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If you want } LT.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: If you want } LT.
the1975. escribió:Ok, no soy de las que comentan en las novelas, especialmente con la escasez de chicas con buena narración e historias que atrapen. Sí, es cierto, puede que sea una trama ya conocida pero si vamos al caso todas las tramas de amor son casi parecidas, incluso predecibles, sin embargo, lo que las convierten en únicas depende de cómo el autor hace llegar a sus lectores los sentimientos de los personajes. Definitivamente vos supiste cómo lograrlo. Estoy feliz de haberte stalkeado .
Espero no te tardes mucho con ese ansiado primer capítulo.
Besos.
PD: me gusta tu user, me hace acordar a Queen .
Me halaga muchísimo que me lo digas, en verdad esperaba que le dieran una oportunidad al fic (((: Voy a hacerlo lo mejor que pueda, lo prometo. Espero que a todas les guste, muchísimas gracias por pasarte y comentar asdfgjkl y stalkearme, jaj. Ya tengo planeado el próximo capítulo, cuando esté redactado lo subo. Espero verte más seguido por acá ¡Besos, linda!
bless.
Re: If you want } LT.
CAPITULO 1.
No puede ser tan malo.
―No quiero hacerlo. ―Kaylee observó a su madre de mala manera, inmediatamente retractándose cuando ella le devolvió la mirada.
―Deja de comportarte como una niña caprichosa, Kaylee. Ese hombre de allá es tu esposo, supéralo de una vez.
A continuación, le proporcionó un pequeño empujón en la parte baja de la espalda, como si se tratara de una niña avergonzada que no se animaba a accionar como debía. Las esquinas de los ojos avellana de Kaylee picaron con las lágrimas que luchaban por salir, pero que por nada del mundo podía permitir que lo hicieran. Era verdaderamente impresionante la manera en la que podía mantenerse dentro de sí, hacer creer a los demás que todo estaba bien.
Le sonrió tímidamente al Sr. Tomlinson, quien ahora era su suegro. El hombre canoso le correspondió con una sonrisa demasiado amable, pero perfectamente hipócrita. Kaylee miró a Louis y comenzó a bailar con él.
Tal y como indicaba el plan.
Se sintió avergonzada al tenerlo tan cerca, simplemente mareada. Tenía ya veintiún años de edad, y estaba sometida a pasar por estas circunstancias tan penosas, cuando bien podía ser dueña de su propia vida.
Pero tenía sus razones, y el mundo tenía que entender eso.
―Gracias por… ehm… ―Como vinieron, las palabras se desvanecieron en su garganta y se dio cuenta de que no fue una buena idea hablar, principalmente porque no sabía cómo agradecerle lo que pasó hace unos minutos atrás, cuando el Sacerdote la sentenció con aquel “Puede besar a la novia”, mas los labios de Louis solo tocaron su mejilla derecha. ―Ya sabes…
―No agradezcas nada, Kaylee. ―Luego de eso, decidió cerrar la boca y no hablar más. Por un segundo, pensando demasiado, cayó en la cuenta de que, quizás, no lo hizo por ella, sino porque de ninguna manera quería besarla, ni tenía porqué hacerlo. Sin embargo, al alzar la vista a los ojos de su nuevo esposo para toparse con una divertida sonrisa, el aire contenido salió en un suspiro inesperado, y de alguna manera se sintió aliviada. Viéndolo a los ojos, lo comprendió: Estaban en la misma.
Estaban juntos en eso.
El día posterior a la boda, era quizás el peor de todos los que venían por delante. Quizás casarse con un desconocido (un tanto agradable) había sido un suplicio, pero sin duda nada se compararía a compartir casa con él.
A compartir habitación.
Hasta el momento, Kaylee y Louis no habían intercambiado más que unas pocas palabras. Por más que los padres de ambos insistieran en que debían “conocerse mejor” ninguno de ellos les dejaba el tiempo necesario para hacerlo. Por lo que, lo que más la indignaba en ese momento, era principalmente conocer tan poco de la persona con la cual compartiría al menos un largo lapso de su vida. O eso era lo que sus padres esperaban de ella.
En el auto, perdida en el asiento trasero, Kaylee se dio el lujo de sumirse en su miseria interna y lamentarse por el curso que estaba tomando su vida. Casarse no era ningún chiste, era una chica adulta y entendía más que bien las cosas, no hacía falta que le exigieran seriedad al hablar sobre la importancia de los negocios. Pero ¿Y su vida? ¿Acaso nadie podía notar lo que implicaba todo aquello? Ya había pasado tiempo desde que dejó de sollozar como una bebé, sabía que el día iba a llegar y que nada de todo lo que intentó iba a impedir que sucediera. Pero tampoco esperó que doliera tanto.
Su padre, el Sr. Harrison, miró despreocupado el espejo del conductor y sus facciones cambiaron amargamente cuando tomó a su hija desprevenida, soltando una solitaria pero muy dolorosa lágrima. Erin, que iba a su lado, lo observó con ese optimismo que siempre la llenaba, pero algo en ella pudo notar la preocupación de su esposo. El Sr. Harrison conservó el seño fruncido mirando hacia adelante, y estaba sumergido en sus pensamientos cuando Erin acarició su brazo. El gesto fue respondido con una mirada tranquilizadora, él podía entender lo que ella quería decirle. Quería convencerlo, con esos ojos miel, de que todo lo que estaban haciendo no era tan malo, que a la larga iba a ser beneficioso para todos.
Él había tratado de convencerse de lo mismo durante todo el verano.
Finalmente, Kaylee pudo reconocer a través del cristal del auto, la gran casona que le habían prometido y había conocido solo mediante fotos.
No era demasiado grande, o al menos no para el ostentoso gusto que tenían sus padres. Sin embargo, para dos personas, el espacio sobraba. Un nudo se formó en el estómago de ella al darse cuenta, nuevamente, de lo que comenzaría a vivir a partir de hoy. Desde afuera, podía verse casi acogedora, demasiado familiar para las circunstancias. Pintada de un color limón muy suave, con columnas blancas y un hermoso porch en la entrada. Se imaginaba el tapete con la palabra Bienvenidos escrita en él. En la planta baja se podía apreciar la ancha puerta de madera de algarrobo, con dos ventanas a sus costados. Mientras que en la planta alta, otros dos ventanales más, y un amplio balcón en el medio.
Desde donde el auto de los Harrison había estacionado no se llegaba a ver el patio trasero, pero coincidiendo con el resto de la casa, podía imaginarlo perfectamente.
El viento la golpeó fríamente al bajar de auto, así mismo su realidad. Sintió vértigo al caminar a la par de sus padres, que conversaban de cosas triviales, planeando su vida tal y como lo habían hecho desde que nació. El Sr. Harrison, sacó unas relucientes llaves de su bolsillo, pero justo antes de abrir la puerta, el Sr. Tomlinson se presentó delante de él, con una sonrisa invitándolos a pasar.
―¡Phill! ¡Erin! Qué suerte que llegaron, los estábamos esperando. Pasen, pasen. ―Kaylee evitó el sentirse ofendida porque su suegro omitió el recordar que ella estaba ahí. Cuando los “adultos” se pusieron a hablar, ella se dedicó a recorrer la casa. Tal y como esperaba que fuera: acogedora, hermosa y a su vez modesta. Regresando al hall, un recuerdo la hizo caer en cuenta del momento y como un balde de agua fría. ¿”Los estábamos esperando”…?
―Kaylee, querida, es tiempo de que nos vayamos. ―Los ojos de ella parecieron salir de su lugar, cuando comprendió de que Louis estaba por allí, en un lugar de la casa, y que ya era tiempo de que enfrentaran el incómodo silencio y la soledad. Pero ¿Tan rápido? Sin saber por cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos, saludó a su madre y a su padre, que no dejaban de repetir instrucciones, mientras que el Sr. Tomlinson solo tenía una sonrisa de ansiedad mientras decía “Los dejaremos solos, para que se conozcan bien.”
―Pe-pero… ―Su madre cerró la puerta frente a su cara, dejándola encerrada dentro, de alguna manera. No había preocupaciones extras que la abatieran. Ni los muebles que no reconocía, ni la ropa que ya habían guardado en su placard, ni la comida que debían cenar a la noche, ni el hecho de que no sabía cuándo iba a encontrarse de nuevo con sus padres, aunque seguramente pronto.
Reposó la frente en la puerta y suspiró para sí misma, sacando todos los sentimientos de pánico que comenzaban a nublar sus pensamientos racionales. Ella estaba lista para esto, siempre lo estuvo, siempre lo supo, y tenía que enfrentar las cosas como la mujer en la que se estaba convirtiendo. Debería adaptarse a los hechos y ponerse al tanto del correr de su destino, después de todo no podía ser tan malo.
―No quiero hacerlo. ―Kaylee observó a su madre de mala manera, inmediatamente retractándose cuando ella le devolvió la mirada.
―Deja de comportarte como una niña caprichosa, Kaylee. Ese hombre de allá es tu esposo, supéralo de una vez.
A continuación, le proporcionó un pequeño empujón en la parte baja de la espalda, como si se tratara de una niña avergonzada que no se animaba a accionar como debía. Las esquinas de los ojos avellana de Kaylee picaron con las lágrimas que luchaban por salir, pero que por nada del mundo podía permitir que lo hicieran. Era verdaderamente impresionante la manera en la que podía mantenerse dentro de sí, hacer creer a los demás que todo estaba bien.
Le sonrió tímidamente al Sr. Tomlinson, quien ahora era su suegro. El hombre canoso le correspondió con una sonrisa demasiado amable, pero perfectamente hipócrita. Kaylee miró a Louis y comenzó a bailar con él.
Tal y como indicaba el plan.
Se sintió avergonzada al tenerlo tan cerca, simplemente mareada. Tenía ya veintiún años de edad, y estaba sometida a pasar por estas circunstancias tan penosas, cuando bien podía ser dueña de su propia vida.
Pero tenía sus razones, y el mundo tenía que entender eso.
―Gracias por… ehm… ―Como vinieron, las palabras se desvanecieron en su garganta y se dio cuenta de que no fue una buena idea hablar, principalmente porque no sabía cómo agradecerle lo que pasó hace unos minutos atrás, cuando el Sacerdote la sentenció con aquel “Puede besar a la novia”, mas los labios de Louis solo tocaron su mejilla derecha. ―Ya sabes…
―No agradezcas nada, Kaylee. ―Luego de eso, decidió cerrar la boca y no hablar más. Por un segundo, pensando demasiado, cayó en la cuenta de que, quizás, no lo hizo por ella, sino porque de ninguna manera quería besarla, ni tenía porqué hacerlo. Sin embargo, al alzar la vista a los ojos de su nuevo esposo para toparse con una divertida sonrisa, el aire contenido salió en un suspiro inesperado, y de alguna manera se sintió aliviada. Viéndolo a los ojos, lo comprendió: Estaban en la misma.
Estaban juntos en eso.
***
El día posterior a la boda, era quizás el peor de todos los que venían por delante. Quizás casarse con un desconocido (un tanto agradable) había sido un suplicio, pero sin duda nada se compararía a compartir casa con él.
A compartir habitación.
Hasta el momento, Kaylee y Louis no habían intercambiado más que unas pocas palabras. Por más que los padres de ambos insistieran en que debían “conocerse mejor” ninguno de ellos les dejaba el tiempo necesario para hacerlo. Por lo que, lo que más la indignaba en ese momento, era principalmente conocer tan poco de la persona con la cual compartiría al menos un largo lapso de su vida. O eso era lo que sus padres esperaban de ella.
En el auto, perdida en el asiento trasero, Kaylee se dio el lujo de sumirse en su miseria interna y lamentarse por el curso que estaba tomando su vida. Casarse no era ningún chiste, era una chica adulta y entendía más que bien las cosas, no hacía falta que le exigieran seriedad al hablar sobre la importancia de los negocios. Pero ¿Y su vida? ¿Acaso nadie podía notar lo que implicaba todo aquello? Ya había pasado tiempo desde que dejó de sollozar como una bebé, sabía que el día iba a llegar y que nada de todo lo que intentó iba a impedir que sucediera. Pero tampoco esperó que doliera tanto.
Su padre, el Sr. Harrison, miró despreocupado el espejo del conductor y sus facciones cambiaron amargamente cuando tomó a su hija desprevenida, soltando una solitaria pero muy dolorosa lágrima. Erin, que iba a su lado, lo observó con ese optimismo que siempre la llenaba, pero algo en ella pudo notar la preocupación de su esposo. El Sr. Harrison conservó el seño fruncido mirando hacia adelante, y estaba sumergido en sus pensamientos cuando Erin acarició su brazo. El gesto fue respondido con una mirada tranquilizadora, él podía entender lo que ella quería decirle. Quería convencerlo, con esos ojos miel, de que todo lo que estaban haciendo no era tan malo, que a la larga iba a ser beneficioso para todos.
Él había tratado de convencerse de lo mismo durante todo el verano.
Finalmente, Kaylee pudo reconocer a través del cristal del auto, la gran casona que le habían prometido y había conocido solo mediante fotos.
No era demasiado grande, o al menos no para el ostentoso gusto que tenían sus padres. Sin embargo, para dos personas, el espacio sobraba. Un nudo se formó en el estómago de ella al darse cuenta, nuevamente, de lo que comenzaría a vivir a partir de hoy. Desde afuera, podía verse casi acogedora, demasiado familiar para las circunstancias. Pintada de un color limón muy suave, con columnas blancas y un hermoso porch en la entrada. Se imaginaba el tapete con la palabra Bienvenidos escrita en él. En la planta baja se podía apreciar la ancha puerta de madera de algarrobo, con dos ventanas a sus costados. Mientras que en la planta alta, otros dos ventanales más, y un amplio balcón en el medio.
Desde donde el auto de los Harrison había estacionado no se llegaba a ver el patio trasero, pero coincidiendo con el resto de la casa, podía imaginarlo perfectamente.
El viento la golpeó fríamente al bajar de auto, así mismo su realidad. Sintió vértigo al caminar a la par de sus padres, que conversaban de cosas triviales, planeando su vida tal y como lo habían hecho desde que nació. El Sr. Harrison, sacó unas relucientes llaves de su bolsillo, pero justo antes de abrir la puerta, el Sr. Tomlinson se presentó delante de él, con una sonrisa invitándolos a pasar.
―¡Phill! ¡Erin! Qué suerte que llegaron, los estábamos esperando. Pasen, pasen. ―Kaylee evitó el sentirse ofendida porque su suegro omitió el recordar que ella estaba ahí. Cuando los “adultos” se pusieron a hablar, ella se dedicó a recorrer la casa. Tal y como esperaba que fuera: acogedora, hermosa y a su vez modesta. Regresando al hall, un recuerdo la hizo caer en cuenta del momento y como un balde de agua fría. ¿”Los estábamos esperando”…?
―Kaylee, querida, es tiempo de que nos vayamos. ―Los ojos de ella parecieron salir de su lugar, cuando comprendió de que Louis estaba por allí, en un lugar de la casa, y que ya era tiempo de que enfrentaran el incómodo silencio y la soledad. Pero ¿Tan rápido? Sin saber por cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos, saludó a su madre y a su padre, que no dejaban de repetir instrucciones, mientras que el Sr. Tomlinson solo tenía una sonrisa de ansiedad mientras decía “Los dejaremos solos, para que se conozcan bien.”
―Pe-pero… ―Su madre cerró la puerta frente a su cara, dejándola encerrada dentro, de alguna manera. No había preocupaciones extras que la abatieran. Ni los muebles que no reconocía, ni la ropa que ya habían guardado en su placard, ni la comida que debían cenar a la noche, ni el hecho de que no sabía cuándo iba a encontrarse de nuevo con sus padres, aunque seguramente pronto.
Reposó la frente en la puerta y suspiró para sí misma, sacando todos los sentimientos de pánico que comenzaban a nublar sus pensamientos racionales. Ella estaba lista para esto, siempre lo estuvo, siempre lo supo, y tenía que enfrentar las cosas como la mujer en la que se estaba convirtiendo. Debería adaptarse a los hechos y ponerse al tanto del correr de su destino, después de todo no podía ser tan malo.
bless.
Re: If you want } LT.
Que momentos más incomodas van a pasar, sos. No sé como los padres pueden hacer eso, jdr. Síguela pronto, un beso x
Shelley
Re: If you want } LT.
Nueva lectora
.Tu novela me ha encantado. Tienes una manera única de escribir, que me encanta. Y la historia suele ser increíble. Me atrapo desde que la vi por ahí.
Mi nombre es Azul, me puedes decir como se te pegue la gana (:
Invitado
Invitado
Re: If you want } LT.
¡Hola!
Amo lo poco que he leído de tu novela.
Puedes considerarme tu nueva lectora y mi nombre es Nikole.
¡Síguela!
whaatever.
Re: If you want } LT.
Ni lo dudes, jaj. Gracias por leer y comentar, pronto la sigo ¡Besos!Shelley escribió:Que momentos más incomodas van a pasar, sos. No sé como los padres pueden hacer eso, jdr. Síguela pronto, un beso x
bless.
Re: If you want } LT.
¡Bienvenida, Azul! Me alegra que te haya gustado el fic, me halaga mucho que te hayas pasado a comentar ¡Gracias por leer! Luego la sigo, besos.<33KARG escribió: Nueva lectora.
Tu novela me ha encantado. Tienes una manera única de escribir, que me encanta. Y la historia suele ser increíble. Me atrapo desde que la vi por ahí.
Mi nombre es Azul, me puedes decir como se te pegue la gana (:
bless.
Re: If you want } LT.
¡Hola Nikole! Bienvenida seas qué bueno que te haya gustado, gracias por pasarte a leer y comentar. Espero verte seguido por acá, muchos besoswhaatever. escribió:¡Hola!Amo lo poco que he leído de tu novela.Puedes considerarme tu nueva lectora y mi nombre es Nikole.¡Síguela!
bless.
Re: If you want } LT.
CAPITULO 2.
Reciprocidad.
Estaba finalmente aquí. Podía sentir sus pasos subiendo por la escalera. Inmediatamente se puso nervioso, tirando abajo todo plan de compostura que había creado en su mente previamente al reencuentro con su nueva esposa. Estaba poniendo todo de sí para parecer lo más normal y no espantarla demasiado, pero la verdad era que la situación era espantosa.
Volvió su tarea de doblar y acomodar la ropa. El calor le subía por la espina dorsal a pesar de lo fría que estaba la habitación para él. Por supuesto, nada parecida a lo que estaba acostumbrado. Es decir, ¿Cómo podría? Era una habitación matrimonial. A juzgar por el resto de las habitaciones, al parecer todos planeaban que pronto la pareja feliz diera sus frutos y ¿Quién sabe? ¿Un hijo o dos? La cara se le crispó en ese momento, justo a tiempo para escuchar los golpes en la puerta.
Giró a verla, de anticipación sabía que era Kaylee. Suspiró y trató de sonreír, aunque fue algo más parecido a una mueca sarcástica, por lo que se volvió a girar e intentó calmarse. Él solo se había guiado por un camino sinuoso de conjeturas y especulaciones, que ahora no lo dejaban en paz. Se arregló la camisa mientras Kaylee observaba la habitación, ajena a él. No dijeron nada luego del tímido "hola" que ella pronunció. Una vez calmado, intentó hablar.
―Nada mal, ¿eh? ―Esta vez estuvo seguro de que su sonrisa se mostró convincente. Aun así, no tuvo el efecto que esperaba, puesto que solo recibió una mirada acusadora de parte de la rubia.
―¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¿Tan feliz? ¿Es que no te das cuenta, Louis, que acaban de arruinar nuestras vidas? ―Lo miró incrédula al momento que Louis bufaba. ¿Tranquilo? ¿Te aprezco tranquilo? Miró a Kaylee como niño que había sido retado por su madre, pero ella no resistió mucho tiempo más antes de decaer. Inmediatamente Louis se levantó para traerla consigo y sentarla en la cama. No sabía muy bien qué decir, Kaylee tapó su cara con sus manos mientras derrochaba frustración.
―¿Sabes? ―Apartó su mirada de ella y pensó bien sus palabras. Kaylee se mostró interesada en recibir su ayuda, alguna palabra que la ayudase a seguir con aquello. ―Creo que ambos podemos estar seguros que duraremos así por un tiempo, es decir, esta no es la situación exacta de dos personas que se conocen, se enamoran y luego se casan, pero... ―Kaylee estaba más tensa todavía y Louis lo notó. Carraspeó con incomodidad antes de proseguir. ―Kaylee, esto es inevitable. Yo me resigné hace varios días. Y de veras estoy tratando de que este matrimonio de mentira sea lo menos desagradable para ti. ―La miró directamaente a los ojos buscando comprensión.
»Sé exactamente lo que sientes, ¡Soy la otra mitad de esta pareja! Y estoy en las mismas condiciones que tú, sin embargo, me considero un caballero, y si mi esposa no puede estar enamorada de mí, al menos intentaré que me tome cariño. ―Espero otra mala reacción y fue sorprendido por una débil sonrisa en el rostro de la oji-avellana. ―Cómo mínimo que te caiga bien. ―Esta vez su sonrisa fue una pequeña carcajada. ―Quiero hacer feliz a mi esposa, quiero ser un buen esposo, ¿No habrá amor? Esta bien, pero cumpliré con mi trabajo y mientras lo hago, no me olvidaré de ti. En todo momento haré lo mejor para que esto funcione y que termine tan solo como debe terminar. ¿Te parece justo? ―Kaylee lo observó a los ojos durante unos segundos y asintió. Ambos soltaron un suspiro. La situación incómoda pasó a ser reemplazado por un aire de complicidad.
Se quedaron sentados en silencio, cada uno profundamente hundido en sus pensamientos. Era una lucha que ambos estaban dispuestos a ganar, pero como equipo. Kaylee cerró los ojos y mantuvo muy bien la compostura, al menos la peor parte había pasado: Enfretarse a Louis. Él no parecía tan idiota como suponía, así que espero que las cosas fueran un poco más fáciles.
―¿Y bien? ¿Qué cenaremos? ―Una ensanchada sonrisa se formó en el rostro de Louis, una sonrisa que se llevó todas sus intranquilidades y el aire en sus pulmones, también.
La cena había salido mejor de lo que esperaba. Como deseaba, pudieron conocer más el uno del otro esta vez en una conversación sincera que no había sido forzada por nadie. Como las criadas no comenzarían su trabajo hasta la mañana siguiente, Kaylee tuvo que empeñarse en cocinar lo mejor que sabía para su nuevo esposo. Charlaron bastante tiempo, y luego de quizás dos copas de vino, el ambiente se aligeró y las risas sonaban en la cocina.
Ahora el inconveniente era otro.
Louis estaba arriba, pero Kaylee no podía dejar de preocuparse. Miró por la ventana un cielo totalmente oscuro. No sabía si las estrellas estaban escondidas tras las nubes o es que simplemente no alumbrarían su noche esta vez. Sintió un vacío en el pecho, una falta de sentimiento en cada una de sus acciones y se sintió fatal. Acto que fue sustituído por su perseverancia, cualquier malestar se lo llevó la brisa fresca que traspasaba las cortinas. Miró el reloj, era la hora de dormir. Supuso que tendrían que compartir una cama, y eso ya la estaba haciendo sufrir.
Con pasos arrastrados subió las escaleras. Al entrar en la habitación notó que Louis no estaba, en cambio una luz se filtraba por debajo de la puerta del baño. Algo llamó su atención, y fue las mantas y almohadones acomodados en el sillón de cuero al lado de la ventana. ¿Él pensaba dormir ahí?
―Hey, ¿Estás lista? ―Su voz sonó insinuadora y no supo si rió por los nervios o porque simplemente le causo gracia.
―Tú... ¿Vas a dormir ahí? ―Se arrepintió por sonar casi decepcionada, en realidad se sentía sorprendida. Señalo el sillón y todas las mantas con la cabeza. Louis miró su almohada y luego la cama. ¡Era demasiado obvio! Ni siquiera debió haber preguntado.
―No lo harás tú, ¿O si? ―Pudo haber sido sarcástico, pero en realidad fue divertido. Kaylee rió y negó con la cabeza, su sonrisa fue correspondida por él.
―Me prepararé para la cama. ―Kaylee murmuró mientras entraba en el cuarto de baño. Una vez vestida con su camisón y su bata, volvió a la cama. Se fijó en Louis, que estaba tapado hasta la cintura, sentado y leyendo. Lo imitó metiéndose bajo las sábanas frías. La cama era demasiado grande para ella sola. Luego de que el castaño dejara su libro a un lado Kaylee le deseó buenas noches.
―Buenas noches, querida. ―Sonrisas y miradas perspicases flotaron en la habitación. Kaylee apagó la luz y suspiró. Luego, en medio de tortuoso silencio, escuchó el suspiro de Louis. Nuevamente se giró y soltó otro suspiro.
Aquel silencio parecía ruido que atormentaba sus oídos. Lo único que se oía además de los grillos era a Louis moviendose constantemente en el sillón. Debe estar muy incómodo. Pensó ella. Por supuesto, un sillón de cuero tan duro no se hizo para dormir sino para pasarse unos minutos leyendo. Los bajísimos pero audibles quejidos de Lou solo empeoraban las cosas. Kaylee comenzó a sentirse verdaderamente mal por, de alguna manera, obligarlo a dormir allí. Pero luego pensó en el hecho de que ella se había dispuesto dormir en la misma cama que él, sin oponerse. Y fue Louis el que la sorprendió cumpliendo un deseo que no había admitido.
En medio de otro movimiento en el sillón, encendió la luz.
―¿Qué haces ahí? ―Se atrevió a preguntar. Ahora con el cabello más despeinado y los ojos entrecerrados, Louis la miró como si estuviera loca.
―Yo... intento dormir.
―Esta es tu cama, ¿Sabías? La pusieron aquí para ti. ―Louis no comprendía nada, y Kaylee solo quería actuar antes de arrepentirse. ―Entonces no veo porqué duermes en un sillón, teniendo tu cama.
Louis se sentó lentamente con inseguridad, intentando creer en aquello que Kaylee le decía. Ella solo hizo una cara de "¿No es obvio?" y le señaló el espacio vacío. Louis tomó su almohada y se acostó luego de que Kaylee viajara hasta el otro extremo de la cama, muy pegada al borde. Se sintió plenamente agradecido cuando disfrutó de la comodidad, casi como si el cuerpo de su nueva esposa no estuviera allí. Kaylee apagó la luz y no volvieron a sentir otro sonido además de sus acompasadas respiraciones.
―¿Kaylee?
―¿Sí?
―Gracias, querida.
Ella sonrió para sus adentros y se durmió con aquella sensacion satisfactoria en su interior.
Estaba finalmente aquí. Podía sentir sus pasos subiendo por la escalera. Inmediatamente se puso nervioso, tirando abajo todo plan de compostura que había creado en su mente previamente al reencuentro con su nueva esposa. Estaba poniendo todo de sí para parecer lo más normal y no espantarla demasiado, pero la verdad era que la situación era espantosa.
Volvió su tarea de doblar y acomodar la ropa. El calor le subía por la espina dorsal a pesar de lo fría que estaba la habitación para él. Por supuesto, nada parecida a lo que estaba acostumbrado. Es decir, ¿Cómo podría? Era una habitación matrimonial. A juzgar por el resto de las habitaciones, al parecer todos planeaban que pronto la pareja feliz diera sus frutos y ¿Quién sabe? ¿Un hijo o dos? La cara se le crispó en ese momento, justo a tiempo para escuchar los golpes en la puerta.
Giró a verla, de anticipación sabía que era Kaylee. Suspiró y trató de sonreír, aunque fue algo más parecido a una mueca sarcástica, por lo que se volvió a girar e intentó calmarse. Él solo se había guiado por un camino sinuoso de conjeturas y especulaciones, que ahora no lo dejaban en paz. Se arregló la camisa mientras Kaylee observaba la habitación, ajena a él. No dijeron nada luego del tímido "hola" que ella pronunció. Una vez calmado, intentó hablar.
―Nada mal, ¿eh? ―Esta vez estuvo seguro de que su sonrisa se mostró convincente. Aun así, no tuvo el efecto que esperaba, puesto que solo recibió una mirada acusadora de parte de la rubia.
―¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¿Tan feliz? ¿Es que no te das cuenta, Louis, que acaban de arruinar nuestras vidas? ―Lo miró incrédula al momento que Louis bufaba. ¿Tranquilo? ¿Te aprezco tranquilo? Miró a Kaylee como niño que había sido retado por su madre, pero ella no resistió mucho tiempo más antes de decaer. Inmediatamente Louis se levantó para traerla consigo y sentarla en la cama. No sabía muy bien qué decir, Kaylee tapó su cara con sus manos mientras derrochaba frustración.
―¿Sabes? ―Apartó su mirada de ella y pensó bien sus palabras. Kaylee se mostró interesada en recibir su ayuda, alguna palabra que la ayudase a seguir con aquello. ―Creo que ambos podemos estar seguros que duraremos así por un tiempo, es decir, esta no es la situación exacta de dos personas que se conocen, se enamoran y luego se casan, pero... ―Kaylee estaba más tensa todavía y Louis lo notó. Carraspeó con incomodidad antes de proseguir. ―Kaylee, esto es inevitable. Yo me resigné hace varios días. Y de veras estoy tratando de que este matrimonio de mentira sea lo menos desagradable para ti. ―La miró directamaente a los ojos buscando comprensión.
»Sé exactamente lo que sientes, ¡Soy la otra mitad de esta pareja! Y estoy en las mismas condiciones que tú, sin embargo, me considero un caballero, y si mi esposa no puede estar enamorada de mí, al menos intentaré que me tome cariño. ―Espero otra mala reacción y fue sorprendido por una débil sonrisa en el rostro de la oji-avellana. ―Cómo mínimo que te caiga bien. ―Esta vez su sonrisa fue una pequeña carcajada. ―Quiero hacer feliz a mi esposa, quiero ser un buen esposo, ¿No habrá amor? Esta bien, pero cumpliré con mi trabajo y mientras lo hago, no me olvidaré de ti. En todo momento haré lo mejor para que esto funcione y que termine tan solo como debe terminar. ¿Te parece justo? ―Kaylee lo observó a los ojos durante unos segundos y asintió. Ambos soltaron un suspiro. La situación incómoda pasó a ser reemplazado por un aire de complicidad.
Se quedaron sentados en silencio, cada uno profundamente hundido en sus pensamientos. Era una lucha que ambos estaban dispuestos a ganar, pero como equipo. Kaylee cerró los ojos y mantuvo muy bien la compostura, al menos la peor parte había pasado: Enfretarse a Louis. Él no parecía tan idiota como suponía, así que espero que las cosas fueran un poco más fáciles.
―¿Y bien? ¿Qué cenaremos? ―Una ensanchada sonrisa se formó en el rostro de Louis, una sonrisa que se llevó todas sus intranquilidades y el aire en sus pulmones, también.
***
La cena había salido mejor de lo que esperaba. Como deseaba, pudieron conocer más el uno del otro esta vez en una conversación sincera que no había sido forzada por nadie. Como las criadas no comenzarían su trabajo hasta la mañana siguiente, Kaylee tuvo que empeñarse en cocinar lo mejor que sabía para su nuevo esposo. Charlaron bastante tiempo, y luego de quizás dos copas de vino, el ambiente se aligeró y las risas sonaban en la cocina.
Ahora el inconveniente era otro.
Louis estaba arriba, pero Kaylee no podía dejar de preocuparse. Miró por la ventana un cielo totalmente oscuro. No sabía si las estrellas estaban escondidas tras las nubes o es que simplemente no alumbrarían su noche esta vez. Sintió un vacío en el pecho, una falta de sentimiento en cada una de sus acciones y se sintió fatal. Acto que fue sustituído por su perseverancia, cualquier malestar se lo llevó la brisa fresca que traspasaba las cortinas. Miró el reloj, era la hora de dormir. Supuso que tendrían que compartir una cama, y eso ya la estaba haciendo sufrir.
Con pasos arrastrados subió las escaleras. Al entrar en la habitación notó que Louis no estaba, en cambio una luz se filtraba por debajo de la puerta del baño. Algo llamó su atención, y fue las mantas y almohadones acomodados en el sillón de cuero al lado de la ventana. ¿Él pensaba dormir ahí?
―Hey, ¿Estás lista? ―Su voz sonó insinuadora y no supo si rió por los nervios o porque simplemente le causo gracia.
―Tú... ¿Vas a dormir ahí? ―Se arrepintió por sonar casi decepcionada, en realidad se sentía sorprendida. Señalo el sillón y todas las mantas con la cabeza. Louis miró su almohada y luego la cama. ¡Era demasiado obvio! Ni siquiera debió haber preguntado.
―No lo harás tú, ¿O si? ―Pudo haber sido sarcástico, pero en realidad fue divertido. Kaylee rió y negó con la cabeza, su sonrisa fue correspondida por él.
―Me prepararé para la cama. ―Kaylee murmuró mientras entraba en el cuarto de baño. Una vez vestida con su camisón y su bata, volvió a la cama. Se fijó en Louis, que estaba tapado hasta la cintura, sentado y leyendo. Lo imitó metiéndose bajo las sábanas frías. La cama era demasiado grande para ella sola. Luego de que el castaño dejara su libro a un lado Kaylee le deseó buenas noches.
―Buenas noches, querida. ―Sonrisas y miradas perspicases flotaron en la habitación. Kaylee apagó la luz y suspiró. Luego, en medio de tortuoso silencio, escuchó el suspiro de Louis. Nuevamente se giró y soltó otro suspiro.
Aquel silencio parecía ruido que atormentaba sus oídos. Lo único que se oía además de los grillos era a Louis moviendose constantemente en el sillón. Debe estar muy incómodo. Pensó ella. Por supuesto, un sillón de cuero tan duro no se hizo para dormir sino para pasarse unos minutos leyendo. Los bajísimos pero audibles quejidos de Lou solo empeoraban las cosas. Kaylee comenzó a sentirse verdaderamente mal por, de alguna manera, obligarlo a dormir allí. Pero luego pensó en el hecho de que ella se había dispuesto dormir en la misma cama que él, sin oponerse. Y fue Louis el que la sorprendió cumpliendo un deseo que no había admitido.
En medio de otro movimiento en el sillón, encendió la luz.
―¿Qué haces ahí? ―Se atrevió a preguntar. Ahora con el cabello más despeinado y los ojos entrecerrados, Louis la miró como si estuviera loca.
―Yo... intento dormir.
―Esta es tu cama, ¿Sabías? La pusieron aquí para ti. ―Louis no comprendía nada, y Kaylee solo quería actuar antes de arrepentirse. ―Entonces no veo porqué duermes en un sillón, teniendo tu cama.
Louis se sentó lentamente con inseguridad, intentando creer en aquello que Kaylee le decía. Ella solo hizo una cara de "¿No es obvio?" y le señaló el espacio vacío. Louis tomó su almohada y se acostó luego de que Kaylee viajara hasta el otro extremo de la cama, muy pegada al borde. Se sintió plenamente agradecido cuando disfrutó de la comodidad, casi como si el cuerpo de su nueva esposa no estuviera allí. Kaylee apagó la luz y no volvieron a sentir otro sonido además de sus acompasadas respiraciones.
―¿Kaylee?
―¿Sí?
―Gracias, querida.
Ella sonrió para sus adentros y se durmió con aquella sensacion satisfactoria en su interior.
bless.
Re: If you want } LT.
Me encanto el capítulo, aunque te tardaste un poco.
Pero el capítulo fue muy mono y eso compeza todo.
Espero que la sigas.
—AZUL
Invitado
Invitado
Re: If you want } LT.
Al final no fue tan incomodo como yo pensaba xd. Louis es un amor, sos. Síguela pronto, un beso x
Shelley
Re: If you want } LT.
Me tardé un mundo, perdón Pero pensé que nadie leería el fic, hasta que me resigné a escribir aunque nadie lo leyera. Me alegro que sigas acá, qué bueno que te haya gustado. Estoy ansiosa por seguir escribiendo, beso<333KARG escribió:
Me encanto el capítulo, aunque te tardaste un poco.
Pero el capítulo fue muy mono y eso compeza todo.
Espero que la sigas.
—AZUL
bless.
Re: If you want } LT.
¿De verdad? ¡A mí me costó mucho imaginarme la escena! En verdad lo es, pronto la sigo, besos<333333333Shelley escribió:Al final no fue tan incomodo como yo pensaba xd. Louis es un amor, sos. Síguela pronto, un beso x
bless.
Re: If you want } LT.
ASDFGHJKLÑ.
Cada vez amo más y más a Louis.
Ya sea ficticio o real.
¡Síguela por favor!
whaatever.
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