picture hell

Los chicos estaban en una twittcam, o livestream, yo, solo veía de un lugar detrás de esa pequeña laptop, estaban haciendo idioteces en ella, mientras reía como loca, al verlos. Calum me miro al igual que los demás, sonrieron con una malicia en la cara haciendo que me asustase un poco.
—Dí hola... Ashley.—dijo girando la computadora para yo quedar mirándola, rápidamente se pusieron a mis lados y salude con la mano, la vergüenza me carcomía y me tape la cara con el hombro de Luke, haciendo que ahora fueran ellos los que carcajearan.

—Ashley... ¿Cual es tu bromance favorito?
—Cake,
—¿¡Enserio!?
—O Mashton, amo como se ven juntos.

—Tengo miedo, tengo demasiado miedo.
—Tranquila Ashley, saldremos a flote.
—Alisha... tu, tu ya estás muerta, no puedes decir eso.
—Es por eso que lo digo Ash, por que si tu caes, te sostendré, que yo este muerta no significa que deje de apoyar a mi gemela.

—Bradley, por favor. No me hagas esto, no me dejes.
—Charlotte, voy a cumplir mi sueño... quiero, tengo que ir.
—Entonces llévame contigo.

—¿Quién te gusta?
—Nadie.
—¿Quién te gusta?
—Nadie Brad, deja de joder.
—Dime quién te gusta.
—No. Si sigues así te golpeare.
—Dime quién mierda te gusta.
—¿Por que me molestas así?
—Por que quiero escuchar mi nombre.

—No se, no sé por que siento esto por ti, esta mal.
—Por favor Charlotte, no me hagas esto.
—¡Robert! ¿Crees que esto es fácil para mi? Por que no lo es.
—Dime de una vez, ¿me quieres o no?
—No te quiero...—los ojos del chico se cristalizaron y ella le tomo la mejilla.—Yo, yo te amo.

El moreno tomó sus muñecas y las miró, hizo una mueca de disgusto al ver sus marcas de guerra, la chica miro al suelo avergonzada.
—No pediré que lo dejes, por que se no lo harás.—le levanto la cara para mirarla.—Yo te apoyaré y prometo no dejarte caer.
Después, la chica despertó.

—Eres la persona más extraña que he conocido – dijo – ves el mundo pero no lo tocas. Admiras cada detalle y disfrutas cada momento. La mayoría de las personas viven aprisa y se olvidan de sentir esos pequeños placeres de la vida. Tu no. Oyes el canto de las aves en el amanecer, el susurro de las hojas en una tarde fresca, la lluvia al retumbar contra el suelo y los murmullos de la noche. Y te maravillas. Amas sentir la tibieza del sol contra tu cuerpo, a pesar de saber que tu alma se marchitara ante la luz del día. Puedes quedarte horas sentada observando las estrellas, deleitándote con su eterno bailar. Pero no te unes a ellas. Te mantienes callada observando el mundo sin intervenir. Escondida entre las sombras de una apolillada habitación, dejando que la vida pase sin ti. Eres una criatura de la oscuridad, una hija de la noche, pero eres más luminosa que la mayoría de los seres del día. Y no lo entiendo. Tienes una chispa que nunca antes había visto en un condenado. Tienes bondad en tu corazón. Y eres poderosa. Tan poderosa que te enfrentaste a una maldición y te sobrepusiste a ella. Mereces amar y tienes que hacerlo. Eres alguien único, especial e irrepetible. Y es un gran orgullo para mi poderte haber conocido. No todos son los chicos son iguales. A ti, algún día vendrá ese chico especial. Espéralo, no te defraudes.

No podía mirar atrás, no en este punto ya. Había pasado tanto tiempo. No quería que me volvieran a lastimar los recuerdos, aunque no sabía porque pero seguía todo ahí. Tenía media vida delante de mi y ninguna opción. Era callar y seguir con el peso del remordimiento, o hablarle y joder y seguir... pero el estaba de por medio... Lo amaba. Pero simplemente eso no estaba bien. Debía saberlo aunque significara perderle... Pero el tendría seguridad.

Soltó una leve risita, que solo pude escuchar yo; —Por favor… ¿aún sigues con esos chicos?
—Seguiré con ellos al fin.
—Eres tan… fan. Desearía que así nosotros pudiéramos tener una. —su voz se fue apagando y le di una palmadita.
—Puede que si me gusta sea yo, esa fan. —reí por lo cual estúpida había sonado

—Oye, por cierto, ayer te vi.
—Oh, genial. ¿Y por qué no me hablaste?
—Pues no te quise molestar mientras te bañabas.
—¡White!
—Lo siento, tu puerta estaba abierta y... tienes un lindo trasero.
—Púdrete, idiota.
—¿Por que te ruborizas?
—Jódete, déjame ya.

—¡No entiendes! ¡Dure tres años enamorada de ti! ¡Siendo tu mejor amiga! ¡Quedándome en la jodida friendzone!
—Sam, por favor...
—¡Nada Thom! ¡Te pido que te largues de mi habitación, de mi casa, de mi mente, de mi corazón, de mi puta vida!