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ドキ/ pounding heart
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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ドキ/ pounding heart
+ nombre: ドキ/ pounding heart.
+ autor: mahu, usuario yuuya.
+ adaptación: no.
+ género: romance.
+ advertencias: ninguna.
+ otras páginas: no de momento.
+ autor: mahu, usuario yuuya.
+ adaptación: no.
+ género: romance.
+ advertencias: ninguna.
+ otras páginas: no de momento.
ドキドキ/ pounding heart
Tocando hasta que sus dedos sangren y cantando hasta que su garganta no dé más; eran el dúo perfecto, Mafumafu y Soraru, tanto en la música como en la vida. Ésta era una relación que ni Dios querría cambiar, pero, el destino, mucho más perra que el Diablo mismo, juega con sus corazones y les hace tomar decisiones difíciles que cambiarán el rumbo de sus vidas.
Los sueños, el amor, la amistad e incluso un simple papel en una obra escolar se ponen a juego en una danza bailada al son de una guitarra de la cual nadie puede cantar.
Los sueños, el amor, la amistad e incluso un simple papel en una obra escolar se ponen a juego en una danza bailada al son de una guitarra de la cual nadie puede cantar.
yuuya.
Re: ドキ/ pounding heart
Afinaba su guitarra cuando lo vio cruzar la puerta, trayendo unos papeles que tiró sobre la mesa en cuanto se sentó a su lado. El sofá era grande y, aún si la guitarra mantenía distancia entre ellos, él seguía cerca, algo que lo ponía poco tranquilo.
Soraru siempre fue así. Incluso si todo el tren estuviera vacío él aún se sentaría a su lado, y, a veces, le susurraría en el oído si se sentía como hacerlo. No tenía que ser nada importante; podría decirle que tenía hambre o que sus cordones estaban desatados, pero la sensación y el pequeño cosquilleo que sentía cuando le susurraba era suficiente para hacer su corazón latir alocado.
Lo mejor de todo era que Soraru era completamente inconsciente de cómo lo hacía sentir. Esas veces donde tomaría sus manos en invierno porque “tenía frío”; cuando centímetros les separan sólo porque él quería quitarle una pestaña del ojo o apoyaría su cabeza en su hombro al estar a punto de dormirse; todo le volvía loco, y Soraru: él parecía que no se daba cuenta en lo absoluto.
Como hoy, que ambos se habían juntado para practicar una canción que Soraru estaría cantando en las audiciones del club de teatro. En el mejor de los casos él sería elegido en la obra de este año, el cual era un musical al que asistirían personas importantes tales como cazadores de talentos, por lo cual todo el mundo quería participar no importara qué. Y Soraru había acudido a él, pidiéndole que tocara la guitarra.
—¿Por qué yo? —había respondido, sorprendido completamente. Por supuesto, Soraru era alguien que estaba en buenos términos con todo el mundo, y si quisiera hubiera podido conseguir a toda la orquesta para que lo ayudara; no había razón para la que acudiera a un amateur como él.
—Es obvio, ¿no?
Hasta el día de hoy no sabía qué había querido decir con eso, y tampoco es como si se lo fuera a decir incluso si preguntara.
Igualmente, había accedido, decidiendo que daría lo mejor para hacer que Soraru obtuviera el papel. Aunque no entendía por qué Soraru había elegido justo esta canción para cantar.
—¿Estás listo?
—Sip —contestó, acomodando los papeles que Soraru había traído frente a él, de manera que pudiera ver bien las partituras. Se las sabía de memoria, pero sólo por si acaso—. Cuando quieras.
—Entonces, comenzaré.
Soraru contó hasta tres y comenzó a cantar, él acompañándolo con la guitarra, intentando no prestar atención al significado de las palabras que parecían sólo hacerse notar más. Una canción de amor, un tanto trágica, pero que le tocaba el corazón. No es como si se identificara con ella ni nada parecido, pero la voz de Soraru parecía hacerla más triste de lo que en realidad era.
Sus ojos picaron, llenándose de lágrimas en instantes sin que él lo quisiera. Los limpió una vez terminó de tocar, afortunadamente sin soltar una sola lágrima hasta el momento. Sin embargo, Soraru había notado éstas, lo que menos quería que sucediera.
—¿Estás bien? —Soraru se acercó aún más, haciendo la guitarra a un lado para tomarle el rostro y mirarle bien. Estos no eran momentos para que su corazón latiera con tanta fuerza.
—Estoy bien —dijo—. Más importante, estás muy cerca.
Soraru no se movió ni un poco. Su intensa mirada comenzaba a ponerle más nervioso de lo que ya estaba, y lo peor de todo es que no podía evitarla. Aún si miraba a otro lado o buscaba una excusa para mantenerlo más lejos, siempre se encontraría con esos ojos mirándole como si pudieran ver a través de él. Y tenía miedo. ¿Qué tal si se daba cuenta de sus verdaderos sentimientos y se alejaba de él?
Las lágrimas regresaron de sólo pensar ello.
—No estás bien —afirmó—. ¿Qué te sucede?
No podía pensar en ninguna excusa, mucho menos una explicación para repentinamente comenzar a llorar en medio del ensayo, o para el dolor que sentía en su pecho.
Sin darse cuenta, se había aferrado a Soraru, esperando que la cercanía de siempre, la cual siempre se encontraba esperando silenciosamente, le calmara.
Incluso cuando los brazos de Soraru le sujetaron como desde hace tanto había querido, no podía quitarse ese sentimiento de angustia que le llenaba. Ese miedo de que Soraru le abandonaría tarde o temprano.
Los minutos pasaron y fue capaz de calmarse, pero seguía temblando en los brazos de Soraru incapaz de separarse sin que ese terrible sentimiento volviera a azotarle como un balde de agua fría.
Soraru por fin se animó a hablar, llevando todo este tiempo dejando que su camiseta se mojara con lágrimas en silencio.
—¿Pudiste calmarte?
Recién en ese momento fue realmente consciente de lo que había estado haciendo; aun así, no pudo separarse, limitándose a asentir torpemente.
—No sé lo que sucede, pero estoy aquí, sabes. Puedes hablar conmigo sobre tus problemas.
Casi rió por la ironía. Que la causa de su problema dijera eso... Pero era justo lo que necesitaba oír. Y, si se ponía a pensar lo suficiente, podría recordar todas las veces donde fue Soraru quien le prestó su hombro cuando estaba en una mala situación, había sucedido algo o sólo quería llorar.
No era sorpresa que se hubiera enamorado.
Siendo las cosas así, sintió que era el momento. Como si pudiera confesarse ahora mismo, y tal vez, sólo tal vez, fuera correspondido.
Sonrió, separándose de Soraru.
—Ya estoy bien.
Era verdad, y se confesaría, pero no ahora, porque aun quería sentir la cercanía de Soraru como todos los días y era demasiado cobarde como para arriesgarlo. Esperaba que el futuro Mafumafu pudiera reunir el valor para confesarse, y rezaba porque sus sentimientos fueran regresados.
Sólo un poco más, Dios, déjalo seguir soportando el dolor en su pecho.
Soraru siempre fue así. Incluso si todo el tren estuviera vacío él aún se sentaría a su lado, y, a veces, le susurraría en el oído si se sentía como hacerlo. No tenía que ser nada importante; podría decirle que tenía hambre o que sus cordones estaban desatados, pero la sensación y el pequeño cosquilleo que sentía cuando le susurraba era suficiente para hacer su corazón latir alocado.
Lo mejor de todo era que Soraru era completamente inconsciente de cómo lo hacía sentir. Esas veces donde tomaría sus manos en invierno porque “tenía frío”; cuando centímetros les separan sólo porque él quería quitarle una pestaña del ojo o apoyaría su cabeza en su hombro al estar a punto de dormirse; todo le volvía loco, y Soraru: él parecía que no se daba cuenta en lo absoluto.
Como hoy, que ambos se habían juntado para practicar una canción que Soraru estaría cantando en las audiciones del club de teatro. En el mejor de los casos él sería elegido en la obra de este año, el cual era un musical al que asistirían personas importantes tales como cazadores de talentos, por lo cual todo el mundo quería participar no importara qué. Y Soraru había acudido a él, pidiéndole que tocara la guitarra.
—¿Por qué yo? —había respondido, sorprendido completamente. Por supuesto, Soraru era alguien que estaba en buenos términos con todo el mundo, y si quisiera hubiera podido conseguir a toda la orquesta para que lo ayudara; no había razón para la que acudiera a un amateur como él.
—Es obvio, ¿no?
Hasta el día de hoy no sabía qué había querido decir con eso, y tampoco es como si se lo fuera a decir incluso si preguntara.
Igualmente, había accedido, decidiendo que daría lo mejor para hacer que Soraru obtuviera el papel. Aunque no entendía por qué Soraru había elegido justo esta canción para cantar.
—¿Estás listo?
—Sip —contestó, acomodando los papeles que Soraru había traído frente a él, de manera que pudiera ver bien las partituras. Se las sabía de memoria, pero sólo por si acaso—. Cuando quieras.
—Entonces, comenzaré.
Soraru contó hasta tres y comenzó a cantar, él acompañándolo con la guitarra, intentando no prestar atención al significado de las palabras que parecían sólo hacerse notar más. Una canción de amor, un tanto trágica, pero que le tocaba el corazón. No es como si se identificara con ella ni nada parecido, pero la voz de Soraru parecía hacerla más triste de lo que en realidad era.
Sus ojos picaron, llenándose de lágrimas en instantes sin que él lo quisiera. Los limpió una vez terminó de tocar, afortunadamente sin soltar una sola lágrima hasta el momento. Sin embargo, Soraru había notado éstas, lo que menos quería que sucediera.
—¿Estás bien? —Soraru se acercó aún más, haciendo la guitarra a un lado para tomarle el rostro y mirarle bien. Estos no eran momentos para que su corazón latiera con tanta fuerza.
—Estoy bien —dijo—. Más importante, estás muy cerca.
Soraru no se movió ni un poco. Su intensa mirada comenzaba a ponerle más nervioso de lo que ya estaba, y lo peor de todo es que no podía evitarla. Aún si miraba a otro lado o buscaba una excusa para mantenerlo más lejos, siempre se encontraría con esos ojos mirándole como si pudieran ver a través de él. Y tenía miedo. ¿Qué tal si se daba cuenta de sus verdaderos sentimientos y se alejaba de él?
Las lágrimas regresaron de sólo pensar ello.
—No estás bien —afirmó—. ¿Qué te sucede?
No podía pensar en ninguna excusa, mucho menos una explicación para repentinamente comenzar a llorar en medio del ensayo, o para el dolor que sentía en su pecho.
Sin darse cuenta, se había aferrado a Soraru, esperando que la cercanía de siempre, la cual siempre se encontraba esperando silenciosamente, le calmara.
Incluso cuando los brazos de Soraru le sujetaron como desde hace tanto había querido, no podía quitarse ese sentimiento de angustia que le llenaba. Ese miedo de que Soraru le abandonaría tarde o temprano.
Los minutos pasaron y fue capaz de calmarse, pero seguía temblando en los brazos de Soraru incapaz de separarse sin que ese terrible sentimiento volviera a azotarle como un balde de agua fría.
Soraru por fin se animó a hablar, llevando todo este tiempo dejando que su camiseta se mojara con lágrimas en silencio.
—¿Pudiste calmarte?
Recién en ese momento fue realmente consciente de lo que había estado haciendo; aun así, no pudo separarse, limitándose a asentir torpemente.
—No sé lo que sucede, pero estoy aquí, sabes. Puedes hablar conmigo sobre tus problemas.
Casi rió por la ironía. Que la causa de su problema dijera eso... Pero era justo lo que necesitaba oír. Y, si se ponía a pensar lo suficiente, podría recordar todas las veces donde fue Soraru quien le prestó su hombro cuando estaba en una mala situación, había sucedido algo o sólo quería llorar.
No era sorpresa que se hubiera enamorado.
Siendo las cosas así, sintió que era el momento. Como si pudiera confesarse ahora mismo, y tal vez, sólo tal vez, fuera correspondido.
Sonrió, separándose de Soraru.
—Ya estoy bien.
Era verdad, y se confesaría, pero no ahora, porque aun quería sentir la cercanía de Soraru como todos los días y era demasiado cobarde como para arriesgarlo. Esperaba que el futuro Mafumafu pudiera reunir el valor para confesarse, y rezaba porque sus sentimientos fueran regresados.
Sólo un poco más, Dios, déjalo seguir soportando el dolor en su pecho.
yuuya.
Re: ドキ/ pounding heart
holaaaaaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
QUÉ TAL
LLEGUÉ
AY
QUIERO LEER MÁS
DALE
SUBÍ MÁAAAAAAS
QUÉ TAL
LLEGUÉ
AY
QUIERO LEER MÁS
DALE
SUBÍ MÁAAAAAAS
proserpina
Re: ドキ/ pounding heart
LUDDDDDMIIIILAAAA HOLAspirwell. escribió:holaaaaaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
QUÉ TAL
LLEGUÉ
AY
QUIERO LEER MÁS
DALE
SUBÍ MÁAAAAAAS
PQ
YA LO LEISTE
KTPZA
yuuya.
Re: ドキ/ pounding heart
Mahu, si no sigues esto, voy a llorar. Esto fue divinamente hermoso y te amo mucho por eso. Quiero que Soraru sepa lo que Mafumafu siente y se amen por siempre. Escribes maravilloso. Síguela por el amor de Cristo, de Alá, Mahoma, Zeus, de quien quieras.
wanweird
Re: ドキ/ pounding heart
chuuu, me vas a hacer llorar a mí. todos queremos eso graciasss la seguiré por tu amor, que te parecewanweird escribió:Mahu, si no sigues esto, voy a llorar. Esto fue divinamente hermoso y te amo mucho por eso. Quiero que Soraru sepa lo que Mafumafu siente y se amen por siempre. Escribes maravilloso. Síguela por el amor de Cristo, de Alá, Mahoma, Zeus, de quien quieras.
yuuya.
Re: ドキ/ pounding heart
Ya había llegado el día de la audición y, como era de esperarse, una atmósfera de nervios y emoción rodeaba todo el auditorio. En sus sillas, con su aire de poder y autoridad, los jueces escuchaban cantar a alguien mientras los demás concursantes repetían la letra de sus canciones una y otra vez, calentaban sus voces tras bambalinas o charlaban despreocupados con sus amigos que habían ido a apoyarlos. Era un desorden, pero todos sabían que al final del día sólo uno de ellos obtendría lo que todos iban: el papel principal.
Soraru estaba entre quienes iban por el estelar que podría o no llevarlos a la fama, aunque, extrañamente, quien más sentía nervios era Mafumafu, su guitarrista.
—¿Y si me olvido cómo iba? —se preguntaba—. O tal vez la guitarra no está afinada bien y sonará terrible. O tal vez mi rostro solo les disguste a los jueces y te den un papel horrible por ello. Dios, arruinaré todo. Arruinaré tu oportunidad. Echaré a perder todo.
Soraru, quien le había estado escuchando sin ánimos de tranquilizarlo desde que había comenzado a perder la calma, tomó un trago de agua de su botella, para luego taparla y apoyarla en el cuello de Mafumafu.
—¡Está frío! —exclamó, alejándose rápidamente.
Soraru aprovechó la oportunidad para golpearlo en la cabeza, obteniendo su atención por completo.
—Cálmate. Tocas genial, y luego de las miles de veces que practicamos ya deberías tenerlo grabado en el cerebro; aún si te olvidas la canción tus dedos se moverán solos... o algo así.
No era bueno haciendo estas cosas, por lo que se alegró al ver que Mafu asentía obediente, quedándose tranquilo mientras aguardaban su turno. Quiso agregar que su rostro tampoco estaba tan mal, pero no era necesario.
Esperaban en silencio, él a veces mirándolo en secreto y notando sus mejillas rojas. Lo encontraba tierno y le estaban dando unas increíbles ganas de molestarlo, pero, por más que quisiera hacer un comentario sobre su sonrojo, no podía encontrarse haciéndolo. Sentía que no debía bromear en un momento así, donde por alguna razón era Mafu quien sentía más presión por la audición que él mismo.
Finalmente, oyeron su nombre siendo llamado. Mafu fue al asiento que habían colocado en el escenario y él se paró en el medio, observando a los jueces en primer plano. Sus miradas eran pesadas, juzgándolo ya desde ese momento. Los nervios comenzaban a apoderarse de él, pero antes de permitírselo, le dio la señal a Mafu de comenzar a tocar.
Soraru contó hasta dos, siendo el tres el momento donde sus manos comenzaban a moverse y la verdadera prueba empezaba. Lo estaba haciendo de maravilla, hasta que llegó el momento donde era sólo él y su guitarra, esperando a que el instrumental pasara para que Soraru siguiera cantando. Allí fue cuando sus dedos se estropearon y la canción perdió la delicadeza que traía, tocando la nota equivocada.
Todos le miraron mientras su rostro se ponía rojo de la vergüenza. Se odiaba a sí mismo por ponerse en esa posición por sí solo, pero más por arruinar el momento de Soraru, quien no decía nada.
—¡Lo siento! —se apresuró a decir—. ¡Fue mi culpa, así que por favor, dejen a Soraru cantar de nuevo!
Los jueces se miraron, siendo el bien conocido Kashitaro Ito el primero en hablar.
—Bueno, todos cometen errores, ¿no? —Kashitaro le sonrió—. Y no es como si fuera tu audición; aún debemos escuchar a Soraru cantar.
Aliviado, soltó un suspiro. Kashitaro no era su amigo ni nada por el estilo, pero era conocido por ser comprensivo y tratar bien a todo el mundo. Muchos lo consideraban el mejor estudiante de los grados mayores y era demostrado cuando fue elegido como uno de los jueces. Él también podía entender por qué, luego de esto.
Se acomodó en su lugar, tomando la guitarra firmemente. Le tomó unos segundos prepararse antes de mirar a Soraru, asintiéndole. Éste pudo notar por su mirada confiada que ya podía tocar, aunque no se tragaba su seguridad. Mafu nunca había estado confiado en nada de lo que hacía, ni siquiera tocando la guitarra, que era una de sus maestrías; mucho menos estaría confiado ahora.
—Sólo hazlo como en los ensayos —le dijo; sentía que debía decir algo.
Contó hasta dos de nuevo y comenzó a cantar, tan bien como podía hacerlo. Parecía igual que antes, con el pequeño cambio de que Mafu hacía algunos coros por aquí y por allá. Realmente parecía un ensayo, sabiendo que Mafu solía hacerlos de vez en cuando. Aunque no pensó que lo haría ahora.
Aun así, siguió cantado. Era su audición, después de todo, y debía hacer lo mejor que podía. Hacía lo mejor que podía para ignorar la voz de su acompañante, pero, por más que quisiera, no podía evitar pensar en lo hermosa que era, y lo bien que le sentaba a esta canción.
Ahora que lo pensaba, Mafu la había cantado una vez.
Fue alrededor del año pasado, cuando había ido a la casa de Mafu sin avisar, como hacía algunas veces. Se encontró a sus padres saliendo por coincidencia, quienes le dejaron entrar, indicándole que Mafu estaba en su cuarto. En silencio se había dirigido allí, una melodía que conocía bien escabulléndose por la puerta ligeramente abierta.
Mafu estaba cantando una canción que no conocía, pero podía decir por la letra que era triste, algo que no le sorprendía viniendo de su amigo y su gusto por cosas donde alguien siempre termina muriendo. Lo que sí le sorprendió fue el sentimiento con el que la cantaba, casi como si sintiera la letra, como si él mismo viviera la canción.
Fue cerca del final cuando se dio cuenta de que Mafu estaba llorando. No hizo nada más que esperar afuera a que se calmara y luego entrar al cuarto como si nada, como si recién llegara y no tuviera idea de lo que recién había sucedido.
Más tarde se enteró que la canción era realmente triste, tratando sobre un amor correspondido, pero que por distintas razones ninguno pudo confesarse y nunca pudieron estar juntos. Aun sabiendo eso, nunca preguntó nada y decidió olvidar el hecho de que, tal vez, Mafu estaba en la misma situación.
No supo bien por qué había elegido esa canción para audicionar, pero escucharlo casi un año después volver a cantarla, ahora junto a él, despertaba una sensación en él la cual no le era fácil ponerle nombre.
Así, intentando descubrir el sentimiento que hacía arder su pecho, terminó la audición.
Soraru estaba entre quienes iban por el estelar que podría o no llevarlos a la fama, aunque, extrañamente, quien más sentía nervios era Mafumafu, su guitarrista.
—¿Y si me olvido cómo iba? —se preguntaba—. O tal vez la guitarra no está afinada bien y sonará terrible. O tal vez mi rostro solo les disguste a los jueces y te den un papel horrible por ello. Dios, arruinaré todo. Arruinaré tu oportunidad. Echaré a perder todo.
Soraru, quien le había estado escuchando sin ánimos de tranquilizarlo desde que había comenzado a perder la calma, tomó un trago de agua de su botella, para luego taparla y apoyarla en el cuello de Mafumafu.
—¡Está frío! —exclamó, alejándose rápidamente.
Soraru aprovechó la oportunidad para golpearlo en la cabeza, obteniendo su atención por completo.
—Cálmate. Tocas genial, y luego de las miles de veces que practicamos ya deberías tenerlo grabado en el cerebro; aún si te olvidas la canción tus dedos se moverán solos... o algo así.
No era bueno haciendo estas cosas, por lo que se alegró al ver que Mafu asentía obediente, quedándose tranquilo mientras aguardaban su turno. Quiso agregar que su rostro tampoco estaba tan mal, pero no era necesario.
Esperaban en silencio, él a veces mirándolo en secreto y notando sus mejillas rojas. Lo encontraba tierno y le estaban dando unas increíbles ganas de molestarlo, pero, por más que quisiera hacer un comentario sobre su sonrojo, no podía encontrarse haciéndolo. Sentía que no debía bromear en un momento así, donde por alguna razón era Mafu quien sentía más presión por la audición que él mismo.
Finalmente, oyeron su nombre siendo llamado. Mafu fue al asiento que habían colocado en el escenario y él se paró en el medio, observando a los jueces en primer plano. Sus miradas eran pesadas, juzgándolo ya desde ese momento. Los nervios comenzaban a apoderarse de él, pero antes de permitírselo, le dio la señal a Mafu de comenzar a tocar.
Soraru contó hasta dos, siendo el tres el momento donde sus manos comenzaban a moverse y la verdadera prueba empezaba. Lo estaba haciendo de maravilla, hasta que llegó el momento donde era sólo él y su guitarra, esperando a que el instrumental pasara para que Soraru siguiera cantando. Allí fue cuando sus dedos se estropearon y la canción perdió la delicadeza que traía, tocando la nota equivocada.
Todos le miraron mientras su rostro se ponía rojo de la vergüenza. Se odiaba a sí mismo por ponerse en esa posición por sí solo, pero más por arruinar el momento de Soraru, quien no decía nada.
—¡Lo siento! —se apresuró a decir—. ¡Fue mi culpa, así que por favor, dejen a Soraru cantar de nuevo!
Los jueces se miraron, siendo el bien conocido Kashitaro Ito el primero en hablar.
—Bueno, todos cometen errores, ¿no? —Kashitaro le sonrió—. Y no es como si fuera tu audición; aún debemos escuchar a Soraru cantar.
Aliviado, soltó un suspiro. Kashitaro no era su amigo ni nada por el estilo, pero era conocido por ser comprensivo y tratar bien a todo el mundo. Muchos lo consideraban el mejor estudiante de los grados mayores y era demostrado cuando fue elegido como uno de los jueces. Él también podía entender por qué, luego de esto.
Se acomodó en su lugar, tomando la guitarra firmemente. Le tomó unos segundos prepararse antes de mirar a Soraru, asintiéndole. Éste pudo notar por su mirada confiada que ya podía tocar, aunque no se tragaba su seguridad. Mafu nunca había estado confiado en nada de lo que hacía, ni siquiera tocando la guitarra, que era una de sus maestrías; mucho menos estaría confiado ahora.
—Sólo hazlo como en los ensayos —le dijo; sentía que debía decir algo.
Contó hasta dos de nuevo y comenzó a cantar, tan bien como podía hacerlo. Parecía igual que antes, con el pequeño cambio de que Mafu hacía algunos coros por aquí y por allá. Realmente parecía un ensayo, sabiendo que Mafu solía hacerlos de vez en cuando. Aunque no pensó que lo haría ahora.
Aun así, siguió cantado. Era su audición, después de todo, y debía hacer lo mejor que podía. Hacía lo mejor que podía para ignorar la voz de su acompañante, pero, por más que quisiera, no podía evitar pensar en lo hermosa que era, y lo bien que le sentaba a esta canción.
Ahora que lo pensaba, Mafu la había cantado una vez.
Fue alrededor del año pasado, cuando había ido a la casa de Mafu sin avisar, como hacía algunas veces. Se encontró a sus padres saliendo por coincidencia, quienes le dejaron entrar, indicándole que Mafu estaba en su cuarto. En silencio se había dirigido allí, una melodía que conocía bien escabulléndose por la puerta ligeramente abierta.
Mafu estaba cantando una canción que no conocía, pero podía decir por la letra que era triste, algo que no le sorprendía viniendo de su amigo y su gusto por cosas donde alguien siempre termina muriendo. Lo que sí le sorprendió fue el sentimiento con el que la cantaba, casi como si sintiera la letra, como si él mismo viviera la canción.
Fue cerca del final cuando se dio cuenta de que Mafu estaba llorando. No hizo nada más que esperar afuera a que se calmara y luego entrar al cuarto como si nada, como si recién llegara y no tuviera idea de lo que recién había sucedido.
Más tarde se enteró que la canción era realmente triste, tratando sobre un amor correspondido, pero que por distintas razones ninguno pudo confesarse y nunca pudieron estar juntos. Aun sabiendo eso, nunca preguntó nada y decidió olvidar el hecho de que, tal vez, Mafu estaba en la misma situación.
No supo bien por qué había elegido esa canción para audicionar, pero escucharlo casi un año después volver a cantarla, ahora junto a él, despertaba una sensación en él la cual no le era fácil ponerle nombre.
Así, intentando descubrir el sentimiento que hacía arder su pecho, terminó la audición.
yuuya.
Re: ドキ/ pounding heart
Te colocaría un montón de doges llorando para que sientas lo que yo siento al terminar de leer este capítulo pero arruinaría la armonía perfecta de este tema con esta novela o como le llames, perfecta. ¡AMO TANTO A MAFU, CARAY, AUNQUE LA HAYA CAGADO! Y ahora que nos diste la oportunidad de conocer a Soraru también lo amo. Y soy tan malditamente enferma que me imagino a Larry. Nunca había leído un fanfic gay, así que eres mi primera vez oh, y que sepas que estoy feliz, ya que subiste capítulo por mi amor. Te amo, carajo. Síguela pronto.
wanweird
Re: ドキ/ pounding heart
wanweird escribió:Te colocaría un montón de doges llorando para que sientas lo que yo siento al terminar de leer este capítulo pero arruinaría la armonía perfecta de este tema con esta novela o como le llames, perfecta. ¡AMO TANTO A MAFU, CARAY, AUNQUE LA HAYA CAGADO! Y ahora que nos diste la oportunidad de conocer a Soraru también lo amo. Y soy tan malditamente enferma que me imagino a Larry. Nunca había leído un fanfic gay, así que eres mi primera vez oh, y que sepas que estoy feliz, ya que subiste capítulo por mi amor. Te amo, carajo. Síguela pronto.
si vos no pones doges, yo lo hago
todos amamos a mafu, mafu cosita bonita que la caga evah<3
me pregunto quién de los dos sería quien. si me preguntas, no sabría responderte pq yo ni ahí con larry
soy tu primera vez eh bue, voy a hacerla especial, y darte la bienvenida al maravilloso mundo del Y A O I ・゚✧
también te amo, aunque no tengo idea de qué apodo ponerte, así que por ahora no tenés nombre (?)
yuuya.
Re: ドキ/ pounding heart
Los resultados estarían el día siguiente; dos si los jueces estaban muy indecisos. Eso le fue dicho luego de audicionar, y sin pensarlo mucho se fue a su casa. Mafu, por otro lado, se había quedado para ver un par de audiciones más, dado que se había decidido que él sería el guitarrista de la obra, y si era así debía conocer a los cantantes para los que tocaría.
Incluso si eso era lo que había planeado, no pudo concentrarse mucho con todos sus pensamientos distrayéndole. En su cabeza seguía reviviendo cuando se equivocó en la audición una y otra vez, ¡y cuando le hizo coros a Soraru! Dios, ¿qué estaba pensando? Sería su culpa si Soraru no pasaba y no sólo si no terminaba siendo el protagonista de la obra, sino sin papel en lo absoluto.
—Uhhh —murmuró, revolviendo su cabello. No le hacía bien pensar en eso.
—¿Problemas?
La repentina voz a su lado le hizo saltar en el asiento. Llevó una mano a su pecho, sintiendo su corazón latir alocado, mirando a la persona que casi le hacía escupir su corazón. Pero qué hacía Kashitaro Ito a su lado y por qué parecía feliz con haberle asustado como la puta madre.
—¿No deberías estar con los jueces?
—Las audiciones terminaron hace un rato.
Mierda. Había estado tan concentrado en no dejarse distraer por sus pensamientos que terminó distraído igual. Oh, bien, ahora tendría que adivinar quién era quién una vez la lista de los actores elegidos saliera.
Menos importante, eso seguía sin decirle qué hacía Kashitaro con él.
Luego de un rato sin que alguno dijera algo, decidió dar el primer paso:
—¿Necesitas algo? —preguntó.
Kashitaro sonrió, recostándose en su asiento. Ambos se encontraban casi al final del auditorio, y, ya que todos los demás asientos estaban vacíos, él aprovechó para apoyar los pies en el asiento del frente.
—Me preguntaba qué hace el mismísimo Mafumafu aún aquí.
Le llamó la atención la manera en la que lo llamó.
—¿Mismísimo?
—Oh, ¿no sabes de tu reputación? —Kashitaro se enderezó, mirándolo con emoción—. Mafumafu, el que siempre está con Soraru. Buena apariencia y un experto en la guitarra; todas las chicas de los primeros años quieren algo con él, ¿pero será que es gay por su amigo Soraru?
Sintió atragantarse con su propia saliva. Mierda, mierda, mierda, estaba seguro de que lo había escondido bien, ¿cómo se habían enterado? Mierrrda. Estaba jodido.
—No soy gay por Soraru —se apresuró a decir.
—Lo sé.
—Es en serio, no soy gay por Soraru —repitió.
—Lo sé —Kashitaro rió, sin hacerle gracia en lo absoluto—. Acabo de inventarme eso —admitió—. Nadie piensa que eres gay por Soraru, Mafu.
Se sitió aliviado, agradeciéndole a los cielos que eso había sido una tonta mentira de Kashitaro, aunque no podía decir que se sentía feliz. Es decir, ¿por qué le había dicho eso si sabía que era mentira? ¿A qué estaba jugando Kashitaro?
Como sea, decidió dejarlo pasar. Fue un largo día y estaba cansado, demasiado como para lidiar con otra cosa. Lo más que podía hacer era cambiar el tema, hablar un poco e irse a su casa a tomar un largo baño caliente y comer algo.
—¿Eso significa —dijo— que no soy mismísimo ni nada?
Kashitaro negó con la cabeza, disfrutándose.
—Nop.
Hizo un puchero, quejándose entre dientes y haciendo a Kashitaro reír. Éste alzó su mano y la llevó a su cabeza, despeinándolo. El gesto le hizo bajar su guardia, tomándole por sorpresa cual daga en la espalda lo que Kashitaro dijo:
—Pero a ti te gusta Soraru, ¿no es cierto?
Si antes había sentido que se ahogaba, ahora en serio lo hizo. Tosió tanto que sintió un pulmón desprenderse de él para subir por su garganta. Incluso algunos estudiantes en el escenario, acomodando quién sabe qué, se giraron para verle casi morir. Y Kashitaro dándole palmaditas en la espalda no ayudaba en nada.
Cuando sintió su pulmón volver a su lugar, hizo a un lado la mano de Kashitaro y le miró. No sabía qué expresión estaba haciendo, pero no debía ser una buena, viendo lo sorprendido que lucía Kashitaro.
Sin saber qué podría decir sin delatarse, no dijo nada. Fue un rato hasta que Kashitaro tomó la iniciativa.
—¿Me equivoqué?
Su mente estaba en blanco. No sabía qué decir o hacer; tal vez levantarse e irse sin decir nada era lo mejor. Estaba deseando que Kashitaro dijera algo y cambiara la atmósfera que les envolvía, pero no hizo más que observarle.
En ese momento, algo les interrumpió. El sonido del timbre era la señal que todos necesitaban para irse, y Kashitaro también se levantó, sonriéndole como si nada hubiera pasado.
—Mañana estarán los resultados; espéralos con ansias.
Caminó hacia la puerta, abriéndola y saliendo, sólo para parar a mitad de camino, volviendo a mirarlo.
—Es una pena que siempre debas estar detrás de la guitarra, Mafu. Tu voz es demasiado buena para no utilizarla.
Kashitaro se giró, volviendo a salir por la puerta, diciéndole una cosa más antes de irse.
—Soraru también debe pensar eso.
Quedó allí, las palabras de Kashitaro repitiéndose una y otra vez en su cabeza como si de un eco se tratase.
De repente, ese camino que había decidido tomar hace mucho tiempo se había hecho difícil de seguir; la silueta de Soraru alejándose más y más, hasta que quedó solo en medio de un camino que iba a ningún lado. Sólo cuando miró detrás, se dio cuenta del gran error que había cometido, sin poder recordar la última vez que habían cantado juntos.
Incluso si eso era lo que había planeado, no pudo concentrarse mucho con todos sus pensamientos distrayéndole. En su cabeza seguía reviviendo cuando se equivocó en la audición una y otra vez, ¡y cuando le hizo coros a Soraru! Dios, ¿qué estaba pensando? Sería su culpa si Soraru no pasaba y no sólo si no terminaba siendo el protagonista de la obra, sino sin papel en lo absoluto.
—Uhhh —murmuró, revolviendo su cabello. No le hacía bien pensar en eso.
—¿Problemas?
La repentina voz a su lado le hizo saltar en el asiento. Llevó una mano a su pecho, sintiendo su corazón latir alocado, mirando a la persona que casi le hacía escupir su corazón. Pero qué hacía Kashitaro Ito a su lado y por qué parecía feliz con haberle asustado como la puta madre.
—¿No deberías estar con los jueces?
—Las audiciones terminaron hace un rato.
Mierda. Había estado tan concentrado en no dejarse distraer por sus pensamientos que terminó distraído igual. Oh, bien, ahora tendría que adivinar quién era quién una vez la lista de los actores elegidos saliera.
Menos importante, eso seguía sin decirle qué hacía Kashitaro con él.
Luego de un rato sin que alguno dijera algo, decidió dar el primer paso:
—¿Necesitas algo? —preguntó.
Kashitaro sonrió, recostándose en su asiento. Ambos se encontraban casi al final del auditorio, y, ya que todos los demás asientos estaban vacíos, él aprovechó para apoyar los pies en el asiento del frente.
—Me preguntaba qué hace el mismísimo Mafumafu aún aquí.
Le llamó la atención la manera en la que lo llamó.
—¿Mismísimo?
—Oh, ¿no sabes de tu reputación? —Kashitaro se enderezó, mirándolo con emoción—. Mafumafu, el que siempre está con Soraru. Buena apariencia y un experto en la guitarra; todas las chicas de los primeros años quieren algo con él, ¿pero será que es gay por su amigo Soraru?
Sintió atragantarse con su propia saliva. Mierda, mierda, mierda, estaba seguro de que lo había escondido bien, ¿cómo se habían enterado? Mierrrda. Estaba jodido.
—No soy gay por Soraru —se apresuró a decir.
—Lo sé.
—Es en serio, no soy gay por Soraru —repitió.
—Lo sé —Kashitaro rió, sin hacerle gracia en lo absoluto—. Acabo de inventarme eso —admitió—. Nadie piensa que eres gay por Soraru, Mafu.
Se sitió aliviado, agradeciéndole a los cielos que eso había sido una tonta mentira de Kashitaro, aunque no podía decir que se sentía feliz. Es decir, ¿por qué le había dicho eso si sabía que era mentira? ¿A qué estaba jugando Kashitaro?
Como sea, decidió dejarlo pasar. Fue un largo día y estaba cansado, demasiado como para lidiar con otra cosa. Lo más que podía hacer era cambiar el tema, hablar un poco e irse a su casa a tomar un largo baño caliente y comer algo.
—¿Eso significa —dijo— que no soy mismísimo ni nada?
Kashitaro negó con la cabeza, disfrutándose.
—Nop.
Hizo un puchero, quejándose entre dientes y haciendo a Kashitaro reír. Éste alzó su mano y la llevó a su cabeza, despeinándolo. El gesto le hizo bajar su guardia, tomándole por sorpresa cual daga en la espalda lo que Kashitaro dijo:
—Pero a ti te gusta Soraru, ¿no es cierto?
Si antes había sentido que se ahogaba, ahora en serio lo hizo. Tosió tanto que sintió un pulmón desprenderse de él para subir por su garganta. Incluso algunos estudiantes en el escenario, acomodando quién sabe qué, se giraron para verle casi morir. Y Kashitaro dándole palmaditas en la espalda no ayudaba en nada.
Cuando sintió su pulmón volver a su lugar, hizo a un lado la mano de Kashitaro y le miró. No sabía qué expresión estaba haciendo, pero no debía ser una buena, viendo lo sorprendido que lucía Kashitaro.
Sin saber qué podría decir sin delatarse, no dijo nada. Fue un rato hasta que Kashitaro tomó la iniciativa.
—¿Me equivoqué?
Su mente estaba en blanco. No sabía qué decir o hacer; tal vez levantarse e irse sin decir nada era lo mejor. Estaba deseando que Kashitaro dijera algo y cambiara la atmósfera que les envolvía, pero no hizo más que observarle.
En ese momento, algo les interrumpió. El sonido del timbre era la señal que todos necesitaban para irse, y Kashitaro también se levantó, sonriéndole como si nada hubiera pasado.
—Mañana estarán los resultados; espéralos con ansias.
Caminó hacia la puerta, abriéndola y saliendo, sólo para parar a mitad de camino, volviendo a mirarlo.
—Es una pena que siempre debas estar detrás de la guitarra, Mafu. Tu voz es demasiado buena para no utilizarla.
Kashitaro se giró, volviendo a salir por la puerta, diciéndole una cosa más antes de irse.
—Soraru también debe pensar eso.
Quedó allí, las palabras de Kashitaro repitiéndose una y otra vez en su cabeza como si de un eco se tratase.
De repente, ese camino que había decidido tomar hace mucho tiempo se había hecho difícil de seguir; la silueta de Soraru alejándose más y más, hasta que quedó solo en medio de un camino que iba a ningún lado. Sólo cuando miró detrás, se dio cuenta del gran error que había cometido, sin poder recordar la última vez que habían cantado juntos.
yuuya.
Re: ドキ/ pounding heart
Esa noche ninguno de los dos pudo dormir.
La obra era algo importante para Soraru, quien no podía dejar de revolcarse en su cama, esperando dormir un par de horas antes de ver los resultados de las audiciones por las que tanto habían ensayado. Sonreía entre sus mantas, pensando en cómo su amigo estaría peor que él y cómo se culparía si no llegaba a entrar. Aunque no quería eso, ya que, al final, Mafu no tenía la culpa de nada. Es cierto que había improvisado un poco en la audición, pero había quedado genial, mucho mejor que en los ensayos, así que no debía culparse.
Consideró llamarle para aclarárselo, pero cuando pensaba en qué decirle, se quedaba mudo. Terminó desistiendo de la idea, considerándola tonta y producto de su falta de sueño.
Oh, si tan sólo le hubiera llamado. Tal vez eso podría haber puesto en calma a Mafumafu, quien en el momento estaba sufriendo por una crisis incomparable a cualquiera que hubiera tenido en su vida, y todo giraba en torno a las palabras que Kashitaro le había dicho.
Para cuando se dio cuenta, ya era de mañana, y su despertador estaba sonando. Se suponía que un Mafumafu dormido, babeando y balbuceando lo apagara, pero esta vez estaba más despierto que nunca, y sólo así pudo apreciar el silencio que había en la mañana, tan solitario como nunca lo había notado.
Con suerte pudo hacer algo sin que su mente se fuera a esos rincones oscuros que había estado evitando tanto tiempo. Ni siquiera sabía cómo había llegado a la escuela, dado que lo último que recordaba era estar desayunando, y antes de eso, en su cama. Su memoria le estaba fallando con creces y ni siquiera era el único problema que tenía hoy: su rostro tampoco era tan bueno como para disimularlo. Para bien o para mal, no se encontró con nadie que pudiera darse cuenta, al menos hasta que se topó con Soraru.
—No luces muy bien. —Soraru, como siempre, había podido darse cuenta de que algo estaba mal al momento de verlo. Le gustaba cuando lo hacía porque podía sentirse como si fuera realmente importante para su amigo, pero hoy deseaba con furor que no fuera así, y Soraru no se diera cuenta de nada.
—No dormí bien —mintió, o no, después de todo, no había dormido bien; él sentía que mentía, ya que no era por eso que lucía tan horrible primera hora de la mañana. Era casi gracioso, porque la razón estaba justo frente a él.
—Yo igual —dijo—. Los nervios por los resultados, sabes.
—Sí, te entiendo. —Dicho eso, hizo la risa más forzada que había hecho en su vida. No se sentía con ánimos de nada, realmente, pero no debía preocupar a Soraru.
Soraru no insistió más que eso. Estaba aliviado, bastante, y pudo pasar el resto de las clases con un poco más de calma. Aunque no duró mucho, acercándose más y más la hora en la que darían los resultados de la obra, como Kashitaro le había dicho.
En realidad, ya no le importaba la obra. No quería tener nada con ésta, dado que, de no ser por ella, su vida seguiría igual que siempre y estaría riendo con Soraru ahora mismo, no luciendo como un muerto en vida. Pero no podía permitirse ser tan egoísta; ésta era la oportunidad de Soraru, y él debía apoyar a su amigo en lo que pudiera. Aun así, no se molestaría si un auto le chocara ahora mismo.
Sonrió, pensando en dicha situación, pero antes de que su morbo creciera, abrió su boca para decir algo. Puro impulso, de nuevo.
—Soraru —llamó a su amigo, quien estaba mirando su celular—, ¿tú recuerdas la última vez que cantamos juntos?
Soraru hizo su celular a un lado para mirarle, confusión en su rostro que sería inútil ocultarlo.
—¿Por qué preguntas?
—Curiosidad.
Le sonrió, esperando que eso bastara.
Soraru pareció pensarlo, sonriendo al final.
—Era tu cumpleaños —comenzó—, y Amatsuki nos había arrastrado al karaoke, aunque él se fue a la mitad, ¿recuerdas?
Él rió, asintiendo.
—Tomó tanto que tuvimos que llamar a Sou para que lo recogiera y lo llevara a su casa.
—Exacto —Soraru asintió—. Y luego de eso decidimos hacer un dúo.
Su memoria le llevó a esa noche, recordando cómo habían peleado para elegir la canción que cantarían. Recordaba que Soraru quería una popular, mientras que él quería una más triste, aunque Soraru decía que conociéndole, sería sobre muertes y cosas deprimentes, y no quería que pensara en esas cosas en su cumpleaños. También recordó que su corazón había latido un poco más fuerte esa noche, pero no podía recordar lo que habían cantado al final.
—¿Qué canción era?
—Era... —Soraru, de nuevo, pareció pensarlo, ahora haciendo tiernos sonidos mientras lo hacía—. No lo recuerdo.
—Eh.
Soraru rió, sus orejas un tanto rojas.
—¿Qué puedo hacer? Fue hace tanto tiempo.
Entonces, ambos quedaron en silencio. Ninguno se sentía como para decir algo, y tampoco era incómodo o algo por el estilo. Era más como si el aura se hubiera tornado melancólica, cada uno en sus propios pensamientos luego de recordar tan buena memoria.
—Sería bueno que volviéramos a cantar juntos.
Soraru miró a Mafu, notando su rostro un tanto sonrojado mientras miraba el piso luego de decir aquello. No pudo hacer otra cosa que asentir, también mirando abajo.
Sería genial si pudieran cantar juntos como antes.
Las palabras quedaron en su boca, atoradas. No podía juntar el coraje para decirlo, y, en cambio, sacó su celular del bolsillo, revisando la hora.
—Ya dirán los resultados.
Vio a Mafu asentir, tomando su mochila y parándose.
—Vamos.
Él hizo lo mismo y tomó la mano de Mafu, como si debiera guiarle hacia el auditorio, aunque sabía bien que su amigo conocía el camino perfectamente. Sus sentimientos eran confusos, y la mano de Mafu, caliente. Se preguntaba si Mafu se sentía de la misma forma, pero fue tan cobarde que en ningún momento se dio vuelta.
No supo en qué momento, pero cuando llegó frente a las puertas del auditorio, la mano de Mafu se encontraba lejos de la suya, aunque su corazón seguía latiendo tanto como cuando la estaba sujetando.
La obra era algo importante para Soraru, quien no podía dejar de revolcarse en su cama, esperando dormir un par de horas antes de ver los resultados de las audiciones por las que tanto habían ensayado. Sonreía entre sus mantas, pensando en cómo su amigo estaría peor que él y cómo se culparía si no llegaba a entrar. Aunque no quería eso, ya que, al final, Mafu no tenía la culpa de nada. Es cierto que había improvisado un poco en la audición, pero había quedado genial, mucho mejor que en los ensayos, así que no debía culparse.
Consideró llamarle para aclarárselo, pero cuando pensaba en qué decirle, se quedaba mudo. Terminó desistiendo de la idea, considerándola tonta y producto de su falta de sueño.
Oh, si tan sólo le hubiera llamado. Tal vez eso podría haber puesto en calma a Mafumafu, quien en el momento estaba sufriendo por una crisis incomparable a cualquiera que hubiera tenido en su vida, y todo giraba en torno a las palabras que Kashitaro le había dicho.
Para cuando se dio cuenta, ya era de mañana, y su despertador estaba sonando. Se suponía que un Mafumafu dormido, babeando y balbuceando lo apagara, pero esta vez estaba más despierto que nunca, y sólo así pudo apreciar el silencio que había en la mañana, tan solitario como nunca lo había notado.
Con suerte pudo hacer algo sin que su mente se fuera a esos rincones oscuros que había estado evitando tanto tiempo. Ni siquiera sabía cómo había llegado a la escuela, dado que lo último que recordaba era estar desayunando, y antes de eso, en su cama. Su memoria le estaba fallando con creces y ni siquiera era el único problema que tenía hoy: su rostro tampoco era tan bueno como para disimularlo. Para bien o para mal, no se encontró con nadie que pudiera darse cuenta, al menos hasta que se topó con Soraru.
—No luces muy bien. —Soraru, como siempre, había podido darse cuenta de que algo estaba mal al momento de verlo. Le gustaba cuando lo hacía porque podía sentirse como si fuera realmente importante para su amigo, pero hoy deseaba con furor que no fuera así, y Soraru no se diera cuenta de nada.
—No dormí bien —mintió, o no, después de todo, no había dormido bien; él sentía que mentía, ya que no era por eso que lucía tan horrible primera hora de la mañana. Era casi gracioso, porque la razón estaba justo frente a él.
—Yo igual —dijo—. Los nervios por los resultados, sabes.
—Sí, te entiendo. —Dicho eso, hizo la risa más forzada que había hecho en su vida. No se sentía con ánimos de nada, realmente, pero no debía preocupar a Soraru.
Soraru no insistió más que eso. Estaba aliviado, bastante, y pudo pasar el resto de las clases con un poco más de calma. Aunque no duró mucho, acercándose más y más la hora en la que darían los resultados de la obra, como Kashitaro le había dicho.
En realidad, ya no le importaba la obra. No quería tener nada con ésta, dado que, de no ser por ella, su vida seguiría igual que siempre y estaría riendo con Soraru ahora mismo, no luciendo como un muerto en vida. Pero no podía permitirse ser tan egoísta; ésta era la oportunidad de Soraru, y él debía apoyar a su amigo en lo que pudiera. Aun así, no se molestaría si un auto le chocara ahora mismo.
Sonrió, pensando en dicha situación, pero antes de que su morbo creciera, abrió su boca para decir algo. Puro impulso, de nuevo.
—Soraru —llamó a su amigo, quien estaba mirando su celular—, ¿tú recuerdas la última vez que cantamos juntos?
Soraru hizo su celular a un lado para mirarle, confusión en su rostro que sería inútil ocultarlo.
—¿Por qué preguntas?
—Curiosidad.
Le sonrió, esperando que eso bastara.
Soraru pareció pensarlo, sonriendo al final.
—Era tu cumpleaños —comenzó—, y Amatsuki nos había arrastrado al karaoke, aunque él se fue a la mitad, ¿recuerdas?
Él rió, asintiendo.
—Tomó tanto que tuvimos que llamar a Sou para que lo recogiera y lo llevara a su casa.
—Exacto —Soraru asintió—. Y luego de eso decidimos hacer un dúo.
Su memoria le llevó a esa noche, recordando cómo habían peleado para elegir la canción que cantarían. Recordaba que Soraru quería una popular, mientras que él quería una más triste, aunque Soraru decía que conociéndole, sería sobre muertes y cosas deprimentes, y no quería que pensara en esas cosas en su cumpleaños. También recordó que su corazón había latido un poco más fuerte esa noche, pero no podía recordar lo que habían cantado al final.
—¿Qué canción era?
—Era... —Soraru, de nuevo, pareció pensarlo, ahora haciendo tiernos sonidos mientras lo hacía—. No lo recuerdo.
—Eh.
Soraru rió, sus orejas un tanto rojas.
—¿Qué puedo hacer? Fue hace tanto tiempo.
Entonces, ambos quedaron en silencio. Ninguno se sentía como para decir algo, y tampoco era incómodo o algo por el estilo. Era más como si el aura se hubiera tornado melancólica, cada uno en sus propios pensamientos luego de recordar tan buena memoria.
—Sería bueno que volviéramos a cantar juntos.
Soraru miró a Mafu, notando su rostro un tanto sonrojado mientras miraba el piso luego de decir aquello. No pudo hacer otra cosa que asentir, también mirando abajo.
Sería genial si pudieran cantar juntos como antes.
Las palabras quedaron en su boca, atoradas. No podía juntar el coraje para decirlo, y, en cambio, sacó su celular del bolsillo, revisando la hora.
—Ya dirán los resultados.
Vio a Mafu asentir, tomando su mochila y parándose.
—Vamos.
Él hizo lo mismo y tomó la mano de Mafu, como si debiera guiarle hacia el auditorio, aunque sabía bien que su amigo conocía el camino perfectamente. Sus sentimientos eran confusos, y la mano de Mafu, caliente. Se preguntaba si Mafu se sentía de la misma forma, pero fue tan cobarde que en ningún momento se dio vuelta.
No supo en qué momento, pero cuando llegó frente a las puertas del auditorio, la mano de Mafu se encontraba lejos de la suya, aunque su corazón seguía latiendo tanto como cuando la estaba sujetando.
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