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NUEVA NOVELA "“Descubriendo el amor” (Joe & Tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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NUEVA NOVELA "“Descubriendo el amor” (Joe & Tú)
Hola chicas, soy nueva en este foro, les quiero compartir esta novela que me gusto mucho, NO ES MÍA pero la verdad esta muy linda, espero les guste, les tengo muchas novelas más pero las pondré de una por una, bueno disfruten, les dejo la sinopsis y el primer capitulo, Bienvenidas.
Nombre: "Descubriendo el amor"
Autor: No lo sé
Adaptación: Si
Genero: Drama y Romance
Advertencias: algunas partes vienen partes contienen escenas intimas
Otras páginas: http://jobroslatinoamerica.forosactivos.net/u408
Sinopsis
Nombre: "Descubriendo el amor"
Autor: No lo sé
Adaptación: Si
Genero: Drama y Romance
Advertencias: algunas partes vienen partes contienen escenas intimas
Otras páginas: http://jobroslatinoamerica.forosactivos.net/u408
Sinopsis
_______ se quedó huérfana, y los dos hermanos Jonas (Joseph y Nicholas) se han convertido en sus tutores, pues sus padres estaban comprometidos para casarse, cuando sufrieron un accidente mortal.
Pero con el paso del tiempo _______se ha convertido en una mujer y se ha enamorado de Joe. Este aún la ve como una chiquilla, aunque ¿porqué no deja que salga con otros chicos y tenga su propia vida? ¿Son celos?
Última edición por Joelicious el Miér 26 Nov 2014, 11:40 pm, editado 2 veces
Joelicious
“Descubriendo el amor” - Capitulo 1
_______ miró inquieta una vez más por encima del hombro mientras aguardaba su turno en la cola de la taquilla. Había logrado salir de casa diciéndole a Nick que iba a ver una exposición de arte, y Joe, gracias a Dios, estaba fuera comprando ganado y regresaría tarde. Cuando descubriera dónde había estado se pondría furioso, se dijo ______ sin poder reprimir que una sonrisa de satisfacción por su astucia.
Y desde luego hacía falta una gran dosis de astucia para engañar a Joseph Joas. Nick, su hermano mayor, y él se habían convertido en sus tutores legales cuando ella solo tenía quince años. Podría haber sido sus hermanastros, pero un desgraciado accidente de coche había segado la vida del padre de ellos y de la madre de _______ solo dos días antes de la boda.
_______ no tenía más familia, así que Joe había propuesto que Nick y él podían ocuparse de la inconsolable adolescente, _________ Clark. Y así lo hicieron. ________, naturalmente, se sentía muy agradecida hacia ambos, pero la irritaba sobremanera el hecho de que Joe fuese incapaz de darse cuenta de que se había convertido en una mujer.
La joven dejó escapar un profundo suspiro. Sí, aquel era el problema. Eso, y que se había obsesionado con protegerla del mundo exterior, hasta tal punto, que durante los últimos cuatro meses había sido casi una odisea para ella acudir a una simple cita.
Estaba llegando a extremos tan surrealistas, que incluso a Nick, que raramente se reía, se le veía reprimir una sonrisa. A ________, sin embargo, no le hacía ninguna gracia, porque, para mayor desgracia suya, se había enamorado perdidamente de Joseph, y el fuerte y moreno vaquero solo la veía como a una chiquilla.
Sus intentos por demostrarle que había madurado, que ya era una mujer, habían resultado infructuosos: era imposible atravesar la dura coraza que lo rodeaba. _______ suspiró de nuevo. ¿Y cómo iba a hacer que se fijara en ella si ni siquiera sabía de qué modo podía atraerlo? Ya no era tan divertido como había sido años atrás, pero _______ sabía que con frecuencia era visto en los clubes nocturnos de San Antonio con alguna belleza sofisticada. Y ella muriendo de amor por él... ¡Qué cruel era la vida! Lo tenía bastante difícil, porque ella no era ni una belleza, ni tampoco sofisticada. Era solo una chica provinciana, una chica normal y corriente, por mucho que su figura fuera mejor que la de muchas otras jóvenes de su edad.
Por eso, tras darle muchas vueltas al asunto, había llegado a la conclusión de que, si quería que se diera cuenta de que existía, tendría que convertirse en una mujer sofisticada. Tal vez ir a un espectáculo de striptease masculino no fuera lo más indicado como primer paso a la sofisticación, pero en un lugar como Jacobsville no había muchas más opciones. Ser vista allí le demostraría a Joseph que no era la adolescente puritana que él quería que fuera. _______ volvió a esbozar una sonrisa de satisfacción al pensar en la cara que pondría cuando se lo contase algún vecino.
Se alisó la falda ajustada a sus caderas y la blusa color hueso que llevaba, observando su reflejo en el escaparate de la tienda que había junto a la taquilla. Se había recogido el largo y castaño cabello como solía hacer, pero si lo dejaba suelto, era uno de sus mayores encantos, ya que era ondulado, suave y abundante. Sus ojos, grandes y amielados, tampoco estaban mal; su piel tenía un tono cremoso; y sus labios no podían ser más perfectos. Sin embargo, si no se maquillaba con esmero, era simplemente una chica del montón. De hecho, sus senos eran más grandes de lo que le gustaría que fueran, y en su opinión sus piernas eran largas. En contraste con muchas de sus amigas, bajitas y de constitución delicada y femenina, se sentía tremendamente desgarbada.
Al menos la chaqueta de terciopelo burdeos le daba un aspecto algo mayor, y los ojos le brillaban de un modo inusual, probablemente por la pequeña travesura que estaba a punto de cometer. Una sonrisa sarcástica acudió a sus labios ante la palabra «travesura». En realidad no creía que hubiera nada de malo en ver un striptease masculino. De algún modo tenía que aprender ciertas cosas, y Joe desde luego no la ayudaba ahuyentando a los chicos con los que se citaba. Era muy estricto en ese sentido: solo le permitía salir con jóvenes de su edad, y encima se encargaba de hacerles los pertinentes comentarios acerca de la frecuencia con que limpiaba sus pistolas y rifles, y lo que pensaba de «divertirse» antes del matrimonio. Con un tutor así no era de extrañar que muchos de aquellos chicos no volvieran a pedirle salir.
El fresco aire de la noche hizo estremecer a _______. Aunque se encontraban al sur de Texas, era febrero y hacía bastante frío. Se arrebujó en su chaqueta y dirigió una sonrisa a otra joven que también tiritaba de frío en la cola del Grand Theater. Era el único teatro de Jacobsville, y lógicamente había ciertas reticencias por parte de los más conservadores del lugar ante la idea de permitir que un espectáculo así se celebrase allí, pero finalmente se había hecho, y había una larga cola de mujeres esperando para comprar su entrada y averiguar si aquellos hombres eran tan increíbles como se mostraban en los anuncios que habían colocado por todas partes.
Joe se moriría cuando se enterase de dónde había estado. Se le pondrían los pelos de punta y querría fulminarla con la mirada. Nick, en cambio, haría lo que siempre hacía, no decir nada ni a favor ni en contra, y esperar tranquilamente a que a su hermano se le pasara el enfado.
Los dos tenían un gran parecido físico, ambos altos, musculosos y de ojos oscuros, aunque Nick tenía el cabello casi más claro, y Joe era mucho más guapo. De hecho Nicholas tenía unos rasgos más duros, una personalidad muy reservada y, aunque se mostraba cortés con las damas, no salía con ninguna. Claro que todo el mundo sabía por qué: Madison Jacobs había rechazado su proposición de matrimonio años atrás.
Por aquel entonces, sin embargo, antes de que el buen hacer de Nicholas y la intuición de Joseph para el comercio los catapultara al éxito con una nave para engorde de ganado; los Jonas eran bastante pobres. La familia de Madison, por el contrario, era muy rica, y se extendió el rumor de lo había rechazado porque lo consideraba inferior a ella. Cierto o no, aquello había herido tremendamente a Nicholas y a su corazón. _______ no acababa de comprenderlo. Parecía una mujer tan agradable... Y su hermano Tyler también.
Las dos mujeres que iban delante de ella en la cola se retiraban ya, y ______ se apresuró a sacar el monedero de la chaqueta, pero justo antes de que pudiera llegar a la taquilla, alguien la agarró con fuerza de la muñeca y la arrastró a un lado.
—¡Eh!
—Ya me había parecido a mí que conocía esta chaqueta... —murmuró una voz profunda.
______ alzó la mirada incrédula al reconocerla. ¡Joseph! ¿Por qué estaba allí? Había un sutil brillo de ira en sus ojos.
—Hice bien en pasar por aquí de camino a casa. ¿Dónde está Nicholas? ¿Sabe que estás aquí?
—Le dije que iba a una exposición de arte —contestó ______.
Al ver que Joe enarcaba una ceja incrédulo, añadió con picardía—: Bueno, en cierto modo es una exposición de arte, solo que las estatuas masculinas están vivas...
—Por amor de Dios... —fue la respuesta de Joe. Se quedó mirando un momento a las mujeres que hacían cola y tiró de la muñeca de ______ hacia su Jaguar blanco—. Vamos.
—No pienso irme a casa —replicó ella parándose en seco y luchando por zafarse de su agarrón. Le encantaba desafiarlo—. Voy a comprar un ticket y voy a entrar ahí —le aseguró soltándose y girándose.
Joe, sin embargo, no estaba de humor para seguir con aquella discusión, y la tomó en brazos para llevarla al coche.
—¡Joseph! —chilló _______ al sentirse alzada en volandas.
—Es increíble que no pueda salir del estado ni un día sin que hagas una locura —murmuró él—. Recuerdo que la última vez que tuve que ausentarme por negocios te encontré a mi regreso a punto de marcharte al lago Tahoe con esa Misty Davies.
—Oh, sí, y me encantó: echaste a perder mí fin de semana esquiando. Muchas gracias —masculló ella ásperamente.
Enfadada como estaba, no lo admitiría ni aunque le pusieran una pistola en la sien, pero lo cierto era que estar en sus brazos era como estar en el séptimo cielo. Además, la calidez de su aliento en el rostro le estaba
provocando un cosquilleo por todo el cuerpo que nunca antes había experimentado.
—Si no recuerdo mal... os acompañaban dos universitarios —apuntó Joe con sarcasmo.
—¿Y qué pasa con mi coche? —replicó ________—. Lo tengo aparcado calle abajo. ¿No querrás que lo deje aquí?
—¿Por qué no? Dudo mucho que nadie vaya a intentar robar ese juguete —contestó él. Su rostro permaneció impasible, pero el ligero peso y calor corporal de ______ empezaban a resultarle algo turbadores.
—No te metas con mi coche —protestó _______. Estaba comenzando a sentirse mareada por el olor de su colonia—. Puede que sea pequeño, pero es un buen coche.
—Si hubiera ido yo contigo al concesionario en vez de Nicholas te aseguro que no te habrías comprado ese coche —le contestó él al momento—. Es increíble lo consentida que te tiene. Tenía que haberse casado con Madison y haber tenido un montón de niños para malcriarlos como le viniera en gana. Ese condenado coche tuyo deportivo no es nada seguro.
—Pues es mío y me gusta, y además estoy pagándolo a plazos —repuso ella.
Joe buscó los ojos de ________.
—Disfrutas haciendo cosas que me fastidian, ¿verdad? —murmuró bajando deliberadamente la mirada hacia los labios de la joven.
_______ apenas podía respirar, pero no iba a dejarse intimidar, no por él. No podía permitir que se diera cuenta
del efecto que tenía sobre ella.
—Tengo casi veintiún años —le recordó. Joe la miró otra vez, con cierto sarcasmo. —No haces más que decirme eso —le contestó con aspereza—, y luego en cambio estás haciendo siempre chiquilladas como la de hoy.
—¿Qué tiene de malo que quiera hacer cosas de adultos? —farfulló ella—. A este paso nunca me enteraré de cómo va el mundo. Parece que quisieras que fuera virgen toda mi vida.
—Oh, se trata de eso... Pues si insistes en venir a este tipo de locales, desde luego no te durará mucho esa condición beatífica —replicó él enfadado.
Lo ponía nervioso cuando hablaba de ese modo. Además, llevaba meses con la misma candaleta, y no le parecía que el problema estuviera solucionándose, sino todo lo contrario. Apretó el paso, pisando furioso los adoquines de la acera.
A _______ le divertía verlo así. Llevaba puesto un traje oscuro, y su viejo e inseparable sombrero texano. ¿Podía existir un hombre más perfecto?, se dijo la joven, ¿más masculino? Así, enfadado, le parecía todavía más sexy. Sin embargo, se había propuesto no dejarle entrever sus sentimientos, por lo que, como de costumbre, recurrió a los sarcasmos para despistarlo.
—Estás de mal humor, ¿eh? —lo picó con voz dulce.
La expresión de Joe se endureció más, pero _______ esbozó una nueva sonrisa de satisfacción. Le encantaba hacerlo rabiar. Aunque probablemente llevaba años haciéndolo de un modo inconsciente, no se había dado cuenta de ello hasta las últimas semanas. Sí, se divertía provocarlo y observar sus reacciones.
—Ya soy mayor. Me gradué en la escuela de comercio el año pasado y estoy trabajando como secretaria en las oficinas de la nave...
—No he sufrido un ataque repentino de amnesia, ______. Fui yo quien te pagó todos los cursos y también fui yo quien te dio el trabajo —le respondió Joe calmadamente.
Había llegado junto al coche. Joe la dejó en el suelo, abrió la puerta del copiloto e hizo un gesto para que entrara y se sentara
—Es verdad, fuiste tú —asintió ______, sonriéndole con malicia mientras tomaba asiento.
Joe le cerró la puerta de un golpe y rodeó el vehículo. Cuando se sentó junto a ella, hubo una muda violencia en el modo en que rugió el coche blanco al arrancarlo, en cómo se alejó de un volantazo de la acera, y en cómo bajó la calle principal a toda velocidad.
—_______, no puedo creer que estuvieras dispuesta a pagar dinero por ver a unos cuantos tipos quitarse la ropa —masculló.
—Me parece más divertido que dejarles que me quiten la mía —contestó ella con humor—. Y creo que tú debes opinar lo mismo cuando te pones histérico cada vez que intento tener una cita con un hombre con un mínimo de experiencia.
Joe frunció el ceño. Era verdad. Le ponía furioso la idea de que un hombre pudiera aprovecharse de _______.
No quería que la tocaran.
—Ya puedes jurarlo. Si un hombre tratara de desabrocharte un solo botón, le daría una paliza.
— ¡Mi pobre futuro marido! —suspiró _______—. No quiero ni pensarlo. Imagínatelo, llamando a la policía en nuestra noche de bodas...
—Eres demasiado joven como para hablar siquiera de casarte —repuso Joe.
—Dentro de tres meses cumpliré los veintiuno. Esa es la edad que tenía mi madre cuando me tuvo a mí —le recordó la joven.
Y desde luego hacía falta una gran dosis de astucia para engañar a Joseph Joas. Nick, su hermano mayor, y él se habían convertido en sus tutores legales cuando ella solo tenía quince años. Podría haber sido sus hermanastros, pero un desgraciado accidente de coche había segado la vida del padre de ellos y de la madre de _______ solo dos días antes de la boda.
_______ no tenía más familia, así que Joe había propuesto que Nick y él podían ocuparse de la inconsolable adolescente, _________ Clark. Y así lo hicieron. ________, naturalmente, se sentía muy agradecida hacia ambos, pero la irritaba sobremanera el hecho de que Joe fuese incapaz de darse cuenta de que se había convertido en una mujer.
La joven dejó escapar un profundo suspiro. Sí, aquel era el problema. Eso, y que se había obsesionado con protegerla del mundo exterior, hasta tal punto, que durante los últimos cuatro meses había sido casi una odisea para ella acudir a una simple cita.
Estaba llegando a extremos tan surrealistas, que incluso a Nick, que raramente se reía, se le veía reprimir una sonrisa. A ________, sin embargo, no le hacía ninguna gracia, porque, para mayor desgracia suya, se había enamorado perdidamente de Joseph, y el fuerte y moreno vaquero solo la veía como a una chiquilla.
Sus intentos por demostrarle que había madurado, que ya era una mujer, habían resultado infructuosos: era imposible atravesar la dura coraza que lo rodeaba. _______ suspiró de nuevo. ¿Y cómo iba a hacer que se fijara en ella si ni siquiera sabía de qué modo podía atraerlo? Ya no era tan divertido como había sido años atrás, pero _______ sabía que con frecuencia era visto en los clubes nocturnos de San Antonio con alguna belleza sofisticada. Y ella muriendo de amor por él... ¡Qué cruel era la vida! Lo tenía bastante difícil, porque ella no era ni una belleza, ni tampoco sofisticada. Era solo una chica provinciana, una chica normal y corriente, por mucho que su figura fuera mejor que la de muchas otras jóvenes de su edad.
Por eso, tras darle muchas vueltas al asunto, había llegado a la conclusión de que, si quería que se diera cuenta de que existía, tendría que convertirse en una mujer sofisticada. Tal vez ir a un espectáculo de striptease masculino no fuera lo más indicado como primer paso a la sofisticación, pero en un lugar como Jacobsville no había muchas más opciones. Ser vista allí le demostraría a Joseph que no era la adolescente puritana que él quería que fuera. _______ volvió a esbozar una sonrisa de satisfacción al pensar en la cara que pondría cuando se lo contase algún vecino.
Se alisó la falda ajustada a sus caderas y la blusa color hueso que llevaba, observando su reflejo en el escaparate de la tienda que había junto a la taquilla. Se había recogido el largo y castaño cabello como solía hacer, pero si lo dejaba suelto, era uno de sus mayores encantos, ya que era ondulado, suave y abundante. Sus ojos, grandes y amielados, tampoco estaban mal; su piel tenía un tono cremoso; y sus labios no podían ser más perfectos. Sin embargo, si no se maquillaba con esmero, era simplemente una chica del montón. De hecho, sus senos eran más grandes de lo que le gustaría que fueran, y en su opinión sus piernas eran largas. En contraste con muchas de sus amigas, bajitas y de constitución delicada y femenina, se sentía tremendamente desgarbada.
Al menos la chaqueta de terciopelo burdeos le daba un aspecto algo mayor, y los ojos le brillaban de un modo inusual, probablemente por la pequeña travesura que estaba a punto de cometer. Una sonrisa sarcástica acudió a sus labios ante la palabra «travesura». En realidad no creía que hubiera nada de malo en ver un striptease masculino. De algún modo tenía que aprender ciertas cosas, y Joe desde luego no la ayudaba ahuyentando a los chicos con los que se citaba. Era muy estricto en ese sentido: solo le permitía salir con jóvenes de su edad, y encima se encargaba de hacerles los pertinentes comentarios acerca de la frecuencia con que limpiaba sus pistolas y rifles, y lo que pensaba de «divertirse» antes del matrimonio. Con un tutor así no era de extrañar que muchos de aquellos chicos no volvieran a pedirle salir.
El fresco aire de la noche hizo estremecer a _______. Aunque se encontraban al sur de Texas, era febrero y hacía bastante frío. Se arrebujó en su chaqueta y dirigió una sonrisa a otra joven que también tiritaba de frío en la cola del Grand Theater. Era el único teatro de Jacobsville, y lógicamente había ciertas reticencias por parte de los más conservadores del lugar ante la idea de permitir que un espectáculo así se celebrase allí, pero finalmente se había hecho, y había una larga cola de mujeres esperando para comprar su entrada y averiguar si aquellos hombres eran tan increíbles como se mostraban en los anuncios que habían colocado por todas partes.
Joe se moriría cuando se enterase de dónde había estado. Se le pondrían los pelos de punta y querría fulminarla con la mirada. Nick, en cambio, haría lo que siempre hacía, no decir nada ni a favor ni en contra, y esperar tranquilamente a que a su hermano se le pasara el enfado.
Los dos tenían un gran parecido físico, ambos altos, musculosos y de ojos oscuros, aunque Nick tenía el cabello casi más claro, y Joe era mucho más guapo. De hecho Nicholas tenía unos rasgos más duros, una personalidad muy reservada y, aunque se mostraba cortés con las damas, no salía con ninguna. Claro que todo el mundo sabía por qué: Madison Jacobs había rechazado su proposición de matrimonio años atrás.
Por aquel entonces, sin embargo, antes de que el buen hacer de Nicholas y la intuición de Joseph para el comercio los catapultara al éxito con una nave para engorde de ganado; los Jonas eran bastante pobres. La familia de Madison, por el contrario, era muy rica, y se extendió el rumor de lo había rechazado porque lo consideraba inferior a ella. Cierto o no, aquello había herido tremendamente a Nicholas y a su corazón. _______ no acababa de comprenderlo. Parecía una mujer tan agradable... Y su hermano Tyler también.
Las dos mujeres que iban delante de ella en la cola se retiraban ya, y ______ se apresuró a sacar el monedero de la chaqueta, pero justo antes de que pudiera llegar a la taquilla, alguien la agarró con fuerza de la muñeca y la arrastró a un lado.
—¡Eh!
—Ya me había parecido a mí que conocía esta chaqueta... —murmuró una voz profunda.
______ alzó la mirada incrédula al reconocerla. ¡Joseph! ¿Por qué estaba allí? Había un sutil brillo de ira en sus ojos.
—Hice bien en pasar por aquí de camino a casa. ¿Dónde está Nicholas? ¿Sabe que estás aquí?
—Le dije que iba a una exposición de arte —contestó ______.
Al ver que Joe enarcaba una ceja incrédulo, añadió con picardía—: Bueno, en cierto modo es una exposición de arte, solo que las estatuas masculinas están vivas...
—Por amor de Dios... —fue la respuesta de Joe. Se quedó mirando un momento a las mujeres que hacían cola y tiró de la muñeca de ______ hacia su Jaguar blanco—. Vamos.
—No pienso irme a casa —replicó ella parándose en seco y luchando por zafarse de su agarrón. Le encantaba desafiarlo—. Voy a comprar un ticket y voy a entrar ahí —le aseguró soltándose y girándose.
Joe, sin embargo, no estaba de humor para seguir con aquella discusión, y la tomó en brazos para llevarla al coche.
—¡Joseph! —chilló _______ al sentirse alzada en volandas.
—Es increíble que no pueda salir del estado ni un día sin que hagas una locura —murmuró él—. Recuerdo que la última vez que tuve que ausentarme por negocios te encontré a mi regreso a punto de marcharte al lago Tahoe con esa Misty Davies.
—Oh, sí, y me encantó: echaste a perder mí fin de semana esquiando. Muchas gracias —masculló ella ásperamente.
Enfadada como estaba, no lo admitiría ni aunque le pusieran una pistola en la sien, pero lo cierto era que estar en sus brazos era como estar en el séptimo cielo. Además, la calidez de su aliento en el rostro le estaba
provocando un cosquilleo por todo el cuerpo que nunca antes había experimentado.
—Si no recuerdo mal... os acompañaban dos universitarios —apuntó Joe con sarcasmo.
—¿Y qué pasa con mi coche? —replicó ________—. Lo tengo aparcado calle abajo. ¿No querrás que lo deje aquí?
—¿Por qué no? Dudo mucho que nadie vaya a intentar robar ese juguete —contestó él. Su rostro permaneció impasible, pero el ligero peso y calor corporal de ______ empezaban a resultarle algo turbadores.
—No te metas con mi coche —protestó _______. Estaba comenzando a sentirse mareada por el olor de su colonia—. Puede que sea pequeño, pero es un buen coche.
—Si hubiera ido yo contigo al concesionario en vez de Nicholas te aseguro que no te habrías comprado ese coche —le contestó él al momento—. Es increíble lo consentida que te tiene. Tenía que haberse casado con Madison y haber tenido un montón de niños para malcriarlos como le viniera en gana. Ese condenado coche tuyo deportivo no es nada seguro.
—Pues es mío y me gusta, y además estoy pagándolo a plazos —repuso ella.
Joe buscó los ojos de ________.
—Disfrutas haciendo cosas que me fastidian, ¿verdad? —murmuró bajando deliberadamente la mirada hacia los labios de la joven.
_______ apenas podía respirar, pero no iba a dejarse intimidar, no por él. No podía permitir que se diera cuenta
del efecto que tenía sobre ella.
—Tengo casi veintiún años —le recordó. Joe la miró otra vez, con cierto sarcasmo. —No haces más que decirme eso —le contestó con aspereza—, y luego en cambio estás haciendo siempre chiquilladas como la de hoy.
—¿Qué tiene de malo que quiera hacer cosas de adultos? —farfulló ella—. A este paso nunca me enteraré de cómo va el mundo. Parece que quisieras que fuera virgen toda mi vida.
—Oh, se trata de eso... Pues si insistes en venir a este tipo de locales, desde luego no te durará mucho esa condición beatífica —replicó él enfadado.
Lo ponía nervioso cuando hablaba de ese modo. Además, llevaba meses con la misma candaleta, y no le parecía que el problema estuviera solucionándose, sino todo lo contrario. Apretó el paso, pisando furioso los adoquines de la acera.
A _______ le divertía verlo así. Llevaba puesto un traje oscuro, y su viejo e inseparable sombrero texano. ¿Podía existir un hombre más perfecto?, se dijo la joven, ¿más masculino? Así, enfadado, le parecía todavía más sexy. Sin embargo, se había propuesto no dejarle entrever sus sentimientos, por lo que, como de costumbre, recurrió a los sarcasmos para despistarlo.
—Estás de mal humor, ¿eh? —lo picó con voz dulce.
La expresión de Joe se endureció más, pero _______ esbozó una nueva sonrisa de satisfacción. Le encantaba hacerlo rabiar. Aunque probablemente llevaba años haciéndolo de un modo inconsciente, no se había dado cuenta de ello hasta las últimas semanas. Sí, se divertía provocarlo y observar sus reacciones.
—Ya soy mayor. Me gradué en la escuela de comercio el año pasado y estoy trabajando como secretaria en las oficinas de la nave...
—No he sufrido un ataque repentino de amnesia, ______. Fui yo quien te pagó todos los cursos y también fui yo quien te dio el trabajo —le respondió Joe calmadamente.
Había llegado junto al coche. Joe la dejó en el suelo, abrió la puerta del copiloto e hizo un gesto para que entrara y se sentara
—Es verdad, fuiste tú —asintió ______, sonriéndole con malicia mientras tomaba asiento.
Joe le cerró la puerta de un golpe y rodeó el vehículo. Cuando se sentó junto a ella, hubo una muda violencia en el modo en que rugió el coche blanco al arrancarlo, en cómo se alejó de un volantazo de la acera, y en cómo bajó la calle principal a toda velocidad.
—_______, no puedo creer que estuvieras dispuesta a pagar dinero por ver a unos cuantos tipos quitarse la ropa —masculló.
—Me parece más divertido que dejarles que me quiten la mía —contestó ella con humor—. Y creo que tú debes opinar lo mismo cuando te pones histérico cada vez que intento tener una cita con un hombre con un mínimo de experiencia.
Joe frunció el ceño. Era verdad. Le ponía furioso la idea de que un hombre pudiera aprovecharse de _______.
No quería que la tocaran.
—Ya puedes jurarlo. Si un hombre tratara de desabrocharte un solo botón, le daría una paliza.
— ¡Mi pobre futuro marido! —suspiró _______—. No quiero ni pensarlo. Imagínatelo, llamando a la policía en nuestra noche de bodas...
—Eres demasiado joven como para hablar siquiera de casarte —repuso Joe.
—Dentro de tres meses cumpliré los veintiuno. Esa es la edad que tenía mi madre cuando me tuvo a mí —le recordó la joven.
Joelicious
“Descubriendo el amor” - Capitulo 1 parte 2
—Pues yo tengo veintiocho años y aún no me he casado —contestó él—. Tienes mucho tiempo por delante. No tienes que precipitarte a dar ese paso. ¡Apenas has visto el mundo por un agujero!
—¿Y cómo puedo ver nada si tú no me dejas ni respirar? —exclamó ella airada.
Joe le lanzó una mirada furibunda.
—Lo que no me gusta es la parte del mundo a la que te tratas de asomar: ¡Un striptease masculino!, —por amor de Dios!
—¿Qué tiene de malo? Ni siquiera se lo quitan todo... —le aseguró ella—. Solo la mayor parte de la ropa.
—Dime una cosa: ¿Qué interés tienes en ver eso?
—No tenía nada mejor que hacer —suspiró ella—. Y además, Misty ya ha ido a verlo.
—Misty Davies... —murmuró Joe entre dientes—. Siempre Misty Davies... Ya te he dicho que no apruebo tu amistad con esa cabeza hueca. Es mayor que tú, y se da esos aires de chica sofisticada...
—«Es» sofisticada. ¿Y sabes por qué? Porque no tiene a un perro guardián pendiente de ella todo el día. —Pues no le vendría mal. Una mujer que se comporta de ese modo no atrae a los hombres que buscan una relación seria.
—Eso es lo que tú dices... Además, al menos ella no se desmayará del susto cuando su marido se desnude la noche de bodas. Yo en mi vida he visto a un hombre sin ropa... Bueno, excepto en esa revista que tenía Misty de...
—¡Por todos los santos! No quiero que vuelvas a leer esa clase de revistas —ordenó Joe.
—¿Por qué no? —inquirió _______ enarcando las cejas y abriendo los ojos como platos.
—Porque... Porque... ¡Porque no y ya está!
—Pues a los hombres les encanta mirar las fotos de mujeres que salen esa clase de revistas —le espetó ella—. Si a nosotras pueden explotarnos... ¿Por qué a los hombres no?
—¿Es que no puedes mantener la boca cerrada ni un segundo? —rugió Joe dejándose llevar finalmente por su arrebato de mal humor.
—¿Eso es lo que quieres? Muy bien, pues me callaré —dijo ella cruzándose de brazos y fingiendo indignación. Sin embargo, lo miró por el rabillo del ojo, sonriendo por la facilidad con que lograba irritarlo. Tal vez no estuviera enamorado de ella, pero no había duda de que no le resultaba indiferente.
—Toda esta estúpida obsesión repentina con ver a un tío desnudo... —farfulló Joe para sí—. No sé qué es lo que te ha dado.
—Frustración —contestó ______—, por la cantidad de noches que me he quedado en casa... sola.
—Yo nunca te he prohibido tener citas —repuso él. —Oh, no... Ya lo creo que no... Simplemente te sientas con los chicos con los que quiero salir, y les empiezas a soltar toda esa bravuconada de la frecuencia con que limpias tus pistolas, y les aburres con tus arcaicas ideas sobre el sexo prematrimonial.
—No son arcaicas —respondió él con aspereza—. Hay un montón de hombres que piensan de ese modo.
—¿De veras? ¿A cuántos conoces? —dijo ella con sarcasmo, enarcando una ceja—. ¿Tú eres virgen?
Los ojos oscuros de él la miraron de soslayo, advirtiéndole que no siguiera por ese camino.
—¿Tú qué crees?
_______ se notó sonrojar. El tono sugerente de su voz y la sombra de arrogancia en la mirada la hicieron sentirse increíblemente estúpida y joven. Por supuesto que no era virgen. Apartó los ojos de él, turbada.
—¡Qué ingenua por mi parte! —murmuró con suavidad.
Joe pisó el acelerador. Por alguna razón le resultaba incómodo el haber sugerido siquiera a _______ cómo era su vida privada. Probablemente sabía más de lo que creía, sobre todo con una amiga como Misty Davies.
Misty solía frecuentar los mismos locales de moda que él en la ciudad, y lo había visto un par de veces con acompañantes ocasionales. Esperaba que no le hubiera contado nada a _______, pero no podía estar seguro.
Aquel repentino silencio no agradó a la joven, del mismo modo que le ponía enferma pensar en las mujeres con las que habría salido y salía.
—¿Cómo has sabido dónde estaba? —le preguntó por hablar de algo.
—No lo sabía, cariño —le contestó Joe. «Cariño». Aquel término le habría irritado viniendo de otro, por las connotaciones machistas, pero de sus labios sonaba tan natural, que a _______ no le molestaba jamás.
—¿Y entonces...?
—Como te dije, volvía a casa pasando por Jacobsville, y de repente, ¿a quién vi delante de esos ridículos posters sino a ti?
—Es mi destino —suspiró _______ con comicidad—, no puedo escapar de él.
Joe giró para tomar la carretera que llevaba a la casa donde vivían. Pasaron el hogar de los Jacobs, una enorme construcción de estilo colonial, en cuyos vastos campos salpicados de robles, se podían ver varios caballos árabes purasangre. Sin embargo, no había demasiada hierba, ya que todavía hacía frío. De hecho, el día anterior, unas pequeñas ráfagas de nieve habían provocado la excitación general de los niños del lugar. En varios puntos del rancho se habían colocado no obstante grandes balizas de heno para que los animales pudieran comer.
—He oído que los Jacobs tienen problemas financieros —comentó _____ distraídamente. Joe giró la cabeza hacia ella.
—Desde que el viejo murió el verano pasado están casi en la bancarrota. Es más, según parece había hecho tratos que Tyler desconocía por completo, y ha dejado a la familia endeudada hasta las cejas. Si pierden el rancho será un duro golpe para su honor.
—Y también para Madison —apuntó _______-
—Por Dios, no la menciones, ¿quieres? —dijo Joe con una mueca de desagrado.
—Si Nick no está aquí... —repuso ella.
—Sí, bueno, ahora no está, pero cuando sí está tampoco te acuerdas nunca de lo mal que le sienta que se hable de ella.
—¿Verdad que es gracioso como se pone?
—Yo no llamaría «gracioso» a que le entren ganas de pegarle un puñetazo a alguien.
—Pues yo te he visto a ti pegar uno o dos puñetazos —dijo _______.
En ese momento estaba recordando un día, no hacía mucho, en que uno de los nuevos peones del rancho había golpeado a un caballo. Joe le había pegado tal puñetazo que lo había tirado al suelo, y lo había despedido en el acto, con una voz tan fría y aparentemente calmada, que un escalofrío le había recorrido la espalda a la joven. Ni a Joe ni a Nick les hacía falta elevar el tono de voz para imponerse, y cuando perdían la paciencia, la sola mirada en sus ojos hacía las palabras innecesarias.
¡Qué contradicción tan curiosa era Joe!, pensó _____ mirándolo, estudiándolo. Podía mostrarse tan tierno que, tras haber tenido que sacrificar un ternero, o cuando a uno de sus hombres le había ocurrido algo, desaparecía durante varias horas para estar solo. Y, otras veces, actuaba de un modo tan impetuoso, que los peones del rancho procuraban no cruzarse en su camino para escapar de su ira... igual que Nick. Sí, ambos hombres tenían un carácter muy fuerte, pero en el fondo subyacía esa ternura, esa vulnerabilidad que poca gente llegaba a ver. ________y, sin embargo, habiendo vivido con ellos tantos años, los conocía mejor que nadie.
—¿Y cómo es que volviste tan pronto? —le preguntó en un nuevo intento de romper el silencio. Joe se encogió de hombros.
—Supongo que he desarrollado una especie de radar de peligro —murmuró sonriendo levemente—. De algún modo intuí que no estarías en casa con Nick viendo películas en blanco y negro.
—Yo pensaba que no volverías hasta mañana por la mañana.
—Ya, y por eso decidiste irte a ver a unos cuantos musculitos desnudarse y menearse sobre un escenario.
—Al menos lo intenté —repuso ella suspirando trágicamente—. En fin, por tu culpa ahora moriré ignorante a pesar de todo.
Joe se echó a reír ante aquella respuesta. Siempre acababa haciéndolo reír, algo que no le había sucedido jamás con otra mujer. Lo cierto era que últimamente estaba pensando en ella más de lo que debería, reflexionó. Llevaba demasiado tiempo solo, se dijo. Los ligues ocasionales que tenía no lo satisfacían realmente. Pero no podía hacerle aquello a _______, no sería justo. ______ le importaba, la había protegido y cuidado durante años. Era la clase de chica que merecía respeto, la clase de chica que debía encontrar un buen hombre y casarse, no alguien para pasar el rato. Tenía que controlarse.
Cuando llegaron a la casa, encontraron a Nick sentado en uno de los sillones del salón, inclinado sobre la mesa baja, repasando el libro de cuentas con el ceño fruncido. Al entrar ellos, alzó la vista, inexpresivo, pero sus ojos oscuros centellearon cuando leyó la irritación en el rostro de Joe y la frustración en el de _______. —¿Qué tal la exposición de arte?
—No era una exposición de arte —intervino Joe, arrojando el sombrero sobre la mesa—. Era un striptease masculino.
Nick miró a ______ espantado, y la joven se sintió incómoda, porque era todavía más anticuado y reaccionario que Joe a ese respecto. De hecho, jamás hablaba de nada que fuera un poco personal, ni siquiera con ellos.
—¡______! —exclamó en tono de reproche y asombro.
—¿Qué? Tengo casi veintiún años —replicó ella—. Conduzco, estoy trabajando, y podría estar ya casada y con hijos. Si quiero puedo ir a ver un striptease masculino. No tengo que pediros permiso.
Nick cerró el libro de cuentas y encendió un cigarrillo.
—Eso suena a declaración de guerra —dijo.
—Porque eso es lo que es —contestó _______ alzando la barbilla. Se volvió hacia Joe—. Si no dejas de avergonzarme delante de todo el mundo, me iré a vivir con Misty.
La paciencia de Joe se esfumó.
—¡Eso ni hablar! —gritó—. No pienso dejar que te vayas a vivir con esa mujer.
—¡Haré lo que me dé la gana!
—¿Os importaría...? —comenzó Nick calmadamente. Pero Joe y ______ no le estaban escuchando.
—¡Por encima de mi cadáver! —bramó Joe acercándose a la joven—. ¡Celebra fiestas que duran días!
—¿Y qué tiene eso de malo? —exclamó _______ sin escucharlo—. Le gusta la gente, no es una persona asocial como tú —acusó a Joe con los ojos entornados y los brazos en jarras.
—Oye, ¿por qué no...? —intervino una vez más Nick.
—¡Tiene el cerebro de un mosquito y es una excéntrica! —repuso Joe sin hacerle ningún caso. —¿Podríais escucharme un momento? —rugió Nick levantándose del sillón.
Joe y ______ se quedaron paralizados. Nunca antes le habían oído alzar la voz, ni siquiera en las ocasiones en que lo habían visto más enfadado.
—Maldita sea, hasta a mí me duelen los oídos del grito que os he pegado —murmuró Nicholas—. Muy bien, escuchadme: Así no vamos a ninguna parte. Además, seguro que de un momento a otro aparecerán María y López corriendo pensando que estamos matándonos... —y, antes de que terminara la frase se asomaron a la puerta un hombre y una mujer ya mayores en bata con expresión entre preocupada y aprensiva—. ¿Lo veis?
—¿A qué viene todo este jaleo? —preguntó María peinándose el cabello entrecano y mirando en derredor—. Pensamos que había ocurrido algo malo.
—¡Ay, Diosito! ¿Otra regañina? —dijo López sacudiendo la cabeza y sonriendo a _____—¿Qué has hecho esta vez, niña?
La joven lo miró con aire de no haber roto un plato en su vida.
—No he hecho nada —respondió muy tranquila—. Absolutamente na...
—Ha ido a un striptease masculino —intervino Joe.
—¡No es cierto! —protestó ______ enrojeciendo.
—Pero, hija, ¿cómo se te ocurren esas ideas? —inquirió María llevándose las manos a la cabeza y farfullando por lo bajo algo en Italiano. López se rio.
La pareja, casada desde hacía más de treinta años llevaba trabajando mucho tiempo para los Jonas, y eran como de la familia, no solo la cocinera y el encargado de los arneses y la remonta.
—¡Pero si no llegué a entrar! —exclamó ______. Le lanzó una mirada acusadora a Joe, que estaba apoyado imperturbable en el brazo de uno de los sillones—. ¡Mira lo que has hecho!
—¿Yo? —dijo Joe sarcástico— ¡Eres tú la que tienes una curiosidad malsana por ver a un tío desnudo!
—¿malsana? —repitió ella incrédula—. Y seguro que tú no has ido nunca un striptease femenino...
—Eso es distinto —replicó Joe.
—¡Oh, por favor! Así que una mujer puede ser un objeto sexual y un hombre no, ¿verdad?
—Te ha pillado —dijo Nick.
Joe los miró furibundo a los dos, se levantó y salió de la habitación. _______ lo observó con cierta satisfacción, sintiendo que al menos había ganado esa batalla. Sin embargo, aquel triunfo no era un gran consuelo. Joe era cada día más difícil de manejar. Tenía que hacer algo. No sabía muy bien qué o cómo, pero tenía que hacer algo... y pronto.
Hasta aqui la dejo chicas, si veo comentarios, les subo otro capi, Xo.
—¿Y cómo puedo ver nada si tú no me dejas ni respirar? —exclamó ella airada.
Joe le lanzó una mirada furibunda.
—Lo que no me gusta es la parte del mundo a la que te tratas de asomar: ¡Un striptease masculino!, —por amor de Dios!
—¿Qué tiene de malo? Ni siquiera se lo quitan todo... —le aseguró ella—. Solo la mayor parte de la ropa.
—Dime una cosa: ¿Qué interés tienes en ver eso?
—No tenía nada mejor que hacer —suspiró ella—. Y además, Misty ya ha ido a verlo.
—Misty Davies... —murmuró Joe entre dientes—. Siempre Misty Davies... Ya te he dicho que no apruebo tu amistad con esa cabeza hueca. Es mayor que tú, y se da esos aires de chica sofisticada...
—«Es» sofisticada. ¿Y sabes por qué? Porque no tiene a un perro guardián pendiente de ella todo el día. —Pues no le vendría mal. Una mujer que se comporta de ese modo no atrae a los hombres que buscan una relación seria.
—Eso es lo que tú dices... Además, al menos ella no se desmayará del susto cuando su marido se desnude la noche de bodas. Yo en mi vida he visto a un hombre sin ropa... Bueno, excepto en esa revista que tenía Misty de...
—¡Por todos los santos! No quiero que vuelvas a leer esa clase de revistas —ordenó Joe.
—¿Por qué no? —inquirió _______ enarcando las cejas y abriendo los ojos como platos.
—Porque... Porque... ¡Porque no y ya está!
—Pues a los hombres les encanta mirar las fotos de mujeres que salen esa clase de revistas —le espetó ella—. Si a nosotras pueden explotarnos... ¿Por qué a los hombres no?
—¿Es que no puedes mantener la boca cerrada ni un segundo? —rugió Joe dejándose llevar finalmente por su arrebato de mal humor.
—¿Eso es lo que quieres? Muy bien, pues me callaré —dijo ella cruzándose de brazos y fingiendo indignación. Sin embargo, lo miró por el rabillo del ojo, sonriendo por la facilidad con que lograba irritarlo. Tal vez no estuviera enamorado de ella, pero no había duda de que no le resultaba indiferente.
—Toda esta estúpida obsesión repentina con ver a un tío desnudo... —farfulló Joe para sí—. No sé qué es lo que te ha dado.
—Frustración —contestó ______—, por la cantidad de noches que me he quedado en casa... sola.
—Yo nunca te he prohibido tener citas —repuso él. —Oh, no... Ya lo creo que no... Simplemente te sientas con los chicos con los que quiero salir, y les empiezas a soltar toda esa bravuconada de la frecuencia con que limpias tus pistolas, y les aburres con tus arcaicas ideas sobre el sexo prematrimonial.
—No son arcaicas —respondió él con aspereza—. Hay un montón de hombres que piensan de ese modo.
—¿De veras? ¿A cuántos conoces? —dijo ella con sarcasmo, enarcando una ceja—. ¿Tú eres virgen?
Los ojos oscuros de él la miraron de soslayo, advirtiéndole que no siguiera por ese camino.
—¿Tú qué crees?
_______ se notó sonrojar. El tono sugerente de su voz y la sombra de arrogancia en la mirada la hicieron sentirse increíblemente estúpida y joven. Por supuesto que no era virgen. Apartó los ojos de él, turbada.
—¡Qué ingenua por mi parte! —murmuró con suavidad.
Joe pisó el acelerador. Por alguna razón le resultaba incómodo el haber sugerido siquiera a _______ cómo era su vida privada. Probablemente sabía más de lo que creía, sobre todo con una amiga como Misty Davies.
Misty solía frecuentar los mismos locales de moda que él en la ciudad, y lo había visto un par de veces con acompañantes ocasionales. Esperaba que no le hubiera contado nada a _______, pero no podía estar seguro.
Aquel repentino silencio no agradó a la joven, del mismo modo que le ponía enferma pensar en las mujeres con las que habría salido y salía.
—¿Cómo has sabido dónde estaba? —le preguntó por hablar de algo.
—No lo sabía, cariño —le contestó Joe. «Cariño». Aquel término le habría irritado viniendo de otro, por las connotaciones machistas, pero de sus labios sonaba tan natural, que a _______ no le molestaba jamás.
—¿Y entonces...?
—Como te dije, volvía a casa pasando por Jacobsville, y de repente, ¿a quién vi delante de esos ridículos posters sino a ti?
—Es mi destino —suspiró _______ con comicidad—, no puedo escapar de él.
Joe giró para tomar la carretera que llevaba a la casa donde vivían. Pasaron el hogar de los Jacobs, una enorme construcción de estilo colonial, en cuyos vastos campos salpicados de robles, se podían ver varios caballos árabes purasangre. Sin embargo, no había demasiada hierba, ya que todavía hacía frío. De hecho, el día anterior, unas pequeñas ráfagas de nieve habían provocado la excitación general de los niños del lugar. En varios puntos del rancho se habían colocado no obstante grandes balizas de heno para que los animales pudieran comer.
—He oído que los Jacobs tienen problemas financieros —comentó _____ distraídamente. Joe giró la cabeza hacia ella.
—Desde que el viejo murió el verano pasado están casi en la bancarrota. Es más, según parece había hecho tratos que Tyler desconocía por completo, y ha dejado a la familia endeudada hasta las cejas. Si pierden el rancho será un duro golpe para su honor.
—Y también para Madison —apuntó _______-
—Por Dios, no la menciones, ¿quieres? —dijo Joe con una mueca de desagrado.
—Si Nick no está aquí... —repuso ella.
—Sí, bueno, ahora no está, pero cuando sí está tampoco te acuerdas nunca de lo mal que le sienta que se hable de ella.
—¿Verdad que es gracioso como se pone?
—Yo no llamaría «gracioso» a que le entren ganas de pegarle un puñetazo a alguien.
—Pues yo te he visto a ti pegar uno o dos puñetazos —dijo _______.
En ese momento estaba recordando un día, no hacía mucho, en que uno de los nuevos peones del rancho había golpeado a un caballo. Joe le había pegado tal puñetazo que lo había tirado al suelo, y lo había despedido en el acto, con una voz tan fría y aparentemente calmada, que un escalofrío le había recorrido la espalda a la joven. Ni a Joe ni a Nick les hacía falta elevar el tono de voz para imponerse, y cuando perdían la paciencia, la sola mirada en sus ojos hacía las palabras innecesarias.
¡Qué contradicción tan curiosa era Joe!, pensó _____ mirándolo, estudiándolo. Podía mostrarse tan tierno que, tras haber tenido que sacrificar un ternero, o cuando a uno de sus hombres le había ocurrido algo, desaparecía durante varias horas para estar solo. Y, otras veces, actuaba de un modo tan impetuoso, que los peones del rancho procuraban no cruzarse en su camino para escapar de su ira... igual que Nick. Sí, ambos hombres tenían un carácter muy fuerte, pero en el fondo subyacía esa ternura, esa vulnerabilidad que poca gente llegaba a ver. ________y, sin embargo, habiendo vivido con ellos tantos años, los conocía mejor que nadie.
—¿Y cómo es que volviste tan pronto? —le preguntó en un nuevo intento de romper el silencio. Joe se encogió de hombros.
—Supongo que he desarrollado una especie de radar de peligro —murmuró sonriendo levemente—. De algún modo intuí que no estarías en casa con Nick viendo películas en blanco y negro.
—Yo pensaba que no volverías hasta mañana por la mañana.
—Ya, y por eso decidiste irte a ver a unos cuantos musculitos desnudarse y menearse sobre un escenario.
—Al menos lo intenté —repuso ella suspirando trágicamente—. En fin, por tu culpa ahora moriré ignorante a pesar de todo.
Joe se echó a reír ante aquella respuesta. Siempre acababa haciéndolo reír, algo que no le había sucedido jamás con otra mujer. Lo cierto era que últimamente estaba pensando en ella más de lo que debería, reflexionó. Llevaba demasiado tiempo solo, se dijo. Los ligues ocasionales que tenía no lo satisfacían realmente. Pero no podía hacerle aquello a _______, no sería justo. ______ le importaba, la había protegido y cuidado durante años. Era la clase de chica que merecía respeto, la clase de chica que debía encontrar un buen hombre y casarse, no alguien para pasar el rato. Tenía que controlarse.
Cuando llegaron a la casa, encontraron a Nick sentado en uno de los sillones del salón, inclinado sobre la mesa baja, repasando el libro de cuentas con el ceño fruncido. Al entrar ellos, alzó la vista, inexpresivo, pero sus ojos oscuros centellearon cuando leyó la irritación en el rostro de Joe y la frustración en el de _______. —¿Qué tal la exposición de arte?
—No era una exposición de arte —intervino Joe, arrojando el sombrero sobre la mesa—. Era un striptease masculino.
Nick miró a ______ espantado, y la joven se sintió incómoda, porque era todavía más anticuado y reaccionario que Joe a ese respecto. De hecho, jamás hablaba de nada que fuera un poco personal, ni siquiera con ellos.
—¡______! —exclamó en tono de reproche y asombro.
—¿Qué? Tengo casi veintiún años —replicó ella—. Conduzco, estoy trabajando, y podría estar ya casada y con hijos. Si quiero puedo ir a ver un striptease masculino. No tengo que pediros permiso.
Nick cerró el libro de cuentas y encendió un cigarrillo.
—Eso suena a declaración de guerra —dijo.
—Porque eso es lo que es —contestó _______ alzando la barbilla. Se volvió hacia Joe—. Si no dejas de avergonzarme delante de todo el mundo, me iré a vivir con Misty.
La paciencia de Joe se esfumó.
—¡Eso ni hablar! —gritó—. No pienso dejar que te vayas a vivir con esa mujer.
—¡Haré lo que me dé la gana!
—¿Os importaría...? —comenzó Nick calmadamente. Pero Joe y ______ no le estaban escuchando.
—¡Por encima de mi cadáver! —bramó Joe acercándose a la joven—. ¡Celebra fiestas que duran días!
—¿Y qué tiene eso de malo? —exclamó _______ sin escucharlo—. Le gusta la gente, no es una persona asocial como tú —acusó a Joe con los ojos entornados y los brazos en jarras.
—Oye, ¿por qué no...? —intervino una vez más Nick.
—¡Tiene el cerebro de un mosquito y es una excéntrica! —repuso Joe sin hacerle ningún caso. —¿Podríais escucharme un momento? —rugió Nick levantándose del sillón.
Joe y ______ se quedaron paralizados. Nunca antes le habían oído alzar la voz, ni siquiera en las ocasiones en que lo habían visto más enfadado.
—Maldita sea, hasta a mí me duelen los oídos del grito que os he pegado —murmuró Nicholas—. Muy bien, escuchadme: Así no vamos a ninguna parte. Además, seguro que de un momento a otro aparecerán María y López corriendo pensando que estamos matándonos... —y, antes de que terminara la frase se asomaron a la puerta un hombre y una mujer ya mayores en bata con expresión entre preocupada y aprensiva—. ¿Lo veis?
—¿A qué viene todo este jaleo? —preguntó María peinándose el cabello entrecano y mirando en derredor—. Pensamos que había ocurrido algo malo.
—¡Ay, Diosito! ¿Otra regañina? —dijo López sacudiendo la cabeza y sonriendo a _____—¿Qué has hecho esta vez, niña?
La joven lo miró con aire de no haber roto un plato en su vida.
—No he hecho nada —respondió muy tranquila—. Absolutamente na...
—Ha ido a un striptease masculino —intervino Joe.
—¡No es cierto! —protestó ______ enrojeciendo.
—Pero, hija, ¿cómo se te ocurren esas ideas? —inquirió María llevándose las manos a la cabeza y farfullando por lo bajo algo en Italiano. López se rio.
La pareja, casada desde hacía más de treinta años llevaba trabajando mucho tiempo para los Jonas, y eran como de la familia, no solo la cocinera y el encargado de los arneses y la remonta.
—¡Pero si no llegué a entrar! —exclamó ______. Le lanzó una mirada acusadora a Joe, que estaba apoyado imperturbable en el brazo de uno de los sillones—. ¡Mira lo que has hecho!
—¿Yo? —dijo Joe sarcástico— ¡Eres tú la que tienes una curiosidad malsana por ver a un tío desnudo!
—¿malsana? —repitió ella incrédula—. Y seguro que tú no has ido nunca un striptease femenino...
—Eso es distinto —replicó Joe.
—¡Oh, por favor! Así que una mujer puede ser un objeto sexual y un hombre no, ¿verdad?
—Te ha pillado —dijo Nick.
Joe los miró furibundo a los dos, se levantó y salió de la habitación. _______ lo observó con cierta satisfacción, sintiendo que al menos había ganado esa batalla. Sin embargo, aquel triunfo no era un gran consuelo. Joe era cada día más difícil de manejar. Tenía que hacer algo. No sabía muy bien qué o cómo, pero tenía que hacer algo... y pronto.
Hasta aqui la dejo chicas, si veo comentarios, les subo otro capi, Xo.
Joelicious
"Descubriendo el amor" - Capitulo 2
A la mañana siguiente, _______ se las arregló para saltarse el desayuno. La actitud de Joe la irritaba demasiado. No la quería para él, pero con esa actitud tan posesiva de que hacía gala, era imposible que se le acercase otro hombre. Como mínimo, resultaba tremendamente frustrante. Cierto que no había nada acerca de sus sentimientos, pero ella tampoco quería que se enterase de que estaba loca por él.
Un hombre como Joe, adinerado y bastante atractivo, podía tener a la mujer que quisiera, y era obvio que nunca se interesaría por una chica tan corriente y poco sofisticada como ella. Aquella certeza le dolía muchísimo; y también era la razón por la que se comportaba con rebeldía. No quería pasar el resto de su vida penando por un hombre al que no podía tener, y la única alternativa posible era encapricharse de otro, pero, ¿cómo hacerlo si Joe no la dejaba respirar?
Al haber tenido que dejar el coche en la ciudad, no tuvo más remedio que tomar prestada la vieja camioneta de Nick para ir a trabajar. Gracias al hincapié que los dos hermanos hacían a sus empleados sobre la higiene, el olor de la nave era mucho más soportable que el de otras en las que había visitado con Joe. Ese mantenimiento implicaba más gastos, pero también mejores resultados, ya que apenas había muertes de ganado por enfermedad, y eso les había conseguido buena fama entre los rancheros que les llevaban a sus reses.
Era temprano, y _______ encontró la oficina desierta. Tenía por compañeras a tres mujeres, todas casadas, y su trabajo consistía en redactar y organizar los registros, los contratos, partes de vacunación de las reses y demás.
Antes de entrar a formar parte del negocio, _______ nunca habría imaginado que fuese tan grande y complicado.
El tamaño de la nave, incluso para un lugar como Texas, donde todo se hacía a lo grande, resultaba descomunal. La zona vallada se extendía hacia el horizonte, y los novillos, al moverse de aquí para allá levantaban una polvareda formidable.
Dejó el bolso sobre el escritorio y encendió el ordenador. Tenía varios contratos de nuevas partidas de clientes de cuatro patas esperando para ser rellenados.
En la nave solo aceptaban novillos que pesaran entre los doscientos setenta y los trescientos kilos, y los engordaban hasta que alcanzaban el peso de matadero: entre los cuatrocientos cincuenta y los quinientos kilos. Los Jonas contaban con un nutricionista residente y un experimentado ganadero que se encargaban de regular la rutina de alimentación de los animales dos veces al día, con el sistema altamente automatizado de que disponían.
La nave había logrado tal renombre que se encontraba entre las mejores del país, pero era un negocio que también conllevaba enormes riesgos: una posible caída en el precio del ganado, una epidemia inesperada, o una sequía, por ejemplo.
A ______ le fascinaba la enorme actividad del negocio. Allí fuera, en ese mismo momento, había miles de novillos y vaquillas mugiendo, grandes camiones de ganado que iban y venían, y peones jaleando a los animales para reunirlos, vacunarlos o descornarlos. El ruido podía llegar a ser casi ensordecedor a pesar de las paredes insonorizadas de la oficina.
_______ metió el primer contrato en la máquina de escribir eléctrica y trató de descifrar la nota que lo acompañaba. La letra de Caudell Ayker, el gerente de la oficina, era como la de un médico. Era el segundo en la cadena de mando, después de Joe. Los hermanos Jonas tenían la propiedad conjunta del negocio, pero Nick se encargaba solo de las finanzas. No se le daba bien tratar con los clientes y, por tanto, prefería dejarle eso a Joe.
Esa era precisamente una de las razones por las que a ______ le gustaba tanto trabajar allí, porque le permitía tener más contacto con Joe. Y hablando del rey de Roma, ¿quién sino Joe fue a entrar en ese momento por la puerta? La pobre ______ levantó la vista y se lo encontró de frente, tan guapo con su traje color tierra claro, que apretó la tecla equivocada y se imprimieron varias equis en el contrato. Contrajo el rostro con fastidio y volvió hacia atrás para corregirlo, pero ya era demasiado tarde, así que arrancó irritada el papel de la máquina y metió otra copia para volver a empezar.
—¿Tienes problemas tan temprano? —inquirió Joe alegremente.
Siempre hacía lo mismo, se le olvidaban los enfados de un día para otro. Por un lado era una virtud, porque demostraba que no era nada rencoroso, pero a _______ le molestaba tener que actuar como si nada hubiera pasado.
—Nada que no se pueda arreglar, «jefe» —respondió con una media sonrisa.
Se sostuvieron la mirada un buen rato. Joe no pudo evitar observar que los ojos de su joven tutelada brillaban de un modo peculiar últimamente. Cada día la encontraba más turbadora, sobre todo cuando se ponía esos trajes de falda y chaqueta ajustados, como el de color azul que llevaba ese día. Parecía abrazar con el celo de un amante cada curva de su esbelto y espigado cuerpo, marcando las curvas de los senos y las caderas.
Joe inspiró profundamente, tratando de ocultarle la creciente atracción que sentía por ella. No acababa de comprender cómo era que cada día parecía meterse más al corazón.
—Estás muy guapa hoy —le dijo de pronto.
Las mejillas de ______ se tiñeron de rubor y sonrió tímidamente.
—Gracias.
Los oscuros ojos de Joe acariciaron el rostro de la joven.
—Pero el cabello recogido no te sienta bien —añadió con suavidad—. Me gusta más cuando te lo dejas suelto.
A la joven le costaba respirar. Quería bajar la vista, rehuir su intensa mirada, pero era como si una fuerza magnética mantuviera sus ojos fijos en los de él. Las piernas le temblaban como si se hubieran vuelto gelatina.
—Bueno, tengo que... tengo que volver al trabajo —balbució sintiendo la garganta seca.
—Sí, yo también —contestó él.
Se dio la vuelta y entró en su despacho sin saber muy bien lo que hacía. Una vez dentro, se sentó frente a su gran mesa de roble y se quedó observando a ______ a través de la puerta abierta, hasta que el zumbido del intercomunicador le recordó las tareas del día. La mañana transcurrió con tranquilidad hasta que, justo antes de comer, entró en la oficina uno de los clientes.
—Vaya, que chica tan preciosa eres —le dijo a _______ con una sonrisa lobuna.
Estaba devorándola con los ojos, desde la falda azul, la blusa blanca, y el cabello recogido, hasta el bonito rostro ligeramente maquillado.
_______ se sonrojó. El hombre sería aproximadamente de la edad de Joe, y si bien no era tan guapo, si tenía unas facciones agradables y parecía inofensivo.
—Gracias —musitó sonriendo.
Le había sonreído como a cualquier otro cliente, pero el tipo lo interpretó erróneamente como que le daba permiso para coquetear con ella. Se sentó en una esquina del escritorio, estudiándola con sus ojos color miel.
—Me llamo Thomas Myers, pero para ti Tom —se presentó muy galante—. Voy camino de Oklahoma City, y pensé pasar por aquí para invitar a Joe a almorzar y hablar de unos asuntos con él si es que está, pero creo que me gustaría más llevarte a ti —murmuró en voz baja. Y entonces, sin previo aviso, extendió la mano y acarició la mejilla de la joven con los nudillos, y susurró, ignorando la repentina tirantez de ella—: Sí, eres realmente preciosa, como una flor abierta, lista para ser cortada.
________ no sabía qué hacer o decir. Por mucho que hubiera leído sobre romances, ni eso ni su imaginación la habían preparado para aquella clase de flirteo descarado por parte de un hombre un poco mayor que ella. Se sentía como una niña que no hiciera pie en el agua.
—¿No te gustaría venir a almorzar conmigo? Te llevaría a algún sitio agradable donde la comida sea buena, y así podríamos conocernos mejor. ¿Qué me dices? —murmuró Myers sin dejar de acariciarle la mejilla.
El cerebro de ______ estaba todavía tratando de encontrar las palabras para salir de aquella embarazosa situación cuando Joe salió de su despacho y se situó justo detrás del cliente con expresión asesina en el rostro.
—No es a ella a quien tienes que pedir permiso, Myers, sino a mí —le dijo con voz aparentemente calmada—. Soy su tutor legal, y no la dejo salir con hombres mayores a ella.
—Caray —dijo el ranchero, poniéndose de pie y frotándose la nuca como un tonto—, lo siento Joe, no tenía ni idea.
—No importa —contestó Joe.
Su tono era despreocupado, pero la mirada fría y oscura no había abandonado sus ojos.
— Bien, ¿le estabas diciendo que venías a invitarme a comer? Pues vamos entonces —se volvió hacia la joven.
— ______, quiero que tengas listo el último informe sobre el estado del ganado del señor Myers para cuando regresemos.
_______ se quedó mirándolo, entre esperanzada y furiosa por ese comportamiento celoso que él jamás admitiría.
Joe se dio cuenta de que estaba muy azorada por la situación, y pudo leer la confusión en su rostro. Bajó la mirada hacia los labios de la joven, y los vio abrirse, como si fuera a decir algo, y de pronto reaccionó de un modo que ni él mismo se esperaba.
—Muy bien, a comer —dijo empujando al otro hombre hacia la puerta—. Ve por el coche, voy a por mi sombrero y me reuniré contigo en un momento —dio una palmada en el hombro y le abrió la puerta al perplejo ranchero, que obedeció sin decir nada.
Una vez hubo salido Myers, Joe se volvió de nuevo hacia ______.
—Ven, tenemos que hablar —dijo arrastrándola del brazo hasta su despacho.
Cerró la puerta tras de sí. La mirada en sus ojos tenía un brillo tan salvaje que la joven se sintió amenazada por una parte, pero por otra también tremendamente excitada.
—P... pero el señor Myers te estará esperando — balbució.
Joe fue hacia ella, acorralándola frente a la mesa. ¿Iría a declararse tal vez? ______ sentía que el corazón iba a salírsele del pecho, pero entonces vio cómo la barbilla de Joe se alzaba, y le pareció que era ira lo que destilaban sus ojos, no celos.
—Escúchame bien —le dijo con aspereza—. Thomas Myers ha tenido tres esposas, y ahora mismo tiene, que se sepa, al menos una amante. Y sus valores morales no están muy claros que digamos. Tú no sabes nada todavía, y no quiero que aprendas esa lección con un tenorio como él.
—Pues antes o después tendrá que enseñármela alguien —repuso ______, tragando saliva.
La había invadido de pronto una sensación extraña, como si los músculos se le hubieran puesto rígidos y un cosquilleo le recorriera todo el cuerpo. Tal vez se debía a que, él estaba tan cerca, que podía sentir su fuerza y su calor.
—Eso ya lo sé —le respondió Joe en un tono impaciente—. Pero desde luego, Myers no entra en la lista de posibles pretendientes. Es un playboy experimentado, y si te quedaras a solas con él, a los cinco minutos empezarías a gritar pidiendo auxilio.
De modo que de eso se trataba... No estaba celoso, solo se había enfadado porque se habían puesto en marcha sus instintos protectores. Poco a poco los latidos del corazón de la joven fueron descendiendo. «Eres una estúpida, _______, soñando otra vez con alcanzar las estrellas...»
—Yo no estaba tratando de alentarlo, créeme —le dijo dolida—. Solo le sonreí, igual que sonrío a todo el mundo. Supongo que pensó que le estaba dando mi aprobación para que siguiera adelante, pero no era así, te lo aseguro.
La expresión de Joe se relajó.
—Está bien.
Un hombre como Joe, adinerado y bastante atractivo, podía tener a la mujer que quisiera, y era obvio que nunca se interesaría por una chica tan corriente y poco sofisticada como ella. Aquella certeza le dolía muchísimo; y también era la razón por la que se comportaba con rebeldía. No quería pasar el resto de su vida penando por un hombre al que no podía tener, y la única alternativa posible era encapricharse de otro, pero, ¿cómo hacerlo si Joe no la dejaba respirar?
Al haber tenido que dejar el coche en la ciudad, no tuvo más remedio que tomar prestada la vieja camioneta de Nick para ir a trabajar. Gracias al hincapié que los dos hermanos hacían a sus empleados sobre la higiene, el olor de la nave era mucho más soportable que el de otras en las que había visitado con Joe. Ese mantenimiento implicaba más gastos, pero también mejores resultados, ya que apenas había muertes de ganado por enfermedad, y eso les había conseguido buena fama entre los rancheros que les llevaban a sus reses.
Era temprano, y _______ encontró la oficina desierta. Tenía por compañeras a tres mujeres, todas casadas, y su trabajo consistía en redactar y organizar los registros, los contratos, partes de vacunación de las reses y demás.
Antes de entrar a formar parte del negocio, _______ nunca habría imaginado que fuese tan grande y complicado.
El tamaño de la nave, incluso para un lugar como Texas, donde todo se hacía a lo grande, resultaba descomunal. La zona vallada se extendía hacia el horizonte, y los novillos, al moverse de aquí para allá levantaban una polvareda formidable.
Dejó el bolso sobre el escritorio y encendió el ordenador. Tenía varios contratos de nuevas partidas de clientes de cuatro patas esperando para ser rellenados.
En la nave solo aceptaban novillos que pesaran entre los doscientos setenta y los trescientos kilos, y los engordaban hasta que alcanzaban el peso de matadero: entre los cuatrocientos cincuenta y los quinientos kilos. Los Jonas contaban con un nutricionista residente y un experimentado ganadero que se encargaban de regular la rutina de alimentación de los animales dos veces al día, con el sistema altamente automatizado de que disponían.
La nave había logrado tal renombre que se encontraba entre las mejores del país, pero era un negocio que también conllevaba enormes riesgos: una posible caída en el precio del ganado, una epidemia inesperada, o una sequía, por ejemplo.
A ______ le fascinaba la enorme actividad del negocio. Allí fuera, en ese mismo momento, había miles de novillos y vaquillas mugiendo, grandes camiones de ganado que iban y venían, y peones jaleando a los animales para reunirlos, vacunarlos o descornarlos. El ruido podía llegar a ser casi ensordecedor a pesar de las paredes insonorizadas de la oficina.
_______ metió el primer contrato en la máquina de escribir eléctrica y trató de descifrar la nota que lo acompañaba. La letra de Caudell Ayker, el gerente de la oficina, era como la de un médico. Era el segundo en la cadena de mando, después de Joe. Los hermanos Jonas tenían la propiedad conjunta del negocio, pero Nick se encargaba solo de las finanzas. No se le daba bien tratar con los clientes y, por tanto, prefería dejarle eso a Joe.
Esa era precisamente una de las razones por las que a ______ le gustaba tanto trabajar allí, porque le permitía tener más contacto con Joe. Y hablando del rey de Roma, ¿quién sino Joe fue a entrar en ese momento por la puerta? La pobre ______ levantó la vista y se lo encontró de frente, tan guapo con su traje color tierra claro, que apretó la tecla equivocada y se imprimieron varias equis en el contrato. Contrajo el rostro con fastidio y volvió hacia atrás para corregirlo, pero ya era demasiado tarde, así que arrancó irritada el papel de la máquina y metió otra copia para volver a empezar.
—¿Tienes problemas tan temprano? —inquirió Joe alegremente.
Siempre hacía lo mismo, se le olvidaban los enfados de un día para otro. Por un lado era una virtud, porque demostraba que no era nada rencoroso, pero a _______ le molestaba tener que actuar como si nada hubiera pasado.
—Nada que no se pueda arreglar, «jefe» —respondió con una media sonrisa.
Se sostuvieron la mirada un buen rato. Joe no pudo evitar observar que los ojos de su joven tutelada brillaban de un modo peculiar últimamente. Cada día la encontraba más turbadora, sobre todo cuando se ponía esos trajes de falda y chaqueta ajustados, como el de color azul que llevaba ese día. Parecía abrazar con el celo de un amante cada curva de su esbelto y espigado cuerpo, marcando las curvas de los senos y las caderas.
Joe inspiró profundamente, tratando de ocultarle la creciente atracción que sentía por ella. No acababa de comprender cómo era que cada día parecía meterse más al corazón.
—Estás muy guapa hoy —le dijo de pronto.
Las mejillas de ______ se tiñeron de rubor y sonrió tímidamente.
—Gracias.
Los oscuros ojos de Joe acariciaron el rostro de la joven.
—Pero el cabello recogido no te sienta bien —añadió con suavidad—. Me gusta más cuando te lo dejas suelto.
A la joven le costaba respirar. Quería bajar la vista, rehuir su intensa mirada, pero era como si una fuerza magnética mantuviera sus ojos fijos en los de él. Las piernas le temblaban como si se hubieran vuelto gelatina.
—Bueno, tengo que... tengo que volver al trabajo —balbució sintiendo la garganta seca.
—Sí, yo también —contestó él.
Se dio la vuelta y entró en su despacho sin saber muy bien lo que hacía. Una vez dentro, se sentó frente a su gran mesa de roble y se quedó observando a ______ a través de la puerta abierta, hasta que el zumbido del intercomunicador le recordó las tareas del día. La mañana transcurrió con tranquilidad hasta que, justo antes de comer, entró en la oficina uno de los clientes.
—Vaya, que chica tan preciosa eres —le dijo a _______ con una sonrisa lobuna.
Estaba devorándola con los ojos, desde la falda azul, la blusa blanca, y el cabello recogido, hasta el bonito rostro ligeramente maquillado.
_______ se sonrojó. El hombre sería aproximadamente de la edad de Joe, y si bien no era tan guapo, si tenía unas facciones agradables y parecía inofensivo.
—Gracias —musitó sonriendo.
Le había sonreído como a cualquier otro cliente, pero el tipo lo interpretó erróneamente como que le daba permiso para coquetear con ella. Se sentó en una esquina del escritorio, estudiándola con sus ojos color miel.
—Me llamo Thomas Myers, pero para ti Tom —se presentó muy galante—. Voy camino de Oklahoma City, y pensé pasar por aquí para invitar a Joe a almorzar y hablar de unos asuntos con él si es que está, pero creo que me gustaría más llevarte a ti —murmuró en voz baja. Y entonces, sin previo aviso, extendió la mano y acarició la mejilla de la joven con los nudillos, y susurró, ignorando la repentina tirantez de ella—: Sí, eres realmente preciosa, como una flor abierta, lista para ser cortada.
________ no sabía qué hacer o decir. Por mucho que hubiera leído sobre romances, ni eso ni su imaginación la habían preparado para aquella clase de flirteo descarado por parte de un hombre un poco mayor que ella. Se sentía como una niña que no hiciera pie en el agua.
—¿No te gustaría venir a almorzar conmigo? Te llevaría a algún sitio agradable donde la comida sea buena, y así podríamos conocernos mejor. ¿Qué me dices? —murmuró Myers sin dejar de acariciarle la mejilla.
El cerebro de ______ estaba todavía tratando de encontrar las palabras para salir de aquella embarazosa situación cuando Joe salió de su despacho y se situó justo detrás del cliente con expresión asesina en el rostro.
—No es a ella a quien tienes que pedir permiso, Myers, sino a mí —le dijo con voz aparentemente calmada—. Soy su tutor legal, y no la dejo salir con hombres mayores a ella.
—Caray —dijo el ranchero, poniéndose de pie y frotándose la nuca como un tonto—, lo siento Joe, no tenía ni idea.
—No importa —contestó Joe.
Su tono era despreocupado, pero la mirada fría y oscura no había abandonado sus ojos.
— Bien, ¿le estabas diciendo que venías a invitarme a comer? Pues vamos entonces —se volvió hacia la joven.
— ______, quiero que tengas listo el último informe sobre el estado del ganado del señor Myers para cuando regresemos.
_______ se quedó mirándolo, entre esperanzada y furiosa por ese comportamiento celoso que él jamás admitiría.
Joe se dio cuenta de que estaba muy azorada por la situación, y pudo leer la confusión en su rostro. Bajó la mirada hacia los labios de la joven, y los vio abrirse, como si fuera a decir algo, y de pronto reaccionó de un modo que ni él mismo se esperaba.
—Muy bien, a comer —dijo empujando al otro hombre hacia la puerta—. Ve por el coche, voy a por mi sombrero y me reuniré contigo en un momento —dio una palmada en el hombro y le abrió la puerta al perplejo ranchero, que obedeció sin decir nada.
Una vez hubo salido Myers, Joe se volvió de nuevo hacia ______.
—Ven, tenemos que hablar —dijo arrastrándola del brazo hasta su despacho.
Cerró la puerta tras de sí. La mirada en sus ojos tenía un brillo tan salvaje que la joven se sintió amenazada por una parte, pero por otra también tremendamente excitada.
—P... pero el señor Myers te estará esperando — balbució.
Joe fue hacia ella, acorralándola frente a la mesa. ¿Iría a declararse tal vez? ______ sentía que el corazón iba a salírsele del pecho, pero entonces vio cómo la barbilla de Joe se alzaba, y le pareció que era ira lo que destilaban sus ojos, no celos.
—Escúchame bien —le dijo con aspereza—. Thomas Myers ha tenido tres esposas, y ahora mismo tiene, que se sepa, al menos una amante. Y sus valores morales no están muy claros que digamos. Tú no sabes nada todavía, y no quiero que aprendas esa lección con un tenorio como él.
—Pues antes o después tendrá que enseñármela alguien —repuso ______, tragando saliva.
La había invadido de pronto una sensación extraña, como si los músculos se le hubieran puesto rígidos y un cosquilleo le recorriera todo el cuerpo. Tal vez se debía a que, él estaba tan cerca, que podía sentir su fuerza y su calor.
—Eso ya lo sé —le respondió Joe en un tono impaciente—. Pero desde luego, Myers no entra en la lista de posibles pretendientes. Es un playboy experimentado, y si te quedaras a solas con él, a los cinco minutos empezarías a gritar pidiendo auxilio.
De modo que de eso se trataba... No estaba celoso, solo se había enfadado porque se habían puesto en marcha sus instintos protectores. Poco a poco los latidos del corazón de la joven fueron descendiendo. «Eres una estúpida, _______, soñando otra vez con alcanzar las estrellas...»
—Yo no estaba tratando de alentarlo, créeme —le dijo dolida—. Solo le sonreí, igual que sonrío a todo el mundo. Supongo que pensó que le estaba dando mi aprobación para que siguiera adelante, pero no era así, te lo aseguro.
La expresión de Joe se relajó.
—Está bien.
Última edición por Joelicious el Miér 26 Nov 2014, 11:40 pm, editado 2 veces
Joelicious
"Descubriendo el amor" - Capitulo 2 Parte 2
Y entonces ocurrió algo inesperado: Joe se inclinó hacia delante, extendiendo un brazo por detrás de ella, y sus labios se quedaron a escasos milímetros de los de ella. _______ casi gimió al sentir el aliento mentolado de él sobre su boca, y bajó la vista hacia la de Joe, siguiendo su contorno. El corazón se le había desbocado de nuevo, parecía habérsele cortado la respiración y, durante un instante glorioso, notó todo el peso del tórax de él contra sus senos. Abrió mucho los ojos y los alzó hasta encontrarse con los de él y... Joe se apartó. En la mano derecha, la que había pasado por detrás de ella, tenía su sombrero, y la expresión en su rostro era de extrañeza.
—Solo quería alcanzar el sombrero —dijo, como a modo de disculpa al verla tan alterada.
_______ murmuró algo incomprensible mientras apartaba la mirada. Joe se caló el sombrero hasta los ojos.
—Bien, puedes volver a tu escritorio, pero recuerda que te contraté para que trabajaras, no para que mandaras señales a los clientes, intencionadas o no.
—Te odio —masculló a Joe, asqueada de pronto de sus acusaciones y comentarios hirientes.
—Eso no es nada nuevo —dijo él. Le dio unos golpecitos en la barbilla con el índice—. A trabajar.
La joven estaba todavía luchando por recobrar la compostura cuando él abrió la puerta del despacho y salió sin mirar atrás.
En la hora siguiente, _______ apenas hizo nada. No podía recordar otra ocasión en la que se hubiera sentido tan humillada, tan confundida. En ese momento estaba segura de que detestaba a Joe, pero también de que, cuando regresara y le sonriera, lo perdonaría al instante. Aquello era lo que la hacía sentirse tan mal, el saber que, hiciera lo que hiciera, seguiría amándolo. ¡Maldita atracción!
Se tomó un descanso de media hora para ir a la cafetería a tomar algo, donde se compró un sandwich que ni siquiera saboreó. Justo cuando regresaba a su puesto, reapareció el señor Myers... con Nick en vez de Joe.
_______ le tendió el informe a Nick, que condujo al señor Myers al despacho de su hermano, estuvo charlando allí con él diez minutos escasos, y volvió a salir para acompañarlo a la puerta. ______mantuvo agachada la cabeza todo el tiempo, y el señor Myers tampoco miró en su dirección.
—¿Sabes qué mosca le ha picado a Joe? —le preguntó Nick a ______ cuando el cliente se hubo marchado—. Me hizo dejar una reunión de la junta para almorzar con él y con Myers porque quería hablar de su contrato, y en el restaurante va y nos deja solos.
—Pues... pues la verdad es que no tengo ni idea — murmuró ______ forzando una sonrisa.
Nick arqueó una ceja, se encogió de hombros, y regresó al despacho. _______ se quedó mirándolo mientras se alejaba, extrañada también por el comportamiento de Joe. Tal vez no se tratara solo de que no le gustara Thomas Myers, tal vez hubieran tenido una disputa por una mujer.., Quizá una de las amantes del tipo.
_______ sacudió la cabeza y volvió a su trabajo. La ponía enferma pensar en ese aspecto de la vida de Joe.
Nick estuvo ocupado durante el resto de la tarde, pero cuando regresó Joe, justo antes del final de la jornada tenía bastante que decir, y _______ pudo escuchar la conversación a través de la puerta entreabierta del despacho mientras recogía sus cosas:
—Tienes que poner fin a esto, Joe —le decía Nick a su hermano—. Una de las secretarias me ha contado que Myers se puso demasiado «amistoso» con _______ y que tú se lo quitaste de encima. Esto está llegando a un punto en que _______ ni siquiera puede sonreír a un hombre sin que tú te abalances sobre el tipo como un lobo. ¡Por Dios!, ¡tiene casi veintiún años! No esperarás que viva el resto de su vida como una monja.
—Eso no fue así —replicó Joe molestó—. Simplemente le hice una advertencia a Myers. ¡No irás a decirme que no conoces su reputación!
—_______ no es tonta —fue la respuesta de Nick—. Es una chica sensata.
—Oh, sí.., —repuso Joe con una risotada sarcástica—. Eso es justo lo que nos ha demostrado... yendo a un striptease masculino.
—¡Eso no significa nada! —exclamó _______ desde su sitio.
—¡Y encima está escuchándonos! —dijo Joe, anonadado, abriendo por completo la puerta del despacho y lanzándole una mirada furiosa—. Deja de escuchar conversaciones ajenas, es de mala educación.
—Pues, entonces, ¡dejad de hablar a mis espaldas! —replicó ella levantándose y agarrando su bolso—. Aunque no te hubieras entrometido, no habría salido con un tipo como ese aunque se hubiera puesto de rodillas. No soy tan estúpida como para dejarme engatusar con el primero que me diga que soy linda.
Joe la miró fijamente.
—Eso dices... Además, ¿sabes qué? Fue una mala idea dejar que trabajaras aquí.
—¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? —quiso saber ella, cruzándose de brazos.
—Porque aquí siempre estás rodeada de hombres.
Nick reprimió a duras penas una sonrisa.
—Oh, claro... —dijo _______ enarcando las cejas y sonriendo divertida—. Esos hombres tan atractivos, sin afeitar, que huelen a vaca y a estiércol... Es tan romántico... —dijo suspirando con comicidad.
Nick se había dado la vuelta para poder reírse a gusto, pero los ojos de Joe centelleaban peligrosamente.
—Myers no olía a estiércol —apuntó.
______ volvió a arquear las cejas.
—Humm... ¡Qué interesante que te fijaras en eso! —dijo con una mueca burlona.
Joe parecía dispuesto a arrojarle algo a la cabeza.
—Ya basta —masculló.
_______ suspiró.
—De acuerdo, de acuerdo... —dijo haciendo un gesto con las manos para aplacarle—. Yo solo quería tranquilizarte. Dios no quiera que me seduzca un extraño que huela bien...
—¡A casa! —bramó Joe perdiendo los estribos.
—Ya me voy, ya me voy... —dijo _______ yendo hacia la salida—. Estás hoy de un humor de perros... — se volvió al llegar a la puerta—. Le diré a María que te haga una buena sopa de cuchillas para que sigas teniendo la lengua igual de afilada.
—Gracias a Dios no estaré en casa para la cena — repuso Joe—. Tengo una cita —añadió.
No quería que se enterara de lo furioso que lo había puesto el que Myers flirteara con ella. Y mucho menos quería que supiera que los celos habían hecho presa de él hasta tal punto, que no se había creído capaz de almorzar con el tipo sin que la cosa acabara como el rosario de la aurora, y que por eso había llamado a Nick.
_______, sin embargo, ignorante de todo aquello, simplemente pensaba que le había dado uno de sus ramalazos sobreprotectores y, el escuchar de sus labios que tenía una cita, fue como una puñalada en la espalda. ¿Por qué no podía ser rubia y sofisticada? Sin embargo, trató lo mejor que pudo de ocultar sus sentimientos.
—¡Estupendo! No sabes lo que me alegro por ti —le espetó—. Ve y diviértete mientras yo me quedo en casa sola. Así tal vez yo también pueda tener una cita, porque desde luego contigo siendo mi sombra me es imposible.
—Sigue soñando —fue la contestación de Joe—. No saldrás con nadie sin mi permiso hasta que nieve en el infierno.
—Creo que será mejor que te vayas a casa, _______ —intervino Nick conciliador—. Es viernes, y he comprado una película de guerra. Puedes quedarte a verla conmigo.
¡Menudo plan! A pesar de todo, ______ sonrió. Al menos Nick empezaba a mostrarse comprensivo.
—Gracias. Será lo mejor —añadió lanzando una mirada significativa a Joe—, a mi perro guardián no le gusta que salga después de que oscurezca.
Nick retuvo a Joe por el brazo justo a tiempo, y _______ salió corriendo de la oficina con el pulso latiéndole acelerado en la garganta. Joe estaba perdiendo el sentido del humor... y la paciencia. Bueno, era cierto que ella lo picaba, pero no podía evitarlo. Era el único modo de mantener la cordura y de ocultarle lo que sentía por él. De lo contrario, si empezaba a pestañear con coquetería o a suspirar delante de él, lo más seguro era que la despidiera en un santiamén.
Subió a la vieja camioneta de Nick y puso rumbo a casa. Toda la furia que había sentido al salir de la nave empezó a transformarse en tristeza. ¿A quién pretendía engañar? Se le había partido el corazón al enterarse de que Joe iba a salir con una de esas mujeres a las que ella no llegaba ni a la suela de los zapatos. Ella seguiría siendo un patito feo de por vida, y todavía cuando fuese vieja, Joe le daría palmaditas en la cabeza como a un perro.
En algunos momentos casi le había dado la impresión de que sentía algo por ella, de que estaba empezando a darse cuenta de que ya no era una adolescente, pero en ese instante le parecía que solo había sido un espejismo. Solo le prestaba un poco de atención cuando ella se negaba a seguir sus reglas o se metía en problemas. Claro, porque era su responsabilidad, su dolor de cabeza... Nunca sería una mujer atractiva con la que poder compartir su vida.
—Solo quería alcanzar el sombrero —dijo, como a modo de disculpa al verla tan alterada.
_______ murmuró algo incomprensible mientras apartaba la mirada. Joe se caló el sombrero hasta los ojos.
—Bien, puedes volver a tu escritorio, pero recuerda que te contraté para que trabajaras, no para que mandaras señales a los clientes, intencionadas o no.
—Te odio —masculló a Joe, asqueada de pronto de sus acusaciones y comentarios hirientes.
—Eso no es nada nuevo —dijo él. Le dio unos golpecitos en la barbilla con el índice—. A trabajar.
La joven estaba todavía luchando por recobrar la compostura cuando él abrió la puerta del despacho y salió sin mirar atrás.
En la hora siguiente, _______ apenas hizo nada. No podía recordar otra ocasión en la que se hubiera sentido tan humillada, tan confundida. En ese momento estaba segura de que detestaba a Joe, pero también de que, cuando regresara y le sonriera, lo perdonaría al instante. Aquello era lo que la hacía sentirse tan mal, el saber que, hiciera lo que hiciera, seguiría amándolo. ¡Maldita atracción!
Se tomó un descanso de media hora para ir a la cafetería a tomar algo, donde se compró un sandwich que ni siquiera saboreó. Justo cuando regresaba a su puesto, reapareció el señor Myers... con Nick en vez de Joe.
_______ le tendió el informe a Nick, que condujo al señor Myers al despacho de su hermano, estuvo charlando allí con él diez minutos escasos, y volvió a salir para acompañarlo a la puerta. ______mantuvo agachada la cabeza todo el tiempo, y el señor Myers tampoco miró en su dirección.
—¿Sabes qué mosca le ha picado a Joe? —le preguntó Nick a ______ cuando el cliente se hubo marchado—. Me hizo dejar una reunión de la junta para almorzar con él y con Myers porque quería hablar de su contrato, y en el restaurante va y nos deja solos.
—Pues... pues la verdad es que no tengo ni idea — murmuró ______ forzando una sonrisa.
Nick arqueó una ceja, se encogió de hombros, y regresó al despacho. _______ se quedó mirándolo mientras se alejaba, extrañada también por el comportamiento de Joe. Tal vez no se tratara solo de que no le gustara Thomas Myers, tal vez hubieran tenido una disputa por una mujer.., Quizá una de las amantes del tipo.
_______ sacudió la cabeza y volvió a su trabajo. La ponía enferma pensar en ese aspecto de la vida de Joe.
Nick estuvo ocupado durante el resto de la tarde, pero cuando regresó Joe, justo antes del final de la jornada tenía bastante que decir, y _______ pudo escuchar la conversación a través de la puerta entreabierta del despacho mientras recogía sus cosas:
—Tienes que poner fin a esto, Joe —le decía Nick a su hermano—. Una de las secretarias me ha contado que Myers se puso demasiado «amistoso» con _______ y que tú se lo quitaste de encima. Esto está llegando a un punto en que _______ ni siquiera puede sonreír a un hombre sin que tú te abalances sobre el tipo como un lobo. ¡Por Dios!, ¡tiene casi veintiún años! No esperarás que viva el resto de su vida como una monja.
—Eso no fue así —replicó Joe molestó—. Simplemente le hice una advertencia a Myers. ¡No irás a decirme que no conoces su reputación!
—_______ no es tonta —fue la respuesta de Nick—. Es una chica sensata.
—Oh, sí.., —repuso Joe con una risotada sarcástica—. Eso es justo lo que nos ha demostrado... yendo a un striptease masculino.
—¡Eso no significa nada! —exclamó _______ desde su sitio.
—¡Y encima está escuchándonos! —dijo Joe, anonadado, abriendo por completo la puerta del despacho y lanzándole una mirada furiosa—. Deja de escuchar conversaciones ajenas, es de mala educación.
—Pues, entonces, ¡dejad de hablar a mis espaldas! —replicó ella levantándose y agarrando su bolso—. Aunque no te hubieras entrometido, no habría salido con un tipo como ese aunque se hubiera puesto de rodillas. No soy tan estúpida como para dejarme engatusar con el primero que me diga que soy linda.
Joe la miró fijamente.
—Eso dices... Además, ¿sabes qué? Fue una mala idea dejar que trabajaras aquí.
—¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? —quiso saber ella, cruzándose de brazos.
—Porque aquí siempre estás rodeada de hombres.
Nick reprimió a duras penas una sonrisa.
—Oh, claro... —dijo _______ enarcando las cejas y sonriendo divertida—. Esos hombres tan atractivos, sin afeitar, que huelen a vaca y a estiércol... Es tan romántico... —dijo suspirando con comicidad.
Nick se había dado la vuelta para poder reírse a gusto, pero los ojos de Joe centelleaban peligrosamente.
—Myers no olía a estiércol —apuntó.
______ volvió a arquear las cejas.
—Humm... ¡Qué interesante que te fijaras en eso! —dijo con una mueca burlona.
Joe parecía dispuesto a arrojarle algo a la cabeza.
—Ya basta —masculló.
_______ suspiró.
—De acuerdo, de acuerdo... —dijo haciendo un gesto con las manos para aplacarle—. Yo solo quería tranquilizarte. Dios no quiera que me seduzca un extraño que huela bien...
—¡A casa! —bramó Joe perdiendo los estribos.
—Ya me voy, ya me voy... —dijo _______ yendo hacia la salida—. Estás hoy de un humor de perros... — se volvió al llegar a la puerta—. Le diré a María que te haga una buena sopa de cuchillas para que sigas teniendo la lengua igual de afilada.
—Gracias a Dios no estaré en casa para la cena — repuso Joe—. Tengo una cita —añadió.
No quería que se enterara de lo furioso que lo había puesto el que Myers flirteara con ella. Y mucho menos quería que supiera que los celos habían hecho presa de él hasta tal punto, que no se había creído capaz de almorzar con el tipo sin que la cosa acabara como el rosario de la aurora, y que por eso había llamado a Nick.
_______, sin embargo, ignorante de todo aquello, simplemente pensaba que le había dado uno de sus ramalazos sobreprotectores y, el escuchar de sus labios que tenía una cita, fue como una puñalada en la espalda. ¿Por qué no podía ser rubia y sofisticada? Sin embargo, trató lo mejor que pudo de ocultar sus sentimientos.
—¡Estupendo! No sabes lo que me alegro por ti —le espetó—. Ve y diviértete mientras yo me quedo en casa sola. Así tal vez yo también pueda tener una cita, porque desde luego contigo siendo mi sombra me es imposible.
—Sigue soñando —fue la contestación de Joe—. No saldrás con nadie sin mi permiso hasta que nieve en el infierno.
—Creo que será mejor que te vayas a casa, _______ —intervino Nick conciliador—. Es viernes, y he comprado una película de guerra. Puedes quedarte a verla conmigo.
¡Menudo plan! A pesar de todo, ______ sonrió. Al menos Nick empezaba a mostrarse comprensivo.
—Gracias. Será lo mejor —añadió lanzando una mirada significativa a Joe—, a mi perro guardián no le gusta que salga después de que oscurezca.
Nick retuvo a Joe por el brazo justo a tiempo, y _______ salió corriendo de la oficina con el pulso latiéndole acelerado en la garganta. Joe estaba perdiendo el sentido del humor... y la paciencia. Bueno, era cierto que ella lo picaba, pero no podía evitarlo. Era el único modo de mantener la cordura y de ocultarle lo que sentía por él. De lo contrario, si empezaba a pestañear con coquetería o a suspirar delante de él, lo más seguro era que la despidiera en un santiamén.
Subió a la vieja camioneta de Nick y puso rumbo a casa. Toda la furia que había sentido al salir de la nave empezó a transformarse en tristeza. ¿A quién pretendía engañar? Se le había partido el corazón al enterarse de que Joe iba a salir con una de esas mujeres a las que ella no llegaba ni a la suela de los zapatos. Ella seguiría siendo un patito feo de por vida, y todavía cuando fuese vieja, Joe le daría palmaditas en la cabeza como a un perro.
En algunos momentos casi le había dado la impresión de que sentía algo por ella, de que estaba empezando a darse cuenta de que ya no era una adolescente, pero en ese instante le parecía que solo había sido un espejismo. Solo le prestaba un poco de atención cuando ella se negaba a seguir sus reglas o se metía en problemas. Claro, porque era su responsabilidad, su dolor de cabeza... Nunca sería una mujer atractiva con la que poder compartir su vida.
Joelicious
"Descubriendo el amor" - Capítulo 3
Capítulo 3
______ cenó sola. Habían llamado a Nick por teléfono al poco rato de llegar a casa, y le había dicho a María que le pusiera la cena en una bandeja para que pudiera ver la película que había comprado mientras comía. Joe había ido a casa también, para cambiarse para su cita, y ______ se quedó en su habitación hasta que se marchó. No quería siquiera enterarse de cómo se había puesto de guapo. Le repugnaba la sola idea de imaginarlo con alguna rubia a la que no podía ni deseaba poner cara. Entonces fue cuando decidió que tenía que salir de allí o reventaría. No había planeado rebelarse aquella noche, pero sencillamente no podía sentarse con Nick a ver su película. Si lo hacía, estaba segura de que no le prestaría ninguna atención, que solo se deprimiría acordándose de Joe, de modo que se puso unos pantalones, una blusa, se peinó el cabello y llamó por teléfono a Misty.
—¿Estarías dispuesta a echarme una mano para rebelarme?
Misty se rio por lo bajo.
—Tienes suerte de que el hombre con el que iba a salir haya llamado para anularlo. De acuerdo, estoy dispuesta. ¿Contra qué vas a rebelarte?
—Joe me cacho anoche en la cola del striptease y me arrastró a casa —le explicó ______—. Y hoy... Bueno, no importa, el caso es que ha vuelto a tratarme como si fuera una chiquilla. Así que he pensado que esta noche me gustaría probar ese nuevo pub—discoteca de Jacobsville, para darle en las narices.
Misty volvió a reírse..
—Esa sí que es una gran idea. Te recogeré en quince minutos, _______.
—Bien, te estaré esperando.
______ corrió al piso de abajo, despreocupándose de cómo fuera a reaccionar Joe ante lo que iba a hacer. Que se fastidiara. Él ya tenía una cita, ¿no? Horribles imágenes de su cuerpo bronceado en la cama con la rubia sin cara cruzaron por la mente de la joven, atormentándola. No, se dijo sacudiendo la cabeza obstinada, no iba a dejar que las acciones de Joe la hirieran por más tiempo. ¡Iba a salir al mundo, e iba a vivir!
Asomó la cabeza por la puerta del salón. Una fina columna de humo se elevaba frente a la pantalla del televisor, donde hombres uniformados se disparaban unos a otros.
—Voy a salir con Misty —informó a Nick.
Este giró la cabeza para mirarla. Tenía las largas piernas cruzadas sobre la mesita baja, un vaso de brandy en una mano, y un cigarrillo en la otra.
—De acuerdo,______ —asintió sin ponerle pegas—. Pero no te metas en problemas, ¿eh? Joe y tú andáis como el perro y el gato últimamente, y él no parece necesitar muchas excusas para lanzarse a tu garganta.
—Tranquilo, me portaré bien. Misty y yo solo vamos a ese local de baile nuevo. Te prometo que no haré ninguna locura. Buenas noches
—Buenas noches.
Y así, Nick volvió con las balas y las bombas, y _______ cerró la puerta con un suspiro. Nick era un verdadero encanto. Nunca había tratado de coartarla.
¿Por qué no podría ser Joe como él? Le entraban ganas de matar a alguien cuando pensaba en lo sobre protector que podía llegar a ser. Su vida era suya, y él no tenía derecho a entrometerse. Y no iba a deprimirse por su indiferencia. ¡Ni hablar!
Misty llegó unos minutos después y, con un suspiro de alivio, ______ subió al deportivo de su amiga.
Era viernes por la noche, y el Dance Palace de Jacobsville estaba a reventar. Los fines de semana tocaban en directo una banda del Oeste, y se servían bebidas alcohólicas bastante fuertes. Decididamente era la clase de local al que Joe le prohibiría ir, se dijo _______ con una sonrisa traviesa. En la pista bailaban varias parejas.
—Tranquila, Joe no se enterará de que has venido aquí —le dijo Misty riéndose—. Es verdaderamente ridículo cómo trata de controlarte todo el tiempo.
—No creas que no se lo he tratado de hacer ver, pero no sirve de nada —contestó _______—. No sé por qué no llega a comprender que lo único que quiero es valerme por mí misma.
—Con un poco de suerte no tendrás que esperar demasiado para eso —le confió su amiga—, hay unos apartamentos que quisiera que vinieras a ver conmigo. El otro día estuve hablando con el agente inmobiliario.
—Estupendo —aprobó ________.
Tomó un sorbo de su bebida mientras ignoraba como podía la descarada mirada del hombre que había sentado en la mesa de al lado. No había dejado de mirarla desde que habían llegado. Debía rondar los cuarenta, y no era precisamente guapo. Era muy moreno y tenía una incipiente tripa de cerveza. Llevaba un sombrero de vaquero calado hasta los ojos, y claramente había bebido varias copas de más.
—Ese tipo tan raro no me quita los ojos de encima —le siseó a Misty con desagrado mientras dejaba sobre la mesa el vaso de ginebra.
Detestaba la ginebra, pero Misty le había insistido en que en un local así no podía pedir una gaseosa. —Pasa de él, ya se cansará. ¡Mira, es Tyler! ¡Eh, Ty!
En un instante, Tyler Jacobs estaba a su lado. Era un hombre Joven, alto y fornido, de ojos verdes y sonrisa ligeramente arrogante. A _______ siempre le había infundido algo de temor, pero lo cierto era que no se pavoneaba como harían otros con la fortuna que su familia poseía, y tampoco era un esnob, a pesar de que la localidad de Jacobsville llevaba ese nombre por su abuelo.
—¡Eh!, hola, chicas —las saludó. Tomó una silla de otra mesa y se sentó a horcajadas en ella, con el respaldo delante—. ________, ¿sabe Joseph que estás aquí?
________ se removió incómoda en el asiento y se llevó otra vez el vaso a los labios.
—Soy mayor de edad. Tengo tanto derecho como cualquiera a tomarme una copa si me apetece, y Joe no es mi dueño —le soltó de un tirón. Se sentía la lengua extraña, como si se le hubiera hinchado. o se le hubiese vuelto de trapo.
—Oh... oh... —fue la respuesta de Tyler. Se giró hacia Misty y la señaló con un dedo acusador—. ¿Es esto cosa tuya?
Misty parpadeó rápidamente con las largas pestañas postizas que llevaba, fingiéndose ofendida.
—Yo solo le he facilitado el transporte, eso es todo. ______ es mi amiga y estoy ayudándola a rebelarse.
—Pues si no te andas con cuidado, Joe os matará a las dos —le advirtió Tyler—. Por cierto, ¿dónde está? —le preguntó a ________.
—Ha salido con una de las mujeres de su harén — contestó ______ con desagrado—. No es que a mí me importe, claro. Así al menos me lo quito de encima de vez en cuando —añadió en un tono lo más despreocupado posible.
—_______ se está tomando la revancha —le explicó Misty muy solícita—. Joe la sacó a rastras el otro día de la cola del teatro.
—¡_______! —exclamó Tyler con los ojos como platos—. ¡¿Ibas a ver ese striptease masculino?!
Acostumbrada a esas reacciones puritanas en casa, la joven lo miró molesta y contestó desafiante:
—¿Y cómo quieres que me entere de cómo va el mundo sino? Si por Joe fuera llevaría una venda en los ojos durante el resto de mi vida. Por su culpa no puedo siquiera tener citas como cualquier chica de mi edad.
—Oh, vamos, _______, te trata así porque eres como una hermana pequeña para él —repuso Tyler defendiendo a su amigo—. Lo que pasa es que no quiere que acabes haciéndote daño.
—Soy mayor, si me da la gana puedo tirarme desde un puente —gruñó ________.
Sonaba muy segura de sí misma, pero lo cierto era que se estaba sintiendo cada vez peor. Cerró los ojos un momento pero se forzó a abrirlos al instante. Tyler podía ser tan aguafiestas como Joe y Nick, y si se daba cuenta de que estaba mareada y con ganas de vomitar la sacaría de allí antes de que pudiera decir una palabra.
—¿Qué estás tomando? —inquirió Tyler mirando el vaso suspicaz.
—Ginebra —respondió ella con firmeza—. ¿Quieres un poco?
—No, gracias, no bebo —contestó él con una leve sonrisa—. Buena, tengo que irme. Cuida bien de ella, Misty.
—No necesito que me cuide nadie —intervino _______ enfurruñada.
—¿No te quedas a bailar con nosotras? —inquirió Misty.
—No puedo, he de recoger a Madison —dijo Tyler poniéndose de pie—. Esta noche trabajaba hasta tarde, tiene el coche en el taller.
—¿Sabes qué? —murmuró _______ alzando la vista hacia él—.Madison tiene suerte de tener a un hermano como tú. Seguro que no le pones espías que la vigilen mientras trabaja, ni guardaespaldas que la sigan de cerca cuando vuelve tarde a casa, ni matones que le quiten de encima a los pretendientes, ni...
Tyler pestañeaba repetidamente, mirándola confuso.
—Tranquilo, es solo que está enfadada con Joe, nada más. Claro que yo no podría enfadarme con un hombre tan encantador porque se mostrara demasiado protector conmigo...
—No creo que lo encuentres tan encantador si se entera de que has traído a ______ aquí —advirtió Tyler—. ¿No lo has visto nunca enfadado?
Misty se apartó el cabello rizado del rostro, incómoda.
—________ dice que Nick puede ser peor —apuntó.
—Yo no estaría tan seguro de eso —repuso Tyler enarcando una ceja—. Están cortados por el mismo patrón —se volvió hacia _______ y le puso una mano en el hombro—. No bebas más de eso —le dijo señalando el vaso de ginebra con un gesto de la cabeza.
—Lo que tú digas, Ty —le dijo _______ sonriendo burlona—. Buenas noches.
—Buenas noches —contestó él.
No estaba seguro de que fuera una buena idea dejarla allí, pero a pesar de todo se dio media vuelta y salió
del local.
—¡Qué raro!, ¿verdad? ¿Qué estaría haciendo aquí? —dijo Misty—. Si no bebe...
—Tal vez estuviera buscando a alguien —sugirió _______—. Muchos rancheros se reúnen aquí los fines de semana, ¿no? —tomó un trago más del vaso—. Esto no está malo del todo, ¿sabes?
—Creí que ibas a hacerle caso a Tyler —le dijo su amiga entre divertida y preocupada. Le pareció que un poco de alcohol la animaría, pero parecía que no lo aguantaba demasiado bien.
—Odio a los hombres —declaró ______—. A todos los hombres, pero sobre todo a Joe —y tomó otro trago más.
Misty decidió que tal vez sería mejor no tentar a la suerte.
—Oye, ______, no te muevas de aquí. Vuelvo enseguida, ¿de acuerdo?
Se puso de pie y salió del local, esperando que Tyler no estuviera ya muy lejos. Intuía que iba a necesitar ayuda para sacar a _______ de allí si no dejaba de beber.
En cuanto Misty se levantó, el hombretón de la mesa contigua que no había quitado a ______ el ojo de encima, aprovechó la ocasión. Se sentó junto a ella, y sus ojillos hundidos la recorrieron de abajo arriba.
—Bueno... Solos al fin —le dijo en un tono libidinoso. Apestaba a alcohol y sudor—. Eres una monada. Me llamo Jimmy, y vivo solo. Estoy buscando a una mujer que me cuide, me limpie la casa, cocine para mí... y a la que hacerle el amor todas las noches. ¿Qué dices?. ¿,no te gustara venir conmigo?
______ se estremeció y trató de apartarse de él, pero el tipo le había rodeado la cintura con el brazo,
—¡Déjeme! —gimoteó asustada.
—No te me pongas tímida ahora... Si estabas aquí con tu amiguita es porque buscabais algo, ¿no es así? Pues yo puedo dártelo... —le pasó un dedo sucio por el brazo—. Vamos, dale un besito al tío Jimmy...
Intentó atraerla hacia sí, pero _______ se revolvió y le volcó el resto de la ginebra encima. El tipo se puso de pie maldiciendo, con una mirada homicida en los ojos de borracho.
—¡Lo has hecho a propósito! —le gritó agarrándola de la muñeca y retorciéndosela—. ¡Te vas a enterar, puerca!
________ sentía un dolor cada vez mayor, pero el tipo no la soltaba. La gente que estaba alrededor se había vuelto y miraban, pero nadie hacía nada por ayudarla. Quería llorar.
—Suéltala.
Aquella voz le sonó profunda, peligrosa, y, lo mejor de todo, familiar. _______ se quedó sin respiración al reconocerla, así como al hombre alto y moreno a su lado. ¡Joseph!
—¡Métete en tus asuntos! —le espetó el sucio borracho.
Joe le agarró el brazo y se lo retorció hasta que el hombre aulló y gimoteó como un niño. Joe lo soltó y el tipo se dejó caer al suelo, agarrándose el miembro dolorido.
Otro hombre, más joven y forzudo, avanzó hacia Joe.
—¡Eh, tú!, ¿qué le haces a mi amigo?
—Darle su merecido. ¿Acaso tienes algo que objetar? —los ojos de Joe relampagueaban.
—¡Ya lo creo!
El hombre le lanzó un puñetazo, pero era demasiado lento. Joe se apartó a tiempo, lo agarró y lo arrojó sobre una de las mesas, que se partió en dos como una nuez.
Joe se agachó para recoger el sombrero, que se le había caído al esquivar el golpe, y se peinó el cabello con los dedos mientras miraba desafiante en derredor.
—¿Alguien más? —invitó a los que lo observaban. La gente empezó a dispersarse y la banda comenzó a tocar de nuevo. Joe se volvió hacia _______. —Um... Hola —acertó a decir la joven—. Pensé que tenías una cita.
Joe no dijo nada, pero las llamas en sus ojos lo expresaban todo. No admitiría jamás que la cita que había tenido era una cena de negocios, ni lo furioso que se había sentido al verla acosada, y en ese momento desde luego le parecía que holgaba decirle que había imaginado que algo así ocurriría en su ausencia.
—¿No has visto a Misty? —inquirió _______ ansiosa. —Por suerte para ella no —respondió él en un tono gélido—. Ve por tu bolso.
_______, temblorosa, rebuscó por el suelo debajo de la mesa hasta dar con él. No había duda de que Joe tenía un don especial para intimidar a la gente, pensó mientras iba hacia él y lo veía colocarse el sombrero. Los dos hombres a los que se había enfrentado parecían haber perdido su bravuconería y se apartaron cuando pasaron a su lado. Pero quizá, lo más sorprendente de todo, se dijo _______, era lo tranquilo que se veía a Joe a pesar de la que se había armado en un momento.
En la puerta del local estaban Misty y Tyler. La amiga de ______ miró a Joe aprensiva.
—No ha sido exactamente culpa mía, Joey —comenzó en un tono avergonzado.
Joe la miró con frialdad.
—Ya sabes lo que pienso de esta «amistad», y sé cuál es la razón que hay detrás de ella, aunque ________(Nombre Completo) no lo sepa.
Debía estar realmente enfadado, pensó ________, nunca la llamaba por su nombre completo. ¿Qué habría querido decir con aquello?, pensó extrañada. ¿Y por qué se había puesto de pronto Misty tan colorada?
—Será mejor que vaya a buscar a Madison —murmuró Tyler—. Iba a ofrecerle a _______ que si quería que la llevara a casa, pero, dadas las circunstancias, me alivia que hayas aparecido —le dijo a Joe.
—Si Nick, se entera de que has estado aquí con ella te pegaría un puñetazo, pero gracias de todos modos —contestó este.
Tomó a _______ de! brazo y la hizo andar hacia su Jaguar—. Imagino que ha sido tu «amiga» quien te ha traído a la ciudad.
—Sí —asintió la joven sin alzar la vista—, vinimos en su coche —se sentía cansada y mareada.
«Ahora sí que debo parecer una chiquilla inmadura», pensó, «siendo salvada del matón de turno en el recreo por mi hermano mayor», Los ojos le escocían por las lágrimas, pero las retuvo con gran esfuerzo para que Joe no advirtiese lo agitada que estaba.
Entraron en el coche.
—No puedo creerlo —murmuró él furioso, casi para sí, mientras se ajustaba el cinturón de seguridad—. Me gustaría saber qué diablos te ha dado últimamente. La otra noche te encuentro haciendo cola para ver un striptease masculino, y hoy estás emborrachándote en un bar y ligando con extraños.
—¡Yo no estaba ligando con ese sátiro! —protestó _______ con la voz temblorosa por la ira—. ¡Ni siquiera iba vestida de una forma provocativa!
Joe la miró de hito en hito.
—¡Estabas en un bar, sin acompañante, esa es toda la provocación que un hombre necesita!
_______ rehuyó su mirada. Sabía que, de no hacerlo, se echaría a llorar. Junto las manos con fuerza sobre su regazo y giró la cabeza hacia la ventanilla mientras él arrancaba.
—¿Quieres que te lleve en brazos a la casa? —le ofreció Joe mientras la ayudaba a bajar del coche, al ver que se tambaleaba un poco.
—No, gracias —repuso ______ observando que Joe la llevaba a la puerta de la cocina—. ¿Vas a hacerme entrar por la puerta de atrás para que Nick no me vea? —le dijo desafiante.
—Fue Nick quien me dijo dónde estabas —contestó él mientras introducía la llave en la cerradura y abría—.
Está todavía viendo su película.
—Oh —musitó _______. Entró en la casa—. ¿Y tu cita?
—Eso no importa ahora —respondió Joe con aspereza—, pero desde luego cada vez estoy más convencido de que he desarrollado un radar interno para cuando te metes en problemas.
_______ enrojeció. Se sentía muy extraña aquella noche: asustada y nerviosa, e incluso un poco insegura. Además, la ginebra había eliminado en cierto modo sus inhibiciones, y tendría que tener mucho cuidado para no dejar entrever a Joe lo vulnerable que se sentía cada vez que se acercaba a ella.
Fue delante de él, atravesando la enorme y reluciente cocina y el pasillo, hasta llegar a las escaleras —_________ —la llamó Joe antes de que empezara a subirlas.
Ella se detuvo, pero no se volvió, no se atrevía, por miedo a que su rostro delatara sus sentimientos. De pronto él estaba detrás de ella, demasiado cerca.
—¿Qué es lo que te ocurre, cariño?
El tono de su voz le partió el corazón a _______. Era un tono que no solía oírle demasiado, el que empleaba con los niños, y con los potrillos. Lo había empleado también con ella el día que perdió a su madre en el accidente.
La joven se irguió, tratando de controlar el temblor de sus piernas.
—Es que... ese... ese hombre... —comenzó, incapaz de decirle que era desdichada porque sabía que jamás podría amarla.
—Olvídate de él, _______, no era más que un maldito borracho —le dijo Joe. La tomó por los hombros y la hizo volverse hacia él. Era curioso como, teniendo la fuerza que tenía, podía asirla con tanta suavidad—. Tú estás bien, y eso es lo que importa —le dijo suavemente—. No ha pasado nada.
—Claro que no ha pasado —murmuró _______ hundida—, porque tú me rescataste... Siempre me rescatas —cerró los ojos y una lágrima rodó por su mejilla—. ¿No has pensado nunca que si siempre me sacas las castañas del fuego jamás podré valerme por mí misma? —alzó los ojos borrosos hacia su rostro—. Tienes que dejarme probar mis alas, Joe. Tienes que hacerlo...
Había mucho de verdad en las palabras de la joven, y lo cierto era que Joe no sabía qué responder. Nunca antes había advertido en ella aquella inquietud, aquella prisa por alejarse de él. Estaba melancólica, cuando a lo largo de los cinco años anteriores se había mostrado siempre como un duendecillo alegre y travieso, siempre dispuesto a la risa, incitándolo a formar parte en sus juegos. _______ no podía imaginar lo sombría que había sido la vida en aquella casa antes de que fuera a vivir con ellos. Nick casi nunca se reía, y Joe había terminado acostumbrándose y pareciéndose a él, pero _______ les había devuelto la sonrisa a los dos, había coloreado su mundo, antes gris. Era una chica de rasgos finos y cuando se reía... Cuando se reía era preciosa.
—Yo... No me importa que vayas a sitios normales —murmuró—, pero primero te pillo haciendo cola para ver a un puñado de hombres desnudarse, y después te vas a un club a emborracharte... ¿Por qué? —le preguntó suavemente. Había curiosidad y preocupación en su voz.
________ parecía incómoda.
—Esas cosas me producen curiosidad —respondió finalmente.
Joe la miró a los ojos durante largo rato.
—No se trata solo de eso —le dijo relajando la suave presión sobre sus brazos. _______ podía sentir el calor de sus manos a través de la tela de las mangas—. Hay algo que está carcomiéndote. ¿No puedes contarme qué es?
_______ se quedó sin respiración. Había olvidado lo perceptivo que podía ser. En ocasiones parecía que pudiera ver a través de ella. Bajó la vista, pero fue aún peor, porque vio el pecho de Joe subiendo y bajando. Podía entrever el vello del tórax a través de los botones superiores abiertos. Le había visto el torso desnudo algunas veces, al salir de la ducha, y siempre sentía un deseo difícilmente refrenable de correr a su lado para acariciar la vasta extensión.
—_______, ¿estás escuchándome? —murmuró Joe de pronto sacudiéndola suavemente.
Sus ojos se encontraron frente a frente, y _______ creyó ver por un instante algo en ellos, pero luego todo volvió a ser oscuridad y secretos. Entreabrió un poco los labios, dejando escapar un suspiro de frustración. ¿Por qué seguía sintiéndose mal? Cuando Misty le había contado que la semana pasada lo había visto con una rubia despampanante, se había hecho la firme promesa de sacarlo de su mente, de resignarse. Al fin y al cabo era lo más lógico, ella no tenía nada que hacer, no era sofisticada. Por eso había tratado de escapar de su influjo la noche anterior, y esa noche, pero había fracasado. Allí hacia donde se dirigiera, se topaba siempre con él, persiguiéndola, sin darse cuenta del daño que le hacía.
—¿Qué? —preguntó aturdida.
Joe suspiró con pesadez y sacudió la cabeza. —Es imposible tratar de razonar contigo en este estado. Vete a la cama.
—Era lo que iba a hacer.
Se dio la vuelta y subió las escaleras, los ojos llenos de lágrimas que no quería que él viera. «¡Oh, Joe!», gimió para sí, «estás matándome...».
Entró en su habitación y cerró la puerta tras de sí. Pensó en echar el pestillo para que no la molestaran, pero la idea se le antojó ridícula. ¡Como si Joe fuera a subir para consolarla o pedirle disculpas! Entró en el cuarto de baño para lavarse la cara, y mientras abría el grifo prorrumpió en una risa entre amarga y divertida por lo surrealista de la idea.
______ cenó sola. Habían llamado a Nick por teléfono al poco rato de llegar a casa, y le había dicho a María que le pusiera la cena en una bandeja para que pudiera ver la película que había comprado mientras comía. Joe había ido a casa también, para cambiarse para su cita, y ______ se quedó en su habitación hasta que se marchó. No quería siquiera enterarse de cómo se había puesto de guapo. Le repugnaba la sola idea de imaginarlo con alguna rubia a la que no podía ni deseaba poner cara. Entonces fue cuando decidió que tenía que salir de allí o reventaría. No había planeado rebelarse aquella noche, pero sencillamente no podía sentarse con Nick a ver su película. Si lo hacía, estaba segura de que no le prestaría ninguna atención, que solo se deprimiría acordándose de Joe, de modo que se puso unos pantalones, una blusa, se peinó el cabello y llamó por teléfono a Misty.
—¿Estarías dispuesta a echarme una mano para rebelarme?
Misty se rio por lo bajo.
—Tienes suerte de que el hombre con el que iba a salir haya llamado para anularlo. De acuerdo, estoy dispuesta. ¿Contra qué vas a rebelarte?
—Joe me cacho anoche en la cola del striptease y me arrastró a casa —le explicó ______—. Y hoy... Bueno, no importa, el caso es que ha vuelto a tratarme como si fuera una chiquilla. Así que he pensado que esta noche me gustaría probar ese nuevo pub—discoteca de Jacobsville, para darle en las narices.
Misty volvió a reírse..
—Esa sí que es una gran idea. Te recogeré en quince minutos, _______.
—Bien, te estaré esperando.
______ corrió al piso de abajo, despreocupándose de cómo fuera a reaccionar Joe ante lo que iba a hacer. Que se fastidiara. Él ya tenía una cita, ¿no? Horribles imágenes de su cuerpo bronceado en la cama con la rubia sin cara cruzaron por la mente de la joven, atormentándola. No, se dijo sacudiendo la cabeza obstinada, no iba a dejar que las acciones de Joe la hirieran por más tiempo. ¡Iba a salir al mundo, e iba a vivir!
Asomó la cabeza por la puerta del salón. Una fina columna de humo se elevaba frente a la pantalla del televisor, donde hombres uniformados se disparaban unos a otros.
—Voy a salir con Misty —informó a Nick.
Este giró la cabeza para mirarla. Tenía las largas piernas cruzadas sobre la mesita baja, un vaso de brandy en una mano, y un cigarrillo en la otra.
—De acuerdo,______ —asintió sin ponerle pegas—. Pero no te metas en problemas, ¿eh? Joe y tú andáis como el perro y el gato últimamente, y él no parece necesitar muchas excusas para lanzarse a tu garganta.
—Tranquilo, me portaré bien. Misty y yo solo vamos a ese local de baile nuevo. Te prometo que no haré ninguna locura. Buenas noches
—Buenas noches.
Y así, Nick volvió con las balas y las bombas, y _______ cerró la puerta con un suspiro. Nick era un verdadero encanto. Nunca había tratado de coartarla.
¿Por qué no podría ser Joe como él? Le entraban ganas de matar a alguien cuando pensaba en lo sobre protector que podía llegar a ser. Su vida era suya, y él no tenía derecho a entrometerse. Y no iba a deprimirse por su indiferencia. ¡Ni hablar!
Misty llegó unos minutos después y, con un suspiro de alivio, ______ subió al deportivo de su amiga.
Era viernes por la noche, y el Dance Palace de Jacobsville estaba a reventar. Los fines de semana tocaban en directo una banda del Oeste, y se servían bebidas alcohólicas bastante fuertes. Decididamente era la clase de local al que Joe le prohibiría ir, se dijo _______ con una sonrisa traviesa. En la pista bailaban varias parejas.
—Tranquila, Joe no se enterará de que has venido aquí —le dijo Misty riéndose—. Es verdaderamente ridículo cómo trata de controlarte todo el tiempo.
—No creas que no se lo he tratado de hacer ver, pero no sirve de nada —contestó _______—. No sé por qué no llega a comprender que lo único que quiero es valerme por mí misma.
—Con un poco de suerte no tendrás que esperar demasiado para eso —le confió su amiga—, hay unos apartamentos que quisiera que vinieras a ver conmigo. El otro día estuve hablando con el agente inmobiliario.
—Estupendo —aprobó ________.
Tomó un sorbo de su bebida mientras ignoraba como podía la descarada mirada del hombre que había sentado en la mesa de al lado. No había dejado de mirarla desde que habían llegado. Debía rondar los cuarenta, y no era precisamente guapo. Era muy moreno y tenía una incipiente tripa de cerveza. Llevaba un sombrero de vaquero calado hasta los ojos, y claramente había bebido varias copas de más.
—Ese tipo tan raro no me quita los ojos de encima —le siseó a Misty con desagrado mientras dejaba sobre la mesa el vaso de ginebra.
Detestaba la ginebra, pero Misty le había insistido en que en un local así no podía pedir una gaseosa. —Pasa de él, ya se cansará. ¡Mira, es Tyler! ¡Eh, Ty!
En un instante, Tyler Jacobs estaba a su lado. Era un hombre Joven, alto y fornido, de ojos verdes y sonrisa ligeramente arrogante. A _______ siempre le había infundido algo de temor, pero lo cierto era que no se pavoneaba como harían otros con la fortuna que su familia poseía, y tampoco era un esnob, a pesar de que la localidad de Jacobsville llevaba ese nombre por su abuelo.
—¡Eh!, hola, chicas —las saludó. Tomó una silla de otra mesa y se sentó a horcajadas en ella, con el respaldo delante—. ________, ¿sabe Joseph que estás aquí?
________ se removió incómoda en el asiento y se llevó otra vez el vaso a los labios.
—Soy mayor de edad. Tengo tanto derecho como cualquiera a tomarme una copa si me apetece, y Joe no es mi dueño —le soltó de un tirón. Se sentía la lengua extraña, como si se le hubiera hinchado. o se le hubiese vuelto de trapo.
—Oh... oh... —fue la respuesta de Tyler. Se giró hacia Misty y la señaló con un dedo acusador—. ¿Es esto cosa tuya?
Misty parpadeó rápidamente con las largas pestañas postizas que llevaba, fingiéndose ofendida.
—Yo solo le he facilitado el transporte, eso es todo. ______ es mi amiga y estoy ayudándola a rebelarse.
—Pues si no te andas con cuidado, Joe os matará a las dos —le advirtió Tyler—. Por cierto, ¿dónde está? —le preguntó a ________.
—Ha salido con una de las mujeres de su harén — contestó ______ con desagrado—. No es que a mí me importe, claro. Así al menos me lo quito de encima de vez en cuando —añadió en un tono lo más despreocupado posible.
—_______ se está tomando la revancha —le explicó Misty muy solícita—. Joe la sacó a rastras el otro día de la cola del teatro.
—¡_______! —exclamó Tyler con los ojos como platos—. ¡¿Ibas a ver ese striptease masculino?!
Acostumbrada a esas reacciones puritanas en casa, la joven lo miró molesta y contestó desafiante:
—¿Y cómo quieres que me entere de cómo va el mundo sino? Si por Joe fuera llevaría una venda en los ojos durante el resto de mi vida. Por su culpa no puedo siquiera tener citas como cualquier chica de mi edad.
—Oh, vamos, _______, te trata así porque eres como una hermana pequeña para él —repuso Tyler defendiendo a su amigo—. Lo que pasa es que no quiere que acabes haciéndote daño.
—Soy mayor, si me da la gana puedo tirarme desde un puente —gruñó ________.
Sonaba muy segura de sí misma, pero lo cierto era que se estaba sintiendo cada vez peor. Cerró los ojos un momento pero se forzó a abrirlos al instante. Tyler podía ser tan aguafiestas como Joe y Nick, y si se daba cuenta de que estaba mareada y con ganas de vomitar la sacaría de allí antes de que pudiera decir una palabra.
—¿Qué estás tomando? —inquirió Tyler mirando el vaso suspicaz.
—Ginebra —respondió ella con firmeza—. ¿Quieres un poco?
—No, gracias, no bebo —contestó él con una leve sonrisa—. Buena, tengo que irme. Cuida bien de ella, Misty.
—No necesito que me cuide nadie —intervino _______ enfurruñada.
—¿No te quedas a bailar con nosotras? —inquirió Misty.
—No puedo, he de recoger a Madison —dijo Tyler poniéndose de pie—. Esta noche trabajaba hasta tarde, tiene el coche en el taller.
—¿Sabes qué? —murmuró _______ alzando la vista hacia él—.Madison tiene suerte de tener a un hermano como tú. Seguro que no le pones espías que la vigilen mientras trabaja, ni guardaespaldas que la sigan de cerca cuando vuelve tarde a casa, ni matones que le quiten de encima a los pretendientes, ni...
Tyler pestañeaba repetidamente, mirándola confuso.
—Tranquilo, es solo que está enfadada con Joe, nada más. Claro que yo no podría enfadarme con un hombre tan encantador porque se mostrara demasiado protector conmigo...
—No creo que lo encuentres tan encantador si se entera de que has traído a ______ aquí —advirtió Tyler—. ¿No lo has visto nunca enfadado?
Misty se apartó el cabello rizado del rostro, incómoda.
—________ dice que Nick puede ser peor —apuntó.
—Yo no estaría tan seguro de eso —repuso Tyler enarcando una ceja—. Están cortados por el mismo patrón —se volvió hacia _______ y le puso una mano en el hombro—. No bebas más de eso —le dijo señalando el vaso de ginebra con un gesto de la cabeza.
—Lo que tú digas, Ty —le dijo _______ sonriendo burlona—. Buenas noches.
—Buenas noches —contestó él.
No estaba seguro de que fuera una buena idea dejarla allí, pero a pesar de todo se dio media vuelta y salió
del local.
—¡Qué raro!, ¿verdad? ¿Qué estaría haciendo aquí? —dijo Misty—. Si no bebe...
—Tal vez estuviera buscando a alguien —sugirió _______—. Muchos rancheros se reúnen aquí los fines de semana, ¿no? —tomó un trago más del vaso—. Esto no está malo del todo, ¿sabes?
—Creí que ibas a hacerle caso a Tyler —le dijo su amiga entre divertida y preocupada. Le pareció que un poco de alcohol la animaría, pero parecía que no lo aguantaba demasiado bien.
—Odio a los hombres —declaró ______—. A todos los hombres, pero sobre todo a Joe —y tomó otro trago más.
Misty decidió que tal vez sería mejor no tentar a la suerte.
—Oye, ______, no te muevas de aquí. Vuelvo enseguida, ¿de acuerdo?
Se puso de pie y salió del local, esperando que Tyler no estuviera ya muy lejos. Intuía que iba a necesitar ayuda para sacar a _______ de allí si no dejaba de beber.
En cuanto Misty se levantó, el hombretón de la mesa contigua que no había quitado a ______ el ojo de encima, aprovechó la ocasión. Se sentó junto a ella, y sus ojillos hundidos la recorrieron de abajo arriba.
—Bueno... Solos al fin —le dijo en un tono libidinoso. Apestaba a alcohol y sudor—. Eres una monada. Me llamo Jimmy, y vivo solo. Estoy buscando a una mujer que me cuide, me limpie la casa, cocine para mí... y a la que hacerle el amor todas las noches. ¿Qué dices?. ¿,no te gustara venir conmigo?
______ se estremeció y trató de apartarse de él, pero el tipo le había rodeado la cintura con el brazo,
—¡Déjeme! —gimoteó asustada.
—No te me pongas tímida ahora... Si estabas aquí con tu amiguita es porque buscabais algo, ¿no es así? Pues yo puedo dártelo... —le pasó un dedo sucio por el brazo—. Vamos, dale un besito al tío Jimmy...
Intentó atraerla hacia sí, pero _______ se revolvió y le volcó el resto de la ginebra encima. El tipo se puso de pie maldiciendo, con una mirada homicida en los ojos de borracho.
—¡Lo has hecho a propósito! —le gritó agarrándola de la muñeca y retorciéndosela—. ¡Te vas a enterar, puerca!
________ sentía un dolor cada vez mayor, pero el tipo no la soltaba. La gente que estaba alrededor se había vuelto y miraban, pero nadie hacía nada por ayudarla. Quería llorar.
—Suéltala.
Aquella voz le sonó profunda, peligrosa, y, lo mejor de todo, familiar. _______ se quedó sin respiración al reconocerla, así como al hombre alto y moreno a su lado. ¡Joseph!
—¡Métete en tus asuntos! —le espetó el sucio borracho.
Joe le agarró el brazo y se lo retorció hasta que el hombre aulló y gimoteó como un niño. Joe lo soltó y el tipo se dejó caer al suelo, agarrándose el miembro dolorido.
Otro hombre, más joven y forzudo, avanzó hacia Joe.
—¡Eh, tú!, ¿qué le haces a mi amigo?
—Darle su merecido. ¿Acaso tienes algo que objetar? —los ojos de Joe relampagueaban.
—¡Ya lo creo!
El hombre le lanzó un puñetazo, pero era demasiado lento. Joe se apartó a tiempo, lo agarró y lo arrojó sobre una de las mesas, que se partió en dos como una nuez.
Joe se agachó para recoger el sombrero, que se le había caído al esquivar el golpe, y se peinó el cabello con los dedos mientras miraba desafiante en derredor.
—¿Alguien más? —invitó a los que lo observaban. La gente empezó a dispersarse y la banda comenzó a tocar de nuevo. Joe se volvió hacia _______. —Um... Hola —acertó a decir la joven—. Pensé que tenías una cita.
Joe no dijo nada, pero las llamas en sus ojos lo expresaban todo. No admitiría jamás que la cita que había tenido era una cena de negocios, ni lo furioso que se había sentido al verla acosada, y en ese momento desde luego le parecía que holgaba decirle que había imaginado que algo así ocurriría en su ausencia.
—¿No has visto a Misty? —inquirió _______ ansiosa. —Por suerte para ella no —respondió él en un tono gélido—. Ve por tu bolso.
_______, temblorosa, rebuscó por el suelo debajo de la mesa hasta dar con él. No había duda de que Joe tenía un don especial para intimidar a la gente, pensó mientras iba hacia él y lo veía colocarse el sombrero. Los dos hombres a los que se había enfrentado parecían haber perdido su bravuconería y se apartaron cuando pasaron a su lado. Pero quizá, lo más sorprendente de todo, se dijo _______, era lo tranquilo que se veía a Joe a pesar de la que se había armado en un momento.
En la puerta del local estaban Misty y Tyler. La amiga de ______ miró a Joe aprensiva.
—No ha sido exactamente culpa mía, Joey —comenzó en un tono avergonzado.
Joe la miró con frialdad.
—Ya sabes lo que pienso de esta «amistad», y sé cuál es la razón que hay detrás de ella, aunque ________(Nombre Completo) no lo sepa.
Debía estar realmente enfadado, pensó ________, nunca la llamaba por su nombre completo. ¿Qué habría querido decir con aquello?, pensó extrañada. ¿Y por qué se había puesto de pronto Misty tan colorada?
—Será mejor que vaya a buscar a Madison —murmuró Tyler—. Iba a ofrecerle a _______ que si quería que la llevara a casa, pero, dadas las circunstancias, me alivia que hayas aparecido —le dijo a Joe.
—Si Nick, se entera de que has estado aquí con ella te pegaría un puñetazo, pero gracias de todos modos —contestó este.
Tomó a _______ de! brazo y la hizo andar hacia su Jaguar—. Imagino que ha sido tu «amiga» quien te ha traído a la ciudad.
—Sí —asintió la joven sin alzar la vista—, vinimos en su coche —se sentía cansada y mareada.
«Ahora sí que debo parecer una chiquilla inmadura», pensó, «siendo salvada del matón de turno en el recreo por mi hermano mayor», Los ojos le escocían por las lágrimas, pero las retuvo con gran esfuerzo para que Joe no advirtiese lo agitada que estaba.
Entraron en el coche.
—No puedo creerlo —murmuró él furioso, casi para sí, mientras se ajustaba el cinturón de seguridad—. Me gustaría saber qué diablos te ha dado últimamente. La otra noche te encuentro haciendo cola para ver un striptease masculino, y hoy estás emborrachándote en un bar y ligando con extraños.
—¡Yo no estaba ligando con ese sátiro! —protestó _______ con la voz temblorosa por la ira—. ¡Ni siquiera iba vestida de una forma provocativa!
Joe la miró de hito en hito.
—¡Estabas en un bar, sin acompañante, esa es toda la provocación que un hombre necesita!
_______ rehuyó su mirada. Sabía que, de no hacerlo, se echaría a llorar. Junto las manos con fuerza sobre su regazo y giró la cabeza hacia la ventanilla mientras él arrancaba.
—¿Quieres que te lleve en brazos a la casa? —le ofreció Joe mientras la ayudaba a bajar del coche, al ver que se tambaleaba un poco.
—No, gracias —repuso ______ observando que Joe la llevaba a la puerta de la cocina—. ¿Vas a hacerme entrar por la puerta de atrás para que Nick no me vea? —le dijo desafiante.
—Fue Nick quien me dijo dónde estabas —contestó él mientras introducía la llave en la cerradura y abría—.
Está todavía viendo su película.
—Oh —musitó _______. Entró en la casa—. ¿Y tu cita?
—Eso no importa ahora —respondió Joe con aspereza—, pero desde luego cada vez estoy más convencido de que he desarrollado un radar interno para cuando te metes en problemas.
_______ enrojeció. Se sentía muy extraña aquella noche: asustada y nerviosa, e incluso un poco insegura. Además, la ginebra había eliminado en cierto modo sus inhibiciones, y tendría que tener mucho cuidado para no dejar entrever a Joe lo vulnerable que se sentía cada vez que se acercaba a ella.
Fue delante de él, atravesando la enorme y reluciente cocina y el pasillo, hasta llegar a las escaleras —_________ —la llamó Joe antes de que empezara a subirlas.
Ella se detuvo, pero no se volvió, no se atrevía, por miedo a que su rostro delatara sus sentimientos. De pronto él estaba detrás de ella, demasiado cerca.
—¿Qué es lo que te ocurre, cariño?
El tono de su voz le partió el corazón a _______. Era un tono que no solía oírle demasiado, el que empleaba con los niños, y con los potrillos. Lo había empleado también con ella el día que perdió a su madre en el accidente.
La joven se irguió, tratando de controlar el temblor de sus piernas.
—Es que... ese... ese hombre... —comenzó, incapaz de decirle que era desdichada porque sabía que jamás podría amarla.
—Olvídate de él, _______, no era más que un maldito borracho —le dijo Joe. La tomó por los hombros y la hizo volverse hacia él. Era curioso como, teniendo la fuerza que tenía, podía asirla con tanta suavidad—. Tú estás bien, y eso es lo que importa —le dijo suavemente—. No ha pasado nada.
—Claro que no ha pasado —murmuró _______ hundida—, porque tú me rescataste... Siempre me rescatas —cerró los ojos y una lágrima rodó por su mejilla—. ¿No has pensado nunca que si siempre me sacas las castañas del fuego jamás podré valerme por mí misma? —alzó los ojos borrosos hacia su rostro—. Tienes que dejarme probar mis alas, Joe. Tienes que hacerlo...
Había mucho de verdad en las palabras de la joven, y lo cierto era que Joe no sabía qué responder. Nunca antes había advertido en ella aquella inquietud, aquella prisa por alejarse de él. Estaba melancólica, cuando a lo largo de los cinco años anteriores se había mostrado siempre como un duendecillo alegre y travieso, siempre dispuesto a la risa, incitándolo a formar parte en sus juegos. _______ no podía imaginar lo sombría que había sido la vida en aquella casa antes de que fuera a vivir con ellos. Nick casi nunca se reía, y Joe había terminado acostumbrándose y pareciéndose a él, pero _______ les había devuelto la sonrisa a los dos, había coloreado su mundo, antes gris. Era una chica de rasgos finos y cuando se reía... Cuando se reía era preciosa.
—Yo... No me importa que vayas a sitios normales —murmuró—, pero primero te pillo haciendo cola para ver a un puñado de hombres desnudarse, y después te vas a un club a emborracharte... ¿Por qué? —le preguntó suavemente. Había curiosidad y preocupación en su voz.
________ parecía incómoda.
—Esas cosas me producen curiosidad —respondió finalmente.
Joe la miró a los ojos durante largo rato.
—No se trata solo de eso —le dijo relajando la suave presión sobre sus brazos. _______ podía sentir el calor de sus manos a través de la tela de las mangas—. Hay algo que está carcomiéndote. ¿No puedes contarme qué es?
_______ se quedó sin respiración. Había olvidado lo perceptivo que podía ser. En ocasiones parecía que pudiera ver a través de ella. Bajó la vista, pero fue aún peor, porque vio el pecho de Joe subiendo y bajando. Podía entrever el vello del tórax a través de los botones superiores abiertos. Le había visto el torso desnudo algunas veces, al salir de la ducha, y siempre sentía un deseo difícilmente refrenable de correr a su lado para acariciar la vasta extensión.
—_______, ¿estás escuchándome? —murmuró Joe de pronto sacudiéndola suavemente.
Sus ojos se encontraron frente a frente, y _______ creyó ver por un instante algo en ellos, pero luego todo volvió a ser oscuridad y secretos. Entreabrió un poco los labios, dejando escapar un suspiro de frustración. ¿Por qué seguía sintiéndose mal? Cuando Misty le había contado que la semana pasada lo había visto con una rubia despampanante, se había hecho la firme promesa de sacarlo de su mente, de resignarse. Al fin y al cabo era lo más lógico, ella no tenía nada que hacer, no era sofisticada. Por eso había tratado de escapar de su influjo la noche anterior, y esa noche, pero había fracasado. Allí hacia donde se dirigiera, se topaba siempre con él, persiguiéndola, sin darse cuenta del daño que le hacía.
—¿Qué? —preguntó aturdida.
Joe suspiró con pesadez y sacudió la cabeza. —Es imposible tratar de razonar contigo en este estado. Vete a la cama.
—Era lo que iba a hacer.
Se dio la vuelta y subió las escaleras, los ojos llenos de lágrimas que no quería que él viera. «¡Oh, Joe!», gimió para sí, «estás matándome...».
Entró en su habitación y cerró la puerta tras de sí. Pensó en echar el pestillo para que no la molestaran, pero la idea se le antojó ridícula. ¡Como si Joe fuera a subir para consolarla o pedirle disculpas! Entró en el cuarto de baño para lavarse la cara, y mientras abría el grifo prorrumpió en una risa entre amarga y divertida por lo surrealista de la idea.
Joelicious
Re: NUEVA NOVELA "“Descubriendo el amor” (Joe & Tú)
Primera lectora n.n
síguela por favor :) me gusto mucho
pero joe :( por que eres tan ciego
síguela por favor :) me gusto mucho
pero joe :( por que eres tan ciego
♥desttinyjonas♥
"Descubriendo el amor" - Capítulo 4
Hola bienvenida, que bueno que te está gustando, estoy segura que te seguira encantando, aquí dejo otros 2 capítulos...
Capítulo 4
_______ consiguió meterse el camisón de satén plateado, pero mareada como estaba por los efectos del alcohol, no acertaba a meter los botones del delantero en los ojales. Frustrada, alzó la vista hacia el espejo, y la sorprendió el aire tan sexy y sofisticado que le otorgaba el camisón abierto, dejando parte de sus senos sonrosados al descubierto. Parecía mucho más madura así. Se rio ante su ridícula fascinación, y se dejó caer sobre la colcha rosa pálido de la cama con dosel, dejando uno de sus senos totalmente al descubierto. La joven cerró los ojos despreocupada. ¿Qué importaba?, se dijo dejándose arrastrar por el sueño, no iba a entrar nadie a verla.
Nadie...excepto Joe, que abrió la puerta muy despacio y entró con sigilo para casi caerse de espaldas ante lo que vio. Se quedó sin aliento.
_______ respiraba tranquila, se había quedado dormida, Joe suspiró aliviado. Mejor así. No habría sido capaz de decir nada coherente. Nunca había pensado en _______ como una mujer, pero, en ese momento, viéndola allí echada, con ese camisón plateado, y un delicioso seno totalmente expuesto a la vista, lo excitó tremendamente.
Se había quedado paralizado junto a la puerta, asimilando por primera vez el hecho de que _______ ya no era una chiquilla. Lo que tenía frente a sí lo declaraba a gritos. Y entonces comprendió cuál era el motivo por el cual se había sentido tan raro últimamente, por qué había estado sobreprotegiéndola, por qué andaba todo el día haciéndola enfurecer deliberadamente...porque la deseaba.
Cerró sin hacer ruido la puerta tras de sí, y se acercó a la cama. ¡Dios, era tan preciosa! Los músculos de su rostro se contrajeron, se daba asco a sí mismo por estar devorándola con la mirada, pero no podía evitarlo. Se preguntó si habría permitido que alguno de los chicos con los que había salido le viese los senos, el solo pensamiento lo puso furioso, y todo su cuerpo se tensó. La idea de imaginar a otro hombre mirándola, acariciándola, abriendo la boca sobre aquellos suaves montículos y estimulando sus cumbres para endurecerlas...sacudió la cabeza para apartar esos horribles pensamientos.
—________ —la llamó con voz ronca.
La joven se revolvió en sueños, haciendo que el frontal del camisón se abriera por completo, Joe se estremeció ante la increíble visión que se le ofrecía de los dos senos perfectos, maravillosos.
Masculló una palabrota entre dientes y se obligó a inclinarse sobre ella para abrocharle el camisón, no podía creerse lo nervioso que estaba. ¡Si hasta le temblaban las manos! Gracias a Dios que _______ no estaba despierta para verlo tan vulnerable.
La joven gimió sensualmente cuando los duros nudillos de Joe rozaron su piel, y se arqueó hacia él aún dormida, como un gatito mimoso. Joe contuvo la respiración, el tacto de la piel de _______ tenía la suavidad de la seda, y era además tremendamente cálido. Apretó los dientes y abrochó cada botón, hasta el último. A continuación, la tomó en brazos y la levantó, para retirar la colcha y meterla de nuevo en la cama, en ese instante, los ojos de la joven se abrieron perezosos, observó los duros rasgos de él en la oscuridad y sonrió suavemente.
—Estoy dormida, Joe —murmuró acorrucándose contra su cuello.
El dulce aroma que emanaba de ella y la presión del frágil cuerpo femenino estuvieron a punto de hacerle perder el control.
—¿De veras?' —murmuró, de nuevo con voz ronca por la excitación.
La colocó sobre el colchón, acunándole la mejilla contra su mano antes de depositarla en la almohada, sus labios a unos centímetros de los de ella, _______ le echó los brazos al cuello, pero él los retiró metiéndolos bajo la colcha y la sábana.
—Nunca me habías arropado antes —murmuró la joven soñolienta.
—Pues no esperes que te cuente una historia — contesto él con sentido del humor— eres demasiado joven para oír las que me sé.
—Supongo que sí, soy demasiado joven para todo...demasiado joven —murmuró ______ bostezando y cerrando los ojos de nuevo—. Oh, Joseph, ojalá fuera rubia…
—¿A qué viene eso ahora? —inquirió él perplejo.
Pero la joven se había vuelto a quedar dormida, Joe se quedó observándola pensativo un buen rato y volvió a salir tan sigilosamente como había entrado, Nick salía del salón cuando Joe llegaba al pie de las escaleras.
—¿La has traído a casa? —le preguntó.
—Sí, está en la cama, borracha como una cuba — añadió con una media sonrisa.
Nicholas lo miró con los ojos entornados y el ceño fruncido.
—¿Qué te ha pasado? Te sangra el labio.
Joe se llevó la mano a la boca.
—Un pequeño altercado en ese local nuevo —contestó Joe con ironía, fue junto al mueble bar y se sirvió un buen lingotazo de brandy—. ¿Quieres uno?
Nick meneó la cabeza y encendió un cigarrillo bajo la mirada desaprobadora de Joe, les había prometido a él y a ______ que iba a dejarlo, pero siempre recaía.
—¿Cuál fue el motivo de la pelea? -Joe tomó un sorbo de su vaso. —________.
—¿_______? —repitió Nick enarcando las cejas.
—Misty Davies la había llevado a ese sitio y la estaba dejando emborracharse, cuando la encontré la había dejado sola y un tipo estaba intentando propasarse con ella.
—El otro día fue al striptease, y hoy se va a un club nocturno a emborracharse... —murmuró Nick pensativo—Algo le pasa a nuestra chica.
—Lo sé —asintió Joe—Solo que no tengo ni idea de cuál pueda ser el problema, en cualquier caso no me gusta nada lo que esa Misty está tratando de hacer, pero tampoco puedo explicárselo a ______.
—Está tratando vengarse de ti a través de ______, ¿no es cierto? —adivinó Nick.
—Bingo —asintió Joe levantando el vaso como para brindar por él y apurando la bebida—. Estaba obsesionada conmigo, y la rechacé. ¿Qué esperaba? Es amiga de _______. No puedo salir con una amiga de ______.
—¿Y ______?, ¿está bien?
—Sí, sí, no le ha pasado nada —lo tranquilizó Joe, sin embargo, prefirió omitir que la había metido en la cama, y estaba bebiendo porque estaba preocupado por ella, cosa que raramente hacía —ese pervertido solo la asustó un poco.
—¿Y qué hiciste?
—Le di su merecido, claro está.
—Bien hecho. En fin, lo único evidente en todo este asunto es que ______ sigue necesitando de alguien que la vigile de cerca.
—Amén. ¿Quieres que la echemos a cara o cruz?
—¿Por qué iba a querer interferir cuando tú lo haces tan bien? —repaso Nick con una sonrisa burlona.
Sin embargo, la sonrisa se desvaneció de sus labios al observar la seriedad en los ojos de su hermano…
—Joseph...recuerdas que ______ cumple los veintiuno dentro de tres meses, ¿verdad? Y creo que ya está buscando un apartamento con Misty.
El rostro de Joe se endureció.
—Esa «amiga» suya la corromperá, y no quiero que _______ terminé pasando de mano en mano entre los ex novios de Misty como si fuera unas entremeses.
Nick enarcó las cejas, la voz de Joe sonaba agitada, bien pensado, lo cierto era que estaba bastante raro...
—Solo somos los tutores legales de _______ —le recordó— no tenemos derecho a tomar decisiones por ella.
Joe le lanzó una mirada furiosa.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me quede cruzado de brazos, esperando a que aparezca un vaquero borracho y la desflore? ¡Y una mie&$a!
Se giró sobre los talones y salió como un torbellino de la habitación, Nick apretó los labios y esbozó una sonrisa divertida.
________ se despertó a la mañana siguiente con dolor de cabeza y la sensación de que le esperaba un día difícil. Se incorporó hasta quedarse sentada, agarrándose las sienes. Eran las siete de la mañana, y tenía que estar en la oficina a las ocho y media. Seguramente Nick y Joe estarían desayunando ya. Al pensar en la comida le sobrevino una náusea.
Se bajó de la cama tambaleándose y fue al cuarto de baño para lavarse un poco, cuando fue a quitarse el camisón, la extrañó encontrarse con que lo tenía abrochado. ¡Qué curioso!, hubiera jurado que la noche anterior no había sido capaz de hacerlo...seguramente se habría despertado en un momento dado, abrochado, metido bajo la ropa de la cama, y vuelto a dormir.
Era sábado, pero aún en fin de semana se trabajaba en la nave, porque no se podía descuidar al ganado, y también había que hacer el papeleo. ______ se había hecho ya a la idea, y se había convertido en rutina el trabajar también en sábado. Podía tomarse la tarde libre si quería, pero en los últimos meses no lo había hecho, porque así podía ver a Joe más tiempo.
Se puso un traje de vestido rosa pálido pegado al cuerpo y se recogió el cabello con una coleta. Se maquilló un poco, y se calzó unos zapatos de tacón. No era una gran belleza, se dijo mirándose en el espejo, pero no iba a presentarse ante Joe, que seguramente estaría furioso, pálida como un fantasma y hecha un adefesio.
Cuando bajó, encontró a los dos hermanos desayunando, Joe la miró muy serio cuando se sentó.
—Ya era hora —le dijo con aspereza—tienes un aspecto horrible, y lo tienes bien merecido. ¡No quiero volver a verte en un bar con esa Misty Davies!.
—Por favor, Joe...ahora no —murmuró ________—siento que la cabeza me va a explotar.
—No me extraña —repuso él.
—¿No puede uno desayunar siquiera en paz? —intervino Nick.
—Cállate —le espetó Joe.
—Estupendo —masculló Nick tomando una de las galletas de María.
________ se sirvió un café bien cargado.
—Será mejor que te tomes unas aspirinas antes de irte, _______ —le dijo Nick amablemente.
—Lo haré —respondió la joven esbozando una sonrisa agradecida—. En fin, está visto que la ginebra no me sienta bien.
—Ninguna bebida alcohólica es buena —la agrego Joe.
—¿Y entonces por qué te tomaste casi entera mi botella de brandy anoche? —preguntó Nick enarcando una ceja, pero Joe no le contestó; se puso de pie y arrojó la servilleta sobre la mesa.
— Me marcho.
—¿Por qué no te llevas a _______ en tu coche? —sugirió Nick con una expresión extraña—. El suyo sigue en Jacobsville.
—No voy a ir directamente a la nave —repuso Joe. No quería estar a solas con ______, no después de cómo la había visto la noche anterior. Apenas podía mirarla sin recordar...
—No he acabado de desayunar —contestó _______, molesta de que Joe no quisiera su compañía—. ¿Puedo tomar prestada otra vez tu camioneta? —le dijo a Nick—. Puedo conducir, tampoco bebí tanto.
—Claro, por eso anoche caíste muerta en la cama nada más acostarte —contestó Joe con ironía.
_______ se había quedado sin respiración, por fortuna Nick estaba sirviéndose una taza de café y no los miró, pero _______ alzó los ojos hacia Joe, y supo al instante por el modo en que sus facciones se tensaron, que la había visto con el camisón desabrochado, se puso roja como un tomate, y sintió que las piernas le temblaban. De pronto, Joe la agarró por el brazo y la hizo levantarse.
—Olvídate del desayuno, ya tomarás algo en la cafetería, te llevaré, no estás en condiciones de conducir.
Nick sí estaba mirándolos en ese momento, y sus ojos pasaron perplejos de las mejillas encendidas de _______ a la expresión tirante de Joe. La joven comprendió que irse con Joe era lo mejor. La azoraba la idea de estar a solas con él tras lo ocurrido, pero mucho menos quería quedarse con Nick, porque estaba segura de que le haría contárselo. Joe debía haber pensado lo mismo.
La arrastró fuera sin que pudiera darle tiempo siquiera a decirle adiós a Nick.
—¿Te importaría aminorar el paso? —le pidió jadeante mientras se dirigían al coche—. Mis piernas no son tan largas como las tuyas, y siento como si la cabeza estuviera ya apunto de estallar
—Tal vez el dolor de cabeza te venga bien después de todo —le dijo Joe—, te quitará las ganas de volver a irte a la aventura.
_______ lo miró airada, pero no dijo una palabra. Entraron en el Jaguar de Joe y este arrancó, pero no se dirigió a la nave, sino que tomó una pista asfaltada, deteniéndose en medio del campo.
Se quedó callado, observando pensativo sus manos sobre el volante, mientras _______ recobraba el aliento y reunía el valor necesario para increparle:
—¿Cómo te atreviste a entrar en mi habitación sin llamar?
—Sí que llamé, lo que pasa es que no me oíste.
La joven se mordió el labio inferior y giró la cabeza hacia el monte.
—_______, por amor de Dios, no hagas un drama de esto —le dijo él—. ¿Preferirías que te hubiera dejado como estabas? ¿Y si esta mañana hubieran entrado Nick o López a despertarte?
________ tragó saliva. Tras un minuto largo, con las mejillas encendidas, se volvió hacia él insegura.
—Joe...no tenía todo el pecho al aire... ¿verdad?
Él la miró a los ojos, y de pronto sintió que no podía apartar la vista, estaba tan bonita...sin darse cuenta de lo que hacía, extendió el brazo y le acarició el cuello.
—No —mintió. Al ver la expresión de alivio en el rostro de ella, supo que había hecho lo correcto—. Solo te abroché los botones y te tapé con la colcha y la sábana,
—Gracias —musitó ______.
Los dedos de Joe subieron hacia la mejilla de la joven.
—______, ¿has dejado alguna vez a un hombre ver tus senos'? —le preguntó de improvisa.
La pobre _______ balbuceó algo incomprensible y bajó la vista nerviosa.
—Déjalo, no importa —replicó él suavemente—. Imagino que no...
—No vuelvas a hacerme esa clase de preguntas.
—¿Por qué no? —murmuró él alzándole la barbilla para que lo mirara a los ojos—. Si quieres que te trate como a una persona adulta...
_______ se removió inquieta en su asiento, la hacía sentir tan ingenua que quería llorar.
—Déjame, Joe, por favor —le rogó cerrando los ojos con fuerza.
—¿Tan asustada estás de mí? —le preguntó él con voz acariciadora.
Le acarició los labios con el índice, y _______ se estremeció, abriendo los ojos al instante, todo el deseo y el temor reflejado en ellos, fue entonces cuando Joe perdió el control.
¡Ella también lo deseaba! ¡Tanto como él a ella! ¿Era esa la razón por la que había estado tan inquieta últimamente, porque estaba sintiéndose atraída por él y quería ocultárselo por todos los medios? Tenía que saberlo.
________ no acertaba a pronunciar palabra, se sentía como si él estuviese tratando de leer en su mente.
—No estoy asustada. ¿Podemos irnos ya?
—¿Estás tratando de negar lo que sientes, _______?, ¿vas a decirme que no quieres que te bese?
El pulso de la joven se aceleró ante aquellas preguntas. ¡La había descubierto! Si no paraba pronto aquello, tendría que hacerlo ella. Tal vez le pareciese muy divertido, pero no quería que la hiriese. Trató de apartarlo, empujándolo por el hombro, pero sus ojos volvieron a encontrarse, y se notó estremecer de arriba abajo.
Aquel contacto visual fue distinto de cualquier otro que hubiera experimentado antes, era muy adulto, muy revelador. Los dedos de Joe subían y bajaban por su garganta, y la boca entreabierta descendió hacia la de ella, deteniéndose a unos centímetros, entremezclándose el aliento de los dos.
—Jo...seph —susurró _______ ansiosa.
Lo escuchó contener el aliento, y tomarla por la nuca para hacer que inclinara la cabeza.
—Hace mucho tiempo que quiero hacer esto —murmuró Joe mientras se acercaba más— Lo deseo tanto como tú...
Sin embargo, justo antes de que su boca llegara a fundirse con la de ella, el sonido de un vehículo que se aproximaba lo hizo separarse.
Joe se sentía desorientado, miró en el espejo retrovisor, para comprobar que un pequeño camión se acercaba por detrás, le costaba respirar, y se notaba los músculos tensos.
Giró la cabeza hacia la joven, se había apartado, quedándose al borde del asiento, junto a la puerta, como un animalillo asustado, y estaba temblando. Al verla así, Joe se avergonzó de lo que había estado a punto de hacer, Demonios, nunca había querido complicaciones, y ______ era la mayor de todas las que había tenido que afrontar hasta entonces.
—Será mejor que nos vayamos, hay mucho trabajo por hacer —le dijo arrancando el Jaguar. Siguió hacia delante para poder dar la vuelta en una curva y unos minutos más tarde estaban en la nave—Ve a la oficina —le indicó a la joven— Yo tengo que ir a Jacobsville para tratar unos asuntos con nuestro abogado —añadió en un tono desprovisto de emoción.
En realidad no era cierto, pero necesitaba pasar unos momentos a solas para tranquilizarse. Aquello era absurdo, se sentía tan tenso como un chico joven la primera vez, y estaba perdiendo su sentido del humor, no quería que Nicholas lo viera así y empezara a hacerle preguntas embarazosas.
—Está bien —respondió _______ con la voz quebrada.
Joe la miró inseguro, parecía tan agitada, que si los empleados la veían así querrían saber qué le había sucedido.
—No ha pasado nada —le dijo—, y no pasará si dejas de mirarme como un ternero enamorado.
_______ dejó escapar un gemido de indignación. Le lanzó una mirada dolida, se bajó del coche, y se encaminó a la oficina sin volverse.
Joe estuvo a punto de ir tras ella. No había querido decirle eso, pero estaba perdiendo el control sobre sí mismo, y le aterraba pensar lo que podía llegar a hacer si seguía mirándolo con ojitos tiernos. No podía hacerle el amor, era solo una chiquilla, y él era su tutor. Sin embargo, por mucho que se repitió eso una y otra vez en su mente, la imagen de _______ medio desnuda en la cama volvía a asaltarlo, gimió con enorme frustración y pisó el acelerador para alejarse de allí.
_______ no creía que pudiera sobrevivir a la jornada, pero, increíblemente, lo logró. En un principio le había parecido imposible actuar como si nada hubiese pasado, pero por suerte, como Nick sabía que tenía resaca, debió atribuir a ello su palidez y su comportamiento taciturno. Además, Joe no apareció en todo el día, y así al menos no tendría que soportar la humillación de tener que dirigirle la palabra después de lo que había dicho.
—Creo que necesitas desconectar un poco, ________ —le dijo Nick acercándose cuando estaba recogiendo sus cosas después del almuerzo—. ¿Te apetece venir a cenar conmigo a Houston? Tengo una cena de negocios con un hombre y su esposa, y no me apetece nada ir solo.
Nick estaba sonriendo, y su amabilidad y dulce preocupación le llegó al alma a la joven. No era el hombre frío y sin sentimientos que la gente creía, solo era un hombre triste y solitario, que debería haberse casado hacía tiempo y haber tenido un montón de niños a los que malcriar.
—Me encantaría —le dijo.
Sí, sería un cambio agradable cenar fuera, sobre todo porque así no tendría que ver a Joe. Claro que era sábado por la noche, y los sábados Joe casi siempre salía.
—Estupendo, iremos a casa a cambiarnos y saldremos a las seis.
_______ se puso para la ocasión un vestido de seda color borgoña. Le llegaba hasta la rodilla, y tenía tirantes y el escote en forma de uve. Le quedaba perfecto, y era elegante.
—Muy guapa, sí, señor —aprobó Nick cuando se encontraron al pie de la escalera. ______ sonrió, pero miró inquieta hacia el pasillo, temiéndose que apareciera Joe— Me dijo que no vendría hasta tarde —la tranquilizó adivinándole el pensamiento—. ¿Habéis vuelto a tener un encontronazo?
—El peor que puedo recordar —asintió ella sin querer entrar en detalles— Joe actúa últimamente como si me odiara.
Alzó la vista hacia Nick y vio que tenía una expresión extraña en el rostro.
—Y tú no sabes por qué...—murmuró este—. Bueno, dale tiempo, ______, Roma no se hizo en un día.
—No te comprendo —replicó ella parpadeando perpleja.
Nick se rio suavemente y la tomó por el brazo. —No importa. Anda, vamos.
Nick aparcó frente a un discreto restaurante, donde los esperaban ya los Jones, el matrimonio con el que se había citado. Clara y Henry Jones poseían un pequeño rancho en Montana, y se dedicaban a la cría de ganado vacuno. Rondarían casi los cincuenta, pero eran muy joviales y agradables, y _______ hizo charla inmediatamente con la mujer, mientras el marido y Nick hablaban de negocios.
La joven lo estaba pasando francamente bien...hasta que alzó la mirada hacia la pista y vio un rostro Familiar. Joe estaba allí, bailando con una rubia despampanante, tenía las manos en torno a su cintura, y se sonreían el uno al otro como si fueran amantes.
________ se estaba sintiendo enferma, y se notó de pronto las manos frías y sudosas. Después del hiriente comentario de aquella mañana, esa visión era como la estocada final, aquella era la clase de mujer que le gustaba: esbelta, hermosa, sofisticada… Aquella debía ser una de sus amantes, una de esas mujeres a las que no llevaba a casa.
—¿Te ocurre algo, ________? —inquirió Nick de repente. Sin embargo, al momento siguió su mirada en dirección a la pista y comprendió.
—¿No es ese Joseph? —inquirió el señor Jones sonriendo—. ¡Qué casualidad! Le diremos que se acerque para ver qué opina de mi propuesta —y antes de que los otros pudieran detenerlo, se dirigió a la pista.
—Señora Jones, ¿le importaría acompañarme al aseo un momento? —le pidió ______ a la mujer con una sonrisa débil pero convincente.
—¿Cómo no, querida? Discúlpanos, Nicholas —dijo Clara poniéndose de pie y yendo delante.
Cuando ________ pasó, junto a la silla de Nick, este la retuvo un momento por el brazo.
—Tranquila —le susurró— te sacaré de aquí en cuanto pueda. ¿Quieres algo de beber?
_______ bajó la vista hacia él, al borde de las lágrimas ante la inesperada comprensión de Nick. —¿Podría tomar piña colada con un poco de ron? —inquirió.
—Por supuesto, creo que lo necesitas. Anima esa cara y mantén la cabeza bien alta.
—Gracias, «hermano mayor» —dijo _______ sonriéndole con cariño.
—No hay de qué —respondió él sonriendo también— Vamos, vete.
Justo en ese momento se aproximaba Joe con el señor Jones, _______ inspiró profundamente, lo saludó con un gesto de la cabeza, y se marchó hacia los lavabos sin prisa aparente.
Diez minutos después, la señora Jones y ella regresaban a la mesa. Joe se levantaba en ese instante con la rubia colgada de su brazo. _______ hizo un esfuerzo enorme por no mostrar sus celos. ¡Cara de ternero enamorado, había dicho! ¡Se iba a enterar!
—¡Hola, Joey! —lo saludó sonriendo y sentándose junto a Nick—. Que restaurante tan estupendo, ¿verdad? Nick me invitó porque le pareció que me vendría bien salir un poco. ¿No te parece que ha sido muy considerado? —tomó su vaso de piña colada y bebió un buen sorbo, aliviada al notar que no sabía demasiado a ron, y de ver que su mano no había temblado.
—Claro, ya es una chica mayor —le dijo Nick a su hermano. Se recostó contra el respaldo del asiento, como desafiándolo a decir algo.
A Joe no parecía hacerle mucha gracia la idea de que su propio hermano quisiera fastidiarlo, y cuando Nick le pasó un brazo por los hombros a _______, lo miró de un modo que dio la impresión de que fuera a saltarle a la yugular como un león.
—Estoy cansada, Joey —suspiró la rubia acurrucando la cabeza en el hueco del cuello de él—. Necesito dormir...después de otras cosas —le dijo sugerente con una mirada pícara.
_______ alzó la barbilla, mirando a Joe directamente a los ojos.
—Pásalo bien, «hermanito» —le dijo con fingida despreocupación. Incluso logró esbozar una sonrisa.
Levantó su vaso, tomó un sorbo y le hizo un guiño a la rubia, quien le devolvió la sonrisa.
Joe parecía estar tratando de encontrar su voz, ver a _______ con su hermano lo estaba volviendo loco, nunca había considerada esa posibilidad. Nick no era un playboy, pero era un hombre maduro, muy masculino, y después de todo había atraído a una belleza como Madison Jacobs.
Joe no había tenido intención de salir aquella noche, pero la cita había surgido a pesar de todo, y había pensado que sería un buen modo de quitarse a _______ de la cabeza unas horas. Lo cierto era que ni siquiera le gustaba demasiado, pero era alguien con quien pasar el rato sin que supusiera una amenaza para sus emociones. Lo que no esperaba en ningún caso era que se encontraran con _______.
Se había sentido realmente avergonzado, como si le estuviera siendo infiel a su esposa, y sin embargo... ¿Estaba ________ molesta con él? Por mucho que descifrara sus facciones, no lograba ver el más mínimo rastro de celos. Iba más maquillada que de costumbre y aquel vestido le sentaba como un guante, estaba preciosa. ¿Se habría dado cuenta Nick?
—Joey...—lo instó de nuevo la rubia—Estoy cansada. He tenido un día muy largo, el desfile de esta tarde ha sido agotador, y los pies están matándome. ¿Nos vamos ya?
—Enseguida —asintió Joe quedamente—. Os veré después —le dijo a Nick.
—Bien —contestó Nick entre divertido e incrédulo por lo acartonado que parecía su hermano—. Por cierto, tal vez volvamos a casa un poco tarde, así que no te preocupes si llegas y no nos encuentras allí. He pensado en llevar a _______ a bailar —añadió con la sonrisa arrogante que Joe detestaba.
—¿De veras? —dijo _______ tratando de mostrarse lo más emocionada posible.
El rostro de Joe se contrajo, y esbozó a duras penas una sonrisa.
—Buenas noches entonces —dijo con tirantez. Y casi no escuchó lo que le decían los otros mientras salía del restaurante con su acompañante.
—Lo has hecho muy bien —le susurró Nick a _______ mientras se alejaban.
—¡Oh, Henry, mira la hora que es! —Exclamó de pronto la señora Jones—. Deberíamos irnos nosotros también. Mimi ya estará echándome de menos.
—Es nuestra perrita —aclaró su marido—. Clara la mima de un modo terrible —dijo meneando la cabeza.
Se pusieron en pie, y tras despedirse de Nick y ______ se marcharon también, dejándolos solos.
Las lágrimas que la joven había estado conteniendo rodaron por sus mejillas.
—Lo sabes, ¿verdad, Nick? —inquirió sin atreverse a mirarlo.
—¿Te refieres a cómo te sientes? —le preguntó él con suavidad. Ella asintió con la cabeza—. Tienes que procurar que él no se dé cuenta, es muy cabezota y aunque sienta lo mismo por ti se negará a aceptarlo una y otra vez. Dale tiempo y no lo agobies.
—Vaya, sabes mucho de hombres —murmuró _______ hipando entre risas.
—Bueno, tal vez sea porque yo soy un hombre — contestó él con una sonrisa—. Anda, sécate las lágrimas y vámonos a casa —le dijo ofreciéndole su pañuelo—. Creo que ya hemos mortificado a Joe bastante. La idea de que salgamos juntos debe haberlo puesto furioso.
—¿Tú crees?
—Pues claro —asintió él con una sonrisa—. Vamos, _______, no es el fin del mundo. Eres joven y tienes mucho tiempo por delante.
—Sí, pero, ¿qué voy hacer hasta que llegue el futuro? Me está volviendo loca.
—Tal vez deberías ponerte a buscar en serio un apartamento —le aconsejó Nick—. La casa estará muy vacía sin ti, pero me temo que es la única solución posible...por el momento.
—Ya lo había pensado yo también —le confesó _______—, pero es que Joseph no me dejará jamás irme a vivir con Misty.
—_________... — ¿Cómo decírselo sin contarle que su amiga estaba despechada con Joe?—. A mí esa chica también me parece bastante alocada, creo que lo mejor sería que alquilases una habitación en una casa de huéspedes, pero eso es decisión tuya —añadió con voz queda—. No voy a decirte lo que tienes que hacer. Ya eres mayor para decidir por tu cuenta y riesgo.
—Gracias, Nick —dijo ella suavemente— La mujer que se case contigo será muy afortunada.
De pronto la expresión de Nick se endureció, y el humor que había brillado antes en sus ojos se esfumó. —Ese es un error que no cometeré —le contestó— Ya una vez tuve suficiente.
—Pero Joe dice que no dejaste a Madison explicarte su versión de la historia —repuso ________—que no la escuchaste.
—El hecho de que me devolviera el anillo lo decía todo —respondió él secamente—. Y no quiero hablar más de eso, ________—advirtió con una mirada peligrosa.
—Lo siento —se disculpó ella—. No hurgaré más en la herida.
—Vámonos —le dijo Nick extendiendo la mano para alcanzar la nota y pagar en la barra—. Tardaremos unas dos horas en llegar a casa. Seguro que para entonces Joe estará esperándonos y echando chispas.
—Lo dudo —murmuró _______ pesimista—. La mujer con la que estaba era muy guapa.
—A la hora de la verdad a los hombres no nos importa tanto el aspecto como se suele decir —le confió Nick—. Además, ¿no te fijaste en lo avergonzado que estaba de que los encontráramos aquí?
—Me da igual, voy a olvidarme de él —repuso la joven, queriendo sonar resuelta—. Gracias por llevarme contigo, Nick, la cena ha sido maravillosa.
—No me des las gracias —replicó él enarcando una ceja—. Debería dártelas yo a ti. Lo he pasado muy bien, y es mucho mejor que quedarse en casa viendo una película —añadió riéndose.
_______ querría haberle preguntado por qué no había vuelto a quedar con nadie, y si todavía, después de cinco años, seguía enamorado de Madison. Joe aseguraba que sí, pero a Nick era imposible sacarle una palabra al respecto, y _______ no quería molestarlo abriendo viejas heridas.
Capítulo 4
_______ consiguió meterse el camisón de satén plateado, pero mareada como estaba por los efectos del alcohol, no acertaba a meter los botones del delantero en los ojales. Frustrada, alzó la vista hacia el espejo, y la sorprendió el aire tan sexy y sofisticado que le otorgaba el camisón abierto, dejando parte de sus senos sonrosados al descubierto. Parecía mucho más madura así. Se rio ante su ridícula fascinación, y se dejó caer sobre la colcha rosa pálido de la cama con dosel, dejando uno de sus senos totalmente al descubierto. La joven cerró los ojos despreocupada. ¿Qué importaba?, se dijo dejándose arrastrar por el sueño, no iba a entrar nadie a verla.
Nadie...excepto Joe, que abrió la puerta muy despacio y entró con sigilo para casi caerse de espaldas ante lo que vio. Se quedó sin aliento.
_______ respiraba tranquila, se había quedado dormida, Joe suspiró aliviado. Mejor así. No habría sido capaz de decir nada coherente. Nunca había pensado en _______ como una mujer, pero, en ese momento, viéndola allí echada, con ese camisón plateado, y un delicioso seno totalmente expuesto a la vista, lo excitó tremendamente.
Se había quedado paralizado junto a la puerta, asimilando por primera vez el hecho de que _______ ya no era una chiquilla. Lo que tenía frente a sí lo declaraba a gritos. Y entonces comprendió cuál era el motivo por el cual se había sentido tan raro últimamente, por qué había estado sobreprotegiéndola, por qué andaba todo el día haciéndola enfurecer deliberadamente...porque la deseaba.
Cerró sin hacer ruido la puerta tras de sí, y se acercó a la cama. ¡Dios, era tan preciosa! Los músculos de su rostro se contrajeron, se daba asco a sí mismo por estar devorándola con la mirada, pero no podía evitarlo. Se preguntó si habría permitido que alguno de los chicos con los que había salido le viese los senos, el solo pensamiento lo puso furioso, y todo su cuerpo se tensó. La idea de imaginar a otro hombre mirándola, acariciándola, abriendo la boca sobre aquellos suaves montículos y estimulando sus cumbres para endurecerlas...sacudió la cabeza para apartar esos horribles pensamientos.
—________ —la llamó con voz ronca.
La joven se revolvió en sueños, haciendo que el frontal del camisón se abriera por completo, Joe se estremeció ante la increíble visión que se le ofrecía de los dos senos perfectos, maravillosos.
Masculló una palabrota entre dientes y se obligó a inclinarse sobre ella para abrocharle el camisón, no podía creerse lo nervioso que estaba. ¡Si hasta le temblaban las manos! Gracias a Dios que _______ no estaba despierta para verlo tan vulnerable.
La joven gimió sensualmente cuando los duros nudillos de Joe rozaron su piel, y se arqueó hacia él aún dormida, como un gatito mimoso. Joe contuvo la respiración, el tacto de la piel de _______ tenía la suavidad de la seda, y era además tremendamente cálido. Apretó los dientes y abrochó cada botón, hasta el último. A continuación, la tomó en brazos y la levantó, para retirar la colcha y meterla de nuevo en la cama, en ese instante, los ojos de la joven se abrieron perezosos, observó los duros rasgos de él en la oscuridad y sonrió suavemente.
—Estoy dormida, Joe —murmuró acorrucándose contra su cuello.
El dulce aroma que emanaba de ella y la presión del frágil cuerpo femenino estuvieron a punto de hacerle perder el control.
—¿De veras?' —murmuró, de nuevo con voz ronca por la excitación.
La colocó sobre el colchón, acunándole la mejilla contra su mano antes de depositarla en la almohada, sus labios a unos centímetros de los de ella, _______ le echó los brazos al cuello, pero él los retiró metiéndolos bajo la colcha y la sábana.
—Nunca me habías arropado antes —murmuró la joven soñolienta.
—Pues no esperes que te cuente una historia — contesto él con sentido del humor— eres demasiado joven para oír las que me sé.
—Supongo que sí, soy demasiado joven para todo...demasiado joven —murmuró ______ bostezando y cerrando los ojos de nuevo—. Oh, Joseph, ojalá fuera rubia…
—¿A qué viene eso ahora? —inquirió él perplejo.
Pero la joven se había vuelto a quedar dormida, Joe se quedó observándola pensativo un buen rato y volvió a salir tan sigilosamente como había entrado, Nick salía del salón cuando Joe llegaba al pie de las escaleras.
—¿La has traído a casa? —le preguntó.
—Sí, está en la cama, borracha como una cuba — añadió con una media sonrisa.
Nicholas lo miró con los ojos entornados y el ceño fruncido.
—¿Qué te ha pasado? Te sangra el labio.
Joe se llevó la mano a la boca.
—Un pequeño altercado en ese local nuevo —contestó Joe con ironía, fue junto al mueble bar y se sirvió un buen lingotazo de brandy—. ¿Quieres uno?
Nick meneó la cabeza y encendió un cigarrillo bajo la mirada desaprobadora de Joe, les había prometido a él y a ______ que iba a dejarlo, pero siempre recaía.
—¿Cuál fue el motivo de la pelea? -Joe tomó un sorbo de su vaso. —________.
—¿_______? —repitió Nick enarcando las cejas.
—Misty Davies la había llevado a ese sitio y la estaba dejando emborracharse, cuando la encontré la había dejado sola y un tipo estaba intentando propasarse con ella.
—El otro día fue al striptease, y hoy se va a un club nocturno a emborracharse... —murmuró Nick pensativo—Algo le pasa a nuestra chica.
—Lo sé —asintió Joe—Solo que no tengo ni idea de cuál pueda ser el problema, en cualquier caso no me gusta nada lo que esa Misty está tratando de hacer, pero tampoco puedo explicárselo a ______.
—Está tratando vengarse de ti a través de ______, ¿no es cierto? —adivinó Nick.
—Bingo —asintió Joe levantando el vaso como para brindar por él y apurando la bebida—. Estaba obsesionada conmigo, y la rechacé. ¿Qué esperaba? Es amiga de _______. No puedo salir con una amiga de ______.
—¿Y ______?, ¿está bien?
—Sí, sí, no le ha pasado nada —lo tranquilizó Joe, sin embargo, prefirió omitir que la había metido en la cama, y estaba bebiendo porque estaba preocupado por ella, cosa que raramente hacía —ese pervertido solo la asustó un poco.
—¿Y qué hiciste?
—Le di su merecido, claro está.
—Bien hecho. En fin, lo único evidente en todo este asunto es que ______ sigue necesitando de alguien que la vigile de cerca.
—Amén. ¿Quieres que la echemos a cara o cruz?
—¿Por qué iba a querer interferir cuando tú lo haces tan bien? —repaso Nick con una sonrisa burlona.
Sin embargo, la sonrisa se desvaneció de sus labios al observar la seriedad en los ojos de su hermano…
—Joseph...recuerdas que ______ cumple los veintiuno dentro de tres meses, ¿verdad? Y creo que ya está buscando un apartamento con Misty.
El rostro de Joe se endureció.
—Esa «amiga» suya la corromperá, y no quiero que _______ terminé pasando de mano en mano entre los ex novios de Misty como si fuera unas entremeses.
Nick enarcó las cejas, la voz de Joe sonaba agitada, bien pensado, lo cierto era que estaba bastante raro...
—Solo somos los tutores legales de _______ —le recordó— no tenemos derecho a tomar decisiones por ella.
Joe le lanzó una mirada furiosa.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me quede cruzado de brazos, esperando a que aparezca un vaquero borracho y la desflore? ¡Y una mie&$a!
Se giró sobre los talones y salió como un torbellino de la habitación, Nick apretó los labios y esbozó una sonrisa divertida.
________ se despertó a la mañana siguiente con dolor de cabeza y la sensación de que le esperaba un día difícil. Se incorporó hasta quedarse sentada, agarrándose las sienes. Eran las siete de la mañana, y tenía que estar en la oficina a las ocho y media. Seguramente Nick y Joe estarían desayunando ya. Al pensar en la comida le sobrevino una náusea.
Se bajó de la cama tambaleándose y fue al cuarto de baño para lavarse un poco, cuando fue a quitarse el camisón, la extrañó encontrarse con que lo tenía abrochado. ¡Qué curioso!, hubiera jurado que la noche anterior no había sido capaz de hacerlo...seguramente se habría despertado en un momento dado, abrochado, metido bajo la ropa de la cama, y vuelto a dormir.
Era sábado, pero aún en fin de semana se trabajaba en la nave, porque no se podía descuidar al ganado, y también había que hacer el papeleo. ______ se había hecho ya a la idea, y se había convertido en rutina el trabajar también en sábado. Podía tomarse la tarde libre si quería, pero en los últimos meses no lo había hecho, porque así podía ver a Joe más tiempo.
Se puso un traje de vestido rosa pálido pegado al cuerpo y se recogió el cabello con una coleta. Se maquilló un poco, y se calzó unos zapatos de tacón. No era una gran belleza, se dijo mirándose en el espejo, pero no iba a presentarse ante Joe, que seguramente estaría furioso, pálida como un fantasma y hecha un adefesio.
Cuando bajó, encontró a los dos hermanos desayunando, Joe la miró muy serio cuando se sentó.
—Ya era hora —le dijo con aspereza—tienes un aspecto horrible, y lo tienes bien merecido. ¡No quiero volver a verte en un bar con esa Misty Davies!.
—Por favor, Joe...ahora no —murmuró ________—siento que la cabeza me va a explotar.
—No me extraña —repuso él.
—¿No puede uno desayunar siquiera en paz? —intervino Nick.
—Cállate —le espetó Joe.
—Estupendo —masculló Nick tomando una de las galletas de María.
________ se sirvió un café bien cargado.
—Será mejor que te tomes unas aspirinas antes de irte, _______ —le dijo Nick amablemente.
—Lo haré —respondió la joven esbozando una sonrisa agradecida—. En fin, está visto que la ginebra no me sienta bien.
—Ninguna bebida alcohólica es buena —la agrego Joe.
—¿Y entonces por qué te tomaste casi entera mi botella de brandy anoche? —preguntó Nick enarcando una ceja, pero Joe no le contestó; se puso de pie y arrojó la servilleta sobre la mesa.
— Me marcho.
—¿Por qué no te llevas a _______ en tu coche? —sugirió Nick con una expresión extraña—. El suyo sigue en Jacobsville.
—No voy a ir directamente a la nave —repuso Joe. No quería estar a solas con ______, no después de cómo la había visto la noche anterior. Apenas podía mirarla sin recordar...
—No he acabado de desayunar —contestó _______, molesta de que Joe no quisiera su compañía—. ¿Puedo tomar prestada otra vez tu camioneta? —le dijo a Nick—. Puedo conducir, tampoco bebí tanto.
—Claro, por eso anoche caíste muerta en la cama nada más acostarte —contestó Joe con ironía.
_______ se había quedado sin respiración, por fortuna Nick estaba sirviéndose una taza de café y no los miró, pero _______ alzó los ojos hacia Joe, y supo al instante por el modo en que sus facciones se tensaron, que la había visto con el camisón desabrochado, se puso roja como un tomate, y sintió que las piernas le temblaban. De pronto, Joe la agarró por el brazo y la hizo levantarse.
—Olvídate del desayuno, ya tomarás algo en la cafetería, te llevaré, no estás en condiciones de conducir.
Nick sí estaba mirándolos en ese momento, y sus ojos pasaron perplejos de las mejillas encendidas de _______ a la expresión tirante de Joe. La joven comprendió que irse con Joe era lo mejor. La azoraba la idea de estar a solas con él tras lo ocurrido, pero mucho menos quería quedarse con Nick, porque estaba segura de que le haría contárselo. Joe debía haber pensado lo mismo.
La arrastró fuera sin que pudiera darle tiempo siquiera a decirle adiós a Nick.
—¿Te importaría aminorar el paso? —le pidió jadeante mientras se dirigían al coche—. Mis piernas no son tan largas como las tuyas, y siento como si la cabeza estuviera ya apunto de estallar
—Tal vez el dolor de cabeza te venga bien después de todo —le dijo Joe—, te quitará las ganas de volver a irte a la aventura.
_______ lo miró airada, pero no dijo una palabra. Entraron en el Jaguar de Joe y este arrancó, pero no se dirigió a la nave, sino que tomó una pista asfaltada, deteniéndose en medio del campo.
Se quedó callado, observando pensativo sus manos sobre el volante, mientras _______ recobraba el aliento y reunía el valor necesario para increparle:
—¿Cómo te atreviste a entrar en mi habitación sin llamar?
—Sí que llamé, lo que pasa es que no me oíste.
La joven se mordió el labio inferior y giró la cabeza hacia el monte.
—_______, por amor de Dios, no hagas un drama de esto —le dijo él—. ¿Preferirías que te hubiera dejado como estabas? ¿Y si esta mañana hubieran entrado Nick o López a despertarte?
________ tragó saliva. Tras un minuto largo, con las mejillas encendidas, se volvió hacia él insegura.
—Joe...no tenía todo el pecho al aire... ¿verdad?
Él la miró a los ojos, y de pronto sintió que no podía apartar la vista, estaba tan bonita...sin darse cuenta de lo que hacía, extendió el brazo y le acarició el cuello.
—No —mintió. Al ver la expresión de alivio en el rostro de ella, supo que había hecho lo correcto—. Solo te abroché los botones y te tapé con la colcha y la sábana,
—Gracias —musitó ______.
Los dedos de Joe subieron hacia la mejilla de la joven.
—______, ¿has dejado alguna vez a un hombre ver tus senos'? —le preguntó de improvisa.
La pobre _______ balbuceó algo incomprensible y bajó la vista nerviosa.
—Déjalo, no importa —replicó él suavemente—. Imagino que no...
—No vuelvas a hacerme esa clase de preguntas.
—¿Por qué no? —murmuró él alzándole la barbilla para que lo mirara a los ojos—. Si quieres que te trate como a una persona adulta...
_______ se removió inquieta en su asiento, la hacía sentir tan ingenua que quería llorar.
—Déjame, Joe, por favor —le rogó cerrando los ojos con fuerza.
—¿Tan asustada estás de mí? —le preguntó él con voz acariciadora.
Le acarició los labios con el índice, y _______ se estremeció, abriendo los ojos al instante, todo el deseo y el temor reflejado en ellos, fue entonces cuando Joe perdió el control.
¡Ella también lo deseaba! ¡Tanto como él a ella! ¿Era esa la razón por la que había estado tan inquieta últimamente, porque estaba sintiéndose atraída por él y quería ocultárselo por todos los medios? Tenía que saberlo.
________ no acertaba a pronunciar palabra, se sentía como si él estuviese tratando de leer en su mente.
—No estoy asustada. ¿Podemos irnos ya?
—¿Estás tratando de negar lo que sientes, _______?, ¿vas a decirme que no quieres que te bese?
El pulso de la joven se aceleró ante aquellas preguntas. ¡La había descubierto! Si no paraba pronto aquello, tendría que hacerlo ella. Tal vez le pareciese muy divertido, pero no quería que la hiriese. Trató de apartarlo, empujándolo por el hombro, pero sus ojos volvieron a encontrarse, y se notó estremecer de arriba abajo.
Aquel contacto visual fue distinto de cualquier otro que hubiera experimentado antes, era muy adulto, muy revelador. Los dedos de Joe subían y bajaban por su garganta, y la boca entreabierta descendió hacia la de ella, deteniéndose a unos centímetros, entremezclándose el aliento de los dos.
—Jo...seph —susurró _______ ansiosa.
Lo escuchó contener el aliento, y tomarla por la nuca para hacer que inclinara la cabeza.
—Hace mucho tiempo que quiero hacer esto —murmuró Joe mientras se acercaba más— Lo deseo tanto como tú...
Sin embargo, justo antes de que su boca llegara a fundirse con la de ella, el sonido de un vehículo que se aproximaba lo hizo separarse.
Joe se sentía desorientado, miró en el espejo retrovisor, para comprobar que un pequeño camión se acercaba por detrás, le costaba respirar, y se notaba los músculos tensos.
Giró la cabeza hacia la joven, se había apartado, quedándose al borde del asiento, junto a la puerta, como un animalillo asustado, y estaba temblando. Al verla así, Joe se avergonzó de lo que había estado a punto de hacer, Demonios, nunca había querido complicaciones, y ______ era la mayor de todas las que había tenido que afrontar hasta entonces.
—Será mejor que nos vayamos, hay mucho trabajo por hacer —le dijo arrancando el Jaguar. Siguió hacia delante para poder dar la vuelta en una curva y unos minutos más tarde estaban en la nave—Ve a la oficina —le indicó a la joven— Yo tengo que ir a Jacobsville para tratar unos asuntos con nuestro abogado —añadió en un tono desprovisto de emoción.
En realidad no era cierto, pero necesitaba pasar unos momentos a solas para tranquilizarse. Aquello era absurdo, se sentía tan tenso como un chico joven la primera vez, y estaba perdiendo su sentido del humor, no quería que Nicholas lo viera así y empezara a hacerle preguntas embarazosas.
—Está bien —respondió _______ con la voz quebrada.
Joe la miró inseguro, parecía tan agitada, que si los empleados la veían así querrían saber qué le había sucedido.
—No ha pasado nada —le dijo—, y no pasará si dejas de mirarme como un ternero enamorado.
_______ dejó escapar un gemido de indignación. Le lanzó una mirada dolida, se bajó del coche, y se encaminó a la oficina sin volverse.
Joe estuvo a punto de ir tras ella. No había querido decirle eso, pero estaba perdiendo el control sobre sí mismo, y le aterraba pensar lo que podía llegar a hacer si seguía mirándolo con ojitos tiernos. No podía hacerle el amor, era solo una chiquilla, y él era su tutor. Sin embargo, por mucho que se repitió eso una y otra vez en su mente, la imagen de _______ medio desnuda en la cama volvía a asaltarlo, gimió con enorme frustración y pisó el acelerador para alejarse de allí.
_______ no creía que pudiera sobrevivir a la jornada, pero, increíblemente, lo logró. En un principio le había parecido imposible actuar como si nada hubiese pasado, pero por suerte, como Nick sabía que tenía resaca, debió atribuir a ello su palidez y su comportamiento taciturno. Además, Joe no apareció en todo el día, y así al menos no tendría que soportar la humillación de tener que dirigirle la palabra después de lo que había dicho.
—Creo que necesitas desconectar un poco, ________ —le dijo Nick acercándose cuando estaba recogiendo sus cosas después del almuerzo—. ¿Te apetece venir a cenar conmigo a Houston? Tengo una cena de negocios con un hombre y su esposa, y no me apetece nada ir solo.
Nick estaba sonriendo, y su amabilidad y dulce preocupación le llegó al alma a la joven. No era el hombre frío y sin sentimientos que la gente creía, solo era un hombre triste y solitario, que debería haberse casado hacía tiempo y haber tenido un montón de niños a los que malcriar.
—Me encantaría —le dijo.
Sí, sería un cambio agradable cenar fuera, sobre todo porque así no tendría que ver a Joe. Claro que era sábado por la noche, y los sábados Joe casi siempre salía.
—Estupendo, iremos a casa a cambiarnos y saldremos a las seis.
_______ se puso para la ocasión un vestido de seda color borgoña. Le llegaba hasta la rodilla, y tenía tirantes y el escote en forma de uve. Le quedaba perfecto, y era elegante.
—Muy guapa, sí, señor —aprobó Nick cuando se encontraron al pie de la escalera. ______ sonrió, pero miró inquieta hacia el pasillo, temiéndose que apareciera Joe— Me dijo que no vendría hasta tarde —la tranquilizó adivinándole el pensamiento—. ¿Habéis vuelto a tener un encontronazo?
—El peor que puedo recordar —asintió ella sin querer entrar en detalles— Joe actúa últimamente como si me odiara.
Alzó la vista hacia Nick y vio que tenía una expresión extraña en el rostro.
—Y tú no sabes por qué...—murmuró este—. Bueno, dale tiempo, ______, Roma no se hizo en un día.
—No te comprendo —replicó ella parpadeando perpleja.
Nick se rio suavemente y la tomó por el brazo. —No importa. Anda, vamos.
Nick aparcó frente a un discreto restaurante, donde los esperaban ya los Jones, el matrimonio con el que se había citado. Clara y Henry Jones poseían un pequeño rancho en Montana, y se dedicaban a la cría de ganado vacuno. Rondarían casi los cincuenta, pero eran muy joviales y agradables, y _______ hizo charla inmediatamente con la mujer, mientras el marido y Nick hablaban de negocios.
La joven lo estaba pasando francamente bien...hasta que alzó la mirada hacia la pista y vio un rostro Familiar. Joe estaba allí, bailando con una rubia despampanante, tenía las manos en torno a su cintura, y se sonreían el uno al otro como si fueran amantes.
________ se estaba sintiendo enferma, y se notó de pronto las manos frías y sudosas. Después del hiriente comentario de aquella mañana, esa visión era como la estocada final, aquella era la clase de mujer que le gustaba: esbelta, hermosa, sofisticada… Aquella debía ser una de sus amantes, una de esas mujeres a las que no llevaba a casa.
—¿Te ocurre algo, ________? —inquirió Nick de repente. Sin embargo, al momento siguió su mirada en dirección a la pista y comprendió.
—¿No es ese Joseph? —inquirió el señor Jones sonriendo—. ¡Qué casualidad! Le diremos que se acerque para ver qué opina de mi propuesta —y antes de que los otros pudieran detenerlo, se dirigió a la pista.
—Señora Jones, ¿le importaría acompañarme al aseo un momento? —le pidió ______ a la mujer con una sonrisa débil pero convincente.
—¿Cómo no, querida? Discúlpanos, Nicholas —dijo Clara poniéndose de pie y yendo delante.
Cuando ________ pasó, junto a la silla de Nick, este la retuvo un momento por el brazo.
—Tranquila —le susurró— te sacaré de aquí en cuanto pueda. ¿Quieres algo de beber?
_______ bajó la vista hacia él, al borde de las lágrimas ante la inesperada comprensión de Nick. —¿Podría tomar piña colada con un poco de ron? —inquirió.
—Por supuesto, creo que lo necesitas. Anima esa cara y mantén la cabeza bien alta.
—Gracias, «hermano mayor» —dijo _______ sonriéndole con cariño.
—No hay de qué —respondió él sonriendo también— Vamos, vete.
Justo en ese momento se aproximaba Joe con el señor Jones, _______ inspiró profundamente, lo saludó con un gesto de la cabeza, y se marchó hacia los lavabos sin prisa aparente.
Diez minutos después, la señora Jones y ella regresaban a la mesa. Joe se levantaba en ese instante con la rubia colgada de su brazo. _______ hizo un esfuerzo enorme por no mostrar sus celos. ¡Cara de ternero enamorado, había dicho! ¡Se iba a enterar!
—¡Hola, Joey! —lo saludó sonriendo y sentándose junto a Nick—. Que restaurante tan estupendo, ¿verdad? Nick me invitó porque le pareció que me vendría bien salir un poco. ¿No te parece que ha sido muy considerado? —tomó su vaso de piña colada y bebió un buen sorbo, aliviada al notar que no sabía demasiado a ron, y de ver que su mano no había temblado.
—Claro, ya es una chica mayor —le dijo Nick a su hermano. Se recostó contra el respaldo del asiento, como desafiándolo a decir algo.
A Joe no parecía hacerle mucha gracia la idea de que su propio hermano quisiera fastidiarlo, y cuando Nick le pasó un brazo por los hombros a _______, lo miró de un modo que dio la impresión de que fuera a saltarle a la yugular como un león.
—Estoy cansada, Joey —suspiró la rubia acurrucando la cabeza en el hueco del cuello de él—. Necesito dormir...después de otras cosas —le dijo sugerente con una mirada pícara.
_______ alzó la barbilla, mirando a Joe directamente a los ojos.
—Pásalo bien, «hermanito» —le dijo con fingida despreocupación. Incluso logró esbozar una sonrisa.
Levantó su vaso, tomó un sorbo y le hizo un guiño a la rubia, quien le devolvió la sonrisa.
Joe parecía estar tratando de encontrar su voz, ver a _______ con su hermano lo estaba volviendo loco, nunca había considerada esa posibilidad. Nick no era un playboy, pero era un hombre maduro, muy masculino, y después de todo había atraído a una belleza como Madison Jacobs.
Joe no había tenido intención de salir aquella noche, pero la cita había surgido a pesar de todo, y había pensado que sería un buen modo de quitarse a _______ de la cabeza unas horas. Lo cierto era que ni siquiera le gustaba demasiado, pero era alguien con quien pasar el rato sin que supusiera una amenaza para sus emociones. Lo que no esperaba en ningún caso era que se encontraran con _______.
Se había sentido realmente avergonzado, como si le estuviera siendo infiel a su esposa, y sin embargo... ¿Estaba ________ molesta con él? Por mucho que descifrara sus facciones, no lograba ver el más mínimo rastro de celos. Iba más maquillada que de costumbre y aquel vestido le sentaba como un guante, estaba preciosa. ¿Se habría dado cuenta Nick?
—Joey...—lo instó de nuevo la rubia—Estoy cansada. He tenido un día muy largo, el desfile de esta tarde ha sido agotador, y los pies están matándome. ¿Nos vamos ya?
—Enseguida —asintió Joe quedamente—. Os veré después —le dijo a Nick.
—Bien —contestó Nick entre divertido e incrédulo por lo acartonado que parecía su hermano—. Por cierto, tal vez volvamos a casa un poco tarde, así que no te preocupes si llegas y no nos encuentras allí. He pensado en llevar a _______ a bailar —añadió con la sonrisa arrogante que Joe detestaba.
—¿De veras? —dijo _______ tratando de mostrarse lo más emocionada posible.
El rostro de Joe se contrajo, y esbozó a duras penas una sonrisa.
—Buenas noches entonces —dijo con tirantez. Y casi no escuchó lo que le decían los otros mientras salía del restaurante con su acompañante.
—Lo has hecho muy bien —le susurró Nick a _______ mientras se alejaban.
—¡Oh, Henry, mira la hora que es! —Exclamó de pronto la señora Jones—. Deberíamos irnos nosotros también. Mimi ya estará echándome de menos.
—Es nuestra perrita —aclaró su marido—. Clara la mima de un modo terrible —dijo meneando la cabeza.
Se pusieron en pie, y tras despedirse de Nick y ______ se marcharon también, dejándolos solos.
Las lágrimas que la joven había estado conteniendo rodaron por sus mejillas.
—Lo sabes, ¿verdad, Nick? —inquirió sin atreverse a mirarlo.
—¿Te refieres a cómo te sientes? —le preguntó él con suavidad. Ella asintió con la cabeza—. Tienes que procurar que él no se dé cuenta, es muy cabezota y aunque sienta lo mismo por ti se negará a aceptarlo una y otra vez. Dale tiempo y no lo agobies.
—Vaya, sabes mucho de hombres —murmuró _______ hipando entre risas.
—Bueno, tal vez sea porque yo soy un hombre — contestó él con una sonrisa—. Anda, sécate las lágrimas y vámonos a casa —le dijo ofreciéndole su pañuelo—. Creo que ya hemos mortificado a Joe bastante. La idea de que salgamos juntos debe haberlo puesto furioso.
—¿Tú crees?
—Pues claro —asintió él con una sonrisa—. Vamos, _______, no es el fin del mundo. Eres joven y tienes mucho tiempo por delante.
—Sí, pero, ¿qué voy hacer hasta que llegue el futuro? Me está volviendo loca.
—Tal vez deberías ponerte a buscar en serio un apartamento —le aconsejó Nick—. La casa estará muy vacía sin ti, pero me temo que es la única solución posible...por el momento.
—Ya lo había pensado yo también —le confesó _______—, pero es que Joseph no me dejará jamás irme a vivir con Misty.
—_________... — ¿Cómo decírselo sin contarle que su amiga estaba despechada con Joe?—. A mí esa chica también me parece bastante alocada, creo que lo mejor sería que alquilases una habitación en una casa de huéspedes, pero eso es decisión tuya —añadió con voz queda—. No voy a decirte lo que tienes que hacer. Ya eres mayor para decidir por tu cuenta y riesgo.
—Gracias, Nick —dijo ella suavemente— La mujer que se case contigo será muy afortunada.
De pronto la expresión de Nick se endureció, y el humor que había brillado antes en sus ojos se esfumó. —Ese es un error que no cometeré —le contestó— Ya una vez tuve suficiente.
—Pero Joe dice que no dejaste a Madison explicarte su versión de la historia —repuso ________—que no la escuchaste.
—El hecho de que me devolviera el anillo lo decía todo —respondió él secamente—. Y no quiero hablar más de eso, ________—advirtió con una mirada peligrosa.
—Lo siento —se disculpó ella—. No hurgaré más en la herida.
—Vámonos —le dijo Nick extendiendo la mano para alcanzar la nota y pagar en la barra—. Tardaremos unas dos horas en llegar a casa. Seguro que para entonces Joe estará esperándonos y echando chispas.
—Lo dudo —murmuró _______ pesimista—. La mujer con la que estaba era muy guapa.
—A la hora de la verdad a los hombres no nos importa tanto el aspecto como se suele decir —le confió Nick—. Además, ¿no te fijaste en lo avergonzado que estaba de que los encontráramos aquí?
—Me da igual, voy a olvidarme de él —repuso la joven, queriendo sonar resuelta—. Gracias por llevarme contigo, Nick, la cena ha sido maravillosa.
—No me des las gracias —replicó él enarcando una ceja—. Debería dártelas yo a ti. Lo he pasado muy bien, y es mucho mejor que quedarse en casa viendo una película —añadió riéndose.
_______ querría haberle preguntado por qué no había vuelto a quedar con nadie, y si todavía, después de cinco años, seguía enamorado de Madison. Joe aseguraba que sí, pero a Nick era imposible sacarle una palabra al respecto, y _______ no quería molestarlo abriendo viejas heridas.
Última edición por Joelicious el Dom 30 Nov 2014, 7:50 pm, editado 1 vez
Joelicious
"Descubriendo el amor" - Capítulo 5
Capítulo 5
________ se sentía muy deprimida cuando llegaron a casa; ya que, durante todo el camino no había podido dejar de pensar en Joe y la modelo.
Nick aparcó su elegante Thunderbird negro en el baraje, y a ______ la sorprendió ver que el Jaguar de Joe ya estaba allí también.
—Vaya, vaya... Mira quién está en casa —murmuró Nick lanzando una mirada significativa a ________—. Parece que esta noche no tenía ganas de estar por ahí hasta el amanecer.
—Tal vez se ha venido pronto de lo exhausto que lo ha dejado esa rubia —repuso ______ en un tono gélido.
Nick no hizo ningún comentario al respecto, pero parecía muy divertido. Encontraron a Joe en el salón con la botella de brandv en la mano y una copa en la otra. Solo se había quitado la chaqueta y la corbata, y tenía las mangas de la camisa enrolladas hasta los codos, y el frontal casi desabrochado por completo. _______ tuvo que hacer un enorme esfuerzo por no quedarse mirando el masculino torso, Joe se levantó al verlos y fue hacia ellos.
—Así que al fin te has decidido a traerla a casa —le gritó Joe a su hermano—. ¿Sabes la hora que es?
—Las... dos y cuarto de la madrugada —contestó Nick imperturbable mirando su reloj de pulsera.
—¿Qué diablos habéis estado haciendo?
—Oh, pasarlo bien, ir aquí y allá...Esa clase de cosas —respondió Nick enarcando una ceja—. Buenas noches, _______ —dijo a la joven, le guiñó un ojo y subió las escaleras.
________ se sentía como si la hubieran arrojado a los lobos. ¿Por qué había hecho eso Nick? Joe parecía aún más furioso...si es que eso era posible. Carraspeó un poco.
—Bueno, creo que me voy a dormir yo también — dijo girando sobre los talones.
Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso, Joe la retuvo por el brazo y la llevó al salón, cerrando la puerta tras de sí. Los ojos negros brillaban peligrosamente y los sensuales labios estaban apretados en una delgada línea.
—¿Dónde habéis estado? —exigió saber—. ¿Y qué habéis estado haciendo? Nick tiene treinta años, _______, no es un adolescente.
La joven se quedó mirándolo sin lograr articular una palabra, pero la ira que se había alojado en su interior la salvó de la situación:
—La rubia con la que tú estabas tampoco era ninguna colegiala —le espetó con tanta calma como pudo, a pesar de que las rodillas le temblaban. Se apoyó en la puerta.
—Mi vida privada es cosa mía —repuso Joe a la defensiva, frunciendo las cejas.
—Por supuesto —asintió ella—. Ya me he enterado de que no quieres que mariposee a tu alrededor con ojos de ternero enamorado, y eso es lo que estoy tratando de hacer —añadió.
Su respuesta pareció incomodar a Joe. —Nick es demasiado mayor para ti —insistió. _______ dejó escapar una risotada irónica.
—Haz amenazado a todos los hombres con los que he querido salir, pero no puedes hacerlo a tu propio hermano, Nick jamás me haría daño y lo sabes.
Joe sabía que era cierto, pero aquello no hacía nada por disminuir sus celos.
—¡Oh, por amor de Dios! —exclamó al no encontrar otras palabras.
_______ inspiró profundamente, tratando de controlar los agitados latidos de su corazón.
—¿Qué te importa lo que yo haga? —le espetó desafiante—. ¡Como si tú fueras el más indicado para juzgar a nadie! ¡Todo el mundo sabe que eres un playboy!
Joe la miró furibundo, intentando contener su creciente ira.
—Yo no soy un playboy —masculló entre dientes—. Solo salgo con alguna que otra mujer de vez en cuando.
—Casi cada noche —corrigió __________—. No es que a mí me importe —mintió con una fría sonrisa—, porque me da igual con quien salgas o estes... siempre y cuando tú no metas las narices en mis asuntos, a partir de hoy pienso salir con quien me venga en gana. Y si no te gusta, ¡ya sabes lo que tienes que hacer! —y salió del salón dirigiéndose hacia las escaleras.
—¡Ni se te ocurra volver a llegar a las dos de la mañana, con o sin Nicholas! —le gritó Joe desde abajo mientras ella subía.
—Haré lo que me dé la gana —repuso la joven volviéndose un momento y subiendo el resto de escalones de dos en dos.
Joe dejó escapar un improperio y regresó al salón dando un portazo. ¡Maldita _______!, ¡malditas mujeres! Sentía deseos de aullar. Estaba arruinando su vida amorosa y su vida laboral, lo único en lo que podía pensar era en aquellos malditos preciosos senos...
________ lloró hasta quedarse dormida. Había sido un día horrible, y cada vez que se imaginaba a Joe besando a la modelo se ponía enferma, lo odiaba, lo odiaba con todas sus fuerzas. Tenía que encontrar pronto un apartamento y salir de allí, sespués de lo ocurrido esa noche sería un infierno tener que seguir viviendo bajo el mismo techo que Joe hasta que llegara el día de su cumpleaños.
A la mañana siguiente, _______ se despertó bastante tarde. Solía levantarse relativamente temprano para arreglarse e ir a misa, pero le pareció que por un día que no fuera, no pasaría nada. Bajó a la hora del almuerzo, vestida con unos vaqueros, un suéter de punto beige y el cabello recogido en una coleta. Parecía que Joe no andaba por allí. Gracias a Dios.
—Buenos días —la saludó Nick desde la cabecera de la mesa cuando entró al comedor—. ¿Cómo te fue anoche?
—No preguntes —gimió _______. Se sentó y miró nerviosa hacia la puerta del salón—. ¿Joe está...? Nick negó con la cabeza mientras se servía un poco de agua.
—Está todavía durmiendo —le dijo. Aquello sí que era sorprendente. Joe no acostumbraba a levantarse tarde, ni aunque hubiera trasnochado— ¿Qué ocurrió?
—Me dijo que tenía que estar en casa antes de las dos —explicó a Nick calmadamente— y que tú eres demasiado mayor para mí —añadió con una sonrisa incrédula Nick se rio—. Se está volviendo loco. No sé qué le pasa últimamente... El problema no puede ser su vida amorosa, la mujer rubia de ayer parecía más que dispuesta a complacerlo —añadió con retintín.
Nick la miró pero no dijo nada, sino que siguió comiendo el estofado con verduras que María les había preparado.
—Oh, casi lo olvido —dijo de pronto—, llamó Misty hace un rato. Me dijo algo de unos apartamentos que quería que fueses a ver con ella hoy.
—Creo que lo haré —murmuró _______ mirando en dirección a las escaleras.
—Ya sabes lo que pienso respecto a que compartas piso con ella, pero la decisión es tuya —le dijo Nick.
La joven asintió y, tras comer algo, llamó a Misty para decirle que sí iría con ella.
Subió a su habitación para buscar una chaqueta, pero no pudo salir porque, al darse la vuelta, se encontró con Joe allí de pie, mirándola malhumorado y bloqueando la puerta.
Acababa de ducharse, tenía el torso desnudo y el cabello húmedo. _______ no pudo evitar quedarse mirando la extensa masa de músculos que tenía ante sí, pero rápidamente subió la mirada, solo para ver que Joe estaba bastante ojeroso. Parecía que había pasado tan mala noche como ella.
—¿Adónde vas ahora? —le preguntó fríamente.
—Voy a buscar un apartamento —respondió ella sin dejarse amilanar—, dentro de un par de meses y medio me hará falta.
—¿Y qué piensa Nick de eso? —inquirió Joe entornando los ojos.
—Nick no es el que trata de tenerme encerrada en una jaula dorada —repuso _____. Estaba cansada de todo aquello, de la ira irrazonable de Joe, y hasta de que Nick tratara de hacer de Cupido.
— Escucha, Nick solo me dejó que lo acompañara a esa cena de negocios para que no tuviera que quedarme en casa. No aparcó el coche en un lugar apartado para hacerme el amor, no es esa clase de hombre, y debería darte vergüenza haber pensado mal de él. Nick es como un hermano para mí...lo mismo que tú —añadió apartando los ojos de los de él—. No siento absolutamente nada por ti.
—Eso es una condenada mentira y lo sabes, _______ —le espetó él en un tono gélido. Cerró la puerta tras de sí, y empezó a avanzar despacio hacia ella.
La joven dio un par de pasos atrás, se tropezó con una silla, y la rodeó pegándose a la pared. Joe parecía más peligroso que nunca.
—Pues eso es lo que parece que quieres que sea, tu hermanita pequeña, para que puedas tenerme siempre atada, pero que no me interponga en tu camino ni te mire con ojos de...
—¡Cállate, ya no sé lo que quiero! —bramó él tocándose las sienes.
Estaba demasiado cerca de ella, tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo y el olor a gel de baño.
—Joseph, tengo que irme... —le dijo con la voz quebrada.
Ignorando su ruego, él seguía acercándose a ella, con el pecho subiendo y bajando como si le costara trabajo respirar. _______ tenía la misma sensación, no quería estar allí ni un segundo más. Pronto se dejaría llevar por su debilidad, y no quería que él volviera a burlarse de ella como lo había hecho.
—Déjame salir, Joe,.. —murmuró temblando.
Pero Joe estaba ya frente a ella, y había tomado sus labios en un beso nada suave, dejándola sin aliento. Tenía tal ansia de ella, que se inclinó más aún hacia delante, pegándose a su cuerpo por completo, la chaqueta de _______ le estaba estorbando, quería sentir sus senos contra su tórax desnudo, así que la desabotonó y la atrajo hacia sí _______ gimió al notar el torso de Joe a través del fino suéter de punto. Joe gruñó extasiado e hizo que abriera la boca, para masajear sensualmente el labio inferior con los suyos, le introdujo la lengua, enredándola con la de ella, y dejó que todo su peso se apoyara en la joven, aplastándola contra la pared.
_______ estaba asustada, no había esperado un beso tan adulto, y nunca la había besado alguien con experiencia, aquella intimidad era demasiado nueva para ella, y también bastante turbadora. Lo empujó para apartarlo.
—¡No! —gimoteó.
Joe apenas la oyó, la cabeza le daba vueltas por la excitación y su cuerpo estaba atormentado por la interrupción, jadeante, abrió los ojos, y le horrorizó ver temor en los de ella, estaba llorando.
—_______ —susurró—, cariño...
—Déjame... —gimió la joven—. Suéltame... —lo empujó con más fuerza.
Joe se apartó, y _______ lo rodeó, poniendo una buena distancia de por medio entre ellos. ¡De modo que aquello era la pasión!, se dijo aún aturdida por lo que acababa de experimentar. Le dolía la boca por el ardoroso beso, y también los senos por la presión de su tórax, podía haber sido un poco más delicado lo miró con ojos acusadores, se secó las lágrimas con el dorso de la mano y cerró la chaqueta. Estaba temblando, Joe se sentía como si lo hubieran golpeado en la cabeza con un martillo, no se habría esperado jamás una reacción así, la mañana anterior, en el coche, parecía haber estado deseosa de que la besara, y en cambio en ese momento lo estaba mirando con verdadero odio.
—Me has hecho daño —murmuró ________.
Joe no sabía qué decir, preocupado, sus ojos oscuros escudriñaron los de ella, había salido con varias chicos, no podía creer que...
—¿No te habían besado antes? —le preguntó suavemente.
—Por supuesto que sí —contestó ella a la defensiva—, pero nunca… ¡no de ese modo!
Joe enarcó las cejas, estaba empezando a comprender.
— ¡Por Dios, _______, así es como se besan los adultos —le explicó.
—¡Pues entonces no quiero ser adulta! —le espetó la joven—, no me gusta que me traten con esa brusquedad.
Joe la vio girarse sobre los talones y salir hecha una furia de la habitación, pero no hizo siquiera ademán de detenerla, su reacción lo había dejado totalmente fuera de juego, había imaginado que no sabría mucho de sexo, pero parecía totalmente ingenua.
Aquello debería haberle agradado, pero le resultaba por lo contrario muy irritante que pensara que la había tratada con brusquedad. ¡Por Dios, tendría que haberla dejado salir con Myers!, así se habría enterado de lo que era un tipo sin delicadeza.
Maldijo entre dientes y le dio un puñetazo a la barandilla, su respiración todavía era trabajosa, y los latidos de su corazón aún no se habían normalizado, se sentía acalorado y frustrado, estaba furioso. ¡Condenada chiquilla, lo estaba volviendo loco!
Necesitaba otra ducha, regresó al cuarto de baño, se desnudó y abrió la ducha. Al menos era una suerte que la desagradaran sus besos, porque no volvería a besarla hasta que las ranas criaran pelo.
Entretanto, _______ estaba subiendo al coche de su amiga, las manos todavía le temblaban un poco. ¿Cómo podía haberla tratado de ese modo si la quería? Eso probaba lo poco que le importaba en realidad, solo había querido obtener placer para sí, no darle placer a ella. ¡Que se quedara con sus estúpidas rubias! Lo odiaba, a pesar de todo, trató de recobrar la compostura, no quería que Misty la notara rara y empezara a hacerle preguntas que no quería contestar.
Aparcaron en la ciudad, y se dirigieron a la primera dirección que tenía Misty en su lista, el apartamento estaba justo sobre una confitería y frente a un banco. A Misty no le gustó porque solo había un dormitorio, y quería tener privacidad, _______ prefirió no hacer ningún comentario, pero estuvo de acuerdo porque estaba en pleno centro, y seguramente habría mucho tráfico por las noches.
Visitaron varios sitios más, pero solo hubo otro que les pareció aceptable, era una casa de huéspedes, y la habitación que alquilaban estaba en el piso de arriba, la dueña era una tal señora Simpson, que las recibió amistosamente, pero daba toda la impresión de ser una de esas caseras demasiado maternales y cotillas. Aquello no le gustó un pelo a Misty, no quería a una mujer mayor controlándolas y dándoles la lata.
Sin embargo, _______ estaba empezando a sacar sus propias conclusiones, seguramente tenía intención de dar fiestas en el apartamento y llevar hombres allí, y eso sacaría de quicio a Nick y Joe.
—Creo que yo sí alquilaré la habitación —le dijo a la señora Simpson—. Espero que pueda guardármela, no me mudaré hasta dentro de unas semanas...
Misty miró a ______ extrañada, pero no se entrometió en su decisión.
—No hay problema, querida —le aseguró la mujer.
Cuando salieron, _______ le preguntó a su amiga: —¿Qué te parece?, ¿por qué no alquilas tú el apartamento que había en el centro? Así cada una tendría su privacidad y podríamos ir a visitarnos.
—Bueno... —respondió Misty enarcando una ceja—, no me parece mal, pero yo creía que íbamos a vivir juntas.
—Seré honesta contigo, Misty —repuso _______— tú quieres llevar hombres al apartamento, y Joe y Nick no me dejarían respirar si se enteraran.
Misty se encogió de hombros.
—Como quieras —respondió— Estoy agotada de tanto andar. Vamos a tomar un café.
Caminando por la calle en busca de una cafetería agradable, se toparon con Tyler Jacobs y su hermana Madison al torcer la esquina.
—¡Vaya, hola, Tyler, hola Madie! —los saludó Misty.
—Hola —los saludó _______ a su vez—, ¿cómo estáis?
—No muy bien, pero gracias por preguntar —suspiró Madison, esbozando una sonrisa a pesar de todo.
Era una mujer realmente preciosa de rasgos delicados, cabello oscuro y corto, y los ojos de un verde muy peculiar. Tenía una boca perfecta y era bastante alta y esbelta. _______ siempre pensaba al verla que podía haber ganado una fortuna como modelo, pero Joe le había contado que los Jacobs jamás habrían permitido que su única hija se dedicara a semejante profesión.
Tyler también tenía el cabello muy oscuro, casi negro, los mismos ojos verdes, y la tez aceitunada. Era tan grande como Joe, pero no tenía sus músculos. Por el contrario, su cuerpo era flexible como el de un gran felino, y por sus andares resultaba igual de amenazador. No era tan atractivo como Joe, pero tenía carácter, y las mujeres solían encontrarlo irresistible.
—¿Qué hacéis en la ciudad un domingo? —inquirió Tyler.
—Estábamos buscando un apartamento que compartir, pero al final hemos decidido que cada una alquilaremos uno por nuestra cuenta —explicó ________.
—Íbamos a tomar un café, ¿quieren unirse a nosotras? —los invitó Misty.
—Gracias, creo a Tyler le vendrá bien —les dijo Madison—, necesita animarse un poco. Ayer tuvimos un golpe terrible, y hoy otro aún peor.
________ alzó la mirada hacia él. Desde luego parecía bastante alicaído, lo cuál no era en absoluto usual en él.
—Lo siento —les dijo—. ¿Hay algo que podamos hacer? —preguntó.
—Me temo que no, pero gracias por ofrecerte — murmuró él.
Calle abajo encontraron una cafetería y, en cuanto se hubieron sentado, acudió una camarera a atenderles. Una vez hicieron el pedido, la chica se retiró.
—Tyler me ha contado lo que ocurrió la otra noche, en ese local nuevo —le dijo Madie a ________. —Sí, espero que Joe no te tratara con demasiada dureza de vuelta a casa —intervino su hermano. —No, la regañina de siempre nada más —mintió _______.
Logró esbozar una media sonrisa con esfuerzo.
—Eres un diablillo, ________ —le dijo Madie con una sonrisa pícara—, siempre haciendo cosas que están prohibidas…
—Solo quería saber lo que me estaba perdiendo — suspiró _______ con comicidad.
—Y yo hice lo que pude por ayudarla —intervino Misty—, pero después de todo tuviste suerte de que fuera Joe quien viniera a recogerte y no Nick, Joe es más tolerante.
—No lo creas —repuso _______ con tirantez—, últimamente no.
A la mención de Nick, Madie se sonrojó y se quedó muy callada. _______ se sentía mal por ella. Nick no había superado aún su rechazo, y probablemente jamás lo haría, algo de lo que Madison sin duda debía ser consciente.
—Y hablando de Nick ¿Cómo está? —inquirió Tyler en un tono despreocupado, demasiado despreocupado para resultar convincente.
—Pues va del trabajo a casa, de casa al trabajo... —respondió ________.
En ese momento regresó la camarera y tras servirles lo que habían pedido se retiró de nuevo.
—En fin —prosiguió ________—, la verdad es que de un tiempo a esta parte no sale mucho, se ha vuelto bastante solitario.
—Yo conozco un caso muy parecido —apuntó Tyler lanzando una mirada significativa a su hermana.
Madison se removió incómoda en su asiento.
—¿Y cómo va vuestro negocio? —inquirió Misty para romper el silencio que se produjo.
—Tal como está la situación se acabará yendo al diablo —confesó Tyler con pesimismo—. Nuestro padre hizo algunas malas inversiones antes de morir, y hasta la fecha solo hemos ganado para pagar las deudas, pero este mes las cosas han empeorado y... —los rasgos de su rostro se endurecieron—. Me temo que tendremos que vender a Jerónimo.
—Oh, Tyler, ¡cuánto lo siento! —murmuró Misty contrayendo el rostro—. Es tu caballo favorito.
—Y el mío también —dijo Madie con un suspiro—, pero no tenemos otro remedio que venderlo. Aun así, nos gustaría que se lo quedara alguien de nuestra confianza.
—Tal vez pueda convencer a Nick para que lo compremos nosotros —propuso _____.
—No creo que sea una buena idea —repuso Madie—, si le pidieras eso se subiría por las paredes.
—Cierto —asintió Tyler sonriendo a _______—. No te preocupes, a mí también me gustaría saber que lo dejo en buenas manos, pero a veces las cosas son como son.
—Yo tengo una prima aquí en el estado de Texas que está intentando sacar adelante sola un rancho de caballos, si queréis podría preguntarle —se ofreció Misty.
—Te lo agradeceríamos muchísimo —le dijo Tyler con una sonrisa.
Siguieron charlando sobre cosas sin importancia y, mientras hablaban, ______ no pudo evitar quedarse mirando a Madie intrigada. Era una mujer tan singularmente hermosa que parecía increíble que se hubiera sentido alguna vez atraída por alguien como Nick, bueno si era atractivo, pero era muy reservado. Pero entonces _______recordó la noche anterior en Houston, cómo Nick la había apoyado, y ya no le pareció tan sorprendente, lo verdaderamente sorprendente era que Nick hubiera dejado escapar a Madie, que no hubiera luchado por ella. Era terrible la idea de que dos personas se hubiesen amado tanto para convertirse un día en enemigos acérrimos. Parecía que, después de todo, el amor no era muy duradero, se dijo la joven.
Madie consultó la hora en su reloj de pulsera. —Tyler, deberíamos irnos ya. Tengo que llamar a Barry Holman sobre esos bonos y acciones que vamos a venderle —le dijo a su hermano—. Disculpenos chicas, nos encantaría quedarnos más rato. Me ha encantado volver a verte, _______. Últimamente casi no nos vemos, ¿verdad? En fin, supongo que si tratara de poner un pie en el umbral para visitarte, Nick sería capaz de quemar la casa…en mi vida he conocido a nadie tan rencoroso... —murmuró Tyler airado—. Y sin llevar razón, además.
—Déjalo, Ty —le suplicó Madie— No quiero que discutamos eso delante de ______. Su lealtad, lo quiera o no, siempre estará de parte de Nick, y es natural, porque él, junto con Joe, la ha cuidado y criado.
—Lo siento —se disculpó Tyler con los ojos brillantes por la rabia contenida. Dirigió una sonrisa amable a ______—. El viernes que viene hay un baile de cuadrilla, ¿te gustaría ser mi pareja?
La joven se quedó dudando un instante, Joe se pondría furioso si iba con Tyler, pero, por otra parte, si aceptaba, aquello le demostraría que no era el único hombre en el mundo.
—¡Tyler, no! —le rogó Madie a su hermano—. ¿No ves que si haces eso solo conseguirás empeorar más las cosas?
—¿Para quién? —repuso Tyler—. ¿Podrían empeorar acaso más para ti? ¡Por Dios, si llevas una vida casi monástica!
Madie dejó la servilleta con calma sobre la mesa.
—Mi forma de vida no es cosa de nadie excepto mía —le dijo poniéndose de pie—. _______, si vas con Tyler a ese baile, Nick se pondrá hecho un energúmeno y saldrás pagando tú el plato roto, ya no es el hombre que era, y yo me sentiría fatal si te hiriese a ti el fuego cruzado.
—No le tengo miedo, Madie —contestó _______—, bueno, no demasiado. En realidad es Joe quien me tiene asfixiada. Creo que ir con Tyler a ese baile podría ayudarme a demostrarle que ya no soy una niña.
—¿Lo ves? —le dijo Tyler a su hermana—. ¡Y tú pensando que lo hacía solo por irritar a tu ex prometido!
—¿Y no es así? —inquirió Madie desafiante. —Tal vez —concedió Tyler alzando la barbilla con arrogancia.
Cuando salieron de la cafetería, Tyler iba delante, charlando con Misty, mientras que _______ y Madie los seguían a paso tranquilo.
—Tú también debes haber notado el cambio en Nick, _______ —le dijo Madie—, antes se reía más, no se mostraba tan frío e inflexible... no hasta que le devolví el anillo de compromiso. Eso hizo que me detestara —murmuró.
De pronto detuvo a _______, agarrándola por el brazo—. ________, no vayas con Tyler al baile, por favor, no hagas más daño a Nick. En realidad es muy vulnerable, por mucho que quiera ocultarlo...
—Lo sé —le dijo ________ poniendo una mano sobre la de la otra mujer. Le daba la impresión de que aún estaba enamorada de Nick—. Siento que las cosas te estén yendo tan mal, Madie. De todos modos, quiero que sepas que Nick no ha vuelto a salir con nadie más, no ha habido nadie más para él.
Los labios de Madie temblaban. Apartó la mirada y alzó la cabeza para evitar que escaparan las lágrimas de sus ojos.
—Gracias —murmuró con la voz ronca par la emoción.
________ querría haberle dicho algo más, pero los otros estaban esperándolas impacientes, se despidieron al llegar a un cruce.
—Te recogeré el viernes a las seis, ______, ponte algo sexy —le dijo Tyler guiñándole un ojo.
—Pues tú deberías ponerte ropa de rugby, con el casco y las protecciones...por si Nick se pone violento —le aconsejó ella riéndose.
Misty llevó en coche a _______ hasta el lugar donde esta había dejado el suyo la noche del striptense. Al fin podría recogerlo... Lo había echada mucho de menos. Cuando llegaron allí, antes de que ________ se bajara, su amiga le dijo:
—No me gustaría estar en tus zapatos, no creo que le haga mucha gracia a Nick...
—Tranquila, no creo que llegue la sangre al río — repuso _________.
—¿Y qué dirá Joe? —inquirió Misty inclinándose para ver el rostro de su amiga.
________ se había puesto pálida como una sábana, de pronto había acudido a su mente el recuerdo del violento beso de aquella mañana, tragó saliva con dificultad.
—No creo que le importe en absoluto.
—Yo no estaría tan segura... —murmuró Misty—. En fin, te recordaré en mis oraciones.
________ se sentía muy deprimida cuando llegaron a casa; ya que, durante todo el camino no había podido dejar de pensar en Joe y la modelo.
Nick aparcó su elegante Thunderbird negro en el baraje, y a ______ la sorprendió ver que el Jaguar de Joe ya estaba allí también.
—Vaya, vaya... Mira quién está en casa —murmuró Nick lanzando una mirada significativa a ________—. Parece que esta noche no tenía ganas de estar por ahí hasta el amanecer.
—Tal vez se ha venido pronto de lo exhausto que lo ha dejado esa rubia —repuso ______ en un tono gélido.
Nick no hizo ningún comentario al respecto, pero parecía muy divertido. Encontraron a Joe en el salón con la botella de brandv en la mano y una copa en la otra. Solo se había quitado la chaqueta y la corbata, y tenía las mangas de la camisa enrolladas hasta los codos, y el frontal casi desabrochado por completo. _______ tuvo que hacer un enorme esfuerzo por no quedarse mirando el masculino torso, Joe se levantó al verlos y fue hacia ellos.
—Así que al fin te has decidido a traerla a casa —le gritó Joe a su hermano—. ¿Sabes la hora que es?
—Las... dos y cuarto de la madrugada —contestó Nick imperturbable mirando su reloj de pulsera.
—¿Qué diablos habéis estado haciendo?
—Oh, pasarlo bien, ir aquí y allá...Esa clase de cosas —respondió Nick enarcando una ceja—. Buenas noches, _______ —dijo a la joven, le guiñó un ojo y subió las escaleras.
________ se sentía como si la hubieran arrojado a los lobos. ¿Por qué había hecho eso Nick? Joe parecía aún más furioso...si es que eso era posible. Carraspeó un poco.
—Bueno, creo que me voy a dormir yo también — dijo girando sobre los talones.
Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso, Joe la retuvo por el brazo y la llevó al salón, cerrando la puerta tras de sí. Los ojos negros brillaban peligrosamente y los sensuales labios estaban apretados en una delgada línea.
—¿Dónde habéis estado? —exigió saber—. ¿Y qué habéis estado haciendo? Nick tiene treinta años, _______, no es un adolescente.
La joven se quedó mirándolo sin lograr articular una palabra, pero la ira que se había alojado en su interior la salvó de la situación:
—La rubia con la que tú estabas tampoco era ninguna colegiala —le espetó con tanta calma como pudo, a pesar de que las rodillas le temblaban. Se apoyó en la puerta.
—Mi vida privada es cosa mía —repuso Joe a la defensiva, frunciendo las cejas.
—Por supuesto —asintió ella—. Ya me he enterado de que no quieres que mariposee a tu alrededor con ojos de ternero enamorado, y eso es lo que estoy tratando de hacer —añadió.
Su respuesta pareció incomodar a Joe. —Nick es demasiado mayor para ti —insistió. _______ dejó escapar una risotada irónica.
—Haz amenazado a todos los hombres con los que he querido salir, pero no puedes hacerlo a tu propio hermano, Nick jamás me haría daño y lo sabes.
Joe sabía que era cierto, pero aquello no hacía nada por disminuir sus celos.
—¡Oh, por amor de Dios! —exclamó al no encontrar otras palabras.
_______ inspiró profundamente, tratando de controlar los agitados latidos de su corazón.
—¿Qué te importa lo que yo haga? —le espetó desafiante—. ¡Como si tú fueras el más indicado para juzgar a nadie! ¡Todo el mundo sabe que eres un playboy!
Joe la miró furibundo, intentando contener su creciente ira.
—Yo no soy un playboy —masculló entre dientes—. Solo salgo con alguna que otra mujer de vez en cuando.
—Casi cada noche —corrigió __________—. No es que a mí me importe —mintió con una fría sonrisa—, porque me da igual con quien salgas o estes... siempre y cuando tú no metas las narices en mis asuntos, a partir de hoy pienso salir con quien me venga en gana. Y si no te gusta, ¡ya sabes lo que tienes que hacer! —y salió del salón dirigiéndose hacia las escaleras.
—¡Ni se te ocurra volver a llegar a las dos de la mañana, con o sin Nicholas! —le gritó Joe desde abajo mientras ella subía.
—Haré lo que me dé la gana —repuso la joven volviéndose un momento y subiendo el resto de escalones de dos en dos.
Joe dejó escapar un improperio y regresó al salón dando un portazo. ¡Maldita _______!, ¡malditas mujeres! Sentía deseos de aullar. Estaba arruinando su vida amorosa y su vida laboral, lo único en lo que podía pensar era en aquellos malditos preciosos senos...
________ lloró hasta quedarse dormida. Había sido un día horrible, y cada vez que se imaginaba a Joe besando a la modelo se ponía enferma, lo odiaba, lo odiaba con todas sus fuerzas. Tenía que encontrar pronto un apartamento y salir de allí, sespués de lo ocurrido esa noche sería un infierno tener que seguir viviendo bajo el mismo techo que Joe hasta que llegara el día de su cumpleaños.
A la mañana siguiente, _______ se despertó bastante tarde. Solía levantarse relativamente temprano para arreglarse e ir a misa, pero le pareció que por un día que no fuera, no pasaría nada. Bajó a la hora del almuerzo, vestida con unos vaqueros, un suéter de punto beige y el cabello recogido en una coleta. Parecía que Joe no andaba por allí. Gracias a Dios.
—Buenos días —la saludó Nick desde la cabecera de la mesa cuando entró al comedor—. ¿Cómo te fue anoche?
—No preguntes —gimió _______. Se sentó y miró nerviosa hacia la puerta del salón—. ¿Joe está...? Nick negó con la cabeza mientras se servía un poco de agua.
—Está todavía durmiendo —le dijo. Aquello sí que era sorprendente. Joe no acostumbraba a levantarse tarde, ni aunque hubiera trasnochado— ¿Qué ocurrió?
—Me dijo que tenía que estar en casa antes de las dos —explicó a Nick calmadamente— y que tú eres demasiado mayor para mí —añadió con una sonrisa incrédula Nick se rio—. Se está volviendo loco. No sé qué le pasa últimamente... El problema no puede ser su vida amorosa, la mujer rubia de ayer parecía más que dispuesta a complacerlo —añadió con retintín.
Nick la miró pero no dijo nada, sino que siguió comiendo el estofado con verduras que María les había preparado.
—Oh, casi lo olvido —dijo de pronto—, llamó Misty hace un rato. Me dijo algo de unos apartamentos que quería que fueses a ver con ella hoy.
—Creo que lo haré —murmuró _______ mirando en dirección a las escaleras.
—Ya sabes lo que pienso respecto a que compartas piso con ella, pero la decisión es tuya —le dijo Nick.
La joven asintió y, tras comer algo, llamó a Misty para decirle que sí iría con ella.
Subió a su habitación para buscar una chaqueta, pero no pudo salir porque, al darse la vuelta, se encontró con Joe allí de pie, mirándola malhumorado y bloqueando la puerta.
Acababa de ducharse, tenía el torso desnudo y el cabello húmedo. _______ no pudo evitar quedarse mirando la extensa masa de músculos que tenía ante sí, pero rápidamente subió la mirada, solo para ver que Joe estaba bastante ojeroso. Parecía que había pasado tan mala noche como ella.
—¿Adónde vas ahora? —le preguntó fríamente.
—Voy a buscar un apartamento —respondió ella sin dejarse amilanar—, dentro de un par de meses y medio me hará falta.
—¿Y qué piensa Nick de eso? —inquirió Joe entornando los ojos.
—Nick no es el que trata de tenerme encerrada en una jaula dorada —repuso _____. Estaba cansada de todo aquello, de la ira irrazonable de Joe, y hasta de que Nick tratara de hacer de Cupido.
— Escucha, Nick solo me dejó que lo acompañara a esa cena de negocios para que no tuviera que quedarme en casa. No aparcó el coche en un lugar apartado para hacerme el amor, no es esa clase de hombre, y debería darte vergüenza haber pensado mal de él. Nick es como un hermano para mí...lo mismo que tú —añadió apartando los ojos de los de él—. No siento absolutamente nada por ti.
—Eso es una condenada mentira y lo sabes, _______ —le espetó él en un tono gélido. Cerró la puerta tras de sí, y empezó a avanzar despacio hacia ella.
La joven dio un par de pasos atrás, se tropezó con una silla, y la rodeó pegándose a la pared. Joe parecía más peligroso que nunca.
—Pues eso es lo que parece que quieres que sea, tu hermanita pequeña, para que puedas tenerme siempre atada, pero que no me interponga en tu camino ni te mire con ojos de...
—¡Cállate, ya no sé lo que quiero! —bramó él tocándose las sienes.
Estaba demasiado cerca de ella, tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo y el olor a gel de baño.
—Joseph, tengo que irme... —le dijo con la voz quebrada.
Ignorando su ruego, él seguía acercándose a ella, con el pecho subiendo y bajando como si le costara trabajo respirar. _______ tenía la misma sensación, no quería estar allí ni un segundo más. Pronto se dejaría llevar por su debilidad, y no quería que él volviera a burlarse de ella como lo había hecho.
—Déjame salir, Joe,.. —murmuró temblando.
Pero Joe estaba ya frente a ella, y había tomado sus labios en un beso nada suave, dejándola sin aliento. Tenía tal ansia de ella, que se inclinó más aún hacia delante, pegándose a su cuerpo por completo, la chaqueta de _______ le estaba estorbando, quería sentir sus senos contra su tórax desnudo, así que la desabotonó y la atrajo hacia sí _______ gimió al notar el torso de Joe a través del fino suéter de punto. Joe gruñó extasiado e hizo que abriera la boca, para masajear sensualmente el labio inferior con los suyos, le introdujo la lengua, enredándola con la de ella, y dejó que todo su peso se apoyara en la joven, aplastándola contra la pared.
_______ estaba asustada, no había esperado un beso tan adulto, y nunca la había besado alguien con experiencia, aquella intimidad era demasiado nueva para ella, y también bastante turbadora. Lo empujó para apartarlo.
—¡No! —gimoteó.
Joe apenas la oyó, la cabeza le daba vueltas por la excitación y su cuerpo estaba atormentado por la interrupción, jadeante, abrió los ojos, y le horrorizó ver temor en los de ella, estaba llorando.
—_______ —susurró—, cariño...
—Déjame... —gimió la joven—. Suéltame... —lo empujó con más fuerza.
Joe se apartó, y _______ lo rodeó, poniendo una buena distancia de por medio entre ellos. ¡De modo que aquello era la pasión!, se dijo aún aturdida por lo que acababa de experimentar. Le dolía la boca por el ardoroso beso, y también los senos por la presión de su tórax, podía haber sido un poco más delicado lo miró con ojos acusadores, se secó las lágrimas con el dorso de la mano y cerró la chaqueta. Estaba temblando, Joe se sentía como si lo hubieran golpeado en la cabeza con un martillo, no se habría esperado jamás una reacción así, la mañana anterior, en el coche, parecía haber estado deseosa de que la besara, y en cambio en ese momento lo estaba mirando con verdadero odio.
—Me has hecho daño —murmuró ________.
Joe no sabía qué decir, preocupado, sus ojos oscuros escudriñaron los de ella, había salido con varias chicos, no podía creer que...
—¿No te habían besado antes? —le preguntó suavemente.
—Por supuesto que sí —contestó ella a la defensiva—, pero nunca… ¡no de ese modo!
Joe enarcó las cejas, estaba empezando a comprender.
— ¡Por Dios, _______, así es como se besan los adultos —le explicó.
—¡Pues entonces no quiero ser adulta! —le espetó la joven—, no me gusta que me traten con esa brusquedad.
Joe la vio girarse sobre los talones y salir hecha una furia de la habitación, pero no hizo siquiera ademán de detenerla, su reacción lo había dejado totalmente fuera de juego, había imaginado que no sabría mucho de sexo, pero parecía totalmente ingenua.
Aquello debería haberle agradado, pero le resultaba por lo contrario muy irritante que pensara que la había tratada con brusquedad. ¡Por Dios, tendría que haberla dejado salir con Myers!, así se habría enterado de lo que era un tipo sin delicadeza.
Maldijo entre dientes y le dio un puñetazo a la barandilla, su respiración todavía era trabajosa, y los latidos de su corazón aún no se habían normalizado, se sentía acalorado y frustrado, estaba furioso. ¡Condenada chiquilla, lo estaba volviendo loco!
Necesitaba otra ducha, regresó al cuarto de baño, se desnudó y abrió la ducha. Al menos era una suerte que la desagradaran sus besos, porque no volvería a besarla hasta que las ranas criaran pelo.
Entretanto, _______ estaba subiendo al coche de su amiga, las manos todavía le temblaban un poco. ¿Cómo podía haberla tratado de ese modo si la quería? Eso probaba lo poco que le importaba en realidad, solo había querido obtener placer para sí, no darle placer a ella. ¡Que se quedara con sus estúpidas rubias! Lo odiaba, a pesar de todo, trató de recobrar la compostura, no quería que Misty la notara rara y empezara a hacerle preguntas que no quería contestar.
Aparcaron en la ciudad, y se dirigieron a la primera dirección que tenía Misty en su lista, el apartamento estaba justo sobre una confitería y frente a un banco. A Misty no le gustó porque solo había un dormitorio, y quería tener privacidad, _______ prefirió no hacer ningún comentario, pero estuvo de acuerdo porque estaba en pleno centro, y seguramente habría mucho tráfico por las noches.
Visitaron varios sitios más, pero solo hubo otro que les pareció aceptable, era una casa de huéspedes, y la habitación que alquilaban estaba en el piso de arriba, la dueña era una tal señora Simpson, que las recibió amistosamente, pero daba toda la impresión de ser una de esas caseras demasiado maternales y cotillas. Aquello no le gustó un pelo a Misty, no quería a una mujer mayor controlándolas y dándoles la lata.
Sin embargo, _______ estaba empezando a sacar sus propias conclusiones, seguramente tenía intención de dar fiestas en el apartamento y llevar hombres allí, y eso sacaría de quicio a Nick y Joe.
—Creo que yo sí alquilaré la habitación —le dijo a la señora Simpson—. Espero que pueda guardármela, no me mudaré hasta dentro de unas semanas...
Misty miró a ______ extrañada, pero no se entrometió en su decisión.
—No hay problema, querida —le aseguró la mujer.
Cuando salieron, _______ le preguntó a su amiga: —¿Qué te parece?, ¿por qué no alquilas tú el apartamento que había en el centro? Así cada una tendría su privacidad y podríamos ir a visitarnos.
—Bueno... —respondió Misty enarcando una ceja—, no me parece mal, pero yo creía que íbamos a vivir juntas.
—Seré honesta contigo, Misty —repuso _______— tú quieres llevar hombres al apartamento, y Joe y Nick no me dejarían respirar si se enteraran.
Misty se encogió de hombros.
—Como quieras —respondió— Estoy agotada de tanto andar. Vamos a tomar un café.
Caminando por la calle en busca de una cafetería agradable, se toparon con Tyler Jacobs y su hermana Madison al torcer la esquina.
—¡Vaya, hola, Tyler, hola Madie! —los saludó Misty.
—Hola —los saludó _______ a su vez—, ¿cómo estáis?
—No muy bien, pero gracias por preguntar —suspiró Madison, esbozando una sonrisa a pesar de todo.
Era una mujer realmente preciosa de rasgos delicados, cabello oscuro y corto, y los ojos de un verde muy peculiar. Tenía una boca perfecta y era bastante alta y esbelta. _______ siempre pensaba al verla que podía haber ganado una fortuna como modelo, pero Joe le había contado que los Jacobs jamás habrían permitido que su única hija se dedicara a semejante profesión.
Tyler también tenía el cabello muy oscuro, casi negro, los mismos ojos verdes, y la tez aceitunada. Era tan grande como Joe, pero no tenía sus músculos. Por el contrario, su cuerpo era flexible como el de un gran felino, y por sus andares resultaba igual de amenazador. No era tan atractivo como Joe, pero tenía carácter, y las mujeres solían encontrarlo irresistible.
—¿Qué hacéis en la ciudad un domingo? —inquirió Tyler.
—Estábamos buscando un apartamento que compartir, pero al final hemos decidido que cada una alquilaremos uno por nuestra cuenta —explicó ________.
—Íbamos a tomar un café, ¿quieren unirse a nosotras? —los invitó Misty.
—Gracias, creo a Tyler le vendrá bien —les dijo Madison—, necesita animarse un poco. Ayer tuvimos un golpe terrible, y hoy otro aún peor.
________ alzó la mirada hacia él. Desde luego parecía bastante alicaído, lo cuál no era en absoluto usual en él.
—Lo siento —les dijo—. ¿Hay algo que podamos hacer? —preguntó.
—Me temo que no, pero gracias por ofrecerte — murmuró él.
Calle abajo encontraron una cafetería y, en cuanto se hubieron sentado, acudió una camarera a atenderles. Una vez hicieron el pedido, la chica se retiró.
—Tyler me ha contado lo que ocurrió la otra noche, en ese local nuevo —le dijo Madie a ________. —Sí, espero que Joe no te tratara con demasiada dureza de vuelta a casa —intervino su hermano. —No, la regañina de siempre nada más —mintió _______.
Logró esbozar una media sonrisa con esfuerzo.
—Eres un diablillo, ________ —le dijo Madie con una sonrisa pícara—, siempre haciendo cosas que están prohibidas…
—Solo quería saber lo que me estaba perdiendo — suspiró _______ con comicidad.
—Y yo hice lo que pude por ayudarla —intervino Misty—, pero después de todo tuviste suerte de que fuera Joe quien viniera a recogerte y no Nick, Joe es más tolerante.
—No lo creas —repuso _______ con tirantez—, últimamente no.
A la mención de Nick, Madie se sonrojó y se quedó muy callada. _______ se sentía mal por ella. Nick no había superado aún su rechazo, y probablemente jamás lo haría, algo de lo que Madison sin duda debía ser consciente.
—Y hablando de Nick ¿Cómo está? —inquirió Tyler en un tono despreocupado, demasiado despreocupado para resultar convincente.
—Pues va del trabajo a casa, de casa al trabajo... —respondió ________.
En ese momento regresó la camarera y tras servirles lo que habían pedido se retiró de nuevo.
—En fin —prosiguió ________—, la verdad es que de un tiempo a esta parte no sale mucho, se ha vuelto bastante solitario.
—Yo conozco un caso muy parecido —apuntó Tyler lanzando una mirada significativa a su hermana.
Madison se removió incómoda en su asiento.
—¿Y cómo va vuestro negocio? —inquirió Misty para romper el silencio que se produjo.
—Tal como está la situación se acabará yendo al diablo —confesó Tyler con pesimismo—. Nuestro padre hizo algunas malas inversiones antes de morir, y hasta la fecha solo hemos ganado para pagar las deudas, pero este mes las cosas han empeorado y... —los rasgos de su rostro se endurecieron—. Me temo que tendremos que vender a Jerónimo.
—Oh, Tyler, ¡cuánto lo siento! —murmuró Misty contrayendo el rostro—. Es tu caballo favorito.
—Y el mío también —dijo Madie con un suspiro—, pero no tenemos otro remedio que venderlo. Aun así, nos gustaría que se lo quedara alguien de nuestra confianza.
—Tal vez pueda convencer a Nick para que lo compremos nosotros —propuso _____.
—No creo que sea una buena idea —repuso Madie—, si le pidieras eso se subiría por las paredes.
—Cierto —asintió Tyler sonriendo a _______—. No te preocupes, a mí también me gustaría saber que lo dejo en buenas manos, pero a veces las cosas son como son.
—Yo tengo una prima aquí en el estado de Texas que está intentando sacar adelante sola un rancho de caballos, si queréis podría preguntarle —se ofreció Misty.
—Te lo agradeceríamos muchísimo —le dijo Tyler con una sonrisa.
Siguieron charlando sobre cosas sin importancia y, mientras hablaban, ______ no pudo evitar quedarse mirando a Madie intrigada. Era una mujer tan singularmente hermosa que parecía increíble que se hubiera sentido alguna vez atraída por alguien como Nick, bueno si era atractivo, pero era muy reservado. Pero entonces _______recordó la noche anterior en Houston, cómo Nick la había apoyado, y ya no le pareció tan sorprendente, lo verdaderamente sorprendente era que Nick hubiera dejado escapar a Madie, que no hubiera luchado por ella. Era terrible la idea de que dos personas se hubiesen amado tanto para convertirse un día en enemigos acérrimos. Parecía que, después de todo, el amor no era muy duradero, se dijo la joven.
Madie consultó la hora en su reloj de pulsera. —Tyler, deberíamos irnos ya. Tengo que llamar a Barry Holman sobre esos bonos y acciones que vamos a venderle —le dijo a su hermano—. Disculpenos chicas, nos encantaría quedarnos más rato. Me ha encantado volver a verte, _______. Últimamente casi no nos vemos, ¿verdad? En fin, supongo que si tratara de poner un pie en el umbral para visitarte, Nick sería capaz de quemar la casa…en mi vida he conocido a nadie tan rencoroso... —murmuró Tyler airado—. Y sin llevar razón, además.
—Déjalo, Ty —le suplicó Madie— No quiero que discutamos eso delante de ______. Su lealtad, lo quiera o no, siempre estará de parte de Nick, y es natural, porque él, junto con Joe, la ha cuidado y criado.
—Lo siento —se disculpó Tyler con los ojos brillantes por la rabia contenida. Dirigió una sonrisa amable a ______—. El viernes que viene hay un baile de cuadrilla, ¿te gustaría ser mi pareja?
La joven se quedó dudando un instante, Joe se pondría furioso si iba con Tyler, pero, por otra parte, si aceptaba, aquello le demostraría que no era el único hombre en el mundo.
—¡Tyler, no! —le rogó Madie a su hermano—. ¿No ves que si haces eso solo conseguirás empeorar más las cosas?
—¿Para quién? —repuso Tyler—. ¿Podrían empeorar acaso más para ti? ¡Por Dios, si llevas una vida casi monástica!
Madie dejó la servilleta con calma sobre la mesa.
—Mi forma de vida no es cosa de nadie excepto mía —le dijo poniéndose de pie—. _______, si vas con Tyler a ese baile, Nick se pondrá hecho un energúmeno y saldrás pagando tú el plato roto, ya no es el hombre que era, y yo me sentiría fatal si te hiriese a ti el fuego cruzado.
—No le tengo miedo, Madie —contestó _______—, bueno, no demasiado. En realidad es Joe quien me tiene asfixiada. Creo que ir con Tyler a ese baile podría ayudarme a demostrarle que ya no soy una niña.
—¿Lo ves? —le dijo Tyler a su hermana—. ¡Y tú pensando que lo hacía solo por irritar a tu ex prometido!
—¿Y no es así? —inquirió Madie desafiante. —Tal vez —concedió Tyler alzando la barbilla con arrogancia.
Cuando salieron de la cafetería, Tyler iba delante, charlando con Misty, mientras que _______ y Madie los seguían a paso tranquilo.
—Tú también debes haber notado el cambio en Nick, _______ —le dijo Madie—, antes se reía más, no se mostraba tan frío e inflexible... no hasta que le devolví el anillo de compromiso. Eso hizo que me detestara —murmuró.
De pronto detuvo a _______, agarrándola por el brazo—. ________, no vayas con Tyler al baile, por favor, no hagas más daño a Nick. En realidad es muy vulnerable, por mucho que quiera ocultarlo...
—Lo sé —le dijo ________ poniendo una mano sobre la de la otra mujer. Le daba la impresión de que aún estaba enamorada de Nick—. Siento que las cosas te estén yendo tan mal, Madie. De todos modos, quiero que sepas que Nick no ha vuelto a salir con nadie más, no ha habido nadie más para él.
Los labios de Madie temblaban. Apartó la mirada y alzó la cabeza para evitar que escaparan las lágrimas de sus ojos.
—Gracias —murmuró con la voz ronca par la emoción.
________ querría haberle dicho algo más, pero los otros estaban esperándolas impacientes, se despidieron al llegar a un cruce.
—Te recogeré el viernes a las seis, ______, ponte algo sexy —le dijo Tyler guiñándole un ojo.
—Pues tú deberías ponerte ropa de rugby, con el casco y las protecciones...por si Nick se pone violento —le aconsejó ella riéndose.
Misty llevó en coche a _______ hasta el lugar donde esta había dejado el suyo la noche del striptense. Al fin podría recogerlo... Lo había echada mucho de menos. Cuando llegaron allí, antes de que ________ se bajara, su amiga le dijo:
—No me gustaría estar en tus zapatos, no creo que le haga mucha gracia a Nick...
—Tranquila, no creo que llegue la sangre al río — repuso _________.
—¿Y qué dirá Joe? —inquirió Misty inclinándose para ver el rostro de su amiga.
________ se había puesto pálida como una sábana, de pronto había acudido a su mente el recuerdo del violento beso de aquella mañana, tragó saliva con dificultad.
—No creo que le importe en absoluto.
—Yo no estaría tan segura... —murmuró Misty—. En fin, te recordaré en mis oraciones.
Joelicious
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