Amores Prohibidos: En busca de un final feliz {H.S}

Pequeño Aviso.

Michelle esperaba en el estudio mientras la maquillaban ¿cómo había llegado a  esto? Lo detestaba, simplemente quería modelar, hacer lo que le apasionaba, no mentir.

—Mich, en dos minutos al aire —le advirtió su representante.

—Estoy lista —le respondió enfadada.

Extrañaba ser ella misma. En aquel momento debía actuar para las cámaras, ser alguien que en definitiva no era, y lo peor, decir que amaba a alguien más. Eso era lo que le exigía su contrato, Caroline le había asegurado que su reputación subiría en el mundo del espectáculo.

—Recuerda, habla sobre el viaje, y tu próximo desfile.

Ella sintió sin ánimos mientras que se ubicaba en un sillón blanco, donde se le había indicado frente a su entrevistadora, una mujer delgada, demasiado para su edad y estatura, la cual era definitivamente alta. Su cabello era del mismo color que sus pequeños ojos, agregando el detalle de ser corto y alisado. Sus manos se encontraban resecas y lastimadas, pero lo ocultaba bien con aquellos anillos demasiados grandes. Traía puesto un vestido negro, logrando deslumbrar sus delgadas piernas. Lo único que sabía de ella es que su nombre era Jeanne.

—Sonríe—dijo la desconocida mujer mientras escuchaba el conteo de uno de los hombres que se encontraba detrás de las cámaras.

—Tres… Dos.. —Hizo una pequeña seña indicando que se encontraban en vivo.

La joven acomodó su cabello rápidamente y obedeció a Jeanne.

—Michelle Evans, bienvenida.

—Gracias.

Realmente se encontraba incómoda.

—Es grandioso tenerte en Paris, ¿hace cinco meses que llegaste, cierto? —Ella asintió.

Hacía cinco meses, su vida era casi perfecta.

—Hace tiempo, ya.

—Pero no tanto para enamorar a alguien —dijo divertida mientras dirigía su mirada hacia la cámara, Michelle simplemente se sonrojó.

Ese alguien no era Liam, lamentablemente. Había firmado un contrato para poder volverse reconocida, y parte de éste indicaba que tendría que salir con el actor Stephane Durand por un tiempo indeterminado.

—Vámos Michelle, ¿por qué no nos cuentas sobre él?

—Emm, es bastante guapo… Tiene unos hermosos ojos color azul cielo que en realidad si te acercas parecen… —La entrevistadora la interrumpió.

—Sabemos cómo es físicamente —la modelo notó un tono de burla pero decidió no darle importancia —, te aseguro que los que nos están viendo desean saber cómo es estar con Step.

¿Qué podía decir? Apenas lo conocía. No tenía demasiado tiempo para pensar. Jeanne y Caroline esperaban impacientes una respuesta, la cual no existía. ¿Amable, cariñosos, adorable? No, demasiado común, no le creerían. Los segundos corrían, y no a favor de Michelle, quien estaba demasiado nerviosa, hasta que pensó en Liam.

—Me hace sentir segura —dijo por fin —, siento que con él no voy a correr el riesgo de ser abandonada de nuevo. —Ésta vez, una nota de tristeza rodeó aquellas palabras, ella lo había dejado a él sin siquiera avisarle —. Cuando me abraza, los minutos ya no cuentan, es gracioso porque pienso que no existe nada más cuando estoy en sus brazos.

—Esa es la respuesta que esperábamos —dijo mientras que notaba como Caroline, su representante alzaba sus pulgares felicitándola.

—¿Cómo se conocieron?

Eso era fácil, en una oficina, con contratos sobre la mesa y un bolígrafo.

—En uno de mis desfiles. —Mintió —. Nos quedamos atrapados en un elevador, y comencé a sacar fotos para distraerme… Fue cuando Lia… —Michelle se interrumpió nerviosa y prosiguió deseando que nadie lo hubiese notado —. Step —carraspeó —, lo notó y comenzó a reír al darse cuenta que me tranquilizaba distraerme, entonces posó para mí.

—Adorable —finalizó la mujer —. ¿Extrañas tu hogar?

La modelo alzó sus cejas, cambiaba fácilmente los temas de conversación.

—Hace tiempo que no visito mi verdadero hogar, pero cuando llegué a Londres, conocí a demasiadas personas importantes en mi vida, a ellas si las extraño.

—Oh…. ¿Piensas regresar?

—No está en mis planes ahora, ya que participaré en uno de los desfiles en Japón por un mes, así que tengo solo eso en mente.

—Bueno Michelle, muchas gracias por tu tiempo.

—Por nada —sonrió hacia las cámaras. Fin de su actuación.

Por otro lado, un joven en Londres observaba absolutamente toda la entrevista a través de internet. Comenzó a sonreír al escuchar como supuestamente, Step y ella se habían conocido. Por un momento, el castaño pensó que Mich lo había olvidado por completo, pero… Aquellas palabras hicieron que se sintiera feliz, sobre todo al escuchar parte de su nombre en una de las respuestas.

Había trabajado noche y día en una cafetería, ferretería y medio tiempo cuidando niños para lograr conseguir todo el dinero que le hacía falta, incluso le sobró para un pequeño hotel en Paris. Cada semana, le informaba lo ganado en su antigua cuenta de skype, aunque jamás volvió a conectarse.

Tenía que aprovechar su tiempo, o ella se iría a Japón y la perdería para siempre. Sus maletas estaban hechas, y tan solo faltaba un día para su vuelo.

Le asustaba saber que en parte, había olvidado lo que se sentía tomar su mano, o besarla. Cada vez que lo tomaba desprevenido en sus sueños, su rostro se iba perdiendo. Tenía que verla nuevamente.

Aún no sabía que le diría, como la encontraría o incluso, si podría acercarse a ella, pero lo intentaría.

Recordó su primera salida juntos, ambos estaban demasiados nerviosos… Incluso no sabían que decirse. La había invitado a un restaurante demasiado costoso, rió al pensar lo difícil que había trabajado para conseguir aquel dinero; su mesa estaba aislada a las demás, le gustaba la privacidad. Sus manos se rozaban consecutivas veces, hasta llegar a su destino. Liam le ofreció asiento, y luego tomó su lugar frente a ella. Sus ojos brillaban demasiado aquella noche, más que aquellas estrellas que decoraban el cielo despejado. Era perfecta para él, y supo en ese momento que le gustaría tener una oportunidad con Mich.

No iba a dejarla ir, menos por un estúpido actor, que no apreciaba lo que tenía.

Abrime