Stockholm syndrome {Larry Stylinson.

Una vez más desperté totalmente desorientado, pero ahora, le sumaba una terrible jaqueca. Sentía un fuerte dolor en mi cabeza, casi la nuca y entonces recordé a Louis insultándome por aquella patada que le había dado en la entrepierna y luego, todo se volvió negro cuando recibí aquel golpe.
Estaba acostado en la cama, una vez más, quise apretar la zona afectada por el dolor pero como era de esperarse, me encontraba esposado a la cama.
Las luces estaban apagadas, pero supe que la noche había terminado al ver la luz tenue del sol atravesar la puerta del baño que se encontraba entreabierta.
Quería confirmar si me encontraba solo, pero no quería llamar a Louis, no quería saber cuan enojado estaría conmigo luego de lo sucedido.
Todo era absoluto silencio, amaba el silencio, pero solo cuando me encontraba en un lugar reconfortable donde pudiera disfrutar de él, no en la casa de mi secuestrador amarrado a la cama luego de haber sido golpeado.
Había pasado un largo rato, donde una vez más me había lastimado en el fallido intento por quitarme las esposas. Sabía que no saldrían, pero ese no era mi objetivo. Mi objetivo era romper la baranda y luego de varios intentos que provocaron nuevas heridas en mis ya lastimadas muñecas lo conseguí. La madera se quebró y por la fuerza que había hecho, caí sentado hacia atrás sobre la cama.
De inmediato, me levanté y todo daba vueltas a mí alrededor, ahora si toqué la zona afectada por el golpe descubriendo un bulto considerable allí.

―Maldito ―murmure maldiciendo a quien fuera que me lo hubiera causado.
Me asomé al pasillo para asegurarme que estaba solo y para mi suerte, así era.
Rápidamente, fui al baño encontrándome con una sorpresa no grata: La ventana tenía rejas.

― ¡Maldito Louis! ―di una patada al inodoro y de inmediato solté un pequeño quejido de dolor, eso había sido muy estúpido considerando que aquel era un objeto muy duro.
Salí de allí directo hacia la puerta. Había una pequeña mirilla que no había notado antes, observé por esta y no vi nada más que oscuridad. Claro, era un apartamento interno, recordaba que nunca había visto exactamente como había llegado allí, ya que, el me había provocado un desmallo antes de entrar a su casa.
Me alejé de la puerta, pude ver mis muñecas manchadas de sangre como si fuese un loco suicida. Pero esto era peor que un suicidio, esto era contra mi voluntad.

De repente, por debajo de la puerta entró una luz, de inmediato me acerqué nuevamente a la mirilla y vi al sujeto de capucha de la noche anterior, el mismo que me había asaltado y golpeado. Ahora confirmaba mis sospechas, todo esto no era casualidad, Louis había programado mi secuestro.
Recordé que llevaba mi bolso la última vez antes de entrar a su casa, por lo cual me alejé de la entrada para ir directo al cuarto.
Empecé a buscarlo como si mi vida dependiera de ello. Recordaba que allí dentro tenía gas pimienta y una piña, mi padre me la había obsequiado por si algún día me veía amenazado por alguien ¿Por qué no lo recordé aquella noche? Tal vez si me hubiese defendido del maldito encapuchado ahora mismo estaría en casa con mi familia, y no secuestrado con un psicópata demente.
Abrí el armario y revolví entre las prendas que allí había. La mayoría de color negro, jeans oscuros y escasas remeras blancas. Poco me importaba. Provoqué un completo desorden tirando todo hacia afuera. Abrí los cajones y no había más que bóxers y soquetes, otro más abajo con diferentes calzados, vans en su mayoría. Definitivamente tenía bastante buen gusto a la hora de vestir. De haberlo cruzado por la calle jamás me hubiese imaginado que portador de un arma.

Arma. La palabra resonó en mi mente ¡Eso era! Tenía que haber un arma allí.

Revisé hasta el cansancio dejando un completo desorden para no encontrar nada en lo absoluto.
La mesa de luz también estaba vacía. Solo había preservativos en sus respectivos envoltorios, una cajilla de cigarrillos, encendedor y lubricante ¡Maldito pervertido! Exclamé hacia mis adentros.
Todo hubiese sido más fácil si hubiese empezado buscando debajo de la cama. Allí estaba mi bolso.
Lo abrí torpemente ya que el roce de mis muñecas con las esposas me causaba un terrible ardor.
Encontré el gas y lo sostuve entre mis manos. Fue entonces, que la puerta se abrió y escuché su risa aguda. No estaba solo, ya que la voz de otro hombre se hizo presente.

―Te veo luego ―dijo antes de cerrar la puerta de un solo golpe.

Titubeé unos segundos pero para cuando Louis estaba dentro de la habitación, yo ya me había metido bajo la cama.

― ¿Harry? ― veía tan solo sus pies pero sentía la confusión en su voz― ¡maldito hijo de perra! ―exclamó yendo directo al baño.

¿Qué mierda haría en ese momento? Me quedé inmóvil. No quería siquiera respirar, pero era obvio que no tenía mucho tiempo antes de que me encontrara.

―Con que quieres jugar ¿Eh? ―dijo en un tono divertido ya más calmo. Tenía claro que él ganaría una vez más, pero yo tenía claro que no le sería fácil.

Caminó con precaución saliendo de la habitación y cundo sus pasos estuvieron lo suficientemente lejos, me atreví a salir de mi escondite.
Entre mis manos estaba el gas pimienta. Me puse tras la puerta y tan solo quedaba esperar.

―Harry, Harry, Harry ―habló en un tono burlón y seguro―... Pienso castigarte por lo de anoche. No me obligues a ser más severo ―tragué saliva al oír sus palabras. ¿Castigo? ¿Severo? ¡Mierda! ―vamos bebé, sal d donde quiera que estés.

Entró una vez más en la habitación, lo cierto era que no había muchos sitios donde pudiera esconderme.

―Esto deja de ser divertido cuando no tengo el control ―su voz se tornó notoriamente fastidiada. Estaba dándole de su propia medicina y eso me hizo tomar coraje. Cuando pasó por delante de mí sin percatarse de mi presencia, lo golpee con el pomo del gas directo en su espalda. Y dándole un fuerte empujón que lo hizo caer al suelo a causa de la sorpresa.
― ¡Hijo de puta! ―le grité para luego patear su abdomen ya que había caído al suelo de cuclillas.
Sentí un quejido de dolor y lo empujé con mi pie haciendo que callera de costado al suelo para correr hacia puerta de salida.
Tenía la esperanza de que las llaves estuviesen colocadas en ésta pero la suerte no estaba de mi lado. Empecé a golpear la puerta con ambas manos juntas dejando que el pomo que tenía en mis manos cayera al suelo.

―Esta vez sí que te pasaste de la raya Harry ―volteé para encontrarme con la intensa mirada de Louis fija en mi. Me observaba apretando sus dientes y solo fue cuestión de segundos para que se abalanzara sobre mí.
Esta vez luché, lo empujé con fuerza pero aun así ambos caímos el suelo, él estaba sobre mí y yo tenía mis manos empujando su pecho para alejarlo lo más posible, fue entonces, que él tomó con fuerza mis muñecas y me hizo soltar un grito de dolor.

Lo había hecho a propósito, lo pude ver en sus ojos.

Movía mis piernas con intención de golpearlo y que le doliese, lo conseguí ya que en una de mis patadas se tiró hacia un lado liberando mis manos. Las estiré con velocidad para intentar agarrar el gas que estaba a poca distancia de nosotros, el notó y forcejeamos una vez más, hasta que mi codo impactó en su rostro. En ese momento, tomé el pomo entre mis manos y volteé alejándome lo más posible de él para luego apretarlo con fuerza haciendo que aquel gas saliese directo hacia su cara.

― ¡Te mataré Harry! ―gruñó entre dientes apretando los ojos con fuerza, el plan había funcionado.
Me levanté como pude para alejarme y pensar que haría ahora, estaba vulnerable, al fin había conseguido ganar la partida, pero el muy astuto, tomó uno de mis tobillos con tanta fuerza que me hizo caer boca abajo al suelo al cinchar de este.
― ¡Suéltame! ―grité histérico intentando soltarme de su agarre pero el muy maldito tenía fuerza, vaya que la tenía.

Pateé hacia atrás y sentí otro quejido de su parte pero aun así no me soltó. Lo miré de reojo y pude ver su labio roto. Sus ojos aun se mantenían fuertemente cerrados ¿Cómo era posible que una parte de mi ser sintiera culpa ante eso? Con mis manos, abrí sus dedos para que me soltaran y al fin lo conseguí, me liberé y ahora si me levanté del suelo.

― ¡Dame las putas llaves o te golpearé hasta que lo hagas! ―grité a pasos de él, quien torpemente intentaba levantarse tanteando a su alrededor algo para sostenerse y lo encontró en el perchero.
― ¡En tus sueños Styles! ―sonrió como si estuviera en condiciones de hacerlo, como si este juego aun lo divirtiera.
― ¡No estoy jugando Louis! Dámelas o…
― ¿O qué? ¿Me matarás? ―rió y entreabrió los ojos pero volvió a cerrarlos de inmediato, aun estaba bajo mi poder.
― ¡Lo haré si no me dejas opción!
―No eres capaz Harry, claro que no ―se burló y apreté mis puños con fuerza.
― ¡Maldito demente! ―solté con desprecio antes de empujarlo haciendo que su espalda impactara contra la puerta.
―Vamos Harry, golpéame, mátame, hazlo de una puta vez y vete de aquí ―me desafió con la total certeza de que no lo haría, entonces, en un impulso, tomé el arma que estaba pegada a su cadera sostenida solo por sus jeans entre mis manos y lo apunté.
―Dime donde están las llaves ―dije entre dientes con lágrimas de rabia desbordando de mis ojos.
―Solo jalando ese gatillo las tendrás ―metió su mano en el bolsillo trasero de su pantalón y luego, separó sus jeans y bóxers en la parte delantera para guardarlas allí. Burlándose de mí una vez más.
Mi dedo se posicionó en el gatillo pero éste no dejaba de temblar al igual que cada parte de mi cuerpo.
― ¿Qué esperas Harry? Es muy fácil, hazlo ya ―sus ojos comenzaron a abrirse de a poco, estaban rojos tanto dentro como a su alrededor. Sentía que el mismísimo demonio estaba frente a mí y aun así no podía asesinarlo por más que lo mereciera.
Yo no era la misma mierda que él.
―Vamos Harry, yo se que quieres ―dijo dibujando una maliciosa sonrisa en sus labios, donde había rastros de sangre que se encargó de limpiar pasando la lengua por ellos, aun así, estaba algo hinchado y cortado― Solo presiona el gatillo ―dijo acercándose lentamente hacia mí.
― ¡No te muevas o lo haré! ―grité dando algunos pasos inseguros hacia atrás. Mi mente iba a estallar, mis manos estaban humedeciéndose a causa del sudor.
―Te ves excitante ―dijo con una mirada perversa mientras seguía caminado hacia mí.
―Detente ya ―solté con la voz quebrada pero él no me escuchó, muy de a poco levantó sus brazos con intención de tomar el arma ― ¡Que te detengas! ―ordené volviendo a gritar desesperado.
Louis hábilmente tomó el arma pero yo no la solté, forcejamos y jalé el gatillo. 
Le disparé y en ese mismo momento solté el revólver estupefacto por lo que acababa de hacer. Éste cayó al suelo y pude ver a Louis retorcerse ante mí con un gran gesto de dolor.

Estaba aturdido, el sonido del disparo había paralizado todos mis sentidos, solo bajé la mirada y pude ver como la sangre caía al suelo. 

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