de antes.
–Hay una hamburguesería calle arriba. Pero hay que ir en coche.
–Tengo coche –asegura.
Y nos quedamos inmóviles, mirándonos el uno al otro. Noto que otros chicos pasan a nuestro lado, pero no los veo.
–Vale, gracias –dice.
–De nada. –Asiento al recordar a Anastacia.
–Nos vemos –dice antes de alejarse.
Regla número uno: ¿Por qué la única vez que un chico mono habla contigo tienes que ayudar a una amiga en crisis?
Entro a la carrera en el servicio de chicas.
–¿Anastacia? No vas a creerte lo que acaba de ocurrir. –Miro bajo las puertas y veo sus zapatos en el compartimiento que está justo al lado de la pared–. ¿Anas?
–Me siento totalmente humillada –lloriquea.
Regla número dos: Las mejores amigas que se sienten humilladas siempre son más importantes que los chicos monos.
–Vamos, Anas, no puedes dejar que te afecte tanto lo que digan otras personas. –Sé que eso no sirve de mucha ayuda, pero mi padre lo dice todo el tiempo y es lo único que se me ocurre por el momento.
–¿Y como se supone que puedo lograrlo?
–Mirando a todo el mundo como si fuera un chiste con patas. Venga, Anas. Sabes que el instituto es una ridiculez. En menos de un año nos habremos largado de aquí, y nunca volveremos a ver ninguna de estas personas.
–Necesito un cigarrillo –asegura Anastacia con un gruñido.
La puerta se abre y entran las dos Jen S. y Jen P. son animadoras y forman parte del grupo VIP. Jen S. tiene el pelo liso y oscuro y parce una bonita pequeña albóndiga. Jen P. era mi mejor amiga en tercero. Era bastante simpática, hasta que empezamos el instituto y decidió ascender en la escala social. Se paso dos años acudiendo a un gimnasio para poder convertirse en una animadora; incluso Salió con el mejor amigo de Ashton Irwin, que tiene unos dientes de caballo. No sé si lástima por ella o admirar su férrea determinación. El año pasado sus esfuerzos dieron fruto y fue aceptada por fin en la panda VIP, lo cual significa que ahora apenas me habla.
Por alguna razón, hoy sí piensa hacerlo, porque, cuando me ve, exclama «¡Hola!», como si todavía fuéramos buenas amigas.
–¡Hola! –contesto con el mismo falso entusiasmo.
Jen S. me saludo con la cabeza mientras ella y su tocaya sacan las barras de labios y la sombra de ojos de sus bolsos. Una vez oí que a Jen S. decirle a otra chica que, si una quiere conseguir a los chicos, debe tener un «sello» distintivo. Al parecer, para Jen S. eso consiste en una gruesa franja de lápiz de ojos azul oscuro sobre el párpado superior. Imagínate…
Se inclina hacia el espejo para asegurarse de que su lápiz de ojos sigue intacto mientras Jen P. se vuelve hacia mí.
–¿Sabes quién ha vuelto al Instituto Castlebury?
–¿Quién?
–Kian Rudd.
–¿En seeerio? –Miro hacia el espejo y me froto un ojo, fingiendo que se me ha metido algo dentro.
–Yo quiero salir con él –asegura con toda la confianza en sí misma–. Porque lo que he oído, sería un novio perfecto para mí.
–¿Por qué quieres salir con alguien que ni siquiera conoces?
–Porque sí. No necesito ninguna razón.
–Los chicos más guapos de toda la historia del Instituto Castlebury –dice Jen S. como si estuviera haciendo uno de esos bailecitos de animadora.
–¡Jimmy Watkins!
–¡Harry Sandler!
–¡Bobby Martin!
Jimmy, Harry y Bobby formaban parte del equipo de fútbol cuando nosotras estábamos en segundo. Todos se graduaron hace menos de dos años.
¿A quién le importa?, me gustaría gritar.
–Kian Rudd –añade Jen S.
–Uno de los miembros del salón de la Fama, eso seguro. ¿No estás de acuerdo, Allison?
–¿Quién? –pregunto solo para fastidiarla.
–Kian Rudd –responde Jen P. malhumorada mientras ella y Jen S. salen por la puerta.
–¿Anas? –pregunto.
Ella odia a las dos Jen, y no saldrá hasta que se hayan ido del baño.
–¿Se han ido? Gracias a Dios. –Anastacia abre la puerta del compartimiento y se dirige al espejo. Se pasa un peine por el pelo–. No puedo creer que Jen P. crea que se va a conseguir a Kian Rudd. Esa chica no tiene ningún sentido de la realidad. Bueno, ¿qué ibas a decirme?
–Nada –respondo, harta ya de Kian.
Si oigo a alguien más mencionar su nombre, me pego un tiro.
–¿Qué pasa con Kian Rudd? –pregunta Anastacia minutos después.
Estamos en la biblioteca, intentando estudiar algo.
–¿Qué pasa con él?
Subrayo una ecuación en amarillo mientras pienso en lo inútil que es subrayar. Te hace creer que aprendes algo, pero en realidad solo a aprendes a utilizar el rotulador fluorescente.
–Te guiño un ojo. En clase de cálculo.
–¿Eso hizo?
–Needleman –dice Anastacia con una expresión incrédula–, no irás a decirme que no te diste cuenta…
–¿Cómo iba a saber que me guiñaba un ojos a mi? Quizá se lo guiñara a la pared.
–¿Cómo sabemos que el infinito existe? No es más que una teoría. Y creo que deberías salir con él –insiste–. Es mono, y listo. Sería buen novio.
–Es lo que todas las chicas del instituto piensan. Y eso incluye a Jen P.
–¿Y qué? Tú también eres guapa e inteligente. ¿Por qué no ibas a poder salir con él?
Regla número tres: las mejores amigas siempre creen que te mereces al mejor tipo, incluso cuando el mejor tipo apenas sabe que existes.
–¿Por qué es probable que a él solo le gusten las animadoras?
–Vaya un argumento, Needleman. Ni si quiera sabes si eso es verdad. –Y luego adopta una expresión soñadora, apoyando la barbilla sobre su mano–.
Los tíos son una caja llena de sorpresas,
Esa expresión es propia de Anastacia. Ella tiene un montón de amigos, pero siempre ha sido demasiado práctica para enamorarse de alguien.
–¿Qué significa eso? –le pregunto intrigada por la nueva Anastacia que tengo delante de mí–. ¿Has descubierto a algún chico asombroso últimamente?
–A uno –contesta.
Y regla número cuatro: las mejores amigas también pueden ser una caja llena de sorpresas.
–Needleman… –se queda callada un momento–. Tengo novio.
¡¿Qué?! Me ha dejado tan pasmada que no puedo decir nada. Anastacia nunca ha tenido novio. Ni siquiera ha tenido una auténtica cita con nadie.
–Es bastante apañado –señala.
–¿Apañado? ¿Has dicho «apañado»? –Pregunto en cuanto recupero la voz–. ¿Quién es? Quiero saberlo todo sobre ese chico tan «apañado».
Anastacia suelta una risilla nerviosa, algo que tampoco es propio de ella en absoluto.
–Lo conocí este verano. En el campamento.
–Ajá. –Me siento bastante desconcertada, y también algo dolida, por no haber oído hablar de ese misterioso novio de Anas antes, pero, pensándolo bien, es lógico. Nunca veo a Anas durante el verano, ya que ella siempre se va a un campamento especial del gobierno en Washington.
Y de pronto me siento feliz por ella. La abrazo antes de empezar a dar saltitos como una niña pequeña el día de Navidad. No sé por qué me parece tan buena noticia. No se trata más que de un novio. Pero aun así…
–¿Cómo se llama?
–Luke. –Sonríe con la mirada perdida, como si estuviera viendo alguna película secreta en el interior de su cabeza–. Es de Washington. Fumamos hierba juntos y…
–Espera un momento. –Levanto mis manos–. ¿Hierba?
–Mi hermana Samantha me habló de ella. Dice que te relaja antes del sexo.
Samantha tiene tres años más que Anastacia y es la chica más primorosa que te puedes imaginar. Lleva media en verano, no te digo más.
–¿Y qué tiene que ver Samantha contigo y con Luke? ¿Samantha fuma porros? ¿Samantha tiene relaciones sexuales?
–Oye, Needleman, incluso la gente lista mantiene relaciones sexuales.
–Eso significa que nosotras deberíamos mantenerlas.
–Habla por ti.
¿Eh? Cojo el libro de cálculo de Anastacia y lo cierro de golpe.
–Vamos a ver, Anas, ¿de qué estás hablando? ¿Has mantenido relaciones sexuales?
–Sí –responde al tiempo asiente, como si no fuera nada del otro mundo.
–¿Cómo puede ser que hayas practicado sexo y yo no lo haya hecho? Se supone que eres una empollona. Se supone que debes descubrí una cura para el cáncer, no acostarte con un tío en la parte trasera de un coche en medio de una nube de marihuana.
–Lo hicimos en el sótano de sus padres –dice Anas antes de recuperar su libro.
–¿En serio? –Intento imaginarme a Anas desnuda el catre de un chico en un sótano húmedo. No consigo hacerlo–. ¿Y qué tal?
–¿El sótano?
–¡El sexo! –exclamo en un susurro, aunque siento ganas de decirlo gritando para hacer que Anas vuelva a la tierra.
–Ah, eso. Estuvo bien. Muy divertido. Pero se trata de esa clase de cosas en las que tienes que esforzarte. No puedes ponerte en ello sin más. Hay que experimentar.
–¿De verdad? –Entorno los párpados con suspicacia. No sé muy bien como tomarme estas noticias. Este verano, mientras yo escribía un estúpido relato para intentar ingresar en un estúpido programa, Anastacia perdía su virginidad–. ¿Y cómo supiste hacerlo, para empezar?
–Leí un libro. Mi hermana me dijo que todo el mundo debería leer un manual de instrucciones antes de hacerlo, para saber que esperar.
De lo contrarío, puede resultar una decepción terrible.
Frunzo el ceño mientras intento añadir un libro de sexo a la imagen de Anas y ese tal Luke haciéndolo en el sótano de sus padres.
–¿Crees que vais a seguir juntos?
–Claro que sí –responde Anas–. Luke va ir a Yale, como yo–.
Sonríe y vuelve a observar su libro de cálculo, como si estuviera todo dicho.
–Puf… –cruzo los brazos.
Pero supongo que tiene sentido. Anastacia es tan organizada que habrá resuelto su vida romántica cuando cumpla los dieciocho.
Yo, sin embargo, no tengo nada que resolver.
- Lectoras:
- Chicas, esté es el capítulo, espero que les guste, al igual que yo me divertí haciéndolo. Esta vez hubo un poco más de contacto con Kian. Asdfghjkl me muero porque sepan más. Un beso a todas ♥
Última edición por {Yours Truly} el Jue 08 Ene 2015, 2:27 pm, editado 2 veces
Jourdan Grey.
Re: Lo que el corazón quiere (CAPITULO 11,12)
JAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJAAJJAJAJAJA AMÉ EL CAPÍTULO DEFINITIVAMENTE
Fue tipo muy raro porque yo soy de esas chicas que se visten "fuera de lo común", es decir, con ropa ajustada y ese tipo de cosas y cuándo lo leí me sentí muy identificada.
Me sorprendió cuánto sabía sobre matemáticas de verdad, nunca me fue bien en esa materia.incluso es en la que peor me va
Cuándo me fui a llorar al lavabo, suelo hacerlo cuándo estoy triste y muy mal. Creo que me espías
Las Jen's me caen mal, algo va a pasar con ellas
CUÁNDO LEÍ EL NOMBRE DE LUKE CASI ME DESMAYO, LUKE BEBITO LINDO.
Fumamos hierba juntos, por qué eso no me pasa en la vida real
Lo que pasó después :abby: yo estaba como POR DIOS<3
Quiero saber que pasa entre Allison y Kian, lo exijo
Amo como escribes de verdad, haces cosas hermosas con las palabras.
Síguela apenas puedas porque tu pueblo exige saber más ahr
Te quiero
Fue tipo muy raro porque yo soy de esas chicas que se visten "fuera de lo común", es decir, con ropa ajustada y ese tipo de cosas y cuándo lo leí me sentí muy identificada.
Me sorprendió cuánto sabía sobre matemáticas de verdad, nunca me fue bien en esa materia.
Cuándo me fui a llorar al lavabo, suelo hacerlo cuándo estoy triste y muy mal. Creo que me espías
Las Jen's me caen mal, algo va a pasar con ellas
CUÁNDO LEÍ EL NOMBRE DE LUKE CASI ME DESMAYO, LUKE BEBITO LINDO.
Fumamos hierba juntos, por qué eso no me pasa en la vida real
Lo que pasó después :abby: yo estaba como POR DIOS<3
Quiero saber que pasa entre Allison y Kian, lo exijo
Amo como escribes de verdad, haces cosas hermosas con las palabras.
Síguela apenas puedas porque tu pueblo exige saber más ahr
Te quiero
kuchta
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