Stockholm syndrome {Larry Stylinson.

Desperté a causa de unos reflejos de luz solar que impactaron sobre mis ojos cerrados. Apenas si abrí uno con pocas ganas y volteé para encontrarme con un acurrucado Louis durmiendo a mi lado, no dudaba que lo amaba con todas mis fuerzas, por más enfermo que ese amor fuera. Me coloqué tras él y escondí mi rostro entre sus cabellos castaños posando mi mano en su abdomen. De inmediato, las suyas se pusieron sobre esta haciendo una leve caricia.

— ¿Crees que debamos partir? —Cuestionó con su voz suave de recién despierto.
—No, no tengo intenciones de terminar con este momento —respondí sin siquiera moverme pero él sí lo hizo, quitó mi mano para voltear y quedar frente con frente.
—Tal vez sea un buen día —dijo viéndome con sus ojos pequeños apenas abiertos.
—No quiero seguir huyendo, no hoy —susurré volviendo a cerrar mis ojos.
—Está bien —soltó calmo—, será como tú quieras hoy —me acurrucó en su pecho y sentí una extraña sensación, un mal presentimiento, algo que me decía que ese día podría ser el último a su lado.
Hubo un largo silencio donde reflexioné, tal vez tuviese razón, tal vez huir era lo correcto, o no, pero si era lo único que me mantendría a su lado debíamos hacerlo.

—Louis…
— ¿Qué sucede Hazz? —Cuestionó aun con sus ojos cerrados.
—Que te amo —suspiré para luego dejar un corto beso sobre sus labios—. Tal vez tengas razón, y debamos partir ya —él me miró y refregó sus ojos abriéndolos pequeños.
— ¿Por qué has cambiado de parecer?
—No lo sé, solo tengo un mal presentimiento —confesé apenado—, vámonos, creo que si es hora —dije queriendo levantarme tomó mi mano— ¿Qué pasa Lou? ¿No querías irte? Vamos —insistí pero él negó.
—No aún, hay algo que quiero hacer antes —sonrió de lado arrodillándose en la cama.
—Creo que nunca podré decirte que no —mordí mi labio inferior y me atrajo a él tomándome por la cintura.

Nos besamos, nos besamos intensamente como si fuese la última vez que lo besaría, tal vez lo fuera, había algo dentro de mí que me lo decía. Mis brazos rodearon su cuello, mis dedos se enredaron en su cabello y mis labios degustaban los suyos como si no hubiese un mañana.
Fuimos deshaciéndonos de nuestras prendas con cierta prisa, la necesidad de sentir mi piel contra la suya era mucha, nuestra relación se basaba en ese deseo incontrolable de sentirlo apoderándose de mí en cuerpo y alma, no había nada que me hiciera sentir más vivo que aquello.
Lo fui recostando hacia atrás en la cama quedando sobre él pero fue cuestión de segundos para que los roles se invirtieran y él quedase sobre mi. Apoyó el peso de su cuerpo en su codo izquierdo y llevo dos de los dedos de su mano decha hacia mi boca, los cuales lamí y mordí apenas para lubricarlos, sabía sus intenciones, leía su mente, ambos queríamos lo mismo.
Rodeé su cintura con mis piernas e introdujo ambos dedos en mí haciéndome soltar un leve quejido, eso había sido precipitado pero amaba el dolor, estaba seguro de eso si el dolor me lo provocaba Louis.
Comenzó con leves movimientos y cuando supo estaba preparado sustituyó los dedos por su miembro empujando lentamente hacia adentro. Un sonoro gemido salió de entre mis labios los cuales mordí viéndole fijo a los ojos, aquellos que tanto me enloquecían, en aquellos que solía perderme cada mañana, los que me habían llevado al cielo y me enterrarían en el mismo infierno.
Apoyó ambas manos en la cama acelerando el ritmo de sus embestidas. Dejaba cortos besos en mis labios hasta que lo tomé por la nuca prolongando uno de ellos. Se sentía el sonido de nuestras lenguas entrelazadas, de nuestros cuerpos chocando con fuerza, y del crujir de la cama que era testigo de tanto amor y deseo mezclado.

—Te amo Louis.
—Te amo Harry.

+++

Las sirenas se oían cada vez más cercanas, la desesperada voz de Louis me pedía a gritos que corriese, y yo lo hacía, huía junto con él de la cabaña adentrándonos en aquel bosque tras esta. El pasto estaba húmedo por el rocío, el sol estaba saliendo pero aun la luz de sus rayos era débil lo que de alguna forma podría facilitarnos la huida.

—No llegaremos a ninguna parte Louis, nos atraparán —bufé exhausto frenándome y apoyando las manos sobre mis rodillas levemente inclinado hacia adelante recuperando el aire.
—Harry —se detuvo al notar que yo lo había hecho y se acercó rápidamente a mi—, vamos Harry, no puedes detenerte ahora —pidió desesperado cinchando mi mano con fuerza a lo que no pude negarme, con mis pocas energías volví a correr tomado de la suya.
—Deténgase o dispararemos señor Tomlinson —ambos nos detuvimos bruscamente al notar dos policías delante nuestro, justo a unos metros de distancia. Entonces, me di cuenta que estaba viviendo un dejavú.
De inmediato, y sin soltarme aun, quiso correr en otra dirección pero no había hacia donde, policías nos rodeaban.

—Lo siento Harry —susurró a mi oído, su mano rodeó mi cuello, tal como lo recordaba.
— ¡Baje el arma! —gritaron los policías.
—Déjenme huir o lo mato —gritó fuera de sí cargando el revólver. Estaba viviendo mi pesadilla.
— ¡Entrégate! No tienes salida —insistió el policía pero definitivamente Louis no lo escuchaba.
—Antes muerto —soltó con firmeza y quiso soltarme pero de inmediato volteé bruscamente tomando el arma.
—No Louis, no morirás —las lagrimas salían solas, él me miró sorprendido pero no soltó el arma.
—Suéltala Harry —forcejeamos. El arma apuntó al cielo y fue disparada por él.
— ¡Baje el arma! —Gritaron nuevamente pero era consciente de que no escuchaba.
—Louis, por favor suéltala —rogué.
—No Harry, todo se ha terminado —quiso empujarme pero no lo solté, entonces, un nuevo disparo se escuchó y vi el terror en los ojos de Louis— ¡Harry! Lo siento Harry —dijo con sus ojos llenos de lágrimas— Mierda Harry, debías soltarla —me abrazó mientras el dolor se hacía presente, él me había disparado.
No entendía nada, quería luchar por abrazarlo pero de un momento a otro se sentían murmullos, sirenas, gritos, y fui arrebatado de sus brazos.

— ¡Harry! ¡Harry lo siento! ¡Te amo Harry! —Su voz estaba quebrada y se sentía desesperada cada vez más distante.

Perdí de vista a Louis, los policías se lo llevaron entonces el mundo se cayó ante mí. Miré hacia mi abdomen y solo veía una enorme mancha de sangre. Entonces, los paramédicos me levantaron, me pusieron sobre una camilla y el techo blanco de la ambulancia fue lo siguiente que pude ver. El cielo ya no estaba sobre mí, ni los árboles del bosque, Louis ya no estaba a mi lado.
— ¿Harry? Harry no te duermas, llegaremos pronto al hospital —dijo una voz cercana a mi totalmente desconocida.
—Louis —mencioné débil y perdí el conocimiento.

+++

El ruido de un monitor y el olor a alcohol impregnándose en mis fosas nasales me hizo darme cuenta donde me encontraba. Abrí mis ojos lentamente encontrándome en una habitación totalmente blanca viendo el techo y las paredes.

— ¿Louis? —pregunté con mis pocas fuerzas y sentí el ruido de una silla arrastrarse y un taconeo dirigiéndose hacia mí.
—Harry, Harry cariño soy yo —la dulce voz de mi madre era inconfundible. Sonreí apenas aun mareado y sintiendo como si mi cabeza fuese a estallar.
— ¿Louis? ¿Dónde está él? —Vi a mi madre dirigir su mirada hacia otro lugar, no veía a quien, solo su cara de pena y desconcierto, aun así, necesitaba saber que había ocurrido por más que la respuesta me diese terror— ¿Dónde está Louis? —Insistí.
—Harry —otra mujer con uniforme de enfermera se acercó a mi—, debes descansar.
—Díganme donde está él —exigí queriendo incorporarme pero fue en vano, volví a caer recostado sobre la cama al sentir dolor—. Mamá ¿Que sucedió? Por favor necesito saberlo —pedí con lágrimas en mis ojos.
—Él está donde debe estar hijo —soltó con resignación—, lo importante aquí es que tú estás bien cariño —dijo tomando mi mano.
—Necesito verlo —dije casi rogando.
—Claro que no Harry, necesitas olvidar lo que sucedió cariño, estás traumatizado por lo ocurrido.
—Tú no sabes lo que ocurrió mamá —dije enojado—, necesito a Louis —dije viendo al techo—, lo necesito más que nada en el mundo.
Mamá miró a la mujer uniformada con tanta pena que sentí ganas de llorar.

—Es aun más grave de lo que creía —soltó la mujer y la miré confuso.
— ¿De qué habla? ¿Louis está grave? ¿Donde es ¿Que le hicieron? ¡Quiero verlo! —Grité incorporándome y esta vez fue mamá quien me recostó bruscamente.
— ¡Cálmate Harry! —Gritó impotente— ¿Qué le hizo ese sujeto a mi hijo? —Su mirada se desvió a la enfermera.
—Llamaré al médico, él sabrá explicarle mejor —dijo dándose la vuelta para irse luego de mirar con pena a mi madre.
—Mamá —tomé su mano con fuerza— ¿Dónde está?
—En la cárcel, de donde no debe salir nunca.
Mis ojos se inundaron en lágrimas luego de aquellas palabras, lloré, lloré de rabia, tristeza, impotencia, mi corazón estaba quebrado.

—Es mi culpa, y ni siquiera me despedí —dije entre sollozos haciendo que el dolor aumentara.
—Ese sujeto abuso de ti en todas las formas posibles Harry ¿Acaso te has vuelto loco? ¿Qué está pasando contigo? —Cuestionaba mi madre y yo solo podía negar, jamás lo entendería, de hecho, tampoco yo podía entender como había sucedido, solo sentía un enamoramiento enfermizo irracional hacia Louis y no podía hacer nada en contra de ello— ¿Qué fue lo que ese maldito hizo con mi bebé? —Tapó su rostro dejando salir un desconsolado llanto mientras yo la miraba sin poder decir palabra alguna.
Toqué el botón que llamaba a la enfermera y una entró segundos después observando la situación, seguida por un señor también uniformado.

— ¿Harry Styles? —Asentí— Soy el doctor Payne, médico psiquiatra —se presentó amablemente pero nada podía importarme menos.
—No me importa nadie que no sea Louis ¡Quiero verlo! —Grité exaltado.
— ¿Qué le pasa a mi hijo doctor? Necesito saberlo —habló mi madre entre aquel llanto.
—Le explicaré, pero me gustaría hablar a solas con él en primera instancia ya que ha despertado ¿Podría ser? —Cuestionó viéndola y ella solo asintió antes de lanzarme una triste mirada e irse de la habitación.
—Harry —comenzó y supe que pretendía una extensa charla— ¿Eres consciente de que estás enamorado de tu secuestrador?
—Sí y no me importa —lo miré firme—, usted me entiende ¿Me llevará a verle? Lléveme con él, es lo único que quiero —pedí respirando agitado, haciendo el dolor aun más intenso.
—Cálmate Harry —dijo negando—, tu padeces de algo denominado como síndrome de Estocolmo...
— ¡Me importa una mierda lo que usted y todos piensen! —Grité exaltado ahora si levantándole de la cama aunque tuviese una vía en mi brazo, estaba dispuesto a arrancarla si fuese necesario— ¡Quiero ver a Louis! —El doctor Payne me sostuvo impidiéndome que me fuera, yo estaba débil y él pudo controlar fácilmente la situación— ¡Suéltame maldita sea! —Estaba totalmente fuera de control, pese a mi dolor sacaba fuerzas para luchar, pero eso se acabo cuando entraron dos enfermeras, aun así seguía luchando por deshacerme de su agarre.
Pude ver a mi madre llorando sin consuelo.

— ¿Qué le hacen a mi hijo? —Alcancé a escuchar cuando me tomaron con fuerza de los brazos obligándome a acostarme y la sacaron a ella de la habitación de la misma manera.
— ¡Suéltenme! ¡Yo solo quiero ver a Louis! —Aun agitaba mis piernas tratando de soltarme hasta que también las sujetaron y pude ver a mi derecha al doctor con una jeringa acercándose a mí.
—Debes calmarte Harry, esto te ayudará —negué sin dejar de sacudirme pero no pude evitar que pinchase mi brazo. El líquido era molesto y sentí un mareo casi repentino mientras los enfermeros dejaban de presionar con tanta fuera mis brazos. Aun así, de un momento a otro perdí las fuerzas que tenía. Podía verlo pero casi no podía moverme, fue cuestión de minutos para que todo se tornase borroso y me diese por vencido, ya no tenía fuerzas para luchar si sabía que Louis Tomlinson, no volvería a estar a mi lado.