Una Hora y Media a Tu Lado {Larry}

Oía su nombre, si repetidas veces. Cada vez más claro, hasta que por fin abrió sus ojos. Lentamente, se divisó en una de las habitaciones blancas del hospital, lo sabía porque había pasado demasiado tiempo allí para poder notarlo. El piso frío de cerámica de un color gris, indicaba que aquel lugar debía ser remodelado. Simplemente en vez de parecer acogedor, te invitaba a salir huyendo.

—Louis —dijo uno de los doctores que conocía —, ¿cómo te encuentras?

¿Asustado? ¿Nervioso? ¿Confundido? Podría tomar alguna de las respuestas. Cualquiera lograba resumir como se sentía. 

—¿Qué me sucedió? —Preguntó mientras se reincorporaba, sentándose en la camilla. Con una de sus manos, tomó su cabeza, la cual ardía del dolor. Louis soltó un pequeño gemido ante aquel contacto.

—Al parecer, te desmayaste —le explicó serio Harshel, un hombre joven, de unos aproximadamente treinta años, con un formidable cuerpo, el cual siempre lucía con una bata blanca abierta, una camisa de hospital del mismo color y un pantalón azul con sus zapatos negros. Sus ojos, siempre demuestran cansancio, aunque era obvio, trabajaba día y noche para ayudar a todos, incluso cuando perdían sus esperanzas, él jamás se rendía. Su cabello castaño claro siempre se encontraba revuelto, y sus labios carnosos siempre lastimados.

—¿Hace cuánto?

—Treinta minutos, aproximadamente. Louis, quiero hacerte unos exámenes.

¿Por qué había elegido justamente un Hospital para desmayarse? ¿Acaso era idiota?

Anne observaba preocupada desde el otro lado de la habitación, mientras sostenía la mano de su hijo fuertemente.

<< ¿Te encuentras bien? >> Preguntó aquella voz tan familiar.

—No, Harshel. Me encuentro en perfecto estado, ¿de acuerdo? Simplemente estoy cansado y algunos temas complicados —pensó automáticamente en Harry —me tomaron desprevenido y me desmayé.

—Louis —dijo sin darle importancia a su comentario —, tienes un historial aquí. No puedo hacer como si nada hubiese sucedido, cuando ambos sabemos que podrías... 

No continuó. No podía.

El castaño bajó su vista. No estaba enfermo, ya no más.

—Harshel, estoy bien —le aseguró.

—Mira, nos conocemos desde hace años, déjame llamar a tu madre... Sólo hazme un favor y quédate por ésta noche, ¿de acuerdo? —El joven no respondió —Incluso puedo pedir si te dan ésta habitación, junto a Harry.

La madre del desconocido sonrió.

—¿Oíste, mi amor? Vas a tener un compañero.

—Solo por un día —se adelantó a decir Louis y la mujer asintió.

<< Algo es algo >> Dijo Harry, claro que sólo el castaño lo oyó.

Las horas había pasado rápidamente, la madre de Louis había llegado a los pocos minutos con lágrimas secas en su rostro. El joven adivinó que durante el camino, había llorado. No la culpaba, hace dos semanas tenía el deseo cumplido de que su hijo se haya recuperado, pero luego, la llaman para avisarle que se quedaría una noche en el hospital para asegurarse de que solo había sido un simple desmayo y no algo grave. Lamentablemente, tenía un historial, como había dicho el doc., pero uno demasiado malo.

Junto con Anne, la madre de Louis se dirigieron a tomar un café para despejarse. Ambas lo necesitaban, incluso les haría bien un cambio de ambiente para conocerse mejor, intercambiar consejos o simplemente relajarse tan solo unos diez minutos.

—Entonces, solo quedamos tú y yo —dijo incómodo.

<< ¿Cómo es posible ésto? >> 

—No lo sé —respondió tan confundido como él.

<< ¿Piensas contárselo a alguien? >> 

—¿Y qué crean que soy un demente? —Suspiró —No, no lo creo.

<< ¡Esto es increíble! Pasé demasiado tiempo solo, ahora podré conversar con alguien y... >> Louis lo interrumpió sorprendido.

¿En qué estaba pensando? Definitivamente no se quedaría por siempre en el Hospital, solo una noche. Tampoco estaba en sus planes volver, simplemente tenía la necesidad de responder algunas dudas. 

—Wow, alto ahí Harry —le dijo haciendo un movimiento con sus manos, claro que él no pudo verlo —. ¿Piensas que voy a regresar? 

<< Yo... Tenía la esperanza de que sí >> Louis colocó sus ojos en blanco. Era como un pequeño niño, aquellos que se te hace imposible decirle no.

—Tengo una agenda ocupada —mintió.

<< Simplemente, dos minutos por semana me bastan >>

Claro, tenía que decirlo. Louis se encontraba en una pequeña línea entre aceptar o marcharse.

—No soy de hablar sobre temas interesantes... Es más, soy demasiado aburrido.

<< ¿Temas interesantes? ¡Louis, hablas con una persona en coma! Si eso no lo es... >>

—Eso no cuenta —se defendió.

<< Si, claro >> Louis detectó sarcasmo pero decidió no darle importancia << En fin, no importa puedo hablarte de cualquier cosa... Viajé muchísimo, tengo demasiadas anécdotas >>

El castaño suspiró, Harry no se rendiría tan fácil.

—¡Bien! —Exclamó agotado —. Tienes una hora y media por día. 

<< Hecho >> Respondió feliz.

Louis bufó. ¿En qué se había metido?

Luego de que una doctora entrar a revisar a Harry, ya saben lo rutinal. Al castaño también lo molestaban antiguamente con ello, nuevamente, el cuarto quedó en silencio. 

—Y... —Pero Louis decidió romperlo —¿Cómo es?

<< ¿A qué te refieres? >>

—Olvídalo.

<< Vámos, ahora dime >> Louis logró oír su risa, esa extraño aquello, pero se sintió cómodo con solo escucharla.

—No. Es algo estúpido... 

<< Eres difícil, ¿te lo habían mencionado? >> 

—Varias veces —susurró.

Nuevamente, fueron interrumpidos. Una mujer que jamás había conocido se acercó. Seguramente era una enfermera nueva, demasiado joven a decir verdad. Tal vez, una ayudante.

—Hola —dijo con una voz aguda.

<< Otra vez ella... Siempre prepara el mismo discurso... Aquí vamos >>

—Lo-lo siento, pero deben apagar las luces ya que... —Louis la interrumpió.

—Lo sabemos.

La joven realizó una mueca algo apenada y se marchó.

<< Buenas noches, Louis >>

El joven no respondió. 

Los minutos pasaron.

Louis comenzó a sentirse culpable.

Lo detestaba.

No. No lo garía. 

El no existía.

Simplemente no le respondería...

—Descansa, Harry.

... Por ésta vez, lo dejaría pasar.

Se encontraba en una carretera. No reconocía cual ya que para Louis eran todas similares. Grandes extensiones de campo sobresalían de ambos lados de la ruta, pero lo que llamó la atención fue como las partes de un auto se encontraban extendidas sobre el asfalto.
 
Caminó lentamente y contuvo su respiración durante todo el recorrido, hasta que se encontró con un joven de espaldas, sentado sobre un neumático, observando el horizonte.
 
—¿Hola? —Preguntó nervioso al notar la familiar cabellera.
 
Antes de que pudiera voltearse, el castaño despertó.
 
—Lou —dijo su madre mientras acariciaba su cabello —Tienes que hacerte unos análisis.
 
—¿Qué? —Exclamó molesto —. El trato era pasar una noche aquí y luego irme.
 
Frotó sus ojos lentamente y notó que el reloj sobre la pared indicaba que era las seis y media de la mañana.
 
—Lo sé amor, pero solo es rápido, prometo que será lo último —besó su frente —. Te doy unos minutos,   yo estaré en el corredor —dijo mientras se levantaba y salía, cerrando suavemente la puerta.
 
<< Buenos días, Lou >> 
 
—¿Lou? —Preguntó extrañado —. Solo muy pocas personas tienen permitido llamarme así, ¿comprendido, Styles?
 
<< No es mi culpa >>
 
El joven suspiró. Era solo que su humor en las mañanas le molestaba. Además, en parte podría serlo, ya que si no lo hubiera visitado, jamás se habría producido aquel desmayo y el estaría tranquilo en su habitación descansando.
 
—¿Cómo es que parces tan feliz? 
 
Louis buscaba su zapatilla debajo de la camilla mientras que Harry pensaba una respuesta apropiada. 
 
<< Mantengo mi sonrisa, ¿acaso no la vez? >>
 
Louis golpeó su cabeza contra el hierro frío de la camilla. Su pregunta había sido estúpida.
 
<< ¿Crees que siempre soy tan positivo? >> 
 
—Lo siento —susurró mientras salía de la habitación.
 
<< Suerte, Lou >> Dijo con un tono de burla al final de la oración, provocando que castaño colocara sus ojos en blanco y soltara un bufido.
 
—Idiota —musitó mientras que Harry reía.
 
La mañana había transcurrido de una manera demasiado lenta para ambos. Louis entraba demasiadas veces a consultorios, se realizaba radiografías, e incluso le tomaron sangre, cosa que él detestaba.
 
Por otro lado, para Harry era uno de los típicos días donde su madre lo acompañaba, le peinaba su cabello y junto con una de las enfermeras, lo limpiaban, arreglaban sus uñas, trataban de mover sus piernas y brazos para mantenerlo activo.
 
Uno de los jóvenes de allí, aquel que venía como ayudante, siempre con su guitarra protegida por un estuche, en su espalda caminaba por el corredor del Hospital entusiasmado. Su nombre era Niall Horan, era un joven de cabello rubio con ojos color celeste claro y una sonrisa cautivadora.
 
—Hola, Ann —dijo el joven mientras tomaba la mano de Harry y hacía unos movimientos típicos de adolescentes cuando se saludan, cerrando sus puños al finalizar —, hola compañero.
 
Como todos los miércoles, Niall tocaba algunas de las tantas canciones de su compositor preferido. Podrían decirle lo que quisieran, pero el joven estaba perdidamente enamorado de su letra, no como la mayoría de las adolescentes que solo oían al cantante Zayn Malik por que era guapo.
 
<< Nuevamente con tus canciones >> Dijo divertido una vez que comenzó a cantar.
 
Luego de tres minutos, Niall descansó su guitarra en sus piernas.
 
—¿Sabes, Harry? —Lo observó por unos minutos y  continuó —: Comenzaré a subir videos en YouTube. Lo sé, suena alocado pero me apasiona cantar.
 
Como siempre, no obtuvo respuesta alguna. Jamás lo hacía.
 
—¿Qué haces en mi cama? —Preguntó confundido Louis mientras que entraba a la habitación seguido de Harshel. 
 
—Oh, lo siento… Estaba cantándole a Harry y necesitaba un lugar para…
 
Louis lo interrumpió hacién un movimiento con sus manos, dándole a entender que no prosiguiera.
 
—Puedes buscarte una silla.
 
Harshel lo observó por unos minutos y suspiró enfadado. Entendía el motivo por el que estuviera así, pero debía progresar con su actitud. Aunque, no era el padre, por lo que no tenía derecho a decirle absolutamente nada.
 
<< Deja de molestar a Niall, ¿tan mal salieron tus resultados? >>
 
—Louis, podemos hablar en mi consultorio.
 
—¿Niall? —Le preguntó evitando la respuesta de Harshel —. ¿Acaso no escuchas bien? —Le sonrió falsamente —. Mi cama, largo.
 
<< Deja de comportarte como un niño >>
 
—Tú deja de meterte en mi cabeza —respondió enfadado mientras que el rubio guardaba su guitarra y lo observaba sin comprender a lo que se refería. 
 
—¿Con quien hablar, Louis? —Harshel colocó su mano izquierda sobre su hombro y trató de que lo mirara, pero el menor quitó su vista avergonzado.