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Afraid (Niall Horan)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 6
Mar y Adan estaban completamente solos en la habitación. Adan también era pelirrojo, de nariz aguileña y los rizos le caían graciosamente sobre la frente. Pero aquel día él estaba muy asustado. Se cubría con las mantas la cabeza, y lloraba. Mar aguantaba las lágrimas. Tenía la oreja enganchada en la puerta, para escuchar lo que se decían.
Aunque, en realidad, no se decían nada. Sólo se golpeaban. De vez en cuando se escuchaban gritos, insultos y sollozos. Pero lo que más se oía eran los golpes.
Los padres de los niños, de sólo seis años, rompían con todo lo que encontraban. Y no eran sólo lámparas, jarrones y sillas, sino también a ellos mimos. Los moratones en la piel de la madre se hacían cada vez más notables.
-Cállate. -dijo ella.
Peter no le hizo caso. Continuó hablando, matándola lentamente con sus palabras.
-Eres inútil. No haces nada bien. Ni la cena, ni el desayuno, ni tan siquiera eres una buena ama de casa. Y hace unos cuantos años, no eras ni buena estudiante. Ni de las más guapas, ni de las más populares. Todavía no sé qué te encontré, pero volvería atrás en el tiempo para darme una buena bofetada y fijarme en cualquier otra chica. ¡Me has arruinado la vida, Katherine!
Katherine estaba tendida en piso, y lo miró con desdén al hablar.
-¡Si no me hubieras dejado embarazada eso no hubiera ocurrido!
Otro sonido sordo rompió el silencio. Un bofetón.
-No lo vuelvas a repetir. Nuestros hijos son las únicas bendiciones que tenemos en la vida. -dijo Peter, agarrándole con demasiada fuerza el brazo. -¿Me entiendes?
-Los amo. Pero a veces pienso que... tuvimos a los gemelos con dieciséis años. No estábamos preparados para ser padres entonces, ni lo estamos ahora. Si tan sólo los hubieramos dado en adopción... Tal vez tuvieran una mejor vida.
Mar cerró los ojos en su cuarto en señal de resignación. Lo habían dicho muy bajito, pero ella era lo suficientemente astuta como para saber cómo escuchar conversaciones ajenas. Hacía meses que se discutían. No sabía por qué, ni cómo había cambiado todo, porque antes eran una familia muy feliz. Pero un buen día, algo sucedió. No sabía el qué, ni qué efecto había tenido sobre sus padres, pero las consequencias eran horribles. Peleas a todas horas, llantos, y maltrato. Aunque nunca les habían puesto la mano encima a sus hijos, ya se estaban haciendo demasiado daño el uno al otro.
La niña se sentó al lado de su hermano, y lo abrazó.
-Tranquilo, Adan. Están haciendo las paces. Todo va a salir bien. -prometió.
Él sacó su cabecita pelirroja de debajo de las sábanas y abrió sus ojos celestes.
-¿Segura?
-Te lo prometo.
Adan sonrió y la abrazó del cuello. A pesar de que tenían la misma edad, Mar era mucho más fuerte que su hermano gemelo.
Cuando él se durmió, y la casa se sumió en el más sincero silencio, ya entrada la noche, Mar bajó con cuidado las escaleras, hasta llegar al primer piso. Abrió la puerta del baño, con los ojos cerrados. No soportaba la oscuridad. Cuando le dio al interruptor, pudo abrirlos. Se sentó en el frío suelo, y reposó su cabeza en sus rodillas. Se dio un tiempo, unos segundos, minutos quizá. Luego, se levantó, y abrió el cajón de su padre. En él estaba todo lo que un hombre necesitaba: cepillo de dientes, colonia, desodorante y cuchillas de afeitar. La mano de la pequeña se dirigió a las últimas, y la cogió curiosa.
Se subió la manga, temblorosa. En su pálida piel se apreciaban los arañazos que ella misma se había hecho, en la madrugada, cuando todo el mundo dormía y sentía que no podía soportarlo más. Pero los arañazos ya no eran suficiente. Indecisa, se pasó la cuchilla por la muñeca.
Primero, no sintió absolutamente nada. Era un vacío inquietante.
Después, vino el dolor. Era un dolor agudo, dado en pinchazos donde
el metal había pasado.
Y por último, el alivio. La sangre cayó, roja y líquida. El dolor en su pecho menguaba a medida que el de su muñeca iba en aumento.
Aquella noche, Mar se metió en la cama y se miró la herida. Se la había curado ella misma después de hacérsela. Y por primera vez en muchos meses, Mar durmió, según ella, feliz. Fue entonces cuando los cortes se hicieron cada vez más habituales.
Mar y Adan estaban completamente solos en la habitación. Adan también era pelirrojo, de nariz aguileña y los rizos le caían graciosamente sobre la frente. Pero aquel día él estaba muy asustado. Se cubría con las mantas la cabeza, y lloraba. Mar aguantaba las lágrimas. Tenía la oreja enganchada en la puerta, para escuchar lo que se decían.
Aunque, en realidad, no se decían nada. Sólo se golpeaban. De vez en cuando se escuchaban gritos, insultos y sollozos. Pero lo que más se oía eran los golpes.
Los padres de los niños, de sólo seis años, rompían con todo lo que encontraban. Y no eran sólo lámparas, jarrones y sillas, sino también a ellos mimos. Los moratones en la piel de la madre se hacían cada vez más notables.
-Cállate. -dijo ella.
Peter no le hizo caso. Continuó hablando, matándola lentamente con sus palabras.
-Eres inútil. No haces nada bien. Ni la cena, ni el desayuno, ni tan siquiera eres una buena ama de casa. Y hace unos cuantos años, no eras ni buena estudiante. Ni de las más guapas, ni de las más populares. Todavía no sé qué te encontré, pero volvería atrás en el tiempo para darme una buena bofetada y fijarme en cualquier otra chica. ¡Me has arruinado la vida, Katherine!
Katherine estaba tendida en piso, y lo miró con desdén al hablar.
-¡Si no me hubieras dejado embarazada eso no hubiera ocurrido!
Otro sonido sordo rompió el silencio. Un bofetón.
-No lo vuelvas a repetir. Nuestros hijos son las únicas bendiciones que tenemos en la vida. -dijo Peter, agarrándole con demasiada fuerza el brazo. -¿Me entiendes?
-Los amo. Pero a veces pienso que... tuvimos a los gemelos con dieciséis años. No estábamos preparados para ser padres entonces, ni lo estamos ahora. Si tan sólo los hubieramos dado en adopción... Tal vez tuvieran una mejor vida.
Mar cerró los ojos en su cuarto en señal de resignación. Lo habían dicho muy bajito, pero ella era lo suficientemente astuta como para saber cómo escuchar conversaciones ajenas. Hacía meses que se discutían. No sabía por qué, ni cómo había cambiado todo, porque antes eran una familia muy feliz. Pero un buen día, algo sucedió. No sabía el qué, ni qué efecto había tenido sobre sus padres, pero las consequencias eran horribles. Peleas a todas horas, llantos, y maltrato. Aunque nunca les habían puesto la mano encima a sus hijos, ya se estaban haciendo demasiado daño el uno al otro.
La niña se sentó al lado de su hermano, y lo abrazó.
-Tranquilo, Adan. Están haciendo las paces. Todo va a salir bien. -prometió.
Él sacó su cabecita pelirroja de debajo de las sábanas y abrió sus ojos celestes.
-¿Segura?
-Te lo prometo.
Adan sonrió y la abrazó del cuello. A pesar de que tenían la misma edad, Mar era mucho más fuerte que su hermano gemelo.
Cuando él se durmió, y la casa se sumió en el más sincero silencio, ya entrada la noche, Mar bajó con cuidado las escaleras, hasta llegar al primer piso. Abrió la puerta del baño, con los ojos cerrados. No soportaba la oscuridad. Cuando le dio al interruptor, pudo abrirlos. Se sentó en el frío suelo, y reposó su cabeza en sus rodillas. Se dio un tiempo, unos segundos, minutos quizá. Luego, se levantó, y abrió el cajón de su padre. En él estaba todo lo que un hombre necesitaba: cepillo de dientes, colonia, desodorante y cuchillas de afeitar. La mano de la pequeña se dirigió a las últimas, y la cogió curiosa.
Se subió la manga, temblorosa. En su pálida piel se apreciaban los arañazos que ella misma se había hecho, en la madrugada, cuando todo el mundo dormía y sentía que no podía soportarlo más. Pero los arañazos ya no eran suficiente. Indecisa, se pasó la cuchilla por la muñeca.
Primero, no sintió absolutamente nada. Era un vacío inquietante.
Después, vino el dolor. Era un dolor agudo, dado en pinchazos donde
el metal había pasado.
Y por último, el alivio. La sangre cayó, roja y líquida. El dolor en su pecho menguaba a medida que el de su muñeca iba en aumento.
Aquella noche, Mar se metió en la cama y se miró la herida. Se la había curado ella misma después de hacérsela. Y por primera vez en muchos meses, Mar durmió, según ella, feliz. Fue entonces cuando los cortes se hicieron cada vez más habituales.
Última edición por dailyingwithtears el Dom 28 Dic 2014, 11:16 am, editado 1 vez
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 6
Mar y Adan estaban completamente solos en la habitación. Adan también era pelirrojo, de nariz aguileña y los rizos le caían graciosamente sobre la frente. Pero aquel día él estaba muy asustado. Se cubría con las mantas la cabeza, y lloraba. Mar aguantaba las lágrimas. Tenía la oreja enganchada en la puerta, para escuchar lo que se decían.
Aunque, en realidad, no se decían nada. Sólo se golpeaban. De vez en cuando se escuchaban gritos, insultos y sollozos. Pero lo que más se oía eran los golpes.
Los padres de los niños, de sólo seis años, rompían con todo lo que encontraban. Y no eran sólo lámparas, jarrones y sillas, sino también a ellos mimos. Los moratones en la piel de la madre se hacían cada vez más notables.
-Cállate. -dijo ella.
Peter no le hizo caso. Continuó hablando, matándola lentamente con sus palabras.
-Eres inútil. No haces nada bien. Ni la cena, ni el desayuno, ni tan siquiera eres una buena ama de casa. Y hace unos cuantos años, no eras ni buena estudiante. Ni de las más guapas, ni de las más populares. Todavía no sé qué te encontré, pero volvería atrás en el tiempo para darme una buena bofetada y fijarme en cualquier otra chica. ¡Me has arruinado la vida, Katherine!
Katherine estaba tendida en piso, y lo miró con desdén al hablar.
-¡Si no me hubieras dejado embarazada eso no hubiera ocurrido!
Otro sonido sordo rompió el silencio. Un bofetón.
-No lo vuelvas a repetir. Nuestros hijos son las únicas bendiciones que tenemos en la vida. -dijo Peter, agarrándole con demasiada fuerza el brazo. -¿Me entiendes?
-Los amo. Pero a veces pienso que... tuvimos a los gemelos con dieciséis años. No estábamos preparados para ser padres entonces, ni lo estamos ahora. Si tan sólo los hubieramos dado en adopción... Tal vez tuvieran una mejor vida.
Mar cerró los ojos en su cuarto en señal de resignación. Lo habían dicho muy bajito, pero ella era lo suficientemente astuta como para saber cómo escuchar conversaciones ajenas. Hacía meses que se discutían. No sabía por qué, ni cómo había cambiado todo, porque antes eran una familia muy feliz. Pero un buen día, algo sucedió. No sabía el qué, ni qué efecto había tenido sobre sus padres, pero las consequencias eran horribles. Peleas a todas horas, llantos, y maltrato. Aunque nunca les habían puesto la mano encima a sus hijos, ya se estaban haciendo demasiado daño el uno al otro.
La niña se sentó al lado de su hermano, y lo abrazó.
-Tranquilo, Adan. Están haciendo las paces. Todo va a salir bien. -prometió.
Él sacó su cabecita pelirroja de debajo de las sábanas y abrió sus ojos celestes.
-¿Segura?
-Te lo prometo.
Adan sonrió y la abrazó del cuello. A pesar de que tenían la misma edad, Mar era mucho más fuerte que su hermano gemelo.
Cuando él se durmió, y la casa se sumió en el más sincero silencio, ya entrada la noche, Mar bajó con cuidado las escaleras, hasta llegar al primer piso. Abrió la puerta del baño, con los ojos cerrados. No soportaba la oscuridad. Cuando le dio al interruptor, pudo abrirlos. Se sentó en el frío suelo, y reposó su cabeza en sus rodillas. Se dio un tiempo, unos segundos, minutos quizá. Luego, se levantó, y abrió el cajón de su padre. En él estaba todo lo que un hombre necesitaba: cepillo de dientes, colonia, desodorante y cuchillas de afeitar. La mano de la pequeña se dirigió a las últimas, y la cogió curiosa.
Se subió la manga, temblorosa. En su pálida piel se apreciaban los arañazos que ella misma se había hecho, en la madrugada, cuando todo el mundo dormía y sentía que no podía soportarlo más. Pero los arañazos ya no eran suficiente. Indecisa, se pasó la cuchilla por la muñeca.
Primero, no sintió absolutamente nada. Era un vacío inquietante.
Después, vino el dolor. Era un dolor agudo, dado en pinchazos donde
el metal había pasado.
Y por último, el alivio. La sangre cayó, roja y líquida. El dolor en su pecho menguaba a medida que el de su muñeca iba en aumento.
Aquella noche, Mar se metió en la cama y se miró la herida. Se la había curado ella misma después de hacérsela. Y por primera vez en muchos meses, Mar durmió, según ella, feliz. Fue entonces cuando los cortes se hicieron cada vez más habituales.
Mar y Adan estaban completamente solos en la habitación. Adan también era pelirrojo, de nariz aguileña y los rizos le caían graciosamente sobre la frente. Pero aquel día él estaba muy asustado. Se cubría con las mantas la cabeza, y lloraba. Mar aguantaba las lágrimas. Tenía la oreja enganchada en la puerta, para escuchar lo que se decían.
Aunque, en realidad, no se decían nada. Sólo se golpeaban. De vez en cuando se escuchaban gritos, insultos y sollozos. Pero lo que más se oía eran los golpes.
Los padres de los niños, de sólo seis años, rompían con todo lo que encontraban. Y no eran sólo lámparas, jarrones y sillas, sino también a ellos mimos. Los moratones en la piel de la madre se hacían cada vez más notables.
-Cállate. -dijo ella.
Peter no le hizo caso. Continuó hablando, matándola lentamente con sus palabras.
-Eres inútil. No haces nada bien. Ni la cena, ni el desayuno, ni tan siquiera eres una buena ama de casa. Y hace unos cuantos años, no eras ni buena estudiante. Ni de las más guapas, ni de las más populares. Todavía no sé qué te encontré, pero volvería atrás en el tiempo para darme una buena bofetada y fijarme en cualquier otra chica. ¡Me has arruinado la vida, Katherine!
Katherine estaba tendida en piso, y lo miró con desdén al hablar.
-¡Si no me hubieras dejado embarazada eso no hubiera ocurrido!
Otro sonido sordo rompió el silencio. Un bofetón.
-No lo vuelvas a repetir. Nuestros hijos son las únicas bendiciones que tenemos en la vida. -dijo Peter, agarrándole con demasiada fuerza el brazo. -¿Me entiendes?
-Los amo. Pero a veces pienso que... tuvimos a los gemelos con dieciséis años. No estábamos preparados para ser padres entonces, ni lo estamos ahora. Si tan sólo los hubieramos dado en adopción... Tal vez tuvieran una mejor vida.
Mar cerró los ojos en su cuarto en señal de resignación. Lo habían dicho muy bajito, pero ella era lo suficientemente astuta como para saber cómo escuchar conversaciones ajenas. Hacía meses que se discutían. No sabía por qué, ni cómo había cambiado todo, porque antes eran una familia muy feliz. Pero un buen día, algo sucedió. No sabía el qué, ni qué efecto había tenido sobre sus padres, pero las consequencias eran horribles. Peleas a todas horas, llantos, y maltrato. Aunque nunca les habían puesto la mano encima a sus hijos, ya se estaban haciendo demasiado daño el uno al otro.
La niña se sentó al lado de su hermano, y lo abrazó.
-Tranquilo, Adan. Están haciendo las paces. Todo va a salir bien. -prometió.
Él sacó su cabecita pelirroja de debajo de las sábanas y abrió sus ojos celestes.
-¿Segura?
-Te lo prometo.
Adan sonrió y la abrazó del cuello. A pesar de que tenían la misma edad, Mar era mucho más fuerte que su hermano gemelo.
Cuando él se durmió, y la casa se sumió en el más sincero silencio, ya entrada la noche, Mar bajó con cuidado las escaleras, hasta llegar al primer piso. Abrió la puerta del baño, con los ojos cerrados. No soportaba la oscuridad. Cuando le dio al interruptor, pudo abrirlos. Se sentó en el frío suelo, y reposó su cabeza en sus rodillas. Se dio un tiempo, unos segundos, minutos quizá. Luego, se levantó, y abrió el cajón de su padre. En él estaba todo lo que un hombre necesitaba: cepillo de dientes, colonia, desodorante y cuchillas de afeitar. La mano de la pequeña se dirigió a las últimas, y la cogió curiosa.
Se subió la manga, temblorosa. En su pálida piel se apreciaban los arañazos que ella misma se había hecho, en la madrugada, cuando todo el mundo dormía y sentía que no podía soportarlo más. Pero los arañazos ya no eran suficiente. Indecisa, se pasó la cuchilla por la muñeca.
Primero, no sintió absolutamente nada. Era un vacío inquietante.
Después, vino el dolor. Era un dolor agudo, dado en pinchazos donde
el metal había pasado.
Y por último, el alivio. La sangre cayó, roja y líquida. El dolor en su pecho menguaba a medida que el de su muñeca iba en aumento.
Aquella noche, Mar se metió en la cama y se miró la herida. Se la había curado ella misma después de hacérsela. Y por primera vez en muchos meses, Mar durmió, según ella, feliz. Fue entonces cuando los cortes se hicieron cada vez más habituales.
Última edición por dailyingwithtears el Dom 28 Dic 2014, 11:16 am, editado 1 vez
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 6
Mar y Adan estaban completamente solos en la habitación. Adan también era pelirrojo, de nariz aguileña y los rizos le caían graciosamente sobre la frente. Pero aquel día él estaba muy asustado. Se cubría con las mantas la cabeza, y lloraba. Mar aguantaba las lágrimas. Tenía la oreja enganchada en la puerta, para escuchar lo que se decían.
Aunque, en realidad, no se decían nada. Sólo se golpeaban. De vez en cuando se escuchaban gritos, insultos y sollozos. Pero lo que más se oía eran los golpes.
Los padres de los niños, de sólo seis años, rompían con todo lo que encontraban. Y no eran sólo lámparas, jarrones y sillas, sino también a ellos mimos. Los moratones en la piel de la madre se hacían cada vez más notables.
-Cállate. -dijo ella.
Peter no le hizo caso. Continuó hablando, matándola lentamente con sus palabras.
-Eres inútil. No haces nada bien. Ni la cena, ni el desayuno, ni tan siquiera eres una buena ama de casa. Y hace unos cuantos años, no eras ni buena estudiante. Ni de las más guapas, ni de las más populares. Todavía no sé qué te encontré, pero volvería atrás en el tiempo para darme una buena bofetada y fijarme en cualquier otra chica. ¡Me has arruinado la vida, Katherine!
Katherine estaba tendida en piso, y lo miró con desdén al hablar.
-¡Si no me hubieras dejado embarazada eso no hubiera ocurrido!
Otro sonido sordo rompió el silencio. Un bofetón.
-No lo vuelvas a repetir. Nuestros hijos son las únicas bendiciones que tenemos en la vida. -dijo Peter, agarrándole con demasiada fuerza el brazo. -¿Me entiendes?
-Los amo. Pero a veces pienso que... tuvimos a los gemelos con dieciséis años. No estábamos preparados para ser padres entonces, ni lo estamos ahora. Si tan sólo los hubieramos dado en adopción... Tal vez tuvieran una mejor vida.
Mar cerró los ojos en su cuarto en señal de resignación. Lo habían dicho muy bajito, pero ella era lo suficientemente astuta como para saber cómo escuchar conversaciones ajenas. Hacía meses que se discutían. No sabía por qué, ni cómo había cambiado todo, porque antes eran una familia muy feliz. Pero un buen día, algo sucedió. No sabía el qué, ni qué efecto había tenido sobre sus padres, pero las consequencias eran horribles. Peleas a todas horas, llantos, y maltrato. Aunque nunca les habían puesto la mano encima a sus hijos, ya se estaban haciendo demasiado daño el uno al otro.
La niña se sentó al lado de su hermano, y lo abrazó.
-Tranquilo, Adan. Están haciendo las paces. Todo va a salir bien. -prometió.
Él sacó su cabecita pelirroja de debajo de las sábanas y abrió sus ojos celestes.
-¿Segura?
-Te lo prometo.
Adan sonrió y la abrazó del cuello. A pesar de que tenían la misma edad, Mar era mucho más fuerte que su hermano gemelo.
Cuando él se durmió, y la casa se sumió en el más sincero silencio, ya entrada la noche, Mar bajó con cuidado las escaleras, hasta llegar al primer piso. Abrió la puerta del baño, con los ojos cerrados. No soportaba la oscuridad. Cuando le dio al interruptor, pudo abrirlos. Se sentó en el frío suelo, y reposó su cabeza en sus rodillas. Se dio un tiempo, unos segundos, minutos quizá. Luego, se levantó, y abrió el cajón de su padre. En él estaba todo lo que un hombre necesitaba: cepillo de dientes, colonia, desodorante y cuchillas de afeitar. La mano de la pequeña se dirigió a las últimas, y la cogió curiosa.
Se subió la manga, temblorosa. En su pálida piel se apreciaban los arañazos que ella misma se había hecho, en la madrugada, cuando todo el mundo dormía y sentía que no podía soportarlo más. Pero los arañazos ya no eran suficiente. Indecisa, se pasó la cuchilla por la muñeca.
Primero, no sintió absolutamente nada. Era un vacío inquietante.
Después, vino el dolor. Era un dolor agudo, dado en pinchazos donde
el metal había pasado.
Y por último, el alivio. La sangre cayó, roja y líquida. El dolor en su pecho menguaba a medida que el de su muñeca iba en augmento.
Aquella noche, Mar se metió en la cama y se miró la herida. Se la había curado ella misma después de hacérsela. Y por primera vez en muchos meses, Mar durmió, según ella, feliz. Fue entonces cuando los cortes se hicieron cada vez más habituales.
Mar y Adan estaban completamente solos en la habitación. Adan también era pelirrojo, de nariz aguileña y los rizos le caían graciosamente sobre la frente. Pero aquel día él estaba muy asustado. Se cubría con las mantas la cabeza, y lloraba. Mar aguantaba las lágrimas. Tenía la oreja enganchada en la puerta, para escuchar lo que se decían.
Aunque, en realidad, no se decían nada. Sólo se golpeaban. De vez en cuando se escuchaban gritos, insultos y sollozos. Pero lo que más se oía eran los golpes.
Los padres de los niños, de sólo seis años, rompían con todo lo que encontraban. Y no eran sólo lámparas, jarrones y sillas, sino también a ellos mimos. Los moratones en la piel de la madre se hacían cada vez más notables.
-Cállate. -dijo ella.
Peter no le hizo caso. Continuó hablando, matándola lentamente con sus palabras.
-Eres inútil. No haces nada bien. Ni la cena, ni el desayuno, ni tan siquiera eres una buena ama de casa. Y hace unos cuantos años, no eras ni buena estudiante. Ni de las más guapas, ni de las más populares. Todavía no sé qué te encontré, pero volvería atrás en el tiempo para darme una buena bofetada y fijarme en cualquier otra chica. ¡Me has arruinado la vida, Katherine!
Katherine estaba tendida en piso, y lo miró con desdén al hablar.
-¡Si no me hubieras dejado embarazada eso no hubiera ocurrido!
Otro sonido sordo rompió el silencio. Un bofetón.
-No lo vuelvas a repetir. Nuestros hijos son las únicas bendiciones que tenemos en la vida. -dijo Peter, agarrándole con demasiada fuerza el brazo. -¿Me entiendes?
-Los amo. Pero a veces pienso que... tuvimos a los gemelos con dieciséis años. No estábamos preparados para ser padres entonces, ni lo estamos ahora. Si tan sólo los hubieramos dado en adopción... Tal vez tuvieran una mejor vida.
Mar cerró los ojos en su cuarto en señal de resignación. Lo habían dicho muy bajito, pero ella era lo suficientemente astuta como para saber cómo escuchar conversaciones ajenas. Hacía meses que se discutían. No sabía por qué, ni cómo había cambiado todo, porque antes eran una familia muy feliz. Pero un buen día, algo sucedió. No sabía el qué, ni qué efecto había tenido sobre sus padres, pero las consequencias eran horribles. Peleas a todas horas, llantos, y maltrato. Aunque nunca les habían puesto la mano encima a sus hijos, ya se estaban haciendo demasiado daño el uno al otro.
La niña se sentó al lado de su hermano, y lo abrazó.
-Tranquilo, Adan. Están haciendo las paces. Todo va a salir bien. -prometió.
Él sacó su cabecita pelirroja de debajo de las sábanas y abrió sus ojos celestes.
-¿Segura?
-Te lo prometo.
Adan sonrió y la abrazó del cuello. A pesar de que tenían la misma edad, Mar era mucho más fuerte que su hermano gemelo.
Cuando él se durmió, y la casa se sumió en el más sincero silencio, ya entrada la noche, Mar bajó con cuidado las escaleras, hasta llegar al primer piso. Abrió la puerta del baño, con los ojos cerrados. No soportaba la oscuridad. Cuando le dio al interruptor, pudo abrirlos. Se sentó en el frío suelo, y reposó su cabeza en sus rodillas. Se dio un tiempo, unos segundos, minutos quizá. Luego, se levantó, y abrió el cajón de su padre. En él estaba todo lo que un hombre necesitaba: cepillo de dientes, colonia, desodorante y cuchillas de afeitar. La mano de la pequeña se dirigió a las últimas, y la cogió curiosa.
Se subió la manga, temblorosa. En su pálida piel se apreciaban los arañazos que ella misma se había hecho, en la madrugada, cuando todo el mundo dormía y sentía que no podía soportarlo más. Pero los arañazos ya no eran suficiente. Indecisa, se pasó la cuchilla por la muñeca.
Primero, no sintió absolutamente nada. Era un vacío inquietante.
Después, vino el dolor. Era un dolor agudo, dado en pinchazos donde
el metal había pasado.
Y por último, el alivio. La sangre cayó, roja y líquida. El dolor en su pecho menguaba a medida que el de su muñeca iba en augmento.
Aquella noche, Mar se metió en la cama y se miró la herida. Se la había curado ella misma después de hacérsela. Y por primera vez en muchos meses, Mar durmió, según ella, feliz. Fue entonces cuando los cortes se hicieron cada vez más habituales.
Última edición por dailyingwithtears el Dom 28 Dic 2014, 11:15 am, editado 1 vez
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
¡Nooo! Mar no te cortes ¿Por qué la dejas hay? Me haces sufrir mucho, ¿sabes?
Tienes que seguirla pronto linda, esperare con ansias, besos.x
Tienes que seguirla pronto linda, esperare con ansias, besos.x
Fab.
Re: Afraid (Niall Horan)
JjajajjajaCami13 escribió:¡Nooo! Mar no te cortes ¿Por qué la dejas hay? Me haces sufrir mucho, ¿sabes?
Tienes que seguirla pronto linda, esperare con ansias, besos.x
Pronto subiré el séptimo capítulo!
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Hola!,nueva lectora. Me encanta tu novela!!,síguela por favor.
Leí que necesitabas una chica para Alexander Ludwig...podría ser yo por favor?.Diablos..amo como escribes y no importa si ya no necesitas chicas yo igual seguiré presente.
Saludos.
Pd:Me llamo Ariadne,pero todas me dicen Ari.
Leí que necesitabas una chica para Alexander Ludwig...podría ser yo por favor?.Diablos..amo como escribes y no importa si ya no necesitas chicas yo igual seguiré presente.
Saludos.
Pd:Me llamo Ariadne,pero todas me dicen Ari.
Ariadne Mac Guire
Re: Afraid (Niall Horan)
Holaa Ari!Ariadne Mac Guire escribió:Hola!,nueva lectora. Me encanta tu novela!!,síguela por favor.
Leí que necesitabas una chica para Alexander Ludwig...podría ser yo por favor?.Diablos..amo como escribes y no importa si ya no necesitas chicas yo igual seguiré presente.
Saludos.
Pd:Me llamo Ariadne,pero todas me dicen Ari.
Muuuchas gracis, de veerdaad:heart:
Claro que pueds estar con Alexander Ludwig, déjame tu ficha y ya:)
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 7
Niall se desveló, de nuevo, pensando en ella. ¿Qué tenía aquella chica que le hubiera cautivado de tal manera? Ninguna persona, ni tan siquiera... ella..., le había hecho sentir esa inquietud. ¿Qué le estaba pasando? Fuera lo que fuese, no podía ser sano.
Se pasó la noche en la cama, dando vueltas, y pensando en la chica pelirroja de ojos verdes.
. . . . . .
Mar también se desveló aquella noches, pero por motivos algo diferentes. Clara le estaba empujando con el pie a propósito.
-¡Para!
Se escucharon dos risas sonoras, y Mar rodó los ojos. Se incorporó frotándose los párpados y bostezando.
Lo primero que vio cuando parpadeó fue a una persona demasiado cerca de su cara. Clara era rubia, de ojos claros y estatura mediana. Tenía una nariz pequeña y los ojos algo juntos. Inmediatamente la rubia dibujó una enorme sonrisa, y Mar recordó por que siempre le parecía tan preciosa. Su sonrisa era encantadora.
A su derecha, Helena estaba estirada mirando al techo sin decir absolutamente nada. Llevaba el pelo tan corto como un chico y extremadamente rizado. Era muy pálida y de ojos cafés. Al contrario de Clara, era algo fría y distante, pero habían aprendido a quererla de aquel modo.
-¿Dónde está Allison?
-¿Dónde crees que está?-respondió Helena todavía sin hacer nada.
Mar se levantó de la cama, las miró por encima del hombro y les hizo una seña para que esperaran. Se adentró a paso firme por el estrecho pasillo del piso de Alli, en busca de su amiga. No vaciló en parar delante de la única puerta cerrada, ni tampoco dudó en abrirla. Como imaginaba, el chico desnudo si que se alarmó, pero Allison se cubrió con una sábana y salió a recibir a Mar, guiñándole un ojo.
-Alli, nunca cambias.
-¿Para qué hacerlo? -exclamó la aludida, abrazando a la ojiverde por el cuello.
Cuando Mar volvió al dormitorio donde las otras dos chicas la esperaban, asintió con la cabeza, y las tres resoplaron.
No, Allison nunca cambiaría.
Aunque tampoco les costaba saber por qué. Además de su negación incondicional a tener novio (palabras textuales: un rollo de una noche es como lo mejor de una relación. Te acuestas con él, pero no lo tienes que aguantar todo el día), se le sumaba el hecho de su físico. Castaña de pelo liso, con ojos marrones y pálida, su altísima estatura resultaba impresionante. Sus piernas eran delgadas, infinitas, tenía curvas y una actitud sexy.
Normalmente, Mar y Alli habían ido siempre empatadas con eso del físico. Avanzaban en ello juntas, pero en el último año, Allison había hecho unos pasos más que Mar, y se había puesto en cabeza. ¿Y la pelirroja? Todavía no había decidido como se sentía delante de aquel cambio. De momento, se iba a reconfortar sabiendo que Alli tenía su problema frente al compromiso. Aunque, a decir verdad, a Mar tampoco le hacía mucha gracia la idea de enamorarse perdidamente de alguien que se enamorara perdidamente de ella. Sería como ser más débil, darle a una persona que la traicionaría tarde o temprano una parte de ella crucial. Y esa persona la tiene en sus manos, en la completa disposición, capaz de romperlo, destruirlo y pisotearlo si quiere.
Y eso generaba un miedo irracional a Mar.
Sabía a que venía: a sus padres. Katherine y Peter. Adan.
El ejemplo vivo de que el amor no es más que un sentimiento estúpido que acaba por destruir a cualquiera que se fíe lo suficientemente de él como para dejarle un espacio en lo más profundo de su alma.
. . . . . . . . . .
Niall llegó al estudio de The X Factor. Si seguían a ese ritmo, tardarían poco en ganar. Eso le entusiasmaba enormemente, al igual que los otros. Aunque aquellos otros habían decidido pasarse el día preguntando al respecto de aquella chica.
-¿Cómo decías que se llamaba? -dijo por enésima vez Harry.
-Georgia. Georgia Rose. Ah, y su padre es dentista.
-¿La besaste? -preguntó Louis alzando rápidamente las dos cejas. Liam lo miró mal.
-¡No!
O al menos eso creía. ¿Y qué sabía él? Era la primera vez que bebía, y la resaca del día siguiente no le había ayudado a pensar con claridad.
-Chicos, dejad en paz a Nialler. Tenemos trabajo que hacer. Habéis quedado como finalistas, pero eso no significa que no tengáis que seguir trabajando. -murmuró alguien del equipo.
Los cinco bajaron de las nubes a la Tierra con la misma rapidez que un avión que cae en picado. Tenían razón, debían seguir trabajando.
Última edición por dailyingwithtears el Lun 05 Ene 2015, 7:48 am, editado 1 vez
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 8
Dos semanas después, Mar estaba sentada en la mesa con el teléfono marcando un nuevo mensaje y alguien sentado justo en frente de ella.
-¿Cómo dices que te llamas?
-Dianna Agron. Estoy interesada en un papel que has escrito, en Quinn.
Mar la miró de arriba a abajo. Dianna era rubia, delgada y alta. Tenía unas fracciones agradables y cuerpo de animadora. Encajaba perfectamente con el perfil de Quinn.
-¿Hola? -llamó su atención.
La chica inspiró rápidamente.
-Sí, sí, perdona. Es que hoy no he dormido muy bien y ando muy estresada con todo esto de escribir los guiones. Por cierto, ¿tú eres actriz, verdad?
Dianna asintió.
-Si no te importa... ¿podrías volver a explicarme de qué va todo esto? No lo he entendido muy bien.
La más joven cerró los ojos y bebió un sorbo de café. Con las prisas para las reuniones, apenas había dormido cuarenta minutos y la falta de sueño le afectaba ampliamente.
-Sí, verás: como te he dicho, cada país debe hacer una serie y una película dónde se cambien los turnos, es decir que actores canten y cantantes actúen -la rubia asintió, atenta. Tenía ya unos veinti-pocos, pero en esa expresión tan seria resultaba incluso mayor-. Lo primero que saldrá en televisión serán las series, de invención propia. La mía es Glee. Se trata de un instituto donde la gente con más problemas y más mal vistos por los otros se reúnen entre ellos y hacen un club: El Glee Club. Este club, dirijido por un profesor, va a campeonatos. Pero lo más importante no es sólo eso, sino también la vida personal de los personajes: quién se enfada con quién, quién se enamora de quién y esas cosas.
Dianna arqueó una ceja.
-Vaya, muy original y eso. -ironizó.
-Tienes razón, pero lo que realmente importa es la calidad. ¿Entonces querías ser Quinn?
Mar rezó para que dijera que sí. Dianna era la mejor cantante que había escuchado, entre tantos desesperados que no daban ni una nota. Llevaba toda la semana escuchándolos, y oírla a ella había sido un descanso.
-De acuerdo. Además, creo que podré conseguir a gente que se interese por los otros personajes.
. . . . . . . . . . .
Después de un día cansado, Mar se tumbó en el sofá. Jer apareció por la puerta de la cocina, con el delantal puesto, y harina en la barba de tres días.
-¿Qué estás haciendo?
-Cocinando.
-Ya, por eso digo. Contigo en la cocina podríamos crear una explosión.
El hombre se puso la mano en la cintura, y movió la cuchara a modo de advertencia señalándola, de arriba para abajo.
-Niña...
El teléfono de la mesa lo interrumpió. Mar se avalanzó sobre él al ver quién era.
-¿Mamá?
-¡Hola!
Una sonrisa cruzó por el rostro de las dos.
-¿Cómo estás? -preguntó la mujer.
-Bien, genial. Como siempre, muy ocupada estas últimas semanas, pero voy acabando la faena. ¿Sabes que
hay muchísima gente que canta peor que tú? Hoy los he tenido que escuchar durante tres minutos y medio a cada uno.
Cuando colgó el teléfono, media hora después, Mar habí ahablado con todos. Con sus tres hermanos, con su hermana, con su padre y con su madre. Estar lejos de ellos era horrible, pero era el precio que tenía que pagar para estar en Hollywood. Entonces, como un soplo de viento helado, se acordó de todo lo que su madre habían hecho por ella. Después de que Katherine y Peter decidieran abandonarla, Haly la adoptó. La llevó con su familia,y la cuidó como una hija más. Por eso a Mar no le era difícil llamarla mamá, ya que para ella lo era.
Mucho más de lo que nunca lo fue Katherine, ni de lo que nunca será. Haly le demostró mucho en muy poco tiempo.
Sacudió la cabeza. Pensar en Katherine y Peter la ponía mal, por lo que prefería no hacerlo a ser posible.
Olfateó el aire como un perro, levantando un poco la nariz al hacerlo. Hacía veinte minutos que Jer se estaba paseando por la casa sin hacer nada.
-¡Se te están quemando las patatas! -gritó la pelirroja cuando se reconoció el olor.
El hombre entonces sí que corrió a la cocina, y ambos empezaron una misión importante de rescate de las patatas. Sin embargo, ninguna había salido con vida.
-¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Jer avergonzado.
-Pues yo voto por pedir pizza.
Y cuando comieron ella lo hizo contenta. Las cosas estaban saliendo bien. Su familia estaba bien y la querían. Tenía a los actores para Glee. Los primeros guiones estaban listos. Y estaba comiendo pizza, que siempre era mucho mejor que los guisos quemados de Jer.
Pero, entonces, ¿por qué sentía que le faltaba algo?
Última edición por dailyingwithtears el Lun 05 Ene 2015, 7:50 am, editado 1 vez
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 9
Josh entró con Mar al lado. La sala de su equipo para la competición de los CMA's era más grande que la del equipo de su amiga, por lo que se podían permetir tener incluso una sala donde descansar. En ella se encontraban sofás, un televisor que ocupaba toda la pared, y al fondo la sala de maquillaje y de vestuario. Además era donde almacenaban algunas cámaras de rodaje.
Ella se detuvo en varias ocasiones a observarlas detalladamente y a maldecir por lo bajo a Jer. Como tenían más presupuesto que ella les era más fácil obtener cámaras de calidad, actores, cantantes y vestuario y maquilladoras profesionales. Ella, que iba escasa de dinero, le costaba bastante más.
-Capu,llos. -murmuró por lo bajo.
Josh quería presentarle a alguien, le había dicho, así que allí estaban. Y, como su mejor amigo le había dicho, la estaban esperando... con la boca abierta y el cuaderno en las manos. A pesar de ser actores y cantantes profesionales, todavía no se creían que estuviesen conociendo a la mismísima Mar Swegther.
-Bueno, primero de todo, guardad el papel, no voy a dejar que os firme ningún autógrafo...
Soltaron unos quejidos graciosos y ella rió en voz baja. Parecían simpáticos.
-Mar, te presento. Ella es Taylor Swift, Demi Lovato, Alexander Ludwig -dijo señalándolos con el dedo- y Jennifer Lawrence. Formaran parte de la película que se empezará a gravar dentro de poco.
Ella asintió.
-Encantada de conoceros, entonces.
Y aquel día, Mar conoció a los que se convertirían en sus amigos.
Última edición por dailyingwithtears el Lun 05 Ene 2015, 7:54 am, editado 3 veces
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 10
-¿Estáis nerviosos? -dijo Simon moviéndolos por los hombros.
Los cinco asintieron.
Iban a cantar Your Song. Estaban prácticamente en la recta final de The X Factor, y un error podía ser una catástrofe. Tenían que dar lo mejor de sí mismos. Eso ya no era sólo un juego, era una competición en mayúsculas. Era su puerta directa a la fama.
-No lo estéis.
Fácil de decir, difícil de hacer.
Se situaron en sus puertas de salidas. Los gritos de sus seguidoras se hacían cada vez más agudos. Costaba escucharse los propios pensamientos por encima de aquel griterío. Era increíble pensar que habían llegado tan lejos. Por eso la presión era más grande. No, no podían fallar.
Las luces se apagaron, y Liam salió al escenario silenciosamente. La neblizna artificial salió de sus pies, y el foco de encendió, dándole de lleno en la espalda. Él cerró los ojos y cantó.
It's a little bit funny this feeling inside
I'm not one of those who can easily hide
I don't have much money but boy if I did
I'd buy a big house where we both could live
Los otros respiraron hondo y cuando iluminaron su silueta cantaron al unísono.
And you can tell everybody this is your song
It may be quite simple but now that it's done
I hope you don't mind
I hope you don't mind that I put down in words
How wonderful life is while you're in the world
Harry se sintió más seguro. Al principio le era difícil cantar los solos, pero los chicos le dieron confianza. Estar en equipo siempre era más divertido que estar solo. Por eso, miró al público y pronunció.
I sat on the roof and kicked off the moss
Well a few of the verses well they've got me quite cross
But the sun's been quite kind while I wrote this song
It's for people like you that keep it turned on
Louis estuvo mucho más convencido de que eso iba a salir bien cuando escuchó de nuevo los gritos de la multitud. ¿Algo que la gente alababa no podía acabar, verdad?
And you can tell everybody this is your song
It may be quite simple but now that it's done
I hope you don't mind
I hope you don't mind that I put down in words
I hope you don't mind
I hope you don't mind that I put down in words
Liam sonrió, acabando la canción.
How wonderful life is while you're in the world
Última edición por dailyingwithtears el Lun 05 Ene 2015, 7:56 am, editado 2 veces
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 11
Clara chilló a la televisión, causando que Mar dejara ir todos los papeles del sobresalto. Estos se esparcieron por el suelo, y ella hizo una mueca de odio.
-¡Qué canción más bonita! ¡Es Your Song!
La pelirroja se agachó para recogerlos, y Helena la ayudó. Se sonrieron. Una vez se hubieron sentado, Mar ordenó sus papeles con la vista puesta sobre ellos.
-La oigo. Si dejaras de gritar cada vez que los Ten Directions salen en la tele quizá podríamos estar más tranquilas. -recriminó.
La rubia se giró indignada hacia su mejor amiga.
-¿Cómo has dicho?
Mar la miró con un resoplido.
-Que si dejaras de gritar...
-¡Eso lo he oído! ¿Les has llamado Ten Directions?
-Ah, ¿no se llaman así?
Alli carcajeó desde la cocina, estaba preparando algo para picar mientras Clara veía a sus ídolos cantar una de sus canciones favoritas en The X Factor, el programa de talentos.
-Se llaman... ¡déjame! ¡Me lo estoy perdiendo!-volteó y enganchó su cara a la televisión.
Helena sonrió estirada en el sillón, con la revista en las piernas y viéndola y no viéndola.
-¿Hele? ¿Estás bien?
La de rulos la miró y sonrió, en señal de asentimiento.
Justo entonces Alli llegó, se sentó al lado de Mar y le pasó un plato lleno de comida basura.
-Tú si que sabes, Allison.
Mar volvió la vista a los papeles. Adoraba aquellos días en que las cuatro hacían una pijamada y se quedaban a dormir en casa de Alli y Clara. Como ella era la mayor, se acostumbraban a hacer en su casa. Vivían juntas desde hacía una eternidad. Cuando Mar se mudó a Hollywood para hacer de actriz, se buscaron un piso, un trabajo y lo dejaron todo para ir a vivir allí. Helena también tenía un piso por los alrededores, pero al ser menor de edad por un año, lo compartía con su tía. Y Mar, vivía con Jer.
-Oh, míralo. Allí está. Louis Tomlinson. ¿Acaso hay alguien más perfecto que él? -murmuró Clara.
-El chico con el que se acostó Alli ayer, por ejemplo. Estuvo bien que saliera sin camiseta. -murmuró Mar sin
levantar la cabeza.
Todas se rieron, a excepción de la rubia. Si las miradas hubieran matado, con la que le echó ella, Mar ya estaría enterrada a cuatrocientos metros de profundidad.
Haciendo un esfuerzo por su mejor amiga, miró la televisión, más específiciamente al chico por el que Clara babeaba la pantalla y el suelo de alrededor. Pero su mirada de dirigió, inconscientemente, al rubio del grupo.
Siempre le habían gustado los rubios.
Pero aquel... tenía algo familiar.
Un momento... ¿no era aquel el chico de la discoteca?
-¿Niall?
Última edición por dailyingwithtears el Lun 05 Ene 2015, 8:00 am, editado 1 vez
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Capítulo 12
-¿Lo conoces? -preguntó Allison, extrañada. La miraba consternada, como si le hubiera ocultado una información de alta importancia.
Mar tartamudeó, pero pudo conseguir una respuesta decente.
-N-no. No lo conozco. Es -vaciló- que me han hablado de él.
Las tres se la quedaron mirando, poco convencidas.
Momento de dejar que la actriz natural de Mar saliera a la luz. Tantos años en Hollywood y tantos premios tenían que ser por algo.
-¿Por qué me miráis así? -dijo, finjiendo una sonrisa perfecta de seguridad- No he matado a nadie. Brook me habló de él, creo que le gusta bastante. Me enseñó una foto y me he acordado de él. Nada más -aseguró-. Tranquilizaros.
Sonrió para sus adentros cuando vio que Clara se mostraba más relajada, la había creído. Helena también la había creído pero estaba rara, triste. Y Allison ponía la cara de "me estas mintiendo". Al fin y al cabo, Alli fue su primera mejor amiga. Quizá a ella no le pudiera mentir.
Esperó pacientemente a que la castaña le dijera algo para fastidiarlo todo, pero solo volteó a mirar la televisión.
Mar dejó los papeles a un lado y sacó el celular. Entró en Google.
One direction.
Primera página. Clic.
Se exasperó cuando la página no cargaba, y movió las manos nerviosamente. Alli se encogió en su lugar y Mar anduvo con más cuidado. Cuando volvió a mirar a la pantalla, la web ya había cargado totalmente. Un grupo participante de The X Factor formado por Harry Styles, Liam Payne, Louis Tomlinson, Zayn Malik y Niall Horan.
La pelirroja sonrió inconscintemente. Se lo pasó bien aquella noche. Aunque, ¿qué estaba haciendo en Hollyowood si el programa se grababa en Gran Bretaña? Se puso de morros, pero no le dio más importancia, ya que en ese momento recibió un mensaje.
"Sé donde estás".
Mar contuvo el aliento. ¿Qué?
Nuevo mensaje.
"Ah, por cierto, soy Justin. Es que he leído de nuevo el mensaje y he pensado que sonaba un poco mal... ¿Estás en casa de Allison, no? Te estoy esperando abajo ;) "
Vaya, sólo era eso. Cuando notó que su corazón se calmó, sonrió y se levantó de un salto, para mirar por la ventana. Como Justin le había dicho, estaba esperándola afuera, sentado en el banco. Llevaba una camiseta de algún grupo de los que le gustaban a él y unos tejanos nuevos, al estilo más Baby.
-¿Mar quién está ahí?
-Justin.
Al instante, empezaron con las bromas. Ella sólo rodó los ojos y cogió la chaqueta.
-Volveré para dormir.
-Sí, ya.
-Alli, yo no soy como tú.
Estallaron a carcajadas, incluso Allison.
Cuando salió a la calle, él le sonrió con dulzura. Llevaba el pelo largo, con flequillo y cara de niño bueno.
-¿Qué haces aquí?
Justin la contempló fijamente. Mar llevaba una chaqueta que le llegaba algo más bajo que la cadera, una camiseta que le dejaba ver el ombligo y pantalones cortos de tallo alto. Luego, observó su cara. ¿Se podía ser más preciosa?
-Te tengo una sorpresa.
La pelirroja hizo cara de niña pequeña. Por eso Mar resaltaba de una manera tan espectacular. Era, sencillamente, la combinación perfecta entre adorable y explosiva.
-¿Y qué es?
-Ven conmigo y lo sabrás.
Última edición por dailyingwithtears el Lun 05 Ene 2015, 8:02 am, editado 1 vez
dailyingwithtears
Re: Afraid (Niall Horan)
Sorry por no comentar estos días,estaba de viaje.Me encantaron los capítulos,síguela por favor.
Ariadne Mac Guire
Re: Afraid (Niall Horan)
Bueno ahora no tengo mi ficha lista pero te dejo una simple.
# Nombre:Ariadne Mac Guire
#D.Fisica:Mac guire podría ser definida como una diosa griegos,de cuerpo perfecto por así decirlo.Mide 1.79,modelo de interiores que deslumbra a todos con su cuerpo y sus ojos exóticos que son de un tono medio azulado.Tiene largas piernas y una piel de porcelana,tan suave que parece de bebe,cabello castaño claro cuando le da el sol se vuelve rubio.
#D.Psicologica:Necesitas una amiga ?,Ariadne es la solución a tu problema,es una muy buenas persona,una chicas je podría ser una niña,Tiene un carácter fuerte con algunas personas pero si la conoces bien puede llegar a ser una gran persona.
#Edad:la que tu decidas
#pareja:Alexander Ludwig
Perdóname si no te gusta Pero recién he regresado y tengo cosas que hacer no te preocupes con comentare seguido,
Saludos Ari .
Ariadne Mac Guire
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